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Editorial

Los bosques boreales

Los bosques boreales ciñen el casquete septentrional del globo terráqueo cubriendo 920 millones de hectáreas de tierras; constituyen el 29 por ciento del total de los bosques del mundo y son uno de sus mayores ecosistemas, si se los compara con los bosques cerrados tropicales que cubren unas 1170 ha.

La palabra «boreal» viene de Boreas, personificación del viento del norte en la mitología griega. Los griegos la asociaban también a la fertilidad y al crecimiento. Los bosques boreales son, y han sido siempre, uno de los recursos naturales que mejor se adaptan al rigor del medio ambiente, en el cual desempeñan una importante función económica, social y ecológica, como fuente de madera para los mercados nacional e internacional, hábitat de animales y de seres humanos, valiosa reserva de recursos genéticos y un factor importante de la estabilidad climática mundial.

Los bosques boreales quedan por entero dentro de las fronteras de Rusia (más del 70 por ciento del total), Canadá, Alaska (EE.UU.) y los países escandinavos (Finlandia, Noruega y Suecia). La administración, la conservación y el aprovechamiento de los bosques boreales varía, generalmente, de país a país. Muchos de ellos se manejan activamente desde principios de siglo en los países escandinavos. En Canadá y Rusia, hasta hace muy poco el recurso forestal boreal se consideraba ilimitado y en consecuencia, se explotaba como si fuera una mina, en lugar de administrarlo. En el Canadá se presta ahora mucha atención a la ordenación sostenible. En Rusia, sin embargo, la cambiante situación política, la inseguridad acerca de a quién corresponderá su propiedad y su gestión, y la anticuada e ineficiente infraestructura, plantean otros tantos interrogantes por ahora sin contestación. A este respecto es impresionante el paralelo existente entre los desafíos que enfrentan los países tropicales para el desarrollo sostenible de sus bosques y los que Rusia enfrenta para conservar los suyos. Otro aspecto preocupante es el efecto actual y potencial de los contaminantes aerotransportados en los bosques boreales.

Este número de Unasylva examina los desafíos y las oportunidades que presentan los bosques boreales. El Dr. K. Kuusela, Profesor Emérito del Instituto Finlandés de Investigaciones Forestales, expone brevemente algunos temas relacionados con los bosques boreales - recursos, equilibrio ecológico, conservación, ordenación y aprovechamiento - y enuncia ciertas dificultades que se presentarán en su futura gestión, entre ellas las causadas por el ser humano.

En un segundo artículo, el Dr. Kuusela expone cómo ha cambiado el papel de los incendios en la dinámica de los bosques boreales de Finlandia. Este artículo presenta una paradoja: al eliminar los incendios (parte natural de la ecología de la zona boreal) de los bosques boreales para mejor conservarlos, se provoca su decadencia.

Aún no se conocen bien las relaciones existentes entre el clima mundial y los bosques boreales. Con frecuencia estos conocimientos no se toman en cuenta. En la actual polémica acerca del recalentamiento del clima mundial se suele insistir en la necesidad de conservar los bosques tropicales; todavía nada se dice de los boreales que, no cabe duda, desempeñan una importante función. Con el fin de investigar al respecto y predecir a grandes rasgos su porvenir, se han ideado modelos matemáticos que permiten hacerlo con ayuda de computadoras electrónicas. El artículo escrito por el Dr. H. Shugart y el Dr. T. Smith, del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Virginia, explica la labor llevada a cabo por un grupo internacional de expertos para construir un modelo que, a escala mundial, pronostique cómo reaccionará el bosque a cambios en el ambiente que lo circunda.

Nuestra capacidad para administrar los actuales bosques boreales y para predecir su porvenir depende en gran parte de lo que sepamos de su pasado. La vegetación que actualmente puebla los bosques boreales está en vías de evolución desde que, hace 10000 años, acabó la última glaciación. G. MacDonald, de la Universidad McMaster de Hamilton, Canadá, describe cómo los depósitos fósiles de polen encontrados en lagos y pantanos permiten reconstruir la evolución de los bosques boreales, y lo que implican los datos así obtenidos sobre cambios en la distribución de las especies con el paso del tiempo y sobre la diversidad genética.

Las consideraciones teóricas acerca del papel de los bosques boreales a nivel mundial no deben oscurecer su importancia práctica para los pueblos que viven y dependen de ellos. L. Lauzon trató de su gestión integral con los dirigentes y oficiales forestales de los pueblos indígenas de la provincia de Quebec, Canadá, y preparó un artículo para esta revista.

En otro artículo, I.L. Eastin, A. Addae-Mensah y J. de-Graft Yartey examinan las repercusiones en la industria maderera de Ghana del boicot europeo a la madera tropical, tal como las ven los directores de 52 aserraderos del citado país.

Este número de Unasylva contiene también dos artículos sobre gestión forestal en la India. Aunque esto sea inusitado, dada la norma de no publicar nunca dos artículos sobre un país en el mismo número, estos artículos referentes a silvicultura rural y a participación popular en la reforestación de tierras degradadas, son complementarios.


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