Página precedente Indice Página siguiente


Conservación del ambiente en las cuencas hidrográficas

John Spears

JOHN SPEARS es asesor forestal del Banco Mundial. El presente artículo se basa en uno que apareció en el número de marzo de 1982 de la revista Finanzas y Desarrollo.

La mitad de la población del mundo vive en las laderas de las cuencas hidrográficas montañosas o en sus alrededores. El de la población humana y ganadera en los países en desarrollo, y de su presión sobre los escasos recursos agrícolas y forestales de las montañas, han provocado en este siglo una degradación del ambiente; en consecuencia se producen inundaciones catastróficas, se pierden vidas humanas, se secan ríos perennes, aumenta la sedimentación de los embalses y se perjudica la agricultura aguas abajo, como lo revelan las frecuentes noticias de la prensa internacional.

Algunos estudios han demostrado que cortando la vegetación de las hoyas hidrográficas en la cuenca del río Indo en Pakistán, se provocaron en los últimos 25 años inundaciones mucho mayores que en los sesenta años precedentes, y además una grave sedimentación en los embalses, canales y obras de regadío del país. La reparación de los daños más recientes causados por las inundaciones en el curso inferior de las hoyas hidrográficas del Himalaya en la India, ha costado en promedio 250 millones de dólares EE.UU. al año, sumados a las pérdidas de productos agropecuarios que han sufrido millones de personas. Estos perjuicios se deben en parte a la erosión geológica natural, pero mucho más al exceso de presión demográfica y al mal uso de la tierra. En las montañas de Etiopía, Java y Filipinas, donde se han cortado S millones de ha de bosques en las hoyas hidrográficas, se ha producido una grave erosión del suelo, que ha aumentado las inundaciones y los perjuicios a la agricultura aguas abajo.

Se podría continuar esta lista de ejemplos que revelan una sola realidad: con el aumento de la población, un número siempre mayor de personas de los países en desarrollo se ve obligado a trasladarse a tierras cada vez menos productivas. Estas áreas marginales son inevitablemente las regiones montañosas, que tienen suelos delgados y sistemas ecológicos frágiles y muy susceptibles a los abusos. Por lo general, son los pobres los que se ven empujados hacia esas zonas, donde luchan por sobrevivir en terrenos cada vez menos productivos y más erosionados, sin poder ni saber cómo evitar la degradación del medio que los mantiene.

La única solución a largo plazo consiste en reducir el número de personas que viven en estos terrenos marginales, lo que a la larga podría lograrse si el desarrollo económico elevara la productividad de la tierra y diera más oportunidades de empleo en los valles. Una vez que la presión demográfica disminuya en las zonas montañosas más pobres, se podrá mantener una actividad agropecuaria, forestal e industrial (en pequeña escala) viable, como la que actualmente da buenos resultados en las cuencas hidrográficas de las colinas de Austria, Japón y Suiza. Pero hay pocas esperanzas de que esto suceda a tiempo para salvar las cuencas hidrográficas críticamente sobreutilizadas de la mayoría de los países en desarrollo. La degradación podría detenerse si las autoridades obligaran a la gente a salir de las áreas amenazadas o quisieran (y pudieran) gastar el dinero necesario para abordar el saneamiento en gran escala. La primera es una opción políticamente difícil; en cuanto a la segunda, los presupuestos de mejora de hoyas hidrográficas suelen archivarse para favorecer prioridades de desarrollo más inmediatas.

Pese a lo dicho, con una mejor comprensión de las consecuencias negativas de los perjuicios ecológicos causados a las cuencas hidrográficas, y el empeño político de abordar el problema, podría lograrse muchísimo, por lo menos para evitar que empeore la situación. Se sabe bastante acerca de sistemas agropecuarios convenientes, de la conservación del suelo, del riego, de las técnicas de control de las inundaciones y de la reforestación, como para justificar una acción inmediata destinada a frenar la actual degradación. El presente artículo se basa en la experiencia del Banco Mundial y trata de un método multifacético de mejora y mantenimiento de cuencas hidrográficas. La clave para detener la degradación consiste en mejorar los métodos de cultivo y elevar la productividad de los campesinos de las montañas; estas mejoras deben ir acompañadas de obras de ingeniería, para minimizar la erosión y las inundaciones y mejorar el terreno.

