Página precedente Indice Página siguiente


Las organizaciones rurales en la silvicultura

C. CHANDRASEKHARAN

C. CHANDRASEKHARAN es Oficial superior de planificación forestal de la FAO en Roma.

Es difícil realizar programas forestales en las zonas rurales cuando no hay organizaciones locales eficaces.

La inmensa mayoría de la población de los países en desarrollo vive en zonas rurales caracterizadas por la pobreza pertinaz, el desempleo, la carencia de tierras, los problemas de tenencia de la tierra, la falta de instalaciones de enseñanza y capacitación, la represión y la tensión sociales, la insuficiencia de servicios y la falta de acceso al control de los recursos y de los ingresos.

El objetivo del desarrollo rural es transformar la vida y las actividades rurales en su conjunto, eliminando todas las limitaciones posibles para que la población logre el progreso económico y social. En toda estrategia para alcanzar ese objetivo, es preciso incluir políticas oficiales de apoyo, inversiones públicas en diversas infraestructuras, tecnologías adecuadas y un sistema eficaz de organización, elemento crucial para asegurar y coordinar la contribución de los demás componentes.

El tipo de sistema de organizaciones rurales y su radio de acción variarán según los factores que influyan sobre ellas. En términos generales, un sistema está integrado por tres formas de organización: la burocracia del sector público, las instituciones del sector privado y las organizaciones locales. Ninguna de ellas puede fomentar por sí sola el desarrollo rural; el mejor método consiste en combinar esas tres formas de organización y adaptarlas a las necesidades especificas de cada región.

El desenvolvimiento de las organizaciones rurales para la silvicultura está condicionado por los mismos factores que influyen sobre las demás esferas de la actividad rural. Algunos de estos factores son históricos, como la propiedad feudal de la tierra; otros son políticos y económicos, como el régimen de uso de los recursos forestales. llorada la integración de la vida diaria de los campesinos con las necesidades especificas del campo, las organizaciones rurales - a diferencia de las urbanas - no siempre pueden distinguirse por el tipo o el sector de actividad.

La naturaleza, la variedad y los vínculos y combinaciones de las organizaciones forestales en todos los aspectos de la producción, la elaboración y la comercialización, dependen de uno o más de los siguientes factores:

· el régimen de propiedad de los bosques o de la industria forestal (pública, privada, comunal);

· el tipo de actividad generadora de recursos (silvicultura en gran escala, cotos forestales, pequeñas propiedades, prácticas agrosilvícolas, plantaciones a lo largo de rutas de transporte, explotaciones agrícolas mixtas);

· las clases de productos (madera, bambú, rotang, resina, oleorresinas, miel, setas, plantas medicinales),

· el tipo de elaboración (en gran escala, en escala media o pequeña, artesanal);

· el tipo de servicios (apoyo a la agricultura y al pastoreo, caza, recreación, conservación del ambiente);

· la finalidad del uso del recurso (creación de empleos, generación de ingresos, suministro de bienes y servicios, exportación, desarrollo rural en general);

· la modalidad de participación (como productores, consumidores, empleados, beneficiarios);

· el sistema de administración y control (centralizado, descentralizado);

· el tipo y la estructura de los vínculos con otras organizaciones y actividades (para la financiación, la elaboración primaria o secundaria, la infraestructura, la comercialización, las actividades auxiliares);

· la tecnología (intensidad de la ordenación, tecnología de la producción y elaboración); y

· la composición social de la comunidad (distribución de los ingresos, cultura, educación y capacitación).

Los bosques se hallan casi siempre en las zonas rurales menos desarrolladas. En consecuencia, aunque la silvicultura desempeña un papel fundamental en cuanto a la atención de las necesidades urbanas y al aumento de la industrialización y de los ingresos de exportación - todos objetivos meritorios - su importancia es igual o aún mayor respecto del fomento de la prosperidad en las zonas rurales. La silvicultura desempeña una función integral en el desarrollo rural, pues contribuye a cubrir las necesidades básicas de la población en cuanto a madera, combustible, alimentos y forraje, proporciona ingresos y empleos adicionales, asegura la productividad, y mejora el ambiente.

REFUGIADOS AFRICANOS RECOGEN LEÑA sin una organización eficaz, el trabajo es ano más duro (CORREO DE LA UNESCO)

Los bosques son un recurso renovable de valiosas materias primas cuya demanda actual va en aumento, y es poco probable que puedan ser sustituidas por otras aceptables desde los puntos de vista económico y ambiental. La ordenación de los bosques puede requerir gran cantidad de mano de obra, pero como el calendario de operaciones es muy flexible, es posible combinarla con otras actividades complementarias de los sectores rurales. En algunas formas simples de elaboración de la madera, como el aserrío o la producción de carbón, los insumos de mano de obra pueden sustituir al capital, cuando no existe una economía de escala marcada.

