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La caza como fuente de alimentos

Antoon de Vos

ANTOON DE VOS, biólogo de la fauna, ha trabajado en varios proyectos de la FAO.

Un informe sobre su significado en Africa y en América Latina

Durante tres millones de años, o más, el hombre ha consumido la carne de diversos tipos de animales salvajes. El hombre primitivo cazaba una gran variedad de animales salvajes para alimentarse, como lo demuestran las muchas especies de mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces e invertebrados que todavía cazan los bosquimanos de Kalahari y los pigmeos de la zona del bosque tropical de Africa.

El hombre primitivo debe haber sido muy oportunista en sus hábitos alimenticios, pero también debe haber estado sujeto a ciertos tabúes y preferencias en materia de alimentos, tal como sucede hoy en día todavía.

Las pruebas descubiertas por los antropólogos en diferentes partes del mundo indican que el hombre primitivo ya tenía ciertas preferencias con respecto a las proteínas de origen animal. Por ejemplo, Bökönyi (1975) afirma que, en la cultura Lengyel del oeste de Hungría, los cazadores preferían el auroch.

En Africa se consume una variedad sorprendente de animales salvajes, entre los que figuran todos los ungulados, algunos primates, hiráceos (Hyracoidea), roedores, todos los gatos y muchas especies de aves, reptiles y anfibios.

Jardín (1970) preparó una lista larga y detallada de los mamíferos salvajes, aves y reptiles que se comen en Africa. En el Cuadro 1 aparecen datos recientes sobre el consumo de carne de animales salvajes en Africa. En el oeste de Africa, el consumo de carne de mono es tan elevado que se ve amenazada su supervivencia (Asibey, 1974). En algunos países del oeste de Africa también se consume carne de chimpancé y de chimpancé pigmeo. Los altos precios a que se vende en los mercados locales revelan que la gente suele preferir la carne de mono a todas las demás. La carne en canal de un mono pequeño (Allenpithecus nigroviridi) costaba 7 $EE.UU. en el mercado de Kisangani, Zaire, en 1976.

En Africa occidental se consume actualmente la carne de una vasta gama de animales salvajes (Cuadros 2 y 3). Entre los mamíferos, juegan un papel importante los roedores y los antílopes y, entre estos últimos, los duikers (Cephalophus spp. y Sylvicapra spp.) y el tragélafo (Tragelaphus) representan una parte considerable de la dieta. Parece que en el pasado la carne de un número menor de animales formaba parte de la dieta humana diaria, porque la población podía darse el lujo de ser más selectiva en sus preferencias culinarias. Los gálagos (Galago spp.) y los erizos de Africa (Atelerix spp.) sólo últimamente han adquirido importancia como alimento.

La carne de animales salvajes en Africa

Virtualmente se come carne de todas las especies de la fauna (mamíferos, aves, reptiles e invertebrados) en Ghana, y también en muchos otros países. Se prefiere la de roedores y la de algunos ungulados salvajes. Ocasionalmente, también puede «pasar» como carne de animal salvaje la de rata, gato y perro (Clottey, 1968).

En algunas partes de Ghana, hasta el 73% de la carne de producción local es de animales salvajes, especialmente de los más pequeños, tales como ratas de la caña (Thryonomys spp.), liebres (Lepus spp.) y ratas gigantes (Cricetomys gambianus). En el Cuadro 3 aparece la cantidad de carne de animales salvajes vendida en un mercado de Accra.

Sobre la caza en Botswana, se dispone de las siguientes estadísticas detalladas recientes (von Richter, 1976): En 1975 se vendieron 43 187 animales salvajes y se mataron con armas de caza 14 630. Dado que, con la excepción de leopardos, leones y avestruces, se trata de ungulados de talla mediana a grande en su mayoría, estas cifras representan una gran cantidad de carne. En 1971 se registraron 325 532 animales salvajes, también ungulados principalmente, cazados en Botswana en safaris, o en otra forma.

Como ya se observó, la carne de roedores representa una porción significativa del total de la carne de animales salvajes que se consume sobre todo en Africa occidental. Den Hartog y de Vos (1973) hicieron una reseña sobre el consumo de carne de roedores en el Africa tropical. En las estadísticas no siempre se refleja suficientemente esta carne, porque en las encuestas, por lo general, se halla incluida en el concepto «carne de animales salvajes» («bushmeat» en inglés y «gibier» en francés), sin distinguir entre los animales cazados con armas o con trampas. Por lo general, en estas estadísticas no se incluyen los animales pequeños que capturan los niños, por lo que las escasas estadísticas de que se dispone sólo representan un mínimo.

En muchas zonas rurales, la carne de roedores suele tener para el consumo humano más importancia que la de animales más grandes, debido a que:

· Por lo general, los roedores no están sujetos a las leyes de caza y se pueden capturar ininterrumpidamente.

· Su alta tasa de reproducción permite mantener la producción sin extinguir las poblaciones.

· Los roedores abundan en áreas que tienen una densidad de población relativamente elevada, pero escasean los animales más grandes.

VENTA DE CARNE DE ANIMALES SALVAJES JUNTO A LA CARRETERA EN NIGERIA - la caza es el alimento preferido

Entre los roedores hay dos que se consumen mucho, sobre todo en Africa occidental: las ratas gigantes (Cricetomys gambianus y C. emini) y la rata de la caña (Thryonomys swinderianus).

Otro roedor muy valioso es la liebre saltona (Pedetes capensis, Forster), que se halla muy difundida en todo el sur de Africa. En Botswana hay estadísticas interesantes del consumo de carne de este roedor, que se reproduce en forma continua y alcanza un peso de 2,7-3,5 kg en la edad adulta (Butynski, 1973). Butynski estima que los bosquimanos cazan más de 346000 liebres saltonas al año, y los cazadores de Botswana 2,2 millones. Estas cantidades representan en total 2,2 millones de kg de esta carne al año, lo que equivale a la cantidad de carne que se puede obtener de 20 000 vacunos.

En el Cuadro 4 aparecen algunos de los datos obtenidos acerca del consumo medio diario de carne en Nigeria, inclusive la de roedores. En el Cuadro 5 aparecen los roedores que se consumen en toda Africa.

En muchas ciudades grandes y pequeñas de Africa occidental se puede comprar carne de roedores. Hasta donde ha sido posible verificarlo, entre todos los roedores de Africa sólo se ha analizado la composición alimenticia de la rata de la caña y de la ardilla de la palma (Bergeret et al., 1957). No se dispone de información sobre el valor biológico (VB) ni sobre la utilización neta de las proteínas (UNP) de roedores. El pontaje químico de la carne de rata se encuadra dentro de los limites de todos los demás alimentos de origen animal (den Hartog y de Vos, 1973).

La carne de animales salvajes en América del Sur

Por desgracia, ano se dispone de menos datos cuantitativos sobre el consumo humano de carne de animales salvajes en América del Sur que en Africa. Principalmente en la zona de los bosques y, en menor grado, en la de la sabana, su consumo es muy grande.

En la mayoría de las tribus aborígenes primitivas, las proteínas animales de la dieta consisten casi exclusivamente en carne de animales salvajes, y las poblaciones sedentarias también hacen uso de este recurso (Smith, 1976).

La fauna amazónica históricamente ha constituido una fuente importante de alimentos. Aves, monos, tortugas, peces, manatíes, ciervos, pacas, pécaris, capibaras, tapires, aíes, unaus, hormigas y gusanos son sólo algunos de los animales mencionados en la literatura que se empleaban y siguen empleándose como alimento en Brasil hoy en día.

Smith (1976) determinó la importancia que tiene la carne de animales salvajes en la dieta de los colonos del bosque pluvial y de las superficies cubiertas de renovales, a lo largo de la carretera transamazónica en Brasil. Considera que sus datos están desviados a favor de las especies más grandes, porque es menos probable que los colonos informen sobre los animales de caza más pequeños. Durante un período de 12 meses, en 1973/74 (Cuadro 6), se obtuvieron en total 3 214 kg de carne de animales salvajes, en un área de caza de 100 km², en Agrovila Nova Fronteira. Considerando que la pérdida de peso es de 40%, por término medio, se consumieron efectivamente alrededor de 1 929 kg de carne de animales salvajes, lo que da una ingesta diaria de 5 g de proteínas. En un período de observación de 12 meses en 1973/74 (Cuadro 8), en los alrededores de Leonardo da Vinci, se registraron en total 3 389 kg. que corresponden a un consumo estimado de 2 033 kg. Esta cantidad representa alrededor del 20% de las proteínas que necesita la comunidad. Debido a que se practica la caza desde hace 15 años y a que se ha alterado el hábitat alrededor de Coco Chato, la cantidad obtenido allí fue mucho menor, 761 kg o sea, sólo el 2% de las proteínas necesarias.

En vez de cazar los excedentes de población de los mamíferos que más abundan, tales como roedores y marsupiales, los colonos de los bosques concentran sus esfuerzos en animales relativamente grandes, como el pécari el tapir y el cabro de monte, que representan el 89% del peso de los animales cazados en las cercanías de Nova Fronteira y de Leonardo da Vinci (Cuadros 6, 8). Sólo cuando los animales más grandes comienzan a escasear, en un hábitat sometido a una caza excesiva y modificado, aparecen significativamente los roedores entre los animales cazados anualmente. En efecto, las pacas y los agutíes representan el 39% de los animales cazados en los alrededores de Coco Chato, donde el hábitat se ha degradado, mientras que los roedores sólo representan el 3% del peso de la caza anual en áreas predominantemente boscosas. No obstante, los colonos no comen ratas ni ratones, a diferencia de algunos grupos de aborígenes.

Las aves silvestres, fuente secundaria de proteínas animales para los colonos de las áreas estudiadas, sólo representan el 0,6% del peso en las áreas boscosas (Cuadros 6, 7) y el 2,6% en las cercanías de Coco Chato.

La FAO (1969) informaba que, en la región de Ucayli, Amazonia, la pesca y la caza aportaban alrededor del 85% de las proteínas animales consumidas por la población rural.

El capibara, roedor gigante que pesa de 30 a 50 kg. ha sido objeto de una explotación intensa desde hace muchos años. Se presenta en gran número en grandes extensiones de América del Sur. En Argentina se caza en todas partes por su carne y su piel, y en Venezuela hay criaderos comerciales en varias haciendas.

Una comparación de la productividad del capibara con la del ganado vacuno revela que aquélla es 3,5 veces mayor que ésta y que, además, su reproductividad es seis veces mayor en las condiciones corrientes en las sabanas inundables. Por lo tanto, se puede sacrificar hasta alrededor del 40% de su población sin perjuicio de la productividad (González Jiménez, 1977).

Se caza y se consume como alimento un roedor, denominado vizcacha (Lagostomus maximus), que vive en madrigueras en la pampa argentina. La carne de este animal, muy apreciada, suele venderse en conserva. En los Andes de Perú, Bolivia, Chile y Argentina y en sus contrafuertes, también se cazan por su carne las vizcachas (Lagidium viscaccia) (Walker, 1964).

LO QUE LOS CIENTIFICOS TIENDEN A DESCONOCER

Una de las ironías de nuestro siglo es que las personas que tienen formación científica tienden a desconocer o a rechazar todo lo que no pueden medir.

Esto es lo que sucede en los países en desarrollo con el consumo de carne de animales salvajes de toda clase. Los nutricionistas, los especialistas en producción ganadera e incluso algunos biólogos de la fauna desconocen en gran parte la importancia de este recurso porque es difícil encontrar estadísticas sobre la captura, el mercadeo y el consumo de carne de animales salvajes. Además, estos alimentos son sumamente extraños, e incluso repugnantes, para la mayoría de aquellos especialistas que tanto se esfuerzan por aumentar la producción de alimentos y por elevar el nivel nutricional de los pueblos de los países en desarrollo. Estos especialistas se sienten inclinados a concebir el mejoramiento de la suerte del hombre como una transferencia de la vida, las ideas y las cosas que les son familiares y que suelen ser extrañas, distantes e insignificantes para las personas que tratan de ayudar.

El siguiente articulo es de un científico que piensa de otro modo. Su punto de partida es que la carne de toda clase de animales salvajes, desde los gusanos y los roedores hasta la caza mayor, no sólo es un alimento aceptable, sino que constituye, en varios grados, una parte importante de la dieta de muchas personas en todo el mundo en desarrollo. Además, observa, la carne de animales salvajes suele ser el alimento preferido cuando forma parte de una cultura. Por tanto ¿por qué no ordenar y desarrollar mejor este recurso?

Las observaciones y los datos se refieren a Africa y a la América Latina, pero un estudio de los aspectos en Asia arrojaría resultados y conclusiones semejantes.

El Editor

Especies preferidas

Wetterberg et al. (1976) hicieron la siguiente lista de las especies preferidas en Brasil, basándose en entrevistas personales a los administradores de 23 restaurantes de Manaus. Las 10 primeras especies o grupos de especies afines son las que tienen más demanda y la carne de tortuga de agua dulce, en general, es el plato preferido de la clientela.

Tortuga de mar (Podocnemis expansa, P. unifilis, etc.)
Paca (Cuniculus paca)
Ciervo (Mazama sp.)
Tapir (Tapirus terrestris)
Pécari (Tayassu tajacu y T. pecarí)
Armadillo (Dasipodidae var.)
Capibara (Hydrochaerus hydrochaeris)
Pato silvestre (Analidae var.)
Agutí (Dasiprocta sp.)
Tortuga de tierra (Geochelone sp.)
Boa constrictor (Constrictor constrictor)
Tínamo (Tinamidae var.)
Mono chillón (Alouatta fusca)

En varios lugares del mundo, hay muchos factores culturales y religiosos que impiden o inhiben el consumo de carne de ciertas especies de la fauna, pero, por lo general, no se observan cuando la población pasa hambre.

Varias sociedades prohiben a sus miembros comer la carne de determinado animal que, según la leyenda, ayudó a los fundadores del grupo en una u otra forma y por tal motivo es venerado. Por ejemplo, las ardillas son sagradas para los Afana (Ibibious, Nigeria), que no las deben matar ni comer (Messenger, 1971). Varios animales, entre los que figuran la vaca y el mono, son sagrados para la religión hindú y por tal motivo no se puede comer su carne. Hay muchos animales de clan, o tótems, que las personas que pertenecen a determinado grupo social no pueden matar ni comer.

La religión, los tabúes, la tradición y los prejuicios prohiben matar o tocar ciertos animales salvajes. Los musulmanes, por ejemplo, no comen carne de cerdo ni de animales que se alimentan de carroña, y evitan comer carne de liebre, de rata y de ratón. Por razones semejantes, los pueblos Fulani y Peal, de Malí, no comen carne de roedores.

CUADRO 1. - ANIMALES SALVAJES TERRESTRES COMO FUENTE DE ALIMENTO EN DETERMINADOS PAÍSES DE AFRICA

País

Consumo de alimentos y especies interesadas

Fuente

BOTSWANA

El consumo estimado de carne de animales salvejes fue de 60% por persona al año, en todo el país, y de 16,4 kg por persona al año, en la zona de Kalahari.

von Richter 1969

Más de 50 especies de animales salvajes, desde elefantes hasta ungulados y roedores, murciélagos y aves pequeñas, suministran proteínas de origen animal que representan más de 90,7 kg por persona al ano, o sea alrededor del 40% de la dieta en algunas zonas.

Child, 1970

Los cazadores de Botswana obtuvieron 3,3 millones de kg de carne de liebre saltona (Pedetes capensis Forster).

Butynski, 1973

COSTA DE MARFIL

En la parte norte del país se consumían 27 g de carne de animales salvajes por persona al día.

Asibey, 1974

ETIOPÍA

Ratones y ratas gigantes en la zona fronteriza tropical del oeste.

Encuesta del Gobierno 1972

GHANA

Alrededor del 15% de la población consume principalmente proteínas de fuentes tradicionales y sobre todo, de animales salvajes, inclusive peces, insectos, orugas, larvas y caracoles.

Asibey, 1974

En el período diciembre 1968-junio 1970 (17 meses) se vendieron, en un solo mercado de Accra 157 809 kg de carne de animales salvajes de 13 especies diferentes.

Asibey, 1974

MARRUECOS

Se comen ardillas y puercoespín.

den Hartog y de Vos, 1973

NIGERIA

El 19% de los alimentos producidos localmente en 1965-66 consistía en carne de animales salvajes consumida en zonas rurales.

Charter, 1971

La tribu Isoko, en el delta del Níger, consume 20 g/día de proteínas derivadas principalmente de animales salvajes.

Nicol, 1953

La carne de animales salvajes constituye alrededor del 20% del consumo medio anual de proteínas de origen animal en las áreas rurales.

Ajayi 1971

RHODESIA

Los animales salvajes dieron un rendimiento 5 a 10% mayor que el ganado vacuno de carne, según una estimación cauta de 2,5 millones de kg.

Roth 1966

El pueblo Shoma caza y come ratones.

Gelfand, 1971

SENEGAL

El consumo mínimo de carne de mamífero y aves salvajes es de 373 631 tm en todo el país y éste tiene 296 619 habitantes.

Cremoux 1963

SUDÁFRICA

Treinta y ocho especies de mamíferos salvajes (véase Cuadro 8).

Quin, 1959

SUDÁN

Se comen ratas y ratones de campo.

Culwick, 1950

TOGO

Se comen varias especies de animales salvajes, entre las que figuran roedores. La ingesta diaria por habitante de carne de roedores es de 0,5-12 g.

Périssé, 1958

ZAIRE

El 75% de las proteínas de origen animal proviene de especies salvajes, entre las que figuran principalmente tres de Cephalophus y tres de Cercopithecus. Se comen también ratas y otros roedores.

Heymans y Maurice 1973, Adriaens, 1951

ZAMBIA

El 22% de los entrevistados, en el distrito de Serenji, informaron que han comido animales pequeños, inclusive ratas, ratones y topos.

Thomson, 1954

Tabúes alimentarios

Suele haber tabúes alimentarios estrictos relacionados con el sexo y con la edad. Quin (1959) hizo un estudio detallado de estos hábitos en el pueblo Pedí de Sudáfrica y descubrió (Cuadro 7) que, de 37 especies de mamíferos salvajes, los hombres y los muchachos sólo pueden comer la carne de 12 especies, o sea, 32%. A veces también se prohibe temporalmente comer la carne de algunos roedores. Por ejemplo, en Senegal, las mujeres no pueden comer carne de ratas silvestres durante el embarazo (de Garine, 1962) y en el Camerún las mujeres embarazadas de Evodoula evitan comer la carne de las ardillas de la palma (Masseyeff et al., 1958). En algunas partes de Rhodesia se consume mucho la carne de ratón rollizo, pero la comen solamente los adultos y no los niños (Gelfand, 1971).

En Brasil, los colonos que se sienten mal, por lo general, evitan comer la carne «fuerte» de animales salvajes, porque piensan que puede producirles una enfermedad latente o acentuar los síntomas de una enfermedad crónica. No se conoce con certeza el origen del motivo por el cual los colonos de la Transamazónica evitan comer ciertos alimentos, pero, sin duda, han absorbido en forma modificada algunas tradiciones de los aborígenes (Smith, 1976). Los Witotos del noroeste de Brasil, por ejemplo, consideran que la carne de tapir es demasiado fuerte, sobre todo para las mujeres, y por eso la consumen poco (Whiffen, 1915).

Alimentos preferidos: algunos, animales salvajes, otros, en domesticación

1. El duiker gris (Sylvicapra grimmia) es un pequeño antílope que vive en todas las sabanas de Africa.

Figura 1

2. El capibara o carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris) es el roedor más grande del mundo y se encuentra en la mayor parte de la América Latina tropical. En estado salvaje o semidoméstico, es desde hace siglos una fuente de carne para la alimentación humana. Alcanza el tamaño de pequeños cerdos y se multiplica con rapidez.

Figura 2

3. Llamado «grasscutter» en Ghana y «cutting grass» en Nigeria (cortador de hierba), este gran roedor (Thryonomys swinderianus) puede pesar hasta 2 kg. Es un manjar apreciado en Africa occidental, especialmente en las regiones boscosas, y en Ghana se ha logrado domesticar.

Figura 3

4. El francolín de doble espolón (Francolinus bicalcaratus) se encuentra en las sabanas de Africa occidental. Es una de las muchas especies de francolín, un ave de caza con carne blanca muy sabrosa. Actualmente se está tratando de domesticar en Nigeria.

Figura 4

5. La gallina de Guinea (Numida meleagria galeata) se encuentra en estado salvaje solamente en Africa. Se cría domesticada desde hace siglos en muchas partes del mundo. Los aldeanos africanos a menudo buscan los huevos de las gallinas de Guinea salvajes y los hacen empollar por la gallina común.

Figura 5

6. La búsqueda de caracoles gigantes como éstos (Archachatina calachatina marginata) es una ocupación favorita de los niños en Africa occidental, donde constituyen un manjar apreciado obteniendo precios elevados en los mercados de las ciudades.

Figura 6

Algunos de los tabúes y prejuicios mencionados están muy arraigados y no son fáciles de cambiar, pero es probable que, con la enseñanza de los principios de la nutrición y de la higiene de la carne, se logren modificar gradualmente estos puntos de vista, ya que pueden resultar relativamente contraproducentes en regiones donde escasean las proteínas de origen animal.

Por otra parte, hay regiones y tribus que prefieren la carne de ciertos animales salvajes tales como, por ejemplo, los Kwahus de Ghana, que prefieren la carne de murciélago, y la población del área del Vzima, que prefiere la de mono. Los bosquimanos Kung de Botswana, entre los muchos animales comestibles, prefieren decididamente la carne de sólo 17 especies, carne que representa el 90% del poso de la dieta de origen animal (R. Lee, The Dobe Area Bushmen. Documento inédito N° 4, Harvard University).

Por último, se piensa que la carne de algunos animales tiene valor medicinal. Por ejemplo, en Ghana se da carne de rata (Rattus spp.) a los niños que sufren de tos convulsiva (Asibey, 1974).

Los datos dados a conocer en los párrafos precedentes del presente documento bastarían para convencer, incluso al más crítico de los lectores, de que la fauna sigue siendo una fuente importante de proteínas para el hombre, a pesar de que se hace poco o ningún esfuerzo por manejar este recurso. El autor, al igual que otras personas interesadas en la materia (por ejemplo, Talbot, 1966; Mossman y Mossman, 1976), sostiene que, en muchas zonas del mundo donde la producción ganadera y agrícola es escasa, se podría emplear la carne de los animales salvajes de una manera mucho más eficiente. En estas zonas sería posible mantener la producción de carne de animales salvajes a un nivel elevado sin efectos negativos para la capacidad de carga del hábitat. En estos terrenos, los animales salvajes presentan un potencial de mantenimiento de la producción de carne y demás productos de origen animal mayor que el ganado doméstico.

CUADRO 2. - ALGUNOS ANIMALES SALVAJES QUE SE COMEN EN GHANA

Animales

Observaciones

ROEDORES

Además de los roedores grandes, como las ratas gigantes (Cricetomys spp.), las ratas de la caña (Thryonomys spp.), las liebres (Lepus spp.) y los puercoespines (Hystrix spp. y Atherurus spp.), que comen en general tanto los adultos como los jóvenes, se consumen también ardillas (Anomalurus spp., Funisciurus spp., Protoxerus spp., Heliosciurus spp., Idiurus spp., etc.).

MURCIÉLAGOS

Se come la mayoría de los murciélagos de la fruta (Eidolon spp.), e incluso se embalan ahumados, en grandes cantidades, para enviarlos a los mercados de Accra y Jumasi y a otros centros de población.

HORMIGUEROS

Las carnes de todas las especies de Manis y la del oso hormiguero (Orycteropus capensis) son exquisitas y se venden a precios elevados.

PRIMATES

La carne de todos los monos (Procolobus spp., Cercopithecus spp. y Papio spp.), así como la de los chimpancés (Pan troglodytes), forma parte de la dieta corriente en los lugares donde se encuentra.

AVES

Se come la carne de la mayoría de las aves, entre las que figuran las de rapiña, los nectarínidos y todas las garzas, incluso Bubulbus ibis.

REPTILES

Se comen todas las tortugas de mar y de tierra, las dos lagartijas (Varanus spp.), el pitón africano (Python sebae), las víboras Bitis gabonica y B. arietans y la víbora nocturna (Causas maculatus). Los niños pueden comer la lagartija Agama agama.

OTROS

Se comen insectos, como las hormigas pardas, y son muy apreciadas las larvas del insecto de la palma (Phyncophorus phoenicals). Se come en grandes cantidades el caracol gigante africano que, en algunas zonas, constituye la fuente principal de proteínas.

FUENTE: Asibey. 1974.

CUADRO 3. - REGISTRO DE LA CARNE DE ANIMALES SALVAJES EN EL MERCADO DE KANTAMANTO (ACCRA, GHANA)
(diciembre 1968 - junio 1970)

Especie

Peso

Peso por espécimen

Kilogramos

Rata de la caña (Thryonomys spp.)

117 226

4,8

Antílope gris (Sylvicarpra grimmia)

26 406

6,7

Tragélafo (Tragelaphus scriptus)

4 225

22,5

Antílope real (Neotragus pygmaeus)

3 682

2,4

Duiker negro (Cephalophus niger)

3 498

15,8

Mono verde (Cercopithecus aethiops)

1 055

3,2

Duiker bayo (Cephalophus dorsalis)

701

8,9

Cerdo salvaje (Potamachoerus porcus)

561

26,7

Puercoespín con cola de cepillo (Atheaurus africanus)

357

3,6

Rata gigante (Cricetomys gambianus)

121

1,6

Lagartija (Varanus spp.)

92

4,2

Civeta de la palma con dos manchas (Nandinia binotata)

47

3, 1

Liebre de Togo (Lepus capensis)

8

1,7

FUENTE: Asibey, 1974.

Las pruebas en que se basa esta conclusión nacen de una comparación entre el ganado doméstico y los animales salvajes. Los animales salvajes se adaptan más a las características ecológicas del lugar, tienen mayores posibilidades de utilización del material vegetal disponible y necesitan menos agua (de Vos, 1973). Además, las especies salvajes están más adaptadas a las condiciones climáticas del lugar que la mayoría de los animales exóticos introducidos. Como lo explica en detalle Ledger (1963), la carne de los animales salvajes contiene mucha menos grasa que la de los domésticos. Produciendo carne magra se puede obtener un mayor rendimiento del forraje que produciendo carne grasa. Por consiguiente, desde el punto de vista de la producción de carne, los animales salvajes, que virtualmente no tienen grasa, utilizan la vegetación del lugar de manera mucho más eficiente que los animales domésticos.

King y Heath (1975) demostraron que la especie que tiene el potencial máximo en un ambiente semiárido de Africa es el oryx. Puede aumentar de peso consumiendo un forraje que no logra mantener el poso de los vacunos y necesita beber la mitad del agua que consumen las ovejas Dorper y un cuarto de la que consumen los vacunos Boran, según lo demuestra su poso comparado en el metabolismo básico. Quizá se pueda afirmar otro tanto del addox, que también se adapta mucho a los ambientes áridos. Los autores consideran también que el búfalo africano salvaje (Syncerus caffer) podría ser sumamente útil para aprovechar terrenos con pastos duros, en zonas infestadas por la mosca tsé-tsé, donde escasea la carne.

La gacela Antidorcas marsupialis, de Sudáfrica, ha revelado tener un gran potencial cuando se cría como animal de caza (Skinner, 1973). El kudu (Tragelaphus strepsiceros) es también una especie utilísima cuando se cría como animal de caza (Young, 1973).

Se ha hablado mucho a favor del antílope Taurotragus oryx, porque es grande, crece con rapidez, bebe poca agua, es resistente a la tripanosomiasis y tiene carne de buena calidad (Posselt, 1963), pero no es el animal ideal para los pastizales semiáridos de Africa a pesar de su capacidad de adaptación eco y fisiológica (Tribe y Pratt, 1973), ya que no se puede comparar con algunas razas de ganado vacuno de carne.

Hay pruebas fehacientes a favor de la utilización del capibara, en las zonas marginales del trópico, para elevar la producción de proteínas de origen animal, especialmente allí donde las especies domésticas no aprovechan con tanta eficiencia la producción primaria de los ecosistemas (González Jiménez y Parra, 1973).

Los ejemplos mencionados dan una indicación del potencial que tienen los animales salvajes para la nutrición humana en Africa y en América del Sur.

La necesidad apremiante de alimentos a la población mundial es una razón más, y muy importante, para utilizar la carne de los animales salvajes. Al determinar los objetivos, al tratar de elevar el nivel de la ingesta de proteínas de origen animal, conviene dar la más alta prioridad posible a aquellas fuentes que se encuentran en estado «salvaje», y que presentan pocas dificultades para su manejo, abastecimiento de forraje, captura elaboración, mercadeo y aceptación por parte del consumidor (Clottey, 1968).

CUADRO 4. - CONSUMO MEDIO DIARIO DE CARNE DE ANIMALES DOMÉSTICOS Y SALVAJES Y DE PESCADO Y CANTIDAD DE PROTEÍNAS QUE APORTAN A LA DIETA DE LOS CAMPESINOS DE ISOKO, EN EL DELTA DEL NÍGER, NIGERIA

Alimento

Porción comestible

Contenido tenido de proteínas

Gramos

Pescado (fresco)

18

3,0

(seco)

18

9, 0

Mono (fresco)

8

1,2

(seco)

7

3, 2

Cabro

6

1,0

Hormiguero y puercoespín

5

0, 9

Rata de la caña y gigante

3

0,6

Caracol africano

3

0,6

Gorgojos de la palma

1

0,1

Sapos

3

0, 6

TOTAL PROTEÍNAS DE ORIGEN ANIMAL

20,2

(TOTAL PROTEÍNAS DE ORIGEN VEGETAL)

(26,1)

FUENTE: Nicol, 1953.

Aunque los animales salvajes siguen constituyendo una fuente valiosa para la nutrición del hombre, los terrenos donde se cazan se destinan cada vez más a diversos usos, que van en detrimento de la producción de carne de estos animales. Con frecuencia, dichos usos provocan cambios en el hábitat.

Los animales salvajes siguen siendo un subproducto de otros tipos de uso de la tierra, sobre todo en los bosques. En efecto, la capacidad de carga de los animales salvajes de bosques secundarios es superior a la de los bosques primarios. Por tal motivo, hay un gran potencial de producción de carne de animales salvajes en estos bosques, si se manejan bien. No obstante lo dicho, cada vez resulta más claro que, para mantener la producción con una capacidad de carga elevada, se hace necesario someter ciertas áreas a una ordenación destinada específicamente a la producción de carne de animales salvajes o, por lo menos, hacer de dicha producción una de las formas principales de uso de la tierra.

La ganadería de animales de caza es un método de producción de carne de animales salvajes capaz de reportar los beneficios inmediatos, sustanciosos y tangibles que son necesarios y, por tal razón, muchos autores la recomiendan. Además de producir proteínas para los pueblos que se ven azotados por el hambre, la carne de los animales salvajes tiene un valor nutritivo superior a la de los animales domésticos, porque tiene una proporción mayor de proteínas que de grasa (Ledger, 1963). La ganadería de animales salvajes se inició en el sur de Africa, pero es posible aplicarla en muchas regiones en desarrollo. En efecto, es una forma de uso de la tierra que puede intercalarse en el tejido cultural de muchas sociedades. En realidad, es muy semejante a la ganadería de animales domésticos (Mossman y Mossman, 1976).

La cría de animales de caza

Para decidir si conviene o no criar una o más especies en una misma hacienda, hay que tomar en cuenta factores tanto bióticos como humanos. En general, es mayor el número de especies que se pueden criar en los ambientes húmedos y cálidos que en los fríos y secos. Las especies de mayor tamaño, o las que se agrupan en gran número, son probablemente las más idóneas para el consumo humano (Mossman y Mossman, ibid.).

Por regla general, conviene sacrificar un número de cabezas inferior al incremento anual de la población. A medida que avanza el sacrificio en una población no utilizada anteriormente, entran en juego ajustes compensatorios ecológicos, de población y fisiológicos individuales, y suele aumentar la tasa de crecimiento de la población. Es necesario elevar la productividad mediante la ordenación de los animales salvajes y de los pastos (Mossman y Mossman, ibid.).

Para estimar con seguridad el número de animales que se puede sacrificar, hay que descubrir la tasa de aumento de la población, a varios niveles, que esté por debajo de la capacidad de carga (Caughley, 1972).

Conviene concentrar la ganadería de animales salvajes en zonas que tengan valor marginal para la ganadería clásica. Mossman y Mossman (ibid.) declaran que es totalmente posible que, en las condiciones de subsistencia del trópico subhúmedo, una hacienda de animales salvajes que abarque 10000 ha de terrenos marginales llegue a sustentar a 1000 personas, apenas alcance su productividad óptima.

Hasta la fecha, en Africa, no se ha hecho ningún esfuerzo particular por ordenar la población o el hábitat de los roedores salvajes usados como alimento. Mientras hubo una cantidad de estos animales suficiente para la alimentación, la población rural no vio la necesidad de ordenarlos y se limitaba a cazarlos con armas o con trampas. Con el aumento rápido de la población humana y el alza de los precios de la carne en los mercados urbanos, la situación cambió, y ahora la población rural tiene incentivos para gastar tiempo y esfuerzos en aumentar la producción de estos roedores. E.O.A. Asibey, Jefe de Caza y Animales Salvajes de Ghana, una de las principales autoridades en utilización de roedores de Africa occidental, comprendió esto hace algunos años e inició la producción de la rata de la caña (Thryonomys swinderianus) en cautividad, a escala experimental. Sus esfuerzos dieron buenos resultados y revelaron que este roedor se reproduce y desarrolla bien en cautividad. Los agricultores de Ghana que crían ratas de la caña están obteniendo altos precios en los mercados urbanos (den Hartog y de Vos, 1973). La última novedad en Ghana son las «reservas de producción de animales salvajes», establecidas en la selva para la producción de ratas de la caña y de otros animales pequeños.

Todavía es demasiado pronto para saber si estos experimentos se pueden aplicar en mayor escala en Africa occidental y si la producción de animales en cautividad en gran escala será económicamente factible. Con manipulaciones relativamente sencillas del hábitat, anticipando o modificando la sucesión ecológica, se pueden prever aumentos considerables, si bien temporales. Se pueden efectuar manipulaciones tales como el empleo del fuego, o la siembra de plantas particularmente apetecibles para los roedores, como parte de las operaciones agropecuarias, sin que los agricultores tengan que hacer grandes esfuerzos. Conviene enseñar a los agricultores la manera de prever aumentos considerables de la población de ciertos roedores, de detectar las señales de dicho aumento y sacrificar un gran número de cabezas cuando la población llega al máximo. Esto no debería ser demasiado difícil, porque la mayoría de los agricultores están familiarizados con estos fenómenos en mayor o menor grado.

CUADRO 5. - CLASES DE ROEDORES QUE SE CONSUMEN EN AFRICA

Nombre común

Nombre científico

Zona de consumo

Frecuencia del consumo

1. Ardilla, ardilla de la palma

Xerus, Protexerus, Epixerus, Paraxerus spp., Heliosciurus, Funisciurus, Atlantoxerus getulus

Este de Africa
Sur de Africa
Oeste de Africa
Sur de Marruecos

Relativamente frecuente

2. Rata, ratón

Oenomys, Rattus, Cricetomys, Rhabdomys, Arvicanthis, Steatomys, Jacullus, Gerbillus spp.

Africa

Muy frecuente

3. Puercoespines

Hystrix, Atherurus spp.

Africa tropical

Relativamente frecuente

4. Rata de la caña (ahumada)

Thryonomys (Choeromys) spp.

Oeste de Africa
Sur de Africa

Muy frecuente

FUENTE: Jardín, C., List of foods used in Africa, FAO, Rome. 1970. Alguna información sobre las ardillas la da Child, G.S., FAO, Accra, 1972.

CUADRO 6. - ANIMALES SALVAJES CAZADOS CERCA DE AGROVILA NOVA FRONTEIRA, BRASIL
(septiembre 1973 - agosto 1974)

Nombre común

Nombre científico

N° de los sacrificados

Total

Total

kg

%

Tapir sudamericano

Tapirus terrestris

8

1 180

36,7

Pécari de labio blanco

Tayassu pecarí

52

1 145

35,6

Cabro de monte

Mazama americana

15

415

12,9

Pecarí con collar

Tayassu tajacu

8

109,5

3,4

Jaguar

Felis onca

1

80

2,5

Tortuga de tierra

Geochelone sp.

21

62

1,9

Paca

Agouti paca

8

59

1,8

Conejo

Silvilagus brasiliensis

31

32,7

1,0

Agutí

Dasyprocta sp.

14

32

1,0

Puma

Felis concolor

1

24

0,7

Acho

Dasypus novemcinctus

6

16,4

0,5

Oso hormiguero

Myrrmecophaga tridactyla

1

15

0,5

Gato montés

Felis onca

1

12

0,4

Huaco

Mitu mitu

4

11,9

0,4

Guan

Penelope pileata

7

9

0,3

Mono chillón

Alouatta belzebul

1

5

0,1

Paloma rojiza

Columbina talpacoti

26

2,1

0,06

Agamí de ala oscura

Psophia viridis

1

2

0,06

Tínamo brasileño

Crypturellus strigolosus

2

0,8

0,02

Codorniz

Odontophorus gaganensis

1

0,3

0,009

Pájaro carpintero de color crema

Celeus flavas

1

0,2

0,006

FUENTE: Smith, 1976.

Por lo general, a los tres o cuatro años de plantar un bosque el terreno se ha cubierto ya de una vegetación herbácea densa, capaz de sustentar en buenas condiciones a un gran número de roedores. Si no se utilizan, estos animales suelen causar daño a los arbolitos, porque a menudo se comen la corteza, todo alrededor del tronco. Por tal motivo, es conveniente desde el punto di vista silvícola aconsejar a los agricultores que cacen estos roedores antes de que causen perjuicios a los árboles. Se pueden aminorar los daños a cultivos de todo tipo eliminando, de manera semejante y oportunamente, los excedentes de población, entre los roedores de terrenos adyacentes.

Para poder mantener la producción será necesario perfeccionar las técnicas de utilización de roedores en estado salvaje y también mejorar los métodos de elaboración, de almacenamiento y mercadeo.

Es claro que, si se dispusiera continuamente de mejores datos estadísticos, el valor de los animales salvajes como fuente de proteínas causaría mucha más impresión a los que formulan las políticas de alimentación y nutrición y a los economistas agrarios, y éstos tomarían mucho más en serio que en el presente la conservación de los animales salvajes.

Dada la aceleración de las presiones del uso de la tierra, que se puede observar fácilmente en la mayor parte del mundo en desarrollo, conviene estudiar la posibilidad de crear zonas destinadas especialmente a la ordenación de la fauna, sirvan para el recreo y la caza local como forma de uso de la tierra, protegiendo al mismo tiempo estas áreas contra usos de la tierra rivales o perjudiciales. Actualmente, en Botswana, se están haciendo esfuerzos (von Richter, 1976) por crear áreas de este tipo, que abarquen los actuales métodos de uso de la tierra, dondequiera que esto sea posible, con el fin de obtener de la fauna el máximo rendimiento y beneficios.

Los animales salvajes no son una panacea para resolver los problemas de la alimentación en todo el mundo, porque no existe ninguna panacea para estos problemas, pero el potencial que tiene la fauna para contribuir al bienestar del hombre en muchas partes del mundo es mucho mayor de lo que suelen pensar los especialistas y las autoridades encargadas de la alimentación y de la nutrición.

Sobre todo en los países en desarrollo, las personas que viven en el campo, y de él, o que viven en las ciudades grandes y pequeñas pero conservan costumbres y gustos rurales, atribuyen particular importancia al valor nutritivo y cultural de la carne de los animales salvajes del lugar. No conviene minimizar ni eliminar, en nombre del progreso, el valor de esta carne, que constituye uno de los mayores placeres de la vida diaria. Por desgracia, algunos especialistas en alimentación y nutrición se sienten inclinados a hacer esto precisamente, o sea que, cegados por sus propios prejuicios culturales, suelen minimizar, menospreciar o simplemente pasar por alto ciertos alimentos y modos de vida autóctonos. Lo que conviene, por el contrario, es que los especialistas estudien y utilicen los alimentos y los métodos tradicionales de recolección. Mejorando los métodos de producción y de recolección de los alimentos comunes y conocidos, en vez de colocar en su mesa cosas extrañas, se puede lograr mejorar su alimentación y nutrición con mayor rapidez, porque es mayor la aceptación de estos alimentos, de parte de la población local.

CUADRO 7. MAMÍFEROS DE SEKUKUNILANDIA, SUR DE AFRICA, Y SU UTILIZACIÓN POR LA TRIBU PEDI

Nombre común

Nombre científico

Quién los come

Liebre roja

Pronolagus randensis

Toda la familia

Mono

Cercopithecus aethiops

Hombres y muchachos sólo

Wildebeest azul

Connochaetes taurinas

Toda la familia

Wartog

Phacocoerus aethiopicus

Toda la familia

Klipspringer

Oreotragus oreotragus

Toda la familia

Hipopótamo

Hippopotamus amphibius

Toda la familia

Ciervo de las cañas

Redunca arundinum

Toda la familia

Rata de la caña

Thryonomys swinderianus

Hombres y muchachos sólo

Ciervo de la caña montañés

Redunca geoffroyi

Toda la familia

Gálago

Galago senegalensis

Hombres y muchachos sólo

Liebre del Cabo

Lepus capensis

Toda la familia

Liebre salvaje del sur

Lepus saxatilis

Toda la familia

Zuricata

Suricata suricata

Hombres y muchachos sólo

Mofeta

Ictonyx galeata

Toda la familia

Puercoespín africano

Hystrix galeata

Hombres y muchachos sólo

Dafi de las rocas

Procavia capensis

Toda la familia

Gato salvaje

Felix lybica

Hombres y muchachos sólo

Impala

Aepyceros melampus

Toda la familia

Antílope negro

Hippotragus niger

Toda la familia

Eland

Taurotragus oryx

Toda la familia

Ciervo

Raphicerus campestris

Toda la familia

Duiker gris

Sylvicapra grimmia

Toda la familia

Cebra

Equu burchelli

Toda la familia

Erizo

Eninaceus frontalis

Toda la familia

Ardilla de patas amarillas

Paraxerus cepapi

Hombres y muchachos sólo

Ciervo

Kobus ellipsiprymnus

Toda la familia

Tragélafo

Tragelaphus scriptus

Toda la familia

Lobo

Proteles cristatus

Hombres y muchachos sólo

Oso hormiguero

Orycteropus afer

Toda la familia

Kudu

Tragelaphus strepsiceros

Toda la familia

Jirafa

Giraffa camelopardalis

Toda la familia

Elefante africano

Loxodonta africana

Toda la familia

Liebre saltona

Pedetes capensis

Toda la familia

Ciervo saltón

Antidorcas marsupialis

Toda la familia

Jineta manchada

Genetta tigrina

Hombres y muchachos sólo

Rinoceronte negro

Diteros bicornus

Toda la familia

Babuino

Papio ursinus

Hombres y muchachos sólo

FUENTE: Quin, 1959.

CUADRO 8. - ANIMALES SALVAJES CAZADOS CERCA DE AGROVILA LEONARDO DA VINCI, BRASIL (diciembre 1973 - agosto 1974)

Nombre común

Nombre científico

N° de los sacrificados

Total

Total

kg

%

Pécari de labio blanco

Tayassu pecari

52

1 166

46,5

Tapir sudamericano

Tapirus terrestris

6

490

19,6

Cabro de monte

Mazama americana

15

340

13,6

Pécari con collar

Tayassu tajacu

18

203

8,1

Tortuga de tierra

Geochelone sp.

36

102

4,1

Guan

Dasypus novemcinctus

29

75,9

3,0

Paca

Agouti paca

10

55,7

2,2

Agutí

Dasyprocta sp.

17

46,7

1,9

Armadillo de 8 franjas

Dasypus kappleri

1

12

0,5

Guan de cresta blanca

Penelope pileata

5

9,5

0,4

Guaco

Mitu mitu

1

3,5

0,1

Loro cabeza azul

Pionus menstruus

1

0,2

-

FUENTE: Smith. 1976.

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