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Inventarios en bosques tropicales húmedos

Para las decisiones de inversión industrial

Jean-Paul Lanly

JEAN-PAUL LANLY es Oficial de Inventariación de Recursos Forestales en el Departamento de Montes de la FAO.

El conocimiento de los recursos forestales es una condición indispensable para su desarrollo racional y, por ello, el inventario forestal debe ser considerado como la primera etapa de la ordenación forestal. A las numerosas combinaciones posibles del nivel y el horizonte de la planificación, de las etapas de decisión, de las dimensiones de las unidades de gestión y de las formas de desarrollo, corresponden diferentes tipos de inventario forestal. No existe por tanto un solo tipo de inventario para una zona forestal dada sino que hay, dejando de lado todos los problemas técnicos, muchos tipos de inventarios.

El tema de este estudio se limita a un tipo especial de recursos forestales - los bosques tropicales húmedos - y más particularmente, a la transformación industrial de la madera como materia prima. ¡Hay, por supuesto, otros productos y beneficios que este tipo de bosques puede proporcionar, tales como la conservación de suelos y otras funciones ambientales, el recreo y productos forestales secundarios que pueden dar lugar a una transformación industrial.

En efecto, las decisiones en materia de inversión industrial en las regiones forestales tropicales húmedas pueden tomarse en todos los niveles y horizontes de la planificación en distintas etapas y pueden referirse a unidades elementales de gestión de cualquier dimensión. Seria un errar limitar exclusivamente la investigación al problema de la instalación de un complejo industrial y considerar sólo los denominados estudios de preinversión. Una inversión industrial, cualquiera que sea su importancia, debe verse en el contexto más general de una política de industrialización forestal que sobrepasa el límite de la zona considerada. Esta política necesita información en los distintos niveles de gestión forestal: distritos, regiones o provincias, Estados, o nación. Numerosos países en desarrollo no han podido todavía poner en práctica la estructura esencial para un inventario forestal nacional, pero no pueden ignorar, mientras tanto, las posibilidades de desarrollo disponibles. Una política de industrialización forestal debe constituir un conjunto coherente y equilibrado a todos los niveles.

Objetivos

Los objetivos de un inventario forestal deben reflejar el nivel y finalidad de la planificación que se considere, la naturaleza y magnitud de la unidad de gestión y la etapa a que se ha llegado para tomar decisiones - si, por ejemplo, concierne a un estudio de preinversión o a la inversión en sí misma. Todo esto hay que definirlo en términos de parámetros que hay que investigar y su grado de precisión a un nivel dado del riesgo aceptado.

Un problema espinoso es el de la posible evolución de los objetivos que cambian, es decir el hecho frecuente de la incorporación de nuevos parámetros a los indicados al comienzo del inventario. Sucede frecuentemente, como consecuencia del cambio del contexto socioeconómico local o internacional, o a causa del cambio de la política forestal, que se establecen nuevos planes después de haber comenzado el inventario de los recursos, lo que hace que resulte incompleta la información ya recogida. Debido a que muchos creen que un tipo de inventario forestal puede proporcionar toda la información deseada, es con i; frecuencia difícil convencerles que es indispensable un complemento de inventario en una zona ya inventariada. Así ha ocurrido que un inventario que proporciona información relativa a un número limitado de especies y de clases diamétricas, resulta muy insuficiente cuando se trata de elaborar las medidas que deben asegurar un rendimiento sostenido de los recursos forestales. Siempre es posible adaptar la operación del inventario a las nuevas exigencias, en particular en el marco de una operación de carácter permanente, pero el usuario debe comprender que una consecuencia de ello es inevitablemente el aumento de los costos. El cambio de los objetivos puede traducirse igualmente en un cambio de la dimensión y localización de las unidades de gestión, en las unidades de referencia del inventario («poblaciones» en sentido estadístico). Esta dificultad puede superarse considerando un tipo de inventario único y uniforme para toda la zona a investigar, por ejemplo, un proyecto sistemático de una etapa, que permita sin dificultad proporcionar resultados para distintas divisiones de la zona. (Los expertos en inventarios forestales rehúsan con frecuencia los proyectos sistemáticos sencillos, argumentando la dificultad de estimación de errores, aunque éstos sean la regla general en otros tipos de prospección de recursos naturales, tales como las prospecciones mineras.) Una cosa es cierta: no se debería emprender una operación de evaluación de recursos forestales de gran envergadura que no incluyera una lista tipo con el mínimo de información a recoger y de resultados a obtener. Debería terminarse ya la época en que los inventarios forestales se efectuaban en bosques tropicales húmedos puramente para estimar los volúmenes correspondientes a las dimensiones explotables de un número limitado de especies comerciales, realizados generalmente en las zonas a abrir a la explotación. Tales inventarios no solo no permiten en forma alguna establecer reglamentos de aprovechamiento o de planes de ordenación, sino que hacen perder la oportunidad de obtener información útil para un desarrollo más completo que incluya más especies y clases de mayor diámetro.

CARTOGRAFÍA EN GRAN ESCALA: ES PARTE DEL INVENTARIO FORESTAL NACIONAL DE MÉXICO el primer paso ea la ordenación forestal

Para evitar el riesgo de una definición de objetivos demasiado limitada se puede reunir, y hacer trabajar en equipo, antes de iniciar el inventario, a los que van a utilizar sus resultados, y a los especialistas de las distintas disciplinas, incluido sin duda el propio inventariador, a fin de que se pongan de acuerdo sobre los objetivos y el modelo correspondiente de inventario. Dejar la definición detallada de los objetivos únicamente al experto en inventarios es hacerle un mal servicio, porque él será el primer desanimado por la posible inutilidad o escaso provecho de su trabajo. Hay, por desgracia, ejemplos demasiado numerosos en que la falta de trabajo en equipo ha llevado finalmente a operaciones costosas. Habría podido evitarse mucho dinero - y sobre todo, muchos esfuerzos y dificultades - si la decisión de realizar operaciones de inventarios forestales no hubiera sido el resultado del diálogo exclusivo entre un servicio forestal con intenciones imprecisas y unos buenos «vendedores» de operaciones de inventariación. En ciertos casos, se habría podido proporcionar una información más útil desde el comienzo por la misma suma de dinero; en otros casos, por el contrario, se habría podido evitar una operación intensiva para limitarse a un simple reconocimiento, o incluso se habría podido llegar fácilmente a la conclusión de la inutilidad pura y simple de una operación de inventario.

A la izquierda: sector de Luzón (Filipinas) con detalles de montañas, tierras bajes y cursos de agua superficiales. Las montañas, que aparecen denudadas, están en realidad cubiertas de bosque degradado. Las tierras bajos han estado sometidas a agricultura de desbroce y quema. La foto oblicua fue tomada por radar, con nubosidad total, desde avión, a una altura de 12 km. Escala: 1:100 000.

Prioridades

Otro punto importante referente a los objetivos de una operación de inventario es el de las prioridades entre objetivos, o sea, de las prioridades entre los distintos parámetros a determinar (considerándose cada parámetro con el margen de error aceptado). En este punto tampoco ha sido siempre ejemplar la experiencia anterior en materia de inventario forestal tropical.

Son numerosos los planes de inventarios cuyas características han estado basadas en el conocimiento preciso de un parámetro sin interés para su desarrollo: muy lejos de los posibles emplazamientos de fábricas de pasta de papel (en una época en que ni siquiera se preveía la utilización de maderas frondosas tropicales para la fabricación de pasta), se han hecho informes de inventarios con el orgullo de los reducidos márgenes de inseguridad obtenidos respecto al volumen bruto total de todas las especies de más de 10 cm de diámetro, ocultando errores inaceptables respecto a los volúmenes de dimensiones explotables de las especies, o grupos de especies, de madera para aserrío y laminado. He aquí un ejemplo de prioridades mal establecidas. La información que permite cuantificar la accesibilidad de los recursos forestales se ha recogido e interpretado muy raramente hasta ahora. Este objetivo prioritario no se ha tomado frecuentemente en consideración. En descargo del experto en inventarios conviene recordar la casi imposibilidad en que se encuentra de concebir una operación de inventario que respete completamente la jerarquía de las prioridades cite los distintos parámetros a estimar. Se puede tratar de conseguir el máximo de una operación de inventario con respecto al parámetro más importante, pero la operación así concebida no sería igualmente eficaz respecto a las docenas de otros parámetros importantes. Sólo mediante aproximaciones sucesivas, y no respetando más que a grandes líneas la jerarquía de los parámetros más importantes, el inventariador puede llegar a soluciones con desventajas mínimas.

Medios inhóspitos e inaccesibles

Unas advertencias generales sobre las operaciones de inventario en el bosque tropical húmedo, en comparación con operaciones similares en zonas templadas, son necesarias, Lo que primero viene en mente son los inconvenientes físicos del ambiente forestal tropical. El carácter inhóspito del medio (humedad, insectos de todas clases, densidad del sotobosque y frecuencia de las zonas llanas pantanosas que estorban el avance y el trabajo), la falta en numerosos casos de zonas de vegetación más agradables que interrumpan el carácter inhóspito de las grandes zonas forestales, y la accesibilidad generalmente difícil, son muchos de los inconvenientes y obstáculos para la realización de operaciones eficaces y aceptables de evaluación de los recursos forestales. Son bien conocidas ciertas consecuencias negativas de estos problemas: el refugiarse en los estudios de gabinete (llegando, por ejemplo, a una precisión exagerada y distorsión por subjetividad, de los trabajos de fotointerpretación y cartografía); la escasa frecuencia de las visitas de control sobre el terreno del personal responsable, y, por parte de los equipos de campo, física y psicológicamente abandonados a sí mismos; el deseo de despachar cuanto antes los trabajos fatigosos que sería necesario realizar, por el contrario, en forma pausada y minuciosa. Infundir entusiasmo a los equipos de campo y darles ejemplo mediante visitas frecuentes, son las mejores acciones que pueden tomar los responsables de los inventarios forestales tropicales para velar por la validez de los datos básicos recogidos en el terreno.

Debajo: diseño de un mana de Filipinas.

Pero quizás aún peor que el carácter inhóspito y la inaccesibilidad, sean la escasez de ocupación humana y la falta de una economía forestal tradicional. Indudablemente, ciertos grupos sociales autóctonos han evolucionado en armonía con el medio forestal y han establecido con éste un equilibrio basado en la agricultura migratoria con barbecho prolongado. Pero la mayoría de las poblaciones que viven en la actualidad en zonas de bosque tropical húmedo, y que deben establecer y desarrollar una economía forestal basada en la industrialización, son originarios de otras zonas, teniendo que encontrar todavía los términos de un equilibrio y de una tradición de desarrollo forestal. Se deducen dos consecuencias importantes en el campo de la evaluación de recursos forestales: la primera es la falta de un conocimiento intenso e íntimo del medio forestal; la escasa densidad de la población que habita las zonas forestales y su limitado interés por los asuntos forestales hacen que el bosque no esté transitado. En segundo lugar está la falta de un caudal suficiente de conocimientos dendrológicos y dasométricos, que podrían servir para las evaluaciones de los recursos forestales. Los mejores contadores de árboles siguen siendo todavía los habitantes de los grupos autóctonos tradicionales, aunque existen diferencias taxonómicas entre sus denominaciones y las especies y géneros de la botánica sistemática. Desgraciadamente, su determinación en numerosos países tropicales, que permitiría en las futuras operaciones de inventariación forestal una cierta seguridad en las identificaciones botánicas, todavía no está comprobada. La situación no es mucho mejor en materia de dasometría. En estos últimos años se ha determinado un gran número de relaciones volumétricas cuantitativas y también se han desarrollado estudios sobre la calidad interna y externa de la madera en pie, pero queda mucho por hacer, por ejemplo en materia de dendrocronología y en cuanto a estudios de crecimiento de los árboles. Finalmente, ciertos conceptos y métodos desarrollados para los bosques templados no pueden aplicarse a los bosques tropicales. Conviene idear nuevos métodos para aclarar problemas específicos: por ejemplo, ¿cómo evaluar el volumen de madera útil de un tronco en el interior de los contrafuertes o costillas basales de un árbol tropical? ¿cuál será para muchos árboles la altura del tronco, o el diámetro equivalente a la altura del pecho ? Lo inadecuado de los conceptos de los países templados, cuando se aplican a los bosques húmedos tropicales, la escasez de investigación de estos últimos y la necesidad de elaborar conceptos y técnicas nuevos, mejor adaptados a los problemas, constituyen una tercera dificultad importante para la evaluación en los inventarios forestales tropicales.

La definición clásica del inventario forestal de N.E. Nilsson es tan válida para los bosques húmedos tropicales como para los templados: «¿Cuánta madera industrial de cada especie, dimensiones y calidad puede estar disponible durante ciertos períodos en los posibles emplazamientos de las industrias de transformación para distintas hipótesis del costo en fábrica por unidad de volumen?».

Esta definición tiene el mérito de tomar en consideración el factor tiempo («durante ciertos períodos n) y el problema de accesibilidad, es decir, los costos de producción de la madera entregada en la fábrica de transformación - dos elementos demasiado olvidados en el pasado en los inventarios forestales tropicales - y aunque no puede abarcar todas las facetas posibles del problema, ignorando, por ejemplo, el elemento «evaluación del emplazamiento forestal», podría constituir un punto de partida muy bueno para intentar analizar la información que debe proporcionar el inventario forestal tropical para las decisiones de inversión.

«¿Cuánta madera industrial de cada especie, dimensiones y calidad, puede estar disponible. . . en los posibles emplazamientos de las industrias de transformación . . .?». Se podría pensar aparentemente que todos los inventarios forestales tropicales han respondido a esta pregunta, pero no es así. Dejando de lado los errores de identificación de especies, las inexactitudes en las mediciones y en la estimación de volúmenes de los árboles y los errores subjetivos en la estimación de la calidad, muchos inventarios forestales tropicales proporcionan volúmenes brutos o netos por especie, dimensiones y clases de calidad. Pero la realidad «industrial» de estos volúmenes no se demuestra generalmente y ello por dos razones: por una parte, la evaluación de la calidad de la madera deja de lado con frecuencia la detección y medición del volumen de pudrición interna de árboles cuya edad se ignora y, por lo tanto, la probabilidad de pudrición interna. Se sabe que la proporción de pudrición interna, invisible desde fuera, es elevada en algunas especies comerciales, especialmente en el Amazonas y en el sudeste de Asia, donde el porcentaje de árboles de dimensiones explotables y podridos en pie puede ser superior al 50% (de 676 árboles Shorea cortados en Sarawak, 413, o sea el 61 % presentaban pudrición interior, y en más de las dos terceras partes de ellos la pudrición se extendía por toda la longitud del fuste). La evaluación de la calidad de la madera en pie, completada eventualmente mediante perforación con la barrena para detectar una pudrición en la base, es útil para poder hacer una clasificación de la madera en pie - «estratificación» en el sentido estadístico del término - que permitirá una mayor precisión del cálculo del factor de recuperación. Es imposible determinar, en el curso de un inventario? partiendo de las medidas y descripciones de los árboles en pie, el volumen real que puede extraerse del bosque y ser utilizado por la fábrica. Esto se debe a que todos los árboles que teóricamente se podrían apear no se apean. Esta selección por el usuario de los árboles en pie tiene a veces razones difíciles de prever o de cuantificar: «previsión» de una pudrición muy fuerte, árbol cuya corta sería peligrosa, árbol dañado durante la corta de otro, o que tiene el riesgo de caer en una posición que haga imposible su extracción, etc. Una parte no despreciable de la madera cortada se deja en el bosque por razones que? nuevamente, no parecen muy científicas» - maderas astilladas en el apeo, troncos dañados en el suelo por la caída de otro árbol, troncos que resulta imposible extraer.

Determinación del volumen

Todas estas razones, proceden, en parte, de la gran libertad que se deja a los equipos de corta y de los incentivos de que disfrutan, que a veces van en detrimento de una utilización mas completa de la madera en pie. Por estos motivos, es inútil determinar, a partir de las mediciones y calificaciones de los árboles en pie realizadas durante el inventario, los volúmenes efectivamente extraídos del bosque y probablemente elaborados. A falta de una ordenación y un control intensivo, como sucede actualmente en la mayoría de los bosques tropicales húmedos, es esencial efectuar, en conexión con el inventario propiamente dicho, estudios de rendimiento que permitan estimar, a partir de los volúmenes brutos determinados objetivamente, posiblemente estratificados en clases de calidad, el porcentaje de volúmenes extraídos efectivamente, por clases de calidad comercial.

Otro elemento que diferencia las estimaciones de volumen en los inventarios forestales de zonas templadas con respecto a los de las tropicales, se refiere a la presentación de los resultados por especies. La situación en esta materia es, a la vez, mas difícil y más fácil en el bosque tropical que en el templado. Mas difícil porque el gran número de especies, la taxonomía botánica ano en plena evolución y la falta, cada vez más grave, de contadores de árboles competentes hacen frecuentemente dudosa la identificación de los árboles y mayor la necesidad de control. Más fácil, porque con frecuencia es posible reagrupar las especies por grupos de calidad tecnológica y utilización semejantes. Familias botánicas enteras presentan características muy parecidas, pudiendo agruparse sin inconvenientes las especies correspondientes (ejemplo las irvingiáceas). En otros casos, se pueden hacer agrupaciones dentro de una misma familia: por ejemplo, en la Costa de Marfil pueden agruparse ventajosamente 8 especies, de 9 meliáceas (caobas), en dos grupos denominados «maderas rojas principales» (5) y «maderas rojas secundarias» (3). Los márgenes de error de los resultados correspondientes a estos grupos de especies son en general menores que los de los resultados de cada especie tomada individualmente, como consecuencia de una menor variabilidad (error estadístico menor) y de una posibilidad de compensación de los errores de identificación de especies con una apariencia aproximada (error menor y menos sesgo).

Por último, quizá sea el factor tiempo el que más se ha descuidado hasta ahora en los inventarios forestales tropicales. La gran mayoría de estas operaciones ha consistido en evaluar la situación actual de los bosques estudiados pero, debido a su duración limitada y a la imposibilidad de las mediciones del crecimiento, no se ha podido cuantificar, incluso superficialmente, la evolución de la masa en términos de volumen (crecimiento, mortalidad, tiempo de incorporación al fustal y madurez); además, existe una cierta confusión en este campo. De vez en cuando, en la bibliografía, se intenta dar cifras de crecimiento por hectárea de los bosques tropicales húmedos que tengan una cierta universalidad. Se olvida, en general, precisar que cada bosque o tipo de bosque se encuentra en una cierta etapa de reconstitución y de evolución hacia el bosque clímax, que tiene un crecimiento en volumen aproximadamente igual a cero, en el cual el volumen de los árboles muertos se compensa por el de la regeneración. Se ignora igualmente la importancia de la modificación específica (es decir, en cuanto a las especies dominantes) de las masas en curso de evolución, y existe la tendencia de considerar, en general falsamente, que, mediante un tipo de explotación y de tratamiento silvícola apropiados, se podría mantener una producción continua de las mismas especies útiles. Por último, y sobre todo, no se sabe gran cosa del crecimiento en volumen por especie o por grupos de especies, después de haber pasado por distintos tipos de explotación.

EQUIPO DE. VIGILANCIA FORESTAL E N VIAJE POR EL AMAZONAS para conocer también la accesibilidad

Unicamente mediante mediciones del crecimiento, utilizando la barrena epidométrica de Pressler, o mediante comparaciones de inventarios repetidos (inventario forestal continuo), junto con los resultados de los inventarios estáticos, será posible establecer normas de explotación y planes de ordenación que prevean la producción y la extracción en un cierto tiempo, mediante el cálculo de la posibilidad anual de corta. Las mediciones del crecimiento realizadas durante el primer inventario, o durante el período precedente a la explotación, pueden resultar suficientemente precisas si la explotación se limita al apeo de uno o dos árboles por hectárea. Sin embargo, se tenderá como norma hacia una utilización más intensiva del bosque, y estas mediciones del crecimiento deberán hacerse durante unos años después de la explotación para determinar la reacción de los árboles al efecto de la labor de penetración en los bosques.

La vigilancia de los recursos forestales no es sólo cuestión de estimar el crecimiento de los árboles, el «tiempo de incorporación al fustal», la mortalidad y la explotación. En los trópicos, implica sobre todo la vigilancia continua de las superficies forestales, de las que hay demanda con frecuencia para formas permanentes o itinerantes de agricultura y pastoreo. Se puede estimar que esto no representa un problema crucial cuando se trata de una zona forestal reservada como fuente de abastecimiento para un complejo industrial dado y cuya protección pueda asegurarse fácilmente (aunque la red de caminos de explotación favorezca siempre la inmigración de agricultores y sea con frecuencia difícil y poco rentable políticamente el oponerse a su establecimiento). La vigilancia continua de las superficies forestales es, por lo menos, una necesidad para una planificación forestal aceptable al nivel de todo el país o de una de sus regiones, que tenga en cuenta las tendencias y/o las decisiones en materia de utilización de tierras y de propiedad de los suelos. Cuando la tasa anual de tala forestal alcanza, como en ciertos países, un porcentaje tan elevado como el 3% del total de la cubierta forestal, es difícil planificar la economía forestal si no se conocen los cambios que se producen en la cubierta forestal. Esta información no consiste además únicamente en los datos sobre la importancia y localización de las talas, sino que requiere también estudiar y cuantificar las superficies en distintos niveles de degradación y de reconstitución forestal. La búsqueda sistemática de esta información está todavía muy poco desarrollada y raros son los gobiernos que pueden indicar con suficiente precisión ni siquiera la tasa de destrucción de la cubierta forestal.

Los datos sobre accesibilidad son indispensables en todos los niveles de la planificación, tanto para el propietario del bosque como para el que lo explota. En efecto, si la evaluación de la accesibilidad permite al explotador inversionista el cálculo del costo de la madera entregada en fábrica, permite igualmente al propietario! gobierno determinar un precio de venta correcto de la madera en pie (stumpage fee). Tales datos pueden clasificarse en tres categorías:

- Valores de los parámetros físicos de los árboles, masas, en formación, terrenos, suelos, clima y localización respecto a la infraestructura existente.

- Datos sobre los tipos y rendimientos de la explotación, que dependen de los métodos que se usen para la corta, la saca, el transporte y la construcción de caminos.

- Por último, valores de los parámetros socioeconómicos relativos a la mano de obra? a los materiales utilizados y a las distintas leyes, reglamentos y convenios que fijan las normas de trabajo en un país o en una región dados.

Parámetros especiales

Como el personal encargado de la evaluación de los recursos forestales es con frecuencia el único que transita por las zonas forestales estudiadas, y que dispone de los medios logísticos necesarios, es aconsejable y lógico que se encargue de la recolección de datos sobre los parámetros físicos de accesibilidad, sobrepasando, al hacerlo así, el concepto limitado del inventario forestal restringido a los datos dendrológicos y dendrométricos. Se han establecido codificaciones, y/o cuantificaciones de los parámetros físicos de accesibilidad, por la IUFRO y por el Comité Mixto CEE/FAO/OIT sobre las técnicas de trabajo en el bosque. Estos ensayos reflejan sobre todo las condiciones de trabajo en las zonas templadas, quedando por hacer tentativas similares que se adapten mejor a las condiciones tropicales. Por ejemplo. Los parámetros que permiten el cálculo de los costos de apeo deberían recibir menos importancia, teniendo en cuenta su incidencia relativamente pequeña en el costo total de explotación en zona tropical. Por el contrario, convendría insistir en la localización de las canteras, teniendo en cuenta la importancia relativa del costo de construcción de caminos por unidad de volumen extraído, en el bosque tropical. Estudios recientes han permitido determinar parámetros de accesibilidad especialmente útiles, por su estrecha correlación con los costos de explotación. Así se ha podido demostrar la importancia de los parámetros que caracterizan lo accidentado del terreno (además de los parámetros de pendiente), tales como el número de inversiones de pendiente por unidad de longitud, o la densidad de la red hidrográfica. En conclusión, se puede decir que ciertos parámetros físicos de accesibilidad importantes para los bosques tropicales húmedos quedan por precisar. Esto constituye un importante campo para la investigación aplicada.

Los datos sobre suelos y topografía son útiles no sólo para la determinación de las condiciones de accesibilidad y los costos de explotación. Son igualmente indispensables para la determinación del índice de calidad del sitio y para su representación cartográfica. En un plan de abastecimiento de madera que incluya, después de una primera explotación del bosque natural, una reforestación parcial o total mediante regeneración artificial, es fundamental poder estimar la posibilidad de plantaciones futuras mediante información pedológica y la distribución de tipos de suelo. La densidad y el nivel de investigación de los sondeos pedológicos serán resultado de un equilibrio entre las exigencias de una prospección pedológica intensiva y las características técnicas y logísticas del plan de inventario previsto. El costo adicional de los sondeos pedológicos deberá ser analizado en función del valor e importancia de los resultados esperados.

Precisión cartográfica

No podría terminarse este resumen de los datos necesarios para las decisiones de inversión sin decir algunas palabras sobre la presentación de los resultados del inventario. El responsable de un inventario, por ejemplo, no debería nunca concebir y comenzar una operación tal sin tener un conocimiento preciso de los cuadros de resultados y de los mapas que deberían traducir los objetivos de la operación. La información pictórica y la de cuadros con cifras son útiles simultáneamente y tienen ventajas complementarias. Además, la elaboración electrónica de datos, o informática, combina ambos tipos de información bajo la forma de relaciones, en que cada parcela del terreno viene indicada con el valor correspondiente al parámetro estudiado. Los mapas preparados a partir de tipos convencionales y nuevos de imágenes procedentes de la teledetección deben tener una escala que se corresponda con la precisión de la interpretación y con la precisión necesaria para el estudio de preinversión efectuado. Mientras que las escalas operativas para la explotación propiamente dicha oscilan entre 1/5 000 y 1/10 000, puede considerarse que la escala 1/50 000 es en general suficiente para un estudio de factibilidad de cierta envergadura. En todo caso, los mapas forestales obtenidos con la fotointerpretación deben relacionarse con los otros resultados. Deberán, en particular, reproducir los estratos y otras divisiones forestales utilizadas en la tabulación de las cifras y, si es posible, los límites de las distintas clases de accesibilidad. Desgraciadamente, hay ejemplos demasiado numerosos de inventarios forestales en los que, como consecuencia de la división del trabajo entre dos expertos, dos compañías, dos departamentos o dos instituciones diferentes, los mapas obtenidos no pueden relacionarse más que muy superficialmente con los datos y resultados del inventario del campo.

En este orden de ideas, es importante insistir, para la mayoría de los inventarios, no tratándose de reconocimientos, en la necesidad de volver a situar sobre los mapas forestales, o sobre el simple mapa planimétrico, los puntos de muestreo del terreno en la forma más exacta posible. Si, además, el diseño de muestra utilizado en el terreno es sistemático, se está en condiciones de cartografiar a pequeña escala las clases de valor de un parámetro medido en el terreno (por ejemplo, el número de pies de diámetro explotable de un grupo determinado de especies comerciales). En materia de fotointerpretación y de estimación de superficies, con mucha frecuencia existe la opción entre interpretar las imágenes de la teledetección en cada punto de una retícula colocada sobre la zona estudiada, o realizar una cartografía mediante una fotointerpretación completa, trasladando sobre los mapas los limites de las distintas clases consideradas. La primera solución es con frecuencia más segura. Es cierto que no permite una cartografía completa, pero sí obtener una estimación por muestreo de las superficies de las diversas clases que no esté sesgada, o que lo esté menos que en el otro caso, en que se plantea el problema de la delimitación de zonas de transición.

Claridad esencial

Los informes de inventarios forestales son frecuentemente demasiado difíciles de utilizar, porque los especialistas en tales inventarios, habituados a técnicas de estimación y a números, no siempre se dan cuenta de la necesidad de una presentación clara y simplificada de los resultados. Una exposición confusa y plagada de resultados superabundantes puede contribuir fácilmente a un enfoque negativo por parte de los que toman decisiones, independientemente de los méritos del proyecto. Además de un esfuerzo en favor de una mayor claridad y sencillez, se debería recomendar a los responsables de las operaciones del inventario forestal el redactar, junto con el informe propiamente dicho, una nota de síntesis, exponiendo brevemente los principales resultados en forma de cuadros claros y justificando sucintamente las principales conclusiones a deducir del estudio de las cifras obtenidas.

Los beneficios de técnicas avanzadas

Si se examinan los «instrumentos» científicos y técnicos de que disponen los forestales en 1976, es inevitable admitir que están muy lejos de haber sido utilizados plenamente en la evaluación de los recursos forestales tropicales. Los instrumentos de la estadística matemática, de la investigación operativa, de la teoría de la decisión, etc., se emplean poco todavía. En el campo estadístico, por ejemplo, ciertas técnicas convencionales, como las de muestreo, de análisis de varianza y de regresión multivariable, se utilizan ciertamente, a veces, de modo erróneo. Sin embargo, los instrumentos estadísticos más adecuados y potentes son prácticamente ignorados. Las teorías de los procesos estocásticos o de las «variables regionalizadas» («geoestadística»), utilizadas en las encuestas socioeconómicas y en las prospecciones mineras respectivamente, son prácticamente ignoradas por los inventariadores forestales que trabajan en los trópicos. Sin embargo, las ventajas ofrecidas por estas técnicas en materia de prospección forestal son muy útiles: además de la posibilidad para una estimación del error estadístico en los dispositivos de muestreo sistemáticos - la teoría de muestreo nada más que se aproxima - la teoría de la geoestadística permite una cartografía automática de los parámetros estudiados (por ejemplo, volumen de una especie especialmente importante), a partir del análisis de los resultados del muestreo y de la distribución de la especie (determinación del «variograma»). En los bosques de Gabón se esta estudiando la especie Aucoumea klaineana, siendo de esperar que, sobre la base de tales estudios, se empiece el uso operativo de estas técnicas en la inventariación forestal tropical. Ciertos tipos de análisis multivariable, como el análisis de componentes principales, o el de las técnicas de clasificación automática, tienen un campo de aplicación muy variado en el dominio del inventario forestal y la dasometría. Se puede citar, por ejemplo, la utilización de la clasificación automática para la agrupación del gran número de especies de un bosque tropical, con vistas a la elaboración de un numero limitado de ecuaciones de volumen, o la identificación y selección de los dos o tres parámetros de accesibilidad física más importantes para un análisis de las componentes principales, tal como se ha hecho recientemente en Gabón. Estos ejemplos no deben hacer olvidar que la utilización de estos poderosos instrumentos estadísticos es todavía demasiado rara, por desgracia, en el campo de los inventarios forestales.

Las nuevas formas de la teledetección son mejor conocidas por parte del forestal y del público en general, y gozan frecuentemente de un juicio previo favorable que no siempre justifica necesariamente el estado actual de su aplicación en el campo de la evaluación de los recursos naturales. La detección por radar (SLAR) es quizás el instrumento reciente más utilizado en los inventarios del bosque tropical. Ha permitido rápidamente una primera cartografía forestal somera de muchas zonas de bosque tropical húmedo, de las cuales no se disponía de ninguna fotografía aérea, debido a la persistencia de la cubierta nubosa. Las fotografías en el visible y el infrarrojo próximo, tomadas por los satélites ERTS (LANDSTAT), todavía se usan poco en el bosque tropical. Es cierto que es necesaria mucha investigación antes de que puedan utilizarse intensivamente en el inventario forestal tropical mediante la interpretación automatizada.

La elaboración electrónica de datos (informática) se utiliza mucho menos de lo que podría hacerse. Los ordenadores no siempre están disponibles para la elaboración de los datos de los inventarios forestales tropicales. La escasa capacidad de la mayoría de los ordenadores que podrían estar disponibles no es un inconveniente que lo justifique. Se ha comprobado que un ordenador con una capacidad de una unidad central tan pequeña como 8K-palabras permitiría el funcionamiento de un fichero de datos de inventario forestal de 50 000 tarjetas. Con la seguridad y la flexibilidad de la informática, es posible detectar sistemáticamente los errores en los datos, refinar los modelos dasométricos utilizados, combinar y presentar un mayor número de resultados, todos los cuales son otros tantos factores que permitirían a muchos inventarios forestales tropicales aumentar su valor a los ojos de quienes toman decisiones.

Es preciso incluir también la botánica tropical y la dasometría entre los elementos básicos del inventario forestal tropical. En este caso no está en juego tanto la falta de aplicación como el carácter incompleto de estas dos disciplinas. Se ha dicho ya que faltan ciertos conceptos en materia de dasometría por ejemplo, de ciertas peculiaridades de los árboles tropicales, tales como la abundancia de árboles sobremaduros podridos, los contrafuertes y las raíces aéreas, necesitándose esfuerzos conceptuales y sobre todo de normalización en materia de dasometría tropical. En cuanto a la botánica forestal, ésta evoluciona cada día, lo que complica, en pequeño margen, la tarea de los inventariadores tropicales en comparación con la de sus colegas de las zonas templadas.

En consecuencia, no es a nivel de los instrumentos básicos y de la investigación fundamental donde hay que buscar las causas de los inventarios no adecuados. Más bien parece existir una falta de coordinación entre los especialistas en inventarios y los usuarios y, a veces, una carencia de investigación aplicada en la silvicultura tropical. Ejemplos de este estado de cosas pueden encontrarse en tres sectores clave del estudio forestal de preinversión, es decir, la estimación de los volúmenes efectivamente extraídos, la evaluación de la accesibilidad y la estimación de los cambios de los recursos forestales con el tiempo.

Diversos métodos y condiciones

Ha habido así una pura y simple transposición de los métodos de estimación de volúmenes netos y de la calidad de la madera en pie de los países templados a los tropicales, sin tener en cuenta que las condiciones eran totalmente diferentes. Es muy fácil comprender por qué han caracterizado a los inventarios forestales de zonas templadas la estimación de los volúmenes netos, o la clasificación de los árboles en pie en función de la producción anticipada, e incluso la estimación directa de los árboles en pie, del volumen de los productos finales que se esperaba obtener. Estos eran métodos de estimación tradicionales empleados en masas ordenadas, con algunas especies solamente, y administradas por comunidades que habían ordenado, explotado o transformado durante varias generaciones los mismos recursos forestales. Por consiguiente, su conocimiento respecto al rendimiento de las especies y clases diamétricas en la explotación y en la transformación era más que suficiente para permitirles manipular los conceptos de volúmenes netos y de calidad del producto final. No hay nada semejante en la zona forestal tropical, que tiene los inconvenientes de una economía forestal reciente, falta de ordenación (lo que motiva la presencia de numerosos árboles sobremaduros podridos), grandes fluctuaciones del mercado internacional de maderas tropicales, modificación progresiva de la accesibilidad y abundancia de especies.

Todos estos factores impiden evaluar con precisión aceptable los volúmenes que se pueden extraer y su calidad comercial. Por ejemplo, cuando mejora el mercado de maderas tropicales - y los acontecimientos de los últimos años demuestran que las circunstancias son muy variables - o cuando se abre una carretera de acceso pública, entonces la selección, de árboles y de calidades se hace mucho menos intensa y las estimaciones de volumen dadas por el inventariados pierden todo valor. Es por lo tanto indispensable que, partiendo de una base lo más objetiva posible (por ejemplo, los volúmenes brutos de fuste definidos a partir de criterios objetivos y clasificados después por clases de calidad de madera en pie, y no clases de utilización que se dan por supuestas), se haga un estudio de rendimiento de la madera, en explotaciones cercanas que refleje los actuales reglamentos forestales, prácticas de explotación, condiciones de accesibilidad, mercados, etc. El resultado de este estudio determinará los coeficientes a aplicar, por especie o grupo de especies, a los volúmenes brutos, con el fin de obtener una estimación realista de los volúmenes que se pueden extraer. Si una (o varias) de estas condiciones cambia de forma importante, deberá hacerse otro estudio similar, a fin de determinar los nuevos coeficientes a aplicar a los mismos volúmenes brutos. Este procedimiento tiene numerosas ventajas:

- Para el propietario y para el ordenador, quienes pueden conocer así el nivel de utilización probable del bosque y sacar conclusiones en cuanto al reglamento de extracción y preceptos de ordenación.

- Para el explotador y el industrial, quienes pueden determinar la producción que van a obtener efectivamente del bosque.

- Para los dos grupos en conjunto, que pueden calcular, en parte gracias a estas estimaciones de los volúmenes, el costo de explotación de la madera y los beneficios posibles para un grupo, y el nivel de tasas que el otro grupo puede imponer.

Estudios de rendimientos

Estos estudios de rendimientos no acuden a ninguna técnica particularmente evolucionada y no necesitan más que objetividad, sentido común y precisión en las mediciones. Desgraciadamente, aunque responden adecuadamente a una de las cuestiones básicas en materia de inversión, se emprenden muy raramente. Los informes de los inventarios siguen siendo un cúmulo de cifras de volúmenes netos, volúmenes de calidad para «aserrío» o para «chapas», establecidos con frecuencia con gran cuidado, pero que no traducen la realidad de la explotación, ya que no proceden de una comparación directa con la realidad. En un estudio de comprobación, realizado ciertamente en un período de marasmo del mercado de maderas tropicales, se comprobó que para las especies más solicitadas el volumen extraído y vendido era sólo el 56% del volumen en pie clasificado como «volumen del fuste neto industrial» ¿Para qué sirve calcular un volumen neto dentro de un nivel de probabilidad del 10% a 0,95 y comunicárselo a los economistas, si se ignora que el volumen extraído puede, en la práctica, reducirse al 44 % ?

En lo que se refiere a la evaluación de la accesibilidad y el costo de la explotación, hay con frecuencia una falta de coordinación entre el inventariados y los usuarios; pero es preciso convenir también que es necesaria la investigación aplicada, que permitiría determinar la mejor indicación de la accesibilidad física, su cuantificación y la de sus relaciones con los diferentes costos de explotación. Se han establecido relaciones poco aproximadas para los bosques tropicales húmedos entre los costos de corta, desembosque, transporte, construcción de carreteras y los indicadores expresados en cifras o codificados de los factores del terreno y del medio. Pero queda por hacer un gran esfuerzo de investigación para afinar los conceptos y las relaciones entre costos y factores del medio, antes de poder dar al inventariador los parámetros que debe encargarse de anotar en el terreno y en las fotografías aéreas. Sin embargo, este estado de cosas no debe justificar la falta de acción de los responsables de inventario forestal y de los especialistas en explotación, que deben, por el contrario, tratar de cuantificar, juntos, la accesibilidad.

Un tercer aspecto clave es el de la estimación de los cambios con el tiempo. Parece ser que, en la cuestión del crecimiento del bosque tropical la forma en que los silvicultores han enfocado este tema se ha caracterizado por el inmovilismo. Se ha aceptado durante demasiado tiempo como un hecho inevitable, que «no se podían leer los anillos de crecimiento de los árboles de las frondosas tropicales». Ahora bien recientes investigaciones han demostrado que esto no es aplicable al menos a algunas especies comerciales muy importantes, como por ejemplo, el okumé y el limba (Terminalia superba). Además, la proporción de mediciones de anillos de crecimiento en el okumé, hechas sin dificultad y sin error a partir de los durámenes extraídos con la barrena de Pressler, se ha encontrado que es igual al 95%. Quedan por hacer estudios sobre otras numerosas especies, pero no hay razón, a priori, para que los resultados sean diferentes con otras especies. Tampoco deberían existir grandes dificultades para la adopción general de cintas dendrométricas fijadas permanentemente en los árboles y leídas a intervalos regulares (a no ser por el inconveniente de que hay gente insensible que usa estos collares metálicos con fines distintos de los forestales), así como para la generalización de la instalación de parcelas permanentes. Cada vez se dispone de más datos sobre el crecimiento de las especies del bosque tropical húmedo ya sea en un bosque intacto o en bosques sometidos a distintos regímenes de explotación y/o tratamiento silvícola (Malasia peninsular y Sarawak, por ejemplo). Estos resultados dispersos revelan un interés por el estudio de la evolución de las masas del bosque tropical húmedo, que debería llegar, cabe esperar, a la generalización en los trópicos del concepto del inventario forestal continuo en todos los niveles de la planificación forestal. Existen en la zona templada métodos de muestreo comprobados - como el del muestreo con reemplazamiento parcial (SPR) - que se pueden adaptar, con ciertos ajustes prácticos, a los bosques tropicales y que deberían permitir a los investigadores determinar el crecimiento y el potencial que es presumible esperar de 5 a 15 años después de una primera explotación.

CONSTRUCCIÓN DE CAMINOS EN UNA REMOTA PARTE DE BOLIVIA desde el principio forma parte de la labor de reconocimiento

En lo referente a la evolución de las superficies arboladas, que interesa sobre todo a los gobiernos a nivel nacional y provincial, los instrumentos de las técnicas de muestreo y de la fotointerpretación permiten asegurar una vigilancia tanto en el plano cuantitativo de la evaluación de las superficies en que se modifica la cubierta vegetal como en el plano cualitativo de la naturaleza de los cambios. Nunca se insistirá bastante sobre la importancia de esta vigilancia a nivel nacional o provincial, y sobre el costo despreciable de los nuevos reconocimientos con fotografías aéreas, completos o parciales, en relación con las pérdidas considerables que representan indirectamente el desconocimiento de los fenómenos de deforestación y el «laissez-faire» en materia de política de utilización de tierras.

El costo es mínimo

En conclusión, se ha podido ver por todo lo expuesto que existen instrumentos y métodos para responder a las preguntas clave del inventario forestal de inversión en los trópicos, aunque todavía queden por hacer investigaciones en ciertos dominios, como los de la botánica, la utilización de fotografías hechas por satélite, la lectura de los anillos de crecimiento y las relaciones cuantitativas en materia de accesibilidad. Por tanto, en conjunto, hay una posibilidad de obtener, en el cuadro de las operaciones del inventario forestal, la información necesaria para tomar decisiones en materia de inversión industrial, debiendo imputarse las insuficiencias constatadas en este dominio mucho más a una falta de coordinación en el momento oportuno entre los responsables de las operaciones del inventario forestal, de una parte y los especialistas de otras disciplinas, los usuarios y los que toman las decisiones, de otra.

La posibilidad que representan, por lo tanto, los inventarios forestales tropicales para poder dar respuesta a las preguntas que plantean los que toman las decisiones en materia de inversión, debe hacer que se consideren dichos inventarios como actividades preparatorias indispensables en la gran mayoría de los programas de estudios de inversión. Es de lamentar que, con frecuencia, se midan dichos recursos con escasez de medios y que, en consecuencia, se ejecuten tales inventarios de forma incompleta y apresurada.

El costo de una operación de inventario forestal tropical representa, por unidad de volumen extraído, nada más que una fracción mínima del costo de producción y entrega en fábrica (frecuentemente del orden de 1: 1000). Incluso si la inversión de que se trata no se realiza por el momento, la masa de información recogida podrá servir parcial o totalmente en un porvenir más o menos próximo cuando entre otros factores, se hayan mejorado las condiciones de accesibilidad. Es de lamentar que muchos gobiernos y compañías industriales no contribuyan con los fondos necesarios. En consecuencia, a menudo adoptan decisiones arriesgadas por hacer economías, realmente despreciables en relación con las inversiones consideradas.

Por último, hay que recordar de nuevo y señalar la importancia que tiene, para todos los países forestales tropicales, el poner en práctica operaciones permanentes de inventariación a nivel nacional; esto haría posible el evaluar, en todo momento, la situación de los recursos forestales, que podrían servir así de orientación para todas las decisiones en materia de política forestal.


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