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Ante todo, la industria necesita administradores

A.J. Leslie

A.J. LESLIE, economista forestal, era Director de Industrias Forestales del Departamento de Montes de la FAO cuando se retiró en diciembre de 1981. Actualmente vive en Australia.

Es cada vez más evidente que el principal obstáculo al progreso de las industrias en los países en desarrollo es la ineficacia de la administración, sector donde deberá concentrarse la enseñanza y la capacitación.

La enseñanza y la capacitación han sido actividades primordiales de la FAO desde su fundación. El programa del sector forestal, orientado desde 1963 por el Comité Asesor sobre Enseñanza Forestal, se ha desarrollado conforme a tres directrices principales:

· evaluación de las necesidades de personal especializado;
· mejora de las instituciones y programas existentes;
· establecimiento de nuevas instituciones.

Con arreglo a este programa, se han establecido o ayudado diversas escuelas forestales y centros de capacitación - ahora florecientes - en algunos países en desarrollo, eliminando así gran parte del atraso en cuanto a la capacitación forestal profesional, y con algún progreso en el plano subprofesional y vocacional. A medida que se amplían los objetivos de la actividad forestal, los proyectos a nivel profesional tienden a llenar las pocas pero importantes lagunas geográficas restantes, a actualizar y reforzar los cursos, a mejorar la metodología y aumentar la eficacia de la enseñanza en las instituciones ya establecidas, y a orientar los programas de estudio. Esta última actividad parece no terminar nunca; lo que se pide al bosque aumenta y varia continuamente, y hay una explosión de conocimientos en las disciplinas básicas. En consecuencia, los programas de estudio pierden rápidamente actualidad.

La enseñanza y la capacitación no han adelantado a la par en el sector de las industrias forestales y en el de los bosques. Algunos cursos de capacitación en construcción de caminos forestales y en madereo, así como varios seminarios sobre aserrado, han tenido éxito. Algunos especialistas en acondicionamiento y mantenimiento de sierras se han capacitado en el ámbito de diversos proyectos de campo. En algunos países en desarrollo se han establecido también varios centros de capacitación en aserrado, pero su impacto ha sido bastante pasajero, y no han demostrado mucha capacidad de supervivencia una vez ausente el personal internacional. El escaso éxito de la capacitación en industrias forestales en comparación con la capacitación en bosques, no se debe ciertamente a negligencia ni a falta de interés por parte de la FAO. Es paradójico que a una necesidad bien documentada y ampliamente reconocida de capacitación se responda sólo con esfuerzos esporádicos que dan resultados insignificantes.

Podría aducirse que esos escasos resultados reflejan la insuficiencia del esfuerzo, y que la solución sería hacer un mayor esfuerzo. A veces ésta es la solución adecuada. Pero, puesto que seguir haciendo lo mismo podría ser la peor manera de proceder, antes de procurar mejorar la situación quizás sea oportuno tratar de entender por qué se ha creado.

Tradicionalmente, las necesidades de enseñanza y capacitación se analizan según los diferentes niveles de enseñanza: vocacional, subprofesional y universitaria. Este enfoque puede dar buenos resultados, como lo demuestra el relativo éxito del programa de capacitación en bosques. Sin embargo, al considerar los principios fundamentales, quizás valdría la pena examinar las necesidades de capacitación y enseñanza desde un punto de vista funcional - administración, supervisión y ejecución - y ver en qué medida las instituciones existentes satisfacen esas necesidades. Uno de los factores que tal examen debería tomar en cuenta es la notoria debilidad de la administración de las industrias forestales en casi todos los países en desarrollo. Es típico el hecho de que se utilice mal la capacidad de producción en casi todas las industrias forestales de estos países. Un ejemplo hipotético pero bastante común sería un aserradero de 15 000 m³ de capacidad anual que trabajara a 5 000 m³, debido a uno o varios de los siguientes factores:

1. Tiempo perdido debido a escasez de trozas.
2. Tiempo perdido debido a escasez de mercados y, por consiguiente, de financiación.
3. Tiempo perdido debido a averías del equipo.
4. Tiempo perdido debido a averías del equipo agravadas por la espera de repuestos.
5. Baja productividad de los obreros porque no trabajan.
6. Baja productividad debido a que los obreros no saben trabajar.
7. Baja productividad debido a la mala organización del trabajo.
8. Baja productividad debido a tropiezos en la línea de producción.

La capacitación a nivel operativo mejoraría solamente el punto 6. Si fuese ésta la única causa de la escasa utilización de la capacidad, el problema sería fácil de resolver. Pero si no lo fuese cosa más probable -, la capacitación de los obreros produciría, por sí sola, muy poco efecto. Si la causa principal fuese la escasez de trozas, lo que se haga en el aserradero no cambiará nada; la solución deberá buscarse en el proceso de madereo y transporte dentro del sistema. Pero la escasa productividad de los obreros en el madereo podría deberse a que los silvicultores marcan un número insuficiente de árboles para cortar. La cuestión de la enseñanza y la capacitación en las industrias forestales debe examinarse en el contexto de un sistema complejo. Un método sencillo estará casi seguramente condenado al fracaso, a menos que se descubra el factor crítico limitante.

La administración es la operación funcional que integra todos los elementos de un sistema y al mismo tiempo lo controla. Por consiguiente, es lógico que un programa de capacitación en industrias forestales inicie en este sector. A este propósito, la evolución histórica de los programas de enseñanza y capacitación en bosques podría servir de ejemplo: sin que mediara intención expresa, se fue formando un cuerpo de administradores de bosques capacitados que, a su vez, no sólo se percataron de las necesidades de personal en los niveles operativo y de supervisión, sino que pudieron hacer algo para iniciar su capacitación. Al parecer, hay buenas condiciones para la capacitación en industrias forestales. En cuanto a estructura, el sector de las industrias forestales es casi diametralmente opuesto al de los bosques; en el plano de la enseñanza, no existe una disciplina destinada específicamente a capacitar administradores de industrias forestales. En el sector de los bosques existe la escuela forestal profesional, pero en el de las industrias forestales los administradores proceden de una multitud de especialidades, ya que no es forzosamente necesario que hayan cursado estudios universitarios. Desde el punto de vista de la oferta de empleo, no existen empresas ni grupos de empresas privadas que empleen administradores forestales; casi todos los administradores del sector forestal en los países en desarrollo son funcionarios del servicio forestal del Estado.

La estructura de las industrias forestales, especialmente los aserraderos, suele ser tan fragmentaria que se acerca al concepto económico clásico de la competencia perfecta. Este sector de las industrias forestales no tiene una conformación definida, y muchas instituciones diferentes contribuyen a la enseñanza y capacitación de los administradores. Por ello, parecería que un organismo internacional como la FAO podría hacer bien poco en este campo: tal vez los escasos resultados alcanzados hasta ahora son todo lo que cabía esperar, en otras palabras, el programa ha sido un éxito y no un lamentable fracaso. Pero antes de sacar esta cómoda conclusión, habría que considerar tres cosas.

La primera es que si eso es un éxito, a duras penas se justifica el esfuerzo. La segunda es que, desde el punto de vista de la demanda, la situación puede ser menos complicada de lo que parece, puesto que no hay empresas privadas comparables al servicio forestal del Estado, y las asociaciones de las industrias madereras mecánicas de los países en desarrollo, cuando existen, raras veces son bastante fuertes o unidas como para iniciar una acción cooperativa de capacitación. No obstante, existe una tendencia a establecer juntas o corporaciones estatales de la industria maderera para controlar o influir en el desarrollo de las industrias forestales. Si bien las estructuras, atribuciones y funciones de estas juntas varían mucho de un país a otro, constituyen al menos un núcleo a través del cual podría orientarse un programa de enseñanza y capacitación que quizás se difundiera con el tiempo a la industria en general.

La administración integra y controla todos los elementos de un sistema. Es el sector donde por lógica, deben comenzar todos los programas de capacitación industrial.

La tercera consideración es consecuencia de la segunda. Aunque el sector de la enseñanza tiene una estructura muy diversa a la del sector forestal, la existencia de un núcleo en el sector de la industria forestal tal vez permita elaborar un método que dé buenos resultados, como trata de hacer actualmente el Departamento de Montes con su curso de capacitación en administración de industrias forestales.

La iniciativa no nació del análisis precedente, sino a la inversa. Durante los últimos años ha sido cada vez más evidente que la debilidad de la gestión, más que cualquier otra cosa, ha obstaculizado el progreso de las industrias forestales en muchos países en desarrollo, y por ende sus planes de desarrollo social y económico basados en el bosque. No había ninguna institución o curso que pudiese dar a los futuros administradores el tipo de capacitación necesaria para la amplia gama de intereses y especialidades del sector. Como primer paso para subsanar esta deficiencia, pareció apropiado que la FAO preparara y ensayara un curso que satisficiera las necesidades y eliminara los obstáculos. El curso se concibió como una integración de diversas actividades en el programa de capacitación en industrias forestales. Al considerar las propuestas del Programa de Labores y Presupuesto con esta idea en la mente, se reveló crucial el rol de la gestión. Una administración competente no es sólo uno de los varios factores importantes para elevar el rendimiento de las industrias forestales en los países en desarrollo; en realidad, es un requisito previo absolutamente indispensable que confirma una vez más la necesidad del nuevo método de enseñanza y capacitación en industrias forestales propuesto.

Muchos procesos industriales tienden intrínsecamente a andar mal. Un buen administrador debe poseer la capacidad intrínseca de corregir las fallas que se produzcan.

Sin embargo, no basta saber que se precisa un nuevo método para garantizar su eficacia. Las posibilidades de éxito sólo pueden preverse mediante la evaluación de las propuestas de aplicación del mismo. Para preparar el curso se determinará, en primer lugar, en qué consiste el trabajo del administrador y qué instrumentos y pericia necesita adquirir o poseer para desempeñar sus funciones. Sería fácil preparar una larga lista de las materias que un administrador necesita conocer; para reducirla a lo que podría lograrse en un curso de cinco semanas, se utilizará el siguiente cuestionario interno para determinar lo más indispensable.

· ¿Cuáles son las funciones de un administrador?
· ¿Qué necesita saber para desempeñar sus funciones?
· ¿Cómo puede enterarse de lo que necesita saber?
· ¿Qué característica especial tiene la gestión de las industrias forestales para que este curso sea necesario?
· ¿Qué puede fallar?
· ¿Cómo puede un administrador descubrir a tiempo un error, antes de que se produzca la falla completa?
· ¿Qué puede hacer para evitar los errores antes de que se produzcan?
· ¿Qué puede hacer para corregir los errores cometidos?
· ¿Qué puede o debe hacer cuando no puede remediar la situación con los medios de su competencia?
· ¿Qué debe saber para desempeñar cada una, varias o todas las funciones mencionadas?
· ¿Cómo puede enterarse de lo que necesita saber al respecto?
· ¿Qué elementos necesita para desempeñar sus funciones?
· ¿Cómo puede asegurarse de que dispondrá de esos elementos en el momento preciso?
· ¿Cómo puede cerciorarse de que los elementos necesarios estarán disponibles en el momento preciso y se los podrá llevar al lugar indicado?

El saber que se precisa un nuevo método, no basta para garantizar su eficacia. Las posibilidades de éxito sólo pueden preverse a través de la evaluación de las propuestas de aplicación práctica.

De lo anterior se deduce que, independientemente del sector encomendado al administrador y de cualquier otra función que deba desempeñar, su cometido se reduce, en último término, a asegurar el logro de los objetivos de la gestión. El trabajo del administrador consiste en controlar un proceso o parte de un proceso de manera que los fallos intrínsecos no impidan alcanzar los objetivos. Por consiguiente, las funciones del administrador deberían ser las de neutralizar la ley de Murphy. Como se recordará, la ley de Murphy establece que en cualquier trabajo puede preverse que fallará todo lo que puede fallar. Un buen administrador es quien cuenta con una mentalidad y una capacitación tales que le permitan afrontar esa eventualidad. Lo ideal sería ofrecer ese tipo de capacitación a las personas que reconocen que la necesitan.
Eucaliptos para su estantería.

Los árboles de eucalipto re. visten particular importancia para los países en desarrollo, por su rápido crecimiento, su amplia adaptabilidad a ambientes que van de semidesérticos a temperados fríos, y sus múltiples usos: madera para aserraderos, pulpa, tableros de madera, construcciones livianas, parques y arboledas, leña de crecimiento rápido.

La presente edición FAO de El eucalipto en la repoblación forestal es de nueva redacción. Este volumen práctico y manejable se destina a bibliotecas públicas, servicios forestales y, en general, a quienes deseen adquirir nociones básicas sobre plantación y aplicación de los eucaliptos.

El eucalipto en la repoblación forestal

Sección de distribución y Ventas FAO Via delle Terme di Caracalla 00100 Roma, Italia


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