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La cooperación internacional para el desarrollo del sector forestal


M.K. Muthoo

Maharaj K. Muthoo fue Director del Servicio de Operaciones del Departamento de Montes de la FAO de 1980 a 1994. En el momento de escribir este artículo, trabajaba como Asesor del Director General Adjunto.

En el presente artículo se examina la ayuda internacional técnica y financiera en apoyo de las actividades nacionales del sector forestal como parte del desarrollo sostenible. Se describe la evolución de la cooperación internacional, haciendo hincapié en el programa forestal de campo de la FAO, y analizando las actuales tendencias en el contexto de las oportunidades derivadas de la CNUMAD.

La cooperación internacional para el desarrollo del sector forestal comenzó después de la segunda guerra mundial y, m s específicamente, en los años cincuenta, con el lanzamiento del Programa Ampliado de Asistencia Técnica (PAAT) de las Naciones Unidas y subsiguientemente del Fondo Especial de las Naciones Unidas para el Desarrollo Económico, en cuyas dos carteras se incluyen proyectos forestales. Aun cuando la parte m s importante de esta ayuda estaba destinada a los países que emergían del colonialismo, se amplió también a otra serie de países, sobre todo los de la cuenca del Mediterr neo: Grecia, Yugoslavia y Portugal. A mediados de los años sesenta, los dos programas se unieron en uno solo, llamado Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que hizo posible la financiación de proyectos en pequeña y gran escala financiados con las contribuciones voluntarias de los gobiernos anunciadas en las conferencias sobre promesas de contribuciones anuales del PNUD. La aprobación de los programas por países para varios años en lo que respecta a la ayuda del PNUD marcó el final del sistema especial de proyecto por proyecto que había caracterizado los programas del PAAT y del Fondo Especial de las Naciones Unidas para el Desarrollo Económico.

Inicialmente, la cooperación internacional en el sector forestal, incluida la ayuda bilateral, estaba destinada a proporcionar asistencia técnica por intermedio de expertos "residentes", casi siempre para que realizaran encuestas sobre recursos cuyo objetivo era determinar las posibilidades de inversión. A esta etapa siguieron proyectos para la creación de industrias forestales, incluidas las de la pasta y el papel, serrerías y productos fabricados con tableros de madera. Se establecieron grandes plantaciones utilizadas sobre todo como fuente de suministros concentrados de materias primas industriales, si bien constituyen también un potencial para compensar y evitar el agotamiento de los bosques naturales. En los proyectos forestales se han incluido siempre recursos dedicados a la capacitación y concesión de becas, que constituyen un componente importante de la asistencia técnica, sobre todo aquellos para los cuales la FAO ha detentado la responsabilidad de ejecución. En consecuencia, muchas de las instituciones nacionales destinadas a la enseñanza, capacitación e investigación forestales tienen su origen en la cooperación internacional para el desarrollo.

En los años setenta hubo tres acontecimientos internacionales que influyeron en el car cter, tipo y alcance de los proyectos de asistencia técnica. El primero fue la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo en 1972. El segundo fue el Congreso Forestal Mundial celebrado en Yakarta en 1978, y el tercero la Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural organizada por la FAO en su Sede de Roma en 1979. En estos foros internacionales se reflejaron los cambios de opinión a nivel normativo y profesional. Mientras que en los años cincuenta y sesenta se preconizaba como solución una r pida industrialización, en los años setenta se destacaba la importancia del desarrollo rural. Las resoluciones emanadas de estas reuniones, que reflejaban claramente estos cambios de orientación, tuvieron un efecto de largo alcance en el desarrollo forestal, desplazando el interés de la simple producción de madera y el desarrollo comercial e industrial a un enfoque en el que se tenían en cuenta las exigencias de la población y se dedicaba una mayor atención a la conservación de los bosques y a la ordenación sostenible.

Fue durante este período cuando se diseñaron los primeros proyectos forestales orientados sobre todo a cubrir las necesidades de la población local mediante su participación, gracias a los esfuerzos innovadores realizados conjuntamente por la FAO y por la Autoridad Sueca para el Desarrollo Internacional (ASDI). Fue esta la base de muchas de las actuales iniciativas internacionales sobre la agricultura comunitaria, prácticas agroforestales, empresas forestales en pequeña escala, productos forestales no madereros, el papel de la mujer en el desarrollo y la contribución de los bosques a la seguridad alimentaria, caracterizados todos ellos por la importancia que dan a la participación de la población. Un aspecto de esta tendencia es la formulación de proyectos forestales con un enfoque multidisciplinario para la mitigación de la pobreza y la inclusión de componentes forestales en el desarrollo rural.

De hecho, en la categoría de m s r pida expansión de proyectos de asistencia se incluye la silvicultura para el desarrollo rural, que comprende una gran cantidad de actividades relacionadas con la silvicultura comunitaria. Por ejemplo, en un proyecto en curso en Nepal sobre fomento de la producción de forraje y arrendamiento de tierras forestales en las zonas montañosas, con una aportación de 16 millones de dólares EE.UU. a través del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), constituye la punta de lanza de los nuevos criterios de integración de las actividades forestales, agrícolas y ganaderas regidas por mecanismos autosuficientes.

El tipo de proyectos forestales con apoyo de la FAO que tiene un crecimiento mayor es el de la silvicultura para el desarrollo rural

Los asuntos relacionados con el medio ambiente han constituido siempre un aspecto importante de la ordenación forestal científica, pero solamente ahora se est n incluyendo explícitamente en los programas forestales. Un número creciente de proyectos forestales e industrias forestales se concentrar n en establecer un equilibrio adecuado entre una ordenación ambiental idónea y el desarrollo económico. Es muy probable que estos proyectos atraigan fuentes no convencionales de financiación, incluidos los acuerdos innovadores de trueque de la deuda por actividades de conservación de la naturaleza y una mayor participación de las organizaciones no gubernamentales (tanto internacionales como locales), el sector privado y las fundaciones. Por ejemplo, en Sri Lanka, la FAO, en colaboración con la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), con financiación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), est ejecutando un proyecto dedicado a la conservación del medio ambiente en el mbito forestal.

Forman parte también de esta categoría la ordenación de las cuencas hidrográficas, las actividades forestales en zonas áridas y la lucha contra la desertificación, así como los proyectos con los cuales se trata de conservar y administrar los recursos de flora y fauna silvestres y de crear bosques cultivados. Puede citarse como ejemplo la lucha contra la desertificación en Senegal, donde varios miles de trabajadores voluntarios procedentes de organizaciones de desarrollo rural y poblaciones locales han adoptado medidas para la repoblación de las masas boscosas, la protección de las zonas de regadío y la ordenación de los pastizales. Estas iniciativas han sensibilizado la opinión pública sobre la importancia de la cubierta arbórea para mejorar el medio ambiente y aumentar el empleo y los ingresos locales.

La transición de muchos países en Europa y Asia de una economía de planificación centralizada a una economía de mercado, y las demandas creadas por este proceso, están teniendo un impacto considerable sobre la cooperación internacional en el sector forestal. Esta última se está orientando hacia las reformas normativas del sector forestal, los nuevos acuerdos de propiedad de los bosques y las industrias forestales, la creación de instituciones, la intensificación de la aplicación de la tecnología, el control de calidad y la normalización, la información sobre mercados y la promoción de las inversiones.

Al mismo tiempo, ha aumentado la conciencia sobre los efectos socioeconómicos y ambientales de la deforestación tropical. Se necesitarán más datos e investigaciones sobre los ecosistemas frágiles, tales como los bosques tropicales húmedos, las zonas áridas y de manglar y las cuencas hidrográficas de montaña, todos ellos sometidos a una creciente presión demográfica, exarcerbada por la carencia de tierra y la pobreza.

La lucha contra la transformación de las zonas áridas en desiertos es un aspecto importante de la asistencia técnica

EVOLUCION DEL PROGRAMA FORESTAL DE CAMPO DE LA FAO

Los fondos destinados al programa forestal de campo de la FAO aumentaron, pasando de menos de 1 millón de dólares EE.UU. al año en 1953 a unos 80 millones de dólares EE.UU. en 1990. El número de proyectos de cooperación forestal se elevó también r pidamente, pasando de 53 proyectos, por un valor de 46 millones de dólares EE.UU. en 1971 a 290 proyectos, por un valor de 481 millones de dólares EE.UU. en 1993. Su reposición anual mediante la aprobación de nuevos proyectos ha alcanzado casi los 100 millones de dólares EE.UU., lo que representa un aumento de m s de cinco veces desde 1980. Actualmente, la FAO es el mayor organismo de cooperación técnica del sistema de las Naciones Unidas. En 1994, su Programa Forestal de Campo incluía 330 proyectos de asistencia técnica en m s de 90 países, con una dotación de personal de 690 expertos y consultores. Los proyectos de campo reciben la ayuda del Departamento de Montes de la FAO, que cuenta con la mayor concentración de especialistas forestales de todas las organizaciones internacionales. El programa se sirve también de diversos expertos de otros departamentos técnicos de la Sede, que prestan servicios complementarios.

En conformidad con los nuevos criterios, existe autorización para utilizar los escasos recursos de cooperación para el desarrollo, y los programas tienen que ser planificados y ejecutados de forma coherente y eficaz. A tal efecto, la FAO está llevando a cabo una operación de reestructuración que, entre otras cosas, está destinada a utilizar la capacidad técnica y la competencia de la Organización de la forma más eficaz y a reforzar su colaboración con los Estados Miembros, las organizaciones internacionales y los organismos de ayuda. En 1994 se ha creado en el seno de la FAO el Departamento de Cooperación Técnica, cuya función es servir de centro coordinador de las actividades operacionales, en las que se incluyan servicios de asesoramiento en materia de políticas, inversión, movilización de recursos extrapresupuestarios, realización de operaciones de campo y cooperación con organismos bilaterales y multilaterales, el sector privado y las organizaciones no gubernamentales. El Servicio de Operaciones Forestales forma ahora parte del Departamento de Cooperación Técnica y, al mismo tiempo, mantendrá su identidad sectorial separada y sus conocimientos técnicos y vínculos profesionales con todas las dependencias técnicas pertinentes, incluido el Departamento de Montes.

La asistencia técnica al sector forestal de los países con economía en fase de transición ofrece nuevos retos

COOPERACION TECNICA INTERNACIONAL EN EL SECTOR FORESTAL DESPUES DE LA CNUMAD

En la misma medida que la Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente han cambiado las perspectivas del sector forestal en los años setenta, en 1992 la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo y el Programa 21 resultante han conformado el pensamiento sobre desarrollo forestal en todo el mundo, contribuyendo a una nueva visión del sector y de las cuestiones relacionadas con el medio ambiente y con sus problemas m s importantes. La contribución de los bosques al desarrollo a través de la ordenación sostenible, la conservación y la utilización de una forma compatible con las funciones ambientales de los mismos, necesitar plasmarse en los programas de cooperación internacional para el desarrollo. La Convención Internacional de Lucha contra la Desertificación en los Países Afectados por Sequía Grave o Desertificación, en particular en Africa, y el Convenio sobre la Diversidad Biológica, así como las actividades en curso para la elaboración de criterios indicadores para una ordenación forestal sostenible, tendrán que traducirse en acciones sobre el terreno mediante proyectos y programas adecuadamente preparados. Todos ellos requerirán una mejor comprensión de los vínculos intersectoriales para facilitar la colaboración interdisciplinaria con miras a conseguir programas armonizados de planificación para la utilización de la tierra.

Dentro del sistema de las Naciones Unidas, la FAO es el organismo que desempeña una función de gerente de tareas en lo que respecta a la colaboración en actividades complementarias de la CNUMAD destinadas a aplicar los Principios Forestales y los objetivos formulados en los Capítulos 11 y 13 del Programa 21. Adem s, presta su apoyo en materia de conservación de la diversidad biológica (Capítulo 15), a la secretaría del Convenio sobre la diversidad biológica, así como a la del Comité intergubernamental de negociación para redactar un convenio destinado a combatir la desertificación, cuyo texto final se aprobó en junio de 1994.

En cuanto a organismo que desempeña una función de gerente de tareas en las actividades forestales, la FAO garantiza la colaboración y cooperación entre los distintos agentes del sistema de las Naciones Unidas en el sector forestal. [NdR: Para mayores detalles sobre la función de la FAO en las actividades generales de desarrollo forestal posteriores a la CNUMAD, véase el artículo de M. Chipeta y T. Michaelsen.]

En los párrafos siguientes se examinan brevemente las actividades de algunos de estos agentes del sistema de las Naciones Unidas.

El informe Brundtland (1987) puso de manifiesto que había una grave escasez de fondos para los proyectos y estrategias de conservación. Para suplir esta carencia se creó en 1990 del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), con car cter experimental. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Banco Mundial acordaron supervisar la ejecución de los programas financiados a través del FMAM, que funciona actualmente con una asignación de unos 2 000 millones de dólares EE.UU. Se est n ampliando los tipos de proyectos que tienen derecho a la financiación con cargo al FMAM, para que incluyan los destinados a remediar la degradación de la tierra (con especial referencia a la desertificación) y la deforestación (con especial referencia a la aplicación de los Principios Forestales). La FAO participa ya en la ejecución de dos proyectos forestales importantes financiados con cargo al FMAM en Africa oriental y Asia meridional, que se centran en la conservación de la diversidad biológica.

El PNUMA ha salido reforzado a raíz de la CNUMAD, y realiza ahora actividades en los mbitos de la legislación ambiental, la economía, la vigilancia y la evaluación. El principal vehículo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en lo que respecta a la cooperación internacional en el mbito forestal es su Programa El Hombre y la Biosfera, que hace hincapié en la investigación y la síntesis de información sobre la ecología y la utilización sostenible de los sistemas forestales, la importancia de la diversidad biológica y la cooperación sobre ordenación de recursos naturales en las zonas tropicales húmedas. El programa forestal de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se concentra en la capacitación especializada, el empleo y la generación de ingresos, así como en la mejora de las condiciones de trabajo, la salud y la seguridad en las actividades relacionadas con los bosques. Entre las actividades complementarias específicas del Programa 21 pueden citarse la promoción de prácticas ambientales óptimas y de códigos para las actividades forestales y de extracción maderera así como la producción de madera, pasta y papel.

Para una asistencia técnica eficaz, se requieren criterios flexibles e innovadores en respuesta a unas condiciones en constante cambio

La Oficina de las Naciones Unidas para la Región Sudano-Saheliana (ONURS) concentra sus actividades en las zonas ridas, semi ridas y secas subhúmedas del norte de Africa. Como respuesta específica al Capítulo 12 del Programa 21 (Ordenación de los ecosistemas fr giles: lucha contra la desertificación y la sequía), la ONURS est promoviendo un aprovechamiento integrado de la tierra que incluye la plantación de rboles para responder a las necesidades b sicas de alimentos, energía y piensos, mejorar el nivel de vida de las comunidades locales y aumentar y proteger la base de recursos productivos. La ONURS est haciendo hincapié en criterios que incluyen los sistemas agrosilvopastorales, la agrosilvicultura, la creación de parcelas boscosas y la silvicultura comunitaria así como la construcción de cortavientos.

El PNUD lanzó su programa Capacidad 21 durante la celebración de la CNUMAD, sobre todo para responder a las necesidades del Programa 21. La silvicultura es un componente importante del programa Capacidad 21 y se ha preparado un Programa de Capacidad Nacional para los Bosques (PCNB). Entre otras cosas, se preveía que el PCNB reforzara la capacidad para la preparación y aplicación de los planes de acción forestal nacionales (PAFN) y estableciera mecanismos para la cooperación, consulta y coordinación. Adem s del PCNB, el PNUD presta apoyo a las actividades forestales a través de la cooperación con los países relacionada con la biodiversidad y las convenciones sobre desertificación.

Desde que comenzó sus funciones, el Banco Mundial ha facilitado préstamos para financiar casi 100 proyectos del sector forestal, con unos compromisos totales de m s de 2 500 millones de dólares. Ultimamente, se han fomentado las actividades forestales sociales y el componente relativo al medio ambiente en los proyectos forestales; las reformas normativas y el refuerzo institucional; la expansión de los recursos y la conservación de zonas forestales intactas mediante la ampliación de las zonas protegidas y la mejora de su ordenación. Actualmente el Banco insta a los gobiernos a que adopten políticas preventivas en cuanto a la utilización de recursos en los bosques forestales húmedos, y no conceder préstamos para la extracción maderera en los bosques húmedos tropicales primarios, estando la financiación de proyectos de infraestructura en dichas zonas sujeta a rigurosas evaluaciones ambientales. El programa de préstamos del Banco est cada vez m s orientado a los proyectos nacionales de ordenación de recursos, en los que las actividades forestales est n integradas en un contexto m s amplio de utilización de la tierra y protección del medio ambiente. El Banco dedica atención especial a los 20 países en que los bosques tropicales húmedos est n seriamente amenazados.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) es el que aporta la mayor contribución de todas las organizaciones de las Naciones Unidas en lo que respecta a las actividades de cooperación para el desarrollo relacionadas con la silvicultura. En casi todos los casos, la ayuda alimentaria se utiliza para ayudar a cubrir los costos iniciales de inversión de las actividades que procurar n beneficios a largo plazo. Los proyectos del PMA ayudan a conservar los bosques existentes y a crear nuevas plantaciones en las que el derecho a la recolección y utilización de los rboles plantados se asigna específicamente a determinadas personas y grupos, y donde la ordenación es el resultado de la colaboración entre las comunidades locales y los organismos gubernamentales. La FAO colabora estrechamente con el PMA y le proporciona asistencia técnica para la determinación y evaluación de los proyectos de ayuda alimentaria así como en las actividades de supervisión, evaluación y seguimiento.

La CNUMAD hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que apoyara a los países en la preparación y aplicación de los Planes de Acción Forestal Nacionales (PAFN), sobre todo los concebidos dentro del marco del Programa de Acción Forestal Tropical (PAFT). Hay 92 países en desarrollo que participan en este programa y 31 PAFN en vías de ejecución. Se necesita un reforzamiento de la cooperación internacional concentrada en el apoyo a los PAFN a fin de elevar la capacidad nacional destinada a fomentar el desarrollo holístico, hacer inversiones en recursos humanos, instituciones y actividades de proyectos experimentales. La FAO est tratando de intensificar su ayuda al desarrollo de los PAFN a través de estructuras descentralizadas y de ampliar el mbito de aplicación del programa a todos los tipos de bosques.

REFLEXIONES
Gumersindo Borgo

RECURSOS FINANCIEROS PARA LA COOPERACION INTERNACIONAL EN EL DESARROLLO FORESTAL

Los recursos necesarios para hacer frente a los retos del desarrollo forestal, que incluyen pero que no se limitan a los señalados explícitamente en los textos de la CNUMAD, exceden los medios de la mayor parte de los gobiernos. Resulta por lo tanto imprescindible aumentar la cooperación internacional para el desarrollo y que los países en desarrollo obtengan nuevos recursos financieros y tengan acceso a la tecnología para poder poner en práctica un desarrollo forestal sostenible.

Se estima que, solamente para los cuatro programas principales previstos en el Capítulo 11 (Lucha contra la deforestación), del Programa 21 -sostener la función múltiple de los bosques, crear zonas verdes, mejorar la utilización de productos forestales, y aumentar la capacidad para una planificación integrada de los bosques- se requiere una inversión de 31 300 millones de dólares EE.UU. al año durante el período comprendido entre 1993 y el año 2000. Aproximadamente el 20 por ciento de esta suma, unos 5 700 millones de dólares, sería en forma de asistencia internacional para el desarrollo. Esta última cifra es m s de cuatro veces el valor de la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) que en 1990 se destinó a los bosques.

La CNUMAD no era una conferencia de promesa de contribuciones, pero algunos países y grupos de países anunciaron su intención de comprometer fondos adicionales en apoyo del Programa 21. La Comunidad Europea prometió un aumento de su AOD de 4 000 millones de dólares al año; Japón afirmó que aumentaría su AOD a 7 700 millones de dólares al año para el año 2000; España acordó triplicar su AOD. Se ratificó como meta el dedicar el 0,7 por ciento del PNB a la ayuda para el desarrollo, y los Países Bajos acordaron elevarlo al 0,8 por ciento si otros países seguían su ejemplo.

Sin embargo, los progresos no han sido tan r pidos como se esperaba. Los compromisos adquiridos en Rio de Janeiro no han sido seguidos de una acción equivalente para su realización. La lenta respuesta al Programa 21 se ha manifestado también en el sector forestal, debido en parte a que en la CNUMAD no se establecieron claramente las prioridades para dicho Programa, a causa de la difícil situación presupuestaria de la mayor parte de los países donantes y de las políticas de los organismos donantes que redujeron la disponibilidad de fondos para ciertos tipos de inversiones forestales, bajo la influencia de organizaciones no gubernamentales de importancia destacada con las que habr que mantener mayores relaciones e intercambio de información.

De hecho, aparte de la CNUMAD, desde 1990 los niveles de financiación para la AOD parecen haber aumentado sólo lentamente, aun cuando probablemente se alcanzó el objetivo de duplicar dicha asistencia para las actividades forestales durante 1985-1990. La AOD destinada a sectores relacionados con la silvicultura ascendió a 1 353,5 millones de dólares en 1990, lo que representa un aumento del 23,9 por ciento con respecto a 1988. Sin embargo, esta cantidad es sólo el 9,2 por ciento del valor de toda la AOD a la agricultura y el 2,8 por ciento de la AOD en su conjunto.

Además, existen indicaciones de que los recursos de la AOD pueden estar estancándose y de que puede haberse llegado en algunos casos a una cierta "fatiga de los donantes" lo que, unido a la elevación de las demandas de ayuda humanitaria y de las operaciones de socorro en caso de desastre y de mantenimiento de la paz, puede significar que existen menos recursos de los necesarios para intensificar las actividades nacionales destinadas a la aplicación de las recomendaciones de la CNUMAD.

Durante 1988-1990 aumentaron con mayor rapidez los recursos de cooperación internacional para el desarrollo de los países donantes (en un 12,5 por ciento al año), debido sobre todo a las mayores contribuciones de Japón y Canad . Sin embargo, durante 1988-1990 la tasa de aumento de las contribuciones de los países donantes fue menor que en 1986-1988. Adem s, las previsiones de los donantes hechas en 1991 sobre los futuros niveles de gasto son menores para el período que va hasta 1995, en que se preveía un aumento anual de sólo el 5 por ciento en el caso de los países donantes y del 6 por ciento en el de las organizaciones de las Naciones Unidas. Algunos países donantes (Alemania, Bélgica, Estados Unidos, Irlanda y Nueva Zelandia) previeron un crecimiento cero en los niveles de la AOD relacionada con las actividades forestales, hasta 1995. Tales previsiones fueron hechas antes de la celebración de la CNUMAD y, si se quiere que el sector forestal desempeñe el importante papel que le ha asignado el Programa 21, la AOD debería aumentar a un ritmo mucho mayor.

La AOD relacionada con las actividades forestales procede de tres grupos principales: los países donantes de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), los bancos de desarrollo y las organizaciones de las Naciones Unidas. Entre los donantes bilaterales, Alemania y Japón son con mucho los mayores contribuyentes y, junto con los Estados Unidos, concedieron en los últimos años casi la mitad de la ayuda total bilateral. Siguen los Países Bajos, que canalizan una gran parte de su contribución a través de la FAO. Canad , Francia y Suiza aportan contribuciones bilaterales considerables. Los países nórdicos hacen contribuciones generosas, en parte multilaterales, al igual que Italia y Bélgica. Australia y Nueva Zelandia prestan también apoyo a los programas forestales de ultramar, y otros países que prestan ayuda al sector forestal son Austria, España, Irlanda y Portugal. La ayuda que la Unión Europea destina al sector forestal va en aumento, y ha alcanzado en 1993 los 261 millones de dólares EE.UU., comparados con los sólo 20 millones de 1986 y los 45 millones de 1990.

Con gran diferencia, la mayor financiación bancaria para el sector forestal procede de los préstamos del Banco Mundial, en algunos casos con la participación de la FAO para la preparación de los proyectos, y en otros para su ejecución. Entre los bancos regionales de desarrollo, los más activos en el sector forestal son el Banco Asiático de Desarrollo y el Banco Interamericano de Desarrollo. La contribución del Banco Africano de Desarrollo ha sido hasta ahora modesta.

En el sistema de las Naciones Unidas, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) se destaca como el mayor donante para las actividades forestales de los países en desarrollo, estimadas en m s de 120 millones de dólares EE.UU. en 1994. Dicho Programa aporta considerables recursos de inversión para los proyectos forestales, sobre todo en forma de alimentos por trabajo y en especial en los programas de desarrollo rural. En 1990, de un total de 328 proyectos de desarrollo del PMA, unos 100 estaban destinados directamente al sector forestal o incluían componentes forestales. El valor de estos proyectos fue de 566 millones de dólares comparados con unos 230 millones en 1980. Sin embargo, el número de esos proyectos descendió en 1994 a 86, por un valor de 517 millones de dólares.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha sido el mayor canal de financiación para la asistencia técnica del sistema de las Naciones Unidas, siendo la FAO el principal organismo de ejecución. Sin embargo, en los últimos años el PNUD ha tenido que hacer frente a dificultades financieras y se ha producido un descenso perceptible en la disponibilidad general de recursos, que en 1993 se estimaron en 33,5 millones de dólares para el sector forestal.

REFLEXIONES
Michel Khouzami

CONCLUSION

Durante los últimos 50 años los programas de cooperación técnica internacional han contribuido en gran medida a fomentar el desarrollo del sector forestal de los países, y est aumentando la capacidad de un di logo internacional de alto nivel en distintos foros dedicados a cuestiones forestales, especialmente en la CNUMAD. Los programas de participación popular, iniciados por la FAO, han beneficiado a los principales grupos con intereses en el sector forestal (poblaciones rurales, habitantes de los bosques, sector privado y organizaciones no gubernamentales) por la gestión eficaz de los bosques, rboles y flora y fauna silvestres. Este reconocimiento del contexto sociocultural de las actividades de cooperación en el sector forestal est muy adelantado en relación con otros sectores. Las inversiones en la creación de zonas verdes en el planeta tierra es un objetivo v lido para garantizar la sostenibilidad en el futuro. En el Programa 21 se han esbozado los medios para alcanzar ese objetivo y, sobre todo, el papel que está llamado a desempeñar en ello el sector forestal. Resultará pues imprescindible contar con el pleno apoyo de los gobiernos y con una cooperación internacional dinámica para el desarrollo.


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