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LA COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO: UNA NUEVA ESTRATEGIA

Las lecciones de la experiencia

La comunicación ha demostrado su utilidad en muchos programas y proyectos de desarrollo. Sin embargo, la experiencia ha puesto de manifiesto que para alcanzar el éxito son necesarios ciertos requisitos previos.

Si se desea obtener los mejores resultados, hay que aplicar un método sistemático. La comunicación logra sus objetivos cuando forma parte de la estrategia básica cuya finalidad es establecer las prioridades del desarrollo y la planificación, ejecución y evaluación de los programas, así como la mejor de la capacitación a todos los niveles.

La comunicación alcanza sus objetivos cuando se planifica en el marco de una estrategia global. Es necesario investigar, fijar con claridad los objetivos, determinar los diferentes grupos de oyentes, formular los mensajes y elegir los canales cuidadosamente, y proceder al seguimiento e intercambio de información. La utilización conjunta de múltiples medios, que usan diferentes canales de comunicación, en coordinación y con criterio de mutuo apoyo, permiten obtener excelentes resultados. Por el contrario, el «componente de comunicación» que se añade en el presupuesto del proyecto a último momento, a menudo se limita a ser sólo un aporte para elaborar materiales de publicidad destinados al proyecto o para producir algunos elementos audiovisuales, y no es ni eficaz ni rentable.

Para que la comunicación surta efecto es necesario una masa crítica de personal, equipo y actividades que tengan continuidad.

Después de determinar claramente los objetivos, las necesidades y la capacidad de la infraestructura local, puede que sea necesario adquirir un equipo de comunicación. Es preciso asegurarse un servicio adecuado de mantenimiento a nivel local y de personal capacitado para utilizar ese equipo.

La experiencia demuestra que el presupuesto global para la comunicación suele representar el 10 por ciento del presupuesto total de un programa de desarrollo. Sin embargo, puede que en el caso de programas en gran escala se reduzca al 1 por ciento, y que en el de pequeños programas sea algo superior al 10 por ciento.

La comunicación para el desarrollo es un sector especializado, por lo tanto si no se disponen de servicios locales de expertos será necesario solicitar asistencia técnica a los países vecinos, a los organismos internacionales y a los programas de ayuda.

Medios múltiples de comunicación en el «reino de las montañas»

El uso conjunto de varios canales e instrumentos de información multiplica el efecto de las campañas de comunicación, como se demostró claramente en 1988 en el montañoso reino de Lesotho, en el Africa austral.

Una evaluación de las necesidades de la población del distrito de Mohale Hoek, realizada por agentes de extensión de organismos públicos que habían recibido capacitación en técnicas de comunicación, reveló que era prioritario aumentar el conocimiento de los agricultores acerca de las variedades de semillas y métodos de producción de sorgo recomendados y de prevención para reducir las pérdidas poscosecha.

Se decidió iniciar una campaña de comunicación de modo que se pudiera evaluar con precisión sus efectos. Se realizaron encuestas sobre conocimientos y actitudes de los radioyentes antes y después de la campaña en tres zonas: en comunidades donde se había realizado la campaña completa (visitas personales, programas de radio y otros materiales), comunidades que sólo habían recibido programas de radio, (sin visitas personales ni otros materiales de apoyo), y un distrito cercano de «control» en el que no se había desarrollado ninguna campaña.

La estrategia de la «campaña completa» constaba de varias fases. Durante la primera semana, un nutricionista realizó demostraciones culinarias utilizando sorgo y explicando el valor nutricional de este cereal. Se distribuyeron folletos y una vez a la semana se difundieron programas de radio sobre ese mismo tema. Equipos de comunicación realizaron visitas utilizando programas audiovisuales como base para el debate con pequeños grupos de agricultores. En el curso de estas reuniones se distribuyeron carteles y folletos y, cuando era posible, se efectuaron también demostraciones prácticas.

De acuerdo con la encuesta, los resultados al cabo de 15 semanas fueron impresionantes. En la zona donde se habia, desarrollado la campaña completa, los conocimientos de la población sobre variedades de semillas, métodos de producción de sorgo y pérdidas poscosecha habían aumentado en casi un 130 por ciento. Entre el grupo que sólo había escuchado la radio los conocimientos habían aumentado en un 70 por ciento, lo que seguía siendo un buen resultado. En el grupo de control, que no había estado directamente expuesto a ningún elemento de la campaña, los conocimientos habían aumentado en un 20 por ciento, probablemente como resultado de la información transmitida verbalmente.

El uso de medios múltiples de comunicación produjo unos resultados dos veces mayores que los conseguidos utilizando exclusivamente la radio.

¿Cómo integrar la comunicación en las políticas nacionales de desarrollo?

El punto de partida debe ser la toma de decisiones políticas y ejecutivas de desarrollo, que contemplen las reales necesidades de la población e involucre a ésta en todas las etapas del proceso.

Una vez que se haya adoptado esta decisión al más alto nivel y que se haya reconocido que es necesario utilizar la comunicación para fortalecer y sostener el proceso de desarrollo, habrá que abordar diversos problemas normativos de carácter más práctico con el fin de determinar el ámbito de acción de la comunicación, establecer un marco institucional y atender a sus necesidades operacionales.

Las ideas que se exponen a continuación se basan en la experiencia que ha adquirido la FAO en los dos últimos decenios ayudando a los países miembros a utilizar la comunicación al servicio del desarrollo.

Con el fin de precisar su función en el desarrollo se deberá elaborar una política nacional de comunicación. Esta política prodría exigir, por ejemplo, que la comunicación y los procesos de planificación participatoria ayudaran a establecer necesidades y puntas prioritarias para la formulación de nuevas propuestas de desarrollo, especialmente las que afectan a las comunidades rurales. Una política menos ambiciosa prodría limitarse a garantizar el uso sistemático de las actividades y medios de comunicación para orientar y promover sus objetivos.

En cualquier caso, la comunicación para el desarrollo deberá concebirse como un ámbito intersectorial, análogo a otros ya existentes, como la información, la educación y la planificación, y abarcar aquellas disciplinas en que es necesaria la participación popular, como la agricultura, ganadería, silvicultura, medio ambiente, pesca, demografía, integración de la mujer, salud y nutrición. Esta política nacional debería establecer mecanismos intersectoriales en materia de comunicación a fin de evitar que cada departamento ministerial ejecute sus actividades de comunicación y extensión por separado, resulte dispendioso, y cree desconcierto.

Puede que sea necesario promulgar una nueva legislación, en virtud de la cual se establezca, por ejemplo, un servicio de radio rural con estaciones de radio que incluya estaciones privadas y comunitarias en las cuales la población local cree y difunda sus propios programas.

Asimismo, puede que sea necesario regular las atribuciones y relaciones de los diversos ministerios, instituciones y ONG en materia de comunicación. Por ejemplo, el Ministerio de Información debería dedicar más tiempo a los medios de comunicación masivos a los programas sociales y educativos o a suplir las necesidades de la población rural. Del mismo modo, se debería supeditar la concesión de licencias a las emisoras de radio y canales de televisión privados a que dediquen una parte de emisión a programas de desarrollo. En algunos países, aunque las emisoras sean estatales está previsto que los ministerios paguen una contribución para producir programa ligados al desarrollo por lo cual se establecen nuevas relaciones financieras dentro del gobierno. Para sufragar las actividades de comunicación y capacitación se puede también considerar la posibilidad de recurrir a empresas patrocinadoras.

Es necesario un marco institucional que proporcione una estructura logística para organizar las actividades de comunicación. Los grandes programas de desarrollo han dispuesto a veces de servicios de comunicación propios, integrados por planificadores, investigadores, instructores y productores y dotados de capacidad para utilizar medios múltiples de comunicación. En otros casos se ha recurrido a una unidad central perteneciente al ministerio técnico en cuestión, como por ejemplo la infraestructura del ministerio de información.

Podría crearse un servicio de programación y políticas de comunicación para el desarrollo, en un organismo público. Este servicio se encargaría de traducir las políticas y los objetivos nacionales de desarrollo en términos de comunicación y establecer la prioridades de las actividades en este sector. La principal función del servicio consistiría en orientar y apoyar a los ministerios, a las diferentes instituciones que se ocupan del desarrollo, organizaciones populares y otros participantes en el proceso de desarrollo la planificar, poner en marcha y evaluar su labor en materia de comunicación.

Este servicio permitiría asegurar la coordinación entre todos los participantes involucrados en el proceso de desarrollo, evitando que la opinión pública reciba mensajes contradictorios. Podría analizar permanentemente los resultados, reacciones, problemas y oportunidades planteados por el proceso de comunicación e informar a las autoridades competentes del país. El servicio deberá contar con un personal reducido pero de alta calidad profesional y también se debería establecer un marco normativo que le diese el prestigio necesario para que pueda desempeñar sus funciones de planificación y coordinación.

Malí, el primer país de Africa en definir una política nacional de comunicación para el desarrollo

En 1991, tras un cambio de gobierno, las nuevas autoridades de Malí decidieron democratizar no sólo sus instituciones sino todo el proceso de desarrollo teniendo en cuenta las necesidades de la población. La época de las decisiones tomadas desde arriba se había acabado.

Pero en la práctica el problema era crear un sistema funcional que fomentara la participación popular, el intercambio de conocimientos e ideas a todos los niveles y la coordinación de esfuerzos.

Se dieron cuenta de que el centro de la cuestión era la necesidad de elaborar una política nacional de comunicación que facilitara una mejor comprensión entre los dirigentes y la población y asegurara a la administración y a la sociedad civil el mutuo conocimiento de sus actividades y preocupaciones. En un país como Malí, que depende de su agricultura y ganadería, una política de comunicación de este tipo era imprescindible para garantizar la participación de la población rural en la formulación y ejecución de los programas prioritarios de desarrollo.

Por consiguiente, el Presidente de Malí pidió ayuda a la FAO y al PNUD para preparar y realizar un seminario nacional en el que se definiera una política nacional de comunicación al servicio del desarrollo. El seminario se celebró en octubre de 1993 en Bamako. El resultado fue la primera política nacional de comunicación para el desarrollo de Africa, en la que se establecían directrices sobre la función de la comunicación en el marco institucional apropiado, el papel de los diferentes medios de comunicación y las necesidades concretas en materia de capacitación.

En el seminario se recomendó establecer servicios de comunicación en los distintos ministerios para definir las estrategias y ejecutar los programas de comunicación, establecer un comité intersectorial de coordinación de las actividades de comunicación para el desarrollo en el seno del Consejo Superior de Comunicación, principal órgano normativo del país en el sector de la comunicación, introducir un programa de estudios sobre comunicación para el desarrollo en la Universidad de Malí, establecer un programa de investigación, y mejorar la capacidad de comunicación de los profesionales de nivel intermedio que trabajaban en programas de desarrollo. En el seminario se subrayó que era necesario lograr la participación de todos los interesados en el proceso de desarrollo, incluyendo entre ellos instituciones públicas, ONG, asociaciones de agricultores y comunidades rurales. En lo que respecta a los medios de comunicación, se hizo hincapié en la utilización de la radio rural, el vídeo para la capacitación de agricultores, los medios tradicionales de información y la prensa rural. Por último, el seminario recomendó que todos los programas y proyectos de desarrollo incluyesen un componente de comunicación.

El Presidente comentó que la población de Malí debía asumir la responsabilidad de su propio desarrollo y que no era posible llevar a cabo un proceso democrático sin la participación de la población rural, subrayando de este modo la importancia de la comunicación.

Los servicios de investigación, planificación y producción y uso de los medios de comunicación podrán organizarse de diversos modos, según de las circunstancias. En muchos países los ministerios principales cuentan ya con servicios para producir programas destinados a los medios de comunicación y materiales audiovisuales de capacitación. En algunos casos, puede que estos servicios deseen seguir funcionando de modo independiente pero recibiendo apoyo, asesoramiento, capacitación y coordinación del servicio central de comunicación. En otros casos, puede que los servicios ya existentes deseen fusionarse y constituir un organismo paraestatal, pero también puede que los ministerios decidan estipular un contrato con ONG o el sector privado para cubrir sus necesidades de investigación y producción en materia de comunicación, como sucede ya en el sector de la sanidad. Tal vez los países pequeños decidan establecer un sólo servicio de comunicación para atender a todas las necesidades de desarrollo. En ciertos casos esta labor podría confiarse a las ONG.

Existen varias posibilidades, pero cualquiera que sea la elegida, lo importante es que los servicios de comunicación aspiren a ser financieramente autónomos, por lo menos en parte, dentro de un plazo determinado. Esta podría ser una condición previa para su establecimiento. Sin embargo, no se debe permitir que criterios de rentabilidad desvirtúen el carácter esencialmente público y social de los servicios prestados.

Para que estos servicios generen ingresos, sería necesario un plan de comercialización con miras a vender su capacidad y competencia en ámbitos como la investigación sobre el terreno, el análisis de la situación, la formulación de estrategias de comunicación, la producción de medios audiovisuales y la capacitación de personal en técnicas de comunicación Entre sus clientes posibles podrian considerarse ministerios, instituciones, organismos de ayuda, ONG e incluso empresas comerciales.

El principio de la autonomía financiera deberá presidir el diseño de los servicios y de su marco institucional. En muchos países, la solución podria estar en una estructura paraestatal que permitiera al servicio de comunicación generar ingresos, conservarlos y utilizarlos directamente para cubrir sus necesidad operativas. Esta estructura paraestatal permitiría también que el servicio pagara

sueldos más altos al personal capacitado en técnicas de comunicación con el fin fomentar la creatividad y la capacidad también evitar el riesgo de que pasen a sector privado. El establecimiento de u institución paraestatal de este tipo requiere por lo general una acción legislativa.

La inversión y los préstamos para desarrollo, con miras a capitalizar los servicios de comunicación antes o inmediatamente después de su establecimiento podrían ser una propuesta viable para los organismos de ayuda e incluso para los prestamistas comerciales. En efecto, una entidad paraestatal que genera sus propios ingresos en el marco de una política nacional da a la comunicación el carácter de un sector rentable.

En casi todos los casos, sería imprescindible capacitar al personal especializado en técnicas de comunicación para el desarrollo. Un buen especialista en comunicación debe poseer una combinación singular de conocimientos y aptitudes tanto en el sector de las ciencias sociales, como en el de la producción y uso de medios de información. En casi todos los países está todavía pendiente el establecimiento de un programa de estudios de este tipo.

La práctica habitual es ofrecer a sociólogos o personas con experiencia campo en comunidades rurales y capacitarlos en el uso de medios de comunicación y en el concepto de desarrollo rural. Una práctica menos frecuente consiste en capacitar a especialistas en medios de comunicación con el fin de que utilicen su competencia para cubrir las necesidades de la población rural. También es posible que el personal directivo deba recibir capacitación para seleccionar a contratistas externos, como por ejemplo agencias de publicidad que prestan especial atención a los temas sociales, y estar en condiciones de supervisarlos debidamente.

Treinta y cuatro países y el mismo problema

La estrategia de la Campaña Panafricana contra la Peste Bovina (PARC) con respecto al virus que causa esta enfermedad, mortal para el ganado bovino y otros animales, consiste en combatirlo mediante la vacunación de las reses y otras medidas de control.

Sin embargo, los servicios veterinarios nacionales por mucho entusiasmo que desplieguen no pueden hacer frente a 180 millones de animales, un continente enorme, muchas zonas de acceso difícil y un clima cálido en el que la vacuna se estropea al cabo de pocas horas si no se toman precauciones.

Necesitan, por lo tanto, el apoyo activo de los propietarios del ganado para que informen sobre las enfermedades, lleven a vacunar a sus animales y, finalmente participen en los gastos de una parte de la campaña, que costó 64 millones de dólares EE.UU. en los cinco primeros años y fue financiada inicialmente por la Comunidad Europea. Esta es una de las varias medidas previstas en la Campaña para alcanzar uno de sus objetivos principales: conseguir que los servicios veterinarios se autofinancien.

Cuando se inició la Campaña en 1986, los planificadores no consideraron la necesidad de llevar a cabo actividades de comunicación. En 1988, reconociendo que la participación popular era imprescindible, la Oficina Interafricana de Recursos Naturales de la Organización de la Unidad Africana (IBAR/OUA), coordinadora de la Campaña, empezó a plantear a los países que participaban en ella el tema de la «comunicación para el desarrollo». A pesar de que en un principio veterinarios que poseían una gran experiencia desconfiaron de ella, hoy en día la comunicación ha sido adoptada y se destina a ella de un 5 a un 7 por ciento del presupuesto, a menudo utilizando fondos de reserva o incluso fondos públicos.

PARC ofrece a las campañas nacionales un modelo de estrategia para la comunicación que consiste en un diálogo más amplio con los ganaderos, un equipo de materiales de comunicación, directrices para adaptar estos materiales a las condiciones locales y capacitación del personal en técnicas de comunicación. La divulgación de la Campaña entre los responsables de la toma de decisiones refuerza también el apoyo al programa.

Hoy día, al llegar a las comunidades se destacan los brillantes logotipos, etiquetas adhesivas, sellos de correos, carteles, octavillas, rotafolios, folletos, pancartas, programas de radio y espacios televisivos de la PARC despiertan la atención del público y toman conciencia del problema en el continente y fuera de él. Los planificadores nacionales consultan continuamente a las comunidades rurales sobre el modo de emprender actividades comunes contra la peste bovina y otros problemas.

Dada la multiplicación de las iniciativas de la Campaña en el ámbito de la comunicación, pudiera ser la información transmitida verbalmente por millones de personas la que finalmente permitiera erradicar de Africa la peste bovina.

 

«Los proyectos tienen más éxito si incluyen la participación local en su diseño y ejecución. En un examen de 30 proyectos realizados en los años setenta por el Banco Mundial, se determinó que los proyectos juzgados apropiados desde el punto de vista de la cultura local tuvieron una tasa media de rentabilidad del 18 por ciento, frente a un sólo 9 por ciento para los que no incluyeron mecanismos para la adaptación social y cultural. En un estudio más detallado de 52 proyectos de la USAID se encontró también una fuerte correlación entre la participación y el éxito del proyecto, especialmente cuando la participación tuvo lugar a través de organizaciones creadas y dirigidas por los propios beneficiarios».

Informe sobre el desarrollo mundial 1992, Banco Mundial

 

A menudo es preferible que la capacitación del personal nacional en técnicas de comunicación para el desarrollo se realice en el propio país, basándose en las necesidades concretas de éste y con los medios y el equipo disponibles. Sin embargo, la necesidad de introducir técnicas muy especializadas de producción de medios de comunicación o de ofrecer una capacitación de nivel superior puede en algunas ocasiones justificar un estudio en el exterior.

Puede que sea necesario conferir a quienes llevan a cabo actividades de comunicación atribuciones en el marco de la legislación y la política nacional sobre comunicación con el fin de que sean reconocidos por los demás y de que su ámbito de actuación esté bien definido. Por ejemplo, seria conveniente establecer atribuciones claras con respecto al uso de técnicas, conocimientos especializados y medios de comunicación para que la población participe en la planificación y capacitación al servicio del desarrollo sostenible. Esto contribuiría a aclarar cualquier posible confusión entre la «comunicación para el desarrollo», las relaciones públicas, la labor periodística e incluso la propaganda política.

Otro elemento esencial es la capacitación del personal de campo de los ministerios, incluidos los agentes de extensión agraria, dado que el uso de los medios de comunicación con las comunidades rurales debería completarse con una buena comunicación interpersonal. El personal de campo debería aprender también a obtener retroalimentación de las comunidades rurales con el fin de informar al personal directivo de la marcha de los programas de desarrollo. Esta labor de enlace confiere al personal de campo nuevas responsabilidades y puede inducirle a redoblar sus esfuerzos en pro del desarrollo sostenible.

La comunicación al servicio de la mejora de los «sistemas de conocimiento e información agrícola»

Hasta ahora, ha sido extremamente difícil establecer el estrecho vínculo operativo entre los investigadores, el personal de extensión y los agricultores.

En ocasiones, la tecnología agrícola desarrollada por los investigadores y difundida por el personal de extensión no ha tenido en cuenta la situación de los agricultores, mientras que en otros casos éstos la han considerado inapropiada para sus necesidades o capacidades, por lo cual la llamada «transferencia de tecnología» ha dado escasos frutos.

Los países en desarrollo están hoy sometidos a graves crisis económicas, por lo tanto les resulta dificil soportar los costos de unos servicios de investigación y extensión de gran envergadura. Actualmente se está tratando de mejorar los sistemas de conocimiento e información agrícola e incrementar su eficacia desde el punto de vista técnico, financiero y de los destinatarios. La comunicación debería formar también parte integrante de estos sistemas.

Los agricultores: partícipes del cambio

En Tailandia, se puso en marcha un proyecto experimental de «extensión agraria participativa» para alentar a los agricultores a que decidieran la tecnología que se debía aplicar en el programa nacional sobre el trigo. A pesar de que se trataba de un cultivo relativamente nuevo y poco conocido, se convino en que era importante que los agricultores contribuyeran a determinar el modo en que debía adaptarse a las condiciones locales.

Agentes de extensión agraria informaron a los agricultores sobre las nuevas prácticas recomendadas mediante diapositivas, viajes de estudio y ensayos en las explotaciones agrícolas, exhortándoles a introducir los cambios que considerasen necesarios. Uno de estos cambios consistió en sembrar en hilera, y no a voleo, debido sobre todo a las limitaciones de tiempo y mano de obra. Es posible que las características físicas del lugar influyeran también en la elección: se prefirió la siembra en hilera allí donde el suelo era arenoso y se podía utilizar un arado de mano para abrir los surcos y cubrir al mismo tiempo la semilla en el surco contiguo.

En muchas aldeas las reuniones convocadas por los agentes de extensión agraria sirvieron para presentar las innovaciones realizadas por los agricultores, lo que animó a otros a adoptarlas con mayor rapidez.

Por supuesto, no todas las innovaciones de los agricultores contribuyeron a mejorar la producción, pero la experimentación suele formar parte de los procesos de adaptación. Al tener la oportunidad de intercambiar información, los agricultores pudieron comparar sus experiencias, positivas y negativas, y esta comparación entre distintas tecnologías les motivó a experimentar. la enseñanza que se puede sacar de esta experiencia es que es necesario que los agricultores participen activamente en la selección y evaluación de tecnologías y que se les estimule a que intercambien con otros agricultores los resultados de sus esfuerzos.

 

La mejora de los sistemas de conocimiento e información agrícola permitiría determinar, seleccionar y adecuar correctamente las necesidades y la preparación técnica de los tres grupos interesados: agricultores, agentes de extensión e investigadores agrícolas. De este modo se podrían elaborar y divulgar tecnologías apropiadas que probablemente serían adoptadas ya que han contribuido en su elaboración los propios agricultores. Otro resultado de este proceso de consultas sería que los investigadores podrían orientar prioritariamente su labor hacia los problemas técnicos con que se enfrentan los agricultores.

El objetivo básico de dicho sistema sería colocar a los tres grupos en condiciones de igualdad para facilitar la comunicación y el intercambio de conocimientos. Independientemente de su configuración, este nuevo sistema recurriría en gran medida al uso de técnicas, materiales y métodos de comunicación.

Estos mismos agentes de desarrollo tendrán también el cometido fundamental de seleccionar e interpretar la información de los agricultores para transmitirla a los investigadores agrícolas y, viceversa, difundir los resultados de la investigación entre los agricultores. La reorientación y capacitación del personal de extensión para proporcionarle conocimientos técnicos y materiales de comunicación adecuados son tareas fundamentales.

Diagrama de las redes de comunicación agrícola

Al cabo de cuatro horas de dibujos y debates, un grupo de agricultores filipinos había trazado un mapa de sus redes de comunicación agrícola en el cual se indicaban las personas que más les habían facilitado el acceso a la información:

  • el agricultor de la aldea vecina que en 1989 había compartido con ellos semillas de arroz mejoradas;
  • el agente de extensión que les había ayudado a organizar su cooperativa;
  • el vendedor de plaguicidas que había promocionado el uso de sustancias químicas;
  • el comerciante de la ciudad que les había suministrado úrea;
  • el intermediario que les había proporcionado nuevas semillas de repollos,
  • el agricultor que tres años antes había ido a la universidad para pedir asesoramiento sobre una nueva enfermedad.

Todas estas personas y redes se localizan en el mapa. El diagrama indica dónde actúan (aldea, municipio, región), qué información aportan y a quién se la facilitan. De este modo el sistema de comunicaciones y conocimientos agrícolas de los agricultores se concreta y sirve como instrumento de debate con otros interesados, como grupos de jóvenes y de mujeres. El diagrama es el resultado de un diagnóstico rápido en la que participan un grupo de agricultores. En él se indican quién proporciona información en una aldea, qué tipo de conocimientos se piden, cuáles son los expertos a los que pueden dirigirse estas peticiones, y cómo pueden los agricultores acceder a estas fuentes de información.

Este proceso tiene un gran futuro como instrumento de planificación local, ya que ofrece un método para determinar, partiendo de la base, las necesidades de comunicación agrícola, los posibles agentes y canales a través de los cuales se puede intercambiar información y las peticiones de información a las que se han de prestar atención.

 

Por último, la decisión normativa de elaborar un método basado en los agricultores debe tener en cuenta un problema de suma importancia: los investigadores agrícolas han de ser más conscientes de la situación local, del valor de los conocimientos agrícolas indígenas y de los motivos en que se basan las peticiones de los agricultores con el fin de crear una tecnología apropiada. Las técnicas de comunicación pueden proporcionar a los investigadores información directa sobre factores humanos tales como las actitudes y condiciones de trabajo de los agricultores y, en cierta medida, también sobre los factores de carácter físico.

La comunicación para el desarrollo: un reto para los planificadores

Para aplicar con éxito la comunicación al desarrollo sostenible es necesario adoptar una serie de medidas graduales, teniendo presente una cuestión fundamental: los procesos de comunicación con la población rural que emprenden los gobiernos o autoridades locales ¿son la auténtica expresión de una causa común?

El mismo problema se presenta con los organismos internacionales de desarrollo. ¿Se podrá superar la costumbre tan arraigada de planificar actividades de desarrollo basadas sobre todo en contactos limitados a los funcionarios públicos y, en el mejor de los casos, en una visita fugaz al terreno para entrevistar a unos pocos agricultores? ¿Podrán los organismos de desarrollo mostrarse más flexibles y aceptar el desafío de un programa hecho en el campo en contacto con las comunidades de base, dar cabida a una intervención popular que tal vez no siga caminos previsibles, objetivos preestablecidos o plazos precisos? Los cambios sociales profundos requieren tiempo, ¿podrán los programas de desarrollo planificarse en consecuencia, desde el punto de vista de su duración, presupuesto y criterios de evaluación?

El elemento humano es el factor fundamental en la aplicación de la comunicación para el desarrollo. La comunicación puede favorecer el desarrollo ya sea siguiendo métodos experimentados o nuevos, especialmente en momentos de grandes cambios socioeconómicos. La capacidad de aprovechar todo el potencial que ofrece es un gran desafío. Nuesto futuro común depende de que sepamos encontrar un camino exitoso.

SERVICIOS DE LA FAO

Asistencia técnica para actividades de comunicación

La FAO puede otorgar a los gobiernos que lo soliciten diversos modos de obtener el máximo provecho de la comunicación para el desarrollo rural:

El asesoramiento en materia de políticas de comunicación y su función en los programas de desarrollo puede ser útil cuando se examinan posibles métodos para incrementar la participación popular y mejorar la capacitación. Todavía se sigue confundiendo las actividades publicitarias o incluso propagandísticas. Puede que planificadores y gestores de políticas deseen conocer las funciones concretas que la comunicación podría desempeñar para lograr alcanzar los objetivos de desarrollo estalecidos. La evaluación de las necesidades y prioridades en materia de comunicación a nivel nacional puede servir de orientación en la planificación y la formulación de políticas y proyectos.

Se puede proceder a la formulación de proyectos o componentes de proyectos relacionados con la comunicación para facilitar la planificación y ejecución de programas de desarrollo. Estos proyectos pueden variar considerablemente. Algunos tratan de integrar la comunicación en la planificación del desarrollo a los niveles más altos, mientras que otros tienen como finalidad introducir o consolidar un método de comunicación que utiliza determinados medios y técnicas de comunicación como la radio, el vídeo, la comunicación interpersonal o los medios de información tradicionales, o facilitar la planificación y ejecución de un programa con unos fines concretos de producción agricola, producción animal, repoblación forestal, salud, población, etc.

La ejecución de proyectos de comunicación, abarca aspectos operativos y técnicos tales como la contratación de personal, el control de las compras y subcontratos, la concesión de becas, la organización de viajes de estudio, la capacitación en el servicio, y el seguimiento y evaluación de proyectos, suele ser un terreno propicio para estipular acuerdos de colaboración en relación con las características de cada proyecto.

Para más información, dirigirse al Representante de la FAO en el país o escribir al:
Jefe del Servicio de la Comunicación para el Desarrollo,
Dirección de Investigación, Extensión y Capacitación,
FAO,
Viale delle Terme di Caracalla,
00100 Roma, Italia

 


«La finalidad de la cooperación... es garantizar a la población de los estados de África, el Caribe y el Pacífico una mejor información para que puedan controlar su propio proceso de desarrollo a través de proyectos o programas culturales, económicos y sociales en los que se haga un amplio uso de los sistemas de comunicación y se tengan en consideración las técnicas tradicionales de comunicación.»

Convención IV de Lomé entre los Estados de Africa, el Caribe y el Pacífico y la Comunidad Europea, Artículo 149,

 

«Se deberán emprender campañas para sensibilizar a la opinión pública acerca de la necesidad de la agricultura y el desarrollo rural sostenibles (ADRS).»

Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y
el Desarrollo (CNUMAD), Programa 21, Río de Janeiro

 

«Más que los recursos naturales, más que la mano de obra barata, más que el capital financiero, el conocimiento, se está convirtiendo en el factor decisivo de la producción.»

Boletín sobre políticas de investigación del Banco Mundial, abril/mayo de 1992


Observaciones acerca de este folleto

Este folleto fue escrito por Colin Fraser y Jonathan Villet y en él se recogen no sólo las experiencias e investigaciones de los autores, sino también en gran medida las del Servicio de la Comunicación para el Desarrollo, Dirección de Investigación, Extensión y Capacitación de la FAO. El contenido final de esta publicación se ha debido en gran parte a los aportes de la Sra. Silvia Balit, jefe del servicio, del personal de Roma y de los expertos de campo. Las fotos fueron tomadas por G. Bizzarri, F. Botts, G. Coldevin, C. Errath, R. Faidutti, F. Mcdougall, P. Nivan, R. Ramírez, M.I. Roque, el «Rural Communication Center» de Dominica, J. Sultan, I. Vélez, J. Villet y A. Wolstad.

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