Los conflictos que pueden surgir entre las diferentes funciones de la silvicultura, y sus consiguientes compensaciones, hacen necesario contar con controles y balances adecuados para asegurar efectos positivos. En este sentido, la cohesión del sistema organizativo, que comprende la burocracia (la administración pública), las empresas comerciales del sector privado y las organizaciones locales, se convierte en el factor predominante.

La administración pública. La administración pública relacionada con la silvicultura (incluidos los organismos semiestatales y los órganos paraestatales) puede desempeñar una importante función de apoyo al desarrollo rural - en muchos casos ya en acto - por medio de la formulación de políticas, los reglamentos, la financiación, la divulgación y la prestación de servicios, la creación de infraestructuras y la ayuda para la comercialización. Por lo general también dependen del gobierno las innovaciones tecnológicas destinadas a generar oportunidades de trabajo para los sectores pobres de la sociedad. Muchos países en desarrollo han establecido un control rígido sobre sus bosques, como medio para promover el crecimiento y el desarrollo.

Varios gobiernos han adoptado diferentes combinaciones de arreglos organizativos, bastante complejos a nivel superior, pero relativamente sencillos en el plano rural.

El servicio forestal

El ejemplo más común de organización pública en la esfera de la silvicultura es el servicio forestal, institución cuya importancia varía según los distintos contextos nacionales. En algunos países la silvicultura compete a una dirección de un departamento o ministerio importante, como el de recursos naturales o el de agricultura, donde por lo general desempeña tanto responsabilidades jerárquicas como funcionales. Las dependencias funcionales se encargan de la producción, la protección y la ordenación de la fauna silvestre y las cuencas hidra. gráficas. Estas dependencias pueden integrarse plenamente al servicio (o departamento), o bien mantenerse como suborganismos relativamente independientes. A veces se separan algunas funciones y se las organiza como departamento o ministerio aparte: este es el caso del departamento o ministerio de la fauna silvestre en algunos países donde el sector forestal propiamente dicho y el de la fauna silvestre están a cargo de organismos diferentes.

En general, los servicios forestales asumen la responsabilidad completa de todas las funciones inherentes. En algunos casos participan también en la administración de centros de elaboración como aserraderos, fábricas de madera contrachapada, etc. Pero en otros casos, desde el punto de vista administrativo, el personal forestal trabaja a las órdenes de administradores de zonas (gobernadores provinciales, comisionados de distritos, jefes de polos de desarrollo) mientras el departamento de montes sólo presta apoyo técnico. Estas combinaciones tienen ventajas y desventajas.

Entre las funciones de los organismos encargados de la silvicultura en el plano rural pueden figurar:

· la protección de la propiedad forestal y la aplicación de leyes y reglamentos;

· la recaudación de ingresos, la emisión de permisos y licencias, el control de la explotación forestal y de la recolección de productos forestales, la ordenación de las plantaciones y de los viveros forestales;

· la ordenación, el control y la utilización de los bosques comunitarios o comunales, en base a los reglamentos pertinentes;

· la aplicación de los reglamentos relacionados con los árboles y los bosques en terrenos privados, la tenencia del registro de cultivadores, y la recaudación de impuestos;

· la autorización y el control de las actividades de producción, elaboración y comercialización,

· la organización del abastecimiento y la venta de leña, materias primas para las industrias de elaboración y otros productos forestales útiles;

· la prestación de servicios de divulgación, el suministro de plantines y materiales de siembra a las familias rurales y a los agricultores, y

· otras funciones especiales como la realización de los programas de desarrollo, la puesta de la silvicultura al servicio de la colectividad, la plantación de bosques, la comercialización, el fomento del turismo.

En el plano rural, y con arreglo a la estructura y la distribución de las funciones entre los organismos y los órganos subordinados, puede haber varias personas o grupos de funcionarios que informan a los respectivos superiores o al jefe de la oficina de ese nivel. De acuerdo con las circunstancias específicas, la institución forestal pública en el plano rural puede ser una oficina provisional, un puesto forestal, una dependencia de viveros forestales, una oficina de guardabosques, o la oficina de un proyecto especial.

Lo normal es que, a nivel de aldea, los funcionarios no tengan poder ejecutivo ni discrecional. Salvo por su papel en la protección forestal, en la formulación de políticas y en la recaudación de ingresos, en el pasado las instituciones forestales de nivel rural estaban muy aisladas de la sociedad en general. La participación de los servicios forestales en actividades en pro del desarrollo rural y comunitario como la agrosilvicultura, la rotación de cultivos, los programas de empleo rural, la generación de ingresos y la prestación de servicios, es una :nueva función muy diferente de la que los trabajadores forestales estaban acostumbrados a desempeñar.

Según muchos observadores, los principales defectos de muchos servicios forestales en el cumplimiento de su función en el plano rural son: 1) la ausencia de diálogo o consulta con los habitantes del lugar; 2) la falta de acceso a los órganos centrales de toma de decisiones; 3) la falta de coordinación con otras actividades rurales, problema que se agrava cuando las decisiones se toman en otros niveles; 4) el descuido de las dependencias rurales cuando el personal y los fondos resultan insuficientes; 5) una tendencia general hacia la mala administración, debido a la concentración de una gran cantidad de recursos valiosos en dependencias ineficaces.

Otros organismos. Algunos aspectos de la. administración y la ordenación forestales aún suelen ser directa o indirectamente - responsabilidad de otros organismos gubernamentales. Entre los ejemplos de responsabilidad directa figuran: la plantación de bosques y la protección de las cuencas hidrográficas por parte de organismos encargados de la agricultura, la hidro-electricidad o el riego; las actividades forestales relacionadas con los programas de empleo de los departamentos de bienestar social; el control de las tierras forestales por parte de departamentos de rentas del suelo o de juntas agrarias que dan a los departamentos de montes sólo la competencia sobre el crecimiento de los árboles.

Las autoridades financieras y los bancos nacionales de fomento pueden desempeñar un papel indirecto en la promoción de inversiones en la silvicultura. El plan de financiación del Banco de Fomento de Filipinas para las pequeñas granjas forestales es un ejemplo (véase el artículo de Hyman en Unasylva, vol. 35, n° 139). Existen otros organismos que vinculan la silvicultura con las industrias aldeanas, las industrias de mediana y gran escala, el comercio de la madera y la producción de energía de consumo industrial y doméstico.

HORNO DE CARBÓN MARK III EN UGANDA capacitación para animadores de la juventud, guardabosques y administradores de empresa (F. BOTTS)

ALDEA DEL NORTE DE TAILANDIA el núcleo del desarrollo forestal

ENTRESACA DE FIR CHINO EN UNA PLANTACIÓN DE LA PROVINCIA DE HUBE! los miembros de la comunidad administran y explotan sus propios bosques (D.E. EARL)

Salvo el caso de algunas cooperativas de trabajadores, en muchos países en desarrollo la mano de obra forestal es totalmente improvisada y está desorganizada; no hay sindicatos encargados de negociar convenios colectivos que garanticen salarios y beneficios.

Cuando hay varios organismos que supervisan los asuntos forestales, el problema de la coordinación se agrava, especialmente en el plano rural; la situación empeora cuando falta una distribución funcional o institucional de las responsabilidades.

Los órganos paraestatales. La creación de diferentes tipos de órganos paraestatales en el sector forestal es una innovación reciente. Algunos son empresas comerciales vinculadas con la producción, la elaboración, el intercambio y la comercialización. Otros se ocupan de la prestación de servicios de apoyo a las comunidades rurales. Algunos órganos paraestatales suministran materias primas a las dependencias de producción de pequeña o gran escala, y organizan la comercialización de los productos sobre una base de cero ganancias, cero pérdidas; pertenecen a esta categoría las juntas de artesanía y las empresas de comercialización de los países en desarrollo. La mayoría de esos órganos y empresas de propiedad estatal tienen una red de dependencias rurales tales como centros de acopio y distribución de los productos o las materias primas. plantas de elaboración o almacenes de ventas. Algunas organizaciones paraestatales comerciales han tenido éxito, pero otras tienden a combinar los aspectos negativos de los sectores privado y público, de lo que resultan más gastos que beneficios sociales.

Hay también órganos paraestatales encargados de actividades no comerciales, como consejos o juntas de desarrollo, que ofrecen información y asesoramiento o sirven de coordinadores y supervisores.

La centralización de la toma de decisiones es la práctica habitual en todas las formas de administración pública forestal. Hay poca delegación de poderes, por no decir ninguna. La población casi no participa o se la consulta poco, excepto cuando las tierras forestales son propiedad de la comunidad, como en el caso de las islas del Pacífico meridional. Aun así, a menudo las decisiones se imponen de autoridad; so pretexto de que las instituciones locales no tienen capacidad para administrar los bosques de las tierras comunales, los gobiernos han llegado a asumir su control.

