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Resumen y conclusiones

Es evidente que las cifras presentadas en este informe no representan la respuesta final a las preguntas relativas a extensión y productividad de los recursos forestales de cada país. Lo incompleto de las contestaciones y el carácter preliminar de algunos de los cálculos, bastan para mostrar que en el futuro se necesitarán otras investigaciones. Un obstáculo ano más importante con que se tropieza para la preparación de los cálculos finales, estriba en la naturaleza de los mismos bosques, por su susceptibilidad a los daños, su capacidad de crecimiento y las posibilidades de extensión de sus límites por medios artificiales. No obstante, parece probable que dentro de esas limitaciones las cifras que presentamos sean una aproximación bastante precisa de la situación forestal del mundo en la actualidad. A continuación nos ocupamos de unas cuantas deducciones importantes que se pueden derivar de ellas.

SUPERFICIES DE BOSQUES

El cuadro 2 muestra que la superficie total de bosques del mundo está calculada en 3,978 millones de hectáreas, de las cuales 2,612 (66 por ciento) están clasificadas como productivas. Dado que no menos de 1,366 millones de hectáreas de bosques están excluidas de la categoría productiva, es evidente que la subdivisión de la superficie total de bosques en "productivos" y "otros" fue una de las características más importantes del cuestionario. En la categoría de "otros bosques" se incluyen proporciones apreciables del total de bosques de todos los continentes, que sólo en Africa alcanzan la asombrosa proporción del 64 por ciento del total.

El cuadro 3 indica que la superficie de bosques productivos se compone de 942 millones de hectáreas (36 por ciento) de coníferas y 1,670 millones de hectáreas (64 por ciento) de especies de hoja ancha. Aproximadamente el 58 por ciento de los bosques de coníferas y el 52 por ciento de los de especies de hoja ancha, están clasificados como accesibles. De modo que quedan casi 400 millones de hectáreas de coníferas y 800 millones de hectáreas de especies de hoja ancha a las que todavía no se ha tocado, y que en su mayoría constituyen reservas para un porvenir mas o menos distante.

Las superficies de bosque por habitante, que figura en los cuadros 2 y 4, están calculadas sobre la base de superficie de bosque productivo en vez de sobre la base de la superficie total de bosques, debido a que sólo la primera clase es apta para rendir en forma constante productos forestales diversos. En Asia, donde viven más de la mitad de los habitantes del mundo, no hay más que 0.3 hectáreas de bosque por persona, mientras que la cifra correspondiente a Sudamérica es de 6.4 hectáreas, es decir, 21 veces mayor. El promedio de los países europeos que informan es de 0.3 hectáreas por habitante, es decir, igual que para Asia, pero los países europeos que no informan, junto con la URSS, tienen 2.1 hectáreas por habitante. En Norteamérica y Oceanía hay 2.5 y 4.2 hectáreas por persona respectivamente; pero Africa, de la que se suele decir que es un continente sin desarrollar, con vastos recursos forestales intactos, no tiene más que 1.6 hectáreas de bosque productivo por cada miembro de su población.

CUADRO 3. - CLASIFICACION DE: LOS BOSQUES PRODUCTIVOS

Continente

Bosques accesibles

Bosques inaccesibles

Coníferas

De hoja ancha

Total

Coníferas

De hoja ancha

Total

EUROPA Y LA URSS

(Millones de hectáreas)

Países que informan

60

30

90

2

2

2

Países que no informan

: 256

78

334

210

91

301

Totales calculados

316

108

424

212

91

303

AMERICA DEL NORTE 1

Países que informan

175

127

302

130

26

156

Países que no informan

5

27

32

5

12

17

Totales calculados

180

154

334

135

38

173

AMERICA DEL SUR

Países que informan

8

248

256

4

301

305

Países que no informan

2

49

51

1

51

52

Totales calculados

10

297

307

5

352

357

AFRICA

Países que informan

1

136

137

-

153

153

Países que no informan.

1

12

13

-

-3

3

Totales calculados

2

148

150

-

156

156

ASIA (EXCEPTO LA URSS)1

Países que informan

24

98

122

36

93

129

Países que no informan

7

45

52

7

48:

55

Totales calculados

31

143

174

43

141

184

OCEANIA

Países que informan

3

13

16

-

8

8

Países que no informan

1

7

8

4

14

18

Totales calculados

4

20

24

4

22

26

TOTALES GENERALES CALCULADOS

543

870

1 413

399

800

1,199

1 La superficie total de bosques productivos del cuadro 3 concuerda con la del cuadro
2 Sin embargo, debido a que unos cuantos países informaron sobre la superficie productiva, pero sin dar los detalles que aparecen en el cuadro 3, hay ligeras diferencias entre ambos cuadros en lo que respecta a países que informan y que no informan.

La superficie de bosque por habitante no da en sí misma una idea adecuada de la relación que existe entre la superficie de bosque y la población de las diferentes partes del mundo. Por ejemplo, aunque la superficie de bosque por habitante parece ser aproximadamente igual para los países europeos que informan y para los de Asia, casi todos los bosques de Europa son accesibles, mientras que algo más de la mitad de los asiáticos no lo son Sobre una base continental, este solo factor reduce la superficie de bosque realmente disponible en Asia a 0.15 hectáreas por cabeza Consultando el cuadro 4, se ve que en algunos países asiáticos la superficie disponible de bosques es ano menor.

REGÍMENES DE PROPIEDAD DE LOS BOSQUES

Según el cuadro 6, la distribución de las diferentes formas de propiedad de los bosques varía mucho de un país a otro Mucho se ha dicho y escrito sobre los méritos respectivos de la propiedad pública y privada, desde el punto de vista de la silvicultura, pero la práctica demuestra que la importancia relativa que se debe atribuir a la forma pública de propiedad depende mucho más de las condiciones generales políticas y sociales de cada país que de las virtudes absolutas inherentes a cualquier forma determinada de propiedad. Aunque se sabe que en ciertos países se administran mucho mejor los bosques públicos que los de propiedad particular, hay otros ejemplos en los que los bosques propiedad del estado apenas reciben atención. Por otra parte, al consultar el cuadro se verá que en una porción de países de Europa noroccidental, en los que, según se admite en general, la silvicultura está muy desarrollada, predomina la forma de propiedad privada.

VOLÚMENES DE MADERA EN PIE

En el cuadro 7 figuran los volúmenes de madera en pie y el promedio por hectárea para los países que informan. Los volúmenes por hectárea de coníferas y de especies de hola ancha están basados en la superficie en que crecen dichas especies y no en el total de superficie arbolada productiva. Conviene indicar aquí que la comparación de volúmenes medios, por hectárea, de diferentes países, no es significativa más que si las condiciones de emplazamiento son más o menos semejantes y si el estado y los métodos de administración forestal son razonablemente comparables. Las cantidades que se dan en el cuadro son promedios en los que las superficies de bosques muy jóvenes, de escaso o ningún volumen mensurable, podrán estar agrupadas con zonas pobladas de árboles maduros. Si la mayor parte de los bosques no es trabajada activamente, aunque esté clasificada como accesible, es muy probable que el volumen medio por hectárea sea mayor que en un país cuyos bosques sean en general de un tipo análogo pero que estén siendo explotados.

Los cálculos disponibles de reservas en crecimiento de muchos países tropicales se refieren únicamente a especies que en la actualidad tienen valor comercial. Los rápidos progresos logrados en la adaptación de especies que antes no se aprovechaban para fines comerciales en la zona templada del norte sugieren que quizás sea conveniente hacer, por lo menos, cálculos aproximados de especies tropicales para las que no haya demanda comercial por ahora.

CAPACIDAD PRODUCTIVA SOSTENIDA DEL BOSQUE

Ya hemos examinado las razones por las cuales no se considera posible preparar un cálculo directo de la relación que existe entre el crecimiento normal y la merma normal sobre una base mundial. Sin embargo, es posible calcular de una manera muy general la capacidad productiva de los suelos cubiertos de bosque de todo el mundo. En realidad, se debe hacer un cálculo de ese tipo que sirva como orientación para formular políticas a largo plazo con vista a la utilización más eficaz de los bosques del mundo.

Bosques de coníferas

Aproximadamente el 36 por ciento de los bosques productivos son de coníferas, pero más del 70 por ciento de la demanda de madera para construcción y para fines industriales es por madera de especies coníferas. Cabe, pues, suponer que exista una situación crítica a propósito de los bosques de estas especies.

Las tres grandes regiones productoras de coníferas son Europa, la URSS y Norteamérica. En Europa se han aplicado los principios de administración forestal durante un largo período y se ha acumulado mucha información respecto a los rendimientos obtenidos de los bosques de coníferas. Se sabe, sin embargo, que muchos bosques no están completamente poblados y que existen bastantes oportunidades para mejorar los rendimientos medios.

El cuadro 9 muestra que los promedios de crecimiento de las coníferas en los países europeos que informan varían entre 7.3 m3 ® por hectárea para Dinamarca a menos de 2 m3 ® por hectárea en varios otros países. Las cifras tan bajas correspondientes a la Gran Bretaña y a Polonia, son cálculos del crecimiento real en bosques que sufrieron devastaciones excepcionales durante la guerra. El promedio de los países europeos que informