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El presente folleto forma parte de la serie "Tecnologia Postcosecha", publicación de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, que trata diversos temas relacionados con las tecnologías y los procedimientos utilizados en la cosecha, beneficio y almacenamiento de los granos utilizados en la alimentación humana, así como de las plagas que los atacan, los métodos para su control y los factores de calidad que intervienen en su manejo y comercialización.

Su contenido esta escrito en un lenguaje sencillo, pero apoyado en los conocimientos y experiencias de técnicas e instituciones que bao encaminado sus esfuerzos para especializarse en alguna de las muchas disciplinas científicas y técnicas que intervienen en el manejo de los granos, desde su madurez fisiológica en la planta, hasta que es utilizado como alimento.

Con su publicación se busca proporcionar información de utilidad para todas aquellas personas que tienen bajo su responsabilidad el manejo de los granos, en algunas de sus múltiples etapas, especialmente agricultores y personal técnico encargado de centros de acopio y almacenamiento, así como también a los extensionistas encargados de programas de capacitación en esta área. No dudamos que la información también será de utilidad para profesionales, personal de docencia y estudiantes que tengan interés en este campo.

La FAO espera que la información ayude a mejorar las técnicas y los procedimientos actualmente en uso en el manejo y almacenamiento de granos en Latinoamérica y, con ello, contribuir a disminuir las cuantiosas pérdidas post-cosecha de los alimentos que son tan necesarios para una población cada día más numerosa que debe satisfacer sus necesidades alimentarias básicas.

Severino de Melo Araujo
Subdirector General
Representante Regional para
Amerita Latina y el Caribe

 


Presentacion

La finalidad principal de esta obra es ofrecer a todas las personas relacionadas con el secado de granos información de utilidad para hacer más eficiente dicho proceso, rebajar los costos, reducir los consumos, disminuir las pérdidas de granos y las mermas, mantener una buena calidad de las mercaderías, facilitar el trabajo de los encargados y operarios de las secadoras y exponer algunos aspectos que permitan mejorar el diseño de secadoras.

Esta obra es un trabajo dedicado fundamentalmente al desempeño y mejoramiento de secadoras de granos y a las diferencias entre los distintos métodos de secado.

No se incluyen en ella la mayoría de los temas referidos a la teoría científica del secado, ni aspectos de análisis psicrométricos muy específicos, ni tampoco sobre cálculos estructurales de diseño y construcción de secadoras y de otros equipos. Sobre estas materias existen muy buenas obras que pueden ser consultadas por los interesados y que figuran en la bibliografía. Solamente se hacen referencias a aquellos temas cuando sea necesario para la mejor comprensión de los aspectos y problemas encarados en este libro. Pero creemos que existe un cierto vacio informativo y didáctico justamente en muchas nociones que se emplean comúnmente con criterio empírico que demasiadas voces no coinciden con la técnica racional del secado.

No debe olvidarse que para un país como Argentina, que exporta más del 60% de su producción granaria, mantener bajos costos de producción y conservar una buena calidad de sus granos constituyen pilares fundamentales de su economía nacional.

El autor está consciente de que buena parte del contenido de esta obra se refiere a condiciones argentinas, que pueden o no coincidir con las condiciones de otros países o regiones. Los climas, los suelos, las características de los cultivos, las prácticas de los agricultores y del comercio no son concordantes en todas partes, lo que puede ocasionar diferencias en ciertas interpretaciones de los procesos de secado y otras operaciones de la poscosecha. También existe amplio material en este libro que es aplicable en muchas partes del mundo, lo que es de grao satisfacción para el autor.

 


Introduccion

Como es sabido, el secado artificial de los granos es una practica ampliamente difundida, que al mismo tiempo origina una serie de diversos problemas que afectan los costos y la calidad de los granos.

El secado constituye un "cuello de botella" para la mayoría de las plantas de acopio, sobre todo aquellas ubicadas en las regiones en donde la recepción del grano se lleva a cabo en un período muy corto. Las dificultades que acarrea se deben a una serie de factores, tales como:

- El costo del secado es alto, por la inversión que representa la secadora y los equipos auxiliares, y por los elevados valores de los consumos de combustible y energía eléctrica para su funcionamiento.
- La gran acumulación de granos húmedos que se acopian en los momentos de mayor cosecha, exige un manejo muy cuidadoso de dichas partidas, y obliga a realizar en muchas oportunidades secados rápidos o violentos, que pueden causar deterioro de la calidad y aumentar las perdidas y mermas.
- Las técnicas de secado requieren el conocimiento de personal especializado competente, para reducir al mínimo aquellos inconvenientes. La experiencia demuestra que una de las fallas más importantes observadas en las empresas de acopio es la carencia de una adecuada capacitación de dichos operarios, en la mayoría de los casos (CTPG, 1985).
- Si bien se ha avanzado mucho en el país en el desarrollo de secadoras mejoradas, todavía se observan problemas de diseño y de carencia de algunos perfeccionamientos ya difundidos en países desarrollados. Las crisis económicas que no alcanzamos a superar desde hace muchos años son la causa principal que detiene la difusión de avances tecnológicos en estas actividades, pero que debemos vencer si queremos mantenernos en un mundo competitivo como el actual.

 

Un poco de historia

Hasta avanzada la década del 50, todos los granos de nuestro país se cosechaban casi secos. En el caso del maíz, como la recolección era en su mayoría en mazorcas deschaladas, es decir, sin sus cubiertas externas (cosecha manual o por juntadoras), éstas se acumulaban en trojes cilíndricas, de alambre, o de otros materiales, y allí se terminaban de secar por acción del aire ambiente. Los vientos predominantes en nuestras pampas se llevaban la humedad excesiva, en uno dos meses. Posteriormente se realizaba la "desgranada".

La desgranadora entregaba el grano en bolsas (sacos), las cuales se amontonaban en estibas, construidas de tal manera que hubiera una ventilación natural para favorecer la buena conservación de la mercadería.

Ante el trabajo de mano de obra que representaba el manejo de los granos envasados y los respectivos costos crecientes, hacia el principio de la década del 60 comenzó a generalizarse el manejo a granel de la producción de granos, eliminándose poco a poco el empleo de sacos.

Ello significó un cambio fundamental en el manejo de los granos, pues se divulgaron los silos y los equipos de movimiento. A fines de dicha década ya se manejaba a granel la mayoría de la producción.

Desde ya hacía varios años se habían popularizado las cosechadoras automotrices, siendo, justamente, nuestro país uno de los primeros creadores de estas maquinas (de Dios, 1984).

Casi simultáneamente, o un poco después, se hicieron las primeras experiencias de cosecha temprana de maíz , por las ventajas que reportaba esta práctica a los productores. Esa cosecha adelantada significaba menos cantidad de plantas caídas (por lo tanto menos pérdidas de granos en el rastrojo), disposición del campo más tempranamente, posibilidad de mejores precios por disponer de mercadería en forma anticipada en los mercados, más seguridad de cosecha, etc.

Pero ello trata aparejado el problema de granos más húmedos, razón por la cual surgen, entonces, las secadoras, que se agregan a las instalaciones del acopio.

Al principio se pensó que los mismos agricultores debían poseer sus propios silos de almacenamiento. Tan es así que el gobierno concedía créditos para instalación de hasta tres silos por productor, con la finalidad de tener dos llenos y el tercero para transitar. En definitiva, en la realidad se llenaron los tres, y empezaron a aparecer entonces los problemas de granos que se echaban a perder por acción de insectos y hongos. Estos inconvenientes surgieron principalmente en las áreas maiceras. En las zonas trigueras del sur no fueron importantes pues el trigo se cosechaba seco y ya había una experiencia más antigua en la conservación de granos en silos metálicos.

Algo parecido sucedió con las primeras experiencias de secado artificial. Se fabricaron secadoras en tandas de pequeña capacidad para que fueran usadas por los agricultores, o por los contratistas de cosecha, en los momentos que se efectuaba la recolección. Pero su reducida capacidad horaria provocaba la detención de las cosechadoras, lo que causaba perjuicios de todo tipo.

Todas estas razones impulsaron el desarrollo de los acopladores privados y de las cooperativas agrícolas, provistos de adecuada capacidad de almacenamiento y de secadoras de mayor tamaño.

Hoy en día es posible suponer que alrededor del 85 - 90% de los granos producidos en Argentina se acondicionan en acopladores privados, en cooperativas agrícolas y, en menor proporción, en depósitos de industrias.

Estadísticas publicadas en 1985 por la Junta Nacional de Granos (JNG), señalan que la capacidad de almacenaje privado o cooperativo es del 72% de la capacidad total del país.

Esta situación es, en general, opuesta a lo que sucede en otros países productores de granos, como Estados Unidos, Canadá y otras naciones. En éstas, la mayor proporción granaria se almacena en la propia finca del productor. De esta forma, el agricultor no depende de las condiciones que le impone el acopio externo, puede regular la velocidad de su cosecha a sus necesidades, y puede disponer de la mercadería para su venta en el momento que le parezca oportuno.

La pregunta que surge es cuál posición es la más conveniente para los productores y para la economía del país.

El autor piensa que el sistema empleado en Argentina es eficiente porque, en general, abarata los costos. El costo de acopio de una planta de granos que maneja anualmente 30.000 t tiene que ser necesariamente menor (hablando de un costo por quintal o por tonelada) que el de un productor que sólo procesa 2.000 t. Por otra parte, la experiencia demuestra que, en un promedio general, la calidad de la mercadería de una planta de acopio comercial es superior a la que entregan productores con silos. Debe recordarse que muchos agricultores argentinos no habitan en la propia finca, y esto hace que sea problemático un buen control de los granos en los depósitos.

Las inversiones para instalar silos, norias, secadoras y otros equipos son elevadas, y escapan, entonces, a las posibilidades financieras de gran parte de los agricultores, habida cuenta de la situación económica del país. Sólo las empresas privadas o las cooperativas podrían afrontar tales gastos en la actualidad.

 

Algunas estadísticas

No se conocen en el país datos o estadísticas actualizadas que informen sobre el parque existente de secadoras, su capacidad promedio, su antigüedad, sus consumos, etc.

Para obtener esa información, hay que basarse en datos dispersos de algunas publicaciones, en algunos cálculos poco precisos y en la experiencia personal.

En una encuesta de Dubois, M.E.D. et al (1985) se reportan unas 3 300 secadoras en todo el país, de las cuales existen 1 350 en la provincia de Buenos Aires, 700 en Santa Fe, 580 en Córdoba, 240 en Entre Ríos, 190 en La Pampa, 75 en el Chaco, y el resto en otras provincias.

Datos de la JNG indican que en 1967 habla 274 secadoras inscritas, en 1969 eran 713 y en 1971 llegaron a 1 034. Se deduce que la cantidad de secadoras se triplicó en el período 1971-1985.

El promedio de capacidad se encontraba en unas 24 t/hora, pero en Pergamino llegaba a 30 t/hora, también en 1985.

Se estimaba un promedio de 1,2 secadoras por firma, de donde se puede inferir que existían unas 2 750 plantas de acopio con equipos de secado.

De acuerdo a Marsans et al (1985), desde ta campaña 1980-1981 a 19831984 se secaron un promedio anual de 20 300 000 t de granos en el país, que representa un 66,7% de la producción total granaria. Desglosado por granos, la proporción secada es la siguiente:

Trigo 31,4%
Maíz 79,4%
Sorgo 72,0%
Soja 74,0%
Girasol 33,6%

Es posible que en la actualidad (1991) la proporción de granos secados se haya reducido, debido a los altos costos.

Según Quaglia (1989) las pérdidas que se producen por mal acondicionamiento y manipuleo de los granos en Argentina suman unos US$ 34 000 000 anuales.

Este autor expresa que el promedio de potencia de motores en las secadoras es de casi 80 CV, que significan un consumo de electricidad de 59 KWhora. Esto representa un consumo específico de 0,25 KWh/quintal.

Quaglia también indica un consumo promedio de 150 l de gas-oil por hora para las secadoras actuales. Para una capacidad promedio de 24 t/h, resulta un consumo específico de 6,25 l/t, o sea, 0,625 l/q. Estos valores dan un consumo total anual del país de 125 000 000 de litros de gas-oil.

Un trabajo de Rodríguez, J.C. (1989) demuestra que para secar el maíz por hectárea en un cultivo que rinda 37 q/ha se requiere tanto combustible (gas-oíl) como el consumido para realizar todas las operaciones de campo tales como siembra, trabajos culturales, cosecha y transporte necesarios para las tareas de dicha hectárea, como se indica en el Cuadro 1.

OPERACION CONSUMO DE

GAS-OIL (litros)

ENERGIA

(kcal)

Arar 13,0  
Rastra de dientes 1,5  
Rastra de discos 5,0  
Rastra de discos con dientes 5,0  
Sembrar 5,0  
Rastra de pro-emergencia 1,5  
Aplicación de herbicidas 1,5  
Escardillar 5,0  
Aporcar 5,0  
Cosechar 9,0  
Transporte 2.0  
SUB-TOTAL 53,5 427 388
Secado (reducción de 5,5% de    
humedad, de 20 a 14,5) para un    
rendimiento de 3 700 kg/ha y una    
eficiencia de secado de 1 552 kcal/kg de    
agua extraída.    
SUB-TOTAL   405 175
TOTAL   832 563

Cuadro 1. Consumo energético por hectárea de maíz

 

Bibliografía

CTPG. 1985. Campana de concientización sobre el manejo de los granos. Coordinación: INTA-DINAPE, septiembre. 5 p.

DE DIOS, C.A. 1984. Historia de las Cosechadoras de Granos. Inédito. 10 Capítulos.

DUBOIS, M.E.D., MOLINA, E.G. y MARSANS, G.J. 1985. Encuesta sobre técnicas de secado. JNG, agosto. Publicación inédita.

JUNTA NACIONAL DE GRANOS. 1985. Capacidad de Almacenaje, 30 Millones. Gerencia de Fiscalización, diciembre. s/n de páginas.

MARSANS, G.J., YANUCCI, D. y PASCUAL M. 1. 1985. Curso de Manejo y Conservación de Granos. Fac. de Agronomía de Buenos Aires, octubre. 69 p.

PASCUAL M. J. 1984. Análisis de la Higroscopía de los Granos y Termodinámica del Aire. Jornadas de Secado y Aireación de Granos. Bolsa de Cereales de Buenos Aires, diciembre. 38-80 p.

QUAGLIA, R.P. y JURE, A.R. 1989. Proyecto Nacional para Protección de Nuestros Granos. Centro Gestión Empresarial, Buenos Aires. 30 p.

RODRIGUEZ, J.C. 1989. Secado Artificial de Maíz. Circular Técnica N°5. CTPG, Buenos Aires. 7 p.

Obras generales

BROOKER, D.B., BAKKER-ARKEMA, F.W., HALL, C.W. 1974. Drying Cereal Grains. The AVI Publishing Company, Inc.. Westport, Connecticut, USA. 265 p.

CHAMP, B.R., HIGHLEY, E. y BANKS, H.J. 1990. Fumigation and Controlled Atmosphere Storage of Grain. Proceedings of an International Conference, Singapore, 14-18 February 1989. ACIAR Proceedings N° 25, Australia. 301 p.

MULTON, J.L. (Coordonnateur) 1982. Conservation et Stockage des Grains et Graines et Produits Derivés. Lavoisier, Paris, France. Vol. I y II, 1216 p.

TOFTDAHL-OLESEN, H. 1987. Grain Drying. Innovation Development Engineering, Aasvej 21, 7700 Thisted, Denmark.

 

 


Capitulo I - El problema de la humedad

1. Humedad de los granos y del aire

Los granos, como es bien conocido, no pueden conservarse almacenados si no están secos. La cuestión es determinar cuándo un grano se considera "seco". Como término general, para los cereales, una humedad del 15% se considera el límite para estimarlo como "seco". Pero este valor es relativo, pues depende de diversos factores.

En un país de clima frío, un cereal como el trigo puede conservarse a 15% de humedad, pero en un país de clima cálido, la humedad de conservación deberá ser de 12 - 13%.

Los granos oleaginosos, por razones que se explican en otro capítulo, tienen que ser almacenados a humedades aún menores, 10 a 11%, y todavía más bajas, como en el caso de la calza.

 

2. Humedad en base húmeda y en base seca

Sabemos que la medición de la humedad del grano se fija sobre la llamada "base húmeda", es decir, la cantidad de agua que tiene el grano en total, o sea, sobre su peso de materia seca mas agua. Es el dato que dan los humedímetros comunes usados en el comercio.

Pero en ciertas operaciones, sobre todo para trabajos científicos, es preferible usar la humedad en "base seca", que es la cantidad de agua que tiene el grano en relación solamente a la cantidad de materia seca. Esta humedad será siempre mayor que la anterior.

Las relaciones entre ambas expresiones son las siguientes:

En donde:

Hh: humedad en base húmeda, %
Hs: humedad en base seca, %

Por ejemplo, un maíz con 24% de humedad en base húmeda, tendrá 31,6% de humedad en base seca. (Cuadro 2).

Todas las transacciones comerciales se efectúan sobre base húmeda, pero sin embargo, hay muchas opiniones relativas a que la comercialización de los granos debiera hacerse sobre materia seca. Tomando algunos ejemplos, se podrá deducir la certeza de aquellos juicios. Por cada quintal (100 kg) de grano entregado por diferentes productores sucede lo siguiente:

Hh Hs Hh Hs Hh Hs
7 7,5 20 25,0 33 49,3
8 8,7 21 26,6 34 51,5
9 9,9 22 28,2 35 53,8
10 11,1 23 29,9 36 56,2
11 11,4 24 31,6 37 58,7
12 13,6 25 33,3 38 61,3
13 14,9 26 35,1 39 63,9
14 16,3 27 37,0 40 66,7
15 17,6 28 38,9 41 69,5
16 19,0 29 40,8 42 72,4
17 20,5 30 42,9 43 75,4
18 21,9 31 44,9 44 78,6
19 23,5 32 47,1 45 81,8

Cuadro 2. Equivalencias entre humedad en base húmeda (Hh) y humedad en base seca (Hs)

EJEMPLOS:

Productor A. Entrega grano con 24% de humedad, que tiene:

76 kg de materia seca (por quintal)
24 kg de agua

Productor B. Entrega grano con 16% de humedad, que tiene:

84 kg de materia seca
16 kg de agua

Productor C. Entrega grano con 14% de humedad, que tiene:

86 kg de materia seca
14 kg de agua

El productor C esta entregando más materia seca que los restantes y menos agua. En realidad, debería recibir una bonificación por entregar una mercaderla mas seca y de mejor conservación, aun cuando sea beneficiado por la escasa merma de humedad y por los bajos costos de secado artificial.

 

3. Medición de la humedad de los granos

No es necesario mencionar la importancia que tiene la correcta medición de la humedad de los granos, por la gran influencia en la comercialización, en el proceso de secado, en la conservación de los granos, etc.

Es por ello que los aparatos medidores de humedad llamados "humedímetros", empleados durante el acopio de granos, deben estar correctamente regulados.

Estos humedímetros, que trabajan por capacitancia eléctrica, pueden dar origen a varios errores, como:

A) El humedímetro no esta adecuadamente calibrado; si el aparato, por ejemplo, señala 14% de humedad a la salida de la secadora, cuando en realidad el grano tiene 13%, significa que se está perdiendo un punto, que representa muchos quintales de menos por un exceso de sobresecado y un desperdicio de energía.

Como ésta es una perdida bastante común, un ejemplo será suficiente para comprender su importancia. Supongamos que se deben secar 10.000 q. de maíz, en una secadora que tiene un consumo específico de energía de 1.200 kcal/kg de agua.

En el primer caso se seca de 22 a 14,5% y en el segundo se seca de 22 a 13% (sobresecado). El gasoil a utilizar tiene un poder calórico de 10.000 kcal/kg.

1er. Caso 2° Caso
Merma de secado: 8,77% Merma de secado: 10,34%
8,77% de 10 000 q = 87 700 kg de agua 10,34% de 10 000 q = 103 400 kg de agua
Energía Consumida: Energía consumida:
87 700 kg x 1 200 kcal/kg =105 240 000 kcal 103 400 kg x 1 200 kcal/kg =124 080 00 kcal
Consumo de gasoil: Consumo de gasoil:
105 240 000 / 10 000 = 10 524 kg = 13 155

l gasoil

124 080 00 / 10 000 = 12 408 kg = 15 510

l gasoil

Peso de grano seco: Peso de grano seco:
10 000 q - 877 q = 9 123 q 10 000 q - 1 034 q = 8 966 q

DIFERENCIA

Pérdida de peso: 9 123 q - 8 966 q = 157 q (1,72%)

Exceso de combustible: 15 510 - 13 155 = 2 355 litros (17,9%)

Por supuesto, que si el medidor registra una humedad superior a la real, en el momento de la recepción, se estará castigando al productor pues se le hará un descuento mayor por exceso de humedad y se le cobrará una tarifa también mayor por el secado.

Si, por el contrario, el aparato indica una humedad inferior a la real en la recepción, las pérdidas recaerán en el acoplador. Ejemplo: un acoplador recibe 1000 t de maíz a 22% de humedad, pero su medidor registra 20% ¿Cuál es la pérdida?

a. Secar de 20 a 14% significa eliminar 698 q de agua 10 000 q - 698 q = 9 302 q a liquidar al productor 9 302 q a $ 11 el q $102 322

b. Secar de 22 a 14% significa eliminar 930 q de agua 10 000 - 930 q = 9 070 q a liquidar 9 070 q a $ 11 el q $99 770

Diferencia: $102 322 -$99 770 = $2 552 que es la pérdida por liquidación al productor.

B) No efectuar las correcciones por temperatura de los granos. Si un grano está caliente, y DO se corrige por temperatura, el valor que indica el humedímetro puede ser hasta un punto mayor que la realidad. Igual que como se explicó antes, esto puede significar una pérdida importante.

Por el contrario, si el grano está frío, puede indicar un punto menor que la humedad real del grano.

Afortunadamente existen hoy en el mercado nuevos medidores de humedad, más precisos y que hacen automáticamente la corrección por temperatura.

C) No tener en cuenta el revenido del grano. Este término "revenido" se aplica a un proceso que se produce en los granos que han sido secados artificialmente, y que es tanto más notable cuanto más severo haya sido dicho secado. Se manifiesta el revenido por un aumento de la humedad del grano después de varias horas de haber pasado por la secadora. Es posible entonces que un grano, al salir de la secadora, y al medir su humedad, se encuentre en un 13,5%, pero al transcurrir unas horas, ésta se incrementa hasta un 14,5% .

Este fenómeno se debe a que los humedímetros corrientemente empleados en el acopio de granos miden más la humedad superficial de la semilla que la interna. Cuando se hace un secado rápido, lo que se pierde con mayor velocidad es la humedad de las capas externas, mientras que las internas todavía conservan una humedad mayor (Figura 75).

Con el transcurso del tiempo esa humedad interna migra hacia el exterior, y ello se refleja en la nueva medición del humedímetro.

Lo ideal sería que la medición de la humedad, al salir de la secadora, se llevara a cabo moliendo una muestra de granos y haciendo la determinación en una estufa de humedad. Por supuesto, esta técnica es más compleja y prolongada, pues puede requerir 24 horas de estufa.

Lo que se aconseja es guardar la muestra en un recipiente hermético (por ejemplo, un frasco de vidrio bien lleno y cerrado) y medir la humedad no menos de 5 horas después, acción que permitirá hacer las liquidaciones definitivas con el nuevo valor.

El humedímetro puede calibrarse en una forma aproximada preparando una tabla con la diferencia entre las dos mediciones (a la salida de la secadora y 10 horas después). Esta tabla sera válida sólo cuando los procesos de secado sean similares entre sí, con variaciones menores entre las temperaturas del aire de secado y de humedades iniciales no muy dispares.

El aumento de la humedad de una masa de granos sólo se producirá si se fuerza el aire a atravesar el grano, como sucede con la aireación, pero solamente si el aire tiene un alto porcentaje de humedad relativa y si está sólo un poco más caliente que el grano; en este caso no sería un revenido, sino directamente un rehumedecimiento.

El revenido puede evitarse secando con aire a menor temperatura o haciendo dos pasadas por la secadora con un período de descanso o "tempering", o empleando el sistema de seca-aireación (dryeration).

En el acopio no es conveniente despachar inmediatamente una partida de grano después del secado a causa del revenido, porque puede llegar a destino con una humedad mayor que lo convenido, con los consiguientes rechazos o descuentos.

El revenido se debe a las causas explicadas y no a otras que saetea argumentar algunas personas. Ellas dicen que no se pueden enviar granos en camiones o transporte en días muy húmedos o neblinosos, porque acumularán agua. Si el grano está bien secado no existe peligro en transportarlo en esas condiciones. Sólo se humedecerá una pequeña capa superficial y el resto no tendrá ningún problema.

 

4. Medición de la humedad a la salida de la secadora

Es recomendable no tomar directamente la muestra dentro de la secadora, sino en una calda libre alejada de la máquina, para que el grano esté bien mezclado. Si se extrae la muestra dentro de la secadora, es posible que el grano que está en el costado donde pasa el aire caliente, esté más seco que el resto. La humedad del grano vería entre la entrada y la salida de la secadora, de manera que se aconseja medir la humedad en el grano que se baya mezclado durante el movimiento de transporte.

Si la muestra esta muy caliente, debe enfriarse antes de medir, pues en los humedímetros corrientes la corrección por temperatura no es exacta para valores superiores a 30°C. Se puede emplear un ventilador común para enfriarla en un par de minutos, ya que es imperceptible la perdida de humedad en ese tiempo, o también colocarla cerca de la boca de aspiración del ventilador de la máquina.

Otra recomendación es no medir la humedad en muestras muy sucias, pues el humedímetro también mide la humedad de las impurezas, que puede ser bastante diferente a la del grano.


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