1976 |
1979 |
1982 |
1985 |
1988 |
1991 |
1994 |
1997 |
|
Desarrollo |
251 724 |
418 585 |
422 440 |
582 000 |
704 000 |
534 900 |
324 500 |
332 691 |
Socorro |
33 877 |
88 209 |
189 759 |
159 500 |
174 000 |
228 400 |
845 700 |
703 366 |
Total |
285 601 |
506 795 |
612 199 |
741 500 |
878 000 |
763 300 |
1 170 200 |
1 036 057 |
1976 |
1979 |
1982 |
1985 |
1988 |
1991 |
1994 |
1997 |
|
Desarrollo |
88 |
83 |
69 |
78 |
80 |
70 |
28 |
32 |
Socorro |
12 |
17 |
31 |
22 |
20 |
30 |
72 |
68 |
Total |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
Entre los mayores desafíos con que se enfrentan las Naciones Unidas en los últimos años están los relacionados con el desplazamiento forzado de poblaciones. Mundialmente, el número de personas desplazadas internamente ha seguido creciendo y sobrepasa ahora al número total de refugiados. Se estima que entre 20 y 25 millones de personas se encuentran desplazadas en el interior de un país en más de 40 países, mientras que el número total de refugiados se calcula entre 13 y 14 millones. Como resultado de esos factores, la participación de la ayuda alimentaria mundial dedicada a salvar vidas en las emergencias (tanto naturales como causadas por el hombre) ha aumentado desde el 10 por ciento en los últimos años de la década de 1970 hasta aproximadamente el 42 por ciento en 1997. Hace veinte años, aproximadamente del 10 al 15 por ciento de los recursos disponibles para el PMA se invertían en operaciones de emergencia, normalmente asociadas con sequía o inundaciones. En 1997, casi el 70 por ciento de los recursos mundiales del PMA se dedicaban a apoyar actividades humanitarias. Con ocasión del quincuagésimo aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, es importante reafirmar el derecho fundamental de cada persona a no padecer hambre y tomar nota especialmente de las necesidades de los pueblos afectados por todo tipo de desastres. Los derechos universales requieren acciones universales, y en ninguna parte se ve mejor que al examinar la aplicación práctica del derecho a la alimentación de las personas que viven en países expuestos a sequías u otros tipos de desastres nacionales recurrentes y en las que padecen contiendas civiles. Las obligaciones de los Estados pueden considerarse a diversos niveles: respetar, promover y cumplir o ayudar a realizar ese derecho. Cuando los Estados disponen de recursos, tienen la obligación de atender las necesidades humanitarias de la población sometida a su jurisdicción. En las situaciones de emergencia, las necesidades de los afectados pueden exceder de la capacidad o, en algunos casos, la voluntad del Estado de atenderlas. En esos casos, existe la obligación de aceptar la asistencia de otras fuentes para proteger las vidas y los derechos humanos fundamentales de todas las personas afectadas. |
PRINCIPIOS RECTORES SOBRE DESPLAZAMIENTO INTERNOAl atravesar una frontera, las personas que huyen por razones de seguridad tienen acceso a un sistema establecido de protección y asistencia internacionales para refugiados. Sin embargo, las personas desplazadas dentro de su propio país sufren a menudo por la ausencia de base legal o institucional claramente definida para recibir protección de la comunidad internacional. En los últimos años, el Representante Especial del Secretario General encargado de la cuestión de los desplazados internos ha trabajado duramente para crear un marco normativo apropiado para la protección y asistencia de las personas desplazadas internamente. En colaboración con un equipo de expertos jurídicos internacionales, ha elaborado un conjunto de Principios Rectores sobre el Desplazamiento Interno que refunden los elementos pertinentes principales de un amplio acervo de derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. En la sección relativa a la protección durante el desplazamiento, los Principios señalan la obligación de las autoridades competentes, «cualesquiera que sean las circunstancias y sin discriminación», de proporcionar a las personas internamente desplazadas alimentos esenciales y asegurarles el acceso a ellos. Los Principios declaran también que las personas internamente desplazadas deberán ser protegidas del uso de la inanición como método de combate. Se espera que esos principios aumenten la conciencia internacional de los problemas especiales de los internamente desplazados y constituyan una referencia para poder seguir su tratamiento. Como tales, representan un instrumento útil para las comunidades humanitarias y de derechos humanos porque, entre otras cosas, subrayan la importancia de promover y proteger el derecho a la alimentación. | |
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Socorro alimentario a las personas desplazadas
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La necesidad de que quienes tienen mandatos de asistencia y protección se asocien nunca ha sido mayor. Al responder a los desafíos del trabajo en ambientes de emergencia complejos, las organizaciones humanitarias y de derechos humanos deben hablar con una sola voz, señalando el deber de los Estados –cualquiera que sea su sistema político, económico y social– de promover y proteger los derechos humanos. Esto se aplica especialmente al caso de las personas internamente desplazadas, en que el Estado puede ser responsable del desplazamiento de esas poblaciones y no estar dispuesto a reconocer su existencia o sus sufrimientos. El acceso, o la falta de acceso, preocupa a una amplia variedad de organizaciones humanitarias y de derechos humanos. Lo mismo que la distribución de ayuda alimentaria y otras formas de asistencia de emergencia puede verse bloqueada, el despliegue de observadores de la situación de los derechos humanos puede ser paralizado. Por consiguiente, hay que definir el término «acceso» de forma que incluya, no sólo el acceso a asistencia y protección, sino también el acceso continuo y sin restricciones a todas las localidades y poblaciones, para evaluar las necesidades y observar la realización de las actividades de socorro. |
EL DESPLAZAMIENTO INTERNO EN MOZAMBIQUELa larga guerra de Mozambique se concentró en el campo, haciendo casi imposible la producción agrícola y obligando a más de una cuarta parte de su población de 13 millones a dejar sus hogares rurales a fines del decenio de 1980 y comienzos del de 1990. Muchas personas se convirtieron en refugiados en los países vecinos, pero la mayoría se vieron desplazadas dentro del país, buscando refugio en pueblos, ciudades y zonas costeras. Más de 3,5 millones de personas fueron desplazadas internamente por la guerra y la devastadora sequía de 1992 obligó a más personas aún a abandonar su tierra. El PMA entregó alimentos de emergencia a la población hambrienta, indigente y desplazada, a pesar de los obstáculos de carreteras apenas transitables, sembradas de minas terrestres y objeto de ataques armados, así como en zonas de conflicto prohibidas a los programas gubernamentales. A medida que las condiciones mejoraron y muchas personas comenzaron a volver a sus hogares, el PMA trabajó para hacer posibles tanto el transporte alimentario como el reasentamiento, mediante proyectos de limpieza de minas, construcción de carreteras, reparación de vías de ferrocarril, reconstrucción de puentes, centros de salud y escuelas y limpieza de canales de riego. Las complejas dificultades con que se enfrentaba la población desplazada requerían soluciones innovadoras y flexibles, que los programas y microproyectos de alimentos por trabajo podían financiar. En Mozambique, el problema persistente de las tragedias causadas por minas terrestres y de los derechos de propiedad discutidos de los desplazados es un residuo de los efectos destructivos a largo plazo de los conflictos armados. Sin embargo, el regreso de muchos de los desplazados a sus lugares de origen ha llevado a un continuo aumento de la producción agrícola del país, y el Gobierno y el PMA pueden desviar su atención de los conflictos armados y dedicarla a prevenir y afrontar los desastres y aumentar la seguridad alimentaria. | |
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Distribución de alimentos del PMA en Mozambique
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Hoy hay más diálogo que nunca entre las comunidades humanitarias y de derechos humanos. Los debates entre ambas han sido fomentados además por el Secretario General de las Naciones Unidas en su programa de reforma de la Organización, que desafía a todas las organizaciones del sistema a que se aseguren que los derechos humanos se tengan en cuenta en todas sus actividades en curso. Las leyes de derecho humanitario y de los derechos humanos internacionales establecen el marco en el que ambos tipos de organizaciones realizan su trabajo. Sus principales objetivos compartidos son prevenir y aliviar el sufrimiento humano dondequiera que se de, logrando que se respeten la dignidad y el valor de cada persona y promoviendo el respeto a las normas internacionales relativas a la asistencia humanitaria y los derechos humanos. Las emergencias suponen una gran amenaza para los esfuerzos por reducir el hambre y la malnutrición entre los pobres del mundo y, el derecho a una alimentación apropiada en las emergencias no debiera considerarse sólo desde el punto de vista de la distribución de asistencia alimentaria de esa índole. En el caso de sequías y de otros tipos de desastres naturales recurrentes o súbitos, la comunidad internacional debería apoyar a los Estados a reforzar su capacidad de preparación, prevención y gestión de los desastres. Con respecto a las emergencias complejas, debería prestarse más atención a fortalecer las capacidades de alerta anticipada y de prevención de conflictos. Cuando se producen las crisis, es esencial una coordinación eficaz de los esfuerzos internacionales para atender las necesidades de asistencia y protección de los afectados. La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas reafirmó, en su 54º período de sesiones, que un ambiente político, social y económico pacífico, estable y propicio es esencial para que los Estados den prioridad adecuada a la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza. La comunidad internacional debe hacer todo lo posible por facilitar los esfuerzos orientados a resolver conflictos y ayudar a recuperarse de la crisis. En los últimos años, los países de África, Asia y Centroamérica afectados por conflictos han comenzado a disfrutar de las ventajas de la paz, a medida que la tierra ha vuelto a ser productiva, se han reactivado los mercados y la seguridad alimentaria ha aumentado. La reintegración efectiva de los refugiados y de las personas internamente desplazadas es un elemento principal para tener éxito en los esfuerzos por consolidar la paz y realizar el derecho a la alimentación de forma de una seguridad alimentaria a largo plazo. 4 El Programa mundial de alimentos (PMA) es la organización de primera línea de las Naciones Unidas en la lucha por erradicar el hambre mundial. Al atender las necesidades de los refugiados, las personas desplazadas internamente y otras víctimas civiles del hambre, los desastres naturales y los conflictos, el PMA protege y promueve el derecho de los individuos a una alimentación adecuada. En 1997, el PMA destinó asistencia alimentaria para atender las necesidades de unos 15 millones de personas desplazadas internamente, 4 millones de refugiados y repatriados, y 10 millones de personas afectadas por la sequía y desastres naturales o causados por el hombre. |