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El nuevo aspecto de la enseñanza en Africa

¿Cómo está evolucionando la enseñanza forestal y cuál es su futuro en las universidades de Africa? No como en las escuelas forestales de los países desarrollados, responde el autor, ya que los planes de estudio obedecen a las necesidades y realidades sociales y ecológicas de Africa. Da a conocer las nuevas orientaciones y su razón de ser.

Laurence Roche

Laurence Roche escribió este artículo siendo Profesor de Montes y Jefe del Departamento Forestal de la Universidad de Ibadán, Nigeria. En octubre abandona Ibadán para asumir el cargo de Jefe del Departamento de Ciencias Forestales y Madereras del Colegio Universitario de Gales del Norte, Bangor.

En Africa el hombre es un gigante, está situado en el centro del escenario y tiene por delante todavía muchas posibilidades: filosóficas, ecológicas, sociales y económicas. Actualmente está explorando estas posibilidades. Contra el telón de fondo de grandes cambios sociales, de innovación institucional y desarrollo, me propongo pintar a grandes trazos el cuadro de las tendencias y de los problemas de la enseñanza forestal en Africa, tal como lo veo desde mi punto de observación. Insistiré en el papel que juega el sector forestal en el desarrollo socioeconómico y en el equilibrio ecológico del ambiente humano en Africa, porque sólo comprendiendo su papel adquieren significado las proyecciones numéricas de la enseñanza forestal. Se remite al lector a Hilmi (1971), Richardson (1969), Lafond (1969), Wyatt-Smith (1969) y FAO (1969), que tratan el tema de un modo algo diferente, pero complementario, y hacen un análisis detallado de la enseñanza forestal tradicional, sobre todo con respecto a la admisión de alumnos y a las necesidades que tienen la industria y la administración pública de profesionales forestales.

En Africa no se pueden considerar las tendencias y los problemas de la enseñanza forestal independientemente de las condiciones ecológicas, sociales y económicas generales de las sociedades no industrializadas. De lo contrario, bastaría dar a los alumnos una formación que les permitiera dedicarse por el resto de su vida a producir y elaborar celulosa, y no formar hombres y mujeres capaces de desempeñar una función más amplia en el desarrollo del país.

El formar hombres y mujeres capaces de desempeñar una función más amplia en el desarrollo del país es un concepto que suena muy bien, pero se puede alegar que no es nada más que eso, ya que ni siquiera sirve para producir celulosa, por no hablar de carbohidratos y proteínas. Pero hay quienes opinan que no sólo suena bien, sino que, además, es una opción práctica de la enseñanza forestal en los Estados modernos de Africa, opinión que yo comparto.

En Una sola tierra: cuidado y mantenimiento de un pequeño planeta, obra escrita por encargo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano por Barbara Ward y René Dubos, hay un capítulo muy ilustrativo que trata de las políticas de crecimiento en las sociedades no industrializadas. En esta obra se recogen las opiniones de más de 70 hombres de ciencia e intelectuales de 58 países, en desarrollo y desarrollados, y su lectura debería ser obligatoria para todos los que estudian la ordenación de los recursos naturales. Creo que a la enseñanza forestal en Africa se puede aplicar muy bien la siguiente cita:

La sustitución en gran escala de una mano de obra abundante por un capital escaso y concentrado no es cuerda económica ni ecológicamente, por varias razones. En primer lugar, el predio familiar del pequeño propietario, que ocupa su propia mano de obra según se ha demostrado en países en desarrollo muy diversos (India, Brasil, Kenia, Colombia), produce más por hectárea que el del gran propietario. En efecto, los rendimientos más altos suelen registrarse en países donde se imponen limitaciones estrictas a las dimensiones de los predios. No sólo se pueden lograr altos rendimientos empleando una maquinaria pesada que consume petróleo y fácilmente puede causar daño a suelos frágiles, sino también con un trabajo manual y un equipo ligero que, por definición, son ecológicamente menos peligrosos. Los fertilizantes y los plaguicidas se emplean con menos prodigalidad y el humus y las excretas animales con más prolijidad, se pone más cuidado en el mantenimiento de las terrazas, en la plantación de árboles de sombra y en la reforestación de las cárcavas y no se emplean las utilidades, como suele hacerse en economías semifeudales, en adquirir más tierras para uso extensivo, haciendo subir el precio del terreno y alejando del campo a un mayor número de trabajadores agrícolas. Tampoco se les sustraen del todo a la economía rural con el fin de alcanzar niveles de consumo y ostentación «occidentales»...

A continuación los autores señalan que:

La «revolución verde» necesariamente tendrá que realizarse dentro de una estructura social de reforma agraria y de participación popular para dar ocupación al mayor número de personas posible y lograr distribución óptima de las ganancias obtenidas gracias al aumento de la productividad. A continuación, es preciso «encajar» en el contexto de los servicios de extensión, investigación agrícola, centros de formación de agricultores, alfabetización de adultos y supervisión enérgica, esos métodos altamente complicados que, por ejemplo, hicieron que Dinamarca en el siglo XIX llegara a tener la agricultura más productiva de Europa, gracias a sus predios pequeños, cooperativas y escuelas populares.

A continuación, hay que lograr que esta estructura se arraigue profundamente en la realidad ambiental: suelos, clima y variedades vegetales locales, tomando en cuenta toda la sabiduría tradicional adquirida por la agricultura práctica a través de milenios. El tipo de «línea» ecológica que se precisa no se puede importar prefabricada de los sistemas agrícolas mecanizados de la zona templada El secreto del único equilibrio ecológico verdaderamente efectivo y posible de mantener está en combinar la ciencia moderna con la inventiva y la responsabilidad locales...

Si el que recibe su título en ingeniería forestal en Africa no es nada más que un productor o un elaborador de celulosa, es claro que su papel, en relación con el desarrollo socioeconómico del país, es muy limitado. En realidad, por muy mal orientada que sea su formación y por muy poco relacionada que esté con la realidad ecológica, social y económica del país en que vive, esta misma realidad le exige el cumplimiento de una vasta gama de tareas que están más relacionadas con la ordenación de los recursos que con la ingeniería forestal en el sentido estricto de la palabra.

Al recibir el título, los alumnos del Departamento de Ordenación de Recursos Forestales de la Universidad de Ibadán, por ejemplo, suelen tener que ocuparse de la organización y ordenación de las reservas de caza, de la siembra, cosecha, elaboración y mercadeo de grandes cantidades de maíz y de yuca en las «taungyas» departamentales; de la realización de plantaciones para pasta y papel en la región de la selva pluvial, o de cortavientos en la de la sabana del norte. Como invariablemente se ven obligados a desempeñar funciones que tienen una relación muy marginal con la enseñanza forestal tradicional y para obtener buenos resultados en el contexto africano, tienen que combinar la ciencia moderna con esa responsabilidad de la inventiva locales a que se refieren Ward y Dubos.

El ambiente de la inmensa mayoría de los pueblos africanos sigue siendo el del bosque-predio agrícola e, independientemente de sus funciones, es en este ambiente en el que quienes reciben el título de ingeniero forestal suelen encontrarse, por lo general, al salir de la universidad, y raras veces pueden escapar a los problemas del diario vivir que acosan a la población rural que los rodea.

Función del ingeniero forestal

La función que el ingeniero forestal puede desempeñar en el desarrollo de este ambiente es ahora evidente, ya que los gobiernos africanos reconocen cada vez más la necesidad de contar con centros de crecimiento rural dirigido y una serie de industrias basadas en los recursos naturales, entre las que figuran las forestales. La creación de uno o dos grandes complejos urbano-industriales, divorciados de la tierra, de sus recursos y de sus habitantes, y sostenidos por una tecnología extraña y por una estructura social también extraña, no ha permitido lograr una justa distribución de los frutos del desarrollo en muchos países del mundo, incluidos los de Africa (véase Mabogunje, 1974, para un profundo análisis de este problema en Nigeria); por este motivo, ahora se pone de manifiesto un gran viraje hacia la economía rural.

Opciones del desarrollo

Las opciones del desarrollo están todavía muy abiertas en Africa y este hecho debe ejercer una poderosa influencia en la enseñanza forestal de los países del continente.

Como la enseñanza forestal a nivel universitario es una novedad muy reciente en Africa, está en sus comienzos y se limita a un número muy pequeño de países, no es posible estudiar métodos diversos. Actualmente están en sus primeras etapas de desarrollo los departamentos forestales creados en Uganda, Tanzania y Zaire, pero, salvo el de Uganda, dependen mucho del personal extranjero, si bien no están dispuestos de ninguna manera a aceptar y aplicar una filosofía de la enseñanza preconcebida. A pesar de ser más antigua, se puede afirmar que la escuela forestal de Liberia también se encuentra en sus primeras etapas de crecimiento y desarrollo.

Una puerta abierta

El Departamento de Ordenación de los Recursos Forestales de Ibadán ya superó la etapa inicial y actualmente está en una fase de vigorosa expansión y diversificación, gracias al ímpetu del personal, nigeriano en su mayor parte, al aumento de la matricula y a las exigencias de los departamentos forestales de los 14 Estados y del federal, que es uno de los tres principales de la Facultad de Ciencias Agrícolas, Forestales y Veterinarias. El Senado acaba de aprobar el cambio de nombre de «Departamento Forestal» por el de «Departamento de Ordenación de los Recursos Forestales».

A este Departamento acuden alumnos de toda Africa, y también de algunos países de ultramar, para obtener el titulo de bachiller, maestro o doctor. Actualmente, el Departamento tiene una matricula de 93 alumnos. De las 20 asignaturas, menos de la mitad son forestales; las demás abarcan una vasta gama de disciplinas relacionadas con la ordenación de los recursos, en general, y de la fauna, los pastos y las pesquerías de agua dulce, en particular. A este número de profesores hay que agregar el de los invitados de otras universidades y 24 auxiliares y ayudantes.

Quizá sea interesante esbozar las funciones de la enseñanza y la investigación tal como las vemos mis colegas y yo en el Departamento de Ibadán. No trataré de todas las disciplinas de ingeniería forestal y ordenación de recursos del Departamento, sino sólo de las que ponen de manifiesto el potencial de la ingeniería forestal y de las disciplinas afines, como instrumentos de desarrollo y de prosperidad rural en Nigeria. Por ejemplo, en vez de tratar de los problemas de vital importancia, por demás conocidos, que plantea la ordenación de las plantaciones industriales puras de especies exóticas, que se están haciendo en Nigeria y muchos otros países de Africa (y que, por supuesto, constituyen uno de los puntos principales del programa de enseñanza e investigación del Departamento), trataremos de la posibilidad de hacer y ordenar, por lo menos, algunas plantaciones de este tipo, de manera que contribuyan más y en forma más inmediata al desarrollo socioeconómico y al equilibrio ecológico del ambiente humano en Nigeria.

LOS ESTUDIANTES DE NIGERIA APRENDEN A UTILIZAR UN TEODOLITO; para una buena silvicultura

En toda Africa se están haciendo grandes plantaciones puras de especies exóticas, casi siempre a expensas de los bosques naturales o de los montes de las sabanas que se componen de un gran número de especies. Las plantaciones suele realizarlas el Estado dentro de las reservas forestales. En los Estados del sur de Nigeria se ofrece al campesino la posibilidad de sembrar dentro de las reservas, a cambio de la limpia de los terrenos cortados, que por lo general están cubiertos de una densa vegetación y de la plantación intercalada en sus siembras de especies exóticas de crecimiento rápido. Después de unos tres años, cuando se cierran las copas, se da al campesino otro terreno, y así se repite el ciclo. En esta forma, todos los años se pueden hacer en los terrenos de las reservas forestales siembras que abarcan una superficie de unas 8000 ha. Este sistema suele conocerse con el nombre que tiene en birmano, a saber, taungya.

En el Estado del sudeste, gracias a una política imaginativa, se logró la integración de la taungya en los planes de ordenación destinados al mantenimiento de la productividad de grandes plantaciones de Gmelina arborea para abastecer a la industria de la pasta y el papel. Esta labor se realiza con la fuerza de trabajo del Departamento, con lo que la División Forestal es el mayor productor de alimentos de ese Estado.

La taungya, en la forma en que se practica en el Estado del sudeste, se puede considerar como un sistema mixto en el que la producción maderera constituye un componente de importancia. En Ibadán estamos estudiando atentamente este sistema en cooperación con la División Forestal del Estado y con los dirigentes de las comunidades locales, a fin de demostrar su valor a los pequeños agricultores que trabajan fuera de las reservas. Por el momento, no se ve por qué no se pueda reemplazar fuera de las reservas el barbecho arbustivo por plantaciones comerciales (madereras) con rotaciones cortas (de menos de diez años).

Hacia un cambio

Si se logra demostrar esto, se obtendrán resultados trascendentales para el desarrollo rural y se convertirá en empresario forestal privado el pequeño propietario que, por razones históricas, supone que la producción maderera es monopolio del Estado. En esta forma el barbecho arbustivo, en el que se desperdicia tanto terreno, se reemplazará por una plantación comercial que producirá madera para la venta y dará al agricultor de subsistencia el impulso económico necesario para elevar su nivel de vida. El Departamento Forestal de Ibadán está estudiando el asunto en todos sus aspectos, especialmente en cuanto a las mezclas de especies más convenientes, a la duración de la rotación, a la fertilidad del suelo después de la corta, a las consecuencias socioeconómicas y a las pequeñas industrias que se pueden integrar con los predios madereros privados, tales como la del carbón de leña, la de los aserraderos, etc.

Para elaborar un agroecosistema tropical (Jansen, 1973) que permita mantener la productividad como el mencionado, antes que nada es preciso aplicar un método holístico, lo que no es posible con los métodos forestales tradicionales, y por ello es preciso hacerlo por norma en las escuelas forestales de países no industrializados, tales como los de Africa. Es claro que la taungya, que es un método forestal tradicional en muchas regiones del trópico, no se inventó en interés de la población local, sino de las divisiones forestales de los Estados en su afán de reducir al mínimo los costos de las plantaciones comerciales. Poca o ninguna preocupación habla por el mantenimiento de la productividad maderera y alimentaria al cortar los árboles de la plantación inicial.

La fauna como fuente de proteínas

Charter (1973) hizo un análisis estadístico del valor económico de la fauna en Nigeria. El promedio global de los alimentos animales producidos localmente en las áreas rurales del sur de Nigeria reveló que éstos provenían de animales salvajes en alrededor del 19 %, del pescado en un 60% y del ganado sólo en un 21%. El consumo nacional de carne de animales salvajes se estima en 20,4 millones de naira (34 millones de dólares) al año, y el de todas las carnes de animales domésticos en 26 millones de naira (43,3 millones de dólares). Los porcentajes más altos de consumo de carne de animales salvajes se registran en las reservas forestales y en sus alrededores (por ejemplo, Benin 82%, Uyo 84%, Calabar 80% y Ondo 67%).

En estas estadísticas hay varias cosas que llaman la atención, pero que pasaremos por alto. Baste observar que si un recurso natural no sujeto a ningún régimen de ordenación y sumamente agotado puede producir la mayor parte de las proteínas que consume gran parte de la población rural, cabe suponer que, sometiéndose a un régimen de ordenación, su productividad será mucho mayor. Otro tanto cabe afirmar de los recursos piscícolas.

El establecimiento de reservas de caza y su protección y ordenación constituyen actualmente una de las principales preocupaciones de las divisiones forestales de cada uno de los 12 Estados de Nigeria, y es casi seguro que el patrimonio faunístico del país se conservará para siempre gracias a la ordenación. En Ibadán nos preguntamos: ¿para quién conservarlo? Aunque el Departamento se ocupa en general de la mayoría de los aspectos de la conservación y ordenación de la fauna, presta particular atención a los que tienen relación con el desarrollo rural, como, por ejemplo, a la domesticación de aquellos mamíferos pequeños cuya carne se consume mucho en las áreas rurales y a las siembras en las reservas de caza que benefician generalmente a la población local.

Al estudiar las hojas de balance de alimentos de muchos países no industrializados se observa que los alimentos consumidos son muy inferiores en cantidad y calidad a lo necesario para el mantenimiento de la salud. A pesar de todo, la población en muchos de estos países, sobre todo en Africa occidental, no presenta síntomas de hambre ni de malnutrición (Nicol, 1972). Esto se debe a que los bosques, los montes, los legos y los ríos producen grandes cantidades de proteínas y carbohidratos que no figuran ni en las hojas de balance de alimentos ni, por lo general, tampoco en los planes de aumento de la producción alimentaria en los trópicos.

Ya se hizo alusión a este aspecto al tratar de la fauna como fuente de proteínas pero hay que tomar en cuenta los frutos, nueces, hojas, brotes y cortezas que suelen emplearse como ingredientes en varios platos tradicionales que se consumen en Africa a diario, como habrá podido constatarlo cualquier persona que haya vivido en Nigeria.

UNIVERSIDAD DE IBADAN, LECCION SOBRE TRATAMIENTO DE LA MADERA; los estudiantes vienen de todas partes de Africa

Estudios genecológicos

En base a estos antecedentes, el Departamento de Ibadán está comenzando a hacer estudios genecológicos sobre los árboles de Nigeria que producen alimentos. Okafor (1974), precursor en la materia en Nigeria, pone de relieve la gran importancia que tienen en la dieta de la población rural los frutos y las semillas de especies arbóreas tales como Chrysophyllum albidum, Dacryodes edulis, Irvingia gabonensis, Pentaclethra macrophylla y Treculia africana, y agrega que pueden contribuir mucho al aumento de la producción en gran escala de alimentos. Con posterioridad se estudiarán los árboles que producen alimentos en la sabana del norte, región más árida, a saber, Butyrospermum parkii, Parkia clappertoniana y otros de los que se obtienen productos comerciales de importancia para la economía rural de esa zona.

Estos estudios tienen por objeto obtener información sobre la distribución, el ciclo vegetativo y reproductivo y la variación genética de cada especie, que es indispensable para su domesticación.

Se dan sólo estos pocos ejemplos tomados del programa de enseñanza e investigación del Departamento para dar a conocer la forma en que se pueden poner en práctica algunas de las recomendaciones que se hacen en el presente artículo. Hay que subrayar, empero, que sólo se trata de algunos aspectos del programa del Departamento, ya que éste abarca una gama de disciplinas forestales y afines tan amplia que sería imposible tratarla en el presente artículo.

Necesidades básicas

Es claro que la elaboración de un programa de enseñanza e investigación sobre la ordenación de los recursos naturales renovables, que abarque las disciplinas necesarias para obtener el título, hace necesario un curso de cuatro y no de tres años de duración, como es el que se dicta actualmente en Ibadán. En el cuarto año se pueden enseñar asignaturas relativas a la ordenación de los principales recursos de la competencia del Departamento. Ya se refirió a este asunto Wyatt-Smith (1966). Gracias al progreso alcanzado, dentro de poco comenzará a dictarse en Ibadán este curso de cuatro años.

En el presente artículo se ha hecho alusión a las tendencias y problemas de la enseñanza forestal en Africa solamente, por lo que no se han mencionado los principales aspectos generales. Esto no quiere decir que no vaya siendo cada vez más necesaria la especialización en todos los aspectos de la silvicultura y de la ordenación de las grandes plantaciones industriales y de los ecosistemas forestales naturales que aún quedan, de la utilización de la madera, de la economía y de la ingeniería forestales. Es preciso concentrar los esfuerzos de enseñanza e investigación de la universidad en estas especialidades.

La Universidad de Ibadán tiene un Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología en el que se pueden obtener los títulos de ingeniero maderero y de ingeniero forestal para los que se exigen conocimientos avanzados de matemáticas y física. El Departamento de Ordenación de los Recursos Forestales puede por lo tanto concentrarse, por una parte, en aquellas disciplinas que, como la anatomía de la madera, considerada como producto de la biología industrial, influyen en la mejora genética, en la preparación del terreno, en el espaciamiento y en las procedencias y, por la otra, en aquellas que inciden en el mantenimiento de la productividad y de la estabilidad de los ecosistemas naturales y artificiales.

Siempre que sea posible conviene hacer esta división en Africa, porque la ingeniería maderera y forestal están mejor en un curso de ingeniería que en uno de ciencias forestales y recursos naturales renovables. Es claro que en el plan de estudios del Departamento Forestal no se trata de suprimir aquellos aspectos de la ciencia de la madera y de las operaciones forestales que se sitúan entre las ciencias biológicas y las físicas, como ya se indicó en el párrafo anterior.

En muchos países de Africa se pueden instalar industrias forestales muy eficientes y competitivas sin descuidar los importantísimos aspectos a que se refiere el presente artículo, y que se relacionan de manera tan directa con la realidad socioeconómica y ecológica, con la competencia profesional y con la conciencia social de los jóvenes de ambos sexos que obtienen su título en las universidades del continente africano.

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