Table Of Contents   Next Page

Prefacio

La Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, aprobados por jefes de Estado y de gobierno en Roma en noviembre de 1996, reconocieron la contribución fundamental de la mujer a la consecución de la seguridad alimentaria sostenible para todos. En particular, los miembros de la FAO se comprometieron a fomentar una participación equitativa de la mujer y el hombre, y a adoptar una legislación que garantizara a la mujer el acceso a los recursos productivos y el control sobre ellos. En este contexto, recomendaron que se mejorara "la recopilación, difusión y utilización de datos desglosados por sexos en la agricultura, la pesca, la silvicultura y el desarrollo rural".

Aunque los gobiernos han reconocido de modo creciente la función de la mujer como poderoso agente de la transformación social y el desarrollo, queda mucho por hacer para que la sensibilidad y el compromiso se traduzcan en acciones concretas. Las políticas de desarrollo agrícola no responden adecuadamente a las necesidades de la mujer y, aun cuando incorporen esas necesidades, a menudo no se llevan a la práctica. En consecuencia, se reconoce cada vez más la necesidad de recopilar y difundir información sobre la contribución decisiva de la mujer al desarrollo agrícola y rural, con el fin de mejorar los procesos normativos y decisorios de manera que en las zonas rurales puedan conseguirse unos medios de subsistencia sostenibles y la seguridad alimentaria, sin discriminación por razón de sexo.

La FAO está apoyando los esfuerzos de sus miembros en este sentido. La elección del tema "La mujer nutre al mundo" para el Día Mundial de la Alimentación y Telefood en 1998 fue una prueba más de la importancia que sigue concediendo la Organización a esta cuestión fundamental. Uno de los principales objetivos estratégicos de la FAO es contribuir a la erradicación de la inseguridad alimentaria y la pobreza rural ayudando a sus miembros a elaborar políticas para fomentar medios de subsistencia sostenibles en las zonas rurales y garantizando la participación y el acceso equitativos de las mujeres y los hombres a los recursos productivos.

Estoy firmemente convencido de que es necesario adoptar una visión más integral de los sistemas de producción agrícola y ofrecer a los responsables de la política y la planificación un marco para comprender mejor la dinámica en curso en los hogares y las comunidades. Esto, a su vez, les permitiría formular unas políticas nacionales más sensibles a las necesidades de la mujer.

Lamentablemente, con demasiada frecuencia se hace caso omiso de las funciones y responsabilidades diferentes y complementarias de la mujer y el hombre en la agricultura, y por consiguiente no se tienen en cuenta las distintas repercusiones de las diversas políticas y programas para la mujer y el hombre. Por esta razón, es preciso complementar las estadísticas oficiales con investigaciones y análisis socioeconómicos para garantizar la formulación y ejecución acertadas de unas políticas de desarrollo agrícola que respondan a las condiciones reales.

El propósito que se persigue al convocar la Consulta de alto nivel sobre la mujer rural y la información este año es mantener el impulso de nuestros esfuerzos por sensibilizar a los encargados de formular políticas y adoptar decisiones, así como al público en general, acerca de las contribuciones efectivas y potenciales de la mujer rural en su calidad de agente del cambio social y de partícipe importante en el desarrollo agrícola y social.

En la presente publicación se resume la información mundial y regional disponible, por limitada que sea, sobre cuestiones de género pertinentes para el mandato de la FAO. Se examinan problemas metodológicos y de medición, se indican carencias de datos y se subrayan los esfuerzos que aún hay que realizar a fin de mejorar la disponibilidad de datos necesarios para comprender mejor las cuestiones de género relacionadas con el desarrollo agrícola y rural, especialmente en los países en desarrollo.

Para poder afrontar los desafíos del siglo xxi y superar el hambre y la malnutrición, las políticas y estrategias de desarrollo agrícola y rural deben dirigirse y apoyar por igual a todos los agricultores, sean hombres o mujeres. En particular, es necesario que sepamos más acerca de la mujer rural -que durante demasiado tiempo ha sido la protagonista invisible del desarrollo- y que averigüemos qué hace, qué sabe y cuáles son sus necesidades y prioridades como agricultora y productora de alimentos por derecho propio.

Jacques Diouf
Director General de la FAO

Table Of Contents   Next Page