Página precedente Indice Página siguiente


¿Es demasiado simplista la ecuación: presión demográfica = degradación forestal?

A. Agrawal

Replanteamiento de la importancia relativa de la presión demográfica, las fuerzas del mercado y las instituciones en el estado de los bosques, basado en un análisis de consejos forestales de aldeas de la región de Kumaon, situada en la parte central del Himalaya indio.

Aran Agrawal trabaja en el Departamento de Ciencias Políticas y en el Programa para la Conservación y Fomento Tropicales de la Universidad de Florida, Gainsville, Florida, Estados Unidos.

En el presente artículo se aborda uno de los temas más polémicos relacionados con la ordenación de los recursos: ¿Cómo y en qué medida influye la presión demográfica sobre el uso de los recursos? El artículo comienza con un examen de la bibliografía, a menudo contradictoria, sobre el tema, y a continuación efectúa un análisis de regresión de los datos disponibles para determinar los efectos relativos de tres variables - población, fuerzas del mercado y mecanismos institucionales - sobre el estado de los bosques.

Zona del estudio

La investigación en la que se basa el presente artículo se realizó en la región de Kumaon, situada en la parte central del Himalaya indio. Esta región comprende los distritos de Almora, Pithoragarh y Naini Tal (Figura 1), en los que más de 5 000 panchayats (consejos de ordenación a nivel de aldea) controlan oficialmente el aprovechamiento de aproximadamente el 30 por ciento de los bosques (Cuadro 1). Estos consejos forestales son una de las instituciones más autónomas de la India encargadas de ordenar los recursos en las aldeas. Los panchayats se reúnen con frecuencia para establecer las normas aplicables a la gestión cotidiana de sus bosques y sus integrantes son elegidos por los aldeanos. Los datos utilizados en la investigación se recogieron mediante un sencillo cuestionario de dos páginas enviado a 600 consejos forestales de los distritos de Almora y Pithoragarh. Estos distritos, que comprenden más del 93 por ciento de los consejos forestales de la región, cuentan con censos actualizados de los consejos. La oficina postal devolvió 142 de los cuestionarios enviados que no había podido entregar, mientras que 145 panchayats no respondieron y otros 34 enviaron respuestas incompletas. El análisis estadístico que se presenta a continuación se basa en los 279 cuestionarios completados.

Vista panorámica de una parte de Kumaon, en la parte central del Himalaya indio

Los consejos forestales se crearon a principios de este siglo para responder a una amplia demanda popular. Entre 1840 y 1910 los británicos, que veían en los bosques un valioso recurso comercial, pusieron bajo su control muchos de los bosques de Kumaon, es decir más del 60 por ciento de toda la superficie del territorio. En el curso de este proceso, suprimieron o limitaron considerablemente los derechos consuetudinarios de los aldeanos. La población local consideró un robo el cambio introducido por el gobierno en los derechos de propiedad vigentes y opuso una fuerte resistencia (Guha, 1989; Rawat, 1977; Weber, 1989). Finalmente, en 1922 el Gobierno se vio obligado a nombrar un comité encargado de examinar las reclamaciones de la población local sobre los bosques de Kumaon. En 1931, atendiendo a sus recomendaciones, se aprobó la Ley Van Panchayat (Ley de Consejos Forestales) por la que se permitía a los aldeanos constituir consejos forestales relativamente autónomos denominados Van Panchayats y se les restituía el control sobre una parte considerable de los bosques (para un análisis de los detalles de esta ley, véase Ballabh y Singh, 1988).

FIGURA 1 Zona del estudio: los distritos de Almora, Pithoragarh y Naini Tal en Kumaon

Los consejos forestales de Kumaon ofrecen una excelente oportunidad para comprobar en la práctica el grado en que diferentes factores influyen sobre determinados modelos de aprovechamiento de los recursos. Todas las aldeas estudiadas están situadas en la misma división administrativa (Kumaon) y han estado sometidas a la misma legislación (la Ley Van Panchayat de 1931). Por tanto, no es probable que las disposiciones reglamentarias del gobierno hayan influido en las diferencias observadas entre las aldeas. Casi todas las aldeas estudiadas se encuentran a altitudes que oscilan entre 1 200 y 2 400 metros, poseen un ambiente ecológico similar y sus habitantes realizan actividades económicas análogas. Por consiguiente, cabe deducir que los distintos tipos de ordenación de los recursos se deben a cambios en el grado de presión demográfica en las aldeas, a variaciones en la exposición de éstas a las fuerzas del mercado, y a diferencias locales en los mecanismos institucionales.

CUADRO I. Distribución de los panchayats forestales en los distritos de Kumaon

Distrito

Número de panchayats

Superficie (km2)

Cubierta forestal total (%)

Naini Tal

202

217

5,5

Almora

1 719

2 959

75,1

Pithoragarh

1 056

1 001

30,2

Total

2 977

4 177

37,2

Fuentes (siguiendo el orden de la primera columna): Datos sobre los panchayats forestales elaborados por el Jefe del distrito de Pithoragarh en 1993; datos sobre los panchayats forestales elaborados por el Jefe del distrito de Almora en 1992: Ballabh y Singh (1988).

Contradicciones en la bibliografía existente

La tesis de la sobrepoblación

La preocupación por la presión demográfica está siempre presente en la bibliografía sobre deforestación, degradación del suelo, pérdida de biodiversidad, amenazas a la paz y estabilidad futuras, escasez de alimentos, calentamiento de la Tierra y subdesarrollo. Muchos estudios se centran en la sobrepoblación al analizar el aprovechamiento de los recursos (Abernathy, 1993; Avise, 1994; Holdren, 1992; Meffe, Ehrlich y Ehrenfeld, 1993; Wilson, 1992). Según Wilson (1992), «el monstruo que se cierne sobre la tierra es el crecimiento de la población. En su presencia, la sostenibilidad no es sino un frágil concepto teórico». En un documento del Banco Mundial se afirma que «las causas de la degradación ambiental son tan variadas como sus manifestaciones. Pero en el centro del problema se encuentra la rápida tasa de crecimiento de la población en muchos países en desarrollo» (Banco Mundial, 1987, en Banuri y Marglin, 1993).

En la bibliografía relativa a la sobrepoblación se presta especial atención a dos temas: la preocupación por el crecimiento demográfico en los países en desarrollo y la preocupación por las actividades de los numerosos pequeños productores que utilizan la tierra. Wilson (1988) afirma que «la explosión demográfica está deteriorando el medio ambiente a un ritmo acelerado, especialmente en los países tropicales». Bilsborrow y DeLargy (1991) observan que muchos problemas ambientales, «entre ellos la eliminación de los bosques tropicales y la reducción de la biodiversidad, son más evidentes en el Tercer Mundo». Li (1991) declara que «lo mejor que puede hacer el gobierno chino para acabar con el círculo vicioso de sobrepoblación y deforestación es promover la planificación familiar y controlar rigurosamente el crecimiento demográfico».

Sin embargo, estos mismos analistas incurren en afirmaciones contradictorias, incompletas e insostenibles. Bilsborrow y DeLargy admiten que «aunque a menudo se considera que la presión demográfica influye considerablemente en la degradación del medio ambiente, casi no existen datos tangibles y concluyentes sobre su función», mientras que Li, al dar la culpa al exceso de población en la deforestación revela que la superficie de las tierras boscosas en China pasó del 8 por ciento en 1949 al 12 por ciento en 1984 y al 8,4 por ciento en 1988. Si la superficie forestal aumentó y disminuyó al tiempo que la población crecía cada año, es evidente que existen otros factores mucho más importantes para explicar la deforestación.

El segundo tema - la responsabilidad de los numerosos pequeños productores y usuarios en la degradación del medio ambiente - aparece en los escritos de autores como Myers (1991) y Wilson (1992). Apoyándose en la animosidad contra los pequeños agricultores expresada tanto por los marxistas como por los teóricos de la modernización, estos escritores descargan en especial su ira contra los pequeños productores agrícolas y alegan que por el mero hecho de ser numerosos y tener opciones y recursos limitados se ven obligados a seguir un curso irracional que conduce inevitablemente al deterioro del medio ambiente. Raven (1991), por ejemplo, arremete contra los sectores más pobres de la población y los acusa de utilizar de modo muy destructivo los recursos naturales. Pero hay algo que no va en esta versión. Por ejemplo, Raven se contradice al admitir en ese mismo párrafo que son los países industriales los que «consumen el 90 por ciento o más de casi todos los productos básicos...». Por otra parte, los teóricos dedican cada vez más atención a los conocimientos teóricos y prácticos de campesinos y poblaciones indígenas para aprender acerca de la ordenación y conservación de los recursos (Gupta, 1992).

La administración de los recursos forestales, incluida la recolección de leña, incumbe a los Van Panchayats (consejos forestales locales)

A continuación se ofrece un análisis de las actividades de los usuarios empobrecidos de recursos rurales en el contexto de una presión generalizada sobre los recursos característica de los países en desarrollo. La zona del Himalaya central, donde se registra una de las densidades de población más altas de la India, dispone de una superficie limitada de tierras de labor. Aunque la demanda local de alimentos puede cubrirse con los productos provenientes de la llanura, los aldeanos siguen dependiendo casi exclusivamente de los bosques de las montañas para obtener forraje, leña y madera de construcción (Ashish, comunicación personal, 1990). Los sistemas que han ideado para limitar el uso de los recursos y las estrategias institucionales que aplican constituyen por tanto un motivo de escepticismo frente a la relación causa-efecto que a menudo los analistas consideran inevitable entre densidad de la población y degradación de los recursos. Las investigaciones en pequeña escala muestra que la población y el medio ambiente no son necesariamente antagónicos (véase Arizpe, Stone y Major, 1994) y ofrece una perspectiva diferente para contemplar su relación.

Presión del mercado sobre los recursos

Al igual que una amplia bibliografía afirma la importancia de la sobrepoblación como factor determinante de la disminución de los recursos, una vigorosa tradición intelectual, que va desde Adam Smith y Karl Marx hasta los economistas políticos y neoclásicos actuales, destaca la contribución de los mercados y fuerzas productivas a la configuración y modificación de las relaciones sociales de producción. Tanto Smith como Marx preveían que la expansión económica del capitalismo, a través del comercio y la inversión, transformaría inevitablemente las relaciones sociales de producción precapitalistas.

Algunos teóricos asocian los movimientos demográficos con los cambios de los precios relativos y sugieren la posibilidad de que unos y otros varíen al unísono, influyendo así en el desarrollo de los mercados y las modalidades de uso de los recursos (North y Thomas, 1973). Según estos teóricos, los precios más bajos vigentes en los mercados integrados como resultado de una mayor especialización y de una revolución permanente de la producción crean una demanda en constante aumento que redunda a su vez en una producción cada vez más abundante. Pero si bien la integración de los sistemas de recursos locales en mercados más extensos permite realizar mayores economías de escala, los expone también a la demanda de un sistema más amplio y crea así una mayor presión, en lo que respecta a la explotación y degradación, sobre un sistema finito de recursos locales.

En el contexto de los consejos forestales de Kumaon y, de hecho, en los sistemas de gestión comunitaria de otras partes, la teoría de los «marxistas neosmithianos» - utilizando la evocadora expresión de Brenner - tiene consecuencias obvias. A medida que los sistemas de propiedad colectiva se ven expuestos a la presión del mercado, los usuarios locales deben intensificar el grado de explotación, ya que, además de cubrir sus necesidades de subsistencia, deben obtener ingresos en efectivo. A medida que la presión del mercado y las necesidades de subsistencia incitan a los usuarios a extraer productos forestales a ritmo acelerado, la degradación del medio ambiente resulta inevitable.

Sin embargo, dos objeciones invalidan esta teoría del deterioro de los recursos. En primer lugar, no reconoce que el uso de los recursos está regulado por instituciones locales de muchos tipos, incluso las normas sociales. Por supuesto, las instituciones y los ordenamientos de los derechos de propiedad cambian con el tiempo, pero estos cambios no son el resultado directo o lineal de determinados niveles de demanda. En segundo lugar, esa teoría niega la posibilidad de que los usuarios rurales renuncien a obtener ingresos en efectivo de la venta de productos forestales en el mercado. En las comunidades examinadas, los usuarios exigían a menudo normas institucionales y las hacían respetar, pidiendo apoyo en caso de incumplimiento a instancias políticas superiores. También reconocían los posibles beneficios de un aumento de la demanda del mercado y lo utilizaban para incrementar los ingresos provenientes de los bosques de propiedad colectiva del panchayat.

Importancia de los mecanismos institucionales de carácter local

Aunque muchos demógrafos y teóricos de la ordenación de recursos afirman que la sobrepoblación y la presión del mercado conducen a una explotación excesiva y a la decadencia de los sistemas locales de ordenación de los recursos, un grupo de estudiosos defiende con igual vehemencia la eficacia de las entidades locales encargadas de ordenar los recursos (Acheson, 1989; Chetri y Pandey, 1992; Feeny et al., 1990; McKean, 1992; Ostrom, 1990). Según sostiene, sorprendemente, un demógrafo (Davis, 1991), «cualquier teoría de la población y de los recursos que no tenga en cuenta los fenómenos culturales resultará probablemente incompleta. Sin embargo, esto es exactamente lo se que se hace en un gran número de estudios». El modelo conceptual que aplican muchos de los trabajos mencionados suele ignorar el modo en que los mecanismos institucionales de carácter local amortiguan los efectos de la presión demográfica y de las fuerzas del mercado sobre los bosques. En la Figura 2 se resume esquemáticamente esta posición.

La representación gráfica indica que, a medida que aumentan las presiones de la población y del mercado, el estado de los recursos empeora. Por otra parte, el cambio tecnológico es más complejo: hace que aumente la eficiencia y por tanto, que se reduzca la presión sobre los recursos. No obstante, al mismo tiempo el aumento de la eficiencia se traduce en una reducción de los precios y un crecimiento de la demanda que inciden negativamente sobre el estado de los recursos. La figura es significativa sobre todo porque hace caso omiso de las instituciones sociales al tratar de explicar las acciones humanas.

Las instituciones son limitaciones creadas por el hombre que configuran la interacción humana (North, 1990). De hecho, no sólo limitan, sino que también a menudo suavizan, interceden, atenúan, estructuran, moldean, acentúan y producen efectos que redundan en un aumento o una disminución del consumo. Por tanto cabe decir que la escasez de determinados productos es el resultado de modos concretos de producción y consumo. La escasez de madera, forraje o leña y los cambios en el aprovechamiento de la tierra son consecuencia de modos de consumo determinados que crean demanda; de una producción que puede ser antieconómica; de una acumulación que intensifica el uso; de una distribución que origina impresionantes desigualdades en la producción, el consumo y la acumulación; y de ideologías que justifican todo lo anterior. Se puede replicar que la escasez es consecuencia de la incapacidad de reproducir un determinado modo de producción y no una situación en la que «la sociedad tropieza con la «naturaleza» o con las limitaciones que ésta impone» (Collins, 1992). En casos de privación extrema como consecuencia del hambre, la peste o la guerra, las instituciones pueden desempeñar una función mucho menos importante, pero estas situaciones, en el contexto analizado en el presente artículo, son la excepción que confirma la regla.

Factores que influyen en el estado de los bosques locales

En esta sección se examinan los datos recogidos para verificar la tesis de que factores como la sobrepoblación y el mercado influyen efectivamente en el uso de los recursos y en el consiguiente estado de éstos, pero sólo a través de instituciones que contribuyen a orientar las actividades humanas, por lo que tales factores no son determinantes por sí solos ni deben utilizarse como indicadores respecto del estado de los bosques.

En la Figura 3 se ofrece un marco analítico donde se muestra la cantidad y complejidad de los factores que pueden influir en el uso de los recursos. De acuerdo con esa Figura, los principales factores que influyen en el estado de los recursos a nivel local son seis:

· instituciones locales para la ordenación de los recursos;
· contexto sociocultural;
· políticas estatales;
· cambio tecnológico;
· variaciones en la presión del mercado;
· cambio demográfico.

Todos estos factores (con la excepción de las instituciones locales) tienen una escasa repercusión directa (representada por líneas de trazo fino) sobre los recursos y unos efectos indirectos más significativos, amortiguados por las instituciones locales.

La figura no intenta presentar un modelo causal de formación de instituciones. Por lo tanto, las flechas que apuntan a las «instituciones locales que se ocupan de la ordenación de los recursos» no indican que las características de estas instituciones sean el resultado de las políticas estatales, el cambio tecnológico, la presión del mercado, etc. Aunque estos factores influyen sin duda en las instituciones locales, es preferible considerar el contorno concreto de éstas como el resultado de las acciones de la población local, que es tanto un sujeto activo en la creación de tales instituciones como un sujeto pasivo frente a factores estructurales externos.

Tampoco se pretende ofrecer una enumeración exhaustiva de los diferentes factores que pueden influir en el uso de los recursos, ni establecer con precisión la dirección, magnitud y complejidad de las diferentes variables que influyen en el uso de los recursos (bosques) a nivel local. La Figura sirve sobre todo para indicar que unas instituciones locales fuertes pueden atenuar la influencia de casi todas las variables estructurales sobre los modelos locales de utilización de los recursos.

En la investigación que se describe más adelante se utilizó el esquema anterior para examinar los efectos relativos de los diferentes factores sobre el uso de los recursos. Se partió del supuesto de que el contexto social y cultural, las políticas estatales y los cambios tecnológicos variaban relativamente poco en Kumaon de una localidad a otra, mientras que los otros tres factores variaban considerablemente entre los diferentes puntos de observación. Los datos disponibles sobre los dos distritos corroboran estos supuestos. Las diferentes aldeas de Kumaon se enorgullecen de su cultura y, a pesar de las diferencias locales, sus habitantes se consideran distintos incluso de los de otros distritos montañosos vecinos de Garhwal. Las políticas estatales y los niveles de cambio tecnológico suelen ser también distintos en la llanura, pero similares en las aldeas de montaña.

En su análisis del uso de los bosques en las montañas de Kumaon, el autor estudió los efectos de las instituciones locales encargadas de orientar el comportamiento de los aldeanos con respecto al uso y ordenación de los bosques, es decir los consejos forestales (Van Panchayats). Para facilitar las tareas concretas, las instituciones comunitarias locales encargadas de la ordenación de los recursos forestales deben formular normas con cuatro finalidades: determinar la cuantía de los beneficios que pueden obtenerse del recurso colectivo; vigilar el comportamiento de los usuarios y su cumplimiento de las normas prescritas; sancionar a los usuarios que infringen las normas; y facilitar la resolución de litigios entre usuarios, guardas, administradores y forasteros (Agrawal, 1994). Estos cuatro conjuntos de normas siguen un orden consecutivo. Sin normas que determinen cuántos recursos se pueden extraer, no habría infractores. Sin infracciones, no habría necesidad de vigilancia. Sin vigilancia, sería imposible castigar a los infractores, y sin normas, sanciones y disciplina no habría necesidad de arbitrar en litigios ni de resolverlos (Agrawal, 1992; 1994).

Los consejos forestales han elaborado normas de los cuatro tipos para tratar de limitar el uso de los bosques y conservar sus recursos. Pero dentro de estos cuatro conjuntos de normas consecutivas, las más importantes son las destinadas a vigilar los recursos y a sancionar a los infractores por medio de guardas nombrados por el Consejo. Cuando no hay guardas permanentes, la incidencia de las infracciones aumenta enormemente. Dado que sólo se contratan guardas cuando las normas sobre conservación limitan considerablemente el consumo de recursos por parte de los aldeanos y que suele tomarse nota de sus informes sobre los infractores para adoptar medidas, se utilizó el número de meses durante los cuales se contrata un guarda como indicador del grado de aplicación de las normas y eficacia institucional.

FIGURA 2 Mercados, población y estado de los recursos

FIGURA 3 Mercados, población, instituciones y estado de los recursos

También se utilizó otra variable institucional (número de años transcurridos desde la elección de los dirigentes) para averiguar si los cambios en la dirección explicaban los cambios en la eficacia de los panchayats.

La presión demográfica se calculó midiendo la superficie de tierra de que disponía cada habitante de la aldea. La superficie de la aldea da una idea más aproximada de la presión demográfica que la superficie de los bosques, ya que algunos de los productos obtenidos de éstos, especialmente los forrajeros, pueden sustituirse por productos agrícolas. La intensidad de la repercusión de las fuerzas del mercado sobre la economía local se mide en función de la distancia de la aldea respecto de una carretera pavimentada. El estado de los bosques, que es una variable dependiente, está representado por una variable dicotómica, ya que se preguntó a los aldeanos si consideraban que sus bosques comunitarios estaban en buen o mal estado. Esta variable es pues categórica, por lo que los datos sobre los consejos forestales se analizaron aplicando técnicas de regresión logística.

En el Cuadro 2 se ofrecen los resultados del análisis de regresión logística. Los coeficientes indican la contribución relativa de las diferentes variables a la probabilidad de que los bosques estén en buen o mal estado. La ecuación correspondiente a la probabilidad de que el bosque del panchayat esté en buen estado se expresa del siguiente modo:

P=1/(1+e-Z)

con:

Z = -2,2924 - 0,1061D + 0,4354G - 0,009E + 0,152S

donde:

D = distancia desde la aldea a la carretera (en km);

G = número de meses en que se contrata un guarda para vigilar los bosques comunitarios;

E = número de años transcurridos desde la última elección;

S = tierra de la aldea (en ha) de que dispone cada hogar.

Teniendo en cuenta el elevado valor de x2 [suma de los cocientes obtenidos dividiendo el cuadrado de la diferencia entre el valor observado y el valor teórico entre el valor teórico] de la estimación de -2log (verosimilitud), el modelo permite clasificar bien los datos. Todos los demás indicadores del buen ajuste del modelo se encuentran también en la parte alta, como se deduce del valor elevado de x2 del modelo y del cuadro de clasificación (el 86 por ciento de las observaciones están clasificadas correctamente, mientras que si se actuara de modo aleatorio sólo se clasificaría correctamente el 50 por ciento de las observaciones). De los 279 consejos que respondieron, 142 (50,8 por ciento) clasificaron el estado de los bosques como «malo».

La regresión indica que, a medida que aumentan tanto el número de meses durante los cuales el consejo forestal contrata un guarda [variable G] (lo que indica un aumento de la eficacia de las instituciones locales) como la disponibilidad de tierra por hogar [variable S] (lo que indica una presión demográfica baja), la probabilidad de que los aldeanos consideren «bueno» el estado del bosque comunitario aumenta también. El valor categórico de «bueno» es un juicio subjetivo de los aldeanos.

Además, la probabilidad de que el bosque se clasifique como «bueno» disminuye a medida que aumenta la distancia desde la aldea a la carretera [variable D]. Esta conclusión va en contra de lo que cabría intuir, ya que los defensores de la fuerte influencia ejercida por el mercado podrían argumentar que la probabilidad de que el estado del bosque sea «malo» es mayor cuanto más cercano a la carretera y más expuesto a las presiones del mercado esté. Puede que una de las razones que explican este resultado imprevisto sea que los aldeanos más cercanos a la carretera pueden tener la impresión de que los funcionarios públicos de más alto nivel supervisan con más frecuencia sus actividades que las de los aldeanos más alejados de la carretera. Por lo tanto, la proximidad a las carreteras puede ser una medida aproximativa de dos fuerzas diferentes, y las consecuencias de una supervisión a un nivel superior pueden ser más importantes que los efectos generados por las fuerzas del mercado.

El coeficiente de la disponibilidad de tierra por hogar [variable S] es relativamente alto en comparación con los de las variables correspondientes a la distancia a la carretera [variable D] y tiempo transcurrido desde la última elección [variable E], y estadísticamente significativo. Aunque la variable E contribuye también, aunque en menor medida, al estado de los bosques, su coeficiente no es estadísticamente significativo. Es difícil determinar la contribución de las distintas variables al valor de Z, ya que depende del valor de cada variable en un determinado punto de observación (Fiorina, 1991). Sin embargo, el valor estadístico R, que se utiliza para evaluar la correlación parcial entre la variable dependiente y cada una de las variables independientes, muestra que la correlación parcial entre la existencia de un guarda [variable G] y el estado del bosque es la más alta entre todas las variables. El coeficiente de esta variable es también mucho más significativo que el correspondiente a la disponibilidad de tierra por hogar [variable S] o a la distancia de la carretera [variable D].

El análisis subraya la importancia de los mecanismos institucionales, especialmente los destinados a vigilar y sancionar, para asegurar que los bosques comunitarios sigan en buen estado. En cambio, otras dos variables indicadas a menudo en los estudios sobre el tema como los principales factores que determinan el estado de los bosques distancia de la carretera (indicativa de las fuerzas del mercado) y disponibilidad de tierra por hogar (indicativa de la presión demográfica sobre el bosque) - se presentan como índices relativamente inseguros para predecir el estado del bosque. Los indicios indirectos derivados de los datos de entrevistas con los dirigentes de los Van Panchayats confirman los resultados de la regresión. La mayoría de los consejos destacaron que el principal problema con que se enfrentaban era el apoyo insuficiente de los funcionarios públicos para detener a los infractores de las normas. Entre las posibles soluciones, en general se apuntó a una mayor vigilancia y cumplimiento de las normas por medio de guardas nombrados por el gobierno, y en el SO por ciento de los casos se pidió un aumento de las atribuciones locales para aplicar las normas.

Los resultados de la investigación constituyen también una firme defensa contra la acusación de que los pequeños agricultores degradan el medio ambiente. Entre los habitante de las montañas, son pocos los que poseen muchas tierras o riquezas (Guha, 1989). Sin embargo, casi todos los hogares reconocen la importancia de los bosques administrados por la comunidad en su lucha diaria por la supervivencia, y se esfuerzan por asegurar la integridad de las instituciones que contribuyen a este fin.

Una crítica evidente que se podría hacer a los resultados presentados en este artículo es que la impresión de los usuarios de los bosques acerca del estado de éstos podría haber influido en el esfuerzo realizado para protegerlos. Se pueden ofrecer dos respuestas para rebatir esta crítica. En primer lugar, si los usuarios obtienen resultados relativamente insatisfactorios después de haber realizado grandes esfuerzos para proteger los bosques, es igualmente probable que consideren «malo» su estado. Es decir, el estado objetivo de los bosques guardará una correlación significativa con el estado percibido. En segundo lugar, en una muestra de seis bosques de panchayats sobre los que se recogieron datos en 1989-1990, el coeficiente de correlación entre la impresión de los usuarios y la medida efectiva de la densidad de vegetación se estimó en 0,73. Actualmente se están analizando datos de 35 casos elegidos aleatoriamente.

CUADRO 2. Resultados de la regresión logística de las observaciones: población, presión del mercado y mecanismos institucionales como explicaciones del estado de los bosques

Variable

B

E.E

Wald

df

Sig

R

Exp(B)

D (distancia)

-,1061

,0561

3,5809

1

,0584

-,0639

,8993

G (guardas)

,4354

,0471

85,4223

1

,0000

,4644

1,5456

E (elecciones)

-,0090

,0391

,0529

1

,8181

,0000

,9911

S (tierras)

,1520

,0508

8,9597

1

,0028

,1341

1,1642

Costante

-2,7489

,4330

40,3066

1

,0000



-2 log (verosimilitud) = 386,77254


x2

df

Significancia

-2 log (verosimilitud)

203,101

274

,9995

x2 del modelo

183,671

4

,0000

Mejoras

183,671

4

,0000

Precisión de ajuste

282,989

274

,3415

Cuadro de clasificación



Pronosticados



0

1

Observados

0

1

Porcentaje correctos

0

0

122

18

87,14

1

1

20

119

85,61




Total

86,38

(N=279)

Nota: D = distancia desde la aldea a la carretera (en km) G = número de meses en que se contrata un guarda para vigilar los bosques comunitarios; E = número de años transcurridos desde la última elección; S = tierra de la aldea (en ha) de que dispone cada hogar.

Conclusión

Los resultados del análisis indican claramente que:

· Factores estructurales de carácter general, como la presión demográfica y la expansión de los mercados, no son las variables más idóneas para explicar el estado de los recursos, aun cuando puedan parecer explicaciones atractivas de su deterioro. A nivel local y en pequeña escala, son numerosas las variables sociales e institucionales que amortiguan los efectos de variables estructurales más amplias. En pocas palabras, el grado de eficacia institucional tiene más importancia que la presión demográfica o la fuerza del mercado per se en la determinación del estado de los recursos.

· Los pequeños agricultores pueden demostrar una gran capacidad para conservar recursos forestales incluso si están sometidos a fuertes presiones del mercado y de la población. Esta conclusión es especialmente cierta cuando el contexto político y social más amplio favorece una acción local autónoma y ofrece la combinación de incentivos institucionales más acertada para promover un uso sostenible del medio ambiente.

Aunque el presente artículo señala una posible dirección para futuras investigaciones - la importancia de los mecanismos institucionales de carácter local - , encierra un mensaje más amplio. Las correlaciones en gran escala entre variaciones en el estado de los recursos y variaciones en la presión demográfica o del mercado ocultan a menudo procesos causales en pequeña escala que es necesario comprender si se quiere adoptar políticas eficaces para frenar el deterioro de los recursos. Para comprender debidamente los procesos que influyen en el uso de los recursos y/o su deterioro, habrán de emprenderse nuevas investigaciones centradas en la influencia de otros factores sociales y culturales.

Bibliografía

Abernathy, V. 1993. Population politics: the choices that shape our future. Nueva York, Plenum/Insight.

Acheson, J. 1989. Where have all the exploitings gone? Co-management of the Maine lobster industry. En: F. Berkes, ed. Common property resources. Londres, Belhaven.

Agrawal, A. 1992. Risks, resources and politics: studies in institutions and resource use from India. Durham, NC, Estados Unidos, Duke University (tesis).

Agrawal, A. 1994. Rules, rule making, and rule breaking: examining the fit between rule systems and resource use. En: E. Ostrom, R. Gardner y J. Walker, eds. Rules, games, and common-pool resources. Ann Arbor, Estados Unidos, University of Michigan Press.

Arizpe, L., Stone, M. y Major, D., eds. 1994. Population and environment: rethinking the debate. Boulder, Colorado, Estados Unidos, Westview.

Avise, J. 1994. The real message from Biosphere 2. Conserv. Biol., 8(2): 327-9.

Ballabh, V. y Singh, K. 1988. Van (forest) panchayats in Uttar Pradesh hills: a critical analysis. Nota de investigación. Anand, India, Institute for Rural Management.

Banco Mundial. 1987. Environment, growth and development. Paper prepared by World Bank staff for consideration by the Development Committee at its April 1987 meeting. Washington, D.C. (mimeo).

Banuri, T. y Marglin, F. 1993. Who will save the forests? Knowledge, power and environmental destruction. Londres, Zed.

Bilsborrow, R. y DeLargy, P. 1991. Landuse, migration and natural resource degradation: the experience of Guatemala and Sudan. En: K. Davis y M. Bernstam, eds. Resources, environment, and population: present knowledge, future options. Nueva York, Oxford University Press.

Chetri R. y Pandey, T. 1992. User group forestry in the far-western region of Nepal. Katmandú, ICIMOD.

Collins, J. 1992. Marxism confronts the environment: labor, ecology and environmental change. En: S. Ortiz y S. Lees, eds. Understanding economic processes. Lanham, Md., Estados Unidos, University Press of America.

Davis, K. 1991. Population and resources: fact and interpretation. En: K. Davis y M. Bernstam, eds. Resources, environment, and population: present knowledge, future options. Nueva York, Oxford University Press.

Feeny, D., Berkes, F., McCay, B. y Acheson, J. 1990. The tragedy of the commons twenty two years later. Human Ecol., 18(1): 1-19.

Fiorina, M. 1991. Retrospective voting in American national elections. New Haven, Estados Unidos, Yale University Press.

Guha, R. 1989. The unquiet woods: ecological change and peasant resistance in the Himalaya. Nueva Delhi, Oxford University Press.

Gupta, A. 1992. Building upon people's ecological knowledge: framework for studying culturally embedded CPR institutions. Ahmedabad, India, CMA, Indian Institute of Management (mimeo).

Holdren, C. 1992. Population alarm. Science, 255:1358.

Jolly, C. y Torrey, B., eds. 1993. Population and land use in developing countries. Washington, D.C., National Academy Press.

Li, Jing-Neng. 1991. Comment: population effects on deforestation and soil erosion in China. En: K. Davis y M. Bernstam, eds. Resources, environment, and population: present knowledge, future options. Nueva York, Oxford University Press.

McKean, M. 1992. Success on the commons: a comparative examination of institutions for common property resource management. J. Theor. Polit., 4(3): 247-82.

Meffe, G., Ehrlich, A. y Ehrenfeld, D. 1993. Human population control: the missing agenda. Conserv. Biol., 7(1): 1-3

Myers, N. 1991. The world's forests and human populations: the environmental interconnections. En: K. Davis y M. Bernstam, eds. Resources, environment, and population: present knowledge, future options. Nueva York, Oxford University Press.

Netting, R. 1993. Smallholders, householders: farm families and the ecology of intensive, sustainable agriculture. Stanford, Calif., Estados Unidos, Stanford University Press.

North, D. 1990. Institutions, institutional change and economic performance. Cambridge, Reino Unido, Cambridge University Press.

North, D. y Thomas, R. 1973. The rise of the western world. Cambridge, Reino Unido, Cambridge University Press.

Ostrom, E. 1990. Governing the commons: the evolution of institutions for collective action. Nueva York, Cambridge University Press.

Raven, P. 1991. Winners and losers in the twentieth-century struggle to survive. En: K. Davis y M. Bernstam, eds. Resources, environment, and population: present knowledge, future options. Nueva York, Oxford University Press.

Rawat, A. 1977. Political movements in Tehri-Garhwal state. Uttarakhand Bharati, 2(2).

Weber, T. 1989. Hugging the trees. The story of the Chipko movement. Nueva Delhi, Penguin.

Wilson, E., ed. 1988. Biodiversity. Washington, D.C., National Academy Press.

Wilson, E. 1992. The diversity of life. Nueva York, W.W. Norton.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente