3. Considerados en conjunto, los PEID cuentan con abundantes bosques. Sin embargo, debido a la considerable variación de la superficie terrestre², la densidad de población y las condiciones climáticas, geológicas y topográficas, la superficie de la cubierta forestal varía mucho entre los distintos Estados insulares. En 1995, los bosques cubrían entre el 74 y el 85 por ciento de la superficie terrestre total de Papua Nueva Guinea, las Islas Salomón y Vanuatu, menos del 10 por ciento en muchos de los Estados insulares más pequeños y menos del 1 por ciento en Haití.
4. Los Estados insulares con una superficie terrestre de menos 50 km² tenían en 1995 una cubierta forestal combinada estimada en el 35,4 por ciento de la superficie terrestre total, en comparación con el promedio mundial del 26,5 por ciento. Por otra parte, el ritmo de deforestación anual entre 1990 y 1995 en estos Estados insulares (0,9 por ciento al año) es tres veces superior al promedio mundial. Las tasas más elevadas de deforestación anual, que van del 2,6 al 7,2 por ciento, se observaron en las islas del Caribe (en particular Jamaica, Santa Lucía, Haití y las Bahamas) y en las Comoras. Las principales causas de la deforestación son la transformación de la tierra forestal en tierra agrícola y la creación de infraestructura. Las Islas Salomón, Samoa y Tonga figuran entre los países con una tasa elevada de degradación de los bosques debido a la fuerte explotación de los recursos madereros. También es común en algunos PEID la degradación de los bosques debida a causas naturales (por ej. ciclones e incendios forestales).
5. Cabo Verde es el único pequeño Estado insular en desarrollo que registró un cambio positivo en la cubierta forestal entre 1990 y 1995, como consecuencia de la labor de forestación³.

• Productos vegetales comestibles: Los alimentos básicos, alimentos suplementarios, refrigerios ocasionales o alimentos para saciar el hambre son imprescindibles para el bienestar nutricional de la población de muchas islas.
• Animales y productos animales comestibles: Ciervos, roedores, pescado, aves, insectos, miel, huevos y nidos de ave.
• Forraje
• Medicinas: Para el 75-90 por ciento de la población de los países en desarrollo, los productos naturales representan la única fuente de medicinas.
• Leña: La leña y el carbón, esenciales para cocinar y para la conservación de los alimentos (por ej. ahumado y secado de pescado y carne), representan más del 80 por ciento de la energía utilizada en los países en desarrollo.
• Cercados: Los cercados, ya sean setos vivos o bien hechos con material leñoso, contribuyen a la seguridad alimentaria manteniendo alejados los animales indeseables.
• Aperos y herramientas: La madera y la fibra no leñosa se utilizan para fabricar aperos agrícolas, recipientes de los alimentos, barcas y canoas y artes de caza y de pesca.

9. En cambio, muchos de los Estados y territorios más pequeños del Pacífico Sur y todos los Estados del Caribe (excepto Cuba) son importadores netos de madera aserrada y paneles a base de madera y de papel. Los países que dependen de las importaciones de leña y carbón y/o de madera en rollo industrial son Bahrein, Chipre, Malta y Mauricio, así como algunos de los Estados más pequeños de la región del Pacífico Sur.

10. Los árboles de fuera de los bosques (por ejemplo de tierras agrícolas) tienen a menudo un valor local muy significativo en los PEID con una cubierta forestal limitada. Por ejemplo, en muchos pequeños países insulares los cocoteros son una fuente importante de material de construcción, cocos, copra y aceite de coco.

• Conservación del suelo y el agua: El tamaño relativamente limitado de las cuencas hidrográficas hace que la conservación del suelo y el agua sea prioritaria en los PEID. La función de mejoramiento del suelo de estos árboles es también importante para el éxito del crecimiento vegetal en los suelos a base de coral, que son de los menos fértiles del mundo.
• Protección costera: Los bosques costeros actúan como amortiguadores frente a los ciclones, los vientos fuertes y las mareas de tormenta, que son habituales en muchas islas tropicales.
• Conservación de la diversidad biológica: Las islas pequeñas tienen en general una diversidad menor de especies vegetales y animales, con un porcentaje más elevado de endemismo que las masas continentales⁵. Muchas de esas especies vegetales y animales endémicas están en los bosques. El pequeño tamaño de las distintas poblaciones de plantas y animales las convierte en más susceptibles a la extinción ocasionada por la deforestación, las prácticas forestales y agrícolas insostenibles, el turismo incontrolado y la introducción de especies exóticas. Por consiguiente, la conservación de la diversidad biológica -tanto de manera directa (en el bosque) como indirecta (protegiendo los ecosistemas asociados, como los arrecifes de coral)- es una de las funciones ecológicas más importantes que desempeñan los bosques en las islas pequeñas.
• Vinculaciones con el ecosistema marino: Los bosques costeros, como los manglares y los bosques de marisma, producen hojarasca y material detrítico que se incorporan a la cadena alimentaria marina. En los manglares se alimentan, reproducen y crían numerosos peces y moluscos comerciales, entre ellos la mayoría de los camarones tropicales comerciales. Además, los manglares actúan como barrera para los sedimentos de la escorrentía de las tierras altas, reduciendo así la turbidez del agua y protegiendo los lechos de algas, los arrecifes de coral próximos a la costa y las vías de navegación del atarquinamiento.

• Superficie terrestre y recursos naturales limitados⁶: Esto intensifica la competición entre las opciones alternativas de la utilización de la tierra. El tamaño relativamente limitado de las cuencas hidrográficas convierte en prioritaria la conservación del suelo y el agua.
• Vulnerabilidad a las catástrofes ecológicas: Salvo raras excepciones, estos países son susceptibles a ciclones, mareas de tormenta, erupciones volcánicas, terremotos, incendios forestales, desprendimientos de tierras, sequías prolongadas y grandes inundaciones⁷. Debido a que los daños a menudo se producen a escala nacional, una sola catástrofe puede afectar gravemente a la infraestructura y la economía de una isla. Los PEID también se ven afectados por la amenaza a largo plazo de la elevación del nivel del mar que acompaña al cambio climático mundial.
• El endemismo elevado de especies, pero con una presencia escasa de especies individuales, provoca un alto riesgo de pérdida de diversidad biológica: La pequeña superficie terrestre de muchos PEID dificulta la asignación de grandes superficies a fines estrictos de protección. En particular, es necesario elaborar estrategias apropiadas para la conservación de la diversidad biológica, incluida la conservación de los recursos genéticos de varias especies arbóreas importantes desde el punto de vista socioeconómico que corren peligro en una parte o en toda su área de distribución natural en el Pacífico Sur.
• La elevada densidad de población humana, normalmente concentrada en las zonas de tierras bajas, aumenta la presión sobre unos recursos ya limitados.
• Dificultades económicas debidas a una escala relativamente pequeña: Esto da lugar a unos costos elevados de la administración pública y la infraestructura; pequeños mercados internos; volumen limitado de exportación (en ocasiones desde lugares remotos) y en consecuencia unos costos de flete elevado y una competitividad reducida; y dificultades para establecer industrias de elaboración forestal competitivas.
• Obstáculos institucionales: Los organismos forestales nacionales cuentan con recursos materiales, financieros y humanos limitados; las políticas forestales necesitan una actualización; no se dispone de información fidedigna sobre los recursos forestales y sobre el valor de sus funciones productivas y protectoras; en algunos países, los sistemas de tenencia dan lugar a una fragmentación de los derechos de propiedad; y hay niveles elevados de migración, en particular de recursos humanos capacitados.
• Falta de planificación integrada de la utilización de la tierra: Son pocos los PEID que cuentan con planes bien definidos y ejecutados de utilización de la tierra.
• Prácticas de ordenación forestal insostenibles: Sobreexplotación de los recursos madereros comerciales, prácticas de extracción inapropiadas, industrias forestales que funcionan por debajo de su capacidad y utilización de material de plantación de calidad inferior debido a la falta de acceso a semillas de una calidad genética y fisiológica elevada.

• Se celebró en Apia, Samoa (mayo de 1996) una Consulta técnica sobre el desarrollo sostenible en agricultura, la silvicultura y la pesca en los pequeños Estados insulares en desarrollo del Pacífico Sur.
• Se prestó asistencia técnica y financiera en apoyo de un "Grupo de Trabajo sobre la Agrosilvicultura para el Pacífico". La carpeta informativa sobre agrosilvicultura, preparada en un taller participativo regional celebrado en Fiji (1997), está dirigida al personal de extensión.
• En las Seychelles se realizó en 1997 un proyecto del PCT para combatir el marchitamiento del Takamaka (Colophyllum inophyllum var. takamaka), especie arbórea con importancia económica.
• El estudio de las perspectivas del sector forestal en Asia y el Pacífico, recientemente concluido, contiene un estudio regional del Pacífico Sur.
• La FAO y el PNUD convocaron una reunión regional en Barbados (septiembre de 1997) para examinar las estrategias en apoyo del establecimiento de políticas forestales nacionales en los PEID del Caribe. Luego se celebró una consulta de expertos en Trinidad (1998) y un curso de capacitación sobre política forestal en la República Dominicana (1998).
• Como complemento de la asistencia anterior de la FAO, un programa de apoyo a los bosques y los árboles de las islas del Pacífico (PIT _ TSP) de tres años, financiado por el PNUD/AusAID, está prestando asistencia en la actualidad a los 22 países insulares del Pacífico en el fortalecimiento de su capacidad nacional y comunitaria para la conservación y el fomento sostenible de los recursos forestales y arbóreos.
• Para abril de 1999 está programado en Apia, Samoa, un taller subregional sobre la conservación, ordenación, utilización sostenible y mejoramiento de los recursos genéticos forestales en el Pacífico Sur. Organiza este seminario la Iniciativa Regional del Pacífico Sur sobre los Recursos Genéticos Forestales (SPRIG), financiada por AusAID, en colaboración con la FAO, el Programa Regional de Medio Ambiente del Pacífico Sur y el PIT_TSP antes mencionado. El resultado previsto es un Plan de Acción para los Recursos Genéticos Forestales y Arbóreos, de ámbito subregional.
• Se están llevando a cabo actividades en el marco del Programa de Evaluación de los Recursos Forestales de la FAO para recopilar información sobre los recursos forestales en todos los países, incluidos los PEID, para su presentación en el año 2000.
• La Comisión Europea y la FAO han puesto en marcha recientemente un programa bienal para mejorar la calidad y fiabilidad de los datos forestales.El programa fortalecerá la capacidad de determinados países ACP en África y el Caribe para recopilar y analizar datos básicos, perfeccionar la metodología de recopilación de información antes no registrada (por ejemplo, sobre los árboles de fuera de los bosques, la leña y los productos forestales no madereros) y preparar mejores evaluaciones de la evolución probable del sector forestal. En este proyecto están incluidos varios PEID, y para 1999 hay programado un taller destinado a los países del Caribe.
• El Programa de Evaluación de los Recursos Forestales de la FAO está negociando ahora su participación, con el Servicio Forestal del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el Centro de Datos EROS de los Estados Unidos y Conservación de la Naturaleza, en la realización cooperativa de la cartografía de los recursos forestales de todas las islas del Caribe.
• Se ha solicitado la asistencia de la FAO con destino a un proyecto regional de ordenación de las cuencas hidrográficas para las Islas Cook, Fiji, Tonga y Samoa. El Gobierno de Fiji también ha solicitado asistencia de la FAO para un examen de los beneficios derivados del aprovechamiento, elaboración y comercialización de los bosques y los recursos forestales para los propietarios de los recursos y el Gobierno.

1. Adaptación a los cambios de las condiciones comerciales mundiales
2. Hacia una agricultura más intensificada, diversificada y sostenible
3. Satisfacción de las necesidades de la pesca
4. Garantía de una ordenación sostenible de los recursos de tierras, hídricos y forestales y la protección del medio ambiente
5. Creación de capacidad y fortalecimiento institucional

• a.  Promover la adopción y la aplicación de un sistema integrado de planificación del uso de la tierra, en el que se tengan en cuenta las vinculaciones e interacciones entre los diversos ecosistemas y sectores económicos.
• b.  Promover la recuperación y conservación de las tierras forestales y las cuencas hidrográficas y, siempre que sea necesario y sostenible, aumentar la capacidad productiva de estos recursos y garantizar una ordenación sostenible de los bosques y unas prácticas racionales de explotación.
• c.  Combatir la degradación de la tierra y mejorar la protección de las costas, entre otras cosas por medio de actividades intensificadas de conservación del suelo, forestación y reforestación.
• d.  Promover los sistemas agroforestales y el fomento de especies arbóreas polivalentes que sean resistentes a las plagas, las enfermedades y los ciclones.
• e.  Introducir una planificación integrada del medio ambiente, tanto terrestre como marino, para impedir su degradación y utilizar racionalmente todo el potencial de la base de recursos naturales, particularmente para el ecoturismo.

• a.  Fortalecer la base de información para la vigilancia del medio ambiente e integrar los valores e intereses ecológicos en el proceso de desarrollo.
• c.  Aplicar, ratificar o concertar, según proceda, convenios internacionales, como la Convención de Lucha Contra Desertificación de las Naciones Unidas, el Convenio sobre la Diversidad Biológica y el  Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto; en caso necesario, adoptar legislación nacional para aplicar estos convenios.

• a.  Reducir al mínimo la vulnerabilidad y las repercusiones de los peligros naturales, las fluctuaciones del clima, los incendios forestales, las plagas y las enfermedades, mediante la formulación de estrategias de preparación y atenuación para casos de catástrofe.
• c.  Realizar esfuerzos para conservar las zonas de manglar, que protegen de las ondas de marea y los daños de las tormentas.

• b.  Crear capacidad nacional de formulación de políticas en los sectores agrícola, forestal y pesquero y la capacidad analítica adecuada para evaluar las repercusiones de los cambios normativos propuestos en la OMC.

• c.  Mejorar la disponibilidad de crédito y la capacidad de acceso a él, lo cual es imprescindible para promover productos no tradicionales.
• e.  Fortalecer los organismos forestales nacionales y mejorar la coordinación entre ellos y otros conexos en sus actividades y en relación con los programas de asistencia con financiación exterior.

• a.  Promulgar legislación apropiada, y fortalecer y garantizar su cumplimiento, sobre la protección del medio ambiente y la ordenación de los recursos naturales, incluidos los recursos de tierras, hídricos y forestales, la protección de las plantas y la sanidad animal, el cambio climático, la desertización, la biodiversidad, la fauna y flora silvestres y los recursos genéticos, los espacios protegidos y los hábitats críticos, la ordenación integrada de las zonas costeras y la conservación del medio marino y la conservación y ordenación de la pesca en las zonas de jurisdicción nacional y, cuando sea oportuno, en alta mar.
• b.  Proponer enfoques integrados para la ordenación de los recursos naturales, a fin de atenuar los efectos intersectoriales adversos.
• c.  Integrar las políticas forestales nacionales en un marco más amplio de ordenación de los recursos naturales a nivel nacional.
• d.  Desalentar las prácticas agrícolas insostenibles, la deforestación incontrolada, las prácticas de pesca destructivas y la sobrepesca.
• f.  Elaborar medidas para reducir las pérdidas de biodiversidad.

19. La estimación indicativa del costo total de la aplicación del Plan es de 180 millones EE.UU., de los cuales los sectores privado y público nacionales proporcionarían alrededor del 50 y el 20 por ciento, respectivamente. El resto procedería de la comunidad internacional como subvención y en condiciones favorables.

1
Medio ambiente y recursos naturales en los pequeños Estados insulares en desarrollo. Producción sostenible, intensificación y diversificación de la agricultura, la silvicultura y la pesca en los pequeños Estados insulares en desarrollo.Problemas comerciales que afrontan los pequeños Estados insulares en desarrollo.

2
Va desde 20 km² (Nauru) a más de 450 000 km² (Papua Nueva Guinea).

3
Se informa que la superficie forestal total de Cabo Verde casi se ha triplicado, pasando de 16 000 ha a 47 000 ha, lo que equivale a un aumento anual del 24 por ciento.

4
Por ejemplo, fruta del pan, bananos y plátanos, cacao, nuez de cola, café, mango, papaya, guayaba y aguacate. Algunos alimentos básicos importantes, como el ñame y el caupí, probablemente evolucionaron al borde de los bosques, y el arroz silvestre tuvo su origen en zonas pantanosas de los bosques. Otras especies importantes productoras de alimentos en los bosques y arboledas son la palma de aceite y el butirospermo.

5
En Mauricio, República Dominicana, Haití, Jamaica y Fiji, más del 30 por ciento de las especies de plantas superiores están consideradas endémicas. Se estima que el 24 por ciento del número total de especies de aves son endémicas en las Islas Salomón y el 20 por ciento en Fiji. Entre los Estados con un porcentaje elevado de mamíferos endémicos figuran Mauricio (50 por ciento), las Islas Salomón (36 por ciento) y Fiji (25 por ciento).

6
Papua Nueva Guinea, Suriname y Guyana son excepciones notables.

7
En el examen de las repercusiones económicas de las catástrofes durante los 20 últimos años, realizado en 1990 por la Oficina del Coordinador de las Naciones Unidas para el Socorro en Casos de Desastre, se indica que de los 25 países más expuestos a catástrofes 13 son PEID.