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Las ferias de las semillas

En la región andina se mantiene con fuerza la tradición de efectuar ferias semanales agropecuarias en la mayoría de las capitales de distritos y provincias; a un nivel mayor se llevan a cabo las ferias regionales, generalmente anuales. Estas ferias congregan a campesinos que vienen a intercambiar y ofertar sus productos excedentes, así como a adquirir los víveres que les son necesarios. Hasta el presente, estas actividades favorecen el intercambio de material genético entre familias procedentes de diferentes condiciones ecológicas, al buscarse nuevas semillas para reemplazar a las desgastadas (Brush y Taylor, 1992). Siendo la mujer la encargada de administrar los excedentes y efectuar los intercambios, es lógicamente ella la que selecciona los productos para tales fines.

Implementando esta tradición de las ferias a nivel de caseríos, se está efectuando la organización de las "ferias de las semillas", que añaden el componente de premiación y estímulo al mantenimiento de la diversidad (Tapia y Rosas, 1992). Estas ferias se vienen realizando en diferentes localidades de la sierra una vez al año, generalmente después de la época de cosecha.

La metodología utilizada es la siguiente: se invita oficialmente, a través de las autoridades de los case ríos, a campesinas y campesinos para que participen, exponiendo tanto las mejores variedades, como toda la diversidad de semillas que poseen. En estas ferias se organiza una cierta competencia entre los habitantes de una cuenca, de manera que se premie a aquellas campesinas o campesinos que no sólo traigan la mayor variabilidad sino que tengan el conocimiento más completo en cuanto a producción, conservación y uso de las diferentes variedades.

Se estima que las ferias son una metodología apropiada para estimular la conservación in situ de los recursos fitogenéticos y un medio para incitar la participación de la familia campesina en la conservación de los recursos genéticos. En esta actividad se hace evidente el importante rol de la mujer en la selección de variedades para mantener los ingredientes locales a fin de poder hacer las preparaciones culinarias tradicionales en la alimentación diaria de la familia campesina.

Un resultado adicional de las ferias es el reconocimiento a las familias o a las campesinas que destacan como "conservacionistas" y que guardan con mayor dedicación estos materiales. Estas campesinas o familias que mantienen las variedades nativas, son generalmente bien identificadas por sus vecinos y a ellos se recurre cuando se presenta una pérdida circunstancial de material genético por factores climáticos o sociales (robo), por ataque de plagas o enfermedades, o simplemente por descuido. Incluso se han encontrado casos en que las mujeres más ancianas son las que realizan la propagación de papa mediante semillas botánicas, como un medio de incrementar la diversidad y de allí seleccionar nuevas variedades (IBPGR, 1991).

En Cajamarca se vienen efectuando diversas ferias apoyadas por organismos como el INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria) y por ONG' como Edac, Ideas y Jorge Basadre. Igualmente en Cajamarca, en la zona de La Encanada, se realiza un proceso sistemático y de prolongada continuidad de evaluación del material fitogenético que se maneja en una cuenca, promovido por Aspaderuc (Asociación para el Desarrollo Rural de Cajamarca) y con el apoyo del Condesan (Consorcio para el Desarrollo de los Andes). Desde 1990 se han efectuado ocho ferias anuales en el distrito de La Encanada, llegando a presentarse en 1993 un total de 1.600 accesiones de 12 cultivos nativos de los Andes. Aunque se nota que la presencia independiente de mujeres campesinas en las ferias no supera el 25%, es notorio que cada varón asiste acampañado por su mujer, quien que es finalmente la que identifica con mayor exactitud sus variedades concursantes. Cuando las mujeres se inscriben, lo hacen de forma individual o unidas en un "Club de madres".

El futuro de estas ferias depende de la medida en que constituyan verdaderos eventos de intercambio de material genético, y para ello se debe apoyar la participación de familias campesinas provenientes de las diferentes zonas agroecológicas que componen una región.


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