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La conferencia de Estocolmo aporta nuevos datos sobre la lluvia ácida

Don Hinrichsen

D. HINRICHSEN es redactor interino de Ambio, revista internacional sobre el medio humano, publicada por la Real Academia Sueca de Ciencias.

RESTOS DE UN BOSQUE CANADIENSE DE MADERAS DURAS. Daños provocados por la vecindad de una fundición

Aunque en general se admite que la lluvia ácida mata a los peces y daña a los ecosistemas acuáticos, aun se debaten sus efectos sobre los montes y suelos; sus consecuencias económicas concretas son incluso mas inciertas.

Teniendo presente esos problemas, la Conferencia de Estocolmo de 1982 sobre acidificación del ambiente inició una serie de reuniones de alto nivel a las que asistieron 103 expertos de 20 países y de cuatro organizaciones internacionales. Tras cuatro cías de debate, los científicos llegaron por consenso a una evaluación sorprendentemente detallada del estado actual de los conocimientos sobre la deposición ácida y sus consecuencias para el ambiente.

Se examinaron detalladamente las estrategias y métodos para controlar las emisiones de óxidos de azufre y de nitrógeno. Las pruebas mas sorprendentes presentadas se referían a los efectos de la deposición ácida en bosques y suelos. El informe final señalaba: «Las concentraciones de dióxido de azufre (SO2) consideradas peligrosas son mas bajas de lo que antes se creía, porque pueden producirse cambios fisiológicos y bioquímicos importantes para el crecimiento sin que se manifiesten danos visibles.» Los expertos que prepararon el informe estuvieron también de acuerdo en que el crecimiento de los arboles puede disminuir cuando se dan concentraciones anuales medias de sólo 25 a 50 m g de SO2.

Bernhard Ulrich, bioquímico de la República Federal de Alemania, presentó datos que indican que aproximadamente 1000000 de ha de bosques de hoja perenne de Europa son afectados por las deposiciones ácidas, y que el 10% de esos bosques esta muriendo, sobre todo en la República Federal de Alemania. La esperanza de vida de los bosques alemanes de hoja perenne puede reducirse a sólo 30 a SO anos, debido a la creciente acidificación.

Pero a la larga son quizás los efectos indirectos los mas insidiosos y difíciles de cuantificar. En la reunión se llegó al respecto a las siguientes conclusiones:

· Aunque en algunos bosques el SO2 puede compensar las deficiencias de azufre, particularmente en los ecosistemas tropicales, este factor no es importante en los bosques templados y boreales.

· La creciente acidificación del suelo provocará pérdidas netas de magnesio, calcio y potasio, elementos esenciales para el crecimiento de las plantas. Esto podría muy bien reducir la productividad de los bosques.

· En zonas de deposición ácida intensa, como en gran parte de la península escandinava, las pérdidas de nutrientes esenciales del suelo se agravan por los métodos de corta de árboles enteros, y la deposición puede poner en peligro las posibilidades de mantener los rendimientos de los bosques comerciales. En muchas partes de Europa central existen ya pruebas de deficiencia de magnesio.

· La deposición ácida libera por lixiviación los metales pesados de los suelos, con lo que aumenta su toxicidad que se transfiere luego a las plantas y los árboles. Se señaló con preocupación que en suelos sensibles (cenagosos o arenosos sobre lecho de roca no calcárea) con gran deposición ácida, la proporción del calcio con respecto al aluminio puede disminuir hasta un punto tal que perjudique el crecimiento de las raíces.

50 MILLONES DE TONELADAS DE SO2 DISPERSADAS CADA AÑO EN EUROPA. Las corrientes de aire aún obedecen a las leyes de la naturaleza

El informe señalaba también que los elementos tóxicos del suelo como plomo, aluminio, cadmio, zinc y manganeso, pueden acumularse en plantas que después sirven de alimento a los seres humanos y a la fauna silvestre.

Ellis Cowling, presidente del Programa Nacional de Deposición Atmosférica de los Estados Unidos, resumió así la situación: «En varias regiones de América del Norte» dijo, «se producen daños económicos en montes y cultivos agrícolas como resultado de la deposición seca de gases tóxicos. Las concentraciones de ozono, dióxido de azufre y óxido de nitrógeno en el ambiente, actuando solas o en combinación, provocan dados importantes y reducen el rendimiento de los cultivos y de los bosques.»

El director general del Instituto Noruego de Investigaciones sobre el Agua, Lars Overrein, apoyó estos planteamientos y advirtió sobre los efectos nocivos a largo plazo de los metales pesados en combinación con los miro contaminantes orgánicos de la lluvia ácida.

En el informe de la reunión se llegaba a la conclusión de que en Europa todos los años se dispersan en el aire entre 50 Y 60 millones de toneladas de dióxido de azufre, y quizás 6 millones de toneladas de nitrógeno.

La diferencia entre las conclusiones de esta reunión y las de la anterior fue que por primera vez los expertos intentaron delimitar una zona de peligro en relación con las concentraciones de dióxido de azufre. Se estimó que los lagos de regiones como Suecia, Noruega, Canadá y los Estados Unidos, no sufren acidificación a largo plazo si la deposición de azufre es de 0,5 g/m2/año o menos, por encima de este nivel se han registrado efectos nocivos. Puesto que no existe un nivel de concentración preciso que pueda considerarse como índice para determinar el punto en que comienzan los efectos nocivos, muchos científicos que asistieron a la Conferencia de Estocolmo no vacilaron en oponerse a estas conclusiones, señalando que los daños visibles de la lluvia ácida no comienzan a aparecer hasta que las tasas de depósito de azufre alcanzan 1,5 g/m2/año. Entre 0,5 y 1,5 g/m2/año, no es seguro que se produzcan daños.

Se había previsto que el informe científico final sirviera de base a los |debates políticos de una conferencia ministerial de tres días de duración que siguió a la reunión de expertos. Sin embargo, los ministros y demás representantes gubernamentales hicieron prácticamente caso omiso de las 40 páginas del informe.


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