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Cambio tecnológico, problemas ambientales y objetivos de la investigación

El cambio tecnológico más importante que se ha registrado en el cultivo del sorgo desde los años sesenta es el desarrollo y utilización de semillas híbridas, que se emplean en muchas zonas del mundo. Toda la superficie destinada al cultivo del sorgo en los países del grupo II y extensas zonas del grupo I (con la excepción de Africa) están ocupadas por híbridos. Debido a ello han aumentado la productividad y la uniformidad por lo que respecta a la maduración y calidad del grano. A su vez, esto ha impulsado la mecanización y una mayor utilización de fertilizantes y de otros insumos adquiridos. En la India, en donde el 55 por ciento de la superficie del sorgo está ocupada por variedades híbridas, los rendimientos se han duplicado prácticamente en los treinta años transcurridos desde que se introdujeron.

Las cuestiones relativas a la sostenibilidad y el medio ambiente revisten cada vez mayor importancia. La presión demográfica que sufren la mayor parte de los países del grupo I, en especial los del continente africano, han llevado a acortar los períodos de barbecho y a cultivar tierras más marginales, sin apenas fertilizantes, lo que conduce a la degradación del suelo. Por otra parte, el cambio climático (que se traduce en precipitaciones más escasas y temperaturas más elevadas) y las sequías periódicas suponen un mayor factor de riesgo para el cultivo y obligan a los agricultores de algunas zonas de Africa a adoptar prácticas de producción inadecuadas. La consecuencia de todo ello es el descenso de la producción y de la productividad y la aplicación de unas técnicas de cultivo que no son sostenibles a largo plazo.

Otra cuestión de importancia relacionada con el medio ambiente es la infestación por Striga, una hierba parasitaria, varias especies de la cual viven en Asia y Africa. La infestación de fincas cultivadas ininterrumpidamente es una limitación importante para la producción en muchas regiones de Africa. Los años de sequía del decenio de 1970 y la disminución de la fertilidad del suelo han hecho aumentar la superficie afectada y los niveles de infestación. Cuando este fenómeno es intenso puede impedir completamente el cultivo y en las zonas más gravemente afectadas se han abandonado las fincas. Se estima que en la actualidad Striga afecta en Africa a 8 millones de hectáreas -casi el 40 por ciento de la superficie total destinada al cultivo del sorgo-, con unas pérdidas de rendimiento anual valoradas en más de 90 millones de dólares. Previsiblemente, los efectos serán duraderos porque las plantas de Striga producen muchos millones de semillas que pueden permanecer latentes en el suelo durante 15 o 20 años6. La lucha contra Striga (mediante una combinación de métodos genéticos y de otro tipo) es una importante línea de investigación que hasta ahora no ha dado frutos. Aunque se han puesto a punto varios sistemas de lucha, resultan demasiado costosos o presentan otros inconvenientes para su adopción por los pequeños agricultores.

6. Striga ataca también a otros cereales, como el maíz y el mijo perla, y a algunas legumbres como el caupí.

En los países donde se cultivan variedades híbridas existen programas de selección para obtener nuevas líneas parentales y ensayar nuevas variedades híbridas de grano y forraje. El sector privado tiene una importante participación en esta iniciativa. En muchos otros países (principalmente del grupo I) se han puesto en marcha programas de selección patrocinados por el sector público para obtener variedades de polinización libre. Tradicionalmente, la selección se realizaba para obtener variedades de gran rendimiento, pero los mejoradores tratan cada vez más de combinar el rendimiento con la calidad del grano, la resistencia a las enfermedades y a los insectos y el rendimiento de paja. Mediante estos programas se han obtenido una serie de variedades mejoradas, aunque su difusión ha sido escasa, especialmente en Africa, por las deficiencias en lo que respecta a la producción de semillas y el apoyo a las actividades de extensión.

La investigación sobre la ordenación de los cultivos se realiza tanto en países del grupo I como del grupo II. Aunque ese tipo de investigación es especialmente necesario en los sistemas de agricultura de subsistencia, la atención se centra especialmente en los sistemas semicomerciales de monocultivo. Se ha realizado una intensa actividad de investigación sobre diversos componentes de los sistemas de cultivo o aspectos concretos como la gestión de la fertilidad o la lucha contra las plagas. Prácticamente toda la actividad está en manos de organizaciones del sector público. Sin embargo, es necesario realizar un esfuerzo mucho mayor sobre la interacción entre la agricultura y la ganadería y sobre los problemas de la sostenibilidad a largo plazo. La investigación adaptativa debe centrarse en la búsqueda de una gama más amplia de soluciones que se adapten a las dificultades económicas y a las percepciones que sobre el riesgo tienen los pequeños agricultores.

Es difícil que, en la mayor parte de los países del grupo I, y sobre todo en Africa, la investigación sobre el mejoramiento y la gestión de los recursos conlleve por sí sola una mejora importante en la producción de sorgo. Existen soluciones técnicas para muchos de los problemas planteados, pero para conseguir una producción más intensiva y acabar con la espiral descendente de los rendimientos y la fertilidad del suelo será necesario introducir mejoras en la infraestructura del mercado. Particularmente importante es desarrollar el mercado de semillas para facilitar a los agricultores el acceso a nuevas variedades y fortalecer los mercados de insumos para conseguir que los productos agroquímicos sean más baratos y más accesibles. En algunos países es importante también conseguir la estabilización de los precios para estimular la inversión en la producción de sorgo.


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