La Estrategia Internacional sobre Investigación en Pesca y Acuicultura (Strategy on International Fishery Research—SIFR) fue promovido por la comunidad internacional de donantes bilaterales y multilaterales. Su objetivo principal es fomentar el desarrollo de la pesca y acuicultura a corto y mediano plazo a través de programas de investigación específicos. Esto requiere, en primer lugar, la identificación de necesidades y prioridades de investigación en base a las cuales se formularían planes de acción para la investigación, que involucren las instituciones nacionales. Se requeriría de la asistencia de la comunidad internacional de donantes con objeto de preparar los planes de acción e implementarlos en colaboración con instancias nacionales de excelencia.
La Estrategia Internacional sobre Investigación en Pesca y Acuicultura fue precedida por un Estudio Internacional sobre Investigación en Pesca y Acuicultura, financiado por el mismo grupo de agencias. El Estudio duró de 1989 a 1991. En este contexto, a través de misiones técnicas, se ha realizado un primer análisis de la participación del sector científico en la identificación de los planes de desarrollo nacionales de varios países latinoamericanos. En la Región latinoamericana fueron seleccionados Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Uruguay, representativos por su pesquería y — en el caso de Ecuador y Chile — también por su producción acuícola9. Durante la Segunda Consulta de Donantes para el Desarrollo de la Pesca (París, 1991), el Comité Directivo del SIFR reconoció la necesidad de contar con una participación más directa de los países receptores en la identificación de las áreas prioritarias en investigación, hacia las cuales canalizar el apoyo internacional para la elaboración del Plan Indicativo de Acción, e indicó la necesidad de mejorar substancialmente la formulación del Plan de Acción. Por lo tanto, se solicitó al Comité Directivo, en el cual participa la FAO, difundir información sobre SIFR y organizar reuniones con los países involucrados a fin de definir el apoyo requerido por la investigación en la pesca y la acuicultura, orientado hacia el desarrollo a corto y mediano plazo. El Proyecto Regional Aquila II fue encargado por la Sede de la FAO de promover esta acción para los países de América Latina y el Caribe.
Tomando como punto de partida las conclusiones de las misiones técnicas del SIFR, Aquila II ha concordado con los países actualizar los estudios sectoriales ejecutados en el 1989 durante la primera fase del Proyecto regional10, profundizando en particular los aspectos relativos al sector investigación y a su contribución al desarrollo. El Proyecto definió lineamientos-guía orientados hacia la obtención de informes nacionales que pudieran ser, analizados comparativamente, para identificar necesidades y prioridades comunes sobre las cuales basar el diseño del Plan de Acción requerido por el SIFR.
Por lo tanto se solicitó a los países de realizar un análisis con la siguiente secuencia:
el marco institucional que rige la investigación aplicada a la acuicultura;
el sector de la investigación, con el propósito de identificar los actores principales, sus objetivos de investigación y los recursos disponibles;
la colaboración entre investigación y producción.
Este informe incluye la síntesis de los veinte Informes Nacionales, las necesidades y prioridades comunes e identifica los componentes principales de un Plan de Acción para el desarrollo de la investigación orientada a la acuicultura. Fue discutido y aprobado por los países interesados en una reunión especial en el marco de la Copescal, que se llevó a cabo en Cartagena, Colombia, del 12 al 16 de junio de 1993.
Una primera consideración que puede ser derivada de los veinte estudios analizados es que sólo en cuatro países (Colombia, Cuba, Chile y México) se registra la existencia de un Plan Nacional para el desarrollo de la acuicultura que se distingue claramente de los simples lineamientos orientativos, normalmente incluidos en la definición de las políticas pesqueras (Cuadro 1). Esto implica la falta de normativas claras para este sector en la mayoría de los países de la Región. Se debe también considerar que las directivas nacionales son normalmente orientadas — con pocas excepciones (Cuba y Chile) — a reglamentar la actividad productiva simplemente estableciendo procedimientos administrativos que no toman en cuenta la participación del sector de la investigación.
La investigación en acuicultura se desarrolla principalmente a través de dos modelos institucionales: (i) ejecución directa por la Institución Rectora, en estaciones experimentales y laboratorios estatales y/o (ii) implementación por el sector universitario. Los dos modelos se encuentran en casi todos los países. En menor medida, la actividad de investigación es ejecutada también bajo la coordinación de entidades administrativas locales (regionales, provinciales, etc…), mientras que la participación del sector productivo privado es casi nula y normalmente restringida a la solución inmediata de los problemas técnicos que afectan a la producción. La excepción a esta generalización la constituye la industria camaronera en Ecuador donde, por el alto grado de desarrollo del sector, existen varias empresas que cuentan con unidades de investigación y desarrollo, con personal y recursos adecuados. En general la infraestructura así como los recursos humanos disponibles pueden considerarse relativamente adecuados y, a veces, aún excesivos con respecto a las actividades programadas, generando frecuentes casos de sub-utilización de los mismos.
El Cuadro 2 resume la orientación de los objetivos de la investigación, como han sido definidos por las diferentes partes involucradas en los países. La preocupación principal de la Institución Rectora es aprovechar el potencial productivo acuícola, proporcionando al sector empresarial “paquetes tecnológicos” que permitan inversiones en la actividad productiva. En el caso de la investigación universitaria prevalecen, en general, los aspectos biotecnológicos en el estudio de las especies cultivadas y/o aptas para cultivo. Esa, por lo tanto — también en áreas de inmediato interés para el sector productivo, como alimentación, reproducción, patología, etc… — se orientan principalmente hacia aspectos básicos, con resultados aplicables a mediano y largo plazo. Además, se añade que los objetivos de estas investigaciones son normalmente establecidos en base a directrices propias de la institución y/o, con frecuencia, por la voluntad propia del investigador y la disponibilidad de recursos financieros. Esto provoca inevitablemente, en ausencia de una coordinación interinstitucional, superposición y duplicación de programas. El sector empresarial, que persigue objetivos inmediatos de producción, mantiene contactos ocasionales con la universidad y, en la mayoría de los casos, se muestra escéptico hacia la “investigación pública”. Una excepción está representada por las administraciones locales, donde la relación público-privado se hace la mayoría de veces más personalizada. Por lo tanto prevalecen los aspectos biotecnológicos de la producción. La falta de una visión amplia de las necesidades del sector limita el impacto de la investigación sobre el desarrollo acuícola.
Los datos analizados confirman la carencia de:
estudios económicos, tanto a nivel sectorial como para modelos productivos individuales (a excepción Cuba, Chile y, por lo que se refiere a cultivo de camarón, Ecuador y México), indispensables para una interpretación más concreta del potencial acuícola existente y una evaluación de una política crediticia para la actividad basada en estimaciones precisas de las inversiones requeridas.
estudios de mercado — en particular en el caso de los mercados internos que cada vez más evidencian su importancia — en conexión con investigaciones sobre las técnicas de procesamiento y conservación de los productos dirigidas a incrementar el valor de los mismos;
estudios sociales, que permitan una visión clara de los beneficios obtenibles y una comprensión del valor representado por una producción alcanzable (acuicultura extensiva, repoblación, actividad artesanal) con baja inversión inicial y con la aplicación de técnicas sencillas;
estudios ambientales, necesarios para incluir a la acuicultura en el conjunto de las actividades productivas que interfieren con la gestión del territorio, evaluando su impacto ambiental y su compatibilidad con la necesidad, siempre más evidente, de promover formas de desarrollo sostenible.
Como ya se ha evidenciado en las misiones técnicas realizadas anteriormente en el marco de la primera fase del SIFR, la producción tendrá, por lo tanto, que ser fomentada enlazando el conocimiento técnico adquirido, con una adecuado análisis de los temas económicos, sociales y ambientales que justifican la participación de la acuicultura en el desarrollo.
Los países declaran, con muy pocas excepciones, que la causa principal de la ineficacia de la investigación reside en la exigüidad de los recursos financieros disponibles. Algunas consideraciones pueden ser hechas al respecto:
la asignación y/o la obtención de fondos insuficientes por parte de la Institución Rectora, expresa, por sí misma, el bajo valor estratégico atribuido a la investigación en el contexto del desarrollo del sector y, en la mayoría de los casos, el bajo valor estratégico dado al sector acuícola en el contexto del desarrollo global del país. Esta dificultad es, en parte, subsanada por la intervención de los fondos nacionales de investigación agropecuaria y de los Consejos Nacionales de investigación científica y tecnológica;
los recursos financieros a disposición de la investigación podrían ser incrementados fomentando la participación del sector privado, demostrando que las acciones de la misma están bien coordinadas y orientadas hacia la promoción, organización y normatividad de la actividad productiva. El análisis de la información recibida muestra lo contrario y que, con algunas excepciones, la investigación se basa esencialmente sobre fondos públicos;
los fondos de cooperación externa son utilizados a menudo de una manera inadecuada, frecuentemente sin una definición de prioridad y establecidos a través de convenios entre donantes e institutos de investigación públicos y/o privados, sin una orientación de la Institución Rectora nacional.
la ineficiencia administrativa de las Instituciones y de los Centros de investigación pública se refleja en la distribución de los gastos de la mismas, donde el 70–80% de los fondos son empleados para salarios y manutención de las estructuras;
finalmente, parece evidente que la falta de coordinación en la definición de los objetivos, a la cual se acompañan un limitado monitoreo y evaluación de los resultados, contribuye a agravar la escasez de los recursos financieros, dispersados en un número excesivo de programas y temáticas.
En general, se evidencia que la comunicación entre investigación y producción está poco desarrollada. El productor no es informado sobre los avances científicos generados, que, cuando son editados, aparecen en publicaciones especializadas, no directamente accesibles para el mismo. Son excepciones los países o estados donde el contacto investigador-productor es institucionalizado (p. ej.: Chile, Cuba, Ecuador, Brasil-Santa Catarina).
La transferencia de información es también ineficiente en el caso de la actividad de extensión necesaria para las formas de acuicultura en su fase de desarrollo. Los recursos disponibles para esta actividad son mínimos en la mayor parte de los países que no cuentan con la necesaria organización pública y tampoco con la participación del sector privado. Por otro lado es la misma inadecuación del servicio, sostenido por los escasos recursos financieros de las instituciones de investigación, que no suscita el interés del productor. Parece evidente que esta dificultad podría ser superada sólo a través de la realización de una asistencia efectiva al sector productivo, tomando en cuenta que sólo en el caso que ésa sea proporcionada con el apoyo de la estructura pública, se podrá promover la producción respetando los límites impuestos por el bienestar de la colectividad.
En el Cuadro 3 han sido resumidas las prioridades señaladas para el sector investigación, acompañadas por las prioridades para el desarrollo del sector acuícola en su totalidad.
Analizando los lineamientos estratégicos sectoriales se observa como un número importante de países expresa la necesidad de identificar mejor el potencial representado por la acuicultura en el contexto del desarrollo nacional, lo que implica necesariamente fortalecer su identidad institucional. Esta inquietud ha sido evidenciada ya sea dando prioridad a la evaluación del potencial productivo y a la organización de la producción, o como requerimiento de refuerzo, organización y coordinación institucional y creación de un marco legal para el sector. Es interesante notar que esta prioridad reúne países que ya cuentan con importantes producciones acuícolas y otros que todavía se encuentran en su fase inicial. En resumen, se podría afirmar que, en la Región, se hace más evidente el límite — ya identificado en la Primera Reunión Técnica de Planificación de Caracas — representado en la estrategia global de desarrollo del sector, por la falta de Planes Nacionales que lo orienten y lo coordinen.
Por lo que se refiere a lo anterior, el sector investigación parece responder de manera todavía inadecuada. La orientación casi exclusivamente biotécnica de la intervención, en apoyo al desarrollo de la producción, limita la utilización de recursos para el análisis de los aspectos económicos (mercados, incremento del valor del producto a través de la transformación y conservación, evaluación económica de las tecnologías elegidas), sociales (organización de la pequeña y mediana empresa) y ambientales (desarrollo sustentable, gestión integrada del territorio), que contribuirían a enmarcar la producción en el contexto del desarrollo nacional, evidenciando su verdadero potencial.
Junto con la prioridad de mejores planes nacíonales, el esfuerzo de la investigación para entender los problemas que afectan al sector productivo y contribuir a su solución es evidente por su misma orientación biotécnica. La promoción, adaptación y mejoramiento de las técnicas de cultivo, hasta la formulación de paquetes tecnológicos, son prioridades reconocidas por todos los países. Prioridades como patología y genética (orientadas principalmente a cultivo de camarón) y nutrición (enfocada a la producción local de alimentos para las especies cultivadas que limitan el gasto de importación) son expresadas en el 50% de los estudios nacionales. Sin embargo, como ya se ha examinado, la falta de coordinación centralizada de este soporte técnico—científico a la producción, limita su eficacia. El contacto producción/investigación se desarrolla, generalmente, en modo esporádico por iniciativa de unas instituciones y/o, a veces, por interés del investigador. En la mayoría de las ocasiones corresponde al interés de cada empresa y/o productor, aisladamente del contexto nacional.
El análisis de las prioridades señaladas pone en evidencia otro punto importante, que es preocupación común entre el mundo académico y la administración del sector. Los países, en su mayoría, consideran prioritaria a la diversificación de la producción acuícola. Esta orientación se explica por varias razones:
el riesgo de monocultivos, representado esencialmente por el especial interés atribuido al camarón, como producto de elevado valor económico, dirigido a la exportación. Aún tomando en consideración su importancia, se hace inmediata, frente al incremento de la competencia en los mercados internacionales, la necesidad de buscar otras opciones;
el éxito obtenido por algunos países de la Región con el cultivo de otros organismos (Chile, con algas, moluscos y salmón; Colombia, Cuba y México con la producción en aguas continentales);
la misma dispersión de la actividad de investigación que, aunque con frecuencia de manera desorganizada, ha permitido de demostrar la factibilidad técnica de cultivos alternativos;
la comprensión de la posibilidad de emplear a la acuicultura como instrumento productivo óptimo en algunos ecosistemas, como lagunas costeras y embalses (prioridades señaladas por diferentes países);
la comprensión de los beneficios sociales y económicos derivables de formas de cultivo simples y de baja inversión inicial (algas, moluscos, algunas formas de piscicultura en aguas interiores), una vez que éstos sean concebidos como sectores económicamente autosustentables (pequeña y mediana empresa);
la crisis del sector pesquero y la necesidad de preservar los recursos naturales, que aumentan la necesidad de productos de cultivo.
El análisis de los estudios nacionales demuestra una creciente demanda de tecnología para la producción de peces de agua dulce y marinos así como para moluscos. Sin embargo, también se infiere que las prioridades de la investigación son concentradas en su gran mayoría en los aspectos biológicos, con objetivos a largo plazo (biología de las especies, reproducción, alimentación, genética), mientras que las inquietudes del sector administrativo son dirigidas a la promoción de los mercados, transformación y conservación del producto, economía del sector, disponibilidad de insumos y personal especializado, con el objetivo de favorecer el desarrollo y el fortalecimiento de la producción. La integración entre las dos orientaciones y la cooperación interinstitucional es todavía escasa (por lo menos en base a la selección de las prioridades), pero absolutamente necesaria para motivar el interés de los productores.
En las perspectivas de desarrollo del sector, los aspectos vinculados con la comercialización y transformación de los productos asume progresivamente más importancia. Al lado del camarón, que continúa siendo el principal producto de exportación, se da prioridad al análisis de mercado de otros productos potencialmente importantes, como moluscos frescos y concentrados, carne de crustáceos (jaiba), filete de pescado y peces marinos. Contemporáneamente, se incrementa el interés para los mercados internos, cuyo potencial, sin embargo, continúa siendo una incógnita en la Región. Algunos países han puesto en evidencia la necesidad de organizar y potenciar la comercialización de producciones locales, como el pescado de aguas interiores (México, Colombia), o a promover mercados nacionales y/o en la Región (moluscos, en Chile y Brasil). La investigación ha sido muy poco involucrada en este proceso a pesar de que su papel podría ser importante, no sólo en localizar, calificar y cuantificar la demanda, sino también en el control sanitario de la producción y, analizando el hábito alimentario, en apoyar la creación de productos más apreciados por el consumidor.
Los estudios nacionales han sido promovidos en los países a través de las respectivas Instituciones Rectoras, con la petición de informar sobre las opiniones compartidas por los diferentes “actores” que participan en el desarrollo del sector acuícola (ver lineamientos guía). Desafortunadamente esto se ha realizado sólo en algunos casos. El análisis de la relación investigación/producción a través de la administración se ha efectuado, en general, sólo en base al “punto de vista” de esta última. Así, por ejemplo, se encuentra que la capacitación, normalmente promovida y financiada por las instituciones públicas, es área prioritaria en la mayoría de las estrategias identificadas para el desarrollo del sector. Por el contrario, la extensión e información, llaves estratégicas importantes en el diálogo investigación/producción, son muy poco citadas. Además, la capacitación es vista como medio genérico de desarrollo, sin distinción entre mano de obra, técnicos, especialistas, lo que, por cierto, no corresponde a la solicitud del sector productivo y a la posible oferta/orientación del sector investigación.
Finalmente, se puede destacar que las necesidades manifestadas a través de la identificación de las prioridades — aun siendo en ocasiones muy específicas — son agrupables según las diferentes orientaciones del sector productivo, y corresponden a potencialidades evidenciadas y/o a realidades establecidas. Son ejemplos de lo anterior la acuicultura de repoblación, donde se da prioridad a técnicas de captura, dinámica de población y producción masiva de alevines, o la acuicultura industrial intensiva donde se necesita de cepas seleccionadas de reproductores (genética), un control muy eficaz de los agentes patógenos (prevención, detección), la calidad del medio de cultivo (química de la agua, depuración) y de la calidad de los alimentos (formulación, estabilidad, etc…). Esto impone una política de cooperación regional — todavía muy pobre y poco priorizada — que permitiría aunar esfuerzos, simplificando el alcance de los objetivos identificados.
La información proporcionada por los países evidencia la heterogeneidad del sector acuícola en la Región, cuyo desarrollo obedece a estímulos muy diferentes — comerciales, sociales, científicos — y a distintas situaciones ambientales. Las conclusiones del análisis de esta información se refieren, inevitablemente, a situaciones generalizadas y se cuenta con la capacidad crítica de cada país para interpretarlas conforme a su propia realidad productiva y organizativa.
En principio se puede afirmar que la contribución del sector científico al desarrollo de la acuicultura no ha sido suficientemente aprovechada por el sector productivo. Esta afirmación — compartida por la mayoría de los autores de los informes nacionales — confirma la sub—utilización de la investigación como instrumento de desarrollo. La comprensión de los mecanismos que provocan este hecho es la base para proponer alternativas efectivas y, para esto, el análisis de las prioridades señaladas ha sido precedido por una evaluación de “quién, cómo y porqué” contribuye a orientar la investigación.
Gran parte de los países de la Región han puesto en evidencia que el bajo nivel de integración del sector científico en los programas de desarrollo es imputable a una falta de orientación por parte de la Institución Rectora. Esta debería estar en condición de percibir los problemas técnicos, económicos y sociales de la producción y orientar la investigación hacia su solución. Aunque en diferentes formas, los países han señalado la necesidad de elaborar Planes Nacionales Sectoriales o, por lo menos, lineamientos claros y detallados. Sin éstos, la investigación efectúa intervenciones puntuales, útiles para solucionar problemas inmediatos, pero frecuentemente contradictorias y dispersas, si son vistas en términos de desarrollo a mediano y largo plazo. Una mayor coordinación por parte de las instancias administrativas del sector permitiría:
conciliar las indicaciones científicas derivadas de la investigación y las necesidades de la producción en políticas efectivas de desarrollo;
utilizar la retroinformación derivada del desarrollo del sector acuícola para encaminar la investigación hacia resolver los “cuellos de botella” que atrasan el progreso de la producción.
La relación investigación/sector productor se establece frecuentemente, en la Región, sin una centralización y un control de la administración, y a menudo a través de contactos personales y/o acuerdos entre empresas e instituciones públicas y privadas. Esta es probablemente una de las causas de la orientación casi exclusivamente biotécnica de los programas de investigación, cuyos objetivos son enfocados a resolver los problemas prácticos e inmediatos de la producción. Esto se ha convertido a veces en causa de fracasos, por haber contribuido al desarrollo de la producción sin tomar en cuenta los límites impuestos por las condiciones logísticas, sociales, económicas y ambientales existentes. Se impone por lo tanto la necesidad de ubicar la investigación en el contexto del desarrollo global del sector, estimulando programas interdisciplinarios e interinstitucionales que permitan a cada participante ver y entender en su totalidad el papel de la investigación. Lo anterior puede representar el marco conceptual para acelerar y equilibrar el desarrollo de la acuicultura.
Junto con el persistente interés para el cultivo de camarón, en la Región es evidente la tendencia hacia la diversificación de la producción, señalada como prioridad por una gran parte de los países. El fin es de aprovechar ampliamente el potencial social y económico representado por la producción acuícola y evitar los riesgos de concentrar la actividad en un único organismo (camarón) o un único objetivo (exportación). Existe un interés cada vez más difundido para algas, moluscos y peces marinos, mientras que la producción en aguas continentales se ha orientado exclusivamente hacia peces. De acuerdo con lo anteriormente analizado, sería oportuno promover la realización de programas que, abarcando todos los aspectos vinculados con el desarrollo del cultivo de un organismo específico, puedan evaluar el potencial que éste representa. En este contexto la información biotécnica tendría que acompañarse con la información económica (estudios de factibilidad, mercados), social (identificación de los productores potenciales y organización de la producción) y ambiental (utilización de los recursos, gestión del territorio).
Entre las prioridades señaladas por los países se evidencia un interés marcado por la acuicultura extensiva. Esta última se está imponiendo como vía para alcanzar un importante incremento de la producción, con intervenciones que requieran baja inversión inicial. Los modelos principales, acuicultura de repoblación y manejo de lagunas costeras, son considerados cada vez más por el sector administrativo dada su rentabilidad económica, el bajo impacto ambiental y los posibles beneficios sociales. Sin embargo, la Región ya experimentó que estas características no son por sí mismas garantía de éxito. Junto con un buen conocimiento de las especies cultivadas y de las técnicas a ser empleadas, es importante contar con un adecuado manejo del ecosistema y con la comprensión de los aspectos sociales y económicos que caracterizan esta forma de acuicultura. La contribución del sector investigación es importante en este caso, que — implicando la gestión de recursos comunes con usos diferenciados y conflictivos — prevé una intervención constante de la administración pública. Las instituciones de investigación tendrán competencias no sólo en la fase de programación y ejecución de la intervención sino, especialmente, en el monitoreo de los efectos inducidos por ésta, proporcionando la retroinformación necesaria para su eventual reorientación. Este enfoque se aplica, en particular, para alcanzar una integración de los proyectos acuícolas con los planes de desarrollo territorial y garantizar su autosustentabilidad.
Patología y alimentación son las prioridades técnicas mencionadas con más frecuencia. La intensificación de las investigaciones en patología se refiere en particular al sector de la camaronicultura, donde infecciones virales y bacterianas han aportado graves daños a la producción en los últimos años. En este sector, la Región puede contar con centros especializados (Ecuador, Cuba, Panamá), por lo cual sería oportuna la promoción de programas de cooperación entre los países productores. Un refuerzo importante hacia el sector de la producción de alimentos para acuicultura lleva su justificación principalmente en la necesidad de limitar la importación de los mismos, que representa un costo excesivo para los productores, y mejorar su calidad en relación con las condiciones locales de cultivo.
Para los cultivos industriales ya desarrollados (camarón y salmón) es prioritario contemplar la optimización de las tecnologías de producción. Esta situación implica dedicar esfuerzos a la investigación científica básica (entre otros: inmuno-diagnóstico, genética cuantitativa, transformación genética, procesos enzimáticos y endocrinológicos, substitución de insumos sintéticos, etc…) que permitan mantener la ventaja comparativa y la competitividad de la actividad.
La creación de programas interdisciplinarios permitirá obviamente una utilización más productiva del sector investigación, optimizando el uso de los recursos humanos y económicos. Una buena coordinación de estos programas permitirá amplificar la descentralización de la investigación, sin el riesgo de duplicar esfuerzos y apoyando el análisis de las diferentes situaciones locales. Por otro lado, la regionalización de los programas (como programas regionales o sub-regionales) permitirá un mejor empleo de los recursos y de la experiencia disponibles. También, a través de la cooperación de países con niveles de desarrollo sectorial diferente, hará más eficiente el apoyo de la cooperación internacional.
Finalmente, enfrentando el problema de la transferencia de información, que en la actualidad constituye una grave limitación en el diálogo investigación/producción, es importante subrayar algunos puntos:
a pesar de la difundida realización de cursos en acuicultura, no se cuenta en la Región con cursos de preparación de extensionistas. La transferencia de la información no se realiza profesionalmente sino más bien en base a la capacidad del individuo;
la acuicultura industrial requiere reforzar los mecanismos de asistencia técnica al sector productor. Esto se logrará a través de la institucionalización de los servicios especializados por parte de los centros de investigación;
la transferencia de la información a través de publicaciones debería ser diversificada en función del usuario e incluir los temas de interés para investigadores, productores, administradores con fuentes diferentes para su difusión (institutos científicos, direcciones administrativas públicas, organizaciones privadas). Además debería ser reforzado el uso de sistemas informáticos, nacionales y regionales, dentro de los cuales se señala al SIPAL11, actualmente promovido en su fase inicial en México, Chile, Colombia, Cuba y Trinidad y Tobago por el Proyecto Regional Aquila II, y para el cual es prevista una rápida expansión a otros países. Estos sistemas deberán proporcionar un apoyo concreto a la producción, de manera que se justifique su financiamiento, a corto plazo, por parte de los mismos usuarios;
los países deberán fomentar la creación, a nivel nacional, de Grupos Técnicos de Trabajo (que reúnan los acuicultores por organismos cultivados, o por regiones, etc…). Estos, en colaboración con los Consejos Nacionales de Ciencias y las Direcciones de Acuicultura, facilitarán el contacto entre científicos y productores, ampliando la difusión de la información.
11 Sistema Informático para la Planificación Acuícola en Latinoamérica y el Caribe.
Este último punto es de extrema importancia para fortalecer la cooperación en la toma de decisión entre las tres entidades involucradas en el desarrollo del sector acuícola: investigación, administración y producción.
El principal objectivo del SIFR es incrementar la participación de la investigación para la pesca y la acuicultura en los procesos de desarrollo. Tomando en cuenta esta orientación básica, el Plan de Acción a elaborar para optimizar el apoyo de la cooperación internacional, deberá identificar los factores que limitan la contribución de la investigación e indicar una estrategia que permita fortalecer los vínculos entre las instituciones participantes en el desarrollo de la pesca y la acuicultura. Lo anterior con el fin de intensificar el soporte que este sector proporciona al desarrollo social y económico de cada país y de la Región.
Los estudios nacionales han identificado en la falta de coordinación de los programas, uno de los puntos débiles del sector investigación. Como se ha subrayado varias veces, la dificultad principal es la ausencia generalizada de políticas sectoriales claras que dirijan el desarrollo del sector acuícola y fijen su prioridades. Esto alimenta la imagen de una acuicultura como “hermana menor” de la pesca, sin una identidad institucional y estratégica precisa. Esta situación desorienta al sector investigación, que por consiguiente termina persiguiendo objetivos definidos a veces por instancias ministeriales o bien por instituciones científicas, por investigadores y, también, por los mismos productores que buscan solucionar sus problemas a través de contactos directos y personales con el mundo académico (frecuentemente al exterior de la Región).
Un primer paso importante es, por consiguiente, que las Instituciones Rectoras de la acuicultura en los países logren desarrollar su función de coordinadoras de las actividades, no sólo estimulando la comunicación entre los sectores productivo, administrativo y de la investigación, sino más bien orientándola. Este diálogo coordinado tendrá como primer efecto positivo proporcionar a la Institución Rectora una visión global del sector, permitiéndole determinar acciones prioritarias, en el marco de las condiciones de los lineamientos más generales del desarrollo nacional (económicos, sociales, ambientales). Una segunda ventaja, que derivará de este contacto constante entre productores, investigadores y administradores, será la posibilidad de definir lineas de acción compartidas en las cuales serán mejor definidas las responsabilidades y los aportes específicos necesarios. Este último punto pondrá en evidencia los objetivos y las limitaciones de cada particípante, favoreciendo la jerarquización de las prioridades en función de los recursos disponibles y evitando la formulación de programas de intervención más amplios, pero teóricos, que, al no cumplirse, perjudican al sector en su globalidad.
Algunos países ya están intentando reforzar el diálogo entre las componentes del sector acuícola, a través de various mecanismos institucionales, promovidos bajo la responsabilidad de instancias gubernamentales y/o mediante la creación de fundaciones, corporaciones y asociaciones. Esto, sin embargo, no siempre conlleva el alcance de un buen nivel de coordinación y, particularmente en lo que se refiere al objetivo del SIFR, no implica en forma necesaria una participación más activa de la investigación. Por otro lado, parte de estos modelos se enfocan a crear Grupos de Trabajo adoptando el concepto de “task force” que solucionen los problemas, indicando una estrategia posible para el fortalecimiento institucional de la acuicultura. En efecto, el centralizar la coordinación de las actividades en una Institución Rectora perteneciente al sector publico contribuirá a reforzar el reconocimiento institucional de los Grupos de Trabajo, mientras que serán los mismos Grupos que provean el retorno de información indispensable a la Institución Rectora para orientar su acción de coordinación. Este esquema (ver Fig. 1) podría ser eficiente para ampliar el papel de la investigación hacia el desarrollo, aumentando la coordinación de su actividad.
Las características y las tareas de estas dos entidades, Institución Rectora y Grupos de Trabajo, serían obviamente diferentes, así como los términos de referencia relativos a sus funciones, buscando, sin embargo, la máxima integración en el objetivo de desarrollar el sector acuícola. Los Grupos de Trabajo, deberían ser temporales, en función del problema a ser resuelto, y lo más posible específicos, seleccionados por especies cultivadas, por regiones o por temas (patología, mercado, genética, etc…) en base a necesidades reconocidas. En cada Grupo deberían participar representates de los diferentes sectores, en particular producción e investigación, con un grado de liderazgo reconocido a nivel nacional, representantes de las Instituciones Públicas involucradas en los temas a ser discutidos (aspectos ambientales, legislativos, comerciales etc…) y, obviamente de la Institución Rectora. La responsabilidad de los Grupos sería la de discutir técnicamente e identificar lineas de acción concretas de desarrollo, simplificando, de tal manera la toma de decisión por parte de la instituciones publicas. La Institución Rectora, que habrá participado activamente en la definición de las actividades, debería asumir la responsabilidad de coordinar su desarrollo, a través un de constante monitoreo y evaluación de los avances logrados. De esta manera, con la institución de grupos técnicos específicos, sería posible definir la factibilidad económica, social, ambiental y técnica de los programas acuícolas.
La ventaja que se obtenga de la relación investigación/producción a través de esta coordinación de las actividades sería múltiple:
el contacto entre los productores y los institutos de investigación sería institucionalizado por medio de los Grupos de Trabajo;
la naturaleza temporal y específica de los Grupos de Trabajo permitiría emplear cada vez los expertos más calificados en las diferentes áreas;
la necesidad de evaluar en forma detallada los programas de acción y la naturaleza institucional de los Grupos de Trabajo, obligaría la investigación, hoy monopolizada por los aspectos técnicos de la producción, a asumir un carácter interdisciplinario;
una visión amplia del sector y una eficaz selección de las áreas prioritarias, ayudarían a la Institución Rectora en concentrar y hacer más adecuado el empleo de los fondos destinados a actividades de investigación; la administración llegaría a considerarla como un instrumento importante para alcanzar información y una herramienta analítica para la definición de políticas sectoriales efectivas, que, a su vez, orientarían a las prioridades de investigación.
La definición de las prioridades es un proceso secuencial que, para ser funcional, debe respetar niveles jerárquicos:
Una primera etapa será la definición, cuando ésta no exista, de la tendencia del sector: actividad intensiva o extensiva, hacia la promoción del consumo local o productos de exportación, maricultura o acuicultura continental, social o industrial, etc… Es claro que varios de este modelos pueden convivir y ser priorizados al mismo tiempo, dependiendo de los recursos y de la conciencia disponibles.
Un segundo paso importante será seleccionar prioridades que favorezcan al desarrollo de ambas formas básicas de investigación: la adaptativa, encaminada a resolver los “cuellos de botella” que limitan la actividad productiva y, por lo tanto, consolidar los modelos ya adquiridos, y la innovativa, que se orienta a introducir nuevas especies y tecnologías para incrementar la producción en su totalidad. Es interesante notar que ésta es una orientación que ya existe en la Región, según las prioridades señaladas en los informes nacionales.
Finalmente, en la elección de las temáticas específicas hacia las cuales dirigir la actividad de investigación, se deberá prever la participación de los productores y de los administradores. Estos, como principales artífices de la política sectorial, son los que mejor pueden evaluar los obstáculos que deben ser eliminados y las ventajas ofrecidas por nuevas soluciones técnicas. En este contexto la investigación tendrá la importante tarea de determinar los diseños experimentales que lleven a la identificación de soluciones técnicas, poner a disposición la información existente y, al mismo tiempo alertar sobre las decisiones apresuradas. La creación de Grupos de Trabajo, sugerida anteriormente, permitiría mejorar en forma significativa la selección y la planificación de las intervenciones prioritarias.
El diferente “punto de vista” de los participantes, reunidos en un mismo Grupo de Trabajo cuya responsabilidad sería buscar salidas para fortalecer el desarrollo del sector, convergiría en modo positivo en:
posicionar los objetivos en el contexto más amplio del desarrollo nacional, tomando en cuenta los aspectos sociales y ambientales implicados con el incremento de la producción acuícola;
evidenciar los vínculos económicos propios de la producción, que llevan hacia una fuerte necesidad de estudios orientados a un mejoramiento de la gestión empresarial de los cultivos, evaluación y promoción de mercados, transformación de los productos, etc…
ampliar el nivel de cooperación interinstitucional para enfrentar globalmente los problemas a través de la participación de expertos de diferentes áreas;
aceptar los límites propios del sector investigación, que, responsable por la exactitud de la información, necesita realizar sus estudios de manera completa, lo que frecuentemente implica el desarrollo de investigaciones básicas, no directamente aplicables, pero fundamentales para comprender los problemas enfrentados;
compartir financieramente la promoción de la actividad, orientando el apoyo del capital privado hacia esquemas intensivos, industriales y reservando la intervención pública para modelos de desarrollo más amplios, a nivel nacional, como acuicultura rural o acuicultura de repoblación.
La orientación básica contenida en los objetivos del SIFR, es la identificación de prioridades regionales y/o sub-regionales hacia las cuales dirigir el apoyo de la cooperación internacional. La regionalización de la investigación aporta, efectivamente, innumerables ventajas, en particular en una Región como la latinoamericana, donde el sector académico, en general, cuenta con una amplia tradición, infraestructura y recursos humanos especializados. Una consideración similar que requiere de una colaboración interinstitucional a nivel nacional, es válida para estimular la cooperación entre las instituciones de los diferentes países de la Región. En efecto, ésta incrementa la eficacia del análisis de los diferentes temas, aprovechando de manera selectiva los recursos humanos y técnicos de cada país. Al mismo tiempo, se evitan duplicaciones de esfuerzos y se fortalece el intercambio de información. Además, es evidente, que una efectiva cooperación horizontal haría mucho más eficaz la misma acción de la cooperación internacional, ampliando y acelerando la difusión de los resultados.
La promoción del proceso de regionalización debería basarse en temas lo más específicos posible, como patología de camarón, genética de tilapia o, como ejemplo de prioridad sub-regional, cultivo de salmón. Esto favorecería la formación de núcleos de investigación especializados, con el objeto de utilizar de la manera más eficiente los recursos de la Región y orientar la cooperación externa hacia la selección de intervenciones puntuales, pero realmente significativas para el progreso del sector. Es evidente que disponer de Grupos de Trabajo en temas seleccionados, a nivel nacional, ayudará en modo decisivo la realización del diálogo regional, favoreciendo la formación de Grupos Regionales (networks), cuya eficacia residirá justamente en la capacidad de enfrentar en modo interinstitucional temas altamente específicos. En este contexto, será también posible la selección de centros de excelencia en la Región, que sirvan como punto de referencia para los países, en áreas especificas de investigación.