La participación popular en la mayoría de las actividades forestales administradas por el gobierno se limita por lo general al trabajo asalariado. A menos que cambie esta situación, será difícil fomentar organizaciones locales sólidas. En la mayoría de los casos, es menester relacionar más directamente los sistemas de administración pública forestal con la situación de la población rural, y con las crecientes y complejas demandas del desarrollo económico y social.

Organizaciones del sector privado. Las organizaciones del sector privado, incluidas las empresas mixtas, desempeñan una función importante en la silvicultura y las industrias forestales. Estas organizaciones son de distinto tipo: particulares o empresas, propietarios de bosques privados, fábricas de propiedad privada que transforman madera y productos forestales, firmas comerciales privadas y firmas privadas de servicios relacionados con la silvicultura y la industria forestal. Todas están representadas a nivel rural, directamente o mediante agentes y equipos de campo, según el tamaño de la empresa. Además de proporcionar empleos e ingresos para el sector rural, estas organizaciones privadas también ofrecen otras oportunidades de desarrollo.

Las industrias de elaboración de productos madereros, cuya tecnología es muy variada, pueden abarcar desde operaciones no mecanizadas a nivel de granja hasta centros de elaboración en gran escala. Aunque las plantas industriales en gran escala tales como las fábricas de pasta o de madera contrachapada suelen hallarse en zonas urbanas o suburbanas, sus vínculos con las zonas rurales para el suministro de materias primas y otros insumos son muy fuertes. Las empresas industriales - aserraderos, fábricas de pasta y papel, empresas tabacaleras, fábricas de fósforos, fábricas de resina - tienen interés por estimular y apoyar la producción de materias primas forestales, ofreciendo arreglos técnicos y comerciales razonables. A la larga, las propias empresas privadas se benefician contribuyendo a que la población rural eleve su pericia y capacidad.

La colaboración libre y equilibrada entre los particulares y las organizaciones silvícolas locales, es una condición necesaria para el fomento de la silvicultura rural.

No faltan ejemplos de felices iniciativas privadas realizadas en sociedad con grupos rurales. Un caso muy famoso es el de la Empresa de Industrias Papeleras de Filipinas (PICOP). Sin embargo, en la mayoría de los casos los pequeños productores rurales de madera, artículos forestales y artesanía, están limitados por la falta de canales de comercialización y por las tácticas de los compradores exclusivos. Los intermediarios, los contratistas y los revendedores tienden a explotar a los pequeños productores que no están organizados; la explotación afecta también a la mano de obra rural empleada en la silvicultura. Por eso las organizaciones locales son especialmente útiles para los sectores más débiles de la sociedad rural.

Organizaciones locales para la silvicultura. La falta de organizaciones locales adecuadas constituye un grave obstáculo para el desarrollo de programas forestales efectivos en el plano rural. En diversas ocasiones esto ha agravado las repercusiones negativas de los programas forestales rurales, como ilustró De Aths (1980) con el caso del Proyecto Maderero Gogol de Papua Nueva Guinea. Hasta las simples cooperativas son menos difundidas en la silvicultura que en la agricultura (Digby y Edwardson, 1976).

Varios gobiernos han comenzado recientemente a fomentar instituciones locales en el sector forestal. Algunos de los casos positivos constituyen magníficos ejemplos de su utilidad e importancia.

Organizaciones locales. Las organizaciones locales comprenden diversos tipos de organismos no gubernamentales tales como cooperativas, asociaciones de agricultores, uniones de arrendatarios y agrupaciones étnicas con diferentes grados de autonomía. Los órganos electivos de gobierno local (la asamblea o el consejo del poblado) y las organizaciones políticas de base suelen incluirse también en la amplia categoría de organizaciones locales. Estas últimas se consideran instituciones autónomas, con objetivos específicos que se logran mediante la ejecución de las decisiones del grupo y el cumplimiento de sus normas, y actúan según el principio «de abajo hacia arriba». Las organizaciones locales pueden tener conexiones verticales (siempre según ese principio), que las vinculan con niveles de organización por encima de la comunidad, hasta llegar incluso a las instituciones nacionales.

Las organizaciones locales no sustituyen los servicios, las inversiones o las actividades de los sectores público o privado. Más bien sirven para salvar la distancia que separa a la burocracia de las comunidades rurales. Expresan los intereses y las opiniones locales, para que la burocracia responda más a las necesidades de los individuos y del grupo. Además, realizan tareas colectivas para atender necesidades que las actividades privadas con fines lucrativos no satisfacen, y resultan potencialmente útiles para aumentar los esfuerzos en pro del desarrollo rural. Por tanto, son un «tercer sector» intermedio entre los sectores público y privado (Esman y Uphof, 1982).

La estructura y el funcionamiento de las organizaciones locales varían mucho Se las puede clasificar según diversos criterios: de iniciativa local o externa, voluntarias, inducidas u obligatorias; formales, informales o consuetudinarias; igualitarias o no igualitarias: grandes o pequeñas; de toma de decisiones de autoridad o por consenso, asociaciones cooperativas o de interés; homogéneas o heterogéneas de acuerdo con su composición económica, social o de sexo. En este artículo las organizaciones locales se agrupan en tres categorías: organizaciones por distritos electorales, asociaciones locales que responden ante sus miembros, y asociaciones de interés.

Las «organizaciones por distritos electorales» desarrollan actividades conjuntas más eficaces con la burocracia de servicios, y deben considerarse como parte integral de la infraestructura administrativa en cuanto a la concepción y aplicación de programas de prestación de servicios a las zonas rurales. En este sentido, las asambleas y consejos a nivel de poblado pueden clasificarse como organizaciones por distritos electorales locales. Un ejemplo característico de organización por distrito electoral son las asociaciones locales de fomento, que actúan a nivel de zona y agrupan a la mayoría de la población de una comunidad, zona o región para promover su propio desarrollo. La composición de las asociaciones locales de desarrollo es tan heterogénea como las comunidades que las integran, y son multifuncionales porque llevan a cabo una amplia gama de tareas. Estas asociaciones poseen algunas de las características del gobierno local, pero tienen menos responsabilidades o facultades jurídicas.

Las «asociaciones locales que responden ante sus miembros» son organizaciones voluntarias con objetivos, responsabilidades y obligaciones definidas. En la mayoría de los casos se asemejan a las cooperativas, estén o no inscritas como tales con arreglo al reglamento pertinente. En cuanto a sus fines, son más funcionales que igualitarias. Pueden ser organizaciones de crédito para un solo fin, suministradoras de insumos y servicios, grupos de producción o comercialización, o asociaciones con fines múltiples.

Las «asociaciones de interés» son grupos unidos por una finalidad común, por lo general son igualitarias.

Las asociaciones de interés no locales compuestas por profesionales, científicos y habitantes urbanos relacionados con los problemas rurales no pueden incluirse aquí, aun cuando sus actividades pueden influir favorablemente en el desarrollo rural. Por ser pequeños grupos cuyas necesidades y posición social son homogéneas, las asociaciones de interés son un punto de partida eficaz para brindar una organización propia a los grupos menos favorecidos. Resulta difícil crear directamente una organización del tipo de las de distrito electoral para los grupos rurales desfavorecidos, que en cambio pueden integrarse a organizaciones mayores cuando son suficientemente fuertes.

Estructuras de zona. Las organizaciones locales radicadas en una zona, integradas y multidisciplinarias, son probablemente las mejores para el proceso de desarrollo tanto en situaciones de autonomía relativa a nivel de poblado como de propiedad colectiva de la tierra y participación de masas. En esos casos, los componentes organizativos suelen estar bien equilibrados y vinculados entre sí en un sistema integrado.

En la República Popular de China, las granjas forestales colectivas y diversos tipos de empresas forestales son administradas por las comunas populares o a brigadas de promoción», que establecen el equilibrio entre los insumos de tierra y de mano de obra para la agricultura, la silvicultura y la ganadería. Las granjas forestales estatales y los grandes establecimientos industriales se administran también con arreglo al sistema de participación. En otros países - Birmania, Etiopía y la República Democrática Popular Lao - se han ensayado métodos análogos o comparables. A través del «camino birmano hacia el socialismo», los consejos de poblados y municipales participan en las actividades forestales bajo su jurisdicción, prestando asesoramiento.

Cooperativas de recursos forestales. Un ejemplo positivo y frecuentemente citado de organización de cooperativas forestales, es el sistema de la Asociación Forestal de Poblados de la República de Corea, cuyo amplio programa tiene como finalidad mejorar la vida de la comunidad e incluye diversos aspectos de la silvicultura, como la producción de madera y leña, la repoblación forestal, la protección de los bosques y la elaboración y comercialización de productos forestales no maderables.

El sistema abarca a todo el país, y consiste en una jerarquía de asociaciones forestales (asociaciones forestales de poblados, uniones regionales de asociaciones forestales, y la Federación Nacional de Uniones de Asociaciones Forestales), cuyos niveles superiores cumplen las funciones de orientación técnica y supervisión. Este sistema combina las decisiones voluntarias tomadas por las asociaciones de poblados con un programa nacional de desarrollo forestal. Con arreglo a la Ley Provisional de Protección Forestal (1951), que dispuso la organización de las asociaciones forestales de poblados como entidades jurídicas independientes, y a la Ley de Desarrollo Forestal (1972), a principios del decenio de 1970 el sistema se convirtió en un movimiento dinámico de cooperativas para el desarrollo forestal, impulsado por el principio y el espíritu del Saemaul Undang (movimiento de la nueva comunidad).

Este sistema de diversos niveles, compuesto por más de 21000 asociaciones forestales de poblados, comprende alrededor de 2 250 000 familias. El conjunto de leyes sobre silvicultura y uso de la tierra contiene orientaciones y directrices nacionales para un programa global. El gobierno participa en todos los niveles por medio de subsidios, préstamos, ayuda técnica y cooperación con organizaciones privadas, vinculando la planificación y las actividades de las organizaciones gubernamentales y los poblados mediante líneas definidas de autoridad e influencia recíproca.

PLANTACIÓN PARA LEÑA EN LA REPÚBLICA DE COREA las asociaciones de bosques comunales poseen casi dos millones de parcelas (S. BUNNAG)

Algunos factores que han contribuido al éxito del programa coreano son la disponibilidad de tierra; la flexibilidad de las organizaciones; la amplitud y racionalidad de los métodos; la combinación de la planificación y la administración orientadas desde el nivel superior hacia la base y viceversa; el acento en incentivos como el aumento de los ingresos a corto plazo; la atención adecuada a la investigación y tecnología apropiadas; la intervención y el apoyo logístico del gobierno; la disponibilidad de recursos financieros accesibles; una legislación rigurosa y eficazmente aplicada, y una tradición de cooperación entre los poblados (FAO, 1982).

El acceso a la tierra merece una mención especial, ya que el 73 % de las tierras forestales de la República de Corea pertenece a propietarios privados. Además, aproximadamente el 58 % de esas tierras son parcelas de menos de 10 ha. El tamaño medio de los terrenos es de 2,6 ha.

En el Japón la situación forestal es similar. El 58% de las tierras forestales del país está en manos de unos tres millones de propietarios privados. El 94 % de éstos son agricultores, y el 91% posee menos de cinco hectáreas. A nivel de poblado existen asociaciones de propietarios forestales, entidades jurídicas inscritas conforme a la Ley Fundamental de Montes de 1951 y a la reciente Ley de Asociación de Propietarios Forestales. Al igual que en el caso de Corea, las asociaciones japonesas de propietarios forestales a nivel de poblado realizan diversas actividades cultivo de árboles, explotación forestal, elaboración y comercialización de la madera - encaminadas a racionalizar la ordenación forestal y a aumentar la productividad de los bosques. En cada prefectura existe una Federación de Asociaciones de Propietarios Forestales de Poblado, y hay una Federación Nacional de Asociaciones de Propietarios Forestales. El sistema cuenta con el apoyo financiero y técnico del gobierno nacional y de las prefecturas.

En la mayoría de los países las condiciones para establecer los sistemas de cooperativas forestales no son tan favorables como en Corea. En Guatemala, por ejemplo, las cooperativas forestales funcionan sólo como una simple actividad productiva de base agraria. Algunas comunidades indias del lugar, integradas por unas 60 familias cada una, han formado cooperativas de producción para explotar un recurso forestal de unas 10000 ha de bosques comunales. La situación de las cooperativas sociales de plantación de bosques del Ecuador es similar.

Otros tipos de cooperativas forestales. Existen muchos otros tipos de cooperativas forestales, cuya estructura depende de los recursos físicos disponibles y de los objetivos de los participantes. Entre ellas se destacan las cooperativas de obreros forestales, que agrupan mano de obra calificada y realizan trabajos por contratación tales como la plantación de árboles, operaciones de ordenación forestal, y la extracción y transporte de madera.

En algunos estados de la India, las cooperativas de obreros forestales extraen más del 50% de la madera producida por los bosques estatales. A medida que aumenta el número de cooperativas se van creando federaciones de distrito y otros organismos centrales, algunos de los cuales dirigen centros de capacitación y otras actividades de bienestar social en beneficio de sus miembros. También las sociedades cooperativas de grupos étnicos minoritarios que viven en las zonas forestales y sus alrededores desempeñan un papel activo en algunos estados de la India. Estas sociedades se encargan principalmente de actividades como la recolección de productos forestales y el cultivo de tipo taungya. Otro grupo importante de cooperativas adquiere los insumos de producción que necesitan sus miembros y comercializa los productos terminados; objetos de artesanía, lana de rotang y otros productos de industrias domésticas.

OBREROS DE UNA COOPERATIVA GUATEMALTECA DEL ALTIPLANO la ayuda internacional estimula a las organizaciones rurales (I. LITTLEWOOD)

Las industrias forestales tienen interés por estimular y apoyar la producción de materias primas, ofreciendo arreglos técnicos y comerciales razonables. A la larga, las propias empresas privadas se benefician contribuyendo a que la población rural eleve su pericia y capacidad.

La mayoría de estas cooperativas se han creado con el apoyo del gobierno, y con el objetivo de librar a los obreros y los operadores en pequeña escala de la explotación de los contratistas e intermediarios; garantizar condiciones de trabajo y salarios justos; capacitar a los obreros en la administración de cooperativas, y mejorar las condiciones socioeconómicas de los grupos desfavorecidos. No obstante, un porcentaje significativo de estas cooperativas fracasa debido a una planificación errónea, al agotamiento de los recursos o a su periódica escasez, a las deficiencias de los reglamentos, o a la falta de responsabilidad o disciplina.

Con excepción de algunos casos de cooperativas de trabajadores, en muchos países en desarrollo la mano de obra forestal es totalmente improvisada y está desorganizada; casi no hay sindicatos encargados de negociar convenios colectivos que garanticen salarios y beneficios.

Al propio tiempo, no faltan las asociaciones formales e informales de grupos calificados y prósperos que abarcan una amplia gama de intereses, por ejemplo asociaciones de aserradores, asociaciones de fabricantes de madera contrachapada o uniones de comerciantes y negociantes, caracterizadas por la obtención e intercambio de información técnica, la negociación de los precios y la compra exclusiva al vendedor de productos terminados («compras monopsónicas», que impiden el acceso del vendedor a más de un mercado comprador). También se encargan de las tratativas con el gobierno para obtener ventajas especiales.

Organizaciones tradicionales. Las organizaciones rurales tradicionales, como consejos de poblados, consejos de jefes y cabezas de familia, suelen poseer la tierra en común, de conformidad con un reglamento consuetudinario, mientras que las familias o los individuos disfrutan solamente del derecho de uso. En algunos casos los gobiernos transfieren a los consejos de aldea tierras forestales aledañas para su uso común con arreglo a estatutos especiales.

A veces se han registrado éxitos notables, pero casi siempre la falta de reglamentos y de conocimientos técnicos, unida a la pobreza de los miembros, han llevado estas organizaciones al fracaso, o sólo han obtenido pequeñas mejoras.

Por esta razón, los gobiernos han tenido que intervenir con frecuencia para mejorar la situación. La práctica usual es modificar los sistemas tradicionales para adaptarlos a las condiciones actuales. En general, fomentan la participación de la población local en La plantación de bosques y la ordenación y protección del ambiente, y establecen nuevas directrices y controles.

Por ejemplo, en Arunachal Pradesh (India), los bosques son propiedad de los consejos de poblados, anchal samithis, y se explotan para cubrir las necesidades locales. Hasta hace algún tiempo esos bosques eran talados indiscriminadamente. El Gobierno promulgó la Anchal Forest Act, que los puso bajo la tutela del Departamento de Montes con el consentimiento de los anchal samithis. Esta ley forestal garantiza la participación permanente de los samithis en las decisiones administrativas, y la utilización de los ingresos derivados de los bosques para fines de desarrollo, incluidas las infraestructuras sociales y la creación de industrias de elaboración de la madera.

En Nepal, los panchayat locales dependencias administrativas que agrupan poblados de entre 2 000 y 4 000 habitantes - son los responsables de la plantación y cuidado de los árboles en los «bosques panchayat», que son eriales pertenecientes al Gobierno; a cambio, gozan del usufructo de sus productos. Los panchayat también administran la Protección Forestal de Panchayat, mediante un sistema apropiado. También en este caso los panchayat pueden acopiar leña, forrajes y productos forestales secundarios para uso local, y reciben el 75%, de los ingresos derivados de la venta de madera y otros productos forestales. El Departamento de Montes del estado de Gujarat (India), en asociación con los panchayat, ha podido crear cotos forestales en más de 3 000 poblados.

Movimientos rurales. A falta de organizaciones locales eficaces, los movimientos espontáneos pueden contribuir a definir los problemas locales. En el poblado indio de Gopeswar, en Uttar Pradesh, el movimiento chipko comenzó en 1972 como protesta contra la tala excesiva de árboles, práctica que había provocado erosión e inundaciones. Chipko significa a abrazo, abrazar», gesto de protesta adoptado por los habitantes del poblado, quienes abrazaban los arboles para salvarlos de la tala. El movimiento se extendió gradualmente hacia otras zonas, y contribuyó a corregir las situaciones que comenzaban a suscitar hostilidad en las poblaciones locales. También despertó gran interés por una adecuada ordenación forestal, necesaria para garantizar la estabilidad ecológica y suministrar a la comunidad algunos productos esenciales como la leña y el forraje.

Asociaciones y grupos de interés. Estos pequeños grupos de base local, unidos por un interés común, se ocupan de actividades forestales y afines. Son grupos informales, en su mayoría asociaciones temporales de leñadores, recolectores de leña o carboneros. Tienen poca influencia en el medio rural.

Las asociaciones y grupos de interés no locales pueden ser de gran ayuda para apoyar las campañas y los movimientos rurales vinculados con la silvicultura y otras materias afines. En los últimos años estas asociaciones y grupos de interés no locales han participado cada vez más en la silvicultura; un ejemplo es el Programa Agrícola del Consejo Nacional de Mujeres de Kenya. Algunos de estos grupos pueden encontrar dificultades para granjearse la confianza de la población rural y del gobierno. No obstante, no se debe subestimar su importancia, siempre y cuando sepan enfocar adecuadamente los problemas urgentes.

La colaboración libre y equilibrada entre los particulares y las organizaciones silvícolas locales, es una condición necesaria para el fomento de la silvicultura rural. Lamentablemente, en la mayoría de los casos la situación se caracteriza por una burocracia aislada, intereses privados tendientes al lucro, y escasez de organizaciones locales. El efecto combinado de estos factores sobre la silvicultura es en extremo negativo.

La nueva concepción del desarrollo rural integrado implica una crítica de las instituciones existentes en el plano rural, y propone un enfoque coordinado multidisciplinario, con operaciones multisectoriales. Para lograr buenos resultados es necesaria la participación de las organizaciones locales en la planificación, la toma de decisiones y el control. Ello significa la promoción de organizaciones locales adecuadas mediante el apoyo financiero, la divulgación, la capacitación, la asistencia técnica y un sistema de incentivos. Los recursos y la pericia del sector privado pueden ser útiles para complementar otros esfuerzos de desarrollo.

Es de fundamental importancia dotar a la administración pública forestal de una filosofía y una finalidad compatibles con las necesidades de desarrollo de la comunidad. Un nuevo método flexible, basado en la comprensión del comportamiento humano y libre de actitudes paternalistas, será el más adecuado para movilizar el interés y el apoyo de la población. En resumen, debe existir una firme voluntad política, de la que los casos positivos son todos ejemplos.

Referencias

1975 AYERS, C.E. Institutional economics-discussions. En American Economic Review: Papers and Proceedings, Vol. 4, mayo.

DE ATHS, C. Throw away people. Boroko 1980 (PNG). Institute for Applied Social and Economic Research.

1976 DIGBY, M. Y EDWARDSON, T.E. The organization of forestry cooperatives. The Plunkett Association for Cooperative Studies.

1982 ESMAN, M.J. Y UPHOF, N.T. Local organization and rural development. Ithaca NY, Cornell University Rural Development committee.

1979 FAO Small farmer's development manual Vol. I y II. Bangkok

1982 FAO Village forestry development in the Republic of Korea; a case study (GCP/INT/347.SWE). Roma.

1979 GRIFFIN, K. y GHOSE, A.K. Growth and impoverishment in the rural areas of Asia. World Development, 7:2.

1980 HEALY, KEVIN Innovative approaches to development participation in rural solivia. Rural Development Participation Review, Vol. 1, N° 3.

1977 JEDLICKA, A.D. Organization for rural development. Nueva York, Praeger.

1951 KNIGHT, F.H. The economic organization Nueva York, Kelley.

1977 LIPTON, M. Why peor people stay por: urban bias in world development. Cambridge, Mass., Harvard University Press.

1974 MONTGOMERY, J.D. Technology and civic life: making and implementing development decisions. Cambridge, Mass., MIT Press.

1980 NACIONES UNIDAS Public administration institutions and practices in integrated rural development programmes. Nueva York.

1980 PALIN, DAVID Management of development forestry. Roma, FAO.

1956 PARSONS, T. Suggestions for a sociological approach to the theory of organizations. Administrative Science Quarterly, I: 63-85, 227-239.

1977 STREETEN, PAUL The distinctive features of a basic needs approach to development. International Development Review, N° 3.

1974 UPHOF, N.T. y ESMAN, M.J. Local organzations for rural development: analysis of Asian experience. Ithaca, NY Cornell University Rural Development Committee.

1927 WIESER, F. Social economics. Londres. George Allen and Unwin.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente