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Libros

La arquitectura vegetativa en el bosque tropical

Tropical trees and forests, por F. Halle, R.A.A. Oldeman y P.B. Tomlinson. Springer-Verlag, Heidelberg, Nueva York, 1978; 441 págs.

El tema de la arquitectura vegetativa ha despertado interés en disciplinas muy diferentes, tales como la taxonomía, la morfogenética, la fitofisiología y la biogeografía. Este libro es un estudio completo de la arquitectura vegetativa de los árboles y bosques tropicales. Incluye un modelo conceptual y una clasificación que permite analizar e identificar a los árboles no por el sistema taxonómico corriente sino por su arquitectura vegetativa. Con estos autores nace el concepto de la identificación de los árboles por su arquitectura vegetativa.

El volumen empieza con un somero análisis fitogeográfico de las floras tropical y de clima templado, la primera de las cuales abunda en especies leñosas. Los autores describen seguidamente, en líneas generales, la morfología, crecimiento y desarrollo de las plantas, sentando la base para el subsiguiente estudio de la arquitectura del árbol. Este término se define como la expresión morfológica de un árbol en un momento dado. Una selección de estas formas o puntos de referencia constituye el modelo arquitectónico de un árbol.

La arquitectura de los árboles es uno de los temas principales de la obra. Los autores proponen un nuevo método para describir e identificar los árboles. Este método se basa en las expresiones morfológicas del modelo genético y permite constituir un archivo con información sobre más de 500000 especie de plantas conocidas.

Según los autores, existe una organización general tanto en las plantas leñosas grandes y longevas como en las hierbas. La diversidad de organización se puede estudiar mejor en los trópicos húmedos donde el clima uniforme favorece el crecimiento de un gran número de especies y donde se manifiestan las más diversas expresiones de crecimiento.

El método de análisis permite a los autores afirmar que los árboles tienen un programa de crecimiento determinado genéticamente. Un árbol que vive en un ambiente óptimo que le permite crecer conforme a su plan genético y manifestar su potencial genético posee, en todo momento, una forma real observable denominada «arquitectura momentánea», que representa una fase efímera de su desarrollo. Sin embargo, el modelo arquitectónico suele quedar enmascarado en los árboles que crecen en un medio ambiente riguroso, al cual necesitan reajustarse constantemente.

Para explicar el plan de crecimiento de los árboles, los autores han hecho una selección de las sucesivas fases arquitectónicas momentáneas, cada una de las cuales representa una edad diferente. Estos puntos de referencia constituyen el «modelo arquitectónico» del árbol. En este modelo no interviene el tamaño, y tanto las hierbas diminutas como los árboles forestales gigantes pueden presentar una arquitectura idéntica. Los millares de especies árboreas identificadas se distribuyen en tan sólo 23 modelos. Cada modelo se describe brevemente y se dan ejemplos de especies representativas. Se añade una lista de especies por familias y, en muchos casos, su distribución geográfica general. Se hace hincapié en las especies tropicales y se incluyen algunas plantas leñosas y hierbas trepadoras.

Después de tratar de la forma del árbol y de su posible actividad vegetativa en un medio ambiente más o menos favorable, los autores examinan el crecimiento de los árboles en el ambiente competitivo del propio bosque. En la naturaleza, los árboles de un bosque rara vez crecen en condiciones ideales; el microclima, el ataque de insectos y hongos y la densidad del bosque se reflejan en su desarrollo. No obstante, los modelos arquitectónicos pueden aplicarse al desarrollo de cualquier árbol ofreciendo una clave analítica que permite comprender los factores que determinan su forma.

Se exponen detalladamente las propiedades arquitectónicas de cada árbol en función de la estación forestal, el proceso de reajuste arquitectónico por el cual los árboles se adaptan a su medio ambiente y a su propia distribución de energía.

En el último capítulo los autores tratan de la arquitectura de las estaciones forestales dentro de un bosque y de bosques enteros. En este contexto también discuten el papel de cada árbol como elemento estructural y la arquitectura general del bosque. La norma aceptada justificadamente para la identificación y clasificación de los árboles, desde Lineo, ha sido la taxonomía florística. A algunos lectores podrá parecer retrógrada la idea de identificar los árboles por su arquitectura vegetativa. Se puede objetar también que la arquitectura vegetativa es un criterio demasiado abstracto. Sin embargo, la tesis de Halle, Oldeman y Tomlinson resulta fascinante y digna de consideración, por lo menos en teoría, especialmente en lo que respecta a los trópicos.

P. ARGAL


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