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Prefacio

En los albores del nuevo milenio, las cuestiones de la seguridad alimentaria y de un acceso igual a los beneficios económicos y sociales siguen siendo de actualidad. En el Marco Estratégico para la FAO: 2000-2015, se establece que «el número de personas con desnutrición crónica en los países en desarrollo se estima en 791 millones para el período 1995-1997 (...). A menos que se realicen grandes esfuerzos para mejorar el suministro de alimentos y superar las desigualdades, en el año 2015 la incidencia de la malnutrición en algunos países podría mantenerse aún en un 30 por ciento de la población».

Una de las causas principales que originan la inseguridad alimentaria es la pobreza, fenómeno que afecta muy en particular a la mujer rural. Entre sus objetivos estratégicos, la FAO se fija el de «contribuir a la erradicación de la inseguridad alimentaria y de la pobreza rural» garantizando «medios de subsistencia sostenibles en las zonas rurales y acceso más equitativo a los recursos». La formulación de políticas que respondan a esa orientación presupone que las decisiones estén avaladas por informaciones pertinentes y actualizadas. «Por consiguiente, es fundamental mantener y mejorar el alcance, la cantidad, la utilidad, la oportunidad y la accesibilidad de la información recogida y difundida.»

Con la revolución de las tecnologías de la información y de la comunicación se han multiplicado las posibilidades de difundir el saber y compartir los conocimientos. No obstante, la exclusión de los circuitos de la información y de la comunicación de los grupos más desfavorecidos de la población es un hecho. Por ello surge la cuestión de saber cómo aprovechar ese factor de desarrollo representado por las nuevas tecnologías para evitar que sea sinónimo de creación y refuerzo de las desigualdades. Este interrogante es tanto más fuerte para la FAO cuanto que las poblaciones rurales, en especial los agricultores y las agricultoras que practican los cultivos de subsistencia, afrontan dificultades que obedecen a los cambios económicos y sociales en curso, dificultades desde luego más acentuadas para la mujer rural.

La Estrategia de Acción sugiere la formulación de políticas y de programas de desarrollo agrícola y rural que respondan a los retos de la seguridad alimentaria y de igualdad entre hombres y mujeres. Dicha estrategia se ha debatido y examinado durante la Consulta de alto nivel sobre la mujer rural y la información, organizada por la FAO en Roma del 4 al 6 de octubre de 1999. Su contenido actual pretende reflejar lo más fielmente posible la riqueza y la diversidad de las aportaciones de los participantes, tanto hombres como mujeres, en el debate.

Con esta Estrategia de Acción no se pretende abordar todos los aspectos de las políticas de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Sin embargo, la información es un elemento esencial para dar respuesta a algunas de las demandas de paridad en esferas tan complejas y diversificadas como la del empleo, la representación política o incluso el derecho.

De todas formas, estoy convencido de que los datos comparativos entre hombres y mujeres y las estadísticas desglosadas por sexo constituyen una condición esencial para destacar los problemas específicos de unos y de otras y actuar en consecuencia. Sostengo, asimismo, el establecimiento de corrientes de información de doble sentido: de una parte, para los encargados de tomar decisiones, en todos los niveles, para ayudarles a actuar consecuentemente; de otra, para las mujeres rurales (sin que ello suponga marginar a sus compañeros hombres) para ayudarlas a comprender mejor y estimular su propio desarrollo. Por último, creo que la difusión mediática de la información constituye una vía para explorar y explotar más, con objeto de levantar el velo que deforma la visión del mundo a fin de que podamos aceptar una pluralidad que reclama estrategias diferenciadas.

Espero que esta Estrategia de Acción contribuya con su aplicación a una mejor concienciación de la importancia de una información exacta, plural y de múltiples dimensiones, así como la de una plena participación de las partes involucradas en la elaboración de las políticas agrícolas y de su planificación. Podrá darse así un gran paso hacia delante en la senda de la seguridad alimentaria y del desarrollo sostenible y, de esa forma, sentar las bases objetivas de la acción.


Jacques Diouf
Director General de la FAO

Una primera versión de esta Estrategia de Acción fue sometida al examen y discusión de las delegaciones en ocasión de la Consulta de alto nivel sobre la mujer rural y la información, que tuvo lugar en Roma, en la Sede de la FAO, del 4 al 6 de octubre de 1999. Las opiniones y orientaciones expresadas por los participantes en la Consulta han sido analizadas e incorporadas, en la medida de lo posible, en el presente documento.

Es necesario tener siempre presente que el papel de la información
es uno de los múltiples elementos que sirven para abordar las cuestiones de la seguridad alimentaria y de la igualdad entre hombres y mujeres. Por ello,
la Conferencia de la FAO, en su 30o período de sesiones, en noviembre
de 1999, recomendó que esta Estrategia de Acción forme parte integrante del próximo Plan de acción de la FAO sobre cuestiones de género,
seguridad alimentaria y desarrollo sostenible (2001-2006).
Dicho Plan de acción será sometido a la aprobación de la Conferencia de la FAO en su 31o período de sesiones, en noviembre de 2001.

Consulta de alto nivel
sobre la mujer rural y la información

Quebrar las cadenas de la falta de información forma parte de la lucha que hemos de emprender con determinación, coraje y fe para la emancipación de las mujeres rurales. Es la lucha por la igualdad de derechos, por la dignidad humana, por la libertad; en una palabra: una lucha para promover una vida de pleno desarrollo, de felicidad y de armonía.

Elisabeth Diouf, ex Primera Dama del Senegal y Presidenta del Comité Directivo Internacional para el Adelanto Económico de la Mujer Rural (CDI)

Cabe pues afirmar que sin la mujer rural no habrá seguridad alimentaria (...). Una información desglosada en función del género es fundamental para poder formular recomendaciones apropiadas en materia de políticas (...). Para promover, orientar y transferir las tecnologías de manera adecuada, es necesario establecer una diferenciación en la asignación de mano de obra o de recursos en función del género.

Jacques Diouf, Director General de la FAO



La Sra. Elisabeth Diouf y el Sr. Jacques Diouf durante la ceremonia de apertura de la Consulta de alto nivel

- FAO/11872D-1


En la ceremonia de apertura, la Sra. Laura Balbo dirigiéndose a la consulta plenaria. Al lado, la Sra. Angela King, representante del Secretario General de las Naciones Unidas

- FAO/11872B-29A


En muchas partes del mundo se observa actualmente una tendencia cada vez mayor a la «feminización de la agricultura», que tiene lugar en condiciones sumamente difíciles (...). Detrás de este proceso está su dimensión internacional, que es un factor clave tanto por la creciente interdependencia de las prácticas financieras, económicas y comerciales como por el hecho de que las principales decisiones políticas las toma un número limitado de países.

Laura Balbo, Ministra de Igualdad de Oportunidades de Italia

Sin embargo, a menos que se pongan a disposición los medios para llegar al mayor número de mujeres trabajadoras en el marco de la economía rural, se repetirán muchos de los fracasos del modelo tradicional de desarrollo, y seguirán engrosándose las filas de los que sufren pobreza absoluta, de los cuales las mujeres son mayoría. Ignorar la energía y las dotes de ingeniosidad de las mujeres, cuyo trabajo no remunerado sirve de apoyo a todas las formas de riqueza de una sociedad, no sólo carece de visión de futuro sino que además es contraproducente.

Mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas, pronunciado por Angela King, Subsecretaria General y Asesora Especial sobre Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer

Campesinos y campesinas en un campo de trigo después de la cosecha, en Myanmar

- FAO/19710/G. BIZZARRI

Las mujeres rurales se reúnen con los agentes de extensión en un campo, en -

FAO/16134 POTOSÍ, BOLIVIA

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