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Cartas al redactor

Pastoreo de cabras en Chipre

En su defensa de las prácticas silvopastorales como solución a los problemas de los bosques del Mediterráneo en las postrimerías del siglo XX, Vasilios Papanastasis (La integración de las cabras en los bosques del Mediterráneo, Unasylva, 38, [154]: 44-52) va en contra de la experiencia de la silvicultura y del aprovechamiento de la tierra forestal del Mediterráneo. La historia del uso y del abuso por parte del hombre de los bosques mediterráneos establece de forma totalmente incontrovertible la función importante que ha desempeñado el pastoreo de las cabras en el complejo de los factores políticos, socioeconómicos, culturales y biológicos que han conducido a los bosques a su degradación.

Los argumentos que presenta el Sr. Papanastasis son parecidos a los de sus colegas del sector pecuario en Chipre en los decenios de 1930 y 1940, antes de que se excluyeran a las cabras de los bosques de esa isla. Si bien Chipre es más pequeña y posiblemente más «manejable» que algunos países mediterráneos, puede servir como modelo para muchas zonas criticas de la región. El hecho de haber quedado exenta durante 40 años de los estragos causados por el pastoreo libre de las cabras, ha demostrado que los temores y opiniones expresados ahora por el Sr. Papanastasis son infundados. La población pecuaria de la isla no ha disminuido. Aunque la cabaña nacional ha fluctuado de un año a otro, como consecuencia de las irregularidades del clima, se ha mantenido al mismo nivel alto durante todo este siglo. Debido a mejores prácticas zootécnicas en tierras mejores y al cambio que se ha hecho de las cabras a las ovejas, la productividad de los rebaños ha aumentado. Los pastores que todavía quedan gozan de un nivel de vida mejor. Desde el punto de vista de la flora, los bosques están enriquecidos. La ordenación forestal y la repoblación de los bosques avanza a ritmo rápido. Ha aumentado el crecimiento de los bosques, y por lo tanto, la producción de madera. Es floreciente el turismo y son muchas las posibilidades de esparcimiento que se aprovechan.

Los materiales combustibles no se han acumulado hasta niveles no manejables; la vegetación del sotobosque es beneficiosa al proporcionar al suelo una cubierta que facilita el proceso de la recuperación biológica. Las zonas boscosas perdidas en los incendios catastróficos que se produjeron durante las agitaciones ciudadanas de principos del decenio de 1970 se han repoblado después de un inmenso esfuerzo, lo que hubiera sido imposible de haber existido el pastoreo de las cabras. Ya no existe el azote de los incendios y, en particular, los incendios premeditados. La vida de los aldeanos se ha transformado. En resumen, se ha incrementado la productividad de los bosques en todos sus aspectos, la población de Chipre considera al bosque como patrimonio nacional y los servicios forestales pueden proseguir con la tarea de la ordenación silvícola, imposible durante el predominio de las cabras.

La experiencia de Chipre demuestra que los problemas de los bosques mediterráneos no pueden resolverse mediante el pastoreo controlado, que se ha intentado y se ha comprobado ineficaz, sino mediante la aplicación coherente de una política forestal, unida a la posibilidad de otros usos, sean o no de tipo forestal, mediante un mejor aprovechamiento de las tierras agrícolas y una mejora del ganado, o mediante el desarrollo industrial, o alguna combinación de estas tres posibilidades.

El Sr. Papanastasis expresa la esperanza de que mediante la instrucción y un cuidadoso manejo, las sociedades de pastores cooperarán y serán sensibles a las restricciones que se les impongan sobre su uso tradicional de los bosques. En el momento en que haya asimilado las enseñanzas, el pastor forestal habré ya abandonado su rebaño tradicional y no volveré a pastorear cabras. Si tiene que quedarse en la tierra, debe ponérsele a disposición otro tipo de empleo que le permita un nivel de vida más alto del que es posible acompañando a un rebaño de cabras hambrientas, que a duras penas consiguen vivir mordisqueando los escasos alimentos que encuentran en los bosques.

El fallecido R. O. Whyte, que fue Director de la Oficina de la Commonwealth de Pastos y Cultivos Extensivos, y que - conviene señalar - no fue especialista forestal, presentó un importante informe sobre la realidad del pastoreo forestal en la Conferencia sobre el aprovechamiento de la tierra en el Cercano Oriente, celebrada en Nicosia, Chipre, en 1946, cuando se estaba efectuando la exclusión de las cabras. Entre otras observaciones afirmó: «Los Departamentos de Agricultura (del Mediterráneo) deben aceptar ciertamente la responsabilidad de proporcionar a la población animal forraje de las tierras agrícolas, y no continuar suponiendo que las reservas forestales deben considerarse como las reservas principales de forraje ...simplemente porque no cuestan... Los Departamentos de Agricultura deberán señalarse por elaborar otros métodos de subsistencia.»

Después de 40 años, sus observaciones siguen siendo igualmente válidas.

En muchas de las partes menos adelantadas de la región del Mediterráneo prosigue el pastoreo de las cabras y es seguro que continúe todavía mucho tiempo pero, con excepción de unas pocas situaciones, la solución a largo plazo de la degradación masiva de los bosques de la región no reside en la continuación de una forma de vida anacrónica y en la perpetuación de prácticas silvopastorales que han llevado a los bosques mediterráneos a su actual degradación, sino ofreciendo servicios agrícolas de extensión y otras fuentes de empleo, de forma que el pastoralista de un tiempo pueda satisfacer su deseo muy razonable de conducir una vida que se aproxime a las expectativas de finales del siglo XX, mientras que el técnico forestal pueda emprender la restauración de los bosques a unos niveles que han quedado tan oscurecidos por el mal uso, que muchos los han perdido de vista incluso dentro de la región.

J. V. Thirgood
Universidad de Columbia Británica Vancouver, B.C. Canadá

Estos coloridos carteles, utilizados en cubiertas, provienen de un proyecto forestal comunitario de la FAO/Países Bajos en los Andes peruanos, patrocinado por el Instituto Nacional Forestal y de Fauna del Ministerio de Agricultura del Perú; se los reproduce gracias a su gentil permiso. El artista creador es Carlos Tovar.


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