Métodos de cultivo. Los proyectos de cuencas hidrográficas benefician a la gente. La inversión en obras de control de las inundaciones, reforestación y obras de conservación del suelo sirve de poco si los campesinos y los pastores que viven en las montañas de la hoya hidrográfica no reciben los medios para poner fin a una agricultura migratoria ecológicamente destructiva, que consiste en talar los bosques en grandísimas extensiones y cultivar después el terreno por poco tiempo, sin preocuparse ni de la topografía ni de la fragilidad del suelo. Una vez asentados en comunidades más estables, los campesinos pueden aplicar sistemas de cultivo intensivos y permanentes. Las inversiones en conservación tienen que ser igualadas e incluso sobrepasadas por grandes inversiones en mejora de los métodos e insumos agrícolas, servicios de utilidad pública y sistemas de comercialización. Probablemente uno de los aspectos más difíciles del diseño de los proyectos de cuencas hidrográficas es lograr en la práctica el equilibrio entre dar a los pequeños agricultores el máximo de oportunidades de obtener mayores ingresos, y detener las altas tasas de erosión del suelo. Al establecer sistemas de cultivo idóneos para estas áreas, uno de los problemas principales suele ser el número excesivo de cabezas de ganado por unidad de superficie. Una estrategia para reducir la densidad ganadera debiera tender principalmente a aumentar la capacidad de tiro y de producción de leche con un número menor de cabezas de calidad superior, lo que puede lograrse de varias maneras: mejorando la calidad del forraje producido, fomentando la estabulación, introduciendo razas mejores y creando sistemas eficaces de comercialización.

El fomento forrajero abarca varias actividades. Los terrenos de pastoreo comunales, los pastizales y los terrenos forestales degradados pueden clausurarse temporalmente para que se regeneren los pastos naturales y poder plantar árboles forrajeros como las acacias, para alimentar a las cabras. Las forrajeras anuales (como la avena de invierno y las leguminosas) pueden introducirse como segunda siembra de la rotación, en áreas de cultivo permanente. Pueden plantarse árboles forrajeros, gramíneas y leguminosas en los camellones, en las lomas de las terrazas cultivadas, cerca de las casas y en otros terrenos marginales. Pueden organizarse programas de intercambio ganadero, para alentar a los campesinos a elevar la productividad del ganado vacuno, cambiando los toros sobrantes y las vacas de mala calidad por otras mejores. Estas medidas son una componente integral del proyecto de la cuenca hidrográfica del Kandi en India, basado en los programas pequeños ya iniciados por el Gobierno con buenos resultados.

Cuando gran parte de la población de una hoya hidrográfica depende de la agricultura, la productividad del terreno puede elevarse mejorando los métodos de cultivo: arar en curvas de nivel, hacer los almácigos con tierra más desmenuzada, sembrar a tiempo curvas de nivel, aumentar la densidad de la vegetación y emplear semilla mejorada, fertilizantes y pesticidas. En las laderas empinadas hay que detener la erosión del manto y alentar a los campesinos a plantar frutales en curvas de nivel, cubrir el terreno con restos vegetales y realizar cultivos intercalados de leguminosas y legumbres. En algunos lugares es más conveniente plantar árboles forrajeros o bambú, o bien sembrar gramíneas como el bhabhar; en muchos casos estas labores pueden realizarlas los jornaleros sin tierra. Así se reducen las probabilidades de que se extienda el cultivo en las laderas empinadas propensas a la erosión.

La clave para lograr la participación de la población en estos programas, consiste en trazar estrategias amplias, basadas en una mejor comprensión de lo que se considera necesario y prioritario, y en particular de la tenencia de la tierra y los derechos locales de uso. Esto implica dedicar suficiente tiempo a estudios sociológicos, para definir el tipo de incentivos necesarios para lograr la cooperación de los campesinos. Por ejemplo, el proyecto de Hazara en Pakistán abarca estudios detallados de los problemas sociológicos de la ganadería y la propiedad de la tierra; resultados preliminares revelan que la estructura de la tenencia y uso de la tierra es mucho más compleja de lo que se pensaba en un principio, lo que probablemente atrasará la ejecución del proyecto.

Una calle inundada en Dacca, capital de Bangladesh consecuencia del denudamiento de los Himalayas

La experiencia ha demostrado que hay también otros factores importantes: pago de una indemnización a los agricultores expulsados de los terrenos de pastoreo de las montañas; suministro oportuno de insumos (semillas mejoradas, fertilizantes, crédito); construcción de mejores caminos de acceso y de senderos secundarios, y servicios de utilidad pública tales como agua potable, escuelas, hospitales. El proyecto de desarrollo agrícola del norte, financiado por el Banco Mundial en Tailandia, constituye un buen ejemplo de este método. El 25% del costo del proyecto se destinó a conservación de suelos y reforestación y el 44 % a mejora agrícola. Intensificando la producción agrícola en una superficie menor, el proyecto logró que los campesinos dependieran menos de la agricultura migratoria, lo que servirá para proteger los bosques que aún quedan.

La reglamentación del pastoreo en las montañas y sobre todo la clausura voluntaria de los pastizales suelen contrastar con los principios sociales y religiosos, especialmente en Africa y Asia. Hay allí un excesivo número de cabezas de ganado por unidad de superficie en relación con la capacidad de carga de los pastizales, pero se necesita tiempo para cambiar. La experiencia en mejora de métodos de pastoreo revela que es necesario demostrar a las claras la conveniencia de tener menos ganado pero de mejor calidad. Esto puede exigir sistemas de comercialización más eficientes, o maneras más atrayentes de hacer economías. Con los sistemas mejorados de comercialización introducidos en Kenya en los años sesenta se logró reducir la presión del ganado sobre los terrenos marginales en Baringo e Isiolo, localidades de la zona norte. Al éxito del plan contribuyó la existencia de rutas ganaderas (que minimizaban el riesgo de difusión de las enfermedades), de corrales de engorda de vacunos, y de mataderos y puntos de venta de carne bien organizados.

Reforestación. Se sabe con relativa certeza que en las laderas inclinadas de zonas muy lluviosas, el bosque natural inalterado da el máximo de cobertura a la haya hidrográfica y protege los recursos hidráulicos y de suelos. Las raíces de los árboles forestales son como esponjas que ceden agua gradualmente durante todo el año y así aseguran a los agricultores aguas abajo el caudal permanente de los ríos y una retención óptima de los nutrientes y del suelo. Datos de Africa oriental y de otras partes donde se han hecho estudios comparados en las hoyas hidrográficas montañosas por períodos relativamente largos, indican que los cultivos arbóreos perennes como el té, la palma de aceite, el caucho y la palma de coco, pueden ser casi tan eficaces como el bosque natural, siempre que se apliquen medidas de conservación de suelos como las terrazas.

Otro tanto cabe afirmar de las plantaciones de especies forestales de crecimiento rápido, si bien hay que tener cuidado de no plantar demasiado juntas algunas especies como el eucalipto y el álamo, que pueden eliminar con su sombra toda la vegetación baja.

La experiencia del mundo en desarrollo no confirma la creencia clásica de que la reforestación es necesaria para sanear las hoyas hidrográficas erosionadas. La reforestación puede ser sumamente cara (más de 1000 dólares por hectárea, a precios de 1981). Si el objetivo principal es restablecer la vegetación para proteger el suelo y regularizar el caudal de los ríos, puede resultar mucho más barato dejar que el terreno se vuelva a cubrir de vegetación espontánea, o reforzar la regeneración natural sembrando gramíneas, leguminosas o arbustos pequeños. Sobre todo en las zonas semiáridas, cubrir el suelo de gramíneas y arbustos pequeños para conservarlo es muy útil para lograr el máximo de retención de agua, porque la evapotraspiración de los árboles altos es superior a la de los pastos o los arbustos de copa baja. La reforestación puede limitarse a los barrancos, donde el riesgo de que se profundice la erosión si no se toman medidas es grave.

La estrategia para una reforestación que impida la erosión suele abarcar tres labores concomitantes:

· volver a cubrir de vegetación los terrenos denudados;
· producir leña, forraje y madera (para implementos agrícolas, cercas, construcción de casas, etc.), de especies convenientes y en cantidad suficiente, plantándolas alrededor de las casas o a poca distancia de los pueblos donde se utilizarán;
· mejorar los bosques naturales existentes (los que sirvan para la protección y la producción) y elaborar planes de manejo y reglamentos de corta.

Estos objetivos pueden alcanzarse mediante viveros de árboles, de gramíneas forrajeras, etc. La manera más económica de suministrar plantines consiste en establecer varios viveros transitorios en vez de unos pocos permanentes. Las plantaciones son necesarias para la conservación del suelo y para producir leña, forraje y madera comercial. Mejorando las cocinas se puede reducir el consumo de leña. Conviene colocar cercas alrededor de los terrenos forestales protegidos y mejorar los senderos y caminos de acceso. Los proyectos forestales de orientación social, que el Banco financia en las hoyas hidrográficas montañosas de países como Nepal y Filipinas, cumplen con estos requisitos. El de Filipinas es digno de mención porque introdujo la arboricultura como cultivo comercial.

Son tres los principales obstáculos que se oponen a la reforestación: la población local suele ser reacia a apoyar inversiones forestales a largo plazo (muchos programas forestales se caracterizan por sus incentivos y subsidios); suele no haber suficientes terrenos para la plantación de árboles, porque se necesitan con urgencia para la agricultura (lo que implica que quizás haya que plantarlos en los deslindes de los predios o alrededor de las casas), es difícil proteger los arbolitos del ramoneo y del fuego. Por ejemplo, en Níger los árboles plantados por un programa de bosques comunales se destruyeron rápidamente por el pastoreo, por no haberse consultado suficientemente a la población local y porque el programa de incentivos era insuficiente.

Además en la mayoría de las hoyas hidrográficas se necesitan otras inversiones para impedir la erosión y las inundaciones. Se han ideado medidas técnicas baratas como la construcción de diques, terrazas escalonadas, desagües para el agua de escorrentía, muros de contención y estanques agrícolas para fomentar mejores métodos de captación de agua y estabulación.

Las medidas de control de las inundaciones consisten en construir trampas de sedimentación y diques baratos; las trampas de sedimentación suelen consistir en obras de retención convenientemente ubicadas, de no más de cinco metros de alto. Los diques suelen ser obras de hormigón o terraplenes de piedra, situados río arriba, en los puntos donde los embalses tienen suficiente capacidad para controlar las crecidas repentinas de breve duración. En cuanto a las microhoyas hidrográficas, de unas 1000 ha, deben tener una capacidad mínima de 150 000 a 200 000 metros cúbicos para lograr un control suficiente de las inundaciones. Un asunto clave es el buen diseño de los diques. Los diques para hoyas hidrográficas de 1000 ha pueden tener 15 o más metros de alto; son construcciones mayores que requieren conocimientos especializados de ingeniería civil e hidrología. En algunos casos es difícil encontrar personas con tales conocimientos en la zona del proyecto.

Experiencia adquirida. La organización y la dirección son dos de los aspectos más complejos de todo proyecto de cuenca hidrográfica, sobre todo porque el número de instituciones que participan en un programa integrado es muy grande, y los problemas socioeconómicos de cómo lograr la buena acogida de los campesinos y su participación en el diseño y ejecución del proyecto son muy complicados. Muchos de los programas de mejora fracasaron porque se aplicaron métodos tecnocráticos de planificación, sin consultar suficientemente a la población local.

El Programa de Control de la Erosión de la India, en la región del Himalaya, es un buen ejemplo de participación local en el diseño y la ejecución de un programa de mejora de una cuenca hidrográfica. Este programa tiene por objeto crear, en virtud de las actuales leyes de los panchayats (consejos comunales compuestos de nueve miembros), comités mixtos de la hoya hidrográfica a nivel de base, cuyos miembros son los dirigentes de los panchayats locales y los representantes de los organismos técnicos de ejecución. Las funciones de los comités mixtos son la coordinación, comunicación y asistencia a la planificación y ejecución de las obras del proyecto, cosa difícil de lograr debido a que funcionarios de organismos técnicos diferentes se muestran reacios a coordinar sus programas y a dar atribuciones presupuestarias a los panchayats locales. En cambio, en el Proyecto de Desarrollo Rural Rasuwa-Nawakot de Nepal, la buena dirección y coordinación de los aspectos técnicos a nivel de administración comunal, han sido factores contribuyeron a la rápida aplicación de métodos mejorados por parte de los campesinos. Es significativo que la respuesta haya sido mejor en los lugares apartados, donde se ha recurrido más a las instituciones indígenas y menos a la dirección del Gobierno central.

Principales componentes de costo de cinco proyectos de desarrollo agrícola o rural en hoyas hidrográficas montañosas financiados por el Banco Mundial (en millones de dólares)

Componentes del proyecto

Indonesia Desarrollo rural de Yogyakarta

Filipinas Manejo de cuencas hidrográficas y control de la erosión

India Cuenca hidrográfica del Kandi

Nepal Desarrollo rural

Tailandia Desarrollo agrícola del norte

Costo

Porcentaje del costo del proyecto

Costo

Porcentaje del costo del proyecto

Costo

Porcentaje del costo del proyecto

Costo

Porcentaje del costo del proyecto

Costo

Porcentaje del costo del proyecto

Desarrollo agrícola, horticultura, ganadería

4,0

35

-

-

6,0

14

2,7

30

16,0

44

Regadío y control de inundaciones

-

-

-

-

23,0

53

1,2

13

-

-

Conservación de suelos y reforestación

1,0

9

31,1

57

9,0

20

1,2

13

9,0

25

Infraestructura (caminos de acceso principales y secundarios)

1,5

14

8,4

16

0,5

1

1,1

12

2,0

6

Desarrollo de empresas no agrícolas

1,5

14

-

-

1,0

2

0,2

1

-

-

Dirección de proyectos, extensión, capacitación e investigación

1,5

14

14,3

27

4,5

10

1,5

16

8,0

22

Servicios de utilidad pública

1,5

14

-

-

-

-

1,3

15

1,0

3

Total

11,0

100

53,8

100

44,0

100

9,2

100

36,0

100

Fuente: Banco Mundial.
- = no hay componente.

Proyecto de desarrollo de una hoya hidrográfica en la república de Corea: donde saben lo que hacen y porqué lo hacen

Justificación económica. A pesar de que cada hoya hidrográfica es diferente y tiene sus propios factores determinantes en cuanto a costos, se pueden hacer algunas generalizaciones. Los costos de construcción de cinco proyectos financiados por el Banco revelan que los insumos agrícolas de regadío, de mejora del predio y de extensión y capacitación suelen representar un porcentaje significativamente mayor del costo total del proyecto que las inversiones de conservación de suelos y reforestación (véase el cuadro). En gran parte de la bibliografía anterior sobre conservación de cuencas hidrográficas, se tendía a insistir demasiado en el rol de la inversión en la conservación de suelos y bosques, como antídoto contra el ulterior deterioro ecológico. Problemas afines son el probable costo por hectárea de un programa de mejora de hoya hidrográfica, y su repetibilidad. Se han hecho pocas investigaciones al respecto. La experiencia adquirida en los cinco proyectos del Banco parece indicar que el costo inicial por hectárea de hoya hidrográfica mejorada ha sido de 500 a 1000 dólares, aproximadamente, a precios de 1981.

Los beneficios de los proyectos de mejora de cuencas hidrográficas son directos e indirectos. Suelen consistir en la elevación general del nivel de vida de la población de la zona, gracias a una mayor producción y mayores ingresos agropecuarios, y un aumento de los bienes para la venta derivado de la reforestación y la mejora de los bosques ya existentes. La mejora prolonga indirectamente la duración de las obras de regadío y electrificación (sobre todo fuera de la cuenca hidrográfica) porque disminuye la sedimentación. Reduciendo el caudal máximo de las inundaciones, principalmente fuera de las cuencas hidrográficas tratadas, se pueden aminorar las pérdidas y los perjuicios a las personas y a los bienes y aumentar la productividad agrícola aguas abajo. Por último, mejora significa conservación de los recursos naturales, sobre todo de suelos y aguas.

En el presente artículo se ha concentrado la atención en la importancia de combinar la mejora de los métodos de uso de la tierra con la inversión en obras de ingeniería destinadas a proteger y mejorar los terrenos montañosos que se están deteriorando. Otros factores que escapan a los límites del presente artículo influyen también en el éxito de estos esfuerzos. Por ejemplo, el gobierno central debe ocuparse de cómo abordar la mejora de las cuencas hidrográficas y asignar los fondos necesarios. La mejora de los caminos, de las redes de agua potable y electricidad y de otros servicios de utilidad pública como escuelas y hospitales, pueden ser todos factores clave para la mejora de la calidad de la vida de los campesinos que viven en las cuencas hidrográficas montañosas y para fomentar la transición de una agricultura migratoria ecológicamente destructiva., a su asentamiento en comunidades más sedentarias. Para que las lecciones aprendidas en el manejo de las cuencas hidrográficas sean útiles para la labor actual, se precisa un control y una evaluación eficaz de sus efectos sobre los ingresos y también de las obras de reparación en la cuenca hidrográfica misma y aguas abajo.

Quizá la lección más importante de esta experiencia es que pueden requerirse hasta diez años de fortalecimiento de instituciones, enseñanza, capacitación, investigación y pequeños proyectos para que la mejora de los métodos agrícolas, forestales y de conservación de suelos produzcan en las cuencas hidrográficas un mejoramiento visible del uso de la tierra, del control de la erosión y del caudal de los ríos perennes. Un ejemplo clásico es el Programa de Desarrollo Rural y Reforestación realizado con ayuda del Banco en las cuencas hidrográficas montañosas de Corea, donde se requirió una década de paciente demostración y desarrollo de las infraestructuras para que despegara a escala significativa la plantación espontánea y autosuficiente de árboles y otras obras de mejora rural.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente