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Utilización de aguas residuales urbanas para el riego de árboles y bosques

S. Braatz y A. Kandiah

Susan Braatz es Oficial Forestal de la Dirección de Recursos Forestales de la FAO.
Arumugam Kandiah es Oficial Superior del Servicio de Fomento y Ordenación de Recursos Hídricos de la FAO.

El aumento constante de la cantidad de agua utilizada y de la: aguas residuales1 producidas por las comunidades urbanas y las industrias de todo el mundo plantea problemas potenciales para la salud y el medio ambiente. Los países están buscando métodos seguros, inocuos para el medio ambiente y eficaces en función de los costos, para depura' y eliminar las aguas residuales. Al mismo tiempo, se está centrando más la atención en función que la silvicultura -sector tradicionalmente basado en las zonas rurales- puede tener en el mejoramiento de los ambientes urbano y periurbano. Una oportunidad para combinar estas dos finalidades es el aprovechamiento de las aguas residuales urbanas (tanto de los efluentes de las cloacas como industriales) para el riego de bosques, plantaciones forestales, zonas verdes y árboles para el esparcimiento. En este artículo se examinan algunas experiencias realizadas y varios temas relacionados con la utilización de aguas residuales para el riego de árboles y bosques. La utilización de, fangos cloacales para bosques y árboles como eliminación de desechos o para la fertilización se ha ya experimentado con éxito y merece especial atención, pero no se ha tratado en el presente artículo.

El uso de las aguas residuales para el riego probablemente es tan antiguo como el cultivo de la tierra. Sin embargo, el aprovechamiento controlado en gran escala se remonta sólo al siglo pasado, cuando en algunas partes de Europa, Australia, la India y los Estados Unidos se crearon los llamados «campos de aplicación²» con el fin de eliminar las aguas negras y evitar la contaminación de los ríos. Aunque en estos campos se producían cultivos agrícolas, su producción era una cuestión secundaria. Hay también ejemplos de campos donde se regaban plantaciones de árboles con aguas residuales, como el de El-Gabal El-Asfar, situado a unos 30 km al noroeste de El Cairo, donde en 1911 se creó una plantación de árboles inicialmente de 200 ha para eliminar las aguas negras de la ciudad. A mediados de los años ochenta, el bosque se transformó para producir cítricos, cereales y hortali zas. Para esa época el campo había crecido de tamaño, hasta alcanzar las 1 260 ha.

1En este artículo el término «aguas residuales» se refiere a los desechos líquidos de los hogares, los locales comerciales y las plantas industriales que se descargan en los sistemas de eliminación individuales o en los tubos de las cloacas municipales. Este término también se utiliza algunas voces para referirse a los excedentes de aguas de riego que fluyen de los campos de regadío, pero la definición utilizada en este articulo no abarca esa acepción.

²En algunos casos se entiende por «campos de aplicación» estaciones de depuración de aguas residuales, pero el uso común de esta expresión se refiere a explotaciones agrícolas establecidas para la evacuación de aguas residuales mediante su uso para riego de cultivos y a veces de árboles.

Depuración de aparas residuales urbanas en Túnez Experiencia realizada para la utilización de aguas para el riego de árboles y bosques

La práctica de regar cultivos agrícolas con aguas residuales urbanas se ha generalizado durante el presente siglo, y en modo particular en los últimos dos decenios, especialmente en las zonas áridas y semiáridas, tanto de los países en desarrollo como de los desarrollados. El aprovechamiento controlado de aguas residuales depuradas y no depuradas para el riego se practica ahora muy común mente en Europa, los Estados Unidos, México, Australia, China, la India y el Cercano Oriente, y en menor medida en Chile, el Perú, la Argentina, el Sudán y Sudáfrica (Bartone y Arlosoroff, 1987). En China, por ejemplo, más de 1,33 millones de ha, principalmente tierras de cultivo, se riegan con aguas residuales. La red de aprovechamiento de aguas residuales de la ciudad de México es la más grande del mundo (90 000 ha de regadío) y en la mayoría de las ciudades del país que cuentan con sistemas de depuración se utilizan las aguas negras. El tratamiento de las tierras con afluentes de aguas de alcantarillado depuradas es muy común en las zonas secas de los Estados Unidos; por ejemplo, un 7-8 por ciento del volumen total de las aguas residuales urbanas producido en el Estado de California se está usando para la agricultura, el riego de espacios verdes (campos de golf, jardines, arbolados de carreteras, etc.) y la reposición de las aguas freáticas. En 1988, la India tenía 73 000 ha destinadas a campos de aplicación, pero la gestión de muchos de ellos no era rigurosa y podía haber problemas para la salud y el medio ambiente. Durante los últimos dos o tres decenios, en el Cercano Oriente y algunas partes del Norte de Africa se han emprendido algunos programas de utilización de aguas residuales para el riego de cultivos y espacios verdes con el doble objetivo de eliminar las aguas negras eficazmente y de conservar y reciclar el agua (véase el recuadro).

Si bien el uso de las aguas residuales para el riego de cultivos y prados está ya muy generalizado en muchas regiones, el riego de los árboles con aguas negras se ha explorado y explotado mucho menos. Hay algunas ciudades como El Cairo, Teherán y otras en el Cercano Oriente, la India y los Estados Unidos, donde se riegan los árboles de calles y jardines y las zonas verdes urbanas con aguas de cloaca depuradas y transportadas en cisternas, y también se han publicado informes sobre casos en que se utilizan afluentes para regar árboles destinados a la producción. Por ejemplo, algunas comunidades de Egipto utilizan aguas residuales o de drenaje, con un tratamiento elemental, para regar arboledas. Las especies usadas más comúnmente son la Casuarina glauca, el Eucalyptus camuldulensis y el Tamarix aphylla. De estas especies se obtiene leña para el consumo propio y varas que se venden en los mercados locales (El-Lakany, 1995). Sin embargo, en general, el aprovechamiento en gran escala de las aguas residuales para el riego de plantaciones de árboles o bosques es aún relativamente limitado y se hace más en función de la eliminación y tratamiento de los desechos que para aumentar la producción forestal. En las siguientes secciones de este artículo se tratan los posibles beneficios de la utilización de las aguas residuales para el riego en general, para los árboles en particular, y las distintas circunstancias en que es viable.

BENEFICIOS DE LA UTlLIZACION DE AGUAS RESIDUALES PARA EL RIEGO Entre los beneficios de la utilización de aguas residuales urbanas para el riego pueden señalarse el tratamiento y la eliminación de las aguas negras con bajos costos y de forma inocua; la conservación del agua y la reposición de las reservas freáticas; y la utilización de los nutrientes de las aguas residuales con fines de producción. El riego de los árboles podría añadirse a estos beneficios. Mientras en las zonas donde el agua es relativamente abundante, la finalidad principal del riego de cultivos o bosques puede ser el tratamiento o la eliminación de los desechos, en las zonas áridas y semiáridas, la reposición de las aguas freáticas y la producción agrícola y forestal pueden adquirir una importancia igual o mejor.

Utilización de aguas residuales en el Cercano Oriente: el ejemplos de Kuwait

Durante muchos años se utilizaron en Kuwait aguas residuales no depuradas para regar las plantaciones forestales. El contenido de los tanques sépticos se transportaba con cisternas y se utilizaba para las plantaciones Forestales, controladas por el gobierno, donde estaba prohibida la entrada del público. Por ejemplo, se crearon con éxito dos cortinas cortavientos de Tamarix aphylla, Eucalyptus camaldulensis y Acacia salicina, una a lo largo de la carretera Kuwait-Jahara y la otra alrededor de Jahara, para la protección ambiental del municipio (Armitage, 1985). En los años sesenta el gobierno emprendió un programa de tratamiento y utilización de las aguas residuales para el riego en la agricultura. Posteriormente, se construyeron plantas para el tratamiento primario y secundario de las aguas de alcantarillado y se realizaron investigaciones sobre su utilización en la producción agrícola. En 1977 el Ministerio de Obras Públicas comenzó a preparar un Plan Básico para la utilización eficaz de todos los anuentes depurados en el país hasta el ano 2010. La ejecución del plan comenzó en 1985. La primera prioridad es la producción de forrajes y hortalizas. La segunda prioridad es el fomento de la silvicultura para la protección ambiental. Si los ensayos tienen éxito se desarrollará la producción maderera. El plan prevé el riego de 2 700 ha de agricultura intensiva, 9 000 ha de silvicultura para el medio ambiente (por ejemplo cortinas cortavientos, estabilización de dunas de arena) y 213 ha de silvicultura comercial para el año 2010, fecha en que se prevé utilizar 125 millones de m³ de aguas residuales, frente a los 27 millones de m³ utilizados en 1985 (Cobham y Johnson, 1985).

Tratamiento de las aparas residuales

Los métodos clásicos de depuración de aparas residuales en órden de intensidad (y de costos) son los siguientes:

Tratamiento primario. Es un proceso simple de sedimentación mediante el cual los sólidos orgánicos e inorgánicos se depositan y pueden por lo tanto eliminarse. De esta forma se reduce en un 20-50 por ciento la demanda de oxigeno biológico, en un 50-70 por ciento el total de sólidos en suspensión, y en un 55-65 por ciento los aceites y grasas. También se eliminan algunos metales pesados, fósforo y nitrógeno orgánico. Los anuentes que han recibido un tratamiento primario pueden tener una calidad aceptable para el riego de árboles, huertos, vinos, plantas forrajeras y algunos cultivos alimentarios que se elaboran.

Tratamiento secundario. Es el más común en los países industrializados y consiste en la eliminación ulterior del resto de la materia orgánica y de los sólidos en suspensión mediante la utilización de procesos biológicos por ejemplo el metabolismo mediante microorganismos aerobios, principalmente bacterias). Se necesita un tratamiento secundario cuando el peligro de exposición del público a las aguas residuales es alto (por ejemplo, en el caso de los cultivos alimentarios\. Esto es necesario también en muchos países industrializados para prevenir la contaminación ambiental. Después de ese tratamiento, sin embargo, queda gran parte de nitrógeno y fósforo, y si el afluente se descarga en masas de agua que no tengan suficiente capacidad de dilución puede contaminarlas.

Tratamiento terciario. Es el más sofisticado y costoso; con él se eliminan elementos específicos de las aparas residuales como el nitrógeno, el fósforo, los sólidos en suspensión adicionales. los metales pesados y los sólidos disueltos. Se utiliza el tratamiento terciario para reducir el riesgo de enfermedades en casos en que la exposición del público al afluente sea alta (por ejemplo, cuando se usa el riego por aspersión en los parques públicos o en los campos de golf). Dado que en el proceso de tratamiento se extraen los nutrientes de las plantas, el riego con aguas residuales depuradas no es ventajoso con respecto a la productividad.

A menudo se realiza la desinfección después de los tratamientos secundarios o terciarios para matar los virus u otros organismos patógenos que podrían quedar en el apara. Esto se lleva a cabo añadiendo una sustancia química (normalmente cloro).

En muchos países se están adaptando varios métodos de purificación de desechos como alternativa o complemento de los tratamientos convencionales. Entre estos métodos se incluyen los sistemas biológicos de tratamiento, como la estabilización en estanques y la aplicación a los suelos, especialmente el riego. Estos métodos tienden a ser más baratos, sencillos en su realización y mantenimiento, y eficaces para purificar los nutrientes, otros elementos químicos! los patógenos. En algunos lugares el tratamiento por tierra se realiza para purificar las aguas negras no depuradas, mientras que en otros se hace para mejorar los afluentes primarios, secundarios e incluso terciarios. El riego de cultivos o árboles con aguas residuales es de particular interés teniendo en cuenta el aumento de la demanda de apara y de los costos de los fertilizantes artificiales. Es un modo de conservar el apara y los nutrientes y de utilizarlos con fines productivos. No obstante, para purificar las aguas mediante el riego y otros métodos de aplicación en el suelo se necesita una superficie de tierra mucho mayor que en los procesos convencionales de instalaciones de depuración. por lo que la falta de terrenos disponibles o asequibles puede constituir una limitación en algunas zonas urbanas y periurbanas.

Tratamiento y eliminación con bajos costos y de forma inocua

Si las aguas residuales no se depuran suficientemente o se eliminan de manera inadecuada, pueden constituir una fuente de contaminación y un peligro para la salud. No obstante, el costo de los tratamientos convencionales es alto y, por lo tanto, prohibitivo para la mayoría de los países en desarrollo (véase el recuadro). Por esta razón los países están experimentando otros tipos de tratamiento, entre ellos los métodos de aplicación en el terreno, incluido el riego. Si se practican correctamente, estos métodos son simples, de bajo costo y eficaces, tanto para eliminar las aguas residuales como para mejorar su calidad. En los lugares donde las aguas residuales reciben ya tratamiento, esta práctica puede mejorar aún más su calidad a un bajo costo, mientras que, cuando se aplica un tratamiento previo limitado, podría ser el recurso de eliminación con menor peligro de enfermedades y daños para el ambiente. Probablemente el riego de los árboles plantea riesgos menores para la salud y es más aceptable desde el punto de vista social que el de los cultivos.

Mejor aprovechamiento y conservación

La conservación del agua es un elemento fundamental en las zonas áridas y semiáridas. A menudo, las aguas freáticas son la única fuente disponible de agua y en muchos lugares las reservas se han usado con exceso. La utilización de las aguas residuales para el riego en lugares donde de lo contrario se descargarían en los ríos y las perdería el sistema local, facilita la recarga de las aguas freáticas y, por consiguiente, su conservación en el sistema y su reutilización.

Cuando las disponibilidades de agua son limitadas, se suele tender a destinar las a usos prioritarios, es decir, primero para beber y para uso doméstico y, luego, para la agricultura. Análogamente, las aguas residuales se han utilizado mucho más para la agricultura de regadío que para el riego forestal. Sin embargo, en algunos lugares los peligros para la salud y los valores estéticos y culturales limitan el uso agrícola de las aguas residuales (particularmente para los cultivos alimentarios) y pueden hacer que la silvicultura sea una opción más apropiada. Además, en algunas circunstancias, la silvicultura de regadío puede competir económicamente con la agricultura de regadío e incluso ser más rentable (Armitage, 1985). En muchos lugares, la integración de los árboles en la agricultura de regadío, como cortavientos o plantaciones de lindero, puede ser la opción más interesante desde el punto de vista económico.

Utilización de nutrientes para aumentar la producción

Las aguas de alcantarillado no depuradas, e incluso los afluentes que han recibido tratamiento secundario, tienen muchos de los nutrientes minerales que la planta necesita para su crecimiento (nitrógeno, fósforo, potasio y micronutrientes). Los experimentos han demostrado repetidamente que cuando los cultivos y árboles se riegan con aguas residuales tienen una productividad mayor que cuando se hace con agua limpia. Estos nutrientes representan un recurso de valor considerable si se comparan con el costo equivalente de los fertilizantes. La aplicación de aguas residuales, en cantidades que aseguren un equilibrio entre el aporte de nutrientes y la absorción de la planta, favorecerá el crecimiento óptimo de la planta, al mismo tiempo que limitará los riesgos de contaminación. En Australia se han efectuado cálculos sobre el aporte y la utilización de nutrientes en las plantaciones de árboles regados con aparas residuales (CSIRO, 1995). Con un contenido en N de 10-30 mg/l (promedio de 20 mg/l) y un contenido de fósforo (P) de 4-10 mg/l (promedio de 7 mg/l), y suponiendo una aplicación media anual de aguas residuales de 8000 m³/ha, el aporte total de azoto (N) del afluente es de 160 kg/ha/año, y el de fósforo (P) de 56 kg/ha/año. Una plantación joven que crece rápidamente puede absorber hasta 120-150 kg de N/ha/año y aproximadamente 12 kg de P/ha/año, por lo que dispondrá de cantidades suficientes de estos nutrientes para el mayor crecimiento posible. Se alcanza un equilibrio entre el aporte y la absorción del nitrógeno, que en forma de nitrato es móvil y representa el riesgo mayor de lixiviación y contaminación de las aguas subterráneas. Cualquier exceso de fósforo se retendrá en el suelo y no constituirá un peligro de contaminación.

Espacios verdes en las ciudades

Se están reconociendo cada vez más los beneficios de los espacios verdes en las zonas urbanas y periurbanas para la protección del medio ambiente, el esparcimiento y la producción. Aunque todas las ciudades se benefician de tener árboles en el paisaje urbano, donde tal vez estos beneficios son más obvios es en los trópicos áridos y semiáridos, en los que la vegetación natural es escasa y es necesario protegerse de las tormentas de arena y de los vientos secos y, debido a las temperaturas altas, la sombra es una cuestión tanto de salud como de bienestar. En estas zonas las plantaciones de árboles necesitan del riego, si no a lo largo de toda su vida, al menos en su fase inicial. Las aguas residuales podrían aprovecharse para el riego en las ciudades donde se desea aumentar las plantaciones forestales, las zonas verdes o los árboles para el esparcimiento, dentro y alrededor de la zona urbana, pero donde no se puede justificar la utilización de los escasos recursos de agua dulce con ese propósito. El riego de grandes rodales -plantaciones forestales, zonas verdes y parques urbanos- puede contribuir considerablemente al tratamiento y a la eliminación inocua de los desechos. En cambio, como los rodales pequeños o los árboles dispersos necesitan cantidades relativamente pequeñas de agua, sus principales beneficios no derivarán de la eliminación de las aguas residuales, sino de los servicios ecológicos que pueden ofrecer como la mitigación del ruido y de la contaminación, sombra, embellecimiento.

UTILIZACION DE AGUAS RESIDUALES URBANAS PARA EL RIEGO FORESTAL

La utilización de aguas residuales urbanas para el riego de bosques y plantaciones de árboles es todavía relativamente limitada. Más limitadas aún son las investigaciones sólidas, bien concebidas y sistemáticas que se han hecho sobre el tema. Sin embargo, se pueden dar algunos ejemplos de investigaciones que demuestran los beneficios del riego de bosques con aguas residuales y las diversas condiciones en que se puede practicar.

Plantación de álamos en la India. Se han utilizado aguas residuales urbanas para el riego

En la región central de Pensilvania (Estados Unidos), de 1963 a 1977 se llevaron a cabo estudios sobre la aplicación de afluentes urbanos depurados en tierras forestales para reponer las aguas subterráneas (Sopper, 1978). Con tales afluentes, sometidos previamente a un tratamiento secundario (véase el recuadro, pág.47), se rociaron tres zonas forestales diferentes: una masa irregular de frondosas, compuesta principalmente de robles (Quercus spp.); una plantación de pinos rojos (Pinus resinosa) y una población poco densa de abeto blanco (Picea glauca). Se usaron tasas distintas de aplicación, de 2,5 a 15 cm por semana, durante períodos variables de un mínimo de 16 semanas en el período de vegetación a un total de 52 semanas. Se comparó la composición química del afluente con las concentraciones en el suelo y el agua del suelo. Los resultados indicaron que: i) regando los bosques con el afluente en cantidades de hasta 2,5 cm/ha por semana durante un año quedaron en el suelo el nitrógeno, el fósforo y otros componentes del agua filtrada, la cual resultó de calidad potable; ii) con una aplicación de 15 000 m³/ha/año (aproximadamente 2,5 cm por semana), el 95 por ciento del afluente aplicado se acumuló en el embalse del agua freática; y, iii) los nutrientes del afluente causaron un aumento del crecimiento del árbol (medido por el diámetro) de un 80 a un 186 por ciento.

Los resultados de las investigaciones demostraron que los afluentes urbanos depurados se pueden reciclar a través de los ecosistemas forestales, con la ventaja de hacer potable el agua, reponer las reservas freáticas y aumentar el crecimiento de los árboles.

Un modelo de purificación de aguas residuales parecido al ensayado en Pensilvania se ha adoptado en algunas partes de España, como en el caso de las comunidades del Río Cinca, en la municipalidad de Monzón, España (Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza, sin fecha; Navarro Ariza, 1977). En 1955, se comenzaron a reforestar 14 ha con álamos (Populus euroamericana) regados con agua fluvial para estabilizar las riberas del Río Cinca y para contener las inundaciones. A partir de los primeros años sesenta, esta plantación se regó exclusivamente con aguas residuales no depuradas. En un informe de 1977 se señalaba (Hernández, 1977) que se habían estabilizado así siete kilómetros de riberas, se habían mejorado mucho los suelos que antes eran improductivos, la producción de los árboles era más alta de lo que se había previsto, y que los beneficios de la inversión derivados de la corta y venta de la madera eran buenos. En 1983, ante la necesidad de aumentar las instalaciones para el tratamiento, el municipio decidió que en lugar de construir una planta de depuración se ampliara el sistema de tratamiento de la tierra por medio de plantaciones forestales de regadío llamadas «filtros verdes». En 1987, se habían creado filtros verdes a lo largo del río en cuatro municipios diferentes, en un total de 245 ha. La superficie de tierra que habría de regarse con los afluentes urbanos se determinó en función de la población calculando al menos una hectárea por cada 200 personas. En junio de 1995 se regaban 396 ha, y estaban en proyecto o en distintas fases de realización los sistemas para regar muchas más. Cada mes se aplica un total de 1 800 m³/ha de agua de riego, que es una mezcla de aguas negras y aguas fluviales, y durante la estación de reposo vegetativo se hacen modificaciones por lo que respecta a la cantidad de agua de riego aplicada y a la proporción entre el agua residual y el agua fresca. Se ha demostrado que éste es un sistema eficaz para eliminar el agua residual y acelerar, al mismo tiempo, la producción maderera. La explotación de los álamos, que han resultado la especie más idónea por la absorción de nutrientes, la capacidad de resistir a las inundaciones en el período de reposo vegetativo y la rentabilidad de la producción maderera, se realiza con una rotación de 12 años para la extracción maderera. Se está adoptando este sistema en otras partes de España.

También en Australia se están usando cada vez más las aplicaciones sobre el terreno como medio eficaz para la eliminación inocua y productiva de las aguas residuales que han recibido un tratamiento secundario y cuya descarga en los ríos ha provocado floración de algas y eutroficación en algunos lagares. Las plantaciones de árboles extraen eficazmente el nitrógeno y el fósforo de los afluentes depurados antes de que entren en el sistema hidrológico y contribuyen a «reverdecer» Australia y mantener las industrias forestales locales. La superficie de las plantaciones de árboles regadas con afluentes ha aumentado de 500 ha en 1991 a casi 1 500 ha en 1995. Ahora hay más de 60 plantaciones regadas con afluentes cuyo tamaño varía de una a varios cientos de hectáreas (CSIRO, 1995). Sin embargo, a pesar del rápido aumento de la superficie de las plantaciones regadas con aguas residuales, todavía queda mucho por aprender acerca de la gestión óptima de los sistemas para garantizar la inocuidad ambiental y elevar al máximo los beneficios económicos.

El CSIRO está realizando estudios sistemáticos sobre el riego de plantaciones forestales con aguas residuales tratadas secundariamente, en un proyecto de investigación de seis años de duración (1991-1997), que se ejecuta en Wagga Wagga, en la cuenca de Murray Darling (Nuevo Gales del Sur). Se están recopilando datos sobre la tasa de utilización del agua y de acumulación de nutrientes por las distintas especies arbóreas, las variaciones estacionales de los árboles en el aprovechamiento del agua y en su crecimiento, los riesgos de contaminación de las aguas freáticas, y la sostenibilidad y viabilidad económica de las plantaciones. Se está comparando la eficacia de los distintos sistemas de distribución del agua. Basándose en los resultados de la investigación se establecerán directrices para el diseño, la creación y la ordenación de las plantaciones. Se están estudiando las posibilidades de las distintas especies y productos finales (trozas de sierra, chapas, tiras, pasta) para determinar cuáles son compatibles con el objetivo primario de reducir al mínimo la contaminación y con el secundario de elevar al máximo el valor de la producción forestal.

En la India, de los 10 000 millones de litros diarios de aguas residuales de origen doméstico que se producen, un 37 por ciento recibe sólo tratamiento primario, y un 8 por ciento solamente un tratamiento secundario. La mayor parte de las localidades y ciudades del interior eliminan casi dos tercios de sus aguas de cloaca en el suelo.

Varios organismos gubernamentales de la India han realizado trabajos sobre el riego de plantaciones de árboles con aguas negras (Shende et al., 1985; Das y Kaul, 1992). Ejemplo de ello son los estudios que en 1981 inició el Instituto Central de Investigación de la Salinidad de los Suelos de Karnal (Estado de Haryana) con el fin de evaluar la idoneidad de las aguas residuales no depuradas para el riego de los árboles forestales (CSSRI, 1989). Se probaron tres especies de árboles forestales: Eucalyptus tereticornis, Populus deltoides y Leucaena leucocephala. Se plantaron los árboles en caballones de 1 m de ancho y 50 cm de altura y se distribuyó el agua negra no deparada a través de zanjas poco profundas de 2 m de ancho. La cantidad de agua negra utilizada variaba en función de la edad y la especie de la planta, de modo que el agua estancada desapareciera en un lapso de 12 a 18 horas después de la aplicación para evitar olores nauseabundos, la proliferación de mosquitos y las inundaciones. Los tres tratamientos de riego (15 cm de aguas negras aplicadas diariamente, cada dos semanas y mensualmente) se probaron y compararon con un tratamiento de control (15 cm de agua de un pozo tubular aplicados mensualmente). Los experimentos se realizaron durante cinco años y dieron los siguientes resultados:

· En las tres especies, los árboles regados mensualmente con aguas negras tuvieron un crecimiento mayor que los árboles regados con la misma cantidad de agua de pozo: la altura de los eucaliptos había aumentado un 6 por ciento después de 48 meses y la leucaena un 12 por ciento, después de 36 meses; los álamos en cambio eran un 4 por ciento más altos después de 24 meses.

· Con un riego más frecuente se obtuvo un crecimiento más rápido; el crecimiento más rápido para los eucaliptos y leucaena se obtuvo con un riego quincenal y para los álamos con el riego diario.

Si bien los árboles no demostraron ningún signo negativo ocasionado por la alta absorción de nutrientes durante los cinco años no se han determinado todavía los efectos a largo plazo sobre los suelos, causados por el riego con aguas residuales no depuradas. Una investigación al respecto realizada por el Instituto Nacional de Investigación de Ingeniería Ambiental de la India (NEERI) encontró que los cultivos agrícolas que habían recibido un riego prolongado con aguas residuales no depuradas tuvieron rendimientos inferiores a los cultivos regados con afluentes que habían recibido tratamiento primario o secundario, lo cual lleva a la recomendación de que, antes de utilizarlas para el riego, se mantengan los afluentes en estanques de oxidación y estabilización y/o lagunas bien aireadas. Es evidente que se necesitan más investigaciones sobre los efectos de la carga de nutrientes, el manejo del sistema afluentes-suelo-cultivo y la elección cuidadosa de las especies que se van a regar.

CONCLUSIONES

Aunque en muchos países se utilizan desde hace mucho tiempo las aguas residuales urbanas para el riego, lo que principalmente se ha pretendido con ello es su eliminación. Sólo recientemente se han puesto de relieve los aspectos productivos y de purificación del agua.

Ha prevalecido la tendencia a utilizar las aguas residuales para regar los cultivos. Por ello se han establecido normas de calidad y directrices sobre su utilización para el riego de los cultivos agrícolas, pero no de los árboles. Sin embargo, hay razones de peso para estudiar a fondo la viabilidad de emplearlas en mayor medida para el riego de los bosques y de las plantaciones de árboles. Entre tales razones cabe señalar los factores relacionados con la salud (riesgo de contaminación de los cultivos alimentarios por elementos patógenos y metales pesados), las consideraciones ambientales (los beneficios derivados de las zonas verdes y de otras plantaciones forestales urbanas y periurbanas), los beneficios económicos (el valor de los productos forestales y de los servicios ambientales, que normalmente están subvalorados) y los beneficios sociales y estéticos. Estos factores, unidos a la gran demanda de leña y materiales de construcción para abastecer al creciente número de habitantes urbanos de bajos ingresos en muchas ciudades de los países en desarrollo, así como al aumento de los precios de mercado de la madera, han hecho crecer el interés en la riego de plantaciones de árboles.

Plantación experimental de eucaliptus (detrás) y de álamos (primer plano) en la India. En ambos se utilizaron para el riego aguas residuales

Recientemente este interés ha inducido a los países a iniciar investigaciones. Los estudios llevados a cabo hasta la fecha sobre las plantaciones de árboles regadas con aguas negras indican que este sistema posiblemente no es sólo un medio de tratamiento eficaz en función de los costos, sino que representa un uso productivo de las aguas residuales, siempre que haya suficiente tierra disponible. Sin embargo, como en el caso del riego de cualquier cultivo, hay numerosos factores de gestión y proyectación que es preciso estudiar. Los árboles difieren de los cultivos agrícolas por su naturaleza perenne y, según las especies y productos, por su largo período de rotación, su utilización del agua y los nutrientes, los usos finales, su susceptibilidad a la toxicidad mineral y a la salinidad, y por otros factores. Se deben desarrollar técnicas apropiadas y normas de calidad del agua para el riego de los árboles.

Al diseñar los sistemas se debe prestar una atención cuidadosa a las características del lugar, a la tasa de aplicación del agua, a la idoneidad de los métodos de aplicación, a la distribución del agua, a la selección de las especies y a las posibilidades del mercado. La dinámica de los nutrientes, la concentración de sales en el suelo y el efecto de la salinidad sobre la salud de los árboles y su velocidad de crecimiento son también factores importantes. Se ha indicado que la agrosilvicultura, es decir, la integración de árboles con los cultivos, puede contribuir a equilibrar el aporte de nutrientes de la aplicación de aguas negras y su absorción por las plantas; dado que la demanda de nutrientes de los árboles disminuye después de los primeros años de crecimiento rápido, la introducción de cultivos en los años sucesivos puede hacer que la absorción de nutrientes se mantenga constante y se evite el riesgo de exceso. No obstan te, el empleo de prácticas agroforestales en los sistemas de riego con aguas residuales se ha investigado poco. Obvia mente existe un potencial que incita a utilizar las aguas negras para el riego en la silvicultura y la agrosilvicultura, pero tendrán que llevarse a cabo muchas investigaciones antes de que pueda explotarse este potencial.

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