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La protección de los recursos arbóreos en Africa

S.T. Murphy

Evaluación del impacto de las plagas sobre los bosques y las actividades agroforestales de Africa, acciones actuales de control y una propuesta para una intervención regional integrada.

Ciprés en una comunidad rural en Kenya gravemente afectado por el pulgón del ciprés

Sean T. Murphy es Director del Programa de investigación forestal tropical, Instituto Internacional de lucha Biológica, Ascot, Reino Unido.

Nota: el presente artículo es una adaptación de la memoria voluntaria presentada al XI Congreso Forestal Mundial, 1322 de octubre de 1997, Antalya, Turquía.

En el Africa subsahariana, tanto los gobiernos nacionales como los organismos internacionales de desarrollo consideran que los recursos arbóreos y forestales tienen una importancia clave para el desarrollo sostenible y el bienestar de las comunidades rurales y para el mantenimiento del media ambiente. Los bosques naturales, como los rodales de miombo, los bosques de la zona montañosa del arco oriental del Africa oriental y los bosques caducifolios húmedos del Africa occidental son considerados como bienes naturales que revisten gran importancia para la conservación de la biodiversidad y como fuente de productos y actividades agroforestales (Miller y Adam, 1992). Las plantaciones industriales, los bosques comunitarios de las explotaciones agrarias y los sistemas de arboricultura proporcionan recursos para obtener madera aserrada, pasta de madera, combustible y forraje, así como para establecer setos protectores y cortavientos. Estas mesas plantadas contribuyen a la protección del media ambiente porque reducen la explotación de los bosques naturales para conseguir productos madereros y son indispensables para prevenir la erosión del suelo (Evans, 1992).

La importancia creciente que se atribuye a los recursos arbóreos ha impulsado de forma sustancial la elaboración y aplicación de políticas forestales nacionales en el continente africano. En el transcurso de los últimos decenios se ha prestado especial atención a las actividades forestales (comunitarias, sociales y en las explotaciones agrícolas) encaminadas al desarrollo rural y a la agrosilvicultura, con el fin de alcanzar diversos objetivos con respecto al uso de la tierra, como la reforestación de tierras sin vegetación, y de satisfacer las necesidades de los pequeños agricultores locales (Burle y Wood, 1991; Wood, 1991). En aplicación de las políticas nacionales se dedican coda vez mayores extensiones en todo el continente a establecer plantaciones pequeñas o en gran escala.

Desafortunadamente, son muchos los factores que dificultan el logro de los principales objetivos de los programas forestales y agroforestales. Uno de los problemas que ha adquirido mayor gravedad en los últimos años es la amenaza que plantean las plagas de insectos, nematodos, vertebrados, males hierbas y agentes patógenos. Por ejemplo, el Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR) afirmaba en 1993 que «...los problemas inherentes al manejo de la protección forestal pondrán en grave peligro, o invalidarán, los resultados de la investigación en otras esferas si las plagas y enfermedades afectan de forma no cuantificable al crecimiento de los árboles y el desarrollo forestal».

En este artículo se examinan los efectos de las plagas en los programas forestales y agroforestales en Africa y las medidas que se están aplicando para luchar contra algunas de ellas. A continuación se consideran las prioridades futuras en lo que respecta a las plagas de los árboles y se propone un plan para adoptar un enfoque regional coordinado en la protección de los recursos arbóreos africanos, en apoyo de los programas forestales y agroforestales nacionales.

CUADRO 1. Plagas que limitan o amenazan gravemente la utilización de un determinado árbol en un programa forestal o agroforestal

Árbol

Región o país

Plaga

Etapa del programa de plantación más afectada

Referencia

Milicia spp.

Camerún, Ghana, Malawi, Nigeria, Tanzania, Togo

Psyllids (Phytolyma spp.)

Latizos/árboles maduros

Akanbi (1990) Wagner, Atuahene y Cobinnah (1991)

Cupressus lusitanica

Africa oriental y austral

Pulgón del ciprés (Cinara cupressi)

Latizos/árboles maduros

Mills (1990)

Cupressus macrocarpa

Africa oriental

Chancro (Rhynchosphaeria cupressi)

Latizos/árboles maduros

Gibson y Jones (1977)

Eucalyptus spp.

Africa oriental y austral

Termes (Macrotermes, Odontotermes, Microtermes)

Plántulas en viveros plantaciones recién establecidas

CIFOR (1993)

Khaya spp.

Ghana, Nigeria, Camerún, Côte d'Ivoire

Barrenador de los brotes de la caoba (Hypsipyla robusta)

Latizos/árboles maduros

Akanbi (1990) Wagner, Atuahene y Cobinnah (1991)

Pinus radiata

Kenya, Tanzania

Marchitez de las agujas

Latizos/árboles maduros

Gibson (1979)

Plagas que afectan a los arboles de Africa

En 1986, se identificó la presencia de un áfido que chupa la savia de los árboles, el pulgón del ciprés (Cinara cupressi), en las plantaciones de Cupressus de Malawi. El pulgón causaba el marchitamiento de las ramas y, con frecuencia, la muerte de los árboles. En 1991 ya se había extendido par echo países del Africa oriental y meridional; se estimó que había causado la muerte de árboles par un valor de 41 millones de dólares EE.UU. y que seguía causando daños en el crecimiento anual par valor de 413,5 millones de dólares anuales (Murphy, 1993).

El case del pulgón del ciprés ejemplifica uno de los problemas que afectan en este momento a los recursos arbóreos de Africa, es decir, la introducción accidental de plagas de insectos y enfermedades foráneas que pueden afectar tanto al material de plantación exótico destinado a los sistemas forestales y agroforestales, como a las especies arbóreas forestales indígenas. Las plagas nativas, africanas, raras veces producen resultados tan graves, pero tienen la misma capacidad que las plagas exóticas de limitar el crecimiento y la buena condición de los árboles al alimentarse de ellos y, en consecuencia, el incremento anual. Por último, además de las plagas que afectan directamente a la salud de los árboles, las especies de males hierbas invasoras pueden dañar los bosques al competir con los rodales existentes e impedir la regeneración forestal. En Africa, este problema presenta una especial gravedad en los programas de conservación de los bosques naturales par su biodiversidad.

Problemas originados par las plagas

Además del case del pulgón del ciprés pueden citarse muchos otros ejemplos de plagas que han afectado gravemente a un programa forestal industrial o de desarrollo rural. Muchas especies arbóreas, como Pinus, Eucalyptus, Milicia y Khaya, han resultado afectadas par este problema. Por lo que respecta a la agrosilvicultura, todos los esfuerzos y las inversiones destinados par instituciones nacionales e internacionales de investigación para seleccionar especies y variedades de árboles que se adapten bien a las condiciones de Africa pueden resultar baldíos par la introducción de una plaga exótica o par la aparición de una plaga autóctona.

Por ejemplo, en los años ochenta se difundió a través del Pacífico y Asia la psila de la leucaena (Heteropsylla cubana), originaria de América Central, y causó graves daños a la especie Leucaena. El psílido llegó al continente africano en 1992 y actualmente puede encontrársele en Burundi, Etiopía, Kenya, Malawi, Mozambique, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbabwe, países en los que está ocasionando graves daños en las pequeñas explotaciones agrarias y en las parcelas de ensayo existentes en el marco de la labor de investigación nacional. Se prevé que en el transcurso de los cinco próximos años, la plaga se extenderá a todos los rodales de Leucaena existentes en el Africa subsahariana.

Ampliación de la paila de la leucaena

Por otra parte, en las tierras bajas semiáridas del Africa oriental y meridional, la presencia de nemátodos de las raíces han impedido el establecimiento de Sesbania sesban o ha causado graves daños en estos rodales. Ese tipo de nemátodos se alimentan de los sistemas radiculares de S. sesban, ocasionando su muerte o limitando su crecimiento. Por consiguiente, las inversiones realizadas para fomentar la expansión de Leucaena y Sesbania sesban en Africa para contribuir a solucionar los problemas de los pequeños agricultores africanos están amenazadas.

En el transcurso de este siglo, se han manifestado coda vez con mayor frecuencia problemas graves originados par las plagas en los programas de plantación. Son muchos los factores que han contribuido a desencadenar esos problemas o a tomar conciencia de su importancia. Los más importantes son los siguientes:

· El rápido aumento de la superficie de plantaciones forestales que se ha registrado en los últimos treinta años.

· Muchas plantaciones son monocultivos que favorecen la rápida difusión de algunas plagas.

· En algunos cases, las plantaciones se han establecido en zonas inapropiadas, lo cual crea condiciones difíciles, reduce el vigor de los árboles y aumenta su vulnerabilidad a los ataques de las plagas.

· La mayor parte de los programas de plantación se llevan a cabo con especies arbóreas exóticas, que sufren una situación de grave riesgo frente a las plagas foráneas.

· En los últimos decenios, los departamentos forestales y los institutos nacionales de investigación forestal de todo el mundo han tomado mayor conciencia de los daños que pueden causar las plagas a lo largo del tiempo, aunque los síntomas de esos daños no resulten evidentes a corto plazo. Si bien es difícil medir los daños, los estudios recientes ponen de manifiesto que algunas plagas pueden limitar seriamente el crecimiento anual.

Las plagas y la conservación de los bosques autóctonos

Es cierto que las plagas importadas, como el pulgón del ciprés, pueden afectar a las especies arbóreas nativas, pero actualmente la amenaza más grave que se cierne sobre los bosques africanos nativos radica en las males hierbas invasoras. Distintas especies de males hierbas perennes, como Lantana camara y Chromolaena odorata, crecen con gran rapidez en los claros y pueden perturbar la regeneración de los bosques nativos en las zonas de conservación. Especialmente grave es el riesgo al que están sometidas las islas continentales y oceánicas de Africa. En el continente, la singular cordillera de Usambara oriental, en Tanzanía, está amenazada par especies de plantas trepadoras y arbustivas como Clidemia hirta y Lanta camara, así como par Maesopsis eminii, un árbol procedente del Africa occidental (Hamilton, 1989). En Madagascar y las islas Mascareñas, y también en las islas africanas del Atlántico, las males hierbas invasoras han llevado a algunas especies arbóreas indígenas al borde de la extinción.

La lucha contra las plagas importadas

Ante la necesidad de luchar contra las plagas foráneas invasoras en algunos países, en los últimos años se han iniciado varios programas de lucha contra las plagas en diferentes partes del continente con la ayuda de CAB International (CABI), de la FAO y de otras instituciones internacionales. La mayor parte de esos programas no se limitan a hacer frente a una plaga específica, sine que abordan la necesidad de proceder a un fortalecimiento institucional en la lucha contra las plagas de los árboles. Por consiguiente, esos programas constituyen una base para impulsar una iniciativa sostenible de lucha contra las plagas en el Africa subsahariana. A continuación se describen tres ejemplos representativos. Dado que en los tres casos se trata de plagas importadas, los métodos de lucha biológica revisten una gran importancia.

Cupressus y Juniperus

A finales de 1990, el pulgón del ciprés estaba ocasionando daños a especies exóticas y autóctonas de Cupressus y Juniperus al menos en siete países del Africa oriental y occidental. Para hacer frente al problema, en 1991 se puso en marcha un programa regional de lucha biológica con la asistencia técnica de CABI. Como consecuencia de esta iniciativa, varios países han establecido sus propios sistemas de seguimiento y programas de investigación sobre el pulgón del ciprés. Se han llevado a cabo amplios estudios para encontrar parásitos de insectos exóticos en las regiones de la zona templada septentrional donde existen rodales de Cupressus y hasta la fecha se han identificado dos agentes. Uno de ellos se está experimentando en Kenya, Malawi y Uganda. En algunos países, la lucha biológica se complementa con estudios sobre la resistencia de la planta hospedante.

Leucaena

En Tanzania, el Centro Internacional para Investigación en Agrosilvicultura (ICRAF) ha comenzado a realizar, en cooperación con un programa nacional, ensayos de selección de especies e híbridos de leucaena para de s arrollar la resistencia a los ataques de la psila de la Leucaena. También se están investigando los efectos de los sistemas de corta y extracción de la madera en la producción de Leucaena y en los niveles de infestación de psila. Como complemento de esta iniciativa, en Tanzania y Kenya se está llevando a cabo un programa de lucha biológica clásica, que en Tanzania se aplica conjuntamente con ensayos de resistencia de la planta hospedante. Los trabajos realizados anteriormente en el marco de un programa en Asia, han permitido identificar dos nuevos parásitos de la psila de la leucaena, que ya se han distribuido en Kenya y Tanzania.

Azadirachta indica

Azadirachta indica (la margosa) es una especie muy extendida en toda la región saheliana del Africa occidental, de la que las comunidades rurales obtienen un suministro indispensable de madera de construcción y leña; también tiene importancia como árbol de sombra y para formar setos protectores. En 1990, la súbita aparición de una enfermedad a la que posteriormente se denominó marchitez de la margosa suscitó una gran preocupación en toda el Africa occidental. Las investigaciones que han realizado en el Níger y Nigeria técnicos de la FAO y de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) no han permitido identificar ningún organismo patógeno primario asociado con esta enfermedad, lo cual habría sido un importante avance desde el punto de vista del diagnóstico, capaz de disipar los temores sobre la difusión de la enfermedad. Además, el establecimiento de parcelas de control en el marco de los programas nacionales indica que la gravedad de la enfermedad puede fluctuar de un año a otro. Uno de los objetivos de los programas es distribuir semillas que supongan una mayor variación genética, con el fin de conseguir una mayor capacidad de adaptación de la especie a las condiciones locales.

Durante los diez últimos años, además de la marchitez de la margosa, se ha extendido par toda la región la cochinilla amarilla oriental (Aonidiella orientalis), que ocasiona una defoliación intensa y, en algunos cases, la muerte del árbol. Todos los países en los que existen rodales de esta especie están gravemente afectados. Los daños producidos par la cochinilla son particularmente graves cuando los árboles ya están afectados par la marchitez. En Nigeria, está en marcha un programa de lucha biológica clásica y de estudio de la resistencia de la planta hospedante. El CABI está realizando en Pakistán un estudio sobre parásitos de insectos exóticos que ha permitido identificar agentes potenciales de lucha biológico. En Nigeria, se han iniciado estudios para controlar las poblaciones de cochinilla y se están adoptando las medidas necesarias para la distribución de parásitos.

El futuro de la lucha contra las plagas de los arboles

Como resultado de las mencionadas iniciativas, la protección de los árboles en los sistemas agroforestales y los bosques naturales, así como de las plantaciones industriales y de otro tipo, ha tenido un nuevo impulse. A fin de consolidar este proceso en un conjunto coherente de necesidades y actuaciones, el CABI, el Instituto de Investigación Forestal de Kenya (KEFRI) y la FAO convocaron una reunión consultiva de directores y responsables de las políticas forestales, que tuvo lugar en Kenya en 1995 (Allard et al., 1995). Asistieron a la reunión Etiopía, Kenya, la República de Sudáfrica, Sudán, Tanzania y Uganda. Los países participantes señalaron los aspectos problemáticos (por ejemplo, las plagas más acuciantes, la difusión de información, las políticas que debían adoptarse para garantizar la salud de los bosques) en los que era necesario fortalecer los programas nacionales.

Los representantes nacionales recomendaron que se afrontaran los problemas mediante un programa de fortalecimiento institucional, capacitación y cooperación regional, par ejemplo, coordinando entre los diversos países las iniciativas de lucha contra las plagas.

Las recomendaciones formuladas par la reunión constituyen una parte importante del enfoque que debe adoptarse en Africa en el futuro en la lucha contra las plagas, a fin de proteger los recursos arbóreos. Sin embargo, ese enfoque debe sustentarse en estrategias sostenibles de lucha contra las plagas y en su integración con los programas de plantación en el momento adecuado, aunque en la medida de lo posible, esas estrategias han de ser preventivas, más que curativas. El objetivo ha de ser la salud global de los bosques, tanto en el case de los monocultivos y policultivos forestales, como en el de los bosques naturales.

Teniendo en cuenta que en Africa hay sistemas muy diversos de utilización de la tierra en todos los cuales existen árboles, desde monocultivos puros hasta mezclas de cultivos (incluidos los agrícolas), es precise poner en práctica el manejo integrado de plagas, cuyos componentes han de ser sostenibles, de tecnología sencilla, respetuosos del media ambiente, eficaces en cuanto al costo y adecuados a los diversos sistemas de uso de la tierra y a las condiciones locales. Los elementos importantes que deben figurar en un enfoque integrado son los siguientes: métodos de control de las plagas, sistema de lucha biológica, que comprende la conservación, incremento o introducción de enemigos naturales, la resistencia de la planta hospedante y las prácticas silvícolas. El manejo integrado evita, o reduce, el riesgo de plagas mediante la elección adecuada de los lugares y la conservación de los enemigos naturales, que se han de tener en cuenta antes de iniciar los programas de plantación. Por lo demás, el éxito de cualquier estrategia de esta índole depende de una ejecución minuciosa y de la capacitación de los supervisores forestales y los campesinos locales.

Bibliografía

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