C 2005/INF/9




Conferencia


33º período de sesiones

Roma, 19-26 de noviembre de 2005

24ª disertación en memoria de McDougall


DISERTACIÓN EN MEMORIA DE FRANK L. MCDOUGALL PRONUNCIADA POR DAVID BECKMANN, PRESIDENTE DEL MOVIMIENTO BREAD FOR THE WORLD Y DE LA ASOCIACIÓN ALLIANCE TO END HUNGER DE LOS ESTADOS UNIDOS, EL 19 DE NOVIEMBRE DE 2005

Excelentísimos señores, señoras y señores, tengo el honor de dirigirme a ustedes en esta ocasión. Ustedes representan a los ministros de agricultura y asuntos exteriores del mundo, a los organismos de las Naciones Unidas y a redes de la sociedad civil. El mundo les contempla buscando un liderazgo para vencer al hambre.

Esta disertación lleva el nombre de Frank McDougall, el australiano con visión de futuro que propuso la creación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Honramos también a otras personas que han pronunciado esta disertación a lo largo de los años: pioneros como Julius Nyerere, Presidente de Tanzania, John D. Rockefeller de la Fundación Rockefeller y Boutros Boutros-Ghali, Secretario General de las Naciones Unidas.

Doy las gracias al Director General, Jacques Diouf, por haberme invitado a pronunciar este año la disertación en memoria de McDougall. Permítanme aprovechar también la oportunidad para expresar mi agradecimiento a los dirigentes y al personal de las tres organizaciones de las Naciones Unidas relacionadas con la alimentación: la FAO, el Programa Mundial de Alimentos y el FIDA. Deseo rendir también un tributo especial al Embajador Tony Hall y a la Subdirectora General Eva Clayton, a los que cuento entre mis asesores personales.

Esta disertación tiene tres partes. En primer lugar, creo que les interesará saber más sobre Bread for the World (Pan para el Mundo). Somos un movimiento de base dentro de los Estados Unidos y nuestros miembros han demostrado repetidamente que pueden conseguir que el gobierno de ese país haga cosas que son importantes para quienes padecen hambre en todo el mundo. En segundo lugar, deseo afirmar más en general que la construcción de una voluntad política es la clave del avance contra el hambre. Por último, quiero formular a esta importante audiencia algunas sugerencias acerca de algunas formas específicas en las que ustedes pueden contribuir a construir la voluntad política necesaria para poner fin a la propagación del hambre.

Bread for the World

En 1974, un pastor llamado Arthur Simon y varios otros dirigentes de iglesias leyeron los informes de la primera Conferencia Mundial de la Alimentación. Se percataron de que se prodría acabar con el hambre en el mundo con solo poder reunir la voluntad política necesaria. Así pues invitaron a personas e iglesias de los Estados Unidos a formar una red que presionara a los dirigentes elegidos de nuestro país a hacer más para superar el hambre.

Bread for the World tiene ahora 57 000 miembros, e incluye a 2 500 congregaciones. Movilizamos cada año a un cuarto de millón de contactos de los electores con los miembros del Congreso de los Estados Unidos. Incluimos una amplia gama de iglesias cristianas y colaboramos con organizaciones judías, musulmanas y laicas. Bread for the World ayuda a las personas interesadas a informarse sobre cuestiones de política que son importantes para quienes padecen hambre y organizamos campañas nacionales para hacer aprobar leyes contra el hambre. Estamos orgullosos de compartir nuestro nombre con Bread for the World de Alemania, pero somos organizaciones completamente separadas.

Creo que la forma mejor de explicar Bread for the World es contarles algo sobre nuestros miembros de Birmingham, Alabama. Hace diez años, una joven madre llamada Pat Pelham y su amiga Elaine Van Cleave empezaron a organizar actividades relacionadas con Bread for the World. Son personas de fe y Pat se sentía llamada por Dios a hacer algo para luchar contra el hambre en África. Estas mujeres son presbiterianas, pero conocieron Bread for the World a través de un sacerdote católico, el Padre Martin Muller. Pat y Elaine empezaron a organizar un acto en su iglesia en el que se participó su representante en el Congreso, Spencer Bachus.

En 1998, activistas del Reino Unido emprendieron la campaña del jubileo para cancelar las deudas de los países pobres. Organismos de iglesias de Estados Unidos y Bread for the World redactaron una legislación para presentarla al Congreso. Después, en 1999, Spencer Bachus fue nombrado presidente del correspondiente subcomité del Congreso. Entonces, llamé por teléfono a Pat Pelham.

Pat y Elaine vinieron a Washington. Trajeron una petición firmada por 400 miembros de la iglesia del Padre Muller. Spencer Bachus reconoce ahora sinceramente que entonces no sabía casi nada sobre la pobreza o la deuda internacionales. Pero sus votantes le hablaron de corazón sobre las razones por las que estas cosas eran importantes para ellas, y Spencer Bachus se convirtió en un potente defensor de la reducción de las deudas de los países de bajos ingresos.

A los de Bread for the World de Birmingham no les bastó una reunión. Organizaron más actos comunitarios, esta vez, para celebrar el liderazgo de Bachus al respecto. Convencieron al periódico local a que escribiera sobre ello. Consiguieron que miembros de unas 20 iglesias de Birmingham escribieran cartas al Congreso. Construyeron una voluntad política.

Decenas de miles de personas de otros lugares de todos los Estados Unidos hicieron una labor semejante para conseguir el apoyo de sus representantes en el Congreso. Grupos de otros muchos países trabajaron también activamente en la campaña del jubileo. Al final, los pagos anuales de la deuda de 25 de los países más pobres del mundo se redujeron en 1 000 millones de dólares al año. En esos países, hay muchos más niños en las escuelas y más medicinas en las clínicas rurales.

Visité Uganda el año pasado y tuve la ocasión de reunirme con muchachas que estudiaban para obtener el título de la escuela primaria, gracias a que Uganda pudo eliminar el pago de los derechos de matrícula escolar con los recursos ahorrados de los pagos de sus deudas. Las muchachas que saben leer y escribir serán mejores madres y mejores agricultoras.

Cuando el Presidente Clinton firmó la legislación que financiaba la intervención de los Estados Unidos en el alivio de la deuda para los países pobres, fui invitado a presentarlo. El Presidente Clinton atribuyó a Spencer Bachus el mérito de haber contribuido decisivamente a la consecución de la aprobación del Congreso. Y yo se lo atribuí a Pat Pelham, Elaine Van Cleave y Martin Muller. No creo que el mundo habría cancelado las deudas de los países de bajos ingresos si estas personas no hubieran presionado tan eficazmente a su representante en el Congreso.

Bread for the World ayuda a personas y grupos interesados a lograr resultados. La organización nacional promueve campañas, dirige el trabajo desde Washington y proporciona material y apoyo a nuestros voluntarios de base.

Desde la aprobación de la legislación de alivio de la deuda en 2000, Bread for the World ha centrado sus esfuerzos en conseguir que los Estados Unidos aumenten la asistencia para el desarrollo enfocada a la pobreza. De hecho, los Estados Unidos han duplicado su asistencia para el desarrollo durante los últimos cinco años y Bread for the World contribuyó a ello. El año pasado, Bread for the World unió sus fuerzas con Bono, la estrella irlandesa del rock, y con muchos otros grupos de la Campaña ONE. ONE es la encarnación en los Estados Unidos de la campaña por los objetivos del Milenio, y 1,5 millones de personas (muchos de ellos jóvenes) reciben ahora de esta campaña correos electrónicos sobre la lucha contra la pobreza y el SIDA en el mundo. Los 8 conciertos de este verano – uno de ellos justo aquí, enfrente a la FAO – nos ayudaron a convencer al Presidente Bush y a sus colegas del G8 a comprometerse más en el alivio de la deuda y a aumentar la asistencia para el desarrollo destinada a África y otras partes del mundo.

Dentro de los Estados Unidos, 38 millones de personas viven en hogares que adolecen de inseguridad alimentaria. Estas personas no padecen hambre en la misma medida que los 850 millones de personas subnutridas que viven en países en desarrollo. Pero en muchos hogares de bajos ingresos de los Estados Unidos, las familias quedan a veces sin alimentos. Por ello, Bread for the World se está oponiendo actualmente a las propuestas del Presidente Bush y de muchos miembros del Congreso que tratan de recortar el programa de cupones de alimentos y otros programas de asistencia a las personas de bajos ingresos de nuestro país. Estamos insistiendo en que, en lugar de ello, se apruebe la ley para liberar del hambre a las comunidades, que confirmaría su compromiso de reducir a la mitad, para 2010, la inseguridad alimentaria en los Estados Unidos y de ayudar a los grupos comunitarios a acabar con el hambre a nivel local.

Bread for the World asumió el liderazgo en la organización de Alliance to End Hunger, la alianza para acabar con el hambre en los Estados Unidos. Les agradecemos todo lo que han hecho ustedes y los organismos de las Naciones Unidas con sede en Roma para poner en marcha la Alianza Internacional contra el Hambre y las alianzas nacionales en muchos países. La Alianza de los Estados Unidos ha reunido a distintos grupos religiosos, instituciones benéficas, fundaciones, asociaciones, sindicatos y personas privadas con vistas a crear una voluntad pública para poner fin al hambre en nuestro país y en todo el mundo. La Alianza de los Estados Unidos ha llevado a cabo encuestas y otros estudios sobre las opiniones de los votantes estadounidenses acerca del hambre. Una gran mayoría de los votantes desean que nuestro Gobierno emprenda iniciativas eficaces para reducir el hambre en nuestro país y en todo el mundo. Los miembros de la Alianza planean tratar de reunirse con los posibles candidatos al cargo de Presidente de los Estados Unidos para exhortarles a manifestarse a favor de las iniciativas encaminadas a reducir el hambre y la pobreza.

He hablado hasta ahora de mi propia experiencia. Hay otras formas de construir una voluntad política y, en los distintos países, pueden tener sentido diferentes estrategias. Sin embargo, Bread for the World – y la Alliance to End Hunger de los Estados Unidos – proporcionan ejemplos de lo que debe hacerse de distintas formas en cada país del mundo y en una escala mucho mayor. La clave para reducir el hambre es la construcción de una voluntad política.

Construcción de una voluntad política

El mundo ha reconocido desde hace tiempo que se puede progresar rápidamente en la lucha contra el hambre. El costo de la terminación del hambre en el mundo es fácilmente asequible. Pueden superarse las dificultades técnicas y los problemas de la aplicación de las medidas necesarias. La limitación más atenazadora es la falta de compromiso político. Durante los últimos decenios, muchos informes y conferencias sobre el hambre en el mundo han concluido con una lista de medidas propuestas y con un llamamiento pidiendo más voluntad política.

Pero ningún informe ni conferencia debería volver jamás a concluir de esa manera. En lugar de ello, el análisis debería continuar proponiendo medidas específicas para crear la voluntad política necesaria.

Los gobiernos son el lugar principal de la voluntad política. Los programas gubernamentales pueden reducir o incrementar el hambre en gran escala. Las políticas de los gobiernos establecen el marco en el que las personas, las empresas y la sociedad civil pueden contribuir al avance en la lucha contra el hambre. Cada político o funcionario puede aportar así importantes contribuciones a los progresos contra el hambre.

Pero muchas personas que participan en el gobierno tienen a veces medios limitados para actuar. Por ello, es importante crear y fortalecer instituciones gubernamentales dedicadas a reducir el hambre y la pobreza: por ejemplo, crear un programa de extensión para pequeños agricultores de zonas pobres del país o fortalecer la dirección de nutrición de un ministerio de agricultura.

Necesitamos también personas y organizaciones fuera de los gobiernos que impulsen la acción del gobierno para reducir el hambre. Los partidos políticos, la sociedad civil, las organizaciones de personas pobres, los medios de difusión, las empresas y personas activas pueden aportar mucho para la creación de una voluntad política. Y un compromiso político constante depende de la creación sistemática de instituciones fuera del gobierno, que impulsen el avance contra el hambre durante varios decenios.

Las organizaciones internacionales pueden ayudar. Influyen en los gobiernos y difunden ideas e información a las personas de todo el mundo. La primera Conferencia Mundial de la Alimentación generó Bread for the World y muchos otros grupos contra el hambre.

La construcción de una voluntad política es un proyecto. Como otros proyectos, requiere conocimientos técnicos. Los conocimientos que Bread for the World tiene sobre la forma de construir la voluntad política se derivan principalmente de nuestra propia experiencia activista. Hemos buscado estudios sobre cómo construir una voluntad política para reducir el hambre y la pobreza y nos ha sorprendido comprobar la escasa literatura que hemos podido encontrar. Lo que hemos aprendido lo hemos resumido en un documento destinado al Grupo de Trabajo del Milenio sobre el Hambre. Puede consultarse en los sitios web de Bread for the World (www.bread.org) y de Alliance to End Hunger de los Estados Unidos (www.alliancetoendhunger.org). Pero necesitamos más estudios de casos y análisis.

La construcción de una voluntad política cuesta también dinero. Las personas comprometidas en la creación de un compromiso dedicaron gran parte de su tiempo a la recaudación de fondos, y muchos esfuerzos de creación de compromiso fracasan por falta de dinero.

Bread for the World no recibe ningún dinero del gobierno de los Estados Unidos. Pero hemos comprobado que cada dólar de nuestro propio presupuesto tiene el potencial de conseguir que se destinen al menos 100 dólares de fondos públicos para programas eficaces que ayuden a las personas hambrientas. Nuestra experiencia nos indica que las inversiones en creación de compromiso producen altos rendimientos. Pero esta relación empírica indica también que se necesita una inversión considerablemente mayor. Calculando por lo bajo, para alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio se necesitarán 50 000 millones de dólares más cada año en asistencia para el desarrollo. Si queremos que los Estados Unidos aporten 13 000 millones estos 50 000 millones de dólares adicionales, necesitaremos decenas de millones de dólares más cada año para actividades de promoción y las actividades conexas de educación en los Estados Unidos. Afortunadamente, está aumentando de hecho la financiación para la sensibilización sobre las cuestiones de la salud y la pobreza en el mundo. Están ayudando varias fundaciones importantes y están creciendo también las contribuciones públicas.

La creación de un compromiso deberá ser también un componente planificado de muchas actividades de desarrollo en todo el mundo y hay que financiarla. La asistencia oficial para el desarrollo no es apropiada para cierta labor de política, por lo que necesitamos crear nuevas fuentes y canales de financiación.

Es especialmente importante la labor de creación de compromiso entre la misma población pobre. Los programas que se supone ayudan a los pobres no llegan en muchos casos a ellos o funcionan bien sólo en el punto de la entrega. Los gobiernos suelen tener otras preocupaciones y adoptan medidas que prescinden completamente de las necesidades de los pobres o los perjudican. En cambio, las organizaciones de pequeños agricultores, las organizaciones comunitarias, algunos organismos religiosos y algunos partidos políticos defienden mejor los intereses de los pobres.

Dos de mis colaboradores visitaron recientemente el Senegal y quedaron impresionados por la Union des Groupements Paysans de Mekhe, localidad situada a 120 kilómetros de Dakar. Se trata de una pequeña ONG. La mayor parte de los 15 miembros de su personal son personas locales que frecuentaron la universidad y han vuelto a su país. Disponen de poca financiación exterior, pero proporcionan conocimientos prácticos, alfabetización e instalaciones de almacenamiento a los agricultores. Ayudan a los agricultores a actuar de forma más empresarial y les enseñan a defender sus intereses. Estos activistas de Mekhe, Senegal, me recordaron a los activistas de Bread for the World de Birmingham, Alabama.

La creación de un compromiso entre los pobres empieza desde la base, pero tiene también repercusiones a nivel nacional. En Etiopía actualmente hay organizaciones no gubernamentales que están asumiendo grandes riesgos manifestándose contra manipulaciones que amenazan con socavar los progresos importantes que ha logrado Etiopía en los últimos años.

Recomendaciones

Permítanme que ofrezca ahora cuatro recomendaciones a sus funcionarios que están reunidos aquí en Roma ahora mismo.

En primer lugar, les insto a que utilicen el poder que tienen dentro de su propio país para prestar ayuda y dar oportunidades a las personas hambrientas. En cuanto funcionarios gubernamentales, ustedes pueden apoyar políticas y programas que ayuden a los pobres de las zonas rurales a mejorar sus medios de subsistencia. Pueden incrementar la inversión pública en la asistencia nutricional a las personas hambrientas, especialmente a los niños.

Ustedes pueden abrir las puertas del poder a grupos de su sociedad que representan los intereses de los hambrientos. Cuando los funcionarios de agricultura trabajan con asociaciones de agricultores pobres o grupos de promoción y defensa, los ayudan a fortalecerse. Deseo destacar el hecho de que la iniciativa Hambre Cero del Brasil incluye esfuerzos importantes para movilizar a la sociedad brasileña en la lucha contra el hambre.

Una segunda recomendación es que utilicen ustedes las reuniones de los próximos días para impulsar los progresos en la asistencia para el desarrollo y el comercio.

Las naciones del mundo han acordado incrementar la asistencia para el desarrollo y mejorar la utilización de los recursos financieros en los países que reciben la ayuda. Ustedes pueden vigilar los progresos. Bread for the World elogió al Presidente Bush cuando, en la Cumbre del G8 de este año, prometió duplicar, para 2010, la asistencia para el desarrollo que los Estados Unidos destinan a África y proporcionar el doble de asistencia para el desarrollo en general. Pero debo informar ahora de que ha permitido a su propio partido recortar en más de la mitad el aumento de la asistencia para el desarrollo que propuso para el año próximo. Aún así, el aumento de la asistencia para el desarrollo centrada en la pobreza será de 1 000 millones de dólares. No obstante, pido al Presidente Bush que se mantenga personalmente empeñado en esta cuestión y se asegure de que nuestra nación cumpla las promesas que ha hecho en nuestro nombre a la población pobre y hambrienta de todo el mundo.

La ronda de Doha de negociaciones comerciales multilaterales podría proporcionar mejores medios de subsistencia a millones de las personas más pobres del mundo. Éstas se beneficiarían de las reducciones de las subvenciones a la agricultura que distorsionan el comercio, de un mejor acceso a los mercados de los países industrializados y de la asistencia extraordinaria a los países pobres para la creación de capacidad a fin de que puedan aprovechar las oportunidades del comercio. Pero las negociaciones de Doha parecen encontrarse en punto muerto y necesitamos que los ministros de comercio realicen un avance decisivo en la reunión que celebrarán el mes próximo en Hong Kong. De no producirse un avance decisivo pronto, es probable que se retrase varios años la conclusión de un nuevo acuerdo comercial multilateral.

Europa tiende a ser más progresista que los Estados Unidos en cuestiones de asistencia para el desarrollo, pero su posición actual en relación con las cuestiones de comercio agrícola es, a mi juicio, menos progresista. Se trata de cuestiones difíciles y complicadas, pero las personas aquí reunidas se encuentran en condiciones especialmente favorables para abrir las puertas a una Ronda de Doha exitosa. ¿Pueden algunos de ustedes remediar la actual parálisis de las negociaciones sobre comercio agrícola? Si pueden, todo el mundo, incluidas muchas familias que luchan con el hambre, se beneficiará gracias a su esfuerzo y creatividad.

Mi tercera recomendación es que ustedes fortalezcan la Alianza Internacional contra el Hambre. He aquí algunas sugerencias concretas:

Ø Crear alianzas nacionales contra el hambre en más países y asignar a las instituciones no gubernamentales una función más decisiva en las alianzas nacionales.

Ø Aprobar la propuesta de la FAO de agrupar sus funciones de comunicación pública y aumentar el personal para la Alianza Internacional.

Ø Apoyar los esfuerzos de la FAO, el Programa Mundial de Alimentos y el FIDA para contribuir a crear un compromiso político: sus conferencias e informes; el apoyo de la FAO a la Alianza Internacional y el Día Mundial de la Alimentación; “Caminando por el Mundo” del Programa Mundial de Alimentos y su próxima iniciativa contra el hambre de los niños; y la alentadora labor del FIDA para fortalecer organizaciones de personas pobres.

Ø Alentar la colaboración entre los tres organismos de las Naciones Unidas relacionados con la alimentación en sus esfuerzos de movilización del público. Es más fácil que la sociedad civil se concentre en torno a sus dirigentes cuando éstos actúan unidos. Por ejemplo, han unido sus fuerzas en apoyo de la Alianza Internacional.

Ø Por último, la Alianza Internacional (www.iaaph.net) debería unirse cada vez más a esfuerzos complementarios. En la Campaña “More and Better” se unen ONG de 25 países para impulsar una financiación mayor y mejor de la agricultura, el desarrollo rural y la nutrición (www.moreandbetter.org) y actualmente hay en muchos países proyectos o campañas relacionados con los objetivos del Milenio (www.whiteband.org).

Mi cuarta y última recomendación se relaciona con el Foro Especial previsto para septiembre de 2006. Se celebrará diez años después de que las naciones del mundo prometieran reducir a la mitad el hambre en el mundo para 2015; por ello, les insto a ustedes a que utilicen el evento de septiembre para intensificar el compromiso político. Es difícil juzgar si las grandes reuniones internacionales valen lo que cuestan. Pero sería valioso aunar a las distintas organizaciones de todo el mundo que trabajan para terminar con el hambre. Muchos grupos de la sociedad civil no pueden pagarse viajes internacionales. Otros tipos de instituciones, incluyendo empresas, asociaciones agrarias y universidades, deberían formar parte también del conjunto. La Alianza Internacional y la Campaña “the More and Better” han identificado ya organizaciones comprometidas en muchos países. El reunirlas a todas ellas haría que la Alianza Internacional estuviera vigente y aportara un rico caudal de experiencia a la atención internacional. Organizaciones interesadas de todo el mundo unirían sus fuerzas de nuevas formas para acabar con el hambre. La Alliance to End Hunger de los Estados Unidos desearía ayudar a traer a Roma a una diversidad de organizaciones estadounidenses interesadas el próximo septiembre.

Los planes para septiembre de 2006 deberían incluir también un programa especializado para conseguir que los medios de comunicación de masas dieran la debida cobertura a las cuestiones del hambre y la pobreza. ¿Seremos capaces de organizar una reunión del Papa Benedicto con Bono y Bill Gates el próximo septiembre? Cada uno de ellos habla insistentemente al mundo sobre la pobreza mundial y juntos podrían convencernos a todos de que, en estos momentos, el mundo podría estar despertándose para conseguir un avance histórico contra el hambre, la pobreza y la enfermedad.

La Cumbre Mundial de las Naciones Unidas de este año trató muchas cuestiones, incluidos todos los objetivos del Milenio. Podría ser oportuno centrar la atención en 2006 sobre el primer objetivo: erradicar la pobreza extrema y el hambre. Algunos gobiernos son reacios a comprometerse en una cumbre a la que asistirían los Jefes de Estado, pero las cumbres no son sólo pompa y discursos. Cuando un Jefe de Estado pronuncia un discurso, todo el gobierno reflexiona sobre la cuestión y a veces adopta medidas nuevas. ¿Es demasiado pedir que los Jefes de Estado se reúnan al menos una vez al año para evaluar los progresos que está haciendo el mundo contra la pobreza, el hambre y la enfermedad? ¿Qué otra empresa es más importante?

En cuanto creyente, permítanme terminar con unas pocas palabras sobre Dios. Yo creo que Dios ama a la humanidad; que Dios actúa en la historia para liberar a los pobres y oprimidos de la miseria y de la injusticia; que Dios utiliza misericordiosamente a las personas – a personas como nosotros – para que desempeñen una función activa en esta maravillosa liberación.

Las personas reunidas en esta sala proceden de muchas culturas y tradiciones diferentes. Pero todos sabemos que garantizar que los niños tengan alimento suficiente es lo justo. Con arreglo a todas nuestras tradiciones religiosas, sabemos que permitir que 850 millones de personas padezcan hambre es injusto.

Terminar con el hambre es una labor sagrada. No hay empresa más importante.


David Beckmann es presidente del movimiento Bread for the World, del instituto Bread for the World Institute, y de la alianza contra el hambre Alliance to End Hunger de los Estados Unidos.

Bread for the World es un movimiento de ciudadanos que presiona al Congreso y al Presidente de los Estados Unidos a fin de que hagan lo que deben para acabar con el hambre en los Estados Unidos y en todo el mundo. El movimiento cuenta con un historial de 32 años de éxitos legislativos. El instituto Bread for the World Institute realiza actividades de investigación y educación en cuestiones relacionadas con el hambre.

El Instituto organizó la alianza contra el hambre Alliance to End Hunger de los Estados Unidos. Bread for the World es una organización cristiana ampliamente interdenominacional, mientras que la Alianza alcanza a una gama más amplia de instituciones: organizaciones judías, musulmanas y laicas, empresas, sindicatos y asociaciones de agricultores. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación participan como observadores.

Beckmann es un pastor Luterano y también economista. Trabajó en cuestiones relacionadas con la pobreza en el Banco Mundial durante 15 años, antes de pasar a Bread for the World en 1991. Ha vivido y trabajado en Ghana y Bangladesh. Tiene títulos universitarios conseguidos en Yale, Christ Seminary y London School of Economics.