Es probable que la desaceleración del crecimiento de los suministros de pescado que comenzó en 1997-1998 continúe durante algunos años. La principal razón de ello es el estancamiento o la reducción de los desembarques de la pesca de captura marina y la disminución de la tasa de crecimiento de la producción acuícola con respecto a la registrada en la primera parte de los años noventa. El Niño influyó negativamente en la producción pesquera de captura ya en 1997. En 1998 es probable que los desembarques hayan disminuido ulteriormente y se prevé que la producción tardará en recuperarse. Durante los próximos dos a cuatro años el descenso de la demanda, sobre todo en Japón y otras economías de Asia, afectará a los suministros, especialmente a los procedentes de la acuicultura. Se estancarán tanto la producción como el comercio internacional de productos acuícolas de valor elevado.
En la edición de El estado mundial de la pesca y la acuicultura 1996 se preveía un crecimiento de los precios reales del pescado2 durante el próximo decenio y la mitad del siguiente. Dicha previsión se basó en cálculos explorativos de la oferta y la demanda de pescado en el año 2010 tomando como base datos de 1992.
Un examen de estas proyecciones en 1998 muestra que la presión al aumento de los precios reales del pescado en el próximo decenio está disminuyendo. Parece claro que la demanda no crecerá tan rápidamente como se preveía a mediados de 1995, mientras que la oferta ha ido aumentando más rápidamente de lo previsto y, tras unos pocos años de relativo estancamiento, podría reanudarse su crecimiento en la primera parte del próximo decenio. La desaceleración de la demanda se debe a un crecimiento demográfico más lento de lo previsto, proyecciones de un crecimiento económico más lento y, posiblemente, una mayor competitividad de la carne de aves y porcino. Las proyecciones de la oferta de pescado han mejorado principalmente debido a la continuación del rápido incremento de la producción acuícola, pero también a causa de la mejora de la ordenación de la pesca de captura, lo que implica una menor probabilidad de que disminuya la producción de estas pesquerías.
El crecimiento de la producción agrícola mundial se está reduciendo. En los años sesenta fue del orden del 3 por ciento al año, mientras se mantuvo en torno al 1,6 por ciento al año durante el decenio 1986-1995 (debido principalmente a la drástica reducción de la producción en los países que formaban la USSR), y se prevé que se situará en torno al 1,8 por ciento al año en el periodo 1990-2010. Desde los años cincuenta el precio real medio de los productos agrícolas ha descendido a nivel mundial.
Con respecto al sector pesquero la evolución ha sido diferente durante los tres últimos decenios. Han aumentado tanto la producción como los precios reales. La producción creció a la tasa compuesta del 3,4 por ciento al año en el período 1960-1996; tasa que se mantuvo también durante el último decenio. En los últimos 15 años, el crecimiento se ha debido esencialmente al rápido incremento de la producción acuícola, que fue del 11,8 por ciento al año en el período 1984-1996. Aunque no se dispone de amplia información sobre los precios, hay indicaciones de que han aumentado algo en términos reales. Ha ocurrido esto paralelamente a un lento incremento de los suministros per cápita. Se deduce que el pescado entra en general en la categoría de los artículos alimenticios preferidos, junto con otros productos pecuarios, en particular las carnes de aves y porcino.
Hace tres o cuatro decenios, los países en desarrollo eran, en cuanto grupo, importantes exportadores netos de alimentos. La situación ha cambiado y se prevé que en la primera parte del próximo siglo los países en desarrollo, en cuanto grupo, se convertirán en importadores netos de alimentos. La financiación de importaciones de alimentos será la máxima prioridad para los más pobres de dichos países, la mayoría de los cuales se hallan en el África subsahariana y Asia meridional. En estos países, se ejercerá una fuerte presión sobre la pesca de captura y la acuicultura para obtener productos exportables.
La demanda futura de pescado está determinada fundamentalmente por el número de consumidores futuros, sus hábitos de consumo de pescado, los ingresos de que dispondrán y los precios del pescado.
La crisis económica y financiera que se padece en Asia y se deja sentir también en otras partes del mundo ha obligado a revisar a la baja las proyecciones del crecimiento económico de la mayoría de los países asiáticos, pero también de un número cada vez mayor de países de otros continentes. De hecho, para los próximos dos o tres años se prevé el hundimiento de algunas de las mayores economías de Asia. Una consecuencia inevitable de ello para el futuro inmediato será la reducción de la demanda de pescado en Japón y en las economías emergentes de Asia. Lo más probable es que disminuya el volumen de las exportaciones de pescado a las economías emergentes de Asia. El sector pesquero de las economías asiáticas desarrolladas se enfrentará con la competencia de las economías en desarrollo cuyas monedas están devaluadas, lo que constituirá un problema difícil de afrontar.
También en África y en América Latina los consumidores están experimentando el estancamiento, y en algunos casos, un descenso de los ingresos que pueden gastar, lo que hará que disminuya la demanda de pescado y productos pesqueros. Sin embargo, en términos absolutos el descenso será pequeño ya que actualmente el consumo es relativamente bajo. En América del Norte, el consumo es sensible al crecimiento económico y, en un futuro inmediato, habría la posibilidad de cierta expansión, incluso con un aumento moderado de los ingresos disponibles, al menos en términos cuantitativos. La demanda europea no cambiará mucho teniendo en cuenta el lento crecimiento económico previsto.
Las proyecciones de la demanda hechas por la FAO en 1995 hasta el año 2010 suponían que el crecimiento económico no ejercería sino una ligera influencia en el consumo per cápita de pescado en África, Europa, América Latina y Oceanía: en África, la razón de ello sería que el crecimiento per cápita sería lento o nulo y, en otros lugares, porque los cambios en los ingresos no ejercerían una influencia importante en la demanda. Las hipótesis eran distintas con respecto a Asia y América del Norte. Según las proyecciones, el consumo medio per cápita crecería considerablemente porque se preveía que aumentarían los ingresos disponibles. A fines de 1998, no había ningún consenso mundial sobre cuándo mejorarán las condiciones económicas en Asia. Para elaborar un escenario de la oferta y demanda en el 2010, se supone que se reanudará el crecimiento a comienzos del próximo decenio.
En los primeros años del próximo siglo es probable que en Europa y en América del Norte la demanda de pescado empiece a desviarse hacia los productos pecuarios que compiten con el pescado, especialmente las carnes de aves y cerdo, ya que resultarán notablemente más baratos. Se prevé que ocurrirá esto como consecuencia de los cambios previstos en la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea. Las modificaciones en la PAC tienen por objeto, entre otras cosas, reducir los precios de los cereales, lo que hará bajar los costos de la producción ganadera. Parece probable que, como el pollo y, en algunas zonas, el cerdo son los productos alimenticios preferidos, los consumidores de Europa y América del Norte comerán menos pescado de lo que comerían si no cambiara la PAC. Esta desviación de la demanda podría producirse gradualmente a partir de comienzos del próximo decenio.
En octubre de 1996, las proyecciones de las Naciones Unidas indicaban que la población mundial totalizaría en el 2010 unos 140 millones de habitantes menos de lo que se había calculado dos años antes, es decir, un 2 por ciento menos. Esto se debe a la disminución de las tasas de crecimiento, especialmente en Asia, donde la proyección revisada de la población es de 100 millones de habitantes menos.
Resumiendo, en un futuro próximo, disminuirá la demanda de productos acuáticos de alto precio. Sin embargo, parte de esta demanda podría desviarse hacia productos ícticos de precio más bajo.
Parece prudente reducir también las proyecciones a plazo medio de la demanda mundial de pescado para la alimentación. Basándose en un escenario de reducciones pequeñas de la demanda per cápita en Europa (un 6 por ciento con respecto a 1995), América del Norte (4 por ciento) y Asia (8 por ciento), e incorporando el efecto sobre la demanda de la menor población prevista en el 2010, la demanda de pescado para la alimentación en dicho año podría ser del orden de 105 a 110 millones de toneladas (equivalente de peso en vivo), mientras que la proyección de la FAO de 1995 era de 110 a 120 millones de toneladas.
La oferta de pescados, crustáceos y moluscos cultivados ha continuado creciendo con rapidez mucho mayor a la prevista incluso hace unos pocos años (Figura 43). Asia continúa predominando y su parte en la producción mundial sigue creciendo, ya que representó el 55 por ciento (en volumen) en 1996, frente al 51 por ciento en 1994. China es con mucho el mayor productor de Asia. En volumen, la producción de pescados de China es la mayor del mundo. Sin embargo, se consume casi en su totalidad dentro del país. En cuanto a los ingresos que se obtienen de las exportaciones, el cultivo de camarones peneidos es la actividad acuícola más importante de Asia. En 1996 los camarones representaron el 26 por ciento del valor de las exportaciones pesqueras de Asia3
La producción acuícola de China comenzó a crecer rápidamente a mediados de los años ochenta. Esto se produjo respondiendo a medidas de política muy precisas destinadas a estimular la producción: se permitió a los hogares gestionar su propia producción acuícola, se liberalizaron los precios de las especies acuícolas de valor elevado y el Gobierno apoyó a los granjeros mediante actividades de investigación y extensión. Se cree en general que la producción seguirá aumentando. En algunas regiones cambiarán sus características, puesto que los granjeros intentan obtener productos de mayor valor añadido, posiblemente mediante la selección de especies de precio más alto. En las zonas del norte y del interior del país el aumento de la producción se deberá principalmente a la expansión del cultivo de carpas.
Se considera que la acuicultura china resistirá la actual desaceleración de la economía mundial. Las exportaciones tienen una importancia relativamente pequeña ya que la mayor parte de la producción se consume en el país. Las pautas del consumo registradas durante el reciente crecimiento económico indican que el pescado -y los productos pecuarios- son los alimentos preferidos. La acuicultura es autosuficiente tecnológicamente y utiliza pocos insumos importados. Aunque China ha llegado a ser un notable importador de harina de pescado, una parte de la cual se utiliza en la acuicultura, no es probable que la falta de este producto suponga un obstáculo para la acuicultura china a plazo medio. Por ello, lo más probable es que el volumen de la producción acuícola china siga creciendo y que se desarrollen también productos marinos de precio más elevado.
La producción de carpas, más del 90 por ciento de la cual procede del cultivo, representa un 14 por ciento de todos los pescados obtenidos tanto del cultivo como de la pesca de captura. China produce más de los cuatro quintos de todas las carpas y, lo mismo que en otros países, la producción se consume internamente. Salvo pocas excepciones, los productores de carpas tanto de China como de la India no han encontrado mercados fuera de Asia. De hecho, no existe un mercado mundial de carpas, como lo hay de camarón y salmón.
El cultivo de carpas seguirá probablemente en expansión continua tanto en China como en la India y los países de la CEI, al menos, en un futuro próximo, en respuesta al crecimiento demográfico. A largo plazo, las dimensiones del crecimiento del cultivo de carpas en la India y China dependerán de la promoción de los productos de carpa en los mercados mundiales.
La tilapia es uno de los peces que por sus características puede tener un futuro en la acuicultura. En primer lugar, existen ya varias tecnologías de cultivo diferentes, algunas de las cuales permiten producir tilapias a costo relativamente bajo. En segundo lugar, la carne de tilapia es en general blanca y puede utilizarse para preparar filetes de pescado blanco, que constituyen los productos básicos en el comercio pesquero internacional. En tercer lugar, se han difundido las tilapias fuera de África y son comunes en Asia, América Latina y el Caribe.
En los Estados Unidos existe ya para la tilapia un mercado establecido y en rápida expansión y este pescado se vende también en Japón y Europa. La producción mundial de pescado cultivado ha ido creciendo constantemente (a un promedio del 12 por ciento al año4) en los últimos 12 años (Figura 44).
Hay varias razones para prever que continuará aumentando la producción de tilapia:
Estos argumentos se aplican no sólo a los actuales principales productores de tilapia de Asia, sino también a los futuros productores de África, donde la producción podría crecer rápidamente, ya que el entorno macroeconómico es favorable. La producción tendría mercados tanto en economías en desarrollo como desarrolladas. En 1996 la producción de tilapia representó alrededor del 5 por ciento de toda la obtenida de peces cultivados. Lo más probable es que esta proporción siga creciendo notablemente durante el próximo bienio.
El cultivo de salmones y truchas se practica sobre todo en Europa y América, y su volumen es actualmente casi equiparable al de los desembarques de la pesca de captura, si bien se está registrando una desaceleración de la tasa de expansión del mismo. La industria utiliza tecnología y sistemas comerciales avanzados y, en muchos países, trabaja metódicamente para abrir nuevos mercados y estimular la demanda en los existentes. Parece probable que la industria seguirá reduciendo los costos de producción y podrá desarrollar nuevos productos para nuevos mercados.
Los camarones son una fuente importante de beneficios y de ingresos en moneda fuerte en muchas economías en desarrollo; lo son menos en cuanto fuente de alimentos. El volumen total del cultivo de camarones peneidos se aproxima actualmente a la mitad del de los desembarques de la pesca de captura. El incremento del volumen de producción se está reduciendo en Asia y América Latina, mientras que está creciendo con rapidez en África, si bien sus cifras absolutas son todavía pequeñas. Sin embargo, hay razones para creer que en un futuro inmediato el crecimiento disminuirá sensiblemente, y que incluso llegará a interrumpirse. Ello se debe a las perspectivas de estancamiento del crecimiento económico en el Japón, que es el mayor mercado mundial de los camarones, y a la probable desaceleración del crecimiento económico en el resto de las economías desarrolladas. Tampoco existe un nivel uniformemente alto en la gestión del cultivo del camarón. Parece probable que durante cierto tiempo la pauta será que el aumento que se registre en las zonas donde la producción se recupera de las enfermedades quede compensado por descensos registrados en otras zonas donde se están padeciendo problemas de enfermedades. Además, la promulgación de reglamentos ambientales más rigurosos frenará la expansión de este cultivo. No obstante, la producción debería recuperarse y entrar en una fase de notable expansión en los primeros años del próximo decenio.
El cultivo de moluscos está destinado casi siempre a la venta de los productos; en muy raras ocasiones se practica para satisfacer las necesidades del hogar. Sin embargo, una gran parte de la producción se vende en mercados cercanos. Algunos productores (Canadá, Nueva Zelandia, España) dependen de los mercados internacionales, por lo que está creciendo el comercio internacional de productos de moluscos. Sin embargo, para su cultivo, lo mismo que para el de la carpa, son importantes las condiciones económicas internas del país productor. Parecería que la actual fase descendente de la economía en Asia no va a influir mucho en el cultivo de moluscos, sino que seguirá creciendo la producción.
Parece probable que en un futuro cercano la actual crisis económica frenará el crecimiento de la acuicultura en todo el mundo. De hecho, esto constituye la continuación de tendencias ya establecidas, con exclusión de China. La producción asiática crecerá moderadamente en lo que respecta a los productos consumidos en los mercados internos, los cuales provocarán la mayor parte del aumento del volumen total. El estancamiento, e incluso el descenso, que indican las proyecciones para algunos productos acuícolas exportados tradicionalmente a países desarrollados afectará al valor de la producción acuícola mundial más que a su volumen.
A fines de 1998, se ve como más probable que continúe el crecimiento sostenido de la acuicultura a plazo medio. A la luz de estudios anteriores5 y teniendo en cuenta las tendencias recientes, es mayor la probabilidad de que la producción acuícola total mundial alcance en el 2010 un nivel entre 35 y 40 millones de toneladas de peces, crustáceos y moluscos.
La producción mundial de la pesca de captura fue en 1996 algo mayor (1,6 millones de toneladas) que en 1995. En cambio, las estimaciones preliminares para 1997 indican una reducción de unos 0,9 millones de toneladas (véase el Cuadro 1), la mayor parte de la cual se debe a la disminución de las poblaciones de pequeñas especies pelágicas frente a la costa occidental de América del Sur (véase el Recuadro 15). La reducción atribuible exclusivamente al fenómeno El Niño representó probablemente entre el 3 y el 5 por ciento de los desembarques mundiales de las capturas marinas. Sin embargo, como la mayor parte de dicha reducción será absorbida por la industria de la harina de pescado, se espera que el suministro para consumo humano habrá aumentado en más de 3 millones de toneladas, lo que significa que el suministro medio per cápita en el conjunto mundial habría aumentado a unos 16 kg en 1997 (incluida la acuicultura), lo que representa una nueva cota máxima. No se habría alcanzado este nivel a no ser por el rápido crecimiento de la producción pesquera notificado por China. La producción mundial de la pesca de captura probablemente ha vuelto a disminuir en 1998, debido a la persistencia del fenómeno El Niño.
Recuadro 15
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El crecimiento de la capacidad pesquera, medida por el número de barcos y pescadores, se redujo durante la primera parte de los años noventa (véase la sección Pescadores y flotas pesqueras). El cambio ha sido más notable en Asia, con excepción de China, país en el que la capacidad pesquera ha aumentado rápidamente también en la primera parte de los años noventa. La desaceleración en la creación de capacidad pesquera en Asia fuera de China se debe al rápido crecimiento económico que ha creado oportunidades de empleo fuera de los sectores pesquero y agrícola; a que el exceso de pesca está reduciendo también las poblaciones silvestres disponibles en Asia; y al esfuerzo desplegado por los gobiernos para ofrecer marcos apropiados de ordenación de la pesca de captura (véase la sección Gestión de las pesquerías nacionales).
Existe la posibilidad de que la actual crisis económica haga que la pesca vuelva a ser una fuente de empleo para quienes han quedado sin trabajo, así como la fuente lógica de medios de subsistencia para los jóvenes de las comunidades pesqueras. Si la crisis económica se prolonga en el próximo siglo, aumentará cada vez más la presión sobre los responsables y las estructuras de la ordenación para que permitan y faciliten una expansión de la capacidad pesquera. No se puede excluir que a largo plazo dicha expansión, tras un pequeño incremento inicial de la producción, provoque la reducción de los desembarques de la pesca de captura en las economías en desarrollo al finas del próximo decenio.
Recuadro 16
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En las economías desarrolladas mejorará la gestión de la pesca y resultará posible mantener las dimensiones de las poblaciones cerca del nivel que permita obtener el máximo rendimiento sostenible. El mejoramiento se derivará de una mejor ordenación pesquera y del progreso tecnológico en general (véase el Recuadro 16). En algunas economías desarrolladas, es probable que importaciones de pescado baratas contribuyan a reducir el esfuerzo de pesca. Tales importaciones procederán de economías en desarrollo cuyas monedas están perdiendo valor frente a las de los países de la OCDE. Sin embargo, al final del próximo decenio, la mejora de la ordenación debería dar lugar a una actividad pesquera económicamente más racional y niveles de captura más altos en las economías desarrolladas. Esto podría causar, por una parte, fuertes presiones que ejercerían las industrias nacionales para controlar las importaciones de pescado mediante medidas comerciales. Por otra parte, varios países están realizando esfuerzos paralelos para fomentar un mercado más libre de pescado y productos pesqueros (véase el Recuadro 17).
Recuadro 17
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Resulta evidente la divergencia de las tendencias en la pesca de captura continental en las distintas regiones. Con respecto a la pesca destinada a la alimentación, es probable que continúe la rápida expansión en Asia, mientras que en otros continentes será más lenta, por ejemplo, en la CEI y los Estados báticos, debido a las dificultades políticas y económicas, en América Latina por falta de demanda y en África a causa de las dificultades financieras, administrativas y logísticas. La pesca deportiva está cobrando una importancia cada vez mayor principalmente en América del Norte y Europa. En la mayoría de las regiones, probablemente se incrementarán las actividades de intensificación de poblaciones. En todas las regiones la degradación ambiental está influyendo negativamente en los rendimientos de la pesca continental, mientras que en Europa y América del Norte se han registrado ya notables impactos negativos en el pasado.
Para el final del próximo decenio, aumentará ligeramente la producción de la pesca de captura, debido a que en las economías desarrolladas se explotarán de forma más sostenible las poblaciones recuperadas y se utilizarán más las especies pelágicas pequeñas, tanto para consumo humano como para la fabricación de harina de pescado. Los adelantos en los sistemas de tecnología electrónica e inteligencia artificial permitirán identificar los tamaños y las especies de los peces que son objeto de la pesca, detectándolos con ecosondas y sonares, lo que mejorará la fiabilidad de la identificación de las especies. Estos sistemas permitirán a los patrones de pesca evaluar la captura prevista, las capturas incidentales y los descartes, así como calcular la rentabilidad de la pesca en una zona determinada antes de comenzar a faenar. Esto contribuiría a reducir los desperdicios.
Por consiguiente, parece razonable esperar que, para el año 2010, se consiga un modesto incremento de la pesca de captura en aguas marinas y continentales que alcanzará un nivel entre 95 y 100 millones de toneladas.
Durante los años noventa se han transformado en harina y aceite de pescado unos 30 millones de toneladas al año de peces de escama. Durante 1997/98, se redujeron los suministros debido principalmente a la dificultad de obtener materia prima. El descenso actual de la economía mundial reducirá el crecimiento de la producción ganadera (principal usuario de la harina de pescado) y la producción de harina de pescado podría disminuir durante algunos años. A comienzos del próximo decenio los productores ganaderos de Europa utilizarán cantidades algo mayores de cereales, ya que se espera que bajen sus precios reales. Es probable que la producción de harina y aceite de pescado se recupere cuando vuelvan a ser abundantes las poblaciones de pequeños peces pelágicos frente a la costa occidental de América del Sur, y los precios de la harina de pescado resultarán competitivos. A plazo medio, se supone que cada año se convertirán en harina y aceite de pescado unos 30 millones de toneladas de pescado.
Durante los próximos tres a cuatro años es probable que los suministros totales de pescado se mantengan en un nivel igual o inferior a 125 millones de toneladas, para comenzar después a aumentar hacia fines del próximo decenio. En ese momento podrían ascender a unos 135 millones de toneladas, de los que 105 millones se destinarían a la alimentación y los 30 restantes, a la producción de harina y aceite de pescado.
Tanto la demanda como la oferta se mantendrán estancadas en un futuro próximo. La oferta está limitada por la baja abundancia de las principales poblaciones pelágicas. En un futuro próximo, algunas de las industria acuícolas orientadas a la exportación reducirán también su producción ante la debilidad de los mercados.
Las perspectivas a plazo medio son algo mejores tanto para la producción como para la demanda. Se estima que la demanda total ascenderá a un nivel entre 105 y 110 millones de toneladas en el 2010. Como los suministros se estiman en 105 millones de toneladas, la presión al alza de los precios inducida por la demanda será débil. Una oferta de 105 millones de toneladas de pescado en el año 2010 implicaría de hecho un estancamiento del suministro per cápita en unos 15 kg/año. En cambio, se prevé que la población mundial ascenderá a algo menos de 7 000 millones de habitantes en el 2010.
Este escenario depende de varias hipótesis decisivas. La principal se refiere al desarrollo de la economía mundial. Se supone que la crisis se prolongará al siglo próximo y afectará también a más economías desarrolladas. Otra hipótesis importante se relaciona con la tecnología. Aunque se ha supuesto que la pesca de captura, especialmente en las economías desarrolladas, se beneficiará de los progresos en las tecnologías modernas de comunicación y electrónica, no se hacen las mismas hipótesis para la acuicultura. Esto podría ser excesivamente pesimista. Por ejemplo, las mejoras genéticas introducidas en salmones, tilapias, bagres, carpas y ostras han tenido éxito para incrementar la producción, y es probable que los trabajos en este sector sigan dando buenos resultados. Mejorará también la gestión de la explotación de las granjas tanto en lo que respecta a los aspectos empresariales como tecnológicos. Por ello, no cabe excluir que los progresos en las tecnologías de la acuicultura sean tales que permitan incrementar la producción incluso sin el estímulo de precios reales más elevados.
1 Autor principal: U. Wijkström, Departamento de Pesca, FAO.
2 Se trata de peces propiamente dichos, crustáceos y moluscos.
3 Incluido el comercio dentro de Asia.
4 Tilapias y otros cíclidos en cuanto grupo.
5 J.F. Muir. 1995. Tendencias del desarrollo de la acuicultura. Perspectivas
para la seguridad alimentaria. Documento presentado en la Conferencia internacional
organizada por el Gobierno del Japón y la FAO sobre la Contribución sostenible de la
pesca a la seguridad alimentaria, Kyoto, Japón, 4-9 de diciembre de 1995; y FAO. 1997.
Examen del estado de la acuicultura mundial. FAO: Circular de Pesca, No 886, Rev. 1. Roma.