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Los recursos forestales africanos y su desarrollo

SECRETARIA DE LA FAO

La Conferencia de la FAO' celebrada en 1961, invitó a los Países Miembros a estudiar el informe Encuesta sobre Africa, que a continuación se resume

Los montes y la política forestal

LA EXPERIENCIA en Africa ha demostrado que, de no existir una planificación forestal cuidadosa dentro del conjunto de los planes generales de aprovechamiento de la tierra, los recursos forestales de las naciones no se utilizarán al máximo y pueden disiparse por una explotación inapropiada o por descuido. En algunos países africanos, el capital forestal está ya agotándose rápidamente, hecho que hasta ahora estaba grandemente encubierto. La desaparición del bosque puede observarse en aquellos sitios en que las colectividades roturan las tierras que confinan con el monte y donde se establecen cultivos incluso en vertientes montañosas de fuerte pendiente, como son las regiones montuosas de Kenia, Nyasalandia y Rhodesia del Sur, o en los límites de las zonas de sabana donde el subdesierto hace intrusiones. Los futuros trabajos realizados sobre el terreno indicarán sin duda qué modificaciones es necesario hacer en Africa tropical a los principios de protección del monte aceptados en otras regiones.

En toda la zona saheliana, desde el Senegal hasta el Sudán, el bosque arbustivo y espinoso que linda con los bordes del desierto puede ser de un valor relativamente limitado en sí mismo, pero a dicho valor puede añadirse su capacidad, altamente importante, de reducir la fuerza y contener la dureza de los vientos del desierto, de proteger las arenas movibles y el avance del subdesierto, y de restaurar las condiciones favorables a la vida humana y al pastoreo. La destrucción del bosque de Acacia y Commiphora y su sustitución con una cubierta pura, pero tenue, de gramíneas representa en sí misma un cambio a favor de unas condiciones de mayor sequía y erosión. En el plan de aprovechamiento de la tierra se deben prever medidas, cuando sean esenciales para el mantenimiento de la vegetación arbórea, ya que la nueva implantación de una cubierta arbórea en zonas semiáridas con grandes períodos de sequía es muy difícil y costosa.

En las zonas sudanesas y guineas del Alto Volta y en el norte de Ghana, la necesidad de los beneficiosos efectos protectores de la cubierta arbórea es particularmente evidente. Una ordenación apropiada de la cuenca hidrográfica del Volta puede contribuir a regularizar el curso del agua, a limitar los daños de las inundaciones, a contener la erosión de las orillas de los ríos, a reducir la acumulación de limo en las presas para la industria hidroeléctrica y el riego. Los bosques en galería a lo largo de los ríos africanos deberán estar sometidos a un esfuerzo de conservación muy intenso.

El efecto protector de las plantaciones arbóreas como abrigos vivos para reducir la erosión eólica y la evaporación está bien reconocido en las zonas húmedas: pero en las regiones más secas de Africa, en las zonas montuosas de Miombo y Mopane en la meseta oriental y central, es conveniente recordar que, en ciertos casos los árboles por sí mismos pueden consumir o determinar la evaporación de más cantidad de agua que la cubierta herbácea. En Kenia está estudiándose la cuestión del control del agua en los bosques en comparación con las plantaciones de té, en los dos aspectos del escurrimiento y la evaporación.

En la política de aprovechamiento de la tierra en estas zonas tropicales y secas de Africa es importante distinguir entre las plantaciones cuyas funciones son prevalentemente protectoras y aquellas que se han creado para fines de producción exclusivamente, como son el proporcionar madera y combustible, o para ofrecer un complemento de forrajes. Se comprende que, aunque estas últimas plantaciones proporcionan también protección, ésta no es su función principal y sólo pueden ser cosechadas por razones económicas, es decir, por rendimiento máximo por rotación. Por el contrario los bosques protectores naturales como son, por ejemplo, grandes extensiones en Uganda, y las plantaciones con función protectora deben ser ordenados con la finalidad de mejorar el suministro de agua, estabilizar el suelo y conservar sus propiedades, e impedir la erosión y la desecación. Los bosques y plantaciones protectores tienen que ser mantenidos permanentemente y la recogida de madera y de combustible debe ser sólo una consideración secundaria.

Hablando de las formaciones de montes cerrados, una de las principales tareas en la preparación de los planes deberá ser el definir claramente cuáles son las zonas forestales que deben reservarse por un lado para la producción y por otro como bosques de protección, aunque en la mayoría de los casos podrán combinarse ambas funciones. Un caso especial se plantea en Ghana y otros países del Africa occidental, en donde la manutención de una cierta cubierta forestal mínima es fundamental para preservar el microclima necesario para el desarrollo adecuado del cacao. Se podría estimar que en el Africa tropical actualmente hay unos 50 millones de hectáreas clasificadas como reservas forestales.1 Tales reservas deberán ampliarse por lo menos a 100 millones de hectáreas, que han demostrado ser productivas, y que es la cifra de la zona forestal que actualmente está en explotación en el Africa tropical. Pero, al determinar la extensión de las reservas forestales, deberá hacerse un nuevo estudio de las actuales reservas para asegurarse de que se ajustan a las normas modernas en cuanto al planeamiento de utilización de la tierra. Este planeamiento debe ampliarse también a los 650 millones de hectáreas de terrenos que en otros tiempos eran forestales y que actualmente están dedicados a alguna forma de cultivo migratorio.

1 El termino «reserva» debe ser interpretado en su verdadero sentido. Estas zonas forestales representan bosques deslindados, en los que la ordenación y el aprovechamiento están sometidos a un plan adecuado. Tales bosques tienen a la vez funciones productivas y protectoras.

Por lo que se refiere a la utilización de los montes el Primer período de sesiones de la Comisión Forestal Africana (Ibadán, Nigeria, 1960) hizo constar que:

a) Sólo se puede practicar satisfactoriamente la silvicultura sistemática en áreas reservadas específica y permanentemente para tal fin. Su emplazamiento, extensión y naturaleza dependen de las funciones protectoras y productivas del bosque.

b) Cuando es necesaria la retención o ampliación de la cubierta forestal para el mantenimiento de la estabilidad del suelo y de las condiciones climáticas y para la regulación de los suministros de agua, ésta pasa a ser la consideración fundamental.

c) En cuanto al papel productor del bosque, la satisfacción de las necesidades actuales y futuras, tanto locales como nacionales, así como el suministro para la exportación de madera y de otros productos obtenidos del monte o de la cubierta forestal naturales y de las plantaciones mediante un rendimiento continuo son los factores que principalmente deben determinar la distribución y extensión de tales superficies.

d) En los terrenos exteriores a dichas superficies, la función de los árboles en cuanto a proporcionar fuentes adicionales de forrajes, frutas, combustibles y otros productos de valor para las comunidades agrícolas y pastorales deberá mantenerse y fomentarse.

En la práctica, la proporción más conveniente que los terrenos forestales deberán guardar con los agrícolas y con los no forestales dependerá de la topografía, del clima y de la clase de suelos; de la densidad de población y del régimen de asentamiento de los agricultores; de las circunstancias económicas, incluida la infraestructura de la región; y, por supuesto, de la condición del propio bosque - accesibilidad, material en pie, crecimiento neto y posibilidad. No es posible establecer una zona de monte mínima como porcentaje de la superficie terrestre total de un país o región. Solamente el estudio de todos los factores indicados puede conducir a una adecuada distribución de la cubierta arbórea y a un sistema sano de aprovechamiento de la tierra.

Existen otras medidas necesarias para la formulación y ejecución de la política forestal, como son especialmente los inventarios de los recursos forestales y los estudios de las tendencias madereras. No puede formularse una política forestal nacional sin conocer los factores básicos sobre localización y magnitud de las masas forestales; a quién pertenecen; volumen de madera en pie; productividad potencial (crecimiento anual menos pérdidas); y su importancia para fines de protección. Es también necesario tener alguna idea de la intensidad de la ordenación y del aprovechamiento. Para un país africano, quizás no sea posible obtener toda esta información para la totalidad de sus bosques en un primer inventario forestal.

En Liberia, por ejemplo, país que se encuentra situado en la faja de bosque higrofítico cerrado, se han atribuído a los montes nacionales 1,6 millones de hectáreas, o sea, el 17 por ciento del total de la superficie del país,2 basándose en la interpretación de las fotografías aéreas. La segunda etapa será el inventario de estos montes nacionales; como no todos ellos entrarán en aprovechamiento inmediatamente, el inventario se organizará en dos fases: primero, un reducido porcentaje de muestras al azar estratificadas permitirá delimitar las zonas más valiosas en cuanto a las especies; segundo, una enumeración en proporción mayor para obtener datos más completos acerca de las zonas de explotación maderera económica accesibles.

2 Es interesante observar que en la vecina Costa de Marfil, en donde los bosques cubren el 50 por ciento del país, aproximadamente, también se ha clasificado como reservas forestales (forêt classée) el 17 por ciento de la superficie terrestre total.

Se calcula que fuera de los montes nacionales existen otros 1,6 millones de hectáreas de bosques primarios y secundarios. Con arreglo a la nueva política de aprovechamiento de los terrenos forestales, la industria forestal (concesionarios) debe realizar un inventario de esta superficie y dar a conocer los resultados a la Oficina de Montes antes de que pueda iniciarse la explotación.

Al considerar la cantidad de dinero que un país tiene que gastar para realizar el inventario forestal, es necesario tener presente el valor de capital de los montes como un bien nacional, el dinero que hay que emplear en su desarrollo, la renta que puede obtenerse de ellos y las pérdidas que podrían derivarse con un plan defectuoso.

La demanda de productos forestales aumenta a medida que crece la población y se elevan los niveles de vida y cambia la estructura de las necesidades. Los estudios de las tendencias del consumo de madera permiten establecer órdenes de magnitud para las principales tendencias de las necesidades de ésta y de las posibilidades de suministro, siendo tales estudios fundamentales para el desarrollo planificado de una industria forestal. Establecen la estructura del consumo de madera; calculan los recursos forestales y su aprovechamiento por regiones geográficas; pronostican las tendencias del aprovechamiento de la madera y de las pérdidas del bosque, y evalúan las diferencias netas entre las necesidades previstas y los suministros calculados, haciendo una valoración también de los problemas consecuentes. En algunos de los países más adelantados se han efectuado estudios de esta clase por parte de los organismos oficiales, y también los ha hecho la FAO para Europa, el Lejano Oriente y América Latina. En unión de la Comisión Europea de Agricultura, la FAO ha terminado, o casi terminado, estudios de este tipo en Uganda, Kenia y Tanganyika, y pronto va a comenzar otro de ellos en el Sudán. Ghana ha solicitado que se realice un estudio similar. Sin embargo, durante varios años todavía el continente africano no podrá ser abarcado en su totalidad en estos estudios par países.

Producción forestal e industrias forestales

Africa cuenta con el 17 par ciento de la totalidad de la superficie forestal del mundo, pero sólo con el 9 par ciento de la superficie forestal mundial en explotación. Estos bosques contribuyen solamente con el 7 par ciento a las extracciones madereras totales y solamente con el 1,5 par ciento a la producción mundial de madera industrial

Los tres métodos clásicos de incrementar la producción forestal encajan bien en el ambiente africano:

1. Aumentar el número de bosques en explotación y producción. Esto par un lado significa el hacer accesibles mayor número de bosques higrofíticos cerrados y aprovecharlos y ordenarlos adecuadamente; par el otro, el establecer nuevas plantaciones forestales en la sabana;

2. Intensificar la producción en los terrenos forestales ya explotados. Esto quiere decir el mejorar los rodales existentes y crear más plantaciones de crecimiento rápido como parte de una zona forestal ya productiva.

3. Hacer una mejor utilización de los productos forestales. Esto representa establecer industrias combinadas modernas de utilización de la madera y aprovechar en su totalidad todas las extracciones de madera de los bosques y plantaciones, empleando las técnicas más modernas para hacer tableros de madera aglomerada, tableros de fibra, pasta y papal, etc.

La experiencia obtenida en los países más avanzados del mundo demuestra que se pueden aplicar conjuntamente dichas tres formas: mediante el aumento de los rendimientos agrícolas par unidad de superficie, puede reducirse la extensión de las tierras arables y de pastoreo marginales, y especialmente la de los terrenos grandemente expuestos a la erosión, y devolverse al monte la parte que quede libre; el mejoramiento de las técnicas forestales puede conducir a un mayor incremento par unidad de superficie; la extracción mecanizada puede poner en explotación recursos forestales anteriormente inaccesibles; y los métodos perfeccionados de elaboración, tanto mecánicos como químicos, pueden evitar desperdicios, economizar mano de obra y conseguir mayores rendimientos de los productos forestales.

Montes cerrados higrofíticos

Como las cortas comerciales de madera en los bosques cerrados higrofíticos de Africa son generalmente de entresaca, lo que implica la extracción de las pocas especies más comerciales, existen dos formas fundamentales de mejorar la producción: la primera consiste en aumentar la proporción de especies actualmente reconocidas como valiosas; la segunda reside en encontrar la forma de utilizar económicamente un mayor número de especies. Los métodos reconocidos como adecuados para lograr el primer objetivo son:

a) Fomentar las especies indígenas económicas mediante una ordenación y tratamiento silvicultural apropiados (como el sistema tropical de regeneración bajo cubierta, esencialmente regeneración natural);

b) Enriquecimiento de los bosques actuales mediante la plantación (regeneración artificial) de especies valiosas indígenas o exóticas, en bloques, grupos, líneas u otros sistemas.

c) Sustitución del bosque primitivo o «matorral roturado» y repoblación de tierras anteriormente cubiertas de monte, mediante plantaciones de especies comercialmente valiosas, en muchos cases en correlación con cultivos agrícolas.

En cuanto a la segunda forma de mejorar la productividad, es confortador el observar que el progreso en la comercialización y elaboración de la madera está llevando a la explotación de muchas especies que anteriormente no eran comerciables. Hace 30 años, la explotación forestal en Africa estaba limitada a ciertas especies comerciales como la caoba y el okume. Hasta el pasado decenio, Triplochiton scleroxylon (denominaciones comerciales: obeche, wawa, samba, ayous), una madera del Africa occidental no comenzó a desarrollar un papal importante en el mercado mundial.

Para obtener la máxima utilidad de estos bosques cerrados, hay que a fomentar» y «enriquecer» los rodales naturales primitivos, tal como antes se ha descrito, mediante el mejoramiento de las mesas existentes y la conversión gradual de dichas mesas mixtas en otras monos heterogéneas. Una técnica provechosa es la de formar plantaciones para la cosecha de madera de especies de rápido crecimiento dentro del media ambiente del bosque natural, que puedan proporcionar una abundante producción de una materia prima uniforme para la industria aprovechadora de la madera. Si, como ocurre en Nigeria occidental y oriental, la presión sobre la zona de monte higrofítico cerrado es tan grande que partes de este monte tienen que transformarse en terrenos de cultivo, es con frecuencia un buen sistema de aprovechamiento de la tierra dedicar las superficies de menor potencial agrícola, que en general eran precedentemente terrenos forestales, a la plantación de árboles, uniendo a ello la asignación de los fondos necesarios. Constituye esto uno de los ejemplos evidentes en que un cambio en la forma de aprovechamiento de la tierra puede determinar una mayor utilización de los recursos naturales.

Un buen ejemplo de desarrollo de los bosques puede observarse en el Gabón; como los suministros de okume son vitales para el mantenimiento de la producción futura al nivel actual, es necesario llevar a cabo un programa de plantación. Se están estableciendo plantaciones de okume a razón de 2.000 hectáreas par año, a base de un rendimiento fijado como meta de 300 toneladas par hectárea, en una rotación de 60 años, lo que proporcionaría 600.000 toneladas de okume anuales. Adémas, los rodales de okume regenerados naturalmente, son sometidos a operaciones silviculturales de mejora para llegar a obtener un rendimiento media de 50 toneladas de madera par hectárea, frente a 10 ó 15 toneladas por hectárea en los bosques naturales no mejorados.

Otro ejemplo de los posibles rendimientos que es posible lograr puede verse en Liberia. El Servicio Forestal Nacional calculó que el volumen de la madera vendible de los bosques primarios y secundarios es de 56 metros cúbicos por hectárea. De tal modo las 3,6 millones de hectáreas de dicho bosque representan para el gobierno un valor de la madera en pie de 144 millones de dólares E.U.A. (el precio medio de la madera en pie es de 4 dólares por 5,6 metros cúbicos). Además, la industria maderera paga al gobierno cánones anuales de 15 a 25 centavos de dólar por hectárea por aprovechamiento y además el 25 por ciento de impuesto sobre los beneficios netos.

El precio obtenible por la madera es lo que regula realmente lo que se puede invertir en su extracción, de forma que los costos de extracción verían según las especies y mercados servidos. Los gastos de apeado y transporte de la madera constituyen en general la partida más importante en los costos de extracción y, en la mayoría de los casos, pueden llegar al 70 por ciento o más del costo total. Por esta razón, la mejora de carreteras, ferrocarriles y vías acuáticas, así como la de los elementos de transporte - camiones, máquinas de ferrocarril y remolcadores - resulta tan necesaria para ampliar la zona económica de la que puede extraerse la madera. A las mejoras ferroviarias se ha debido gran parte del rápido progreso de la producción después de la guerra, en Ghana, y lo mismo ha ocurrido con la mejora de las carreteras en la Costa de Marfil. En Nigeria y el Gabón, donde las vías acuáticas desempeñan un papel importante, el perfeccionamiento de los remolcadores y de los sistemas de balsas ha contribuido al mismo objetivo, en tanto que la aparición de los camiones diesel ha permitido ampliar la distancia económica de transporte desde el bosque hasta el punto de lanzamiento de los ríos. El efecto de tales mejoras es sensible no solamente en la ampliación de la superficie de ex tracción, sino también en el número de especies explotadas. El incremento notable en la posguerra del volumen de producción de ciertas especies para todo uso, tales como Triplochiton, ha resultado posible gracias al mejoramiento del transporte, así como a la aplicación de sustancias preservativas de la madera para proteger a las trozas expuestas al ataque de los insectos y los hongos.

Bosques tropófitos, Monte abierto, Monte de Miombo y Mopane

La múltiple aplicación de estos tipos de monte plantea algunas dificultades, siendo el problema principal la competencia entre la agricultura primitiva y la forestal. Esta última puede resultar allí económicamente importante si se utilizan adecuadamente los bosques y montes abiertos, y especialmente estableciendo plantaciones forestales. Los mejores montes abiertos indígenas pueden suministrar un promedio de 20 toneladas por hectárea en una rotación de 20 años, con una producción anual de una tonelada por hectárea. Ciertas especies exóticas, como los eucaliptos y los pinos, pueden ser utilizadas para sustituir este monte de baja producción y obtener un rendimiento mucho mayor. En la Federación de Rhodesia y Nyasalandia, por ejemplo, se proyecta duplicar la superficie actual de las plantaciones para llegar a un total de 200.000 hectáreas. Para tal objeto se pondrán a disposición los montes abiertos de Miombo, las zonas de montaña e incluso los pastizales. Se calcula que estas plantaciones, con una rotación de hasta 30 años, rendirán de 8 a 10 veces más que los montes abiertos indígenas. Tales plantaciones resultarían atrayentes para las empresas particulares y comunales. Pueden proporcionar no solamente madera para construcción, para minaría y leña, sino también probablemente madera para pulpa para la industria del papel, si se proyectan los suministros sobre una base regional, con el fin de satisfacer las necesidades mínimas de materia prima para una fábrica de tamaño económico.

En el bosque tropófito, no son especialmente necesarias medidas puramente protectoras, excepto en las zonas que limitan con la sabana. El establecimiento de una cubierta forestal, sin embargo, en el monte abierto (sabana con árboles) tiene importantes objetivos protectores: como sombra para las tierras de pastoreo, como protección contra la erosión del suelo y para contener el avance de la desecación.3

3 La FAO está publicando una serie de volúmenes sobre las diversas fases de la plantación de bosques. En El titulado Métodos de plantación de boques en el Africa tropical (FAO, Cuaderno de fomento forestal N° 8, 1956) se proponen las especies adecuadas para El Africa tropical y las técnicas para la repoblación de los bosques tropófitos y de los montes abiertos o sabanas arboladas.

Dada la importancia de una mejor utilización de los bosques tropófitos, de los montes abiertos y de las sabanas para el desarrollo económico de muchos países de Africa, la Comisión Forestal Africana acordó en su primer período de sesiones (Ibadán, Nigeria, 1960) constituir un grupo de trabajo ad hoc:

1. Para averiguar y determinar en lo posible los requisitos necesarios para el establecimiento con éxito de plantaciones dentro de las zonas de monte abierto y de sabana, mediante los procedimientos siguientes:

a) Un examen de la labor ya realizada, con el fin de:

i) Determinar los métodos que han logrado éxito y averiguar las principales dificultades con que se ha tropezado;

ii) Proponer los métodos posibles para determinar, antes de la plantación, las estaciones apropiadas (v.gr., mediante el empleo de especies indicadoras, reconocimientos de suelos, estudios del nivel freático, etc.); y

b) El examen de los ensayos de las especies que ya se han realizado con el fin de servir de orientación para la elección de éstas.

2. Recomendar con cierta precisión las ramas de investigación que se supone que puedan proporcionar información que permita superar las dificultades.

3. Proponer las especies posibles para su ensayo en Africa, mediante el examen de las especies empleadas o que aparecen en zonas de otras regiones que tienen factores climáticos semejantes a los terrenos de monte abierto y de sabana de Africa.

Sabana de arbustos y espinosas y montes abiertos de acacia-commiphora

Estos tipos, así como también los montes abiertos de Miombo, son esencialmente zonas en las cuales la arboricultura y el pastoreo deben integrarse íntimamente.

La dificultad, y en realidad el problema, se plantean porque, con arreglo a los actuales sistemas de ordenación, el pastoreo requiere la quema tardía anual, mientras que esta quema es uno de los principales factores que impiden el desarrollo de los árboles. Tal conflicto debe resolverse en el marco de una buena planificación de aprovechamiento de la tierra. En ésta deben distinguirse tres distintas exigencias:

1. Zonas que habrán de ser utilizadas fundamentalmente para el pastoreo y en las cuales El mejoramiento o incluso la supervivencia de la vegetación leñosa es considerada secundaria. En ellas las quemas pueden ser reguladas teniendo presente solamente la ordenación del pastoreo.

2. Zonas en donde es conveniente una integración íntima entre el desarrollo de la vegetación arbórea y el pastoreo. En éstas, el procedimiento que se debe seguir es la quema temprana, ya que ésta es menos perjudicial para el desarrollo de lo árboles que la quema tardía. Esta segunda zona normalmente deberá encontrarse más cerca del bosque cerrado que la descrita en el parráfo 1.

3. Zonas reservadas específicamente para reservas forestales, con funciones a la vez productoras y protectoras, ya sean constituídas por especies naturales, ya por plantaciones de especies de crecimiento rápido. En estas zonas la quema deberá estar prohibida, a pesar de las dificultades de evitar en ellas los incendios accidentales.

La magnificencia y variedad de la fauna y flora silvestres en estas zonas es un patrimonio único de Africa. En cada uno de los países se precisa una declaración de política definida y constructiva, así como la creación de un mecanismo encargado de ejecutarla, a fin de que este gran don pueda desempeñar su papel adecuado en el desarrollo económico, científico y cultural del continente. Es esencial designar cuáles son las zonas en donde deberán ser protegidos los animales silvestres, y llevar a cabo estudios sobre la economía de la ordenación de la vida silvestre. Tal criterio ha sido hecho suyo por la Comisión Forestal Africana (1960), que estableció un grupo de trabajo especial sobre ordenación de la vida silvestre.

Desarrollo de las industrias forestales

Cuando se puede obtener fácilmente la madera, ya sea del propio país o mediante la importación, aquélla en una u otra forma es un material tradicional para la construcción en Africa tropical. En general, la demanda consiste principalmente en postes más que en madera aserrada, para construir las sencillas chozas utilizadas por los agricultores que constituyen el grueso de la población. Cuando existen bosques densos, éstos pueden muy bien satisfacer la demanda, pero en otras muchas zonas como, por ejemplo, en la sabana, existe a menudo una escasez intensa de postes para construcción.

La demanda de madera aserrada proviene principalmente de los centros industriales y urbanos. En la vecindad de la costa occidental, aquélla es satisfecha con los recursos del cinturón forestal higrofítico. En otros lugares, se satisface en parte con los rodales bastante diseminados de los árboles mejor formados que pueden encontrarse en los montes abiertos y en las sabanas, y en parte con las importaciones, sobre todo de maderas de coníferas. Por ello, la industria aserradora más importante está concentrada en la costa occidental, en tanto que en los demás lugares procede de pequeños aserraderos, complementados abundantemente en algunos sitios con el primitivo aserrío en foso.

Como el comercio intrarregional de productos forestales en el Africa tropical tiene tan poca importancia, la importante industria maderera del Africa occidental produce grandes excedentes respecto al consumo interior. Por consiguiente, el comercio maderero del Africa occidental está manifiestamente orientado hacia la exportación, destinándose la mayoría de la producción en forma de trozas a las industrias de madera terciada y aserrada de los países altamente desarrollados, como son los de Europa Occidental. Así pues, si se considera en conjunto la Costa de Marfil, el Gabón y el Congo (Brazzaville), las exportaciones de madera aserrada representan menos del 3 por ciento del volumen de las exportaciones de trozas; en Nigeria esta proporción es del 11 por ciento, aproximadamente. En el Cuadro 1 aparecen las exportaciones de los principales productos forestales (especies no coníferas) hechas por los productores más importantes de Africa occidental en 1959.

CUADRO 1. - EXPORTACIONES DE LOS PRINCIPALES PRODUCTOS FORESTALES (ESPECIES NO CONÍFERAS) POR PARTE DE LOS PRINCIPALES PAÍSES PRODUCTORES 1

Región


Trozas de aserrío y trozas para chapas

Madera aserrada

Chapas

Madera terciada

Miles de m.³ ®²

Miles de m.³ (s)2

Africa

3 240

1 570

50

1 70

Costa de Marfil

3473

313

30,1

...

Ghana

1 008

225

0,5

4,2

Nigeria

547

63

0,2

315

Camerún

3130

323

...

...

Gabón

3639

38

31,13

341

Congo
(Brazzaville)

3216

315

34,7

3,1

Congo
(Leopoldville)

107

60

31

5,7

1 Anuario Estadístico de Productos Forestales 1960. FAO, Roma, 1960
2 m.³®: metros cúbicos de madera rolliza; m.3 (B): metros cúbicos de madera aserrada.
3 1958
4 Cifras no oficiales,

En el Camerún, la exportación de trozas y de madera aserrada ocupa el cuarto lugar en cuanto a valor en las exportaciones, después del cacao, el café y el aluminio. El potencial de los montes del Camerún es evidentemente mayor que las 300.000 toneladas de las extracciones actuales: se ha calculado, sobre una base de 12-15 toneladas de madera comercial por hectárea y una rotación de 60 años, que las sacas anuales podrían ser del orden de las 500.000 toneladas.

Con el próximo agotamiento de las zonas que están siendo objeto de cortas de salvamento para la agricultura en el Africa occidental, parece probable que la extracción de madera de dicha región, así como la producción, desciendan en el futuro en algunas de las principales zonas productoras, a no ser que la producción de las reservas, unida a las mejores técnicas silviculturales, puedan compensar tal déficit. Es significativo que ya ahora se pronostica en Nigeria que dentro de los dos próximos decenios, poco más o menos, el comercio de exportación de madera habrá prácticamente acabado. La situación indudablemente reclamará la atención hacia otras maderas secundarias que actualmente tienen escasa demanda, y también hacia otras zonas hasta ahora algo descuidadas, tales como Liberia y Nigeria oriental. Es igualmente cierto que se creará una mayor demanda local como consecuencia de la elevación de los niveles de vida en una población en rápido aumento, y que esto determinará un incremento de la industria aserradora de madera local. En conjunto, sin embargo, existen algunas perspectivas de que el volumen de las exportaciones se mantenga durante algún tiempo.

En la costa occidental existe una activa industria de madera terciada, con grandes y eficientes instalaciones en el Gabón, Nigeria, Ghana y el Congo (Leopoldville). En la costa occidental se dispone de trozas de calidades finas para chapas, y el material para la expansión de su industria de tableros contrachapados podría obtenerse en caso necesario de sus abundantes exportaciones de trozas. La producción de madera terciada en la costa occidental ha aumentado de 14.100 m.³ en 1950 a 97.600 m.3 en 1959. En otros lugares del Africa al sur del Sáhara existen dos pequeñas fábricas de contrachapa. Los materiales para la manufactura de contrachapeados fuera de la costa occidental distan mucho de ser abundantes.

El consumo de tableros de fibra y de tableros de madera aglomerada en el Africa tropical ha venido aumentando con bastante rapidez en estos últimos años, pero en los distintos países la demanda es todavía inferior a las cantidades en que podría basarse razonablemente una industria. Una vez que la situación justifique la creación de tal industria, las necesidades de materias primas por lo que se refiere a la madera serían amplias en toda la región, tanto en la costa occidental como fuera de ella.

El consumo de papel ha venido también aumentando rápidamente y en varios países del Africa tropical está llegando la situación a un punto en que puede ser posible basar la producción de pulpa y de papel en las necesidades interiores. En la Costa de Marfil va a instalarse dentro de poco, una gran fábrica de pulpa, basada en los recursos de maderas frondosas locales, como sucesora de la fábrica experimental que funcionó allí una vez. Nigeria está a punto de comenzar sus investigaciones acerca de las perspectivas de sus materias primas para la fabricación de pulpa. Pero las únicas dos fábricas que actualmente producen papel en Africa al sur del Sáhara están situadas en Rhodesia del Sur, y son fábricas de pequeño volumen si se tienen en cuenta los criterios actuales, las cuales producen papel kraft, papel para periódicos y cartón, utilizando las plantaciones de pinos del país y también papel de desecho y ciertas cantidades de pulpa importada. A su debido tiempo, deberá ser posible sustituir las importaciones de pulpa con la pulpa obtenido de los recursos del país. La manufactura de papel y de cartón con ayuda de los suministros de pulpa importados constituye una actividad acertada por el hecho de que con ello se consigue disponer de personal especializado en la elaboración y en la manipulación de la maquinaria, de modo que en su momento se pueda obtener el provecho máximo del desarrollo de un suministro suficiente de materia prima nacional.

Aunque la cuestión plantearía indudablemente muchos problemas de organización, la instalación de una industria importante de pulpa y de madera en Africa al sur del Sáhara, podría realizarse más rápidamente con carácter regional que con carácter nacional. Esto exigiría la cooperación entre los países limítrofes, en cada uno de los cuales el consumo interior de productos del papel todavía será insuficiente durante algún tiempo para justificar los grandes gastos de capital que requiere la instalación de una fábrica papelera de volumen económico. Conviene mencionar aquí que las maderas de frondosas del Africa tropical no ofrecen en genera] dificultades técnicas para los modernos sistemas de producción de pulpa, y que las necesidades de fibra larga para la de papel, que pueden considerarse como el 20 al 25 por ciento de las totales, pueden ser satisfechas con plantaciones de coníferas en estaciones seleccionadas.

Mirando hacia un futuro más lejano, y suponiendo que se puedan asegurar los suministros de materia prima, sea con los bosques naturales o con plantaciones (y todavía se requiere mucha investigación en cuanto a la ordenación silvicultural de los bosques cerrados y de las plantaciones), la creciente demanda mundial de madera y productos de ésta ofrece posibilidades para la creación de industrias forestales combinadas para la exportación, sean de tipo regional o nacional.

Resumen

1. La extensión de monte cerrado higrofítico en Africa tropical, que cubre alrededor de 200 millones de hectáreas, es más limitada de lo que generalmente se cree, en tanto que los bosques tropófitos más secos, montes abiertos y sabanas, están diseminados por toda la parte tropical del continente situada al sur del Sáhara. La deficiente demarcación actual de las superficies forestales y la intrusión en ellas de otras formas de cultivos, la falta de homogeneidad y la escasa densidad de las especies comerciales en los bosques naturales, las insuficientes inversiones de capital para mejorar la accesibilidad y establecer plantaciones forestales, así como la carencia de personal instruido y pagado debidamente, son factores que limitan el desarrollo forestal. 2. Sin embargo, en el último decenio, el aumento anual de las exportaciones de madera calculadas en valor, procedentes principalmente del Africa occidental, ha superado el 12 por ciento, y es seguro que la demanda tanto local como exterior, aumentará todavía más. La disponibilidad de maderas comerciales en los bosques actualmente explotados está disminuyendo, pero existen posibilidades de poner en producción zonas hasta ahora no explotadas.

El Africa tropical es importadora neta de productos forestales en cuanto a valor (30 a 40 millones de dólares E.U.A.), y uno de los sectores, pequeño aunque fundamental, es el del papel cultural e indutrial que actualmente representa en valor solamente del 2 al 3 por ciento de las importaciones. Las necesidades de papel, según las estimaciones de la FAO, se cuadruplicarán para 1975.

3. Deberá crearse un sistema de tenencia de las tierras forestales con el fin de llegar a una estructura equilibrada de la propiedad. Para llevar a cabo las políticas a largo plazo tiene importancia especial el que la propiedad sea del gobierno, ya que en tal caso no es tan probable que se produzca la fragmentación como cuando la propiedad es particular o de las tribus. Para iniciar la explotación de zonas forestales un recurso factible es el de las concesiones o arrendamientos a largo plazo. Deberán establecerse sistemas de propiedad asociada. Donde existen plantaciones forestales establecidas pueden ser adecuados los sistemas cooperativos. De esta forma, la renta obtenido de los recursos forestales pasará al Estado, a los municipios (autoridades locales o de las tribus) y a los propietarios particulares, y creará una conciencia del valor del bosque en los encargados de trazar las políticas y en el público en general.

4. La política forestal deberá estructurarse dentro del concepto de la utilización múltiple del bosque para producción de madera, pastoreo, regulación de cuencas hidrográficas, vida silvestre y esparcimiento, dentro del plan general de aprovechamiento de las tierras agrícolas. En la mayoría de los casos, pueden ser combinadas las funciones protectoras y productivas del bosque y de la cubierta arbórea. Las primeras, siempre difíciles de medirse en cuanto a su valor, son especialmente importantes en las regiones más secas de Africa, mientras que en las zonas húmedas son más importantes las funciones productivas.

5. Las extracciones totales de madera industrial en el mundo se elevaron a 985 millones de m.³ ® en 1959; las de Africa fueron solamente de 13 millones de m.³ ®.

La producción forestal puede aumentarse haciendo accesibles más bosques higrofíticos cerrados, y estableciendo nuevas plantaciones forestales con especies de crecimiento rápido como parte del bosque ya en producción y en la sabana, y estableciendo industrias modernas e integradas de utilización de la madera. Un primer paso se ha dado para colocar la producción de madera aserrada y de chapas y tableros contrachapados próxima a los recursos forestales. La manufactura de cartón así como de pulpa y papel - hoy día cercana a los grandes recursos de coníferas y a los mercados en los países altamente desarrollados - debería actualmente guiarse también hacia los bosques africanos, como nuevos centros de desarrollo, para aprovechar mejor y, al mismo tiempo, proteger los recursos forestales.

Los planes para la producción futura forestal y el desarrollo industrial deben estar basados en los inventarios de los recursos forestales y en los estudios sobre tendencias de la madera, así como en estimaciones de rendimientos y costos de los bosques naturales y plantaciones y de las industrias forestales. En determinadas zonas deben adoptarse medidas especiales de protección en lo que se refiere a los cultivos migratorios, pastoreo y quemas, desecación y erosión.

6. La escasez de personal capacitado en todos los niveles es uno de los obstáculos más graves para el desarrollo de la dasonomía y de las industrias forestales en Africa. Es urgente hacer un estudio de las condiciones y necesidades actuales, tanto en cuanto a enseñanza profesional (universitaria) como a la enseñanza técnica, así como proporcionar elementos para atender a dichas necesidades. Sería factible la cooperación regional dentro de grupos idiomáticos.

A. G. F.


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