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Estudios Sometidos por la FAO a la Conferencia


Los Recursos Forestales de la América Latina
La Explotación de los Recursos Forestales
La Producción y Comercialización de Nuevas Especies de Maderas
La Integración de las Industrias Forestales
La Organización de los Servicios Forestales
El Entrenamiento del Personal
El Inventario Forestal
La Legislación Forestal


Los Recursos Forestales de la América Latina

El presente documento, de carácter provisional, se refiere a los recursos forestales de la América Latina, desde la frontera de México con los Estados Unidos hasta el Cabo de Hornos, incluyendo las islas de las Antillas de las anales se dispone de informaciones. Es en esa región que subsisten las más amplias reservas de bosques inexplotados del mundo.

Desgraciadamente, los conocimientos que poseemos respecto a la naturaleza y a la extensión de esos bosques son insuficientes. Para preparar el cuadro que sigue, fué preciso recurrir a numerosas fuentes de información más o menos completas, ciertas o recientes. Ese cuadro proporciona, no obstante, una base preliminar de discusión.

La América Latina tiene una extensión de cerca de 2,100 millones de hectáreas y una población de aproximadamente 150 millones de habitantes. Los bosques cubren 40 por ciento de la superficie total de esa región, es decir aproximadamente 824 millones de hectáreas. Hay pues, 5.5 hectáreas por habitante.

Se estima que 10 por ciento aproximadamente de las tierras arboladas son de calidad demasiado pobre para ser consideradas como fuentes futuras de productos forestales, a no ser la leña para combustible. Por consiguiente, los bosques "productivos" no comprenderían más que 740 millones de hectáreas. Aún no es posible estimar para el conjunto de la región, la extensión de los bosques productivos accesibles o las operaciones comerciales, ni de apreciar la proporción de los bosques que debe ser considerada como reservas para casos tales como, por ejemplo, asegurar la protección de las cuencas de los ríos.

RECURSOS FORESTALES DE LA AMÉRICA LATINA (Inclúyense las islas de las Antillas de las cuales se dispone de estimaciones)

1 FUENTES:

1 Cuestionario del Inventario Forestal de la FAO, 1947.
2 Informes periódicos de los gobiernos a la FAO.
3 Informes no oficiales a la FAO.
4 Anuario del Instituto Internacional de Agricultura (International Institut of Agriculture Year-book).
5 U.S.D.A., Office of Foreign Agricultural Relations (Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos de América, Oficina de Relaciones Exteriores de Agricultura).
6 U.S.D.C., Industrial Referente Service.
7 Varios.

Las informaciones de que se dispone indican que 97 por ciento de los bosques productivos están constituidos por especies frondosas, 2 por ciento por resinosas (maderas suaves o coníferas) y 1 por ciento por especies mixtas. Aplicando estos porcentajes a la superficie de los bosques productivos obtiénese la siguiente repartición:

Tipo Forestal

Millones de Hectáreas

Arboles hojosos

718

Coníferas

15

Mixtas

7

Total

740

Los bosques de especies frondosas encierran una variedad de especies muy grande, pero un número muy limitado solamente, tales como la caoba y el "greenheart" gozan en los mercados mundiales de una sólida fama. Otras especies tienen mercados limitados en la propia América Latina, mas queda un gran número para las cuales no existe ninguna salida y que por consiguiente no contribuyen en nada a la prosperidad de los países donde crecen.

Las dificultades de extracción y transporte de las trozas en la mayoría de los bosques de especies frondosas son considerables y el costo de producción es elevado. El costo resulta ano mayor cuando la explotación no encuentra más de dos o tres docenas de árboles de especies selectas por kilómetro cuadrado de bosque.

Antes de que los bosques de especies frondosas de la América Latina puedan contribuir a la riqueza y bienestar de sus propietarios muchas investigaciones deberán ser llevadas a cabo para determinar las calidades y las posibilidades de utilización de numerosas especies y se requerirá de un gran esfuerzo para desarrollar los mercados susceptibles de absorber esas maderas "nuevas."

La relativa escasez de coníferas (maderas suaves) es una particularidad sorprendente de los bosques de la América Latina. Esta falla tiene consecuencias importantes debido al hecho de que los mercados mundiales piden sobre todo maderas resinosas. Además, la demanda doméstica de maderas resinosas aumentará probablemente en la misma región con el desenvolvimiento de la industrialización. La superficie de bosques naturales de coníferas por habitante no es más que de 1/10 de hectárea y aproximadamente la mitad de esos bosques está concentrada en el sur del Brasil. No obstante, una pequeña cantidad suplementaria de maderas coníferas puede obtenerse de los bosques de especies mixtas.

Es evidente que la mayor parte de la población se verá siempre obligada a utilizar maderas de especies frondosas para satisfacer todas sus necesidades de maderas y que la mayor parte de las nuevas industrias tendrán que adoptar las maderas frondosas a su uso so pena de depender indefinidamente de la importación de maderas suaves extranjeras.

No es menos evidente que todas las maderas suaves que pueden producirse en la América Latina llegarán con el tiempo a consumirse en la región. Tal vez durante un corto período, al iniciarse la explotación de los bosques actualmente vírgenes, pueda disponerse de un excedente limitado de esas maderas para la exportación a otros continentes; pero, con el desarrollo de los mercados locales, esas exportaciones probablemente disminuirán o cesarán.

Estas estimaciones de las superficies forestales no comprenden las tierras en otro tiempo arborizadas y en la actualidad desprovistas de vegetación. Las superficies de este género son numerosas y debería procederse a su reforestación a la mayor brevedad posible para proteger los suelos y para extraer nuevas utilidades de un capital ahora ocioso. La plantación de especies coníferas, en donde este sea posible, es de recomendarse como un medio para aliviar el déficit de maderas suaves.

Se requieren urgentemente informaciones más precisas respecto a la extensión, la naturaleza y las posibilidades de los bosques de la América Latina, Solamente ocho de las Repúblicas de esta región han dispuesto de los datos necesarios para responder al cuestionario de la FAO, sobre el inventario forestal y entre ellas, sólo Chile posee informaciones suficientes para poder comparar la relación entre el aumento anual por crecimiento y la disminución anual por explotación y otras causas. En dicho país, las cifras demuestran que la devastación de los bosques se verifica a un ritmo alarmante. Pero, ahora que el hecho es conocido, el Gobierno está en condiciones de decretar las disposiciones necesarias para remediarlo.

Los inventarios forestales constituyen una necesidad urgente para todos los países, en parte para establecer nuevas posibilidades comerciales, y en parte para determinar si los bosques son o no explotados excesivamente.

Hasta hace poco la dificultad de acceso a los bosques de la América Latina hacía que su inspección resultara a la vez lenta y costosa. Pero actualmente, la situación es totalmente diferente debido a los progresos notables de las técnicas de levantamientos aéreos, y se puede esperar que numerosos proyectos nuevos de inventarios forestales sean emprendidos en breve. Algunos países ya han iniciado esta tarea, especialmente Argentina y Venezuela.

La Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO se complacerá en proporcionar consejos de orden técnico respecto a los métodos de inventarios forestales a los países que lo deseen. Además, prepara una lista de las compañías comerciales especializadas en levantamientos aéreos competentes para emprender operaciones de esta naturaleza. Esta lista se pondrá a la disposición de los Gobiernos Miembros.

La Explotación de los Recursos Forestales

Los recursos forestales de la América Latina deben ser utilizados sobre bases racionales, haciéndolo de acuerdo con las posibilidades de cada país. No estará por demás hacer una breve reseña de las razones de orden general que militan en favor de este principio.

1. En primer lugar, es indispensable el aumento de la producción total, principalmente para satisfacer las importantes demandas locales, así como para contribuir al aumento de los abastecimientos de productos forestales en el mundo.

2. Una explotación más intensa y mejor organizada permitirá reducir los costos de producción, y pondrá los productos forestales al alcance de un mayor número de consumidores potenciales.

3. Los planes para la explotación en gran escala de los bosques tropicales heterogéneos, así como una mayor utilización de sus productos, son los únicos medios económicos de iniciar y sostener una silvicultura intensiva y de cambiar el material en crecimiento actualmente sin gran valor, hacia una forma de bosque de un valor muy superior y con un equilibrio permanente. La explotación cuidadosamente administrada de los agrupamientos puros o casi puros en bosques vírgenes, mediante la extracción del crecimiento anual, no solamente produce una ganancia derivada de un capital que hasta ahora ha permanecido improductivo, sino que también mejora la condición de los agrupamientos forestales.

4. Por último, la explotación intensiva es la única base de las empresas en gran escala. La mecanización y la industrialización se traducen en una economía de mano de obra, que en ocasiones es escasa y muy cara, y permiten sobre todo la mejoría de las condiciones de trabajo y la elevación del nivel de vida de la población.

Sin embargo, debe precisarse con toda claridad que no se obtendrá ningún beneficio con el aumento de la producción a menos que se satisfagan ciertas condiciones complementarias. Los árboles maderables de los bosques y los productos de las industrias de la madera deberán llenar las exigencias de los mercados consumidores. Es decir, se deben satisfacer los requisitos técnicos que exijan los que han de usarlos y deben existir mercados definidos que los absorban. Es necesario que los productos puedan llegar a los centros manufactureros, lo que implica el desarrollo de un programa de obras públicas y del suministro de medios de transportes. La investigación decidirá si una especie de madera determinada puede ser utilizada en una forma o en otra.

La producción comercial de madera y de los subproductos de utilidad reconocida no es solamente un asunto de organizar mercados. Los costos comparativos de producción son el factor determinante. De hecho, es esencial que los productos forestales lleguen a los canales de distribución del comercio a precios que compitan ventajosamente con los artículos que son ya bien conocidos y aceptados, y que también queden al alcance de una nueva clase de consumidores con un poder adquisitivo limitado. En consecuencia, deberán encaminarse todos los esfuerzos a reducir los costos en las varias fases de la explotación, transformación y transporte, mediante la perfección de los métodos y una utilización racional, aunque no a tal grado que impidan la aplicación de prácticas dasocráticas adecuadas.

LA INVESTIGACIÓN EN MATERIA DE PRODUCTOS FORESTALES

Para determinar si una madera puede ser utilizada en una forma o en otra, será indispensable conocer a fondo sus propiedades. Al menos, en teoría, los elementos de una investigación detallada deberán ser los siguientes:

Primero, como en todos los asuntos forestales, viene el conocimiento del bosque mismo. Este estudio comprende dos aspectos particulares:

1. El conocimiento de cada una de las principales especies que integran el bosque. Este es un problema de identificación botánica de particular importancia en los agrupamientos forestales heterogéneos mixtos.

2. La apreciación de la composición forestal por calidad y cantidad, especialmente la proporción de cada una de las principales especies, de manera de determinar si una madera en particular, que la investigación haya señalado como útil, puede ser explotada y puesta en el mercado en volúmenes suficientes.

En segundo lugar, deben conocerse a fondo y evaluarse las propiedades de cada una de las especies, comprendiendo los siguientes aspectos:

(a) estudio de las propiedades físicas y mecánicas,
(b) estudio de las cualidades técnicas,
(c) estudio de la composición química.

Estas dos líneas generales de investigación establecerán un cierto número de hechos esenciales, principalmente de importancia teórica, y deben ser complementadas con una tercera serie de investigaciones que abarque la aplicación industrial, con el propósito de averiguar:

(a) las posibilidades de uso final,
(b) las cualidades de servicio en las industrias mecánicas,
(c) el uso para su transformación química,
(d) las posibilidades y la necesidad de preservativas.

Siguiendo disciplinas científicas, las investigaciones y los ensayos pueden ser clasificados con más exactitud en tres grandes categorías:

1. Biológica - que comprende los estudios botánicos y silvícolas, anatomía de los árboles y la lucha contra los insectos y hongos ;

2. Física - que se ocupa principalmente de las pruebas de las cualidades físicas, mecánicas, tecnológicas y de trabajo o servicio ;

3. Química - que comprende el estudio de las maderas. de los diversos productos forestales, y de aquellos de importancia industrial y comercial desde el punto de vista de la química.

Este breve cuadro de las necesidades de la investigación muestra claramente la complejidad de la labor que se requiere desarrollar para cada especie. En las regiones de clima templado el número de especies es relativamente reducido y, particularmente en Europa, se han puesto en uso las diferentes clases de madera desde tiempos remotos. Las investigaciones y los ensayos sobre bases científicas, comenzados recientemente, que se limitan a un número reducido de especies, se han desarrollado con relativa rapidez. Los conocimientos empíricos adquiridos permitieron orientar los estudios técnicos y obtener resultados interesantes en muy corto tiempo.

En la América Latina el problema es mucho más complejo. Los tipos de bosques varían grandemente y la agrupación forestal es en algunos casos particularmente heterogénea. A la fecha, sólo unas cuantas especies son reconocidas comercialmente.

Bajo estas circunstancias, no nos es posible emprender inmediatamente un estudio completo de todas las especies. Aún en el caso de que se dispusiera de los medios adecuados, sería necesario limitar las investigaciones a determinadas especies y, para cada una de ellas, reducirse solamente a los aspectos más importantes y urgentes de la investigación, tales como:

(a) la identificación botánica, que condiciona todas las demás pruebas, y que es de suma importancia para el comercio ;

(b) la densidad de la madera secada al aire, que puede servir para proporcionar una estimación de las propiedades mecánicas de la misma ;

(c) las propiedades para su euro y la inmunidad contra la acción de los insectos y los hongos.

Si se va a estimular la explotación y la industrialización en gran escala, como debe ser, las actividades iniciales deberán basarse sobre especies ya reconocidas. Los planes para nuevas expansiones tendrán que tomar en consideración los resultados que se obtengan posteriormente de las labores de investigación.

¿Cómo podría organizarse la investigación forestal científica en la América Latina?

1. Aparentemente el método más sencillo y rápido sería el de confiar inmediatamente el trabajo necesario a. institutos en el extranjero de reputación establecida, que dispongan de las especialistas y del equipo adecuado. Este arreglo ofrecería la ventaja obvia de que se podrían desarrollar los trabajos con facilidad y rapidez, pero presentaría el inconveniente de ser sólo una medida provisional y que en los casos de bosques individuales se tendría dificultad en orientar la investigación en la dirección correcta. Por último, los resultados que se obtengan serían incompletos. Mediante este método solamente podría trabajarse con muestras no alterables y fácilmente transportables. Los gastos del transporte de especímenes voluminosos o pesados serían muy elevados. Tampoco deberá olvidarse que ciertas labores de investigación tienen que realizarse en el propio medio ambiente tropical donde se ha de efectuar la producción, la transformación y la utilización.

2. En un continente tan vasto como la América Latina, las condiciones locales varían considerablemente. Los distintos países tienen necesidades, intereses y planes muy diferentes, así como sus propios problemas peculiares. Podría ser conveniente que se recomiende la creación de institutos de investigación de una importancia proporcional en cada uno de los países que cuentan con grandes recursos forestales. Más adelante se harán ver las ventajas, pero es conveniente exponer cuáles serían las desventajas. Cada uno de los establecimientos de esta clase requiere un personal de especialistas en investigación y de técnicos, que necesita períodos muy largos de preparación y es muy difícil de conseguirse actualmente en cualquier parte del mundo. El costo de fundar y sostener un instituto completo puede ser demasiado elevado para algunos gobiernos. Para poner un ejemplo extremo, la subsecuente división de trabajo entre naciones contiguas podría conducir a una competencia que aunque ventajosa al principio, podría posteriormente significar una obvia duplicación de esfuerzos y de gastos, completamente fuera de relación con los resultados que pudieran obtenerse.

3. Durante la primera reunión del Subcomité de la FAO sobre Bosques Inexplotados, los delegados de diferentes países sugirieron la creación de un instituto forestal común, provisto de laboratorios de investigación y de facilidades de enseñanza superior para toda la América Latina. Tal instituto podría enfocar su programa de investigación sobre problemas que afectarán directamente a la mayoría de los países, y podría reunir el personal, el equipo y los fondos suficientes para emprender un trabajo serio. Al mismo tiempo, ciertas desventajas que ya se han señalando para el primer método, seguirían afectando al problema de la organización administrativa de este establecimiento. Estas incluyen: la necesidad de trabajar solamente con muestras, la dificultad de estudiar los problemas peculiares de algunos países y la imposibilidad de emprender las investigaciones en ciertos medios particulares.

4. El siguiente plan, si es puesto en práctica con decisión, deberá satisfacer el doble propósito de combinar las ventajas de los métodos mencionados y de evitar, hasta donde sea posible, sus desventajas.

(a) Primero, la creación de un instituto central de investigación y de entrenamiento forestal para todos los países de la América Latina, limitado en sus funciones pero que sirva como centro de documentación y que cuente con laboratorios y estaciones experimentales, capaces de llevar a cabo labores de investigación con muestras transportables dentro de las tres grandes categorías que se han señalado ya. El centro de documentación serviría para recolectar, estudiar, comparar y enviar a los diferentes países toda la información de fuentes locales o del exterior que tenga alguna relación con la silvicultura o los productos forestales de la América Latina. Los laboratorios podrían llevar a cabo trabajos de investigación que les solicitaran las diferentes naciones, de conformidad con un programa general que determine un consejo integrado por representantes de los Gobiernos que participen en el trabajo del instituto. Los resultados que se obtengan serían publicados de acuerdo con las decisiones del mismo consejo.

(b) Cada país con recursos forestales de importancia debería establecer en estrecha colaboración con este instituto, una estación experimental local subordinada, cuya función particular sería mantener el contacto con el centro de documentación, reunir y mandar muestras para su estudio por el instituto central, emprender investigaciones en determinados ambientes y toda otra labor de investigación de un valor específico para su propio Gobierno.

Es obvio que tal proyecto deberá requerir mucho tiempo para que pueda ser iniciado como es debido. Mientras tanto, no se debe dejar de aprovechar este período de planeación, pudiendo solicitarse de todos los países que cuenten con facilidades de investigación y ayuda provisional para llevar a cabo la labor fundamental del inventario, de acuerdo con los lineamientos que se han sugerido en el primer método. Al mismo tiempo, deberán aprovecharse las oportunidades que existan para la preparación del personal para los laboratorios.

Un proyecto de esta naturaleza o similar debe ser puesto en ejecución si los países de la América Latina desean lograr una producción forestal creciente y más intensiva. Será necesario no solamente el apoyo financiero de cada gobierno sino también una activa cooperación internacional. La Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO está al servicio de los países miembros y puede de manera particular ayudarlos a recoger toda la información relativa al establecimiento de los servicios de investigación y de los programas iniciales de trabajo. La FAO también puede servir como una agencia intermediaria para el intercambio de información entre todos los países, así como para la obtención de los técnicos que sean indispensables.

ORGANIZACIÓN DE LA EXPLOTACIÓN DE DOS RECURSOS FORESTALES

Los productos de la explotación forestal pueden dividirse en tres grandes categorías.

1. La madera y los artículos principales para los cuales se planean primordialmente las operaciones.

2. Los productos incidentales que resultan del sistema de tratamiento silvícola en vigor. Estos productos son muy importantes en los bosques de composición heterogénea, y comprenden, en general, especies secundarias, a menudo desconocidas en el comercio y hasta la fecha muy raramente utilizadas especialmente en países con población escasa y diseminada. En su mayor parte, esas especies no son comerciales sin que se les someta a un proceso o tratamiento previo. Independientemente de cualquiera consideración silvícola. la explotación forestal regional siempre debería tener como objetivo el hacer uso de ellas de manera de repartir el costo de la cosecha sobre el mayor volumen posible de productos, ya que los costos serían probablemente prohibitivos si los soportara solamente la cosecha del producto principal.

3. Los desperdicios del corte y la extracción de trozas. Todos estos desechos son utilizados en países densamente poblados donde la madera es escasa pero en los países poco desarrollados son frecuentemente considerados como de un valor insuficiente para justificar los gastos de transporte a los centros de consumo, y por consiguiente son abandonados en el bosque. Dicho material de desecho podría convertirse en productos de valor si se establecieran industrias locales, ubicadas cerca de las zonas de extracción, donde los desperdicios puedan ser transportados con poco costo y puedan subsecuentemente ser acreditados en forma de productos acabados o semiacabados al costo total de la administración de la explotación.

En los países poco desarrollados, por razones silvícolas, económicas y sociales, para que sea económicamente factible, la explotación de los bosques debe ser intensiva y tener como mira extraer la cantidad máxima de las tres categorías de productos arriba mencionados.

En bosques vírgenes puras o casi homogéneos, hay un exceso de árboles maderables sobremaduros y debe extraerse inicialmente un considerable volumen para llegar a lograr finalmente un rendimiento máximo y sostenido. Por otro lado, el corte selectivo en los bosques tropicales mixtos, en vez de mejorar el material en crecimiento, conduce a la completa eliminación de las especies más valiosas y el consecuente empobrecimiento del bosque.

La amplitud de la escala sobre la que debe emprenderse la explotación de los recursos forestales en estos países requiere un extenso programa de obras públicas y comunicaciones. Es obvio que es preferible, desde el punto de vista económico, que los considerables gastos inherentes, que se añaden a los costos efectivos de extracción, se repartan sobre el mayor volumen posible de producción.

Las consideraciones comerciales requieren que se evite a toda costa el sobrecargar al mercado con existencias pequeñas de una gran variedad de especies. Los abastecimientos de cada una de las especies deben ser adecuados para que se conserven existencias comerciales y se les reponga periódicamente en proporción a las demandas normales. Esto es particularmente importante tratándose de las nuevas especies en las cuales el comercio se ha tomado la molestia de interesarse él mismo y de que desearía disponer de embarques regulares. Por supuesto que todo esto es imposible de llevarse a la práctica a menos que se apliquen los métodos intensivos de explotación.

Finalmente, las extensiones de bosques inexplotados están frecuentemente en lugares escasamente poblados. La extracción en corta escala a menudo con equipo deficiente, tiende a absorber una cantidad de mano de obra desproporcionada a los rendimientos que se obtienen. Las operaciones en gran escala, bien planeadas y que producen grandes utilidades, pueden por el contrario cubrir los gastos de la mecanización, economizando así mano de obra y permitiendo condiciones razonables de trabajo para los jornaleros. Solamente proyectos en esta escala pueden aprovechar todas las ventajas sociales y económicas de la mecanización.

En conclusión, se podría agregar que las operaciones modernas de extracción en los bosques deben estar directa o indirectamente, muy íntimamente ligadas con las industrias dependientes. La alimentación de una industria siempre requiere grandes cantidades de materia prima. Como se verá después, deben coordinarse entre sí varias industrias de manera de asegurar al máximo la utilización económica de todos los productos de los bosques.

¿Cómo debería organizarse la explotación de los bosques en la América Latina para obtener estos resultados?

1. Es indispensable ante todo evitar una gran dispersión de esfuerzos y determinar, después de un reconocimiento general de todas las regiones forestales, cuáles son las que más convenga poner en explotación desde un punto de vista económico. Dicho reconocimiento puede ser muy amplio en sus alcances para que lo lleven a cabo individualmente los países y debería ser una labor cooperativa, para asegurar la más eficaz concentración de los esfuerzos. De este modo se puede señalar un cierto número de regiones naturales, que ofrezcan las mejores condiciones para la explotación forestal. La selección de las regiones debe basarse en las siguientes consideraciones:

(a) La existencia de vastas extensiones de bosques, fácilmente accesibles. La determinación del valor relativo de su material en crecimiento debe ser hecha tomando en cuenta las necesidades comerciales y el conocimiento que existe en el campo de la investigación.

(b) Estas áreas deben estar servidas por una considerable red de vías de extracción, ya sean naturales o capaces de ser desarrolladas con facilidad, a fin de reducir la cantidad de obras públicas necesarias. Deben estar localizadas lo suficientemente cerca de los centros principales de consumo local, y no muy lejos de los lagares de salida para los productos de exportación.

(c) La existencia de una población suficiente para proporcionar el mínimo de mano de obra necesaria, teniendo en mente la mecanización. Si este requisito no existe la región debe estar en condiciones de ofrecer condiciones razonablemente favorables (clima, alimentos y habitaciones) para emprender una inmigración planeada.

2. Cuando se haya seleccionado una región natural que llene en el mayor grado estas condiciones, y que sirva como una importante área productiva, los trabajos por emprenderse dentro de ella deberán ser planeados muy cuidadosamente.

(a) Primero, debe elaborarse un plan detallado de operaciones incluyendo la distribución efectiva de las labores sobre el terreno, en relación con la ubicación de los recursos y con las posibles rutas naturales o artificiales de extracción. El programa de la industrialización debe estar muy estrechamente ligado con este plan.

(b) Con base en este plan, debe iniciarse inmediatamente una cantidad mínima de obras públicas.

(c) Posteriormente, debe seleccionarse las agencias que se encarguen de la extracción, ya sean públicas o privadas, e iniciarse las primeras etapas de la explotación.

(d) Debe determinarse para cada región natural las reglas y los reglamentos generales que cubran la explotación, de conformidad con las disposiciones de las leyes forestales y de las condiciones fijas de los sistemas silvícolas de explotación que se adopten, y que dispondrán que se mantenga un mínimo de producción continua que sea suficiente para que se pague el capital invertido, cualesquiera que sean las circunstancias económicas del momento

(e) Finalmente, debe disponerse de la coordinación de todas las operaciones de extracción. Se puede ciertamente permitir que la competencia ventajosa entre las empresas juegue su papel, pero deberá eliminarse la competencia inútil entre las necesidades de las industrias locales y las demandas de la exportación. Consecuentemente, la producción total debe ser controlada de manera de asegurar una distribución equitativa entre los consumidores en competencia. Al mismo tiempo, es una buena medida el estimular la cooperación entre las empresas ya sea en las actividades de compra de las materias primas (compras en común), en el mantenimiento del equipo (talleres y almances cooperativos), y en el manejo de las empresas de beneficio coman (servicios de transportes, obras públicas, etc.).

3. Una vez que cada uno de los sistemas de extracción se haya acomodado dentro del plan coherente, la iniciativa debe descansar principalmente en los directores de las diversas operaciones. Las autoridades gubernamentales tienen todavía una función que desempeñar proporcionando ayuda y ejerciendo control. La ayuda puede consistir, por ejemplo, en garantizar el reclutamiento de los jornaleros; otorgar facilidades para la adquisición del equipo; y, en casos de necesidad aún proporcionar ayuda financiera. El control oficial no deberá convertirse en una interferencia negativa, sino más bien tendrá como objetivo el mejorar la producción. Se deberá requerir de cada empresa que elabore un plan preciso de explotación, de conformidad con las reglas y los reglamentos generales que hayan sido establecidos, y los servicios forestales deberán vigilar cuidadosamente que se cumpla con estas disposiciones.

Si la explotación está bien planeada. y si la creciente producción total de los bosques va acompañada de la realización de un programa completo de equipo y de industrialización la producción resultante seguramente quedará colocada en los mercados.

ESTABLECIMIENTO DE LAS INDUSTRIAS MADERAS

La importancia de la industrialización es de por sí evidente, pero en la mayoría de los casos es un requisito primordial para la explotación racional de los recursos forestales de los países poco desarrollados.

Necesidad e importancia de la industrialización

Al considerar el estudio de la organización de la explotación ya hemos visto que no es solamente necesario extraer y usar las maderas principales, sino también los productos incidentales de los métodos silvícolas de transformación y los desechos resultantes de la extracción del producto principal.

En los países que cuentan sólo con recursos limitados o, donde la población es muy densa, prácticamente toda la producción forestal puede ser vendida en la forma de trozas, o después de una transformación rudimentaria, por los leñadores locales. Por lo contrario, en países poco desarrollados y con escasa población, si los materiales de baja calidad han de contribuir a sufragar los altos costos de la explotación, es indispensable que se les convierta en productos de valor comercial en forma de artículos acabados o semiacabados.

El costo del manejo de trozas muy grandes, generalmente impide su transporte a largas distancias. Además de esto, las grandes trozas son utilizadas sola mente en industrias donde el valor de los productos acabados es bajo, en proporción al costo de la materia prima. Por lo tanto no deben originar un gasto innecesario y su transformación deberá hacerse lo más próximo que sea posible a las rutas de extracción.

Todas las transformaciones industriales ofrecen la ventaja de que aumentan los valores del material, al mismo tiempo que disminuyen el volumen y el peso de los productos mediante la eliminación de los desperdicios durante la manufactura. La economía resultante en el costo de los transportes, aunque puede ser relativamente muy corta en ciertos productos tales como la madera laminada, es muy considerable para algunos otros. La operación de aserrar puede permitir la eliminación hasta del 50 por ciento del volumen de las trozas sin labrar, y la transformación química ano más, de manera que un producto que debe soportar altos gastos de transporte para su acarreo a largas distancias es mejor que se transforme en su lugar de origen, y que los gastos subsecuentes se repartan sobre los artículos manufacturados de mayor valor comercial.

Ciertas especies, en particular de maderas suaves y de maderas ricas en almidón, son rápidamente atacadas, después del corte, por insectos y por hongos que las convierten rápidamente en trozas inútiles, especialmente en el medio tropical. Es extremadamente difícil y costoso tratar las trozas con preservativos. Pueden inmunizarse si se les aplica un tratamiento inmediatamente después de que han sido fraccionadas, y si esta operación y el tratamiento se hacen inmediatamente después de su extracción. Estas clases de maderas pueden, por lo tanto, ser utilizadas sólo mediante el establecimiento de industrias locales, pues de otro modo es mejor que se abandonen en el sitio en donde se encuentran.

Hemos dado aquí las principales razones que prueban que la industrialización es un complemento necesario de la explotación forestal. En seguida mencionaremos brevemente otras consecuencias benéficas.

Las ventajas sociales son evidentes. Ciertos artículos de primera necesidad pueden ser ofrecidos a precios bajos a los consumidores locales con lo cual se mejora su bienestar y nivel de vida. Las industrias forestales proporcionan empleos a la población, en tanto que la mecanización, necesaria en todas las etapas, hace el trabajo más agradable y crea mayores oportunidades técnicas.

Desde el punto de vista económico, si se puede aumentar el valor de los productos de la madera destinados a la exportación mediante la transformación industrial previa, se mejorará la balanza de comercio y los países estarán capacitados para adquirir divisas extranjeras en mayor cantidad para otras actividades comerciales, lo que es de mucha importancia en las condiciones actuales.

Hasta cierto grado; el comercio internacional de productos manufacturados de la madera es siempre de más fácil arreglo que el comercio de la materia prima. Ciertas especies, nuevas al comercio y poco conocidas pueden no ser aceptables como trozas sin labrar en aquellos países cuyas industrias no están equipadas o adaptadas para trabajarlas. Donde se requieran métodos especiales de manufactura, se deberán ubicar las industrias cerca de las fuentes de abastecimiento, más bien que repartirlas por todo el mundo.

Programa industrial - Integración de las industrias

Existe un principio fundamental: debemos esforzarnos por lograr la más completa utilización posible de los bosques. Con este propósito en mente, podemos clasificar la madera y sus productos accesorios en tres categorías principales: productos primarios destinados a la exportación, materias primas para las industrias mecánicas primarias, y materias primas para las industrias químicas y semiquímicas. Sólo se deberá exportar la madera en trozas cuando sea, en lo general, de un valor suficientemente alto para soportar el costo total de su mercadeo.

Las industrias de transformación mecánica (aserraderos, plantas de madera laminada, etc.) tienen la ventaja de ser simples. Las técnicas son por lo general integrales. Los costos de su instalación y operación son relativamente bajos y sólo es necesario un razonable número de ingenieros y de técnicos. Sin embargo, existe el inconveniente de que exigen una alta calidad en la materia prima que utilizan.

Las industrias químicas son mucho más complejas. Las instalaciones son costosas, se necesitan muchos especialistas, los mercados fluctúan y son difíciles de predecir, y las técnicas están todavía en plena evolución. Sin embargo existen dos casos en donde estas industrias pueden ser importantes: cuando pueden producir artículos que escasean en los mercados locales y en los mundiales, y cuando son capaces de hacer un uso integral de todas las especies que forman, en promedio, los bosques tropicales. Esto último es imposible de lograr con las industrias puramente mecánicas.

Un programa de industrialización debe estar basado en:

(1) Los factores materiales (valor y composición de los bosques, disponibilidad de capital y técnicos), los conocimientos tecnológicos y las posibilidades técnicas.

(2) La demanda actual, o en donde la demanda esté ano por ser creada, las perspectivas financieras que variarán de acuerdo con las respectivas especies.

La composición heterogénea de ciertos bosques y la necesidad de utilizarlos a su máximo; así como las limitaciones de los tipos individuales de las instalaciones, demandan una integración planeada de las diversas industrias para cada región natural, de modo que todo el producto de los bosques pueda ser utilizado a su máxima ventaja.

¿Es posible proyectar y poner en movimiento en la América Latina un plan de industrialización y equipo tan detallado y completo?

Los procesos técnicos que se siguen en ciertas industrias no son aplicables de inmediato a las condiciones que prevalecen en la América Latina, especialmente en lo que se relaciona a los procesos de tratamiento y manufactura requeridos para las maderas tropicales poco conocidas y las posibilidades comerciales de ciertos productos acabados o subproductos no están todavía muy bien establecidas. Sería mejor, por lo tanto, como un primer paso, enfocar la acción al establecimiento en un escala máxima de las industrias menos complejas y más remuneradoras. Los costos de instalación de estas industrias podrían ser reintegrados muy pronto, lo que fomentaría nuevos desarrollos en una etapa subsecuente. Al principio será necesario dejar de aprovechar ciertas categorías de maderas secundarias y los desperdicios del corte, más bien que tratar de utilizarlos mediante métodos imperfectos. Lo mejor sería concentrar los esfuerzos en el establecimiento de plantas piloto para perfeccionar la técnica, establecer los porcentajes de las materias primas, experimentar el funcionamiento de métodos ya conocidos y determinar los usos finales apropiados de los productos. Una vez que se hayan determinado todas estas labores preliminares, la segunda fase será la ejecución del plan completo de industrialización.

Tales proyectos de industrialización, aunque sean puestos en práctica sólo en pequeña escala, requerirán una acción vigorosa. Aparte de la necesaria labor de investigación, habrá que obtener en particular una suma considerable de capital para su inversión y un número suficiente de técnicos.

Las naciones de la América Latina necesitarán, en gran parte, la asistencia de organizaciones internacionales y de ciertos países extranjeros. Los últimos, cuya ayuda es esencial, pueden evidentemente no estar interesados, a menos que se proceda sobre la base de programas cuidadosamente planeados y coherentes.

La Producción y Comercialización de Nuevas Especies de Maderas

Las nuevas especies maderables, o sean las que ahora no se utilizan comercialmente, caen dentro de dos categorías: aquellas que están creciendo en regiones que ya han sido explotadas intensamente y aquellas que se encuentran en regiones que no han sido explotadas o en las que se ha hecho un corte selectivo de ciertas especies generalmente de un alto valor como el cedro, la caoba, la teca, y el "greenheart."

El hecho de que no se utilicen las especies del primer grupo en los bosques ya sujetos a operaciones de corte, generalmente se debe a factores tales como la relativa mala conformación de los árboles, sus cortas dimensiones, la presencia de defectos que causen depreciación, que rindan un servicio poco satisfactorio, y otras razones que hacen relativamente antieconómico su transformación o uso. Sin embargo, a medida que los agrupamientos vírgenes de especies favorables se agotan, con frecuencia llegan a ser de algún valor las especies que anteriormente no eran solicitadas. En la costa occidental de la América del Norte, el pinabete fué considerado anteriormente como una especie inferior, ya que los árboles eran pequeños y más defectuosos que los del abeto Douglas, y su contenido de humedad era más alto. Estos factores actuaban desfavorablemente contra su utilización, excepto como una especie secundaria. Sin embargo, en la actualidad se produce toda clase de madera aserrada del pinabete, el cual ya ha sido incluido en las especificaciones comerciales para madera y madera multilaminar, e incuestionablemente ha llegado a ser una fuente muy importante de productos madereros.

FACTORES QUE CONTRIBUYEN A SU ACEPTACIÓN

¿Qué factores han contribuído a la aceptación relativamente reciente del pinabete en los mercados madereros americanos e internacionales? En una gran parte, esto es debido al desarrollo de métodos de transformación, preparación y comercialización que han sido convenientemente adaptados a las cualidades particulares de esta madera. La extracción de las trozas de pinabete de los bosques está coordinada con el corte y extracción del abeto Douglas y de la pícea para su aserrado, y fabricación de chapas y de pulpa. Consecuentemente se utilizan al máximo los caminos y otras facilidades de extracción, dando por resultado un costo mínimo por unidad de corte de todas las especies para todos los productos. Esto es bueno desde ambos puntos de vista: el económico y el silvícola. Antes de la transformación, las trozas se clasifican de acuerdo con su tamaño y calidad, y se hacen arreglos para la venta de las trozas propias para la elaboración de madera multilaminar enviándose la madera para pulpa a las fábricas respectivas.

En los aserraderos, las trozas son convertidas en madera que se corta en tamaños y grados de acuerdo con las reglas de clasificación que se aplican a estas especies en los Estados Unidos y en Canadá, respectivamente. Como resultado, la madera de pinabete se vende en condiciones uniformes en lo que respecta a tamaño. clasificación y contenido de humedad, y todos estos factores, más la disponibilidad normal de grandes existencias de madera, atraen al comprador tanto en tiempos normales como en los períodos de escasez.

Los anuncios comerciales, que hacen propaganda racional y no extravagante de las propiedades y usos para los cuales pueden emplearse estas especies, son también muy valioso auxiliar para hacer que se acepten en los mercados locales y mundiales. Otros países han tenido experiencias similares al conseguir establecer con éxito el valor de maderas que anteriormente fueron consideradas carentes de utilidad.

PROBLEMAS PARA LOGRAR LA ACEPTACIÓN DE LAS MADERAS TROPICALES

Ha sido discutida ampliamente la posibilidad de utilización de las maderas procedentes de regiones relativamente inexplotados en los trópicos de la América del Sur, del Sureste de Asia, y del Africa, que constituyen la segunda categoría de que se habló en párrafos anteriores, como un medio de elevar el nivel de vida, contribuir a la industrialización de los países tropicales y ayudar a reducir la escasez actual de madera en todo el mundo.

En estas regiones, a pesar de la ocurrencia natural de grandes volúmenes de madera en pie, es muy bajo el consumo per capita de madera, papel y otros productos forestales manufacturados y además, en algunas regiones tropicales se importa de otras regiones un gran porcentaje de estos productos. Las principales razones del porqué de esta situación, son las siguientes:

1. El consumo mundial de madera para construcción y empaque ha requerido tradicionalmente maderas de coníferas, mientras que los bosques tropicales están compuestos en su mayor parte por árboles de hojas anchas.

2. Con muy pocas excepciones los bosques de los trópicos se componen literalmente de cientos de especies diferentes. La identificación de muchos de éstas aún no ha sido establecida con claridad sobre bases nacionales o internacionales. Como resultado, muchas maderas diferentes son llamadas con el mismo nombre, y una misma variedad puede ser conocida por varios nombres distintos en diferentes localidades. Esta incertidumbre en la identificación y la confusión de la nomenclatura, especialmente cuando se describen maderas desconocidas como variedades del cedro y de la caoba, etc., algunos veces en un intento de engañar a los compradores potenciales en el sentido de que la madera tiene propiedades similares y que será buena para el mismo propósito, es un hecho que desconcierta y que ha provocado una desconfianza muy general sobre las nuevas maderas.

3. Las condiciones climatéricas causan una rápida pudrición de las trozas antes de que puedan ser convertidas en madera y de que se hayan secado por completo, y el daño provocado por insectos es prevalente tanto antes como después de la conversión en madera aserrada.

4. La explotación en tales áreas es por lo general altamente selectiva, estando limitada a un corto número de especies que, a través de un período muy largo, se ha encontrado que dan un resultado satisfactorio. La mayoría de estas especies tiene precios muy altos y se usa para fines especiales en la fabricación de muebles, y para chapas y entrepaños especialmente en los mercados de exportación.

5. Muchos árboles de otras especies, a menudo, de muy buen tamaño y forma, no son cortados y extraídos debido a que su madera no es aceptable, pues las facilidades de manufactura no han sido adaptadas a sus características peculiares para ser labrada, y no se han desarrollado otras industrias que utilicen la madera.

6. El costo de la extracción y del transporte es generalmente alto como resultado directo de los factores señalados en los párrafos 4 y 5, y debido a que no se dispone de caminos y ferrocarriles. Además, como las trozas recién derribadas de muchas especies tropicales son más pesadas que el agua, no pueden hacerse flotar para conducirse por agua ano cuando se disponga de vías fluviales.

7. La coordinación entre las industrias que utilizan las trozas como materia prima básica es muy reducido o nula.

Importancia de la reducción de costos

El requisito básico para una comercialización efectiva es la disponibilidad de un producto técnicamente satisfactorio a un precio que atraiga compradores potenciales. Por consiguiente, el corte y extracción, el transporte y los métodos de manufactura deben ser tales que den por resultado costos mínimos compatibles con la calidad del producto. A este fin, debe prestarse especial atención a las ventajas de la coordinación de varias fases de la utilización mecánica y química de la madera en la transformación que se hace localmente y a las posibilidades de venta de trozas para la exportación, de manera de hacer posible la explotación más económica de acuerdo con la calidad y ventajas para varios usos y el máximo aprovechamiento económico de cada unidad de bosques.

Los Gobiernos y las empresas privadas que tengan en proyecto el desarrollo de las industrias forestales en los bosques de los trópicos, indudablemente que habrán de considerar muy ampliamente el futuro a la vez que el presente. Las operaciones deben establecerse sobre una base sólida, primordialmente para hacerse cargo de las demandas locales y quizá tener alguna capacidad para exportar después artículos selectos. Todo país tropical que llegue a cubrir sus propias necesidades de productos forestales está ayudando indirectamente a las naciones importadoras de todo el mundo.

PRODUCCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DE LA MADERA ASERRADA

La mayor parte de la madera aserrada se destina normalmente para fines de construcción y empaque siendo este producto de menor precio que la madera que se emplea para muebles y para otros usos especiales. El reducido mercado a precios elevados para estos usos es sin embargo, sumamente estricto en sus exigencias respecto a calidad. Para que se pueda establecer una explotación que tenga éxito en las áreas tropicales, en donde predominan las especies de hojas anchas, necesariamente habrá que apartarse de la costumbre general y mundialmente aceptada de utilizar maderas de coníferas para fines de construcción y empaque. Será muy prudente tener presente también la expectativa de exportar material de alta calidad a buenos precios, y retener los productos de bajo valor de alta calidad a buenos precios, y retener los productos de bajo valor para el consumo local en usos que requieran menor calidad. Se prevean algunas situaciones en las regiones tropicales en donde resultará realmente más barato importar maderas suaves que producir maderas duras de los recursos propios, a menos que se disponga al mismo tiempo de un mercado de exportación satisfactorio para productos de alto precio y calidad, procedentes de las áreas tropicales. Las condiciones económicas y los problemas de cambio pueden ser factores de importancia para determinar la cuantía de la producción local.

De lo anteriormente expuesto se deduce obviamente que no es una tarea fácil la utilización provechosa de una amplia variedad de maderas de las regiones de bosques inexplotados de los trópicos o de algunas otras que hayan sido objeto de cortes selectivos para extraer especies de gran valor. En primer lugar, puede no disponerse de maquinaria para la transformación de las trozas en madera aserrada, chapas, láminas de fibra, o cualquier otro producto manufacturado, o, si se dispone de ella, esta maquinaria puede no ser la más adecuada para una transformación económica debido a su ineficiencia, a que esté instalada en un lugar inadecuado o a cualquiera otra razón.

CONFUSIÓN EN LA NOMENCLATURA

La confusión que existe en la nomenclatura de los árboles y de las maderas de los bosques tropicales, constituye uno de los problemas más grandes relacionados con los intentos de introducir las nuevas maderas tropicales a los mercados mundiales. Igualmente importante es el problema de la identificación de los árboles, trozas y maderas de los bosques tropicales, ya que, al ojo inexperto, muchos árboles tienen una forma y una apariencia similar, y algunos pedidos subsecuentes de trozas o de madera de las regiones tropicales, con frecuencia hall sido atendidos con maderas muy diferentes de las del primer embarque.

El agrupamiento por especies

Existe una creciente tendencia a designar para ciertos usos extensiones de terrenos forestales que se componen de varias especies cuyas propiedades son, de madera general, similares y adecuadas para los mismos usos. El estímulo a esta tendencia, de acuerdo con ciertas reglas racionales, ayudará grandemente al desarrollo de la utilización de los bosques tropicales. Un ejemplo de este tipo de agrupamiento es el adoptado en Australia durante la guerra en donde fueron ampliamente utilizadas indistintamente numerosas maderas adecuadas para diversos propósitos incluyendo estructuras de edificios, muebles, pisos, cajones, cajas y otros propósitos generales. Para las diferentes partes de Australia se formularon listas de árboles maderables fácilmente accesibles, clasificados de acuerdo con sus diferentes usos.

Como la mayoría de las especies se produjeron dentro de la región geográfica para la cual fue preparada la lista, solamente dos o tres especies fueron incluidas para usos diversos en Western Australia, mientras que en North Queensland se sugirieron de 20 a 30 especies de las selvas tropicales. Es interesante notar que la Conferencia Forestal del Imperio Británico celebrada en Inglaterra el año pasado, urgió para propósitos de comercialización, la extensión del principio del agrupamiento de las maderas adecuadas para usos similares.

En zonas donde tal agrupamiento no es aceptable y tratándose de los mercados de exportación, especialmente en los casos en que se requieren maderas para Fines especializados. es deseable que los productores y comerciantes reconozcan el hecho de que los compradores y consumidores de madera se han acostumbrado a comprar el grado particular de especies que ellos desean y se muestran muy renuentes a un cambio.

Para satisfacer tales demandas será necesario, por lo tanto, que los productores y los comerciantes organicen grupos cooperativos para realizar la venta de las maderas producidas en cantidades limitadas en cierto número de aserraderos. Tal esfuerzo coordinado ayudará a satisfacer las exigencias de los compradores de que se disponga de abastecimientos normales de volúmenes razonables.

MEDIOS DE INVESTIGACIÓN

Es difícil decidir el orden más lógico en el cual deberá hacerse la investigación para determinar la solución a los problemas potenciales de producción que habrá que vencer y se propone, en consecuencia, abordar diversas etapas de la transformación desde el árbol en pie hasta el producto elaborado.

Corte

Aún cuando será lógico seguir el método más simple de corte con hachas y sierras, puede ser deseable, como resultado de la experiencia, hacer primero una circuncisión de la corteza o un llamado anillo de savia en algunas especies, como el que se practica con la teca, con alguna anticipación al corte. Deben investigarse los aspectos económicos del empleo de sierras mecánicas y de otros equipos modernos. Como un medio de reducir el daño ocasionado por los insectos y la mancha azul, puede ser recomendable en algunas especies hacer la circuncisión de la corteza a la altura de la corona, con alguna anticipación a la operación del corte. El uso de substancias químicas junto con las operaciones de circuncisión pueden favorecer desprendimiento de la corteza, u obstaculizar el ataque de los insectos.

Extracción de las trozas

Es una buena regla la de retirar las trozas de los tocones inmediatamente después de haber sido derribadas, ya sea para su transformación inmediata o para su almacenamiento en sitios convenientes cerca de la planta de transformación. Se pueden presentar excepciones como resultado de las condiciones atmosféricas, pues las lluvias excesivas dejan los caminos y senderos intransitables y también por la conveniencia de dejar las trozas tiradas en el bosque para permitir la reabsorción del almidón como un medio de evitar los ataques subsecuentes del Lyctus y de otros insectos cuyo principal alimento es el almidón de la madera. Si las trozas van a ser almacenadas, la inmersión total en agua es lo mejor, aunque también se ha tenido éxito en el almacenamiento en montones sobre los cuales se mantiene una continua aspersión de agua como fue demostrado en Victoria, Australia, en donde las trozas de árboles muertos a causa de los incendios de los bosques en 1939, apenas si se habían deteriorado ligeramente después de ocho años. Es muy controvertida la cuestión de si debe desprenderse o dejarse la corteza de las trozas que van a permancer en el bosque por algún tiempo. Esto solamente podrá determinarse mediante experimentos con especies particulares y para una área dada. La susceptibilidad al ataque del taladrador de alfilerillo se reduce o se aumenta ya sea que las trozas se descortezan en algunas ocasiones, y vice versa. Si la trozas no pueden extraerse y transformarse inmediatamente después del corte, deben estudiarse los beneficios que resultarían de recubrir su superficie con un repelente de insectos y con substancias que retarden la acción de los organismos que causan manchas o pudrición. El recubrimiento de las cabeceras ciertamente que será muy benéfico para reducir o evitar el deterioro.

El uso de poderosos tractores tipo oruga y de otros dispositivos mecánicos para el manejo y transporte de las trozas hace posible en muchas áreas la extracción de troncos de árboles de gran tamaño. Esto es especialmente ventajoso si se va a elaborar una gran variedad de productos y que ello contribuye a la utilización máxima de los árboles en pie. Los inconvenientes desde el punto de vista de una explotación racional del bosque son la extracción de las trozas de gran tamaño que frecuentemente ocasiona daño a los agrupamientos de árboles jóvenes y la destrucción de los reemplazos.

Para operaciones en gran escala es probable que el uso del equipo mecánico resulte más económico. Sin embargo, no debe pasarse por alto la posibilidad de utilizar el transporte fluvial u otro método más primitivo de transporte que pudiera demostrar ser más económico para cualquier fase de la extracción.

Clasificación de las trozas

De acuerdo con el número de las industrias coordinadas que deban abastecerse de los bosques, o de la existencia de Un mercado de exportación para trozas especiales, así deberán clasificarse las trozas conforme a su calidad y tamaño para asegurar su mejor utilización y los mejores rendimientos de cada una. Las trozas de mejor calidad deberán dedicarse para su laminación en chapas, la siguiente calidad para madera aserrada, y los grados inferiores para algunas fases de utilización química para papel, cartón de fibra, etc., o para durmientes de vías de ferrocarril, puntales para las minas, destilación destructiva, carbón vegetal o leña para combustible. Podría darse especial atención a la preparación de costeros de los tocones, horquetas, y madera con nudillos que alcanzaría un precio elevado para la manufactura de chapas.

Madera aserrada

En los bosques tropicales por lo general es mejor transformar las trozas tan pronto como sea posible después de que son derribadas. Aún cuando puede utilizarse una gran variedad de equipos de aserrar para producir madera, los factores importantes, además de la economía en las operaciones de transformación, son las producción de madera en tamaños "standard" que son los aceptados por los consumidores locales y los mercados de exportación. De igual modo, debe darse atención a la clasificación adecuada de la madera que se produzca y que se ofrezca para su venta en calidades y tamaños que, si las otras propiedades son satisfactorias, facilitará la creación de un mercado interno o en el exterior.

Clasificación de la madera

La clasificación de la madera de acuerdo con las reglas racionales de clasificación que toman en cuenta las exigencias de los consumidores y la capacidad de los productores para obtenerla de las trozas disponibles y una existencia normal del material clasificado, son esenciales para el éxito de las operaciones de venta. Deben establecerse, y apegarse a ellas, especificaciones satisfactorias que cubran los grados de madera acabada para objetos especiales tales como la fabricación de muebles, entrepaños y pisos, y los grados sin acabar para construcciones en general, cajas de empaque y otros fines sin requisitos específicos. Tales requisitos de clasificación no son fáciles de establecerse ni de mantenerse si no se tiene la debida experiencia, pero sin tener una meta razonable en ese sentido, la producción y los mercados serán poco estables. La cooperación internacional de los países con bosques similares en el establecimiento de reglas de clasificación para los productos forestales, tiene posibilidades como otra de las medidas que pueden ayudar a promover la comercialización de maderas nuevas.

Secada y cura

Una de las fases de mayor importancia en la preparación de la madera, para asegurar que se conserve satisfactoriamente durante su utilización, es la de secarla para evitar que se manche, pudra, encoja o tuerza en servicio. A menos que la madera verde, cortada de algunos árboles, se seque inmediatamente, puede hacerse necesario sumergirla en una solución antiséptica para evitar que su calidad se desmerezca debido al desarrollo de organismos que la manchan.

Debe darse una atención adecuada al establecimiento de patios para secada al aire o plantas para el secado con estufa de modo que la madera sea curada con el menor costo posible y con un mínimo de disminución en su calidad.

Preservación

Uno de los más grandes problemas para el uso de las maderas en los trópicos es la constante presencia de las hormigas blancas y otros insectos que destruyen la madera, y las condiciones climatéricas que propician la pudrición. La investigación de la durabilidad de varias maderas y de sus usos potenciales proporcionará una indicación respecto a la necesidad de establecer plantas preservadoras, los mejores tipos de tratamiento y preservativos y el número y ubicación de las plantas.

ORGANIZACIÓN DEL MERCADO

El desarrollo de la producción que se recomienda tiene dos miras principales:

1. Aumentar los abastecimientos para los crecientes mercados locales.

2. Exportar madera a los países que necesiten importarla.

La organización de las ventas debe encaminarse hacia estas dos metas. Un requisito general básico es que mediante una publicidad inteligente se den a conocer y se hagan apreciar las cualidades de las nuevas maderas de la América Latina. Tal publicidad deberá basarse en los resultados de la investigación y en el conocimiento de las necesidades de la demanda.

Las condiciones para la comercialización variarán con los diferentes productos. Con el fin de evitar transacciones y transportes innecesarios, y de poder vender los productos tan barato como sea posible, se tratará de organizar de manera directa la distribución y venta de las trozas para usos comunes y para usos especiales, y de productos primarios acabados. Este problema consiste por lo tanto en organizar la distribución en los mercados internos de la América Latina.

Para los productos más valiosos, trozas de maderas preciosas, ciertos productos acabados y en general para todos los productos destinados al comercio exterior, los vendedores deben organizar su mercado especialmente en los grandes puertos en los cuales la mayoría de la producción será concentrada para su embarque. Estos puertos deben contar con un servicio de personal (agencias especialistas en la exportación de maderas, peritos y comisionistas), equipo (cobertizos para almacenamiento, patios y facilidades para el manejo de la madera), facilidades para el transporte de las trozas (ferrocarriles, caminos carreteros y vías fluviales), y facilidades de embarque (embarcaciones, grúas y equipo de carga, etc.).

Para que los esfuerzos se vean coronados por el éxito, el desarrollo de las industrias inherentes al uso de las nuevas maderas como materia prima requiere que se disponga de cierta información básica respecto a pro piedades y cualidades, la adopción de métodos técnicos probados en las operaciones de manufactura, la preparación de personal en las actividades de producción y comercialización y, finalmente, el empleo razonable de estas maderas para los fines para los que técnicamente son más adecuadas.

La Integración de las Industrias Forestales

Ha existido una marcada tendencia a considerar los bosques de los países poco desarrollados como "minas" que puedan ser explotados sin la menor consideración por su reposición o por los resultados desfavorables que puede acarrear su desaparición. Además, la extracción se ha limitado a la clase o tamaño de árboles, u otro producto, cuya extracción puede ser lucrativa bajo las condiciones económicas del momento.

Debido a la escasez de madera, los países más adelantados se han visto obligados desde hace mucho tiempo a considerar los bosques desde un punto de vista diferente, pero aún así, muy raramente se ha llegado a su aprovechamiento máximo.

La actual escasez de madera es mundial y puede llegar a ser todavía más aguda como resultado de la expansión de la economía de los países, lo que necesariamente provocará un aumento de la demanda de este producto. Por otro lado, los adelantos de la técnica moderna permiten que sea más elevada la proporción de productos acabados que se pueden obtener de la producción total de los bosques, y proporcionan también los medios de utilizar muchos de los desechos del corte y de las industrias madereras que con anterioridad constituían una pérdida total.

En la actualidad, en algunos países europeos se nota una tendencia hacia la completa utilización de la madera, y esta idea está siendo contemplada con favorable y creciente interés en la América del Norte. Esto implica el establecimiento de conjuntos de industrias complementarias para la transformación de la madera, ubicados convenientemente cerca de las fuentes de abastecimiento de la materia prima.

Lógicamente esta idea puede extenderse ano más. Podemas apartar y explotar racionalmente por un período de tiempo prácticamente ilimitado áreas de terrenos forestales sobre una base de rendimiento continuo, de modo de poder abastecer cada año un determinado conjunto integral de industrias con cierta cantidad y clase de productos forestales. Podríamos muy bien llamar a este sistema "el cultivo de los bosques" y describir las parcelas que produzcan la madera como "unidades forestales de explotación." El volumen de la producción, así como su calidad, podrían modificarse o verse afectados de tiempo en tiempo de acuerdo con las necesidades técnicas de las industrias y las tendencias de las condiciones económicas mundiales. En una "unidad forestal de explotación" bien organizada, los desperdicios deberán ser insignificantes.

Esta idea no pertenece en lo absoluto al reino de la fantasía y no irracional asumir que en el futuro habrá de triunfar en todas partes sobre la concepción de la explotación inmoderada. Podemos por lo tanto empezar a considerar los problemas mundiales de la utilización de la madera desde este punto de vista.

DISTRIBUCIÓN DE LAS "UNIDADES FORESTALES DE EXPLOTACIÓN"

Se ha dicho que la manera más efectiva de estimular la plantación y cultivo de los árboles es mediante el desarrollo de oportunidades lucrativas para explotarlos. La composición del conjunto de industrias a que se hace referencia en renglones anteriores, variará en diferentes lugares de la tierra. Habrá de depender de la potencialidad de producción y de consumo, la cual puede ser calculada mediante el estudio de las tendencias actuales y futuras. De esta manera podrá finalmente determinarse en todas las regiones del mundo la distribución y ubicación de las "unidades forestales de explotación" que resulte más conveniente.

Lo ideal sería que los conjuntos de industrias incluyan aserraderos; plantas para la transformación química y mecánica de la madera; fábricas de madera multilaminar, de láminas de fibra y similares, de pulpa y papel, de resinas, y de productos plásticos; instalaciones para la hidrólisis de la madera, plantas de destilación y fábricas para la elaboración de productos tánicos. En la práctica, los factores locales determinarán la clase de instalaciones requeridas para utilizar la producción forestal con que se cuente. No es indispensable que todas las industrias estén situadas en un solo lugar, sino por el contrario, es preferible que estén diseminadas de manera de lograr el aprovechamiento más eficaz de las facilidades de transporte y la mejor distribución de las materias primas.

Seguramente que en muchas regiones ya deben existir a la fecha tales instalaciones convenientemente situadas. Sin embargo, la formulación de un plan teórico de desarrollo revelará algunos vacíos que pueden existir e indicará lo que falta por hacer para mejorar la condición actual. En las regiones menos adelantadas, un plan preliminar de la integración de las industrias deberá ser parte medular de cualquier programa de desarrollo que se emprenda.

Paralelamente al establecimiento de las industrias se necesitará contar con facilidades de transporte, plantas generadoras de energía eléctrica, así como con maquinaria y substancias químicas, a fin de permitir que cada "unidad forestal de explotación" opere dentro de una economía razonable. La valorización de todas estas necesidades para una región determinada permitirá conocer el monto de la inversión requerida.

"UNIDADES FORESTALES DE EXPLOTACIÓN" DETERMINACIÓN DE LAS AREAS

Del conocimiento del número de instalaciones de cada tipo que sea deseable establecer, será posible empezar a definir la extensión y los límites que deberán tener las "unidades forestales de explotación." Una solución inmediata podría ser que la "unidad" coincida con una región geográfica que tenga una salida natural, como por ejemplo, la cuenca de un río, para toda el área. Pero en ciertas regiones, fácilmente accesibles y bien servidas por vías de comunicación, la cuestión de la salida y de linderos naturales asumirá una importancia menor, y la extensión de terrenos forestales capaz de abastecer el conjunto de industrias será determinada por medio de investigaciones y levantamiento de inventarios forestales.

Las fronteras nacionales tendrán que ver, naturalmente, con la extensión de las "unidades forestales de explotación." La explotación de los recursos maderables puede ser solamente uno de los muchos factores relacionados entre sí, y en consecuencia, las circunstancias especiales de cada caso serán las que determinen las diferentes soluciones respecto a la naturaleza y extensión de las "unidades."

PROBLEMAS SILVÍCOLAS

Para poder aprovechar la madera con fines prácticos hay que esperar que los árboles crezcan. En consecuencia, cada "unidad forestal de explotación" presentará problemas de silvicultura cuya solución tendrá una influencia directa en el éxito de la empresa.

La primera consideración que deberá tenerse en cuenta es la de conservar el capital forestal productivo. La segunda es la de producir la cantidad máxima de toda clase de maderas que puedan ser utilizadas íntegramente por las industrias establecidas con este fin.

La satisfacción de estas dos condiciones requiere va sea la adaptación de los métodos silvícolas a las exigencias de la industria o industrias respectivas, o la adaptación de los métodos industriales al producto de los bosques, o bien un término medio entre esos dos requisitos.

Aquí se ofrece un vasto campo de cooperación entre el silvicultor y el industrial, muy a menudo descuidado hasta hoy. con detrimento de los intereses de ambos.

PERSONAL

Habrá necesidad de realizar un estudio de las necesidades de trabajo permanente de cada "unidad forestal de explotación" y de las industrias que de ellas dependan, incluyendo, los trabajadores en los bosques, los de transportes y los obreros industriales. En los países poco desarrollados, tal vez sea necesario establecer nuevos colonos a quienes habrá que asegurarles condiciones de vida estables y un número mínimo de facilidades recreativas. El estudio mencionado puede servir a los gobiernos para precisar los problemas de la creación de nuevos centros de población y ano problemas de inmigración.

Se requerirán también los servicios de ingenieros, técnicos forestales, químicos, etc., en número suficiente que podría determinarse mediante estudios detallados. En ciertos países esto puede estimular la formulación de programas de enseñanza y de capacitación que en la actualidad casi nunca se ajustan a requisitos específicos determinados.

CONCLUSIÓN

Proyectos tan vastos y trascendentales come éste requieren necesariamente un largo plazo para su realización. Sin embargo, la idea parece proveer los medios más lógicos para asegurar una explotación racional de los bosques del mundo y un aprovechamiento conveniente de sus productos, de manera de asegurar a todos los pueblos abastecimientos razonables de madera y sus productos.

El trabajo de la Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO abarca ya en la actualidad un campo de acción bastante amplio, y este plan puede muy bien servir como un medio de coordinación entre la Dirección y todos sus cuerpos afiliados, las Comisiones Regionales de Silvicultura y Productos Forestales, y los países miembros de la Organización.

Por ejemplo, el Comité Técnico de la FAO sobre la Tecnología Química de la Madera, podría estar preparado para asesorar respecto al establecimiento más adecuado de industrias químicas para una región dada, prestando atención a los constantes progresos registrados en esta rama de la utilización de la madera; recomendar la mejor ubicación de las industrias y sugerir nuevos mercados y podría también, por último, indicar la clase de investigaciones que fuesen necesarias para mejorar la producción.

El Comité Técnico sobre la Tecnología Mecánica de la Madera podría estar preparado para ofrecer consejos similares y sugestiones en su propio campo de actividades. El Comité Técnico sobre Administración de Bosques podría sugerir los medios de correlacionar los métodos silvícolas con las necesidades de las industrias. El Comité Técnico sobre Educación podría aconsejar sobre los procedimientos que puedan determinar el personal técnico requerido para la administración de una "unidad forestal de explotación" y el aprovechamiento de sus productos en una región determinada. Todos estos comités técnicos pueden obtener la ayuda de numerosos expertos de todas partes del mundo y sus consejos serían de mucho valor.

El Comité Consultivo Permanente de Silvicultura podría aconsejar a la Dirección misma, la forma de compilar y analizar toda la información que se recoja, y los métodos más apropiados para transmitirla a los países interesados. Se entiende, por supuesto, que queda a juicio de los países mismos, al disponer de todos estos datos, el definir sus propias "unidades forestales de explotación."

La idea de las "unidades forestales de explotación" podría ser uno de los factores de la política forestal de cada país. Las políticas forestales regionales, a su vez, evolucionarían siguiendo el mismo criterio, y es aquí donde las Comisiones Regionales de Silvicultura y Productos Forestales, que habrán de establecerse siguiendo los lineamientos de la Comisión europea, tendrían una importante función que desarrollar, facilitando el intercambio de ideas y obteniendo la estrecha cooperación entre los países vecinos.

La coordinación final de los diversos aspectos de esta idea de integración de los bosques y las industrias en una escala mundial, podría quedar encomendada quizás al Consejo de la FAO, y a la Conferencia Anual de la Organización. Es indudable que esto presenta una verdadera oportunidad para abordar un proyecto práctico mediante el empleo de un método planeado.

La Organización de los Servicios Forestales

FUNCIÓN DE LOS SERVICIOS FORESTALES Y SU SITUACIÓN ACTUAL EN LA AMÉRICA LATINA

Un servicio forestal puede definirse como un cuerpo cuya función es la de conservar, transformar o crear las riquezas forestales necesarias a un país, de manera que sus habitantes puedan tener la seguridad de disponer, en la mayor medida posible, de todos los servicios que los bosques son capaces de proporcionar.

No es necesario extenderse demasiado sobre la importancia de esta función, que se deriva de la importancia misma del bosque. Es suficiente recordar que los servicios de los bosques son de dos clases. La una es tangible, en la forma de productos forestales, principalmente madera. La otra no puede expresarse en términos de dinero. Esta última comprende los servicios públicos que se derivan de la influencia reconocida que ejercen los bosques sobre el clima la protección de los suelos y la regularización de las corrientes de las aguas. Todos estos servicios aumentan la riqueza de un país y puede admitirse que algunos son necesarios para su mera supervivencia.

Un servicio forestal tiene tres características diferentes: investigación científica; administración o manejo y vigilancia. Ninguna de ellas debería caer independientemente dentro de la competencia de cualquier otro organismo existente.

En primer lugar, un servicio forestal es indispensable para adquirir el conocimiento íntimo necesario para la ordenación dasocrática de los bosques, principiando con la extensión de los mismos, sus efectos sobre la economía física del país y su composición. Pero esto solo no es suficiente. El bosque es una asociación compleja, cuyos elementos están estrechamente relacionados. La interferencia del hombre al extraer las requezas que existen ahí, trastorna este delicado equilibrio y puede causar la desaparición de las especies más valiosas, un cambio completo en la composición de la agrupación forestal en crecimiento y ano quizá la ruina absoluta del bosque. Con el fin de mantener la intervención del hombre dentro de límites razonables y aún convertirla en beneficio mediante la re constitución y mejoramiento del bosque, es necesario comprender las leyes naturales que determinan este equilibrio. Estas leyes dependen de las condiciones variables del suelo, del clima, de la elevación y de la diversidad de especies que se encuentran en los bosques tropicales. El estudio de ellas es un asunto de larga duración que requiere una investigación científica perseverante y compleja, que sólo puede ser realizada por técnicos especialistas.

La administración dasocrática de los bosques debe establecerse sobre los resultados que se obtengan de esta clase de investigación, sobre los reconocimientos y estudios y sobre los inventarios forestales. Por lo tanto, ésta debería estar a cargo del mismo personal, o al menos de aquellos del mismo servicio.

Las funciones administrativas de un servicio forestal no están únicamente encaminadas hacia el objetivo de extraer de los bosques la mayor cantidad posible de productos. Estas deberán incluir de manera especial los servicios de protección contra los numerosos riesgos que existen en los bosques, especialmente el de los incendios. Existe también la tarea de la formación de nuevos bosques, para asegurar la perpetuación de los recursos maderables o para poner en uso los suelos más pobres, y el trabajo de remediar los daños de toda clase que son una consecuencia natural de la denudación forestal. Las apremiantes necesidades que existen de reforestación, ponen de manifiesto que un servicio forestal puede ser de una utilidad indudable, ano en los países más pobremente cubiertos de bosques.

La administración de los bosques no puede ponerse en práctica sin el auxilio de leyes forestales que los protejan contra el abuso del hombre y que guíen la explotación sobre directrices racionales. Es atribución de los gobiernos el promulgar dichas leyes, de acuerdo con el consejo suministrado por los técnicos forestales, pero es obvio que solamente pueden ser puestas en ejecución mediante los Servicios Forestales. La naturaleza exacta de los poderes policíacos que deban delegarse en un servicio forestal, puede variar ampliamente. Sin embargo, se debe estipular con toda claridad el derecho de poder presentar la evidencia de las violaciones a las disposiciones de las leyes forestales, sin que exista ninguna posibilidad de disputa.

Se necesita un personal numeroso para ejecutar las tareas que se han enumerado anteriormente. Aunque se reconoce generalmente la importancia de estos trabajos, muy pocos son los países que hasta ahora han proporcionado un personal suficiente a sus servicios forestales. El número de empleados que se requieran no es necesario que sea directamente proporcional a la superficie forestal de que disponga un país. Pero tomando esta proporción como una guía aproximada. es aparente que la América Latina ano tiene que mejorar mucho sus servicios forestales.

PRINCIPIOS DE UNA ADMINISTRACIÓN FORESTAL EFECTIVA

La administración de los bosques es el proceso organizado mediante el cual se aplican la política y leyes forestales a los bosques de un país con el fin de producir los beneficios y las utilidades deseadas. Por lo tanto, es necesario establecer la política y leyes forestales como primeros requisitos. Estas deberán definir las funciones de la administración forestal sobre lineamientos más o menos generales y ella a su vez traducirá las metas generales en acciones prácticas, de acuerdo con la naturaleza misma del bosque y mediante el uso de toda la información de que se disponga.

La principal característica de los bosques es que ellos se encuentran generalmente diseminados, estando situados a distancias más o menos remotas de los asientos de los gobiernos, sus problemas son muy variables y los métodos por los cuales pueden ser manejados con efectividad están desde luego sujetos a varias formas de abuso y violaciones. Es por esto que corresponde a una entidad más alta en el cuerpo administrativo - el Servicio Forestal - el definir los métodos y los objetivos de la administración que se realiza en el campo, de acuerdo con su aplicación a condiciones variables, y, el señalar las categorías de trabajos y responsabilidades a aquel personal que va a ponerlos en ejecución. Verificará, mediante viajes de inspección, que los planes y los programas se están ejecutando. Prestará constante atención a la coordinación de los trabajos en las diferentes regiones y asignará a su personal las labores, a las que, de acuerdo con sus habilidades, está mejor adaptado.

La administración en sí necesita estar en manos de personas que vivan y trabajen en los bosques o cerca de ellos. Por consiguiente, estos hombres necesitan tener autoridad para resolver la mayoría de los problemas que a diario se les presenten, siguiendo la política general, sin tener que someterlos previamente a la aprobación de las autoridades superiores. Esta descentralización de autoridad deberá ser compatible con las responsabilidad señalada, por la política y por la ley, a los funcionarios que laboran en el campo. Una administración foránea - en contraste con la administración de una oficina central - es siempre necesaria. Sin ella, aún contando con una buena política y una buena ley, no pueden llevarse a buen término los planes de administración y de protección.

Los funcionarios foráneos que van a estar investidos con una autoridad que iguale a sus responsabilidades, necesitan ser absolutamente competentes. El trabajo bien hecho y realizado de manera imparcial es un medio seguro de inspirar respeto y apoyo de las personas de la localidad que son directamente afectadas por la administración de los bosques y ano de otras aunque directamente afectadas pero en menor grado.

Considerando que la administración forestal requiere un conocimiento y un entendimiento de la biología y la economía de los seres humanos y de los fenómenos naturales, los administradores competentes no nacen sino que se forman. La honradez, la laboriosidad, los conocimientos relativos a los bosques, etc., son atributos esenciales pero que en sí mismo no hacen un administrador. A ellos hay que añadir esas habilidades que son capaces de ser enseñadas y que constituyen la silvicultura. Una labor perfectamente desempeñada vendrá a ser la consecuencia de la actuación de un personal bien preparado. El nivel necesario de preparación vendrá a ser menos rígido en las primeras etapas de la administración forestal, pero no puede ser pasado por alto en ninguna de ellas.

Los funcionarios que han sido adiestrados deberán necesariamente buscar puestos permanentes, para hacer carrera. Las condiciones de empleo deberán ser atractivas a individuos que tengan un alto nivel de habilidad para obtener la preparación necesaria y asimismo ser capaces de retenerlos después de que se hayan preparado, para servir a la administración de los bosques. Las condiciones esenciales de estos empleos incluyen la estabilidad burocrática para un servicio eficiente; el sistema de ascensos basados en los méritos; un nivel de salarios igual al que tengan otros empleados en puestos con oportunidades similares una delimitación clara de sus deberes; suficiente autoridad para cumplir con sus responsabilidades; y dirección que imponga y mantenga respeto. Dadas estas condiciones, la administración forestal deberá vivir, y vivir positivamente, ya que los buenos elementos serán atraídos y mantenidos en sus puestos. Si ellos fallan, la administración será más bien una forma que un hecho substancial.

Estos principios propios de la operación racional de la administración forestal - definición de los trabajos, descentralización de la autoridad, una suave corriente de autoridad, funcionarios profesionales, dirección positiva, etc. - connotan a una organización de personas que tienen una preparación general, más bien que de técnicos - de línea más bien que de personal. Para ciertos aspectos de todo el trabajo de la administración de los bosques, es conveniente la especialización de las funciones ano en las primeras etapas. Así, por ejemplo, los inventarios básicos de los bosques pueden ser hechos por los técnicos. Cuando se inician los trabajos de silvicultura, son necesarios los datos acerca del comportamiento de diferentes especies, crecimiento, regeneración, etc., y tal investigación puede hacerse mejor si se la encarga a los técnicos. La necesidad para otra clase de datos también se presentará a medida que se desarrolle el manejo y la administración de los bosques.

La asignación de las funciones de recolectar datos que es de desearse se delegue en los técnicos, nunca debe obscurecer o perturbar la corriente de autoridad operante que pasa del Cuerpo Legislativo al Ministro, al Jefe del servicio, o al personal de campo. La función del personal técnico es servir y reforzar el servicio forestal. Las recomendaciones provendrán de los técnicos mientras que las decisiones las harán las personas que posean un conocimiento más general.

El Entrenamiento del Personal

En 1950 la América Latina necesitará disponer de 500 técnicos forestales, incluyendo 40 profesores y 750 forestales prácticos, si es que la silvicultura en los organismos oficiales, en las universidades y en la industria privada mantiene su curso actual de desarrollo. ¿Parece esto exorbitante? Considérese entonces que para que la América Latina continúe asegurando el manejo adecuado de sus magníficos recursos forestales, el desarrollo racional de sus industrias madereras locales y el crecimiento justificable de sus universidades, necesita más de 1,000 técnicos forestales y 2,000 prácticos, incluyendo 70 profesores para las escuelas existentes.

Estas cifras no proceden de ningún mago o clarividente. No, son las cifras sometidas a la Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO por 10 de los 20 gobiernos latinoamericanos, en respuesta a un cuestionario sobre las necesidades de preparación y enseñanza. Si se hubiesen recibido respuestas de los otros 10 gobiernos, estas cifras serían indudablemente mucho más altas.

¿Cuántos de estos silvicultores están ya trabajando en la América Latina? Según las respuestas enviadas por 12 países hay 300 técnicos forestales y 460 forestales prácticos, a muchos de los cuales les gustaría recibir una preparación mas intensiva que la que tuvieron en sus universidades.

¿Pueden las universidades latinoamericanas satisfacer esta necesidad? Los países que contestaron a esta pregunta, manifestaron que en 1950 esperan otorgar el grado a unos 40 técnicos forestales y 70 forestales prácticos. Pero esto no es una mera cuestión de número de estudiantes y graduados. La calidad del aprendizaje es también importante si se quiere que los silvicultores de cada país estén adecuadamente preparados para trabajar al servicio del gobierno o de la industria privada, y asegurar el manejo adecuado de los importantísimos recursos forestales y madereros para el máximo beneficio del pueblo. La mayor parte de las escuelas agrícolas y de las universidades, hasta hace poco ofrecían sólo unos cuantos cursos sobre identificación de árboles y especímenes de maderas, en lugar de un aprendizaje completo en todas las fases de la silvicultura, es decir, manejo, medición, protección, política, finanzas y técnicas de aprovechamiento de los productos. Diversos países empiezan a darse cuenta de la importancia de una preparación más completa y están reorganizando la enseñanza de la silvicultura en sus universidades. Desde luego, llevará tiempo para convencer a los funcionarios públicos y a los administradores de las universidades, de la importancia que tiene el recurrir a los servicios de profesores competentes, de proporcionar la ayuda económica suficiente para fortalecer las escuelas forestales, y sobre todo. de asegurar su permanencia.

Dándose cuenta de que esto tomará un tiempo considerable, por lo menos cinco países que contestaron a la pregunta relativa, manifestaron que deseaban enviar al extranjero un determinado númerado de estudiantes para aprender silvicultura, o bien, recibir la visita de técnicos de otros países para impartir instrucción y realizar trabajos de investigación y consulta. Tanto los estudiantes a su regreso, como los técnicos visitantes, reforzarán grandemente las recién reorganizadas escuelas de silvicultura en los diversos países

Esto desde luego plantea el problema de si cada país debe tener una escuela de silvicultura o algunas de las universidades más grandes, deben crear la escuela de silvicultura o aún, si un sólo centro de aprendizaje e investigación podría suministrar mejor los servicios necesarios. El Comité Técnico de Bosques Inexplotados de la FAO, en el que estaban representados algunos países latinoamericanos, se reunió en Ginebra. Suiza, en agosto de 1947 y, entre otras cosas, discutió precisamente esta situación. La recomendación del Comité fué la siguiente:

"Que la FAO tome la iniciativa en la creación de un instituto de silvicultura con laboratorios de investigación en el interés común de los países latinoamericanos que necesitan urgentemente tal institución y con personal docente adecuado para el aprendizaje profesional de los silvicultores; que mientras se establece tal instituto, la FAO continué usando sus buenos oficios para que el trabajo urgente para la América Latina se haga en los laboratorios existentes de los países miembros que sean capaces de llevarlo a cabo y, para asegurar que estos países acepten a los técnicos forestales latinoamericanos en sus escuelas y laboratorios forestales para realizar un aprendizaje."

En relación con el establecimiento de un Instituto Latinoamericano de Silvicultura en el que se centralizarían los elementos de investigación y enseñanza, se han sugerido las siguientes alternativas:

1. Se podría incluir tal escuela en alguna de las universidades mayores latinoamericanas que ya tienen funcionado eficazmente departamentos de ciencias y elementos de investigación.

2. Si el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas en Costa Rica tal vez estaría dispuesto a proporcionar las facilidades necesarias.

3. Si el Instituto de la Hylea Amazónica, próximo a crearse, podría ser una organización adecuada para este fin.

Quizás la preparación profesional pudiera darse en un lugar, y la sub-profesional en diversos centros más pequeños en varios países.

Todas estas alternativas, evidentemente, requerirían un financiamiento amplio y los diversos gobiernos tendrían que estar dispuestos a contribuir a la creación y sostenimiento de tal Instituto Forestal.

En relación con el intercambio de estudiantes se dispone de numerosas oportunidades ya existentes entre Europa y los países latinoamericanos, lo mismo que con los Estados Unidos de América. Francia y otros países europeos han informado a la FAO que están dispuestos a aceptar en sus universidades a estudiantes de la América Latina y de otros países; pero el sostenimiento económico debe estar en la mayoría de los casos a cargo de los estudiantes mismos, de sus gobiernos o de otras fuentes.

Hay cierto número de universidades, organizaciones filantrópicas y dependencias del gobierno de los Estados Unidos de América que proporcionan ayuda económica a los estudiantes de silvicultura y se espera que las dependencias forestales de los diversos gobiernos vayan aumentando sus propios recursos destinados a este fin.

Ha habido, además casos importantes de particulares o compañías privadas dedicadas a las industrias madereras en diversos países, que han financiado el aprendizaje de técnicos jóvenes y prometedores, en Inglaterra, Italia, Francia, Suecia y los Estados Unidos. Deben hacerse toda clase de esfuerzos para desarrollar intereses semejantes y para aprovechar tales oportunidades.

En resumen, es claro que hay ahora, y que continuará habiendo por algún tiempo, una seria necesidad de técnicos forestales, y de forestales prácticos bien entrenados. Las escuelas existentes en la América Latina necesitan ser reforzadas grandemente si es que van a tratar de proporcionar este aprendizaje; teniendo en cuenta que no todos los gobiernos pueden sostener una escuela forestal completa, debe considerarse la recomendación de establecer un Instituto Latinoamericano de Silvicultura. Esto podría hacerse en una universidad grande ya establecida o en conexión con algún proyecto intergubernamental como el Instituto de Turrialba o el Instituto Amazónico Hylea. Debe asegurarse para este fin la ayuda financiera de cada uno de los gobiernos latinoamericanos. Mientras tanto, todos los gobiernos deben aprovechar las becas de agricultura y silvicultura existentes ofrecidas por los gobiernos, organizaciones filantrópicas, universidades e institutos particulares y compañías privadas dedicadas en cada país a las industrias madereras.

Ninguna de estas medidas es suficiente por sí misma Deben aprovecharse todas estas oportunidades y debe despertarse el interés de los funcionarios públicos hacia la importancia que tiene el reforzar la educación forestal para el bienestar de las pueblos de la América Latina.

El Inventario Forestal

Los recursos forestales de Un país constituyen valiosos dones capaces de hacer a perpetuidad importantes contribuciones a la riqueza nacional a condición de que sean administrados sabiamente. Por otra parte, pueden ser fácilmente destruidos por una explotación descuidada y sin plan. El primer paso esencial que hay que tomar al planear la administración dasocrática de los bosques, es la preparación de una descripción o inventario de los recursos forestales. Mientras esto no se lleve a cabo, las autoridades responsables de la administración forestal tendrán que trabajar por decirlo así, a ciegas.

Un inventario forestal debe determinar la extensión de las zonas forestales, el volumen de madera en pie y la distribución del dominio de la propiedad forestal. Es también esencial determinar la relación que existe entre el crecimiento anual, por una parte, y el corte anual más las pérdidas debidas a causas naturales, por la otra.

Al planear un inventario forestal debe recordarse siempre que no es posible alcanzar una precisión absoluta a causa de las dificultades de obtener medidas exactas y también debido a que están ocurriendo constantemente cambios en el bosque en crecimiento. Afortunadamente, no es necesaria una exactitud absoluta y para fines prácticos bastará lograr cierto grado de aproximación. En países muy avanzados, donde todos los terrenos forestales están siendo explotados intensivamente, podrá requerirse un alto grado de precisión en los métodos del inventario y puede justificarse un costo relativamente alto; pero en países en que los recursos forestales están en su fase inicial de explotación, puede bastar un grado de precisión más bajo. En ambos casos, el inventario forestal deberá repetirse periódicamente y pueden emprenderse métodos más intensivos en los países menos industrializados cuando el cambio de las condiciones lo justifique.

Debido a que los métodos más intensivos son mucho más euros que los de menos precisión, es importante determinar, cuando se planea un inventario, qué grado de precisión es justificable en vista de las condiciones económicas del país de que se trata. En algunos países puede ser conveniente usar una norma de precisión para los bosques más accesibles y otra inferior para los que están situados en regiones más remotas.

MÉTODOS DE LEVANTAR INVENTARIOS

Los dos métodos principales usados en el levantamiento de inventarios forestales son los reconocimientos sobre el terreno y la aerofotogrametría. Un tercer método, útil en relación con los pequeños aunque importantes bosques existentes en las granjas, consiste en recabar informes individuales de los granjeros durante el levantamiento de un censo agrícola.

Los reconocimientos sobre el terreno permiten obtener una información más detallada en lo relativo a especies, volúmenes y edades de los árboles existentes en el bosque que la que es posible por métodos aéreos. En cambio, los levantamientos aéreos proporcionan mapas forestales que son mucho más precisos que los que pudieran hacerse a un costo razonable por métodos topográficos. Por la tanto, es una práctica común al inventariar grandes regiones forestales hacer uso conjunto de los dos métodos.

En los bosques muy pequeños puede medirse cada árbol. En los bosques más grandes los métodos de levantamientos topográficos dependen, para la preparación de mapas, de la información proporcionada por los agrimensores que atraviesan el bosque siguiendo líneas cuya dirección y espaciamiento han sido determinados con anterioridad. Para la información relativa a las especies, volúmenes y edades de los árboles y otros datos descriptivos ellos dependen de un sistema de muestreo. En un sistema usado ampliamente se establecen pequeñas parcelas a intervalos regulares a lo largo de las líneas recorridas y se miden y registran los árboles y otras formas de vegetación situados en cada parcela. A continuación se promedian los registros de todas las parcelas dentro de un tipo dado de bosque y estos promedios se aplican al área total de ese tipo particular para determinar el volumen total de madera, la distribución por grupos de edad, etc.

Se han usado con éxito para fines forestales dos tipos de reconocimientos aereofotográficos, usualmente conocidos como verticales y oblicuos. En el primer tipo la cámara se enfoca directamente hacia abajo desde el aeroplano, y en el segundo se apunta hacia adelante y hacia abajo. De esta manera la fotografía tomada verticalmente es en realidad un mapa o plano del área que en ella aparece y la escala depende de la altura a que se tome y de la distancia focal de los lentes usados. En igualdad de condiciones, la fotografía tomada oblicuamente cubre una área mayor pero existe una desfiguración progresiva que va de la parte superior a la parte inferior de la fotografía, la que reduce su valor para fines cartográficos. Las fotografías tomadas verticalmente son las preferidas para los levantamientos originales, pero las fotografías tomadas oblicuamente que son de un costo mucho menor han sido usadas con buen éxito para la repetición periódica de los inventarios de bosques cartografiados previamente mediante reconocimientos aereofotográficos verticales.

La escala de los mapas aereofotográficos influye grandemente en la cantidad de información forestal que puede obtenerse de ellos. El aumento de la escala aumenta la visibilidad de los detalles pero, debido a que el área cubierta por una fotografía a gran escala es pequeña, una escala mayor significa costos relativamente altos y viceversa. Como guía general, puede decirse que se ha encontrado satisfactoria para la mayoría de los fines forestales la escala de 1 a 16,000, aunque algunos trabajos preliminares de inventarios forestales se han cartografiado a escalas tan pequeñas como 1 a 25,000.

Desde un punto de vista nacional, puede ser muy ventajoso usar una sola serie de reconocimientos aereofotográficos para fines diversos, como levantamientos topográficos, investigaciones geológicas, de energía hidráulica y de recursos minerales, levantamiento de tierras agrícolas y de agostadero, y bosques. En algunos países la mencionada escala de 1 a 16,000, ha demostrado ser una transacción aceptable para satisfacer las exigencias especiales de los diferentes usos.

Para los países en que el conocimiento que se tiene de la extensión y naturaleza de sus bosques es reducido, los reconocimientos aereofotográficos junto con una limitada labor de muestreo sobre el terreno, les ofrecen con ventaja el método más rápido y más barato de obtener la información necesaria para las etapas iniciales de la administración dasocrática.

Sin embargo, la obtención de mapas por medios aerofotográficos requiere el establecimiento de un cierto grado de control terrestre, es decir, localizar con precisión varios puntos sobre el terreno que puedan identificarse en una serie de fotografías aéreas. En algunos casos serán suficientes los levantamientos topográficos hechos con anterioridad, pero en otros puede ser necesario el establecimiento de un mayor número de puntos de referencia sobre el terreno.

La interpretación de la información forestal que puede obtenerse de fotografías tomadas en serie requiere una habilidad especial. Por lo tanto, deben tomarse medidas para proporcionar entrenamiento en este arte a funcionarios forestales seleccionados, o bien, para obtener de una empresa especializada en levantamientos aéreos esta interpretación.

Al planear un programa de reconocimientos aerofotográficos con fines forestales, es muy importante determinar correctamente la clase de fotografías que deban tomarse. Las especificaciones de un contrato de reconocimientos aerofotográficos verticales deben incluir cláusulas relativas a la escala de las fotografías, le medida en que se superponen las fotografías adyacentes, los tipos de película y filtros de color que han de usarse, la altura de vuelo, la distancia focal de los lentes y otros aspectos. Deberá solicitarse consejo sobre estas cuestiones técnicas a las entidades que hayan acumulado experiencia sobre esta actividad.

Es interesante notar que se ha alcanzado un progreso considerable en algunos países nórdicos en lo que respecta a la estimación directa de los volúmenes de madera mediante los reconocimientos aerofotográficos. Hasta el momento actual parece que estas técnicas no han sido adaptadas a las condiciones que prevalecen en los bosques tropicales.

En lo que respecta a los pequeños bosques situados en las granjas, hay que subrayar el hecho de que los planes para el Censo Agropecuario Mundial de 1950, que están siendo sometidos por la FAO a la consideración de los gobiernos, disponen que la información relativa a tales bosques se obtenga de sus propietarios.

CLASES DE INFORMACIÓN PARA EL INVENTARIO

Las cuatro clases principales de información requerida para un inventario forestal adecuado fueron brevemente mencionadas al principio de este trabajo. Casi no tiene límite la cantidad de detalles que pueden obtenerse en lo que respecta a algunas de estas clases. Sin embargo, para aquellos países cuyos bosques están en un estado inicial de explotación es mucho más importante obtener una información general de precisión razonable en lo que respecta a las tres primeras clases - áreas, volúmenes y propiedad - que el obtener un gran número de detalles sobre cualquiera de ellas en particular. Los párrafos siguientes indican el grado de subdivisión de las informaciones que se considera fundamental.

La parte más importante de cualquier inventario forestal es la determinación correcta de las áreas boscosas. Estas áreas deben subdividirse, tanto en los mapas como en los registros en "Bosques Productivos" y "Otros Bosques," incluyendo en esta clase las áreas pobladas de árboles que sean inadecuadas para su explotación debido a las malas condiciones de crecimiento. Las áreas forestales deben subdividirse además en los principales tipos de bosques o asociaciones naturales de especies arbóreas. Como requisito mínimo deben separarse los bosques de coníferas de los que no lo son. Si se dispone de fotografías aéreas, debería ser posible introducir una subdivisión ano más amplia con muy poco costo y esfuerzo adicionales. Deben hacerse separadamente las estimaciones de volúmenes de madera para las especies coníferas y para las que no lo son. En los bosques tropicales deben separarse, de ser posible, las maderas duras livianas de las pesadas. Se alcanzarán las condiciones ideales cuando puedan hacerse estimaciones separadas de los volúmenes comerciales de las diversas especies económicamente importantes.

Para fines preliminares, bastará con describir la pertenencia de las áreas forestales en tres grandes grupos, a saber - propiedad pública, de instituciones y privada. En una etapa posterior deberán estimarse separadamente los volúmenes de madera o la capacidad productiva que corresponda a las diferentes categorías de propiedad.

Es difícil y compleja la tarea de hacer una estimación del crecimiento anual, o del rendimiento potencial anual que pueda esperarse de grandes bosques que no han sido explotados racionalmente. Esta investigación inevitablemente requerirá tiempo, pero debería iniciarse lo más pronto posible un programa para realizarla.

POSIBILIDADES DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL

En algunas regiones naturales, como la Cuenca del Amazonas, varios países limítrofes poseen partes de un gran bosque natural. En estas circunstancias, dos o más países pueden desear cartografiar sus propios bosques por medio de levantamientos aerofotográficos y sería posible realizar considerables economías si dichos países celebraran conjuntamente un contrato con una sola compañía de levantamientos aéreos. En general un proyecto de levantamientos en gran escala puede ser llevado a cabo más económicamente que numerosos proyectos pequeños, debido a que el personal y el equipo pueden ser empleados continuamente durante considerables períodos de tiempo en una sola región.

Puede obtenerse otra oportunidad de hacer economías mediante el sostenimiento conjunto de un proyecto de investigación forestal que estudiaría, entre otras cuestiones forestales, las proporciones de crecimiento de los bosques de esa región. Evidentemente resultaría poco eficiente el que varios países limítrofes dedicaran cuerpos de investigación separados, para trabajar todos en una misma región.

LAS FUNCIONES DE LA FAO

Actuando de acuerdo con las recomendaciones formuladas por las Conferencias Anuales, la Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO se ocupa actualmente en la compilación de un nuevo informe de los recursos forestales del mundo. Para llevar a cabo esta empresa se ha usado un cuestionario especialmente formulado para el inventario forestal, que ha merecido ya la aprobación de dos conferencias internacionales sobre estadísticas forestales. Debido a esta circunstancia, el esquema de información básica para el inventario indicada en dicho cuestionario puede recomendarse con toda confianza a los países que estén proyectando levantar inventarios por primera vez.

La Organización está al servicio de los países miembros y la Dirección de Silvicultura y Productos Forestales está preparada para proporcionar, o para obtener, consejo competente sobre inventarios y otros problemas forestales a los países que lo soliciten. La Dirección tendrá guesto en ayudar a los países interesados que deseen ponerse en contacto con expertos competentes o con compañías especialistas en levantamientos aéreos de otros países o que quieran hacer arreglos para el adiestramiento especial de sus ciudadanos. De modo semejante, la Dirección está preparada para prestar toda la ayuda posible en la organización de esfuerzos conjuntos que deseen realizar para la solución de problemas de inventario los países que crean que este método es económico y satisfactorio.

Es interesante notar que varios de los países europeos que administran grandes territorios en Africa, es decir, Bélgica, Francia y la Gran Bretaña, han celebrado recientemente consultas entre sí sobre la cuestión de obtener mayor información sobre los bosques africanos que tienen bajo su responsabilidad. En una conferencia celebrada recientemente en Bruselas se llegó en principio a un acuerdo sobre un esquema de información uniforme que es necesario para la administración adecuada de los bosques tropicales. Se ha creído que el esquema en su forma final será interesante para los países de la América Latina aún cuando en ciertos aspectos pueda abarcar más detalles de los que son esenciales en la presente etapa de desarrollo forestal en algunos países de esta región. La Dirección de Silvicultura y Productos Forestales tendrá mucho gusto en obtener copias del esquema para los gobiernos que así lo deseen.

La Legislación Forestal

La conservación y explotación racional de los bosques, son indispensables al bienestar económico y social de una nación. La política forestal de un país deberá expresar este interés público. Tal política deberá tomar una forma concreta mediante la legislación forestal que, a su vez, habrá de disponer la creación o el fortalecimiento de una dependencia gubernamental que formule y haga cumplir los reglamentos específicos, con el fin de asegurar la aplicación de los preceptos legales y de la política que ellos integran.

LA POLÍTICA FORESTAL

El énfasis y las circunstancias en que se funde una política forestal consistente podrán variar de un país a otro, pero puede decirse que el principio general es virtualmente el mismo para todos, o sea el lograr el bienestar máximo para el mayor número de personas por el mayor espacio de tiempo posible.

Específicamente, los objetivos principales de una política forestal deben ser:

1. Mantener o crear, y subsecuentemente proteger contra los enemigos naturales o contra el abuso del hombre, una extensión de bosques suficiente para conservar o mejorar las condiciones generales de un país en lo que concierne al clima, al régimen de sus aguas y a la protección de sus suelos. Mientras este objectivo no se alcance, la necesidad de preservar o crear bosques debe superar toda consideración de orden agrícola, ya que la existencia de los bosques es un requisito vital de una agricultura próspera.

2. Dedicar a fines forestales toda la tierra que sería antieconómico utilizar para cultivos o para la ganadería, ya sea de manera temporal o permanente, y proteger dichas tierras contra toda clase de abusos y riesgos.

3. Fijar las medidas de conservación y explotación racional de todos los bosques de modo de mantener su productividad a fin de que puedan rendir a sus propietarios la mayor utilidad posible, ya sea en productos o en ingresos y especialmente satisfacer a su máximo, y a un precio razonable, las necesidades de los habitantes de toda clase de productos forestales, sirviendo a la vez de base a la creación de empleos permanentes en las explotaciones forestales y en las industrias madereras.

Estos objectivos entrañan ciertos efectos que pueden ser considerados, a su vez, como objectivos secundarios, tales como el mejoramiento de la salud pública, la preservación de la flora y de la fauna aborígenes, el embellecimiento de paisaje, y la creación de facilidades para el turismo y el esparcimiento

La exposición de motivos de cualquier Código Forestal o medida legislativa deberá establecer claramente los objectivos de la legislación. Podrán ser diferentes para cada país, pero básicamente deberán estar de cuerdo con los principios ya enunciados. Deberá ser una exposición precisa de los objetivos que se tratan de lograr bajo determinadas condiciones locales.

LA LEGISLACIÓN FORESTAL

Se requerirá de disposiciones legislativas amplias que aquí llamaremos Ley Forestal, para poner en ejecución la política forestal que se adopte y proteger los intereses del público.

Aún cuando, al principio, tanto el personal como las asignaciones presupuestales sean inadecuadas para la aplicación de una ley forestal amplia, se deberá formular sin embargo un esquema completo, de modo de poder ir incorporando. gradualmente los elementos necesarios a medida que las circunstancias lo permitan.

Deberán incluirse dos elementos esenciales:

(a) La ley deberá definir qué dependencia gubernamental administrativa tendrá a su cargo su aplicación, estableciendo a la vez los medios para la preparación del personal. Este aspecto particular del problema se trata en otro lugar. Baste con señalar aquí la importancia de que dicha dependencia goce de autonomía y que sus atribuciones no sean repartidas entre diferentes servicios o departamentos del Gobierno.

(b) Por otra parte, la ley debe crear y delimitar un dominio forestal (forest domain) en el que se distingan los diversos elementos constitutivos.

Con apoyo en lo que ya se ha expuesto, el dominio forestal deberá comprender todos los bosques existentes en la fecha en que se formule la ley y además deberá incluir la extensión de tierras baldías que se considere práctico poder dedicar a fines forestales. Para determinar el concepto legislativo aplicable a estas superficies, pueden ser consideradas desde tres diferentes puntos de vista:

(a) En primer lugar los bosques que quedan incluídos en la descripción anterior al primer objetivo de la "política forestal," deben ser considerados como esenciales y clasificarse bajo el título general de "bosques de protección." Cualquiera que sea la forma de su tenencia, la legislación debe asegurarles protección absoluta contra toda posibilidad de abuso, en caso de que se presente esta amenaza. Para otros bosques, por el contrario, la legislación debe ser más flexible, ya que en ocasiones puede resultar económicamente más ventajoso dedicar tierras forestales a la producción agrícola que a la producción de árboles; y en algunos casos el uso de la tierra podrá combinarse entre el cultivo agrícola y largas temporadas de descanso para el desarrollo de una cubierta forestal. De cualquiera manera, deberán controlarse los riesgos inherentes al aclareo de los bosques para dedicarlos al cultivo sin un plan preconcebido, y asegurar una administración adecuada a los bosques que caigan dentro de esta categoría.

(b) En segundo lugar, los bosques pueden ser clasificados de acuerdo con la relativa urgencia que haya para someterlos a un control legal efectivo. Esto es lo indicado de manera especial en los países poco desarrollados que disponen de grandes extensiones de bosques. Sería una gran equivocación el tratar de poner en vigor reglamentos estrictos en todos los lugares, ya que sería muy remoto el desarrollo de ciertas partes del dominio forestal, excepto en un futuro muy lejano. Es más urgente concentrar la atención sobre áreas de importancia inmediata. Por ejemplo, la Ley Forestal deberá aplicarse con todo rigor a los bosques de protección, que ya existen o que están por crearse y que en la actualidad se ven amenazados. A continuación, a bosques que aunque no están clasificados como de protección, ya se han abierto a la explotación, a pronto lo serán. Estos últimos pueden clasificarse como "bosques de reserva." Sobre las partes restantes del dominio forestal, que ano pueden ser extensas, bastará con definir ciertos derechos de uso, sin perder de vista que nada es más inútil que una ley que no puede hacerse cumplir.

Es obvio que el dominio forestal, de acuerdo con el significado de los párrafos (a) y (b), puede estar sujeto a cambios. Los bosques no clasificados pueden constituirse en reservas a medida que las circunstancias lo exijan y se amplíe el Servicio Forestal. De igual manera, la necesidad de dedicar una superficie a bosque de protección, sólo puede llegar a ser aparente a medida que pasa el tiempo. Por lo tanto, la legislación debe dejar lagar para modificaciones y ajustes pero debe establecer de manera definitiva el procedimiento que se seguirá para clasificar los bosques.

(c) Finalmente, el dominio forestal puede dividirse en bosques nacionales, comprendiendo todas las superficies que pertenecen al gobierno central; bosques de propiedad colectiva de los estados, provincias, comunidades, etc., y superficies de propiedad privada. La legislación adecuada variará para cada clase de propiedad, y también podrá diferir si los bosques en cuestión están clasificados y sea como de protección o de reserva. En cada caso la legislación deberá definir la jurisdicción del gobierno central y las funciones precisas del Servicio Forestal.

A este respecto debe llamarse la atención a tres puntos de importancia:

(a) Cualquiera que sea la forma de dominio, un gran número de bosques están sujetos a ciertos derechos de uso, de mayor o menor importancia, que no deben ser ignorados bajo pena de desequilibrar la economía total de una región. Ya que se hayan establecido por título o por costumbre, pueden incluir derechos de corte para cubrir ciertas necesidades. derechos de pastoreo, o pueden incluir derechos aún más amplios. Estos derechos deberán definirse y limitarse, y, en ciertos casos, tendrán que ser atenuados, restringidos a ciertas áreas o abolidos por completo.

(b) La necesidad de mantener o restablecer una cubierta forestal que puede hacer necesario con frecuencia que las tierras de propiedad comunal o privada queden sujetas a reglamentos especiales y que restrinjan considerablemente los derechos establecidos. La legislación tendrá que determinar tales restricciones, el procedimiento para que se lleven a efecto y, como último paso, los términos de las compensaciones o indemnizaciones que deban otorgarse a los propietarios afectados. Estas restricciones pueden, en ciertos casos, conducir a la expropiación, cuya secuela de ejecución también deberá quedar incluida en el mismo ordenamiento legal. Inversamente, se puede juzgar como cosa conveniente el enajenar ciertas superficies de los bosques nacionales en interés de la economía general de la región. El procedimiento para la transformación del dominio debe quedar también incluido en la Ley Forestal.

(c) Un propietario particular o toda una comunidad en conjunto pueden, voluntariamente o por mandato de la ley, emprender trabajos forestales, tales como siembras que representan inversiones a largo plazo y que producirán más beneficios públicos que privados. En estos casos una legislación deberá disponer que el Gobierno pague las indemnizaciones correspondientes y otorgue prerrogativas especiales.

La clasificación que estamos examinando tendrá ciertas consecuencias que la ley deberá reglamentar. Independientemente de ello, la ley establecerá los principios de la protección y la explotación racional para cada una de estas clases de terrenos forestales. Por último, deberá definir las infracciones a la ley y establecer las penas aplicables a los infractores.

Protección de los bosques

Una vez que el bosque haya quedado protegido contra el abuso de parte de los propietarios, de acuerdo con el sistema de clasificación descrito, todavía queda la necesidad de protegerlo:

(a) Contra los riesgos naturales, tales como los incendios, los insectos y las enfermedades. La legislación requerida podrá variar grandemente de acuerdo con las circunstancias. Los incendios constituyen hasta ahora el peligro más serio y la legislación deberá estar encaminada tanto a establecer medidas preventivas como de combate. El uso de fogatas dentro o cerca del bosque deberá controlarse Y, aún más, deberán hacerse obligatorias las medirlas de defensa y de vigilancia. Se deberán obligar a los residentes locales a prestar su ayuda en la extinción de los incendios, deberán establecerse servicios adecuados de combate y hacerse cualesquier otros arreglos pertinentes.

(b) Contra la explotación ilegal, así como contra los daños que causa el pastoreo no autorizado.

Al mismo tiempo la ley deberá contener preceptos para la preservación natural de la flora y de la fauna aborígenes, y para el establecimiento de sitios o reservas para el recreo de los habitantes o para la investigación científica.

Explotación racional de los bosques

La legislación no puede entrar en los detalles de las reglas que deberán seguirse para la explotación de cada bosque con objeto de asegurar la regeneración y, de ser posible. el mejoramiento del material en crecimiento. Estos métodos difieren considerablemente de una clase de bosque a otra. Pero la legislación deberá sentar las bases generales, sin que haya alternativa para argumentos - y éste es uno de los puntos más esenciales de una buena legislación forestal - del principio del rendimiento sostenido, debiendo fijar los procedimientos que deban seguirse para obtener este resultado. Para esto, hay que formular un plan de explotación que deba aplicarse durante un período de años, y que establezca los métodos que deban utilizarse en un caso particular. Este plan deberá verificarse después por técnicos forestales preparados, y una vez que se hayan llenado estos requisitos será obligatorio llevarlo a la práctica según las disposiciones de la ley.

Este capítulo sobre legislación puede ano ampliarse con un número de preceptos relacionados con las prácticas de corte (ventas en los bosques nacionales, rotación de los cortes, duración de la explotación, etc.).

Investigación y constatación de las infracciones a la ley

Por último la legislación deberá determinar: (a) el procedimiento para la investigación y el establecimiento de casos de infracciones, así como las responsabilidades de las varias agencias encargadas de hacer cumplir la ley; (b) la acción y los procedimientos judiciales a seguir una vez que la infracción haya sido establecida y comprobada; y (c) la naturaleza exacta de las infracciones y las penas incurridas.

LA REGLAMENTACIÓN FORESTAL

La legislación no puede y no debe entrar en detalles de su aplicación administrativa. Esto variará de región a región y los reglamentos forestales deben modificarse en concordancia a esas condiciones. No es necesario considerarlas en detalle en este trabajo. Será suficiente hacer notar que, mientras la legislación forestal es de la competencia de los órganos legislativos del Gobierno, los reglamentos que implementan esta legislación emanan del poder ejecutivo. El Servicio Forestal como dependencia apropiarla del Ejecutivo deberá, por consiguiente, tener la responsabilidad principal en la formulación de estos reglamentos.

Directiva de la Comisión 1. De izquierda a derecha: L. J. Vernell (FAO), Secretario; E. Hernández Carabaño (Venezuela), Presidente; G. G. Insfrán (Paraguay), Vicepresidente; y R. G. Guzmán (Chile), Relator.


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