Página precedente Indice Página siguiente


Accidentes en actividades forestales y madereras de nueva Zelandia

J.E. Gaskin y R.J. Parker

J.E. Gaskin y R. J. Parker son, respectivamente, Director e investigador de la Organización de Investigaciones Madereras, Rotorua, Nueva Zelandia.

Uso de un Plan de Notificación de Accidentes para determinar los aspectos de las actividades madereras que necesitan ser investigados con el fin de reducir la frecuencia y la gravedad de los accidentes. Se comparan los riesgos de diferentes operaciones, lugares y situaciones con la apreciación subjetiva del riesgo par parta de los trabajadores.

Las polainas protectoras impidieron que la motosierra causara lesiones graves a este trabajador

A nivel internacional la proporción de accidentes de las actividades madereras es elevada. Se puede intentar reducirla recurriendo a la capacitación y al uso de equipo adecuado pero, dada la limitación de los recursos, es conveniente concentrar los esfuerzos donde sean más indispensables. Contar con información detallada de los accidentes es la clave para que los investigadores, instructores y fabricantes determinen los lugares y las modalidades en que es preciso intervenir con el fin de limitar la frecuencia y la gravedad de los accidentes. En Nueva Zelandia, la Organización de Investigaciones Madereras aprovecha el Plan de Notificación de Accidentes de la Industria Maderera como motor del pro grama adoptado para perfeccionar los métodos y el equipo de protección.

El plan de notificación de accidentes

En 1980 la Swedfor Consultancy de Suecia fue contratada para perfeccionar técnicas de tala y desrame seguras para las condiciones reinantes en Nueva Zelandia. La Organización de Investigaciones Madereras - llamada entonces Asociación - debía proporcionar a los consultores datos concretos sobre accidentes en estas actividades. En ese momento había pocos disponibles, y los existentes se circunscribían a las grandes componías. Aparte alguna información incompleta que tenía el Departamento de Trabajo, nunca se había emprendido la compilación a escala nacional de datos sobre accidentes, por lo que era claramente indispensable reunir una base de datos actualizados. En la región de la Bahía de Plenty se inició, con carácter experimental, un plan voluntario de notificación de 15 meses; dados los buenos resultados, en 1983 se implantó a escala nacional el Plan de Notificación de Accidentes, extensivo a toda la fuerza de trabajo de la industria maderera (Prebble, 1984).

CUADRO 1. Número de accidentes de tiempo perdido por tipos de faena y de lesión, 1985-1991

Operación

Tipo de lesión

Porcentaje

Laceración

Fractura

Contusión

Múltiple

Otros

Total

Apeo

180

(14)

63

(39)

118

(8)

30

(37)

61

452

(18)

27,3

Desrame

357

(12)

14

(34)

41

(6)

6

(7)

36

454

(12,5)

27,5

Carga

120

(14)

53

(43)

88

(6)

13

(23)

85

359

(15)

21,7

Despeje

39

(5)

34

(29)

63

(6)

14

(29)

64

214

(12)

13,0

Otros

52


25


27


9


61

174


10,5

Total

748

(12)

189

(37)

337

(7)

72

(29)

307

1653

(14)

-

Porcentaje

45,3


11,4


20,4


4,4


18,6

-


100

Nota: Las cifras entre paréntesis representan el número medio de días perdidos por accidente.

Acopio y análisis de los datos

El Plan exige que las compañías madereras remitan, a intervalos regulares, un resumen de los accidentes a la Organización de Investigaciones Madereras. Todos los registros de accidentes son anónimos. Debidamente computadorizados sirven para preparar y distribuir resúmenes trimestrales e informes anuales.

Con los datos recibidos, la Organización analiza los elementos concretos de cada accidente y deduce las tendencias generales de su número, tipo y gravedad en toda Nueva Zelandia.

Según el análisis correspondiente a 1991, los accidentes más comunes (más del 50 por ciento del total) son los ocurridos durante el apeo y el desrame; siguen los de carga y despeje (Parker, 1992). Esto confirma las tendencias a largo plazo (véase el Cuadro 1). El aumento reciente de accidentes en el acarreo (del 10 por ciento en 1987 al 21 por ciento en 1991) parece ser el resultado del elevado número de nuevos operadores.

En 1991 se notificaron 218 accidentes de «tiempo perdido» (aquellos en que el operador perdió por lo menos un día completo de trabajo), siendo de 15 el número medio de días perdidos por accidente. Alrededor del 42 por ciento de los accidentes fue causa de una pérdida de trabajo de menos de cinco días, pero hubo siete accidentes mortales.

CUADRO 2. Localización de las lesiones por laceración, 1985-1991

Lugar

Número

Porcentaje

Cabeza

72

9,6

Ojos

22

2,9

Brazos

82

11,0

Manos

216

28,9

Tórax

18

2,4

Abdomen

6

0,8

Muslos

57

7,6

Pantorrillas

98

13,1

Pies

167

22,3

Otros

10

1,3

Total

748

100

Los pies, las piernas y las manos fueron en 1991 las partes del cuerpo dañadas con mayor frecuencia (41 por ciento de los accidentes), sin embargo bajó considerablemente la cantidad de heridas en las manos (16 por ciento) comparada con la tendencia general (véase el Cuadro 2); las laceraciones son el tipo de herida más frecuente, seguidas por las fracturas, contusiones y otros (véase el Cuadro 1).

La Organización analiza también los accidentes por días de la semana y por horas; al igual que los datos publicados para otros países (OIT, 1991) la primera hora de trabajo después del descanso del fin de semana (en Nueva Zelandia el lunes entre las 9 y las 10 de la mañana) es el período más peligroso.

Uso de los datos para la investigación y el desarrollo

Los datos del Plan de Notificación de Accidentes facilitan la determinación de los aspectos de la extracción que necesitan ser investigados para mejorar la seguridad, orientar el desarrollo de nuevas técnicas y examinar materiales y métodos nuevos de trabajo.

Por ejemplo, en 1985 la industria maderera de Nueva Zelandia declaró obligatorio el uso de polainas protectoras para las piernas. Aunque el vestido no es una barrera absoluta, se ha reducido la gravedad de las laceraciones producidas por la motosierra y, desde ese año, ha disminuido el número anual de heridas en las piernas. No obstante, estas heridas están aumentando de nuevo (véase el Cuadro 3), tal vez debido al deterioro de la protección con el tiempo, por causa de cortes, exposición a solventes, etc. Se ha iniciado un estudio para establecer la duración efectiva de las polainas protectoras.

Un análisis más a fondo de las heridas causadas por motosierras indica que el 33 por ciento de todas las infligidas en la pierna afectan a la parte posterior, no protegida, y al pie izquierdo, detrás de la puntera de acero (Cuadro 4). Los fabricantes de polainas protectoras y de punteras de acero aprovechan ahora esta información para perfeccionar sus modelos.

Los datos compilados por el Plan revelan que en 1991 hubo dos accidentes mortales y otros ocho de tiempo perdido debidos a que los conductores de maquinaria y otros trabajadores no vieron a las víctimas. Se perdieron un promedio de 31,5 días de trabajo por cada accidente de este tipo. La Organización ha iniciado un proyecto cuyo objetivo consiste en idear uniformes de material muy vistoso que facilite la percepción de los trabajadores sobre el terreno y bajo los árboles.

Desarrollos futuros

Además del referido Plan de Notificación de Accidentes Madereros, hace un año entró en funciones un Plan de Notificación de Accidentes Silvícolas (Gaskin, 1991). Abarca viveros, aclimatación, clareos precomerciales, poda y accidentes relacionados con la ordenación, pero no con la extracción. La compilación de datos, su análisis y difusión se llevará a cabo del mismo modo que en el Plan de accidentes madereros. La Organización estudia en estos momentos la posibilidad de instituir otro Plan en el campo de la transformación de la madera, para resumir los accidentes en los aserraderos.

Es peligroso podar un tronco debajo de árboles colgados

CUADRO 3. Heridas por motosierra en la pantorrilla en relación al total de heridas por motosierra

Accidentes

1985

1986

1987

1988

1989

1990

Total de accidentes por motosierra

114

95

76

113

75

53

Heridas por motosierra en la pantorrilla

24

11

8

15

11

8

Porcentaje

21,1

11,6

10,5

13,3

14,7

15,0

Evaluación de los riesgos

Como expuesto en la sección anterior, los datos del Plan revelan que la mayoría de las lesiones ocurren durante el apeo y el desrame (Gaskin, 1990; 1991; Parker, 1992). No obstante, es importante conocer cómo perciben los operadores los peligros que entraña cada aspecto de su ocupación. En lo que sigue se describe un estudio que se está llevando a cabo en tres partes, basándose en las respuestas a cuestionarios, con el objetivo de comparar la evaluación subjetiva de los riesgos por parte de los operadores con la medida objetiva de los mismos que revela el Plan.

CUADRO 4. Heridas por motosierra en piernas y pies, 1985-1991

Lugar

Herida de motosierra

Atrás o al lado

Total

Muslos

9

46

Pantorrillas

28

84

Pies

-

163

Parte I. Estimación del peligro de lesiones personales, por tarea y por parte del cuerpo

Los resúmenes de frecuencia y gravedad que proporciona el Plan mencionan en detalle los resultados de cada accidente, pero no indican la manera en que los operadores llegaron a la situación que le dio lugar. Además, aquellos datos no bastan para determinar cómo perciben los madereros los riesgos de su ocupación, ni para averiguar si su percepción subjetiva del riesgo corresponde al peligro objetivo según los datos del Plan. La Parte I de la investigación sirvió, por consiguiente, para determinar qué aspectos de la explotación forestal son más peligrosos y qué partes del organismo están más expuestas según los operadores (Tapp, Gaskin y Wallace, 1990).

CUADRO 5. Calificación subjetiva (cuestionarios) y objetiva (Plan) de la probabilidad de lesionarse en diferentes tareas



Cuestionarios1

Plan2

Calificación

Cuestionarios

Plan

Apeo (en general)

3,2 ± 0,1

26,9 ± 4,2

1

1

Desrame (en general)

2,9 ± 0,1

28,3 ±3,3

2

1

Carga

2,4 ± 0,1

26,4 ± 4,4

3

1

Despeje

2,3 ± 0,1

13,4 ± 1,5

3

2

1Puntaje medio (intervalo de certeza IC = ± 95%)
2Porcentaje medio (IC = ± 95%) de accidentes de tiempo perdido por año. 1985-1991.

El análisis de 225 cuestionarios completados por una muestra representativa de trabajadores forestales indica que los operadores consideran que el apeo, seguido por el desrame, la carga y el despeje son las actividades más peligrosas (véase el Cuadro 5), y que los pies, las manos y la parte inferior de las piernas son las partes más expuestas (véase el Cuadro 6). Las lesiones del tronco se consideran las menos probables.

La comparación de estos resultados con los que objetivamente proporciona el Plan es muy reveladora. Al contrario de lo que creen los operadores, los datos muestran que desde 1985 las actividades de apeo, desrame y carga han sido causa de un porcentaje parecido de lesiones. Tal vez la sensación de que el riesgo es más elevado en el apeo se deba a que allí se registra el porcentaje (55%) más elevado de accidentes mortales (Gaskin, 1988), que siempre alcanzan más notoriedad en la industria. Puede que también acentúe esa sensación la espectacularidad con que un gran árbol cae al suelo. La calificación inferior de los peligros del desrame, a posar de que causa igual número de accidentes, indica la necesidad de crear conciencia a este respecto entre los operadores. Causa de particular preocupación es el hecho de que los operadores consideren igualmente peligrosas las actividades de despeje y las de carga, a pesar de que estas últimas originaron casi el doble de accidentes.

Los operadores entrevistador demostraron buen conocimiento de las partes de su cuerpo más amenazadas (pies, manos, parte baja de las piernas). En su opinión, corroborada por los datos del Plan, la cabeza, los ojos, la cara y la parte baja del tronco corren menos peligro.

No obstante, conviene examinar algunas contradicciones. Por ejemplo, el muslo resulta lesionado sólo la mitad de las veces que la pantorrilla, pero los operadores los consideran casi igualmente expuestos, debido seguramente a que la motosierra se apoya en el muslo del operador durante gran parte de la jornada, y esa proximidad parece acentuar la idea de peligro. También la clasificación subjetiva del riesgo de los ojos es más elevada de lo que indican los resultados objetivos del Plan. Partículas de madera y polvo entran con frecuencia en los ojos, irritándolos, haciendo que se tenga siempre presente el peligro que los amenaza.

CUADRO 6. Calificación subjetiva (cuestionarios) y objetiva (Plan) de la probabilidad de lesionarse en diferentes partes del cuerpo



Cuestionarios1

Plan2

Calificación

Cuestionarios

Plan

Pies

3,5 ± 0,1

17,3 ± 3,7

1

1

Manos

3,4 ± 0,1

16,5 ± 3,8

1

1

Pantorrillas

3,3 ± 0,1

17,7 ± 2,7

2

1

Muslos

3,0 ± 0,1

7,9 ± 2,5

3

2

Brazos

2,9 ± 0,1

8,1 ± 1,1

3

2

Cabeza

2,8 ± 0,1

7,5 ± 1,6

4

2

Ojos

2,8 ± 0,1

3,3 ± 1,0

4

3

Tórax

2,3 ± 0,1

10,4 ± 1,8

5

2

Abdomen

2,3 ± 0,1

6,8 ± 2,7

5

2

1Puntaje medio (intervalo de certeza IC = ± 95%).
2Porcentaje medio (IC = ± 95%) de accidentes de tiempo perdido por año, 1985-1991.

Más inquietante es que los operadores subestimen el riesgo a que está expuesto el tórax, pues en la práctica se registran más lesiones al tórax que al muslo, brazo, cabeza u ojos. También en este caso es preciso hacer que los operadores conozcan mejor la realidad.

Parte II. Estimación subjetiva de los riesgos del apeo y del desrame

La segunda parte del estudio evaluó la precisión con que un grupo de 137 operadores y 46 contratistas calificaron los riesgos de las actividades de apeo y de desrame (Parker, 1991). Se les mostró un folleto en que se presentaban pares de dibujos de diversas situaciones, con su respectiva leyenda explicativa, y debían contestar cuál de los dibujos en cada par representaba la situación más peligrosa. La proporción de entrevistados que consideraba más peligrosa una actividad que otra medía el riesgo relativo percibido. El análisis se hizo por regresión logística.

CUADRO 7. Modos de apeo por orden de peligrosidad percibida

Situación

Peligrosidad percibida

Apeo del árbol sostén de árboles colgados

0,31

a

Apeo a menos de dos largos de árbol de otra persona

0,22

b

Dejar árboles colgados e irse a comer o a casa

0,17

b

Recortar demasiado por detrás

0,09

c

Atravesar un árbol a árboles colgados

0,09

c

Apeo contra el viento

0,05

d

Apeo sin haber despejado el tocón

0,04

d

Intentar derrumbar un árbol balanceando el tronco

0,02

c

Apeo en medio de árboles en pie

0,02

c

Nota: La peligrosidad indicada con una letra distinta es notablemente diferente, p<0,05.

CUADRO 8. Modos de desrame por orden de peligrosidad percibida

Situación

Peligrosidad percibida

Desrame frente a un árbol desmochado pero en pie

0,40

a

Desrame bajo árboles colgados

0,40

a

Usar la sierra detrás de las piernas

0,06

b

Pararse en un tronco tenso mientras se desmocha

0,05

bc

Desrame de un árbol suspendido muy por encima del suelo

0,04

c

Usar la sierra por encima de los hombros

0,04

c

Desramar cuesta abajo

0,01

d

Alargarse demasiado para cortar una rama

0,006

c

Caminar a lo largo de la parte alta del tronco para desramar

0,002

f

Nota: La peligrosidad indicada con una letra distinta es notablemente diferente, p<0,05.

Los operadores consideran que la actividad de apeo más peligrosa es el apeo del árbol sostén de árboles colgados (véase el Cuadro 7); del desrame, las más peligrosas y en igual medida según su opinión son el desrame frente a un árbol desmochado, pero en pie, y el desrame bajo árboles colgados (Cuadro 8).

Por lo que respecta al apeo, la comparación con los registros de accidentes mortales durante 20 años en Nueva Zelandia (Gaskin, 1988) indica que los operadores tienen razón al considerar peligroso el apeo de árboles que quedan colgados, ya que ésta fue la principal causa de accidentes mortales (16 de un total de 49) en 1968-1987; según datos del Plan, estos accidentes sólo representan el 7,6 por ciento del total, pero el 31 por ciento de los accidentes mortales. Causa de especial preocupación es el hecho de que se considere poco peligroso el apeo en medio de árboles en pie, a pesar de que la rotura de ramas y la caída de piñas causó el 20 por ciento de los accidentes en 19851991.

La calificación del peligro que atribuyen los operadores a las actividades de desrame concuerda con las estadísticas de accidentes mortales (Gaskin, 1988), tal vez debido a que se da amplia publicidad a los accidentes mortales y los operadores se enteran de la causa. La mayor parte de accidentes mortales se produce durante las actividades de desrame. El peligro de lesionarse al caminar a lo largo de la parte alta del tronco para desramar fue considerado mínimo, pero esta actividad provocó muchos accidentes de tiempo perdido (10 por ciento del total) entre 1985 y 1991. En Nueva Zelandia, las caídas desde un tronco al desramarlo no han provocado accidentes mortales, por lo que ese tipo de accidente recibe poca publicidad. La Organización está advirtiendo del peligro existente a toda la fuerza de trabajo y promueve, además, el uso de botas claveteadas.

Parte III. Evaluación sobre el terreno de los peligros a que están sujetos los lesionados y cómo los manejan

Esta parte del estudio está todavía en vías de ejecución.

Conclusión

Este artículo ha demostrado la utilidad de la notificación de accidentes en general y del Plan en particular. La utilidad del Plan es evidente cuando se trata del seguimiento de tendencias observables en los accidentes, así como para determinar en qué partes de la operación de extracción disminuiría la frecuencia y la gravedad de los accidentes si se intensificara la capacitación y se empleara equipo más seguro. Además el Plan, utilizado conjuntamente con cuestionarios, ha permitido comparar la apreciación subjetiva de los operadores con una medida objetiva de la frecuencia de los accidentes, con el fin de compenetrarse a fondo con las causas de los accidentes madereros.

Bibliografía

Dunn, J.G. 1972. Subjective and objective risk distribution: a comparison and its implications for accident prevention. Occupational Psychology, 46: 183-187.

Gaskin, J.E. 1988. Analysis of fatal logging accidents 1968-1987. LIRA Report (13) 20. Rotorua, Nueva Zelandia, LIRA.

Gaskin, J.E. 1990. Analysis of lost-time accidents 1989 (Accident Reporting Scheme statistics). LIRA Report (15)5. Rotorua, Nueva Zelandia, LIRA.

Gaskin, J.E. 1991. Lost-time accidents in forestry - 1990 (Accident Reporting Scheme statistics). LIRA Report (16) 10. Rotorua, Nueva Zelandia, LIRA.

OIT. 1991. Proc. Occupational Safety and Health in Forestry. Forestry and Wood Industries Committee. Segunda Reunión. Ginebra, OIT.

Ostberg, O. 1980. Risk perception and work behaviour in forestry: implications for accident prevention policy. Accident Analysis and Prevention, 12: 189-200.

Parker, R.J. 1991. Loggers' ranking of felling and trimming hazards. LIRA Report (16)4. Rotorua, Nueva Zelandia, LIRA.

Parker, R.J. 1992. Analysis of lost time accidents - 1991 (Accident Reporting Scheme statistics). LIRO Report (17)8. Rotorua, Nueva Zelandia, LIRO.

Prebble R.L. 1984. A review of logging accidents in New Zealand. En Proc. Seminar on the Human Resources in Logging. Rotorua, Nueva Zelandia, LIRA.

Tapp, L., Gaskin, J.E. y Wallace, K. 1990. Loggers' assessments of risks in their work. LIRA Report (15) 1. Rotorua, Nueva Zelandia, LIRA.

La Organización de Investigaciones Madereras está promoviendo la utilización de botas provistas de clavos para mayor seguridad de los trabajadores


Página precedente Inicìo de página Página siguiente