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INTRODUCCION

El Consejo Mundial de la Alimentación ha estudiado la situación mundial de la alimentación según se presenta hoy día y según las perspectivas que ofrece para los años futuros inmediatos.

Los informes recibidos de los Gobiernos Miembros, así como otras informaciones de que dispone el Consejo, indican que ha mejorado un poco la situación y que las perspectivas para la próxima cosecha son más alentadoras de lo que parecían cuando el Consejo celebró su anterior período de sesiones, en noviembre. Sin embargo, a pesar de esta ligera mejoría de corto alcance, no ha tenido lugar ningún cambio fundamental. La situación de la alimentación en el mundo sigue siendo grave.

Un mal tiempo que se registrará durante los próximos meses podría hacer completamente imposible que se alcancen los progresos que se esperan en 1948. Además, aunque la situación mejorará positivamente, la producción mundial seguiría siendo muy inferior a las necesidades en el próximo año. En la mayoría de los países devastados por la guerra no se han vuelto a alcanzar aún los niveles de la producción y el consumo de alimentos que prevalecían antes de la contienda. De hecho, en algunas extensas regiones del mundo no se han podido mantener siquiera los niveles inadecuados de consumo del pasado año. En muchos países, aún en el caso de que se lograrán alcanzar los aumentos de producción deseados, los niveles de nutrición continuarían a un punto en que se ven amenazadas inevitablemente la moral, la salud y la capacidad de trabajo de la población, y las repercusiones son especialmente graves por lo que hace a los niños y los jóvenes en general.

Los pequeños avances que se tienen en perspectiva para el año en curso son aún más insignificantes si se consideran las perspectivas de largo alcance. Nada indica que, de la fecha actual hasta 1951, un período para el cual algunos países han formulado planes definidos de producción, el total de los alimentos del mundo llegue a exceder apreciablemente del promedio de los años anteriores a la guerra. Aún en el supuesto caso de que la producción alcance los niveles de la preguerra, los niveles per caput serían inferiores debido al aumento considerable de la población mundial, la cual aumenta cada año a razón de 20 a 25 millones. Debido también al hecho de que muchas naciones están poniendo en práctica una política destinada a lograr la ocupación plena y asegurar una mejor distribución de los alimentos entre su población, se registrará un aumento muy considerable en el total de las cantidades de alimentos requeridos.

Es necesaria una expansión considerable de la producción de alimentos para que los abastecimientos alimenticios per caput sean mantenidos siquiera a los niveles actuales. Por otra parte, el mejoramiento de las raciones alimenticias actuales demanda una expansión aún más rápida. A menos que se tomen medidas para lograr tal expansión, el nivel de nutrición y de salud de los habitantes del mundo descenderá probablemente a un punto más bajo que el alcanzado antes de la guerra. Fué precisamente lo inadecuado de estos niveles lo que provocó que las naciones decidieron establecer la FAO.

El Consejo está convencido de que la situación mundial de la alimentación exige que todos los Gobiernos tomen medidas prontas y vigorosas y juzga que le corresponde la responsabilidad de hacer ver a los Gobiernos la gravedad de los hechos. También es función del Consejo recomendar las medidas que deberían ser tomadas. Este informe contiene las conclusiones a que se llegó en general de que es urgente y necesario no sólo incrementar la producción sino también prevenir las pérdidas de alimentos ocasionadas por la infestación de insectos y roedores, así como por las enfermedades de los animales y plantas, resultantes de la falta de prácticas efectivas de conservación.

En este informe se formulan recomendaciones específicas acerca de los pasos que se podrían dar para prevenir las pérdidas de alimentos. También se incluyen ciertas recomendaciones destinadas a que se tomen medidas para aumentar la producción de alimentos en un futuro inmediato. Además, el Consejo recomienda específicamente que se estimule la siembra máxima de cereales en las regiones en que se estén llevando a cabo las operaciones de siembra.

Políticas de Largo Plazo

En opinión del Consejo, el problema decisivo por lo que hace a las perspectivas de largo plazo es encontrar los medios y las formas de lograr un aumento de los abastecimientos alimenticios. La urgente necesidad de incrementar la producción está subrayada por la actual escasez mundial de alimentos y el aumento progresivo de la población del mundo.

La diferencia entre la oferta y la demanda mundiales ha sido disminuída casi siempre en el pasado aumentando la superficie de cultivo. Durante la Primera Guerra Mundial, e inmediatamente después de su terminación, por ejemplo se abrieron al cultivo grandes extensiones nuevas en los países exportadores de productos agrícolas. Entre 1910 y 1930 se registró un aumento de 445 millones de hectáreas por lo que hace al mejoramiento de la tierra de cultivo o la apertura de nuevos campos en los cuatro principales países exportadores de productos agrícolas, es decir, los Estados Unidos de América, Canadá, Argentina y Australia. Durante o después de la Segunda Guerra Mundial no se ha observado un aumento similar. Aunque todavía hay oportunidades de abrir nuevas tierras de cultivo en varias partes del mundo, estas posibilidades sólo pueden ser realizadas gradualmente. Aún cuando se debe hacer todo esfuerzo por utilizar toda la tierra disponible para aumentar la producción, parece probable que la diferencia entre la oferta y la demanda mundiales tendrá que ser reducida principalmente aumentando los rendimientos más bien que las extensiones de tierra cultivables. Para alcanzar más altos rendimientos se requerirá un aumento considerable en los abastecimientos de los elementos necesarios para la producción, particularmente fertilizantes y maquinaria agrícola. También se requerirá el uso de mejores variedades y clases de semillas y ganados, una política superior de conservación de la tierra, así como la alimentación más adecuada de los ganados y la aplicación general de mejores prácticas agrícolas.

El Consejo desea llamar particularmente la atención hacia la importancia de mejorar la producción y la administración de las tierras de pastoreo. Los pastos y otros cultivos herbáceos constituyen el principal producto de extensas regiones del mundo y existe un campo muy amplio donde lograr rápidamente mejoras, tanto por lo que hace al aumento de los rendimientos como a la adopción de métodos bien conocidos de conservar los pastos para su aprovechamiento en el invierno. Las perspectivas de los granos panificables y de los cultivos forrajeros indican que los abastecimientos mundiales de productos animales dependerán más en el futuro de lo que han dependido hasta hoy de la forma en que se administren las tierras de pastoreo.

El Consejo también hace ver que la Europa Occidental dependerá cada vez más de los abastecimientos de granos, no sólo de Norte América, sino también del Hemisferio Meridional, y sugiere que se podría aumentar la producción de éste último, aprovechando los conocimientos y las experiencias comunes y considerando los problemas que afectan por igual a los países interesados.

La Conferencia deberá considerar en su período ordinario de sesiones el punto relativo a la necesidad de que se produzca una expansión de largo plazo de la producción. En su último período de sesiones, la Conferencia aprobó una recomendación para que los Gobiernos Miembros informen anualmente acerca de sus planes y programas de producción, con la mira de desarrollar una pauta coordinada mundial para el aumento de la producción. El Consejo ha considerado cuidadosamente la forma en que estos informes deberán ser presentados a la Conferencia.

El Consejo ha dado su aprobación para que se elabore un análisis de estos informes desde el punto de vista de los factores económicos que afectan la producción y el comercio de artículos alimenticios, prestando debida consideración a la interdependencia de las regiones productoras de excedentes y las deficitarias. Este análisis no sólo mostrará el aumento de producción que se podría lograr como resultado de los programas sometidos por los Gobiernos, sino también los abastecimientos, v.gr., de maquinaria agrícola, fertilizantes, etc., que serían requeridos para la ejecución de los mismos.

En lo que respecta a las necesidades específicas de abastecimientos, el Consejo ha formulado en su informe, recomendaciones acerca de las medidas que debe tomar el Director General.

En vista de la gravedad de la situación mundial de la alimentación, tanto actual como probable, el Consejo hace vera todos los Gobiernos la necesidad de que suministren en sus informes sobre sus programas la más amplia información práctica acerca de sus posibilidades de producción y sus necesidades de abastecimientos.

El Consejo juzga que la revisión conjunta de estos programas, así como de los balances que resulten de sus análisis que hará la Conferencia, hará resaltar las cuestiones de políticas y los problemas específicos por atacar y proporcionará la oportunidad para que los Ministros de los países que asistan a la Conferencia tomen de concierto las medidas necesarias para hacerles frente.

Naturalmente, a los Gobiernos mismos será a quienes corresponda tomar las medidas de acción. La FAO puede prestar una valiosa contribución ayudando a los Gobiernos a tomarlas medidas concretas necesarias para poner en ejecución los nuevos programas o hacer los ajustes necesarios en los ya iniciados. Tal ayuda constituye la tarea fundamental de la Organización.

El Consejo ha examinado cuidadosamente cómo se podría prestar mejor esta ayuda y juzga que ha llegado el tiempo en que es esencial que el Director General someta a la Conferencia un informe que muestre el orden de prioridad que, conforme a su criterio, se debería dar a los proyectos que ya han sido propuestos a la FAO. Durante los diversos períodos de sesiones celebrados por la Conferencia de la FAO, se han aprobado casi cuatrocientas resoluciones, en la mayoría de las cuales se ha recomendado acción inmediata.

La Organización no puede, con los recursos de que dispone, emprender todas las actividades propuestas. El Consejo juzga que sería práctico y oportuno que se seleccione un número limitado de proyectos acerca de los cuales se podría tomar acción efectiva, a fin de evitar el desperdicio de los recursos de la FAO que podría resultar queriendo abarcar con los mismos en todo el enorme campo de la Organización. Mediante el desarrollo de actividades regionales y la cooperación de la FAO con las comisiones económicas regionales de las Naciones Unidas y con los otros organismos especializados, el Consejo juzga que la FAO podrá desempeñar de manera eficaz la tarea que le ha sido asignada.

Además de considerar la situación mundial de la alimentación y de recomendar las urgentes medidas de acción que deben tomar los Gobiernos para solucionarla, el Consejo también consideró varias otras cuestiones fundamentales de política relativas a las actividades regionales, la cooperación con otros organismos internacionales, la sede permanente de las oficinas centrales, así como las cuestiones administrativas y financieras de que se trata con cierto detalle más adelante.


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