COAG/2004/3-Rev.1
(español solamente)


COMITÉ DE AGRICULTURA

18º período de sesiones

Roma, 9–10 de febrero de 2004

Seguimiento propuesto por la FAO del informe de la Consulta OMS/FAO de expertos sobre dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas

Índice



I. INTRODUCCIÓN

1. La Consulta OMS/FAO de expertos sobre dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas se reunió en Ginebra, del 28 de enero al 1º de febrero de 2002. Sobre la base de los resultados de esa Consulta, los expertos formularon una serie de recomendaciones para la población, que reflejan los conocimientos actuales sobre dieta, nutrición y prevención de enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades dentales, osteoporosis, diabetes y obesidad (también denominadas enfermedades no transmisibles). Los expertos distribuyeron su proyecto de informe a la FAO y la OMS, y a las partes interesadas, incluidos la industria y los grupos de consumidores/ONG para que formularan observaciones. Celebraron reuniones en abril de 2002 con todas esas partes, a fin de recibir información de esas fuentes, a las que siguió otro período de consultas con los interesados. Ese proceso consultivo se concluyó con otra reunión de algunos de los expertos, en agosto de 2002, para dar nueva redacción al informe. El informe definitivo1 se publicó en los sitios web de ambas Organizaciones, el 3 de marzo de 2003, y fue presentado conjuntamente por los Directores Generales de la OMS y de la FAO en la sede de la FAO en Roma, en abril de 2003.

2. Se informó al Comité de Agricultura (COAG) en su 17º período de sesiones, 31 de marzo – 4 de abril de 2003, acerca de la publicación del informe2. El Comité convino en reunirse en un período extraordinario de sesiones, a fin de examinar el informe e incluir su examen en el programa del 124º período de sesiones del Consejo, 23 - 28 de junio de 2003. El Consejo tomó nota de las preocupaciones expresadas por algunos miembros con respecto a la posibilidad de algunas de las recomendaciones del informe... , aunque abordaran la importante relación entre alimentación y enfermedades crónicas, pudieran dar lugar a cambios en la demanda con efectos negativos sobre los pequeños productores y las economías agrícolas de los países en desarrollo..., Acogió con satisfacción.. un período extraordinario de sesiones del COAG..., con el fin de examinar el informe junto con la propuesta de la FAO relativa a su seguimiento, e indicó su interés en recibir el informe del COAG en su siguiente período de sesiones3.

3. El presente documento se propone principalmente dos fines. El primero es facilitar, desde una perspectiva alimentaria y agrícola, el examen del informe por el COAG en su 18º período de sesiones4. El informe es, en gran parte, fruto de una labor de expertos médicos y nutricionales y, por consiguiente, evalúa lógicamente los datos que relacionan la dieta y la nutrición con las enfermedades no transmisibles y presenta las metas de ingestión de nutrientes por la población. Esas metas recomendadas, si se adoptaran ampliamente, podrían tener importantes repercusiones en la producción agrícola y el comercio, así como en la elaboración y comercialización de alimentos, por lo que merecen un análisis y estudio más detenidos.

4. En el informe se examinan también brevemente los hábitos cambiantes de consumo de alimentos y se deducen conclusiones preliminares que podrían tener consecuencias en la labor de la FAO y de otras organizaciones e instituciones. El examen de esas consecuencias lleva a la segunda finalidad del documento, que es obtener orientación del COAG para formular las propuestas de la FAO para el seguimiento de las recomendaciones del informe.

5. Esas propuestas reconocen que las enfermedades no transmisibles son, en sí, objeto de las ciencias médicas y quedan fuera del mandato de la FAO5. Sin embargo, hay algunos elementos de una respuesta mundial que pertenecen claramente al ámbito de la FAO. Habrá también otros elementos en que las competencias se compartirán entre la FAO y la OMS y otros organismos de las Naciones Unidas e instituciones internacionales, lo que subraya la importancia de una estrecha colaboración de todas las partes interesadas al abordar la cuestión de la creciente carga para la salud relacionada con la dieta..

II. EXAMEN DEL INFORME DE LA CONSULTA OMS/FAO DE EXPERTOS

6. A continuación se presenta un breve examen general del informe de la Consulta de expertos y un análisis preliminar por la FAO.

A. Determinantes, dimensiones y tendencias de las enfermedades no transmisibles

7. Las enfermedades no transmisibles se han convertido en la principal causa de defunciones en el mundo. Las estimaciones actuales de la OMS indican que esas enfermedades son las causantes de 33 millones de fallecimientos prematuros. Las enfermedades coronarias, la apoplejía, el cáncer, la diabetes y las enfermedades pulmonares son la causa de alrededor del 59 por ciento de todas las defunciones 6. Las enfermedades no transmisibles no son ya un problema que se limite sólo a los países prósperos e industrializados. Son la causa del 40 por ciento de todas las defunciones en los países en desarrollo y coexisten con el hambre y la malnutrición, imponiendo una "doble carga" a los presupuestos gubernamentales y las sociedades. Es probable que la carga de las enfermedades no transmisibles aumente rápidamente en los países en desarrollo, probablemente con mucho mayor rapidez que en los países desarrollados. El principal determinante de esa carga para la salud es la "transición nutricional", es decir, los rápidos cambios socioeconómicos, demográficos y tecnológicos de la sociedad, que provocan cambios en los hábitos de consumo alimentario y de actividad física. Esa transición nutricional, combinada con el hambre y la subnutrición persistentes de la población, que caracterizan a las sociedades en desarrollo, constituye un desafío fundamental. Algunos estudios recientes han subrayado la relación entre la subnutrición y el riesgo de contraer enfermedades no transmisibles, en particular entre la nutrición materna y el crecimiento del feto (programación prenatal) y el desarrollo de la obesidad y de las enfermedades no transmisibles en la vida adulta posterior. El aumento de los indicios de obesidad en los grupos socioeconómicos más pobres, acompañado a veces de subnutrición en los mismos hogares, ejemplifica la estrecha interacción entre la subnutrición, la pobreza y las enfermedades no transmisibles.

8. Los expertos basaron sus recomendaciones alimentarias en el hecho de que la morbilidad y la mortalidad como consecuencia de enfermedades no transmisibles son en gran parte prevenibles y, por consiguiente, hay un enorme potencial para reducir la carga económica y sanitaria de los países. La adopción de regímenes alimentarios y estilos de vida saludables constituye un enfoque rentable para disminuir la carga impuesta a los países en desarrollo por la epidemia emergente de enfermedades no transmisibles. Los mensajes de política que se deducen son dos: i) los esfuerzos por combatir el hambre y mejorar especialmente el estado nutricional de la mujer en edad reproductiva pueden rendir dividendos especiales el día de mañana, y ii) la orientación que se recomienda para aceptar regímenes alimentarios más saludables es más importante aún en los países en desarrollo, en que las interacciones entre una subnutrición temprana y una transición nutricional rápida pueden conducir a un aumento de la susceptibilidad a las enfermedades no transmisibles en una etapa ulterior.

B. Recomendaciones de los expertos

9. Ante ese fondo de hábitos de consumo alimentario rápidamente cambiantes, aumento de la urbanización, acompañado por estilos de vida más sedentarios, y posible contribución de la programación prenatal, los expertos prepararon un conjunto detallado de recomendaciones nutricionales. Los principales elementos de esas recomendaciones son:

10. En el Cuadro 1 se resumen las principales recomendaciones del informe de la Consulta de expertos en materia de factores alimentarios, limitados a los pertinentes para la cadena de suministro. En el anexo del presente documento figuran pormenores sobre los que esas metas de ingestión de nutrientes por la población significan en la práctica, y el modo en que difieren de las recomendaciones aplicadas a las personas individuales.

Cuadro 1: Márgenes de las metas de ingestión de nutrientes por poblaciones seleccionadas

 

Factor alimentario

Recomendaciones de la OMS/FAO
(porcentaje de la energía total,
salvo que se indique otra cosa)

Grasas totales

15 - 30%

   Ácidos grasos poliinsaturados

6-10 %

   Ácidos grasos saturados

< 10 %

   Ácidos grasos trans

< 1 %

Carbohidratos totales (a)

55 – 75 %

   Azúcares libres b)

< 10 %

Proteínas c)

10 - 15%

Frutas y hortalizas

> 400 g/persona/día


Fuente: Adaptado del Cuadro 6, pág. 62, “Dieta, prevención y nutrición de enfermedades crónicas", Informe de la Consulta OMS/FAO de expertos, Serie de Informes Técnicos Nº 916, OMS, Ginebra, 2003.
 

Notas:

  1. Porcentaje de energía total disponible después de tener en cuenta la consumida en forma de proteínas y grasas, de ahí la amplitud del margen.

  2. La expresión «azúcares libres» se refiere a todos los monosacáridos y disacáridos añadidos a los alimentos por el fabricante, el cocinero o el consumidor, incluidos los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes y los jugos de frutas.

  3. El intervalo sugerido debe considerarse a la luz de la Reunión consultiva OMS/FAO/UNU de expertos sobre necesidades de proteínas y aminoácidos en la nutrición humana, celebrada en Ginebra del 9 al 16 de abril

 

C. Análisis preliminar de la FAO respecto de la estructura cambiante de la dieta en relación con las recomendaciones de los expertos

11. La FAO ha realizado una evaluación preliminar, por países, del suministro nutricional, en relación con las recomendaciones de los expertos. En ese análisis se incluyó a todos los países sobre los que la FAO recopila balances alimentarios. Los análisis rastrean cómo ha cambiado en los últimos cuarenta años (1961-2001) la disponibilidad de los componentes alimentarios individuales, en comparación con los niveles de ingestión recomendados. Los principales resultados se resumen en el Cuadro 2, que presenta un recuento de países que quedan por encima, por debajo o dentro de los límites recomendados de ingestión de nutrientes.

Cuadro 2: ¿Cuántos países cumplen las recomendaciones? Recuento de países

 

1961/63

1969/71

1979/81

1989/91

1999/01

Límites a)

Número y porcentaje de países

Número de países b), c)

158

%

158

%

158

%

158

%

178

%

Grasas totales > 30%

28

18

31

20

43

27

54

34

61

34

Grasas totales < 15%

36

23

30

19

25

16

22

14

21

12

AG poliinsaturados < 6% d)

141

89

139

88

120

76

106

67

116

65

AG poliinsaturados >10%

0

0

0

0

1

1

6

4

8

4

AG saturados <10%

111

70

109

69

108

68

103

65

116

65

Carbohidratos <55%

17

11

26

16

30

19

36

23

44

25

Carbohidratos >75%

54

34

46

29

41

26

34

22

26

15

Azúcares libres < 10%

84

53

74

47

74

47

73

46

85

48

Proteínas > 15%

5

3

7

4

4

3

2

1

3

2

Proteínas < 10%

59

37

59

37

57

36

61

39

63

35

Colesterol < 300 mg/día

132

84

128

81

117

74

114

72

114

64

Frutas y hortalizas > 400 g/día

40

25

51

32

61

39

64

41

85

48


Notas:

  1. Todos los resultados se basan en la disponibilidad total y no en la ingestión real. Ello puede llevar a una clasificación errónea de los países, especialmente cuando las recomendaciones se definen en términos absolutos (por ejemplo frutas o colesterol).

  2. Limitado a los países para los que la FAO prepara cuentas de suministros-utilización.

  3. La desintegración de la ex Unión Soviética y otros países de Europa oriental aumentó en el decenio de 1990 a 178 el número de países para los que la FAO preparaba cuentas de suministros-utilización.

  4. AG = Ácidos grasos

12. Sin tratar de interpretar los resultados detalladamente, las cifras del Cuadro 2 revelan que hay tanto mejoras como deterioros en los suministros de nutrientes, con respecto a las recomendaciones. El número de países que ha alcanzado y rebasado el límite de 400 g/persona/día para el suministro de frutas y hortalizas, por ejemplo, ha aumentando constantemente en los últimos cuarenta años. De igual modo, el número de países por debajo de los límites inferiores de un 15 por ciento de grasas y un 6 por ciento de ácidos grasos poliinsaturados ha disminuido de forma continua. En conjunto, sin embargo, el número de países de promedio nacional superior a los límites superiores recomendados de 300 mg de colesterol y 30 por ciento de grasas ha aumentado. Es probable que prosiga la tendencia de esos cambios, que incluso podrían acelerar su ritmo

13. Los resultados preliminares obtenidos de la perspectiva a largo plazo de la FAO para la agricultura mundial indican que: i) cierto número de países en desarrollo, sobre todo del África subsahariana y el Asia meridional, seguirán estando por debajo de los límites inferiores recomendados para proteínas y grasas; (ii) un número creciente de países en desarrollo alcanzarán y rebasarán incluso los límites superiores recomendados; y iii) muchos países en desarrollo de medianos ingresos y la mayoría de los países desarrollados rebasarán rápidamente los límites superiores de consumo, con frecuencia por un margen considerable y en relación con un número creciente de nutrientes. El análisis indica también que la transición a niveles de consumo más altos se producirá a un ritmo más rápido que hasta la fecha.

III. POSIBLES REPERCUSIONES PARA LA AGRICULTURA, LA ELABORACIÓN DE ALIMENTOS Y LA COMERCIALIZACIÓN

14. La recomendación alimentaria del informe de los expertos podría tener profundas consecuencias para la agricultura, los sistemas de explotación y comercio agrícolas, así como para la elaboración, distribución y comercialización de alimentos. En el caso de un país concreto, las repercusiones dependerían del grado de desviación de la meta, las posibilidades de utilizar productos alternativos, su participación en el comercio internacional y la velocidad deseada de la adopción. El proceso de ajuste alimentario se producirá al mismo tiempo que otros cambios, especialmente la liberalización actual del comercio internacional y regional, la mundialización de la producción, elaboración y distribución alimentarias, los cambios demográficos, la rápida urbanización, el progreso tecnológico y los cambios de estilo de vida concomitantes.

15. Una rápida evaluación no permite un análisis completo de la interacción de esos factores y de sus posibles efectos en la agricultura y los sectores que consumen sus materias primas. En líneas generales, el análisis se centrará en los efectos directos e inmediatos de los ajustes orientados a las metas alimentarias. Habría que señalar también que las metas propuestas de ingestión de nutrientes por la población (véase el anexo) son sólo recomendaciones no obligatorias. Además, los datos obtenidos hasta la fecha indican que, dejando aparte la experiencia de los temores con respecto a la seguridad alimentaria, las recomendaciones alimentarias formuladas hasta ahora para reducir la ingestión de azúcar y grasas, por ejemplo, sólo han tenido efectos limitados en el consumo. Por ello, es improbable, desde el punto de vista mundial, una respuesta precipitada e importante a las recomendaciones del informe. No obstante, las recomendaciones vienen a unirse a otros mensajes de esa índole y, a plazo medio o largo, podrían modificar el comportamiento consumista, inicialmente al menos en los países desarrollados, pero también, gradualmente, en los países en desarrollo.

A. Producción y comercio agrícolas

16. Evidentemente, los cambios de la demanda se traducen en cambios en la oferta. En función de la ventaja comparativa y de los sistemas de producción, los ajustes en cualquier país pueden combinarse con cambios en la producción o en las importaciones y exportaciones.

i)  Aceites y grasas comestibles

17. Los expertos formulan dos series principales de recomendaciones con respecto al consumo de grasas y aceites. La primera se refiere a la ingestión total de grasas y la segunda a la composición de ácidos grasos de la alimentación que resulta conveniente a fin de reducir los riesgos para la salud. Se han definido niveles máximos o límites ideales para los ácidos grasos, según sus efectos positivos o negativos en la salud. Los regímenes alimentarios de los distintos países y grupos de población dentro de los países incluyen proporciones diferentes de esos ácidos grasos, en función de los aceites y grasas consumidos. En principio, los regímenes alimentarios de repercusiones potencialmente perjudiciales para la salud son aquellos en que los ácidos grasos saturados o los ácidos grasos trans exceden del límite/nivel conveniente, mientras que los aceites/grasas saludables contienen más ácidos mono o poliinsaturados.

18. Las grasas de la alimentación representan aproximadamente el 24 por cierto del suministro de energía alimentaria total, nivel que se encuentra ampliamente dentro de los límites recomendados. Por ello, en lo que se refiere al límite recomendado de total de grasas (15-30 por ciento del suministro de energía alimentaria), la necesidad de realizar ajustes en la agricultura debería ser limitada. Sin embargo, ese promedio mundial enmascara diferencias considerables entre los países desarrollados y los países en desarrollo, y diferencias aún mayores dentro de los dos grupos de países. Mientras el porcentaje de grasas totales ha llegado a un nivel de aproximadamente el 21 por ciento en los países en desarrollo, ha superado ya el límite superior de la recomendación en los países desarrollados, donde las grasas representan el 33 por ciento del suministro de energía alimentaria. Sin embargo, la inspección del consumo y las recomendaciones, por sí solas, no bastan para deducir los posibles efectos en la producción. La determinación de si una reducción del consumo "excesivo" lleva a un ajuste de la producción, y en qué medida, dependerá en definitiva de la interacción de numerosos factores, especialmente la sensibilidad de la oferta interna y la demanda internacional a los cambios de precio de grasas y aceites, así como de los posibles efectos recíprocos de otros mercados de productos básicos, ya que la fuente principal de aceites comestibles son los aceites vegetales, que representan casi el 40 por ciento del suministro total de grasas.

19. Para seguir las probables repercusiones de las recomendaciones del informe en este sector, hará falta recopilar y analizar primero datos fiables y detallados sobre los hábitos de consumo familiar de aceites/grasas (con fines alimentarios, en contraposición a una multitud de otros usos no alimentarios). En la actualidad no se dispone fácilmente de esa información. A falta de un desglose exacto del consumo de grasas a nivel de los distintos países, el análisis de las posibles repercusiones futuras del cambio de los hábitos de consumo provocado por las recomendaciones relacionadas con la salud en la producción y el comercio internacionales de plantas oleaginosas sólo puede ser superficial. Los efectos en la agricultura podrían comprender también ajustes que favorezcan usos recomendados más convenientes de ácidos grasos. A un nivel general, la demanda y por consiguiente la producción y el comercio de aceites/grasas "más saludables" deberían resultar favorecidos. Esto significa, por ejemplo, que la demanda y consiguiente producción de aceites y grasas ricos en grasas saturadas (como la mantequilla y la margarina sólida) podría disminuir, mientras que la demanda y producción de aceites con perfiles de ácidos grasos más saludables (por ejemplo, el aceite de oliva) podría aumentar.

20. Las recomendaciones para las metas de ingestión de nutrientes por la población pueden tener efectos potenciales a plazo más largo en los mercados nacionales y mundiales, tanto de aceites/grasas como de sus productos afines. Esto ha suscitado una amplia preocupación en un sector sensible a las cambiantes condiciones del mercado y los elevados costos que acompañan a los cambios en la cadena de producción. Reconociendo que las preferencias de los consumidores pueden cambiar, se espera que el sector aumente sus esfuerzos por ajustarse a posibles cambios de la demanda relacionados con la salud, por ejemplo, aumentando la inversión en tecnologías que permitan alterar la composición de ácidos grasos de los distintos aceites vegetales, mediante la modificación genética del cultivo en cuestión, y la fabricación de mezclas de aceites vegetales que combinen las características nutricionales de los otros aceites de forma óptima. También la investigación de las propiedades beneficiosas de los nutrientes para la salud (distintos de los ácidos grasos) contenidos en aceites vegetales específicos se intensificará probablemente, centrándose en especial en los aceites de palma y de coco. La fabricación de grasas endurecidas mediante la hidrogenación de aceites puede disminuir con el tiempo o reorientarse hacia materias primas, como el aceite de palma, que no requieren hidrogenación. Además, en el caso del aceite de palma, se prevé que se intensificará la búsqueda de otras aplicaciones no alimentarias.

ii)  Azúcar

21. En el informe de los expertos se determina la meta de ingestión de nutrientes por una población, por lo que respecta a los azúcares libres, en un 10 por ciento o menos del suministro total de energía. En el informe se reconoce que esa meta puede ser controvertida, y de hecho ha suscitado la preocupación de que su adopción pudiera tener efectos perjudiciales en los productores de azúcar y la industria alimentaria. En la práctica, el efecto dependería de cierto número de factores. Cuando se consume azúcar a niveles que exceden en gran medida del límite del 10 por ciento, el ajuste a la baja necesario en el consumo interno disminuiría los precios internos de los cultivadores de remolacha o de caña. Los más afectados serían los países donde las condiciones de cultivo naturales limitan las posibilidades de cambio a cultivos alternativos y cuyas exportaciones habría que colocar en un mercado mundial ya deprimido. Esas dificultades disminuirían mucho en las condiciones de un mercado de azúcar liberalizado, caracterizado por una menor protección de la producción de azúcar en los países de la OCDE. Para muchos países en desarrollo, un mercado internacional del azúcar más libre podría abrir por tanto un cauce importante para producciones y exportaciones que de otro modo no serían rentables. En todos los países importadores, unos precios más altos en el mercado mundial, debidos a un comercio más libre, podrían desalentar la demanda de azúcar.

22. Las complejidades de los mercados mundiales del azúcar (por ejemplo, complejas estructuras de políticas, vínculos comerciales regionales y numerosos acuerdos preferenciales) no permiten una cuantificación sencilla de los efectos. Sin embargo, las dimensiones de los posibles ajustes pueden estimarse a partir del examen de los niveles de consumo actuales. Si los 93 países desarrollados y en desarrollo donde el consumo de azúcar representa actualmente más del 10 por ciento del suministro total de energía redujeran la ingestión hasta el nivel de la meta, la reducción que ello supondría para el consumo mundial de azúcar sería del 15 por ciento aproximadamente. En cambio, si los 85 países en que el consumo está por debajo del límite del 10 por ciento aumentaran su consumo, ese aumento contrarrestaría con creces la reducción en los países situados "por encima del 10 por ciento”.

iii)   Cereales

23. Los cereales son la fuente principal de carbohidratos en la mayoría de los regímenes alimentarios. Aunque en el informe de los expertos no se recomiendan niveles de ingestión alimentaria específicos para los cereales en sí, se recomienda que el total de la ingestión de carbohidratos (de todas las fuentes) esté entre el 55 y el 75 de la energía alimentaria. El informe dice también que los cereales integrales, juntamente con las frutas y hortalizas, son la fuente preferida de fibra alimentaria (polisacáridos no amiláceos), con beneficios conocidos para la salud. Lo que es importante en el contexto de los beneficios para la salud es el grado de elaboración de los cereales, así como la cantidad y el tipo de los cereales consumidos.

iv)   Frutas y hortalizas

24. En el informe de los expertos se recomienda una ingestión diaria de frutas y hortalizas de por lo menos 400 g/persona/día (o 150 kg/persona/año). Se subraya que el principal valor de las frutas y hortalizas consiste en su posible contribución a la reducción del riesgo de trastornos cardiovasculares y de diversos tipos de cáncer.

25. Los datos del balance alimentario de la FAO indican una disponibilidad mundial de 169 kg/persona/año de frutas y hortalizas. Como en el caso de otros productos básicos, ese promedio mundial enmascara variaciones significativas entre los países y las comunidades de esos países. Muchas personas de países en desarrollo no comen suficientes frutas y hortalizas y, aunque la disponibilidad media ha llegado a los 142 kg per cápita, muchos países siguen estando por debajo del promedio y, por consiguiente, incluso por debajo de la meta. Además, es probable que las pérdidas que se produzcan en las frutas y hortalizas a nivel de la venta al detalle y de los hogares sean mucho más altas que las de otros artículos alimentarios, lo que lleva a una clara estimación por exceso del consumo real. Sin embargo, el aumento sustancial de la disponibilidad per cápita en los últimos 20 años permite esperar en el futuro el logro de esa meta particular.

26. Los efectos en la producción, elaboración y comercialización deben verse también en el contexto de los ajustes para ese grupo altamente perecedero de productos alimentarios. Como ya se ha dicho, las pérdidas a nivel familiar pueden alcanzar niveles muy altos. Esas pérdidas elevadas significan que las diferencias entre disponibilidad e ingestión pueden ser sustanciales. Esto se aplica especialmente cuando no se dispone aún de la infraestructura de manipulación y almacenamiento (cadenas del frío, sistemas de entrega puntual, etc.). Por ello, un ajuste hacia los niveles recomendados podría proceder de muchos elementos de la cadena de suministro, desde la posibilidad de aumentar la producción hortícola hasta los esfuerzos por reducir las pérdidas posteriores a la cosecha, las inversiones en mejores tecnologías de elaboración y almacenamiento y, en su día, mejores medios de almacenamiento a nivel de los hogares.

27. El ajuste de los suministros a esos aumentos del consumo ofrece posibilidades para aumentos importantes de la producción de frutas y hortalizas. Los países en desarrollo en particular pueden beneficiarse de esa oportunidad, especialmente los que tienen sistemas de producción en que la sustitución de cultivos de crecimiento reducido, como la caña de azúcar, por las frutas y hortalizas resulta viable desde el punto de vista económico y sostenible.

v)   Leche y carne

28. Los productos lácteos y cárnicos proporcionan una serie de nutrientes comprendidos en las recomendaciones del informe. Esos productos son, por ejemplo, una importante fuente de proteínas, pero pueden contribuir también al consumo excesivo de grasas, sobre todo de ácidos grasos saturados. Con otros productos animales (pescado, huevos) son también fuente de colesterol. Muchos estudios han determinado el vínculo existente entre el colesterol alimentario y la ingestión de ácidos grasos saturados, y las enfermedades coronarias. En la mayoría de los países desarrollados, en que el consumo de leche y carne ha alcanzado ya altos niveles, hay una conciencia creciente de la necesidad de contener los nuevos aumentos. En la mayoría de los países en desarrollo, sin embargo, los niveles de consumo de carne y leche son todavía bajos, a menudo demasiado para que la población joven y en crecimiento tenga acceso suficiente a proteínas, micronutrientes y vitaminas.

29. Hay muchos tipos de productos cárnicos y lácteos elaborados; por ello, las recomendaciones de los expertos no se refieren sólo a niveles de consumo total sino también a la composición de los productos. Por ejemplo, el consumo de carne de aves de corral, de bajo contenido de grasas saturadas y colesterol, resulta beneficioso en comparación con el de las llamadas carnes rojas. De hecho, en los últimos treinta años, la tendencia a un consumo mayor de esas aves ha dado origen a un aumento masivo de la producción, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. Determinar si ese cambio tiene los mismos efectos beneficiosos para los consumidores de ambos grupos de países resulta menos evidente, porque depende de la composición del producto. El sobreprecio pagado en los países desarrollados por una carne de bajo contenido de grasa, como la pechuga de ave deshuesada, ha creado un excedente de otros productos de aves de corral de mayor contenido de grasa, a los que con frecuencia se da salida en los mercados de los países en desarrollo a precios más bajos. Los países en desarrollo que importan esas partes "más baratas" aumentan la proporción de ácidos grasos saturados en su alimentación general.

vi)   Pescado y productos pesqueros

30. El aumento del consumo de pescado y productos pesqueros es otra de las recomendaciones del informe, aunque no se fije una meta específica. Las proteínas de pescado, los ácidos grasos, los aceites y micronutrientes desempeñan una función importante en el crecimiento y desarrollo humanos y en la reducción de las enfermedades no transmisibles. Esa recomendación debe sopesarse con las preocupaciones por la sostenibilidad de las poblaciones marinas. En la actualidad, dos tercios del suministro total de pescado para la alimentación se obtienen de aguas marinas y continentales, y el resto corresponde a la acuicultura. Desde el decenio de los setenta, la producción pesquera marina en el mundo se ha estabilizado, al explotarse plenamente la mayoría de las poblaciones de peces. En cambio, la producción acuícola ha registrado un crecimiento notable, que ha compensado la reducción de la captura marina. Es esencial seguir promoviendo una mejor ordenación de la pesca de captura y de la acuicultura, a fin de mejorar la cantidad y la calidad del pescado para consumo humano, al mismo tiempo que se garantiza la estabilidad.

31. El consumo mundial de pescado per cápita se ha duplicado en 40 años, de alrededor de 9 kg anuales a principios de los sesenta a unos 16 kg en 1997. La disponibilidad per cápita anual ha aumentado de 20 a 28 kg aproximadamente en los países industrializados. En ese mismo período, la disponibilidad en los países de bajos ingresos con déficit de pescado ha aumentado desde una quinta parte a casi la mitad de ese consumo en las economías más prósperas. A pesar del consumo relativamente bajo de pescado en los países de bajos ingresos, la contribución del pescado a la ingestión total de proteína animal es considerable, pero está disminuyendo lentamente a consecuencia del crecimiento más rápido del consumo de otros productos animales.

B. Tecnologías de elaboración de alimentos y sistemas de comercialización

32. El papel creciente desempeñado por la industria alimentaria en la elaboración y la comercialización de productos alimenticios básicos está teniendo una influencia creciente en los hábitos de consumo alimentario y la ingestión de alimentos, especialmente en las zonas urbanas. El cambio casi universal a la harina de cereal refinada tiene un efecto directo en la ingestión de nutrientes, especialmente donde el trigo y el maíz son alimentos básicos. Las modernas técnicas de molienda se traducen en una pérdida importante de nutrientes, aunque los consumidores encuentren los productos más agradables. Desde los años cincuenta, el pan de trigo y maíz, con levadura alimento básico dominante de la alimentación europea durante milenios, ha hecho avances importantes en todas las partes del mundo. Los mercados para una amplia variedad de productos horneados, basados en la harina blanca, se han extendido rápidamente a los países en desarrollo, incluso cuando los cereales no eran el alimento básico tradicional. Se prevé que esa tendencia continuará y se acelerará incluso, impulsada por la creciente mundialización de las industrias alimentarias, la difusión de los supermercados y la rápida urbanización que actualmente se producen en muchos países en desarrollo. Unas condiciones sociales y económicas rápidamente cambiantes están llevando también a un aumento de la utilización de aceites comestibles, junto con la sal y el azúcar, en muchos productos alimenticios comerciales cómodos, aunque contribuyan poco a una dieta saludable.

33. Esa evolución plantea una serie de desafíos a la industria alimentaria. Habrá una necesidad creciente de proporcionar alimentos más saludables y a la vez apetitosos que tengan un contenido menor de grasa total, sal y azúcar, pero sean más ricos en fibra alimentaria, minerales, vitaminas y una mezcla saludable de ácidos grasos. Cómo se hará frente a esos desafíos no resulta tan claro. Productos de grasa, sal y azúcar escasos son probablemente la respuesta más visible a unas necesidades cambiantes. La industria láctea de los países desarrollados es probablemente el mejor ejemplo de cómo una industria de elaboración ha atendido la creciente demanda de productos de bajo contenido de grasa, creando una serie de productos llamados "ligeros". Sin embargo, eso significa también que un exceso de grasas procedentes de la leche se abre camino hacia otros alimentos, como helados o postres, o se utiliza en productos de panadería. Otro método ha sido sustituir las grasas por almidones modificados de carbohidratos, gomas y geles de celulosa (por ejemplo, poliéster de sacarosa). Esos aditivos dan la sensación de la grasa sin su alto contenido de calorías, pero su consumo en gran cantidad puede tener también algunos efectos perjudiciales.

34. Surgen también desafíos para la industria de la elaboración y distribución de alimentos a causa de la creciente preocupación por la inocuidad de los alimentos, en particular cuando se trata de productos perecederos como las frutas y hortalizas. Esa preocupación, por ejemplo, ha producido un creciente reconocimiento de la importancia del enfoque "de la granja a la mesa", reflejado en la creciente atención que se presta a las iniciativas de garantía de calidad como las “buenas prácticas agrícolas”(BPA), el “análisis de peligros y de los puntos críticos de control”(APPC) y las “buenas prácticas de fabricación”(BPF). Las recomendaciones de los expertos pueden crear una mayor necesidad de esas u otras iniciativas, que ayudan a garantizar la inocuidad de los alimentos en toda la cadena alimentaria.

35. La infraestructura de apoyo (sistemas de transporte, almacenamiento, distribución y venta al por menor), que facilita el desplazamiento de los productos frescos y elaborados hasta los consumidores urbanos y de exportación, será también de importancia decisiva para hacer frente a los desafíos de controlar los costos, haciendo que los productos frescos y elaborados resulten más abordables para todos los grupos de ingresos de las ciudades. La evolución en el sector de elaboración de alimentos tendrá efectos en los elementos iniciales de la cadena alimentaria. Como el sector de elaboración responde a las necesidades de los consumidores, los elaboradores exigirán de los productores primarios productos agrícolas o pecuarios nuevos o modificados, con las expectativas consiguientes en cuanto a fechas de entrega y características de calidad.

IV. SEGUIMIENTO PROPUESTO DEL INFORME DE LOS EXPERTOS

A. Estrategia mundial de la OMS sobre dieta, actividad física y salud

36. En su 55º período de sesiones, celebrado en mayo de 2002, la Asamblea Mundial de la Salud instó a sus miembros a que colaboraran con la OMS a fin de elaborar una estrategia sobre dieta, actividad física y salud para la prevención y control de las enfermedades no transmisibles. El proyecto de estrategia se examinará en la 113ª reunión del Consejo Ejecutivo, en enero de 20047 y en el 57º período de sesiones de la Asamblea Mundial de la Salud, en mayo de 2004. La FAO colabora con la OMS en el desarrollo de esa tarea mundial, lo que incluye consultas con los organismos de las Naciones Unidas, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y el público en general.

37. De hecho, como parte de la estrategia mencionada, la FAO ha colaborado ya con la OMS en la elaboración de una iniciativa para promover la producción y el consumo de frutas y hortalizas, que se inició en noviembre de 2003. Esa iniciativa conjunta se basa en trabajos anteriores de la FAO para promover los huertos familiares y escolares, y reducir la malnutrición de micronutrientes.

B. Esferas específicas de examen

38. La FAO tiene que adaptar su labor en las esferas de la alimentación y la agricultura que forman parte de su mandato, a fin de hacer frente a los desafíos expuestos en el informe de los expertos. Los elementos propuestos, que se examinan a continuación, reconocen la coexistencia de condiciones en muchos países en desarrollo que los predisponen a la "doble carga" de la subnutrición y las enfermedades no transmisibles. Reconocen también la responsabilidad de la FAO de informar y proteger a los consumidores de alimentos, así como de promover el bienestar de los productores y agricultores en pequeña escala. Los programas de la FAO tienen que basarse en la complementariedad entre las políticas nutricionales y alimentarias, por un lado, y las políticas de desarrollo y comercio agrícola y rural, por otro.

i)   Considerar los hábitos alimentarios y sus repercusiones para la salud

39. El punto de partida de la Consulta de expertos y sus recomendaciones fue el de las tendencias mundiales en la composición de la dieta y sus efectos en la incidencia de las enfermedades no transmisibles. Esas tendencias se confirman por las conclusiones de un número limitado de encuestas de consumo alimentario nacionalmente representativas de países en desarrollo. Cuando se dispone de datos, éstos apoyan en general los cambios sobre los que se ha informado anteriormente, pero con diferencias significativas entre los hogares rurales y urbanos en cuanto al cambio de los hábitos de consumo. Es necesario documentar y confirmar claramente, mediante datos científicos fiables, en qué forma se reflejan los cambios de los hábitos de consumo alimentario en los cambios observados en los riesgos para la salud de las poblaciones. En la labor normativa de la FAO debería darse prioridad a la elaboración de un inventario de los actuales hábitos y tendencias del consumo de alimentos a nivel nacional, regional y mundial, así como a la vigilancia y análisis de esos hábitos y tendencias.

40. Se necesita también obtener información más fiable sobre hábitos y cambios del consumo efectivo de alimentos basada en encuestas representativas de consumo individual y de los hogares tanto de ambientes urbanos como rurales. Ello debería incluir una evaluación de la ingestión efectiva a nivel de consumidor individual en comparación con la disponibilidad a nivel de venta al por menor, es decir, teniendo en cuenta todas las pérdidas ocurridas con posterioridad a esa venta, lo que incluye, entre otras cosas, las pérdidas en los hogares en forma de alimentos suministrados a animales domésticos, sobras y otras formas de desechos domésticos. En los países desarrollados, esos desechos puede representar hasta el 30 por ciento de los alimentos adquiridos.

41. En colaboración con la OMS, será importante establecer vínculos más directos entre los cambios a veces radicales de los hábitos de consumo y los cambios de los parámetros de salud en los grupos de población urbanos y rurales, teniendo en cuenta la diferencia de género. Esos análisis complementarían la metodología de equilibrio alimentario de la FAO, al examinar los cambios cuantitativos de la ingestión nutricional y los cambios cualitativos de los hábitos de consumo, con objeto de promover regímenes alimentarios más saludables.

ii)   Interpretar las metas alimentarias a nivel de cada país

42. La FAO y la OMS trabajan ya para mejorar los hábitos de consumo de alimentos y el bienestar nutricional de los individuos y poblaciones, promoviendo el concepto de Directrices dietéticas basadas en los alimentos. Esas Directrices se basan en un análisis de los hábitos de consumo de alimentos y de prevalencia de enfermedades específicas del país o la región de que se trate, teniendo en cuenta los datos disponibles que vinculen los hábitos de consumo de alimentos específicos con la incidencia de una enfermedad. Las Directrices son un instrumento importante en la elaboración de políticas nacionales de alimentación y nutrición. La idea de difundir información y sensibilizar a los consumidores mediante las Directrices resulta más adecuada que la simple utilización de metas de nutrientes, ya que los consumidores piensan en los alimentos que comen y no en los nutrientes que éstos contienen. De esa forma, las Directrices son la base para la educación en materia de nutrición del público en general. Sin embargo, la aplicación de las Directrices supone un desafío en la práctica y hacen falta muchos esfuerzos para ayudar al público a seguirlas y cambiar sus hábitos de consumo. Por consiguiente, a fin de promover regímenes alimentarios saludables, puede ser útil examinar las experiencias del país respecto de las Directrices, documentar las lecciones esenciales aprendidas y determinar las prácticas óptimas y las limitaciones para mejorar la utilización y aplicación de las Directrices. Los sistemas de vigilancia para seguir los cambios de la dieta, la actividad física y los problemas de salud conexos son esenciales para que las partes interesadas del sector público y privado sigan los progresos, a fin de alcanzar las metas alimentarias del país y orientar las opciones y el calendario de las medidas necesarias para acelerar su logro. Es posible que haya que establecer o fortalecer esas medidas y los sistemas de información necesarios.

iii)   Apoyar la innovación en materia de productos alimenticios

43. La evaluación de los posibles efectos de los cambios alimentarios en los sistemas agrícolas presentada en este documento se ha limitado en gran parte a un examen general y cualitativo. Incluso a ese nivel general, es evidente que las decisiones adoptadas por el sector de elaboración de alimentos tienen efectos importantes en la dieta de una población y en el sector de producción agrícola conexo. Los elaboradores y vendedores al por menor de alimentos tratan de prever y responder a las demandas del mercado de forma que su negocio siga siendo viable. Un elemento esencial para ello es la creación de productos alimenticios nuevos y mejorados, acompañados de los métodos de venta al por menor que mejor sirvan a sus consumidores. La naturaleza de los productos alimenticios puestos a disposición de los consumidores constituye un instrumento poderoso para cambiar sus hábitos alimentarios. A fin de introducir nuevos productos alimenticios y aumentar la disponibilidad de los que ya se utilizan, como frutas y hortalizas frescas, es necesario tomar en consideración factores como: i) las numerosas interacciones e interdependencias entre los diversos mercados agrícolas; ii) los efectos de factores no agrícolas (urbanización, cambio estructural en la industria de elaboración de alimentos, consolidación de los cauces de distribución de alimentos y aparición de supermercados en los países en desarrollo), y iii) los efectos de otras reformas de políticas que puedan aplicarse paralelamente (por ejemplo, las que promuevan un comercio y corrientes de inversión más libres, la integración regional, etc.). Esos factores pueden aumentar, así como contrarrestar, los efectos de las recomendaciones nutricionales propuestas.

44. La FAO puede desempeñar un papel importante en el aumento de la capacidad de los elaboradores de alimentos mediante la difusión de prácticas óptimas en la innovación en materia de productos alimenticios y de elaboración de alimentos. El proceso de innovación alimentaria general se compone de dos elementos de importancia decisiva: i) la capacidad para comprender las características nutricionales de los alimentos deseados por una población y la forma en que contribuyen a una dieta conveniente (o no conveniente, según los casos), y ii) la capacidad de aplicar los procesos de transformación de alimentos conocidos para modificar los productos ya utilizados o crear otros nuevos que puedan mejorar la naturaleza nutricional de esos elementos. En el caso de las frutas y hortalizas frescas, el informe declara de forma inequívoca que su consumo debe aumentar. La FAO tiene capacidad para contribuir al aumento de la producción, mejorando la manipulación con posterioridad a la cosecha a fin de mantener la calidad y la inocuidad y creando una demanda dentro de una población. Como ocurre con los alimentos elaborados, puede ser necesario innovar en la forma de presentar al consumidor las frutas y hortalizas frescas (por ejemplo, ensaladas empaquetadas en lugar de lechugas enteras).

iv)   Examinar las políticas y medidas en materia de alimentación y nutrición

Demanda: sensibilización del consumidor y promoción de regímenes alimentarios saludables

45. Para que los consumidores disfruten de regímenes alimentarios saludables, tienen que expresar una demanda consecuente, y los alimentos demandados tienen que estar disponibles en el mercado. Un paso importante para lograr los cambios convenientes en la demanda es que los consumidores tengan conciencia de qué es lo que constituye una dieta saludable. Los determinantes generales de las actitudes de los consumidores hacia el consumo y los estilos de vida son complejos, y además de depender de los ingresos y los precios de los alimentos, las elecciones alimentarias se ven influidas por muchos factores, entre ellos las tradiciones sociales y culturales, las preferencias de gusto y la presentación y comercialización.

46. Una educación y comunicación nutricional adecuada puede ayudar a promover prácticas alimentarias saludables. Por lo que respecta a la educación nutricional, debe centrarse la atención en quienes prestan servicios formativos, proporcionando información a los consumidores, en particular mediante el etiquetado adecuado de los elementos y trabajando con los medios de comunicación. Las intervenciones eficaces van más allá de las necesidades de la persona individual y deben orientarse también a los encargados de formular las políticas, a las redes de profesionales y las asociaciones de consumidores, y a una serie de actores que influyen en los regímenes alimentarios y los estilos de vida saludables. En el caso de los individuos, el hecho de adoptar hábitos alimentarios saludables, junto con una actividad física adecuada desde una edad temprana, producirá beneficios para la salud durante toda la vida. La FAO tendrá que iniciar y ensayar nuevas estrategias para ayudar a los Estados Miembros a elaborar programas e intervenciones generales de educación nutricional, y aplicar políticas y medidas que permitan a los individuos tomar decisiones alimentarias más saludables.

47. El ambiente escolar puede desempeñar un papel decisivo en el desarrollo de actitudes positivas en la generación más joven hacia una alimentación saludable y la actividad física. Las políticas escolares que influyen en las elecciones alimentarias (cafeterías escolares, programas de alimentación escolar y puestos de venta de alimentos) pueden mejorar y complementar la educación nutricional para desarrollar hábitos alimentarios y estilos de vida saludables durante toda la vida. Las alianzas con las partes interesadas de la comunidad son mutuamente beneficiosas y ayudan a acelerar los cambios de comportamiento individual necesarios para mejorar los hábitos y estilos de vida alimentarios, tanto a corto como a largo plazo.

Suministro: ajuste de la producción y otros vínculos de la cadena alimentaria

48. Se prevé que los ajustes del suministro derivados de un cambio de la demanda, a favor de alimentos más sanos, se lograrán mediante las fuerzas del mercado, las políticas gubernamentales y los avances tecnológicos que afectarán al sistema alimentario. Los incentivos y desincentivos necesarios para los cambios de producción dependen de consideraciones de salud y de la demanda de productos alimenticios y, por consiguiente, de sus precios en el mercado. Sin embargo, los mercados rara vez son perfectos, y la oferta puede no responder a los cambios de precio. Puede que se necesite también el apoyo público para evitar costos de ajuste excesivamente elevados. Tal vez sea necesario examinar las políticas internas vigentes, por sectores de productos, para identificar las subvenciones al consumo o acuerdos comerciales ventajosos para alimentos no convenientes, y las limitaciones de suministro u obstáculos a la importación de alimentos convenientes. Al mismo tiempo, es probable que sea necesario adoptar políticas para: i) ayudar a los agricultores a desplazar recursos de la producción de productos menos convenientes a la de otros más convenientes (las frutas y hortalizas pueden ofrecer atractivas oportunidades de producción y comercio), y ii) ayudarles a modificar sus métodos de producción, por ejemplo produciendo animales de carne más magra para el mercado.

49. Cierto número de cuestiones que se están planteando pueden influir en la disponibilidad de productos que conducen a regímenes alimentarios saludables. Entra esas cuestiones se encuentran las siguientes: los efectos de los sistemas de producción intensiva y sus consecuencias ambientales; los desafíos relacionados con una mejor calidad alimentaria (es decir, carne magra) de la producción pecuaria y de aves de corral, y el papel que puede desempeñar probablemente en ello la biotecnología; la necesidad de evaluar y adoptar buenas prácticas agrícolas para mejorar la calidad e inocuidad de los alimentos; los efectos de las cadenas alimentarias más largas debidas a vías de transporte y almacenamiento también más largos, con mayor riesgo de deterioro; el uso y abuso de agentes conservantes y contaminantes; y los efectos de los cambios en la composición de las variedades, la pérdida de variedades de cultivo tradicionales, su menor utilización en la dieta diaria, etc. Todas esas cuestiones son de interés para la labor de la FAO en la agricultura y la alimentación, y tendrán que abordarse como preocupaciones que surgen a raíz de los cambios de los hábitos y las tendencias de consumo derivadas de los cambios de los hábitos y tendencias del consumo que acompañan al desarrollo económico. .

V. EXAMEN QUE HABRÁ DE ABORDAR EL COMITÉ DE AGRICULTURA

50. En el presente documento se han recogido las principales recomendaciones de la Consulta OMS/FAO de expertos (y de las ulteriores consultas con las partes interesadas) sobre dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas. Se ofrece un análisis preliminar de los elementos esenciales derivados de esas recomendaciones: i) considerar los hábitos alimentarios y sus repercusiones en la salud; ii) interpretar las metas alimentarias a nivel de cada país; (iii) apoyar las innovaciones en materia de productos alimenticios, y iv) examinar las opciones y medidas respecto de las políticas en materia de agricultura y alimentación. Ésas son las esferas que se proponen para la labor de seguimiento de la FAO, con la orientación del Comité de Agricultura.

51. En particular, se solicita la aprobación del Comité de Agricultura en tres direcciones principales que puede tomar la Organización en su labor al servicio de los Estados Miembros:

 

ANEXO

EL CONCEPTO DE METAS DE INGESTIÓN DE NUTRIENTES POR LA POBLACIÓN

1. Muchos informes de expertos del pasado, tanto nacionales como internacionales, han sido un tanto ambiguos en cuanto a la aplicación pretendida de las metas o directrices recomendadas para mantener la buena salud o prevenir las enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta. Una comparación internacional de esas recomendaciones muestra la falta de diferencias importantes entre ellas, a pesar de que se refieren a diferentes grupos de población. No obstante las divergencias entre los grupos de expertos nacionales en cuanto a los papeles relativos de los constituyentes alimentarios como causa de enfermedades específicas, las recomendaciones alimentarias son, en general, muy similares. Sin embargo, aunque no todos los grupos de expertos hacen recomendaciones cuantitativas, parece existir un consenso claro sobre el mensaje, la dirección conveniente del cambio e incluso, cuando se especifican, los objetivos cualitativos. Además, las recomendaciones no parecen diferir en las metas alimentarias para los países industrializados o los países en desarrollo.

2. En el informe de la Consulta OMS/FAO de expertos se hacen recomendaciones explícitas sobre nutrientes. Se subraya que son metas de ingestión de la población y no directrices alimentarias individuales. A diferencia de la mayoría de grupos de expertos nacionales, que generalmente se refieren a un solo grupo de población, en el informe se recomiendan, en la mayoría de los casos, límites superiores e inferiores para las metas de ingestión de nutrientes, reconociendo que algunas poblaciones a nivel mundial pueden registrar niveles de ingestión inferiores al límite recomendado (y por consiguiente deben aumentarlas al menos hasta ese mínimo), mientras que otras registran niveles de ingestión superiores al límite máximo (y en consecuencia deben reducirlas).

3. El concepto de metas de ingestión de nutrientes se basa en la hipótesis de que la prioridad máxima es garantizar una distribución equitativa de los alimentos disponibles de acuerdo con las necesidades individuales. La mayoría de las directrices nutricionales se ocupan de las necesidades estimadas de los individuos y determinan la ingestión mínima para satisfacer sus necesidades nutricionales. Sin embargo, reconociendo los efectos perjudiciales que pueden producir unos niveles de ingestión excesivamente altos de ciertos nutrientes, se ha elaborado el concepto de límite de ingestión seguro. Las metas de ingestión de nutrientes por la población siguen ese enfoque y se centran en mantener un bajo riesgo para esa población más que un bajo riesgo individual. Las metas de ingestión de nutrientes por la población se definen así como la ingestión media de la población que se considera compatible con el mantenimiento de la salud de esa población. La salud, en ese contexto, se caracteriza por la baja prevalencia de enfermedades relacionadas con la dieta en la población. En otras palabras, lo que interesa es la distribución completa de las cantidades de ingestión, caracterizada por el promedio de ingestión per cápita, y no la ingestión de los individuos en cuanto tales.

4. La Figura 1 ilustra ese concepto. En el informe de los expertos se subraya que, como las metas de ingestión de nutrientes por la población se refieren a promedios de ésta, el cambio agregado sería considerablemente mayor que el pretendido si se aplicara a la dieta de los individuos. Ese aspecto queda ilustrado también en la Figura 2, en el caso de un nutriente como las grasas saturadas o el azúcar, en que la recomendación es una meta de ingestión de nutriente por la población del 10 por ciento de la energía total de la dieta diaria. Además, la intención es que las metas de nutrientes de la población se adapten a los regímenes alimentarios y las poblaciones, teniendo en cuenta las circunstancias locales. Al actuar así se reconoce que, en una distribución de población determinada, el 50 por ciento de la población tiene una ingestión mayor que la meta de ingestión de nutriente recomendada para esa población. El objetivo es garantizar que el promedio de la población progrese hacia la meta recomendada, a fin de reducir el riesgo, dentro de la población, de enfermedades relacionadas con la dieta. Esas metas se expresan específicamente en términos numéricos y no en aumentos o disminuciones de la ingestión de nutrientes específicos, como se hace con frecuencia en las directrices alimentarias basadas en los alimentos, ya que los cambios convenientes, al alza o a la baja, dependen de la ingestión existente del nutriente en una población determinada, en relación con su riesgo de enfermedad.

Figura 1. Concepto de meta de nutrientes de población

Las distribuciones de ingestión de nutrientes de tres poblaciones hipotéticas se indican por tres curvas acampanadas. Los riesgos que acompañan a la insuficiencia y el exceso aparecen en los dos extremos. Las poblaciones con una ingestión de nutrientes media situadas entre los límites inferior y superior evitan los riesgos significativos de la insuficiencia y el exceso.

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Grasas saturadas o azúcares libres
(porcentaje de energía)

Esta figura muestra la distribución de la ingestión de grasas saturadas o de azúcares libres para tres poblaciones hipotéticas que corresponden a: 1) una población existente cuya ingestión de azúcares libres es mayor que la recomendada por la Consulta OMS/FAO de expertos (derecha); 2) una población que ha alcanzado la meta de población de una ingestión máxima del 10 por ciento de la energía en azúcares libres (centro); y 3) una población en la que casi todos los individuos tienen una ingestión inferior al 10 por ciento, como resultado de una interpretación equivocada de la meta de población como meta individual (izquierda).

___________________________

1 Consulta OMS/FAO de Expertos sobre dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas. OMS, Serie de Informes Técnicos, Nº 916, Organización Mundial de la Salud, Ginebra 2003. El informe está disponible (en inglés) en: http://www.fao.org/DOCREP/005/AC911E/AC911E00.HTM y http://www.who.int/hpr/NPH/docs/who_fao_expert_report.pdf.

2 COAG/2003/Inf.18 - Nota informativa sobre una Evaluación Conjunta FAO/OMS del Codex Alimentarius y otros trabajos de la FAO y la OMS sobre normas alimentarias, 17º período de sesiones del COAG, 31 de marzo – 4 de abril de 2003.

3 Informe del Consejo de la FAO, 124º período de sesiones, Roma, 23-28 de junio de 2003, párrafo 31.

4 Los Miembros disponen del informe de la Consulta OMS/FAO de Expertos en el 18º período de sesiones del COAG, como documento COAG/2004/Inf.1.

5 Los datos científicos pertinentes relacionados con los vínculos entre dieta y enfermedad figuran en el informe de los expertos, en los capítulos correspondientes a cada sección.

6 Informe sobre la salud mundial, 2002: Reducir los riesgos y promover una vida sana. Organización Mundial de la Salud, Ginebra, 2002.

7 Prevención integrada de las enfermedades no transmisibles. Proyecto de estrategia mundial sobre régimen alimenticio, actividad física y salud, punto 3.7 del orden del día 3.7, Tema 3.7 del programa provisional, disponible en http://www.who.int/gb/EB WHA/PDF/EB113/eeb11344a1.pdf