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Economía del flujo de los recursos de montaña

J. Pratt y L. Preston

Jane Pratt es Presidenta y Directora del Mountain Institute, organización internacional no gubernamental con sede en Franklin, Virginia Occidental, Estados Unidos.

Lynelle Preston es oficial de programa en la Oficina Regional Asiática del Mountain Institute en Kathmandú, India.

Tomar en cuenta la economía de las montañas a partir de los resultados de una conferencia electrónica sobre «Inversión en las montañas».

Durante siglos los ecosistemas y las poblaciones de las montañas han desempeñado un papel esencial manteniendo un flujo constante de los recursos de las montañas hacia los valles y las llanuras. Con la llegada de nuevas tecnologías, el crecimiento de la población y las presiones del desarrollo, la magnitud de estos flujos de recursos ha aumentado espectacularmente. No obstante, sus beneficiarios en las tierras más bajas han contribuido poco en reinversiones para administrarlos o renovarlos, o para compensar a los gestores tradicionales de estos recursos. El resultado es que la riqueza natural fluye hacia abajo a un ritmo insostenible y las poblaciones de montaña van siendo progresivamente marginadas. Además, los beneficiarios tradicionales fuera de las montañas se ven también negativamente afectados, al no recibir ya los servicios medioambientales indirectos de que antes gozaban.

Se precisan mecanismos innovadores para proteger los ecosistemas montañosos, incentivar a las comunidades para que prosigan sus funciones de gestión y, en definitiva, mantener los recursos mismos imprescindibles para las poblaciones nacionales y mundiales. Estas medidas deberían apuntar a generar, captar y reorientar las rentas producidas por el uso de los recursos de las montañas de manera que se asegure el flujo sostenible de los bienes y servicios de la naturaleza.

En los últimos años, la dinámica política e institucional ha puesto en marcha programas y mecanismos para movilizar más medios financieros en favor de la conservación y el desarrollo sostenible de las regiones montañosas del mundo. La aprobación del Programa 21, con su Capítulo 13 titulado «Ordenación de los ecosistemas frágiles: desarrollo sostenible de las zonas de montaña», en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), 1992, reconoció que las montañas son a menudo exportadoras netas hacia las tierras bajas de recursos naturales de importancia mundial. Como proclamó la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible (Naciones Unidas) en su informe sobre el tercer período de sesiones:

«[Es] necesario analizar de nuevo la corriente general y el precio íntegro de los costos de los recursos y servicios invertidos en las zonas de montaña y procedentes de ellas. [...] La Comisión reconoció además que era necesario que una proporción justa de los beneficios derivados del aprovechamiento de los recursos de las montañas se destinara a las poblaciones locales y sus comunidades» (Informe de la Comisión de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible [1995]).

LAS POBLACIONES DE MONTAÑA COMO ADMINISTRADORAS

Un factor importante que contribuye al flujo descendiente de los beneficios netos de los recursos es la marginación de muchas comunidades de montaña y la falta de una voz de apoyo para los ecosistemas montañosos. Generalmente, los habitantes de las montañas padecen de inseguridad en sus derechos de propiedad, acceso y uso, y tienen escaso control sobre los recursos mismos que esencialmente les pertenecen. Han estado históricamente aislados de la corriente principal de la vida económica y política, y se sienten incapaces de tomar las decisiones que han de determinar sus vidas. Su aislamiento apenas les permite tener acceso a la información o a los poderes decisorios de sus gobiernos nacionales; lo más frecuente es que su participación en mercados externos se base en condiciones desiguales y desfavorables (Byers, 1995).

A menos que se capacite a los habitantes de las montañas como administradores básicos e insustituibles de las riquezas naturales y se les den derechos seguros de propiedad y uso, acceso a la información y a los centros de decisión, y mejores niveles económicos de vida, podrán verse obligados a recurrir a formas de explotación a corto plazo y a agotar así recursos de importancia mundial. Y lo que es más importante, sin una capacitación y un control adecuados, no podrán impedir que otros esquilmen los recursos.

IDENTIFICACIÓN Y VALORACIÓN DE LOS RECURSOS DE LAS MONTAÑAS

Denniston (1995), refiriéndose al Proyecto de Conservación del Área de Annapurna, afirma que los precios actuales de los recursos naturales, que reflejan sólo los costos de extracción y distribución en el momento presente, están muy lejos de decir la verdad ecológica: ignoran todos los costos de las montañas desarboladas, las laderas erosionadas y los ríos represados o contaminados, sin hablar de los incalculables costos sociales del desarraigo de las personas que viven de esos recursos. Reconocer los costos íntegros es un incentivo directo para minimizar las repercusiones sobre el medio ambiente, con lo que los rendimientos serán mayores.

Como establecido durante la Consulta Internacional de NGO sobre el Programa de las zonas montañosas:

«Las poblaciones de las montañas, como islas encaramadas y con su variedad humana y natural, se han convertido en guardianas de riquezas mundiales irreempazables. Sus territorios son reservas de madera, minerales y energía hidroeléctrica para las crecientes poblaciones de altitudes inferiores. Por lo menos la mitad de la humanidad recibe de las cuencas de montaña sus suministros de agua dulce. Para más de mil millones de personas, las montañas son lugares sagrados. Las montañas están convirtiéndose también en refugios recreativos para los turistas de las atiborradas ciudades» (Foro de las zonas de montaña, informe a la CNUMAD [1995]).

Algunos de los bienes y servicios suministrados por las montañas, como la madera, la energía hidráulica y los minerales, tienen un valor económico mensurable. Históricamente, este valor era función tan sólo de los costos y los beneficios de la extracción, sin tenerse en cuenta los beneficios y valores medioambientales. En parte, esto se debe a que muchos de los beneficios asociados son recursos ajenos al mercado que los economistas consideran como bienes públicos. En términos económicos, los bienes públicos se definen como aquellos de los que no puede excluirse a otros usuarios y cuyo consumo por un individuo o un grupo no disminuye la cantidad disponible para otros (Tietenberg, 1996). Sin embargo, la explotación de las condiciones que producen los bienes puede disminuir considerablemente su disponibilidad para todos. El aire limpio y la biodiversidad son ejemplos clásicos. Los instrumentos económicos tradicionales son con frecuencia inadecuados para medir estos bienes no mercantiles. Además, el mercado no es el criterio universal de los valores; la ausencia de valor monetario no significa ausencia de utilidad o de valor estético.

Otra gran dificultad para la valoración es que los recursos de las montañas son en sí mismos complejos y están interconectados de manera que constituyen un producto mixto más bien que unitario. Por ejemplo, las cuencas dotadas de arbolado proporcionan agua limpia y productos forestales, pero también constituyen el hábitat de la flora y la fauna, limitan la erosión, ofrecen oportunidades recreativas y aire puro y, en muchos lugares, tienen una significación sagrada para las poblaciones vecinas. Otro ejemplo es que el derecho de usar la madera se ha traducido tradicionalmente de facto en el derecho de usar (o degradar) otros recursos conexos como el aire o el agua. Por consiguiente, la propiedad de un recurso conduce esencialmente a la propiedad de todos los derechos, aun aquellos no incluidos en la concesión original de derechos sobre un recurso determinado.

Sin embargo, esta «propiedad» debería llevar consigo una serie de responsabilidades para con los recursos conexos, incluidos los no claramente definidos. Aunque a corto plazo la corta de madera perjudique a las poblaciones de montaña que dependen de los productos forestales, a la larga son las poblaciones mundiales las que terminan por pagar un elevado precio por los efectos negativos sobre la calidad del aire y del agua, las oportunidades recreativas y la erosión del suelo. El uso no sostenible de un recurso en un lugar (río arriba) afecta a todo el sistema, incluido el medio ambiente río abajo.

Dada la complejidad de los recursos de la montaña y vistas las limitaciones de los mecanismos tradicionales de precios, no es extraño que el valor del recurso no se refleje en el precio del producto. De ahí que los habitantes de las montañas, como proveedores, no obtengan los debidos beneficios. El primer imperativo, por lo tanto es identificar y valorar los recursos con la mayor exactitud posible. Puede llegarse así a la conclusión de que la conservación es el más eficiente «uso» del recurso; o bien pueden percibirse los beneficios de equilibrar la extracción de recursos con el mantenimiento de las riquezas naturales actuales. En cualquier caso, una vez establecido el valor cabal del recurso, a menudo podrán emplearse mecanismos para adquirir ese valor y reorientarlo desde los usuarios en las tierras bajas hacia las comunidades de las montañas.

Algunos de tos bienes y servicios que se pueden obtener en las zonas de montaña - por ejemplo, la madera, en Finlandia...

... y el turismo, en Nepal - tienen un valor económico mensurable

Pese a las dificultades inherentes, se ha demostrado la viabilidad de la valoración económica, y que para corregir el desequilibrio en la inversión de recursos de las montañas es preciso identificar, y si es posible cuantificar, esos valores:

«Más que nada, los ejemplos demuestran que los enfoques de mercado para promover y transferir recursos para la conservación y el desarrollo sostenible de las zonas de montaña entran en el reino de lo posible. Este hecho ayudará a impugnar la opinión convencional de que la conservación no se practica porque no es rentable» (Jodha [1996]).

INVERSIÓN EN LAS MONTAÑAS: SOLUCIONES ECONÓMICAS INNOVADORAS

Con objeto de examinar la compleja cuestión del flujo de recursos y servicios hacia y desde las zonas de montaña y de sus precios, el Mountain Institute, a petición de la FAO, organizó una conferencia electrónica sobre Inversión en las montañas para recoger ejemplos de mecanismos de financiación innovadores utilizados para invertir el flujo descendente de los beneficios. Como anfitrión de la conferencia electrónica, celebrada en 1996, actuó el Foro de las zonas de montaña, red electrónica mundial de individuos y organizaciones dedicados a la conservación y el desarrollo de las montañas. Se trataba de identificar los mecanismos de financiación actualmente empleados en las zonas de montaña para pagar los flujos sostenibles de los recursos de dichas zonas. Participaron en los debates más de 200 personas de 23 países diferentes. Entre las contribuciones hubo más de 60 ejemplos de actividades de conservación y desarrollo que han contrarrestado eficazmente el flujo descendente de los recursos de las regiones montañosas en todo el mundo. El fin último es elevar las inversiones en recursos y personal, contribuyendo así a un uso económicamente más sostenible de los recursos.

La conferencia se centró en particular en los mecanismos susceptibles de ser ampliamente adoptados en las zonas de montaña. Se examinaron los siguientes: derechos de propiedad, derechos de explotación transferibles, derechos enajenables sobre el agua, tasas de usuario, regalías, tasas de entrada, tasas de agencias de viajes, tasas de caza y pesca, impuestos ambientales, marcas registradas regionales, instrumentos de comercialización verde, desarrollo de microempresas, cooperativas, microfinanciación, ayuda extranjera, fondos fiduciarios, canje de deuda por prestación en especie y movilización de fondos del sector privado. En el recuadro se describe cada uno de los mecanismos y se indican los correspondientes estudios de casos.

Estas opciones propuestas revelan que las poblaciones tanto en las montañas como aguas abajo reconocen cada vez más las consecuencias negativas no deseadas del uso insostenible de los recursos de las montañas, y que están concibiendo y aplicando respuestas para contrarrestar y paliar los efectos adversos. Al mismo tiempo, muchas partes interesadas que reconocen ahora el problema están buscando modelos que hayan tenido éxito en otras partes y que puedan adaptarse a su propia situación.

Una descripción más detallada de cada uno de estos mecanismos y estudios de casos puede verse en el informe de la conferencia publicado por L. Preston (1997), Investing in mountains: innovative mechanisms and promising examples for financing conservation and sustainable development.

FACTORES QUE FACILITAN EL ÉXITO

La conferencia y el informe pusieron de relieve varias condiciones y características positivas relativas a la política económica y social que han contribuido a aplicar con éxito los mecanismos. En un análisis más detenido se identificaron tres factores que parecen esenciales para el éxito de cada uno de los casos estudiados: valoración más completa de los recursos de las montañas para reflejar los costos de los múltiples recursos; mayor concreción de la propiedad, los derechos y la responsabilidad respecto a los recursos de las montañas; e introducción de estructuras incentivadoras para fomentar procesos múltiples promovidos por los interesados para concebir y aplicar soluciones.

Otros valores de las zonas de montaña, como la biodiversidad, en los Estados Unidos, son más difíciles de cuantificar

Valoración de los recursos de las montañas

Un paso esencial para equilibrar el flujo saliente de los beneficios con las inversiones en el medio ambiente y en los habitantes de las zonas montañosas consiste en determinar y medir el valor económico total de los diversos recursos. Por ejemplo, el costo de la tala de un bosque debe incluir el valor económico íntegro de los árboles, más los beneficios perdidos de aire limpio, agua pura, hábitat de la fauna y otros valores intangibles derivados de ese ecosistema forestal. Los ejemplos citados en la conferencia indican que cuando se hacen entrar en el cálculo de la relación costo-beneficio los costos sociales y ambientales del uso de los recursos, los usuarios empiezan a entender las interconexiones en la salud del ecosistema y a concebir planes de reinversión.

Mecanismos innovadores y ejemplos

Mecanismo

Ejemplos

Cómo funciona

DERECHOS SOBRE LA TIERRA

Derechos de propiedad

Derechos a administrar, usar o poseer un terreno o un recurso determinados

Grupos de usuarios de bosques comunales en el área de conservación de Makalu-Barun, Himalaya



Ejidos, México

Derechos de explotación transferibles

Derechos a explotar un terreno que pueden ser objeto de transacciones en el mercado

Plan de protección de la montaña, Virginia, Estados Unidos

Servidumbre de conservación

Acuerdo legal que implica la venta o donación del derecho de propiedad sobre un terreno para explotarlo

Servidumbres de conservación en Vermont, Estados Unidos

Derechos enajenables sobre el agua

Derechos a usar recursos hídricos que pueden venderse en el mercado. Se aplican ciertas restricciones al uso del agua

Derechos enajenables sobre el agua en Chile

TASAS DE USUARIO

Regalías

Tasas cobradas por un gobierno por el uso de un recurso nacional

Regalías de montañismo en el parque nacional de Sagarmatha, Nepal

Tasas de entrada

Tasas cobradas por la entrada en una zona protegida

Área de conservación de Annapurna, Nepal



Reglamentación sobre zonas de transición, Nepal



Tasas por observación de gorilas, Rwanda

Tasas de operadores turísticos

Tasas cobradas a los operadores turísticos y no a los turistas

Contribución de los operadores turísticos a la conservación. Nepal



Sistema Pippen de obtener ingresos de los operadores turísticos, India

Tasas de caza y pesca

Tasas percibidas por el derecho de cazar y pescar

Domaine de chasse Akagera, Rwanda



Control de especies, Nueva Zelandia

Impuestos medioambientales

Tasas añadidas al precio de un bien o servicio

Impuestos de hospedaje en el parque nacional Langtang, Nepal

Reorientación de las tasas de usuario

Tasas redirigidas a la protección de los recursos utilizados

Programa agrícola de la cuenca de la Ciudad de Nueva York, Estados Unidos

ESTRATEGIAS DE MERCADO

Marcas registradas regionales

Derechos exclusivos de producción y venta de alimentos locales de alta calidad. También llamados denominaciones de origen

Producción de queso en el valle de Beaufort, Francia

Instrumentos de comercialización verde

Instrumentos que capitalizan el valor añadido de productos inocuos para el medio ambiente

Programa Hindelang de Naturaleza y Cultura, Baviera, Alemania Comercialización del ecoturismo en Sikkim, India

Desarrollo de microempresas

Formación y apoyo para el desarrollo de nuevas pequeñas empresas

Programa Hydel, norte de Pakistán



Desarrollo de microempresas, Nepal

Cooperativas

Sistemas empresariales de asociaciones con raíces locales y autogestionadas

Movimiento cooperativo de la región de Trentino, Italia

Microfinanciación

Programas de crédito y ahorro para personas con ingresos bajos

Programa de ayuda rural del Aga Khan, Pakistán



Modelo de bancos de aldea

Obtención de ingresos de recursos genéticos

Estrategias que permiten a las comunidades extraer el valor económico adecuado de su diversidad biológica

Programa de desarrollo y conservación de recursos biológicos, Camerún

FUENTES DE FINANCIACIÓN EXTERNA

Ayuda exterior

Asistencia bilateral y multilateral a países necesitados de apoyo financiero

Fondo para la protección del medio ambiente

Fondos fiduciarios nacionales

Dinero invertido a nivel nacional como fuente de financiación a largo plazo

Fondo de conservación del bosque impenetrable de Mgahinga y Bwindi, Uganda



Fondo fiduciario de Bhután para la conservación del medio ambiente

Canje de deuda por prestación en especie

La deuda de un país en divisas fuertes se salda a cambio de la conservación o protección de recursos naturales de importancia mundial

Fondo fiduciario nacional para zonas protegidas, Perú

Fondos fiduciarios locales

Dinero invertido por una comunidad u organización local como fuente de financiación a largo plazo

Warm Springs Indian Reservation Trust, Oregón, Estados Unidos



Wolf Compensation Fund, Montañas Rocosas, Estados Unidos



Snow Leopard Trust, Mongolia y Tibet

FONDOS DEL SECTOR PRIVADO

Movilización de fondos del sector privado

Uso de fondos del sector privado para la conservación

Shore Trust Bank, Washington, Estados Unidos



Recreational Equipment, Inc., Estados Unidos

Un estudio de valoración ambiental realizado por el Proyecto del Ecosistema de Sierra Nevada en el norte de California, Estados Unidos, demuestra que es posible medir y atribuir un valor económico a flujos de recursos que tradicionalmente no han sido objeto de evaluación. Según este estudio, el agua es el recurso económico más valioso, pese al sentimiento popular de que la madera y los pastizales son los dos recursos más valorados en el ecosistema de Sierra Nevada. Se ha señalado que la conservación, que garantiza la protección de la cuenca fluvial, constituye el uso primordial y mejor de la zona. Estudios como éste ayudan a cuantificar el valor de los recursos de las montañas y a poner de manifiesto los costos sociales y ambientales de su uso (SNEP, 1996).

Propiedad, derechos y responsabilidad respecto a los recursos de las montañas

Sin embargo, no es suficiente una valoración exacta de los recursos de las montañas. Un segundo factor, que ocupa un lugar central en la mayoría de los casos estudiados, es una mejor definición de la propiedad, los derechos y las responsabilidades. En las zonas de montaña, la propiedad de la tierra y de los recursos naturales presenta toda clase de modalidades desde la propiedad privada a la comunal o la estatal, a las que se añaden derechos y responsabilidades tradicionales de uso que no están vinculados a la propiedad.

Comprender mejor los regímenes de aprovechamiento y propiedad de la tierra es esencial para la conservación y el desarrollo de las zonas de montaña. Una mujer raí con el bambú recogido en la zona de conservación de Makalu-Barun, en Nepal

Para motivar la conservación y el uso sostenible es fundamental comprender las modalidades vigentes de propiedad, con objeto de definir con más claridad la relación entre sus titulares y los recursos de las montañas. Los titulares de los derechos podrán así comprender y aceptar mejor tanto el contenido de éstos como sus responsabilidades, de la misma manera, por ejemplo, que el titular de una licencia maderera aprecia el valor económico del derecho de extracción del recurso que implica la licencia.

En algunos casos, puede conseguirse una ordenación más efectiva mediante la privatización o confiriendo derechos seguros de posesión. No obstante, no todos los recursos pueden ser privatizados, y la propiedad privada puede dar lugar a usos destructivos e insostenibles. El dinero en mano puede ser más útil para algunos individuos que el valor equivalente de un bosque en pie, de manera que la propiedad privada de un bosque, por ejemplo, puede desembocar en beneficios a corto plazo y degradación. Por otra parte, aunque el derecho de propiedad pueda constituir un incentivo para la ordenación sostenible, podría no haber incentivos para evitar efectos aguas abajo como la contaminación del agua por la escorrentía.

Según los participantes en el Poro de las zonas de montaña, la propiedad privada individual es raramente la solución escogida. Más a menudo se da a las personas interesadas la oportunidad de participar en las decisiones relativas al uso del recurso, lo que les da un sentido de responsabilidad. En el caso de los ejidos mexicanos, por ejemplo, en que las comunidades han ampliado sus atribuciones respecto a la propiedad y la ordenación de los bosques sin privatizar la tierra; los nepaleses, por su parte, experimentan un nuevo sentido de propiedad y responsabilidad en zonas protegidas bajo administración nacional, gracias a la legislación sobre zonas de transición; y la Recreational Equipment Incorporated, una conocida empresa estadounidense vendedora de artículos para actividades recreativas al aire libre, ha asumido la responsabilidad de contribuir a la conservación de los espacios naturales de los que depende su negocio. En ninguno de estos ejemplos se ha privatizado el recurso, pero en todos ellos se ha cuidado de la claridad en la propiedad, los derechos y las responsabilidades.

Estructuras incentivadoras

El tercer elemento clave para el éxito de los mecanismos protectores del medio ambiente en la montaña es el diseño de estructuras incentivadoras que alienten procesos promovidos por personas interesadas. En cada caso estudiado participan múltiples personas interesadas en la concepción y aplicación de soluciones durante un tiempo prolongado. En un entorno de montaña caracterizado por un variado conjunto de personas y grupos interesados, esto es un logro considerable. Hay además muchos tipos de participantes, principalmente voluntarios que necesitan poco control externo. Esto es posible precisamente porque en cada uno de los ejemplos se han montado estructuras incentivadoras que llevan a los participantes, en su propio interés individual y colectivo, a seguir colaborando. A menudo tales estructuras se mantienen mediante estímulos sociales y sanciones suaves basadas en la presión de los colegas.

Estas asociaciones - entre habitantes de las montañas y del llano, entre gobiernos y organizaciones privadas, entre productores y consumidores, o entre comunidades mundiales e instituciones locales - se producen a menudo por iniciativa de los propios interesados. Los incentivos para que los individuos actúen colectivamente y no por separado animan a cada uno a regresar a la mesa de negociaciones cada vez que es necesario renegociar asociaciones y alianzas frágiles y difusas.

Programa agrícola de la cuenca de la Ciudad de Nueva York

El problema de la ciudad de Nueva York ha sido el temor de que descienda la calidad de su agua por la contaminación producida por cuadras y corrales y por los sistemas defectuosos de tratamiento de aguas residuales en la cuenca alta. La Ciudad consideró la posibilidad de que la Agencia de Protección del Medio Ambiente (órgano federal) le obligara a instalar un sistema de filtración de agua por un costo de 6 000 millones de dólares. La Ciudad de Nueva York dedicó 35,2 millones de dólares a la compra o construcción por los granjeros de dispositivos para reducir la contaminación. Se acordó que los granjeros participantes debían convencer por lo menos al 85 por ciento de los 400 granjeros de la cuenca para que se incorporaran al programa. Cada granjero recibe como promedio 75 000 dólares para obras como conducciones de cemento para el estiércol, cercados para mejorar la alimentación del ganado y plantaciones de árboles junto a los ríos. El programa es voluntario y lo ejecutan enteramente los propios granjeros. Se reúnen en un Consejo Agrícola de la Cuenca de 21 miembros que asigna los fondos municipales para proyectos de prevención de la contaminación.

Fuentes: Beckhardt (1996); Morrow, (1996).

El estudio de la cuenca de la Ciudad de Nueva York es un ejemplo clásico de incentivos económicos conducentes a asociaciones en interés propio entre usuarios aguas abajo y administradores aguas arriba. Pese al papel decisivo que los bosques de las montañas y las tierras altas desempeñan en la protección de la cuenca, la mayoría de los beneficios de ésta van a los usuarios en el llano, no a las comunidades locales que mantienen los bosques. Los usuarios en el llano no pagan por la protección de su agua, sino que pagan por el uso del agua. En consecuencia, carecen de incentivo para invertir en la conservación de la cuenca y del bosque. Sin embargo, si quieren asegurarse una cantidad y una calidad sostenibles, los usuarios deberán empezar a asumir una mayor proporción de los costos verdaderos del agua pagando el mantenimiento de las cuencas.

En el Programa agrícola de la cuenca de la Ciudad de Nueva York, sin recargo en el precio del agua, los ingresos obtenidos por el consumo de agua se reinvierten más arriba para que los granjeros protejan la cuenca. La reorientación de esos fondos ofrece así incentivos a los granjeros para la conservación de la cuenca, reduciendo en último término los costos para el usuario final. Gracias a este mecanismo incentivador, se ha atribuido un valor real a las cuencas, no sólo a los recursos hídricos, y se han establecido unos originales vínculos de asociación.

CONCLUSIÓN

La conferencia electrónica Inversión en las montañas y su informe partieron de la premisa de que los recursos de las montañas fluyen hacia abajo a un ritmo insostenible, con una reinversión escasa o nula en los recursos o en las comunidades, Se suponía, por lo tanto, que se alcanzaría la sostenibilidad mediante estrategias que hicieran fluir en sentido contrario los beneficios y dieran a los habitantes de las montañas una participación equitativa como incentivo para seguir desempeñando su papel de administradores.

Sin embargo, las víctimas del desarrollo insostenible de las tierras de montaña no son sólo sus habitantes marginados. En realidad, las pérdidas reales se extienden a la larga al conjunto de la población. Por ejemplo, la deforestación destruye el hábitat, aumenta la erosión y acentúa el recalentamiento mundial; el pastoreo excesivo origina corrimientos de tierras; la minería destruye lugares sagrados de peregrinación; y las construcciones hidroeléctricas dan lugar a un grave atarquinamiento. Al final todos pagan y todos pierden. Las montañas son parte integrante de un sistema mucho más amplio. Las prácticas insostenibles aguas arriba afectan pues necesariamente a quienes viven más abajo. Sólo estudiando la dinámica de todo el sistema - recursos y personas - podrán concebirse soluciones innovadoras que vayan alas causas profundas del problema.

Siendo complejas las características físicas de los espacios de montaña, también lo son las asociaciones políticas y sociales. Los sistemas de montaña se definen por el pluralismo, por la multiplicidad de voluntades de quienes comparten un interés común en el desarrollo sostenible de estas zonas. En las soluciones deben participar por consiguiente todos los interesados, porque en cuanto reconozcan que éstas les beneficiarán personal y colectivamente, ellos mismos serán los impulsores del proceso. En muchos casos los intereses no humanos en los ecosistemas montañosos están representados por miembros de ONG o proyectos científicos cuya función consiste en evaluar objetivamente el desarrollo ecológico.

El análisis de las contribuciones al foro electrónico, ha puesto de manifiesto que se están forjando mecanismos efectivos y duraderos para mantener servicios medioambientales y flujos sostenibles de recursos desde las montañas hacia las tierras llanas. Estos mecanismos tienen tres características comunes: toman en consideración y reflejan los costos íntegros de una serie de recursos de las montañas; identifican con claridad la propiedad, los derechos y las responsabilidades; e introducen incentivos económicos para que las partes interesadas propicien y apliquen soluciones que sean sostenibles a largo plazo.

Bibliografía

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Byers, E. 1995. Mountain Agenda: environmentally sustainable and equitable development opportunities. Documento de base presentado a la NGO Consultation on the Mountain Agenda. Lima, Perú.

Denniston, D. 1996. Annapurna Conservation Area Project. Mensaje electrónico enviado a la conferencia electrónica del Mountain Forum. Correo electrónico: [email protected]

Jodha, N.S. 1996. Reviewer comments. Correo electrónico: [email protected]

Morrow, C. 1996. New York City Watershed Program. E-mail correspondence. Correo electrónico: [email protected]

Preston, L., ed. 1997. Investing in mountains: innovative mechanisms and promising examples for financing conservation and sustainable development. Synthesis of a Mountain Forum electronic conference in support of the Mountain Agenda. Franklin, West Virginia, Estados Unidos, The Mountain Institute y FAO.

SNEP. 1996. Final Report to Congress, Vol. I - Assessment summaries and management strategies. Davis, California, Estados Unidos, University of California, Centers for Water and Wildland Resources, Sierra Nevada Ecosystem Project.

Tietenberg, T. 1996. Environmental and natural resource economics. 4a ed. Nueva York, Estados Unidos, Harper and Collins.


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