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39o período de sesiones

Roma, 15–26 octubre 1962

INTRODUCCION

1. El 39o período de sesiones del Consejo se celebró en Roma del 15 al 26 de octubre de 1962 bajo la presidencia del Sr. Louis Maire.

2. El programa del período de sesiones aprobado figura en el Apéndice A.

3. Los Sres. C.P. de Silva (Ceilán) y R. Aldunate-Phillips (Chile) fueron nombrados vicepresidentes primero y segundo respectivamente.

4. El Consejo remitió las cuestiones administrativas, financieras, constitucionales y jurídicas de su programa (con excepción del tema 30(a)) a un Comité Plenario y nombró presidente de éste al Sr. F. Shefrin (Canadá).

I. SITUACION MUNDIAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION

El estado mundial de la agricultura y la alimentación, 1962

5. El Consejo tuvo ante sí el informe anual de la FAO El estado mundial de la agricultura y la alimentación, 1962, basado en la información obtenida hasta el 30 de junio de 1962, y un texto complementario poniendo al día dicho estudio (CL 39/2 - Sup. 1). El Consejo elogió la gran calidad de ambos textos. Algunos miembros entregaron a la Secretaría información revisada, y más reciente, sobre las cuestiones tratadas en dichos informes.

6. El Consejo tomó nota de que el mal tiempo que padecieron en 1961/62 muchas regiones del mundo había sido causa de una apreciable atenuación temporal de la tendencia ascendente de la producción agrícola mundial, por primera vez desde 1957/58. Dado que el incremento anual de la población del mundo era de cerca del 2 por ciento, esto significaba que la producción por habitante se había reducido un poco. Advirtió también, sin embargo, que las perspectivas para la campaña agrícola de 1962/63 eran más favorables y que probablemente la producción reanudaría su expansión.

7. Aunque durante la década pasada el aumento de la producción agrícola mundial había sido más rápido que el incremento demográfico, el Consejo advirtió que en las regiones menos desarrolladas el crecimiento de la población estaba adquiriendo un ritmo tan rápido que la producción de alimentos por persona solamente rebasaba el bajo nivel de antes de la guerra en los años de buenas cosechas. Sin embargo, la mayoría de los países menos desarrollados habían podido aumentar, al menos marginalmente, sus niveles medios de consumo, reduciendo las exportaciones de alimentos y aumentando las importaciones, procedentes en su mayoría de las existencias excedentes facilitadas en condiciones especiales.

8. El Consejo subrayó la importancia de los planes económicos coordinados como medio para acelerar el desarrollo de los países menos avanzados y lograr una estructura en la cual la agricultura y los demás sectores de la economía contribuyesen, con su desenvolvimiento, al de los otros. Alabó los análisis sobre los programas y políticas agrícolas incluídos ahora regularmente en El estado mundial de la agricultura y la alimentación. Se reconoció, con mayor convencimiento, la convencimiento, la contribución esencial de la agricultura al desarrollo económico.

9. Se hizo hincapié en el hecho de que, si bien se conocían los medios técnicos para elevar la producción agrícola, el problema principal consistía en que los agricultores los adoptaran en forma más amplia. No bastaba con proporcionar fertilizantes, semillas mejoradas, agua de riego y otros elementos necesarios para la labranza. Además, había que inducir a los agricultores a hacer inversiones paralelas y redoblar sus esfuerzos. Eran éstos problemas importantes que, generalmente, entrañaban mejoras en la estructura institucional como, por ejemplo, en la tenencia de la tierra, en los servicios de extensión, en el crédito agrícola, en la comercialización, así como el dar ciertas seguridades de precios satisfactorios a los agricultores. En algunos casos tal vez fuera necesaria la planeación de los cultivos para elevar la productividad. En varios países se habían establecido zonas de experimentación en las cuales se propocionaban a los agricultores de un modo concentrado todos los factores esenciales para el desarrollo agrícola, dedicándose intensos esfuerzos a inducirles a adoptar métodos científicos. Se subrayó la necesidad de hacer esfuerzos especiales para aumentar la producción de alimentos animales ricos en proteínas, tanto por razones de nutrición como económicas.

10. Un serio obstáculo al desarrollo era la baja continua de los precios de las exportaciones agrícolas, ya que éstas proporcionaban a los países menos desarrollados la mayor parte de sus divisas. En 1961, el nivel medio de precios de las exportaciones agrícolas había bajado un 4 por ciento, anulando el efecto en los ingresos totales por exportación del 4 por ciento de aumento en el volumen del comercio. Al mismo tiempo, los precios de los artículos manufacturados exportados habían subido un 2 por ciento. Esto continuaba una tendencia evidente desde el fin del auge provocado por la guerra de Corea y, en consecuencia, la relación de intercambio de las exportaciones agrícolas en 1961 era cerca de una cuarta parte inferior al nivel alcanzado en 1952/53. El Consejo tomó nota de que, según un estudio reciente de la FAO 1, eran pocas las perspectivas de un mejoramiento inmediato de las relaciones de intercambio durante el período abarcado por el estudio.

11. Se señaló el hecho de que, al mismo tiempo que reducía las disponibilidades de divisas para el desarrollo económico, la caída de los precios de los productos agrícolas en los mercados mundiales dañaba gravemente a los productores del referido sector en los países exportadores. En los lugares donde había un amplio margen entre el precio al productor y el precio en el punto de exportación, a causa, por ejemplo, de la ineficacia o indebida carestía de los sistemas de acopio del producto para la exportación, o a los cuantiosos gravámenes que pesan sobre ésta, los beneficios de los productores podían ser tan reducidos que anularan todo incentivo para mejorar sus métodos de cultivo y la productividad.

12. Algunas delegaciones se refirieron a las propuestas en pro de un sistema de compensación multilateral para estabilizar los ingresos por exportación de los países productores primarios. El asegurar a los países en desarrollo un flujo más uniforme de divisas facilitaría grandemente la realización ordenada de los programas de desarrollo económico. Se señaló, sin embargo, que dichas medidas no podrían contribuir mucho a corregir los efectos, en los ingresos por exportación, de una baja persistente de los precios agrícolas. Varios delegados apoyaron las propuestas hechas en varias tribunas internacionales tendientes a la conclusión de acuerdos comerciales mundiales más amplios sobre los distintos productos.

13. Al mismo tiempo, se llamó la atención sobre los efectos perjudiciales que las políticas de precios nacionales indebidamente altos y de sostenimiento de los ingresos podrían tener, al estimular la producción antieconómica en los países importadores y restringir los mercados los países exportadores. Dichas políticas de sustentación, además, no siempre daban por resultado la mejora que se buscaba en el nivel de los ingresos agrícolas. Mientras las medidas nacionales e internacionales para estabilizar los precios pueden representar una medida transitoria necesaria, habrá que hacer cambios más trascendentales en las estructuras agrícolas de los países económicamente avanzados y de los países en fase de desarrollo para lograr una mejora más duradera en la productividad agrícola y en los ingresos del campo. A este respecto, el Consejo subrayó la necesidad de armonizar las políticas de los estados miembros, por ejemplo, mediante análisis regulares de carácter regional o internacional.

14. Aparte de la caída de los precios, había preocupado mucho el probable efecto en el comercio de productos agrícolas de las distintas agrupaciones regionales actualmente en discusión, en particular las consecuencias de la entrada del Reino Unido y algunos otros países en la Comunidad Económica Europea. Se insistió en que las agrupaciones regionales, al decidir sus políticas de producción y comercio agrícolas, deberían tener plenamente en cuenta los intereses de los países exportadores primarios.

1 Productos agrícolas: proyecciones para 1970.

15. El Consejo consideró la importancia de la ayuda alimentaria en el fomento económico de los países en fase de desarrollo. La demanda de alimentos aumenta rápidamente en las primeras fases del desarrollo económico, en armonía con el crecimiento de la renta y el incremento rápido de la población, particularmente en las ciudades. Aunque la mayoría de los países tienen que satisfacer esta demanda adicional aumentando su producción, no siempre es posible lograrlo en un plazo corto. En dichos casos, el suministro de alimentos adicionales podría representar una contribución muy importante porque permitiría ampliar un programa sin una inflación indebida. En reconocimiento de este hecho se había lanzado el Programa Mundial de Alimentos. Los países que tienen ahora excedentes de productos agrícolas deberán dirigir sus políticas de producción nacional al logro de niveles que satisfagan tanto las necesidades comerciales interiores como las exteriores, así como las exigencias de los programas continuos de ayuda en alimentos; en algunos casos, habrá que tomar medidas para la administración de los suministros con objeto de impedir que los excedentes lleguen a representar una carga gravosa.

16. El Consejo manifestó su aprobación por los dos capítulos especiales del informe sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación que tratan del papel de la producción y de las industrias forestales y de la industria ganadera en el fomento del desarrollo económico.

17. Se señaló que las industrias forestales habían desempeñado un papel vital en las primeras fases del desarrollo de muchas de las naciones industrializadas de hoy. La demanda mundial de productos forestales estaba creciendo constantemente, y el mismo proceso podría representar de nuevo una ayuda para las economías en desarrollo.

18. La demanda de productos pecuarios estaba aumentando rápidamente en los países en desarrollo conforme crecían los ingresos. Al proprio tiempo, un mayor suministro de proteínas era importante desde el punto de vista de la nutrición. El desarrollo de las industrias pecuarias era, por lo tanto, de gran importancia, y varios miembros informaron sobre la labor efectuada en este campo en sus países. El capítulo acerca del papel de la producción pecuaría proporcionaba a los estados miembros una orientación valiosa en sus esfuerzos encaminados a aumentarla, en forma adecuada.

Problemas de productos básicos

19. El Consejo recibió los informes del 35o período de sesiones del Comité de Problemas de Productos Básicos (CPPB) y de la Reunión Conjunta de éste con la Comisión de Comercio Internacional de Productos Básicos de las Naciones Unidas (CCIPB).

20. El Consejo coincidió con el juicio del CPPB acerca de los aspectos principales de la situación mundial de los productos agrícolas. Convino en que mientras había una constante tendencia ascendente de la producción de casi todos los productos agrícolas básicos, el persistente desequilibrio entre la producción y el consumo y la tendencia a la baja de dichos productos, al mismo tiempo que las manufacturas tendían a subir, iban en perjuicio no sólo de los países que dependían de las exportaciones agrícolas, sino también del desarrollo económico en general. El Consejo se mostró también de acuerdo en que al mismo tiempo que la tendencia hacia la integración económica abría nuevas perspectivas de cooperación en el campo de la economía, podría crear también nuevas dificultades e incógnitas para los exportadores de productos primarios si los países que participaban en estos arreglos regionales no tomaban medidas para evitar perjuicios a los demás. La expansión de los productos sintéticos y de otros sucedáneos constituía también un factor que amenazaba influir de modo desfavorable en las perspectivas a largo plazo de las exportaciones de muchos países productores primarios.

21. El Consejo convino en que la situación exigía que se intensificase la búsqueda de soluciones a los problemas que afectaban al comercio de productos básicos, insistiendo en la necesidad de una acción concreta de los gobiernos.

22. Se advirtió con satisfacción que en los últimos meses los gobiernos estudiaban con mayor interés la posibilidad de adoptar medidas intergubernamentales encaminadas a la estabilización de los mercados de distintos productos, v.gr., la feliz conclusión del Convenio Internacional del Café y la preparación de un convenio internacional del cacao.

23. Se anotaron con complacencia los progresos realizados en el seno de las Naciones Unidas respecto a la posible aplicación de un sistema de financiación compensatoria a las fluctuaciones en los ingresos por exportación. Varios delegados manifestaron su preferencia por métodos de compensación que se tradujeran en transferencias netas (mediante donativos o préstamos eventuales) a los países exportadores de productos primarios en vez de los métodos circunscritos a la compensación en forma de préstamos plenamente reintegrables.

24. El Consejo se percató también de la gran carga de trabajo que pesaba sobre el CPPB a causa del creciente reconocimiento por los gobiernos de la importancia de las cuestiones de productos básicos en relación con la estabilidad económica del mundo en general y con las economías de los países productores primarios, en particular. En consecuencia, el Consejo acogió complacido el propósito del CPPB de circunscribir sus debates a unos cuantos temas de capital importancia y su decisión de estudiar en su próxima reunión la forma de adaptar su programa a ese objectivo. A este respecto, el Consejo sugirió que el CPPB tuviera en cuenta, en su análisis de los problemas de las industrias pecuarias y lecheras, el contenido, las conclusiones y las recomendaciones del capítulo especial de El estado mundial de la agricultura y la alimentación 1962, dedicado a la industria pecuaria en los países menos desarrollados, con vistas a formular propuestas acerca de la acción pertinente.

25. Hubo acuerdo general sobre la conveniencia de examinar de nuevo las posibilidades de concluir convenios internacionales de productos básicos. Se hizo constar, sin embargo, que tales convenios no deberían considerarse el único medio para la estabilización de los mercados de productos primarios, ni eran incompatibles con otras soluciones, como los cambios estructurales encaminados a lograr una mayor diversificación de las economías de los países exportadores de productos primarios.

26. El Consejo observó con satisfacción que el CPPB había insistido en que se estudiaran las perspectivas de la demanda y la oferta de productos agrícolas básicos. Se estimó que tales estudios podrían contribuir considerablemente a perfilar las medidas nacionales e internacionales de estabilización y a la formulación por los gobiernos de sus políticas a largo plazo. A este respecto, se observó también que el tema había constituído una parte relevante de los debates celebrados en la reunión conjunta del CPPB y de la CCIPB, y que, según lo recomendado en esa reunión, dicho tema seguiría figurando en los programas de ambos.

27. El Consejo aprobó el propósito del CPPB de seguir atentamente la marcha de la integración económica regional. Los países interesados en ella poseían un derecho indiscutible a decidir sus políticas en el sector de la agricultura y del comercio de productos agrícolas con arreglo a sus necesidades y aspiraciones, pero también era necesario que al perfilarlas tuviesen siempre presente los intereses de otros países que dependen de las exportaciones de tales productos. Era menester, en especial, adoptar medidas que aseguraran el ininterrumpido acceso de las importaciones procedentes de otros países en condiciones tan favorables, por lo menos, como las que existían antes de adoptarse el plan de integración. Por añadidura, dada la presente situación de los mercados internacionales de productos agrícolas, se necesitaban medidas adecuadas para reducir el desnivel entre los “precios mundiales” y los pagados a los productores en los mercados protegidos de los países industrializados.

28. El Consejo tomó nota de la resolución del Consejo Económico y Social relativa a la convocación de una conferencia de las Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo. El Consejo estimó que la Organización, y en particular el Comité de Problemas de Productos Básicos, habían acumulado en el curso de sus actividades considerable experiencia e información acerca de los problemas de productos básicos, y recomendó que, en la preparación de dicha conferencia, se sacase todo el partido posible de esos trabajos y experiencias.

29. También se señaló a la atención del Consejo la decisión del Consejo Económico y Social de crear un grupo de expertos en problemas de productos básicos y comercio de los países en desarrollo con el encargo de examinar las actividades de las diversas organizaciones internacionales que se ocupan en los problemas de esa índole de particular importancia para los países en desarrollo. Dicho grupo estudiaría tales actividades y propondría en qué forma se podrían llevar adelante con más eficacia, habida cuenta de los recursos y la competencia de cada organización y la necesidad de concentrar los esfuerzos y evitar toda duplicación de actividades.

30. El Consejo tomó nota de que el CPPB había pedido ya a su secretaría que hiciera un estudio de las actividades de los distintos organismos interesados en el sector de los productos. Esperaba que el informe del grupo de expertos de las Naciones Unidas facilitaría en breve plazo la información que el CPPB deseaba obtener: esto permitiría a la secretaría concentrar sus esfuerzos en otros sectores del programa del CPPB, evitando así toda duplicación de trabajo innecesaria. El Consejo esperaba también que se invitaría a la FAO a cooperar con el grupo de expertos cuando se ocupara de los productos básicos agrícolas. El Consejo consideró muy importante que ambas secretarías y los gobiernos evitaran la duplicación y coordinaran del mejor modo posible la labor de las diferentes organizaciones interesadas en los problemas de los productos básicos.

31. El Consejo tomó nota de las observaciones formuladas por el Comité del Programa en el informe de su sexto período de sessiones (CL 39/13) y se adhirió a la recomendación de que el Director General estudiara la posibilidad de robustecer la estructura de la plantilla de personal, sobre todo en lo concerniente a las políticas de productos básicos, comprendidas las técnicas nacionales e internacionales de estabilización.

32. El Consejo, al hacer suyo el informe del CPPB, convino en que éste desempeñaba una función de gran importancia y que sus tareas, incluídas las de sus órganos auxiliares, eran de gran valor para los gobiernos de los estados miembros.

Principios rectores de las políticas nacionales de sustentación y estabilización de precios agrícolas

33. El Consejo tomó nota de que, conforme a la Resolución No 3/61 de la Conferencia, los “Principios rectores de las políticas nacionales de sustentación y estabilización de precios agrícolas”, sancionados en noviembre de 1961 por la Conferencia en su 11o período de sesiones, habían sido comunicados por el Director General a todos los Estados Miembros con el ruego de que le informaran si estaban dispuestos a aceptarlos. La respuesta había sido satisfactoria, habiéndolos aceptado formalmente 43 países, entre ellos algunos de los de mayor importancia comercial de todo el mundo. Se esperaban nuevas aceptaciones. Varias delegaciones anunciaron que sus países manifestarían su aceptación tan pronto se completaran las formalidades necesarias.

34. El Consejo subrayó el valor de los principios, los cuales junto con los recomendados por la FAO para la colocación de excedentes, representaban un paso importante hacia el establecimiento de un amplio código de rectos principios para las políticas agrícolas, encaminado a evitar toda repercusión nociva de la política de un país en otro. Se insistió en que tales principios no quedaran relegados en los archivos, debiéndose atender a su observancia en los estudios emprendidos por el CPPB en virtud de la Resolución No 9/59 de la Conferencia.

II. ACTIVIDADES DE LA ORGANIZACION

Programa Mundial de Alimentos (PMA)

a) Informe sobre el Programa y la Conferencia de Promesas de Contribuciones

35. El Consejo tuvo ante sí un informe sobre el Programa Mundial de Alimentos y la Conferencia de Promesas de Contribuciones, celebrada el 24 de septiembre de 1962 (CL 39/5). Al presentar este informe, el Director Ejecutivo del Programa manifestó que, después de la citada Conferencia, la China (Taiwán) había aumentado su contribución en 5 toneladas de arroz y 5 de azúcar. Africa del Sur había prometido maíz blanco y huevos desecados por valor de 102.000 dólares; Irak, 60.000 dólares (dos terceras partes en dátiles y jarabe de dátiles y una tercera parte en efectivo) y Ghana, 5.000 dólares (mitad en productos y mitad en numerario y servicios), lo que elevaba el total hasta el momento a unos 87.500.000 dólares; 63.625.400 en productos, 7.443.650 en servicios y 16.432.250 en efectivo. Se esperaban más ofrecimientos con lo que el total se acercaría bastante a la meta de 100.000.000 de dólares.

36. Mientras se habían prometido cantidades proporcionadas de cereales y productos lácteos, se registraba escasez de arroz y quizá de azúcar. Sólo se habían prometido 60 toneladas de arroz y por tratarse de un importante alimento de primera necesidad se iniciarían negociaciones con algunos de los gobiernos contribuyentes para que revisaran sus promesas, incluyendo mayor cantidad de dicho producto. No se había prometido cantidad alguna de cacao, café, tortas oleaginosas ni residuos de molinería.

37. Algunos países habían incluído cursos de capacitación, becas y costos locales en su contribución en servicios, pero era dudoso que pudieran aceptarse con arreglo al reglamento del PMA, el cual parecía restringir los servicios al transporte marítimo y los seguros. Varios países habían prometido servicios de transporte marítimo a reserva de contratarlos en el mercado libre; otros habían estipulado que el servicio de transporte marítimo por ellos prometido deberíar emplearse para transportar en sus propios barcos la totalidad o una parte de los productos que habían comprometido. Estas cuestiones se examinarían detenidamente en el segundo período de sesiones del Comité Intergubernamental (CI) (29–31 octubre 1962).

38. El numerario prometido sólo llegaba a la mitad de la meta prevista por el CI. Después de sufragar los gastos de transporte marítimo adicional y los seguros y el costo de la administración, sólo quedarían de 3 a 3,5 millones de dólares para pagar productos no comprometidos pero esenciales, los gastos de transporte interior y otros conexos en países que no están en condiciones de sufragarlos. La insuficiencia de las contribuciones en efectivo reduciría la flexibilidad, por lo que podría ser necesario que los países donantes revisaran sus promesas a fin de corregir el desequilibrio. 2

39. A pesar de estas dificultades iniciales, el Director Ejecutivo consideraba que los resultados eran satisfactorios y que el Programa se pondría en marcha el 1o de enero de 1963.

40. Tres equipos exploratorios, uno enviado a Indonesia, otro a Somalia y Tanganyika y el tercero al Brasil, habían recomendado 48 proyectos, concernientes en su mayoría a colonización de tierras, si bien incluían proyectos de reservas alimentarias para estabilización de precios y otros de alimentación escolar. Se proseguían los trabajos relativos a 15 proyectos; se tenían en examen otros y se confiaba en que sería posible presentar varios proyectos concretos a la consideración del CI en su próxima reunión.

2 Véase también párrafo 309, Programa Mundial de Alimentos.

41. Respecto a la cuestión de las necesidades alimentarias críticas, el PMA gestionaba el suministro de té y azúcar a las zonas del Irán afectadas por el terremoto. El CI examinaría en su segundo período de sesiones el principio básico de atender a las necesidades con productos prometidos, en casos urgentes y de otra índole. Asimismo, en uno de los documentos que se discutirán en dicha reunión, el Director General indicaba la medida en que delegaría funciones suyas en el Director Ejecutivo respecto al socorro internacional en casos de hambre y a la ayuda alimentaria en situaciones críticas.

42. El Director Ejecutivo informó al Consejo de su decisión de dar la amplitud mínima a la secretaría del Programa, recurriendo en la mayor medida posible a los servicios administrativos y de asesoramiento técnico de las Naciones Unidas, la FAO y otros organismos especializados. En el proyecto de presupuesto del PMA se había previsto el reembolso a dichas organizaciones por tales servicios.

43. El Director Ejecutivo manifestó que había comprobado que eran contadísimos los proyectos que podían llevarse a cabo exclusivamente con ayuda alimentaria y que se procedía ya a explorar las fuentes de otra clase de ayuda (asistencia técnica, equipo, fertilizantes, etc.) que no podía proporcionar el PMA. Sin embargo, era necesario también que los propios países beneficiarios colaboraran en los proyectos, facilitando los adecuados recursos de contrapartida o buscándolos en otras partes. Manifestó que se vería obligado a interpretar las normas del PMA con bastante rigor para asegurar la observancia de este importante principio.

44. Al terminar, el Director Ejecutivo subrayó la necesidad de complementar el programa de acción mediante estudios que facilitarán la consideración del futuro desarrollo de programas alimentarios multilaterales. A este respecto se había celebrado una reunión interorgánica en julio de 1962 en Ginebra, y se pensaba consagrar considerable atención a esta labor.

45. Muchos delegados expresaron su satisfacción por los resultados de la Conferencia de Promesas de Contribuciones y los progresos comunicados, y todos los oradores prometieron apoyar el Programa.

46. Algunos delegados consideraron que la definición de “servicios aceptables” en las normas del PMA debía ampliarse para abarcar los servicios de los expertos técnicos que los países beneficiarios necesitarían si se quería que los proyectos del PMA tuvieran éxito, aunque habían tomado nota de que la decisión sobre esta cuestión se había aplazado hasta el próximo período de sesiones del CI.

47. Se llamó la atención sobre la necesidad de ajustarse a los Principios sobre colocación de excedentes recomendados por la FAO al prestar ayuda alimentaria a los países en desarrollo.

48. Algunos delegados comentaron la escasez de numerario y de ciertos productos, sobre todo arroz y azúcar, y expresaron la esperanza de que los países contribuyentes cooperaran con el Director Ejecutivo para colmar estas deficiencias. Sin embargo, no debía permitirse que estas dificultades iniciales obstaculizaran la iniciación de las operaciones del Programa.

49. Varios delegados informaron al Consejo de las intenciones de sus respectivos gobiernos respecto a la promesa de contribuciones para el Programa.

b) Composición del Comité Intergubernamental del Programa Mundial de Alimentos

50. El Consejo adoptó la resolución siguiente:

Resolución No 1/39

COMITE INTERGUBERNAMENTAL DEL PROGRAMA MUNDIAL DE ALIMENTOS

EL CONSEJO

Rabiendo examinado sus propios nombramientos para el Comité Intergubernamental del Programa Mundial de Alimentos, de conformidad con las resoluciones Nos 1/61 del 11o período de sesiones de la Conferencia de la FAO y 1714(16) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y

Considerando la necesidad de mantener el equilibrio existente en el Comité Intergubernamental, como estipulan las precitadas resoluciones,

Conviene en que los actuales diez miembros designados por él en su 37o período de sesiones continúen sirviendo en el Comité Intergubernamental,

Recomienda, sin embargo, que antes del final de 1963 la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Conferencia de la FAO estudien la conveniencia de elevar el número de miembros del Comité Intergubernamental de 20 a 24, eligiendo dos miembros más cada uno de los dos organismos a quienes competen estas designaciones, y que, si ambas organizaciones están de acuerdo en ello, procedan a hacerlo lo antes posible, y

Pide al Director General que ponga inmediatamente esta propuesta en conocimiento del Secretario General de las Naciones Unidas.

Campaña Mundial contra el Hambre (CMCH)

a) Desarrollo de la Campaña

51. El Consejo tuvo ante sí el informe del Director General sobre la marcha de la Campaña Mundial contra el Hambre (CL 39/6 y CL 39/6 Sup. 1). Al presentarlo, el Coordinador de la Campaña señaló como dos hechos recientes y destacados la creación de comités nacionales, establecidos ya en cuarenta y ocho países, y la resonancia del tema de la Campaña en discusiones públicas, en todo el mundo. El establecimiento del Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo, había acentuado la urgencia de que la Campaña centrara la atención sobre la necesidad de una agricultura muy productiva y sobre el papel esencial que ésta ha de desempeñar en el logro de los objetivos del Decenio, de desenvolvimiento económico autónomo. Por ello, se estaban adoptando medidas para asegurar una cooperación más estrecha y una integración más acentuada de las actividades de la Campaña en el programa del Decenio. Hasta la fecha el Director General había recibido ayuda considerable dentro del marco de la Campaña de otras organizaciones de la familia de las Naciones Unidas. Nota nueva de la Campaña era su carácter singular de acción de los pueblos, orientada a crear, en el contexto de la solidaridad internacional, un vivo sentimiento de responsabilidad personal en la larga batalla contra el hambre en el mundo. Por esto, seguía siendo necesario crear comités nacionales o reforzarlos y asegurar que procuraran la participación efectiva de entidades no gubernamentales y grupos de ciudadanos.

52. La Campaña era esencialmente una empresa educativa en la que los proyectos de acción podían emplearse con fines de demostración. No obstante, se habían logrado verdaderos progresos en la esfera de los proyectos de acción, y la FAO se encontraba actualmente empeñada en programar planes por un valor superior a los 20 millones de dólares; de éstos, bastante más de una cuarta parte habían sido financiados o adoptados con tal fin por grupos patrocinadores participantes en la Campaña. Se esperaba que en el futuro la industria intensificaría grandemente su concurso, aportando cada empresa las contribuciones más adecuadas a su carácter.

53. La Campaña llegaría a mitad de su camino en marzo de 1963 y alrededor del 21 de dicho mes, equinoccio de primavera, se celebraría una Semana Mundial contra el Hambre. En ésta se aprovecharían las experiencias recogidas, y, con un gesto masivo de solidaridad mundial, imprimiría a la Campaña nuevo ímpetu en el momento de entrar en su segunda etapa. El Consejo podía respaldar los muchos planes de participación no gubernamental invitando a los Estados Miembros a proclamar la semana del 21 de marzo como Semana Mundial contra el Hambre, elevando así a un nuevo plano el apoyo prestado por los Jefes de Estado en forma de proclamas y mensajes al inaugurarse la Campaña el 1o de julio de 1960. Unos 80 países habían acordado ya tomar parte en la Semana con la emisión de sellos de correos alusivos a la lucha contra el hambre y si este gesto lo seguían todos los países cabía prever que el 21 de marzo habría una emisión de 1.500 millones de sellos, o sea, un sello por cada una de las personas hambrientas o malnutridas que pueblan el mundo.

54. En conclusión, el Coordinador expresó la esperanza de que los gobiernos ayudarían a asegurar la cooperación de los comités nacionales de la Campaña para hacer frente a los gastos centrales de ésta a fin de evitar un fallo de su administración en este momento crítico.

55. Al hacer constar su aprecio por el informe del Director General y la exposición del Coordinador, muchas delegaciones expresaron su convencimiento de que la Campaña era el método más rápido y eficaz para dar a conocer el problema del hambre del mundo y despertar en el público la conciencia de éste. Era, en efecto, una campaña contra el desarrollo insuficiente y, si lograba el apoyo sin reservas de todos los gobiernos, podía convertirse en la más grande realización, en bien de la humanidad, de la historia de la FAO.

56. Varios delegados anunciaron que acababan de establecerse comités de la Campaña o procedían a reforzarse los ya establecidos con personalidades de la más alta categoría. Otros informaron sobre los programas prácticos de agricultura y nutrición que se llevaban a cabo en sus respectivos países bajo la inspiración de la Campaña. El Observador permanente de la Santa Sede manifestó que en la primera declaración pública del Segundo Concilio Vaticano se había llamado la atención sobre la necesidad de liberar del hambre al mundo y prometió al Consejo la máxima cooperación posible por parte de la Santa Sede en la tarea de difundir el mensaje de la Campaña.

57. Muchas delegaciones manifestaron su apoyo a la Semana Mundial contra el Hambre, centrada en el 21 de marzo de 1963. El delegado de Francia informó que el Comité de la CMCH había elegido para su tercera semana nacional, que coincidía con la Mundial, el tema de que la victoria sobre el hambre era posible. Otro delegado anunció la participación de su país en el plan filatélico de la Campaña, elevando así a 78 el número de los definitivamente participantes. Otro sugirió que tal Semana podía convertirse realmente en una semana excepcional si los gobiernos hacían coincidir con ella leyes de efectos inmediatos que influyeran en medida importante en el nivel de vida y en el desarrollo de la agricultura.

58. El Consejo tomó nota del informe del Director General (CL 39/6 y CL 39/6 Sup.1) y expresó su convencimiento de que la Campaña entrañaba importancia capital para eliminar el desequilibrio entre las naciones desarrolladas y las que se hallaban en fase de desarrollo, empresa en que todos los países debían tomar parte durante un largo espacio de tiempo con espíritu de solidaridad. El Consejo refrendó la recomendación de la Conferencia en su Décimo período de sesiones en el sentido de que todos los países establecieran Comités de la Campaña con amplitud suficiente para lograr la máxima participación pública en ella. La función especial de estos Comités era hacer ver al público la necesidad de suprimir las causas remotas del hambre en vez de brindar paliativos a las poblaciones hambrientas.

59. El Consejo invitó a todos los Estados Miembros de la familia de las Naciones Unidas a proclamar Semana Mundial contra el Hambre la del 21 de marzo y a apoyar la participación voluntaria en dicha manifestación en todas las modalidades adecuadas. En particular, el Consejo instó a todos estos Estados a poner en circulación sellos de correos alusivos a la Campaña el 21 de marzo de 1963 y a emitirlos en cantidad suficiente y en valores bajos para lograr su máxima utilización postal, difundiendo así el mensaje de la Campaña con la mayor amplitud posible, de conformidad con las recomendaciones para una adecuada emisión de sellos hechas en el CL 39/6. 3 El Consejo invitó asimismo a tales Estados Miembros, cuando procediera, a hacer resaltar la importancia de la Semana concentrando en ese período medidas, leyes o proyectos de consecuencias inmediatas.

60. El Consejo recomendó también que estos Estados Miembros prestasen a la FAO toda la ayuda posible para obtener los fondos voluntarios precisos para sufragar los gastos centrales de la Campaña.

b) Informe sobre el Congreso Mundial de la Alimentación, junio 1963

61. El Consejo tomó nota con interés de la información presentada por el Director General sobre los planes para el Congreso Mundial de la Alimentación en el documento CL 39/7 4 y por el Secretario General del Congreso en su introducción preliminar al mismo. Tomó nota, con aprobación, de que el Comité preparatorio establecido por el Director General para que le asesorase en lo referente a la organización del Congreso, había celebrado su primera reunión en los días 26–28 de marzo de 1962 para discutir los objetivos, calendario, programa y procedimiento de las labores del Congreso.

62. El Consejo deseó reiterar que el principal objetivo del Congreso Mundial de la Alimentación era el de reunir, a mitad de camino de la Campaña contra el Hambre, una amplia representación de los empeñados en actividades de ésta, como comités nacionales, organizaciones no gubernamentales, confesiones religiosas, universidades, corporaciones científicas, eminentes personalidades de la ciencia y hombres públicos interesados en la Campaña. El objetivo del Congreso será destacar la finalidad de la misma, señalar las lagunas de los conocimientos y marcar las direcciones en que se requieren mayores esfuerzos. El Congreso ha de servir como punto de encuentro de los encargados de adoptar medidas y de los que están en situación de servir de guía y prestar asesoramiento en la empresa mundial que ahora se acomete.

63. El Consejo aprobó la decisión del Director General de convocar el Congreso para los días 4 a 18 de junio de 1963, en Wáshington, D.C., a invitación del Gobierno de los Estados Unidos, coincidiendo con el vigésimo aniversario de la Conferencia de Hot Springs. El Consejo hizo patente su reconocimiento y gratitud al Gobierno de los Estados Unidos por la generosa oferta de albergar al Congreso Mundial de la Alimentación. El Congreso tendrá esencialmente carácter no gubernamental y se invitará a los participantes a título personal, con objeto de que puedan expresar sus opiniones con plena libertad sin comprometer en lo más mínimo a sus gobiernos. Se consideró, sin embargo, esencial la asistencia al Congreso de representantes de los Estados Miembros, de categoría directiva con gran experiencia administrativa.

64. El Consejo consideró que el Director General debería hacer todo lo posible para asegurar al Congreso una asistencia bien equilibrada incluyendo representates de todos los intereses en juego de los países desarrollados y de los que están en vías de desarrollo. Requisito indispensable para el éxito del Congreso era una participación adecuada de estos últimos.

3 Informe del Director General sobre el desarrollo de la Campaña Mundial contra el Hambre.

4 Planes para el Congreso Mundial de la Alimentación (Nota del Director General).

65. El Consejo sugirió que los gobiernos de los países desarrollados, los comités nacionales de la CMCH y otras instituciones apropiadas, podían considerar la manera de proporcionar la ayuda necesaria, bien en forma de becas o mediante donativos direc tos, para asegurar al Congreso una asistencia adecuada de las regiones en desarrollo.

66. El Consejo autorizó al Director General a disponer de una cantidad máxima de 150.000 dólares para sufragar los gastos de viaje y subsistencia de las personas invitadas a disertar en el Congreso, suma que se obtendría de los ahorros efectuados en el Presupuesto del Programa Ordinario de la Organización, siempre que los antedichos gastos no pudieran ser cubiertos por los países de procedencia de los disertantes o en otra forma.

Actividades del Programa

67. A fin de familiarizarse más plenamente con la labor sustantiva de la Organización, de mantenerse al corriente de la marcha de las distintas actividades, y de sentar una base para la futura planificación, el Consejo decidió en su 35o período de sesiones efectuar en cada una de sus reuniones principales un examen general de la labor de unas cuantas direcciones, subdirecciones y servicios. Decidió asimismo empezar con (a) la Dirección de Instituciones y Servicios Rurales, (b) el Servicio de Publicaciones y (c) el Servicio de Información Pública.

68. Este examen había de considerarse como una evaluación conjunta hecha por el personal y los representantes de los gobiernos de los progresos conseguidos en cada esfera y un análisis de los problemas pendientes en un determinado campo a fin de ofrecer orientaciones tanto a los gobiernos como al Director General en la planificación de los futuros programas, sobre todo en relación con las políticas generales, los métodos de trabajo y el alcance de las actividades en cada uno de los campos abarcados por la FAO.

69. Atendiendo a la petición del Consejo, el Director General presentó textos en que se resumía el desarrollo de los trabajos de la Dirección y Servicios antes mencionados, se analizaban sus principales realizaciones y dificultades, se indicaban los principales sectores en que se hacía hincapié en el programa en curso, y se estimaban las tendencias futuras. Estos textos habían sido presentados en borrador al Comité del Programa y por ello el Consejo pudo aprovechar sus observaciones (CL 39/13). 5

a) Dirección de Instituciones y Servicios Rurales

70. El Consejo expresó su agrado ante el hecho de que existiera una Dirección encargada específicamente de los sectores de organización e institucionales que, aunque de carácter más general que técnico, económico o agrícola, eran de importancia primordial para conseguir las metas fijadas en los planes de desarrollo y para mejorar los niveles de vida. Se elogió al Director General por el reforzamiento de la Dirección, ya efectuado, y éste manifestó la esperanza de que, con el apoyo del Consejo y de la Conferencia, pudiera proseguirse el mencionado reforzamiento en el bienio 1964–65

71. Hubo acuerdo general en estimar que la naturaleza y complejidad de la tarea confiada a la Dirección eran tales que requerían un alto grado de coordinación en todos los planos y el mayor tacto en su tratamiento con los Estados Miembros. El Consejo insistió de modo particular en la coordinación, dentro de la Dirección, con las otras Direcciones y con otros organismos. Tocante a la coordinación entre las subdirecciones de la propia Dirección, los delegados observaron complacidos que se habían iniciado proyectos experimentales que abarcaban los sectores de la extensión, las cooperativas y el crédito.

5 Informes de la Reunión conjunta de los Comités del Programa y de Finanzas, junio 1962.

72. Respecto a la coordinación con las Naciones Unidas y los organismos especializados, entre los cuales fueron objeto de mención particular la OIT y la Unesco, el Director General recordó a los delegados que el preámbulo de su Constitución encargaba específicamente a la FAO de “mejorar las condiciones de la población rural”. En años muy recientes varios miembros de la familia de las Naciones Unidas habían ido adquiriendo una conciencia cada vez más viva de la importancia de este sector, habiendo promovido actividades en el mismo. El Director General había desplegado esfuerzos considerables e ininterrumpidos para fomentar la coordinación e impedir la duplicación de tareas. Los resultados no eran aún plenamente satisfactorios, pero se continuaba trabajando en pro de un mejoramiento tanto por medio de acuerdos formales como mediante mayores contactos y cooperación en las actividades cotidianas. Según habían solicitado la Conferencia y el Consejo, la FAO había buscado y continuaría buscando la cooperación con los diversos organismos de carácter bilateral, filantrópico y multilateral, ajenos a la familia de las Naciones Unidas.

73. Lo delicado de la tarea de la Dirección era particularmente evidente en el campo de la reforma agraria, y en grado algo menor en el de la organización y administración de los servicios agronómicos. Como la Dirección no podía ofrecer asesoramiento en reforma agraria sino a instancias de los gobiernos, debiendo limitarlo al análisis objetivo de las cuestiones técnicas, económicas y financieras, varios delegados subrayaron que tal asesoramiento debía destacar los buenos resultados que se obtendrían. Un delegado subrayó que la reforma agraria era condición previa para poder efectuar gastos productivos en otros proyectos; era, en efecto, el medio de obtener la producción necesaria para financiar otros proyectos y actividades. Otros delegados sostuvieron que no podían establecerse prioridades rígidas, y que las actividades en el sector de la reforma agraria y en otros de carácter social, económico y técnico habían de ponerse en marcha simultáneamente. Se solicitaron más publicaciones acerca del tema de la reforma agraria y el Consejo quedó enterado de que había preparadas o en proyecto varias publicaciones importantes.

74. El Consejo resaltó también la importancia de la labor en los dominios de la educación, la capacitación, la extensión y la organización de servicios agronómicos y cooperativas. Se estimó que el fomento de estas últimas era particularmente importante cuando la agricultura se hallaba en gran medida en manos de pequeños labradores. Debía prestarse particular atención al aconsejar sobre el establecimiento de cooperativas, a la adaptación de las formas tradicionales a las necesidades de los países que habían entrado recientemente en fase de desarrollo. Se subrayaron continuamente el papel indispensable de las investigaciones de sociología rural y la consideración del elemento humano en todas las actividades de la Dirección. Varios delegados se refirieron a las notables posibilidades que para el mejoramiento rural significaban los programas de la juventud campesina, y solicitaron la expansión de la labor de la Dirección en este campo.

75. Se aludió repetidamente a la necesidad de contratar para la Dirección expertos de alta categoría. En último término, el éxito de un proyecto dependía del personal con que pudiera contarse. Los problemas de la contratación del personal de la calidad requerida eran particularmente agudos en esta Dirección pues rara vez era posible trasplantar directamente a un país la experiencia adquirida en otro, y la índole políticamente delicada de las cuestiones requería un tacto y una diplomacia excepcionales. Se necesitaban, por tanto, personas de vasta experiencia técnica e internacional, como decanos de facultades de agronomía, directores de estaciones centrales de experimentación o directores generales de agricultura. Aun encontrando candidatos adecuados, con frecuencia la categoría de los cargos y los sueldos no eran suficientemente atractivos.

76. Varios delegados propusieron cambios en la organización de la Dirección. Un criterio era que la extensión, la educación y la investigación debían reunirse. Otro parecer fue que la economía doméstica debía traerse a la Dirección para facilitar el enfoque de la extensión desde el punto de vista de la familia. Aunque se admitió que siempre cabía introducir otros tipos de organización con las consiguientes ventajas e inconvenientes, la organización actual permitía una distribución razonable del trabajo de la Dirección. La coordinación deseada corría a cargo de la oficina del Director.

b) Servicio de Publicaciones

77. El Consejo quiso subrayar la importancia del Servicio de Publicaciones, encargado de asegurar la edición, reproducción y distribución de todas las publicaciones y documentos de trabajo de la FAO en los tres idiomas oficiales.

78. En particular, destacó la importancia de las publicaciones de la Organización que servían para comunicar a los Estados Miembros sus directivas y los resultados obtenidos en sus muchos campos de actividad. Tales publicaciones, desde luego, servían también para señalar a los gobiernos las recomendaciones de la FAO y difundir la labor de ésta, en especial entre los intelectuales y miembros influyentes de la comunidad.

79. El Consejo convino con el parecer del Comité del Programa y, en particular, con su conclusión de que seguía siendo fundamentalmente acertada la política general de publicaciones que aprobó la Conferencia en su quinto período de sesiones. Se complació en observar que las disposiciones sobre programación elaboradas por el Director General, aunque requerían muchos reajustes para tener en cuenta los cambios de las circunstancias (desde el momento en que se preparaba el presupuesto hasta que entraba efectivamente en vigor), habían permitido eliminar casi completamente el trabajo atrasado que antes se acumulaba. Si bien observó con satisfacción cierta mejora en la disposición de los textos y en la presentación de las publicaciones de la FAO, encareció que se concediera toda la atención necesaria a la preparación de originales de alta calidad y de la mayor concisión posible.

80. A este respecto, dos representantes subrayaron la necesidad de prestar especial atención a las ediciones francesa y española de las publicaciones, las cuales, en la mayoría de los casos, eran traducciones del inglés y a veces dejaban algo que desear.

81. El Director General hizo ver que el desequilibrio existente entre la necesidad de textos y los recursos, a que se había referido el Comité del Programa, se aplicaba en particular a las traducciones. La plantilla de traductores no bastaba para hacer frente al volumen creciente de trabajo, y en la actualidad el número de traductores competentes a quienes recurrir era muy escaso.

82. A causa de esta situación, el personal se veía sometido a una presión excesiva, sufriendo con ello inevitablemente la calidad del trabajo. El Director General informó que existía una situación análoga en otros organismos de las NU y que recientemente se habían tomado disposiciones conjuntas para buscarle remedio.

83. El Director General informó también sobre los progresos logrados en la modernización del equipo de reproducción del Servicio, esperando completar dicho programa en el bienio 1964/65.

84. El Consejo tomó nota de esta información, y aunque se daba cuenta de que probablemente habría siempre cierto desequilibrio entre lo que se pedía al Servicio de Publicaciones y los recursos disponibles, recomendó que se adoptaran todas las medidas útiles en la programación y en la elaboración del presupuesto para reducirlo a fin de que no entorpeciera las actividades esenciales de la Organización.

85. El Consejo puso de relieve que la documentación necesaria para llevar a cabo programas aprobados y las publicaciones en que se exponían los resultados conseguidos eran partes integrantes de los programas mismos. Deberían, por lo tanto, asignárseles fondos adecuados en cada proyecto.

86. A este propósito, el Consejo aprobó las medidas adoptadas por los gobiernos de los Estados Miembros y otras entidades para reeditar el material publicado por la FAO, y para facilitar la publicación, fuera de la Organización, de material inédito de interés regional, con tal que quedara a salvo el espíritu del principio de igualdad entre los idiomas oficiales.

87. En cuanto a la distribución de las publicaciones de la FAO, dos delegados declararon que sus gobiernos recibían demasiados ejemplares de algunas publicaciones. El Director General dijo que la encuesta acerca del número de publicaciones que necesitaban los Estados Miembros y del uso que hacían de éstas, ordenada por la Conferencia en su 11o período de sesiones, se estaba llevando a cabo y que sus resultados serían comunicados a la misma en su 12o Período de Sesiones.

88. Se aludió también a los medios a disposición de los Estados Miembros para proceder a reajustes en las cuotas de publicaciones de la FAO a ellos asignadas.

89. El Consejo tomó nota con satisfacción de que el producto de la venta de las publicaciones de la FAO seguía aumentando y aprobó los esfuerzos del Director General para seguir fomentándolas mediante contactos con los agentes distribuidores y utilizando los medios facilitados por el Fondo Rotatorio de Publicaciones.

c) Servicio de Información Pública

90. Al igual del Comité del Programa, el Consejo reconoció la importancia y creciente complejidad de la labor de este Servicio, a causa del rápido desarrollo de los medios informativos y de la gran demanda de material encaminado a promover el bienestar humano. El Consejo observó con satisfacción que el reciente reforzamiento del Servicio, tanto en la sede como en las regiones, había reportado ya resultados muy concretos en lo tocante a la producción, calidad y equilibrio del programa y a la difusión del material. Varios miembros del Consejo subrayaron la necesidad de reforzar todavía más las oficinas regionales y de emplear corresponsales locales, según propuesta de la Secretaría, siempre que fuera posible.

91. Los principales objectivos del Servicio eran:

  1. dar a conocer al público la gravedad de la situación alimentaria mundial, no sólo en el momento sino también en vista del crecimiento demográfico mundial,

  2. destacar el hecho de que era posible ayudar a resolver este problema toda vez que los recursos mundiales no se hallaban plenamente explotados, y

  3. lograr una comprensión más cabal de la necesidad de cooperación internacional para conseguir el desarrollo agrícola y elevar los niveles de nutrición con la mayor rapidez posible.

92. Era evidentemente esencial que el Servicio se esforzara en sacar el máximo partido posible de los medios adecuados a las condiciones de cada país. Por ejemplo, aunque podía ser apropiado el propuesto empleo de corresponsales, había que cuidar, sobre todo en los países desarrollados, de no dar la impresión de que se ignoraban las agencias informativas establecidas. También se hizo hincapié en la necesidad existente en muchas zonas de material ilustrado fácil de traducir a las lenguas vernáculas. Se sugirió que la FAO podría estudiar también la forma de crear una fototeca a la que los Estados Miembros pudieran recurrir para fines educativos prácticos y que podría utilizarse por la Organización para preparar un libro ilustrado sobre la agricultura mundial.

93. El Consejo aprobó la mayor atención concedida al empleo de películas documentales sobre temas agrícolas. Se trataba de una empresa digna de la mayor atención, ya que las películas pueden difundir los conocimientos en todos los planos. Se estaban preparando muchas películas sobre agricultura y en algunas de ellas desempeñaban parte activa los propios agricultores y la FAO debía examinar lo que podía hacer para organizar una filmoteca y fomentar el intercambio de películas entre sus miembros.

94. Sin duda la radio y la televisión iban adquiriendo importancia cada vez mayor a los fines de la labor informativa de la FAO. La atención que les dedicaba el Servicio era un reflejo de las posibles oportunidades futuras que brindaban con la expansión inevitable de su empleo. El Consejo elogió las medidas que el Director General estaba adoptando respecto a la capacitación en técnicas de radiodifusión rural y agrícola como parte del esfuerzo global para ayudar a los gobiernos a desarrollar sus servicios de información agrícola (véanse párrafos 99–113).

95. El Consejo apreció también la labor llevada a cabo por el Servicio para obtener el apoyo de importantes agencias mundiales de prensa en beneficio de la Organización y sus actividades. Reconoció, no obstante, que, siendo la FAO una organización intergubernamental, su labor de información pública debía canalizarse sobre todo a través de los medios de los Estados Miembros, tanto por la organización con que cuentan como por ser esa la única forma de dar a conocer la actividad de la FAO a gran parte de la población del mundo.

96. El Consejo consideró asimismo que muchos funcionarios de los gobiernos y personalidades intelectuales y de gran influencia tenían escasa información acerca de la FAO y su obra y acerca de la forma en que abordaba los graves problemas con que se enfrentaba. La consecuencia era que no ponían a contribución, como tal vez desearan, todo el peso de su autoridad para favorecer una solución más rápida de tales problemas. Se recomendó, por tanto, que el Servicio atendiera en mayor medida a canalizar la información orientada a tales personas a través de los servicios oficiales (v.g. Comités Nacionales de la FAO). Al propio tiempo se consideró que debía recurrirse en mayor medida a tales cauces oficiales para llegar al público en general, si bien ésta podía resultar una tarea algo más complicada y difícil donde los servicios oficiales estuvieran insuficientemente dotados de personal y de medios para tal fin.

97. En este contexto general se hizo referencia a los excelentes números de publicaciones ilustradas de otros organismos dedicados a la Campaña contra el Hambre y algunos delegados hicieron constar su deseo de que llegara el momento en que la FAO pudiera editar una revista de tan alta calidad como las que publican los organismos afines con objeto de que los importantes sectores del público que leen y estiman este tipo de información documental la tengan periódicamente presente así como las importantes tareas con que se enfrenta.

98. Al formular estos puntos de vista no se le ocultó al Consejo que los progresos logrados por el Servicio en los últimos dos años se debían en no pequeña medida a los recursos aportados por la Campaña contra el Hambre, y esperaba que el Congreso Mundial de la Alimentación constituyera una oportunidad especial para intensificar las actividades del Servicio de Información Pública.

Actividades en el sector de la información agrícola

a) Antecedentes

99. Para acelerar el aumento de la producción agrícola y mejorar la comercialización y distribución de los alimentos en los países en desarrollo, la Conferencia, en su 11o período de sesiones (véanse párrafos 310–313 del informe) adoptó la propuesta de que la FAO ayudase a los Estados Miembros a reforzar sus servicios de información agrícola, especialmente en apoyo de sus programas de extensión y enseñanza.

100. La Conferencia consideró, en vista de las consecuencias presupuestarias, que el Consejo debería someterle en su 12o período de sesiones un programa a largo plazo en este sector. Mientras tanto pidió que el asunto fuera discutido en las conferencias regionales de 1962 y pidió al Director General que organizara durante el bienio 1962–63 seminarios y centros de capacitación si se contaba para ese efecto con fondos de la CMCH o de otras procedencias. Respecto al programa a largo plazo, la Conferencia pidió que se fundara en:

  1. una declaración de los principios que rigen los servicios y técnicas de información agrícola, y

  2. la situación y necesidades dadas a conocer por los Estados Miembros en las conferencias regionales de la FAO.

101. La delegación de los Estados Unidos accedió amablemente a preparar la referida declaración de principios, y, en su virtud, el Consejo designó un Grupo de Trabajo 6, con el cometido siguiente:

  1. revisar la declaración de principios que sometería el Gobierno de los Estados dos Unidos;

  2. estudiar las directrices con arreglo a las cuales la FAO podría ayudar con más eficacia a los Estados Miembros a mejorar las técnicas empleadas en sus servicios de información agrícola 7; y

  3. recomendar un programa a la luz de esas orientaciones (Informe del 11o período de sesiones de la Conferencia, párrafo 313).

102. Teniendo en cuenta el informe del Grupo de Trabajo, el Consejo desea formular las recomendaciones que siguen respecto (a) a las directrices con arreglo a las cuales la FAO podría ayudar con más eficacia a los Estados Miembros a mejorar las técnicas empleadas en los servicios de información agrícola y (b) a un programa basado en las orientaciones propuestas. También desea hacer constar su aprecio por la declaración de principios presentada por el Gobierno de los Estados Unidos (CL WPI/1). 8

b) Objetivos de un servicio de información agrícola

103. Es sumamente importante que quienes cultivan la tierra o se ocupan en cualquier otro modo de actividades agrícolas, bien sean productores o distribuidores, lo mismo que quienes asumen responsabilidades administrativas o consultivas en el campo de la agricultura, dispongan de información presentada en la debida forma sobre:

  1. los programas y políticas agrícolas del gobierno;

  2. las técnicas que puedan utilizar con provecho en sus operaciones cotidianas;

  3. los medios mejores de elaboración, almacenamiento, manipulación y comercialización de sus productos;

  4. los servicios y medios a disposición de los productores.

6 El Consejo designó a los siguientes países como miembros del Grupo de Trabajo que se reunió del 10 al 12 de octubre de 1962: Australia, Canadá, Estados Unidos de América, Ghana, India, Marruecos y República Arabe Unida. Su composición fue la siguiente:

Presidente:Sr. R. Lyle Webster (Estados Unidos)
Miembros:Sr. A.L. Senger (Australia)
Sr. F. Shefrin (Canadá)
Sr. M. Krishan (India)
Sres. A Sbihi y A. Doukkali (Marruecos)
Sr. H. Abdullah (RAU)

7 A lo largo de esta sección del informe, el término “agricultura” y sus derivados, como establece el Artículo I de la Constitución de la FAO, comprenden también “la pesca, los productos del mar, los bosques y los productos primarios forestales”. Así, pues, el término “actividades agrícolas” abarca todas las facetas de la explotación de la tierra, el mar y las aguas continentales, inclusive la elaboración, el almacenamiento, la manipulación y la comercialización de los alimentos y otros productos primarios (excepto, como es natural, los recursos minerales).

8 Principios rectores para reforzar los Servicios de información agrícola de la FAO y de los Estados Miembros.

104. El suministro de tal información incumbe a los llamados generalmente servicios de información agrícola los cuales pueden formar parte de los de extensión o ser independientes. En este último caso, los primeros deben actuar en estrecho contacto con los de extensión. Si bien tales servicios son esenciales para el desarrollo de la agricultura, su organización y métodos deberán necesariamente ajustarse a las condiciones locales, administrativas o de otro tipo.

105. Unos servicios de información bien organizados acrecientan la utilidad para los Estados Miembros de la restante ayuda de la FAO. Por ejemplo, es posible que un limitado número de personas observe un proyecto de mejoramiento de cultivos y saque partido de todo cuanto ve; ahora bien, con un programa eficaz de información, el conocimiento del valor de tal proyecto puede difundirse en todo el país y de esta manera surtir el máximo beneficio.

106. La eficacia de un servicio de información agrícola dependerá de los medios de que disponga para: (a) obtener la información citada anteriormente; (b) presentar esta información en forma que pueda ser comprendida fácilmente, y (c) conseguir para la misma la más amplia difusión posible.

107. Existe indudablemente un amplio margen para mejorar los servicios de información agrícola en muchos países que no disponen de todos los recursos y medios necesarios. El Consejo, por consiguiente, sugiere el reforzamiento de tales servicios allá donde existan, o su creación donde no los hubiera. Considera muy importante que la FAO desarrolle actividades en este campo y recomienda que, previa solicitud y bajo los auspicios de la FAO, se preste ayuda para reforzar o crear tales servicios.

c) Directivas para la acción de la FAO

108. Tratándose de una organización intergubernamental, las funciones y métodos de trabajo de un servicio de información han de diferir considerablemente de los de una organización nacional.

109. Las distancias, las dificultades de idioma y, sobre todo, la necesidad de tener plenamente en cuenta las condiciones locales de carácter ambiental, sociológico y administrativo, excluyen toda posibilidad de que la propia FAO llegue directamente a todo el mundo o al menos a una razonable parte de él. Como subrayó la Conferencia en su Décimo período de sesiones, esta tarea incumbe y debe seguir incumbiendo a los propios Estados Miembros.

110. Esto no obstante, a la FAO corresponde fomentar “la acción individual y colectiva” de sus Estados Miembros para “mejorar la eficacia” 9. La FAO puede, por tanto, servir de instrumento para (a) reunir y facilitar conocimientos y asistencia técnica en provecho de aquellos Estados Miembros que deseen desarrollar y reforzar sus servicios de información agrícola, y (b) establecer vínculos efectivos entre sus propias actividades de información y los servicios nacionales de información agrícola.

9 Preámbulo a la Constitución de la FAO.

111. Por consiguiente, la actividad de la FAO deberá atenerse a las siguientes directivas:

  1. La asistencia de la FAO a los Estados Miembros para establecer o reforzar los servicios de información agrícola deberá ser asequible a todos ellos, y la acción de la FAO se iniciará a instancias del Estado o Estados Miembros interesados. Al mismo tiempo no se desaprovechará ninguna oportunidad para hacer resaltar la necesidad de desarrollar tales servicios de información agrícola.

  2. La asistencia de la FAO a los Estados Miembros en este sector deberá primordialmente encaminarse a capacitar a personal local en los conocimientos y técnicas de información, inclusive la producción, utilización y distribución de material informativo. La FAO deberá también prestar asesoramiento en cuanto a la organización y el funcionamiento de tales servicios.

  3. Si bien la meta definitiva es y debe ser el establecer servicios de información bien equilibrados, la FAO debe tratar, como ha recomendado la Conferencia en reuniones anteriores, de prestar atención especial a fomentar los medios audiovisuales y, especialmente, las emisiones de radio para los agricultores y sectores rurales, teniendo siempre en cuenta las condiciones locales y la necesidad de que la información llegue al mayor número posible de agricultores.

  4. La ayuda a los Estados Miembros, con carácter nacional o regional, puede consistir en seminarios y centros de capacitación, visitas del personal de la FAO pertinente, becas o bolsas de estudio para prepararse en la labor de información, inclusive capacitación práctica en los servicios de la FAO en su sede y en las oficinas regionales, o en los de los países que cuentan con servicios modernos en este campo. Esta asistencia deberá complementarse con el intercambio de experiencia entre los países.

  5. La FAO deberá contar, tanto en las oficinas centrales como en las regionales con personal calificado para prestar tal asistencia, complementada, cuando sea necesario, con el envío de expertos. Para conseguir la máxima eficacia, deberá contratarse para esta tarea a personas empeñadas activamente en ella o con gran experiencia en el campo de la información agrícola, y los expertos deberán trabajar con los nacionales de países que se hallen o hayan de estar activamente ocupados en trabajos de información agrícola.

  6. Dada la mutua relación entre las actividades de los servicios de información agrícola y los de extensión es de la mayor importancia que ambos servicios, ya sean en la sede de la FAO y en sus oficinas regionales o en las administraciones de los Estados Miembros, trabajen manteniendo la más estrecha cooperación y consulta. Los servicios de extensión han de estar en condiciones de ayudar a los agricultores a aprovechar debidamente el material que difunden los servicios de información agrícola, y estos últimos, formen parte o no de los servicios de extensión, deberán estar dotados para producir el tipo de material que necesitan los servicios de extensión. El material técnico debe, como es lógico, ser preparado por personas calificadas técnicamente para ello.

  7. Es necesario aprovechar plenamente la labor que realizan otros organismos internacionales que trabajan en campos afines.

d) Programa de acción

112. A la luz de las directivas anteriores, y teniendo en cuenta que se le pidió recomendara un programa de acción a largo plazo que se emprendería dentro del marco del Programa de Labores de la Organización para 1964–65, el Consejo convino en las siguientes recomendaciones:

  1. Antes de nada conviene insistir en la necesidad de que los Estados Miembros de la FAO conozcan la importancia de un servicio de información agrícola adecuado y el hecho de que, si así lo desean, puedan contar con la asistencia de la FAO. A este respecto y cumpliendo los deseos de la Conferencia, algo se ha hecho en 1962.

  2. Es conveniente que la Organización cuente con personal calificado para visitar los Estados Miembros, determinar sus necesidades a la luz de las condiciones existentes, y promover y desarrollar actividades en cooperación con funcionarios ocupados en trabajos afines. Aunque este personal se necesita en la sede y en las oficinas reguonales, a partir de 1964 puede comenzarse modestamente creando los puestos necesarios de personal profesional calificado en técnicas de información agrícola y con una asignación adecuada para viajes y otros gastos conexos.

  3. La asistencia práctica a los Estados Miembros que deseen crear o reforzar sus servicios de información agrícola puede adoptar varias formas. Se espera que los Estados Miembros que así lo deseen aprovechen plenamente las facilidades que les brinda el Programa Ampliado de Asistencia Técnica, incluyendo las apropiadas solicitudes de asesoramiento y asistencia cuando presenten sus peticiones a la Junta de Asistencia Técnica. Además se instruirá en técnicas de información y, especialmente de radiodifusión, por medio de seminarios y centros de capacitación que habrán de organizarse preferentemente con carácter nacional o para grupos limitados de países de condiciones similares. Se estudiará la posibilidad de incluir las asignaciones necesarias para tales centros de capacitación y seminarios en el Programa de Labores para el bienio 1964–65, en la inteligencia de que, caso de disponerse de ellos, también se emplearán para este objeto fondos de otras fuentes.

  4. Para obtener de esta asistencia el máximo beneficio, es conveniente proceder a estudios preliminares con el fin de determinar cuáles son las necesidades reales de cada Estado Miembro en relación con las condiciones vigentes. Si bien en la FAO ya hay disponible un cierto acopio de este tipo de información, es indudable que habrá que ponerla al día y completarla. Se espera que el Director General considere la posibilidad de publicar tal información en forma adecuada incluyendo descripciones de algunos de los sistemas de información agrícola más desarrollados.

113. El Consejo entendió que, dentro del programa a corto plazo previsto por la Conferencia para 1962 y 1963, el Director General ya había empezado a actuar utilizando los recursos de que disponía, y que la labor se proseguiría siguiendo las directrices de las anteriores recomendaciones. A este respecto, el Consejo expresó su beneplácito por el ofrecimiento de fondos hecho por el Comité neozelandés de la CMCH para celebrar en el Cercano Oriente un centro de capacitación en emisiones de radiodifusión para los agricultores. El Consejo expresó su esperanza de que este ejemplo sería seguido por otros Comités Nacionales de la CMCH, lo que permitirá a la FAO intensificar sus actividades en este importante campo de la información agrícola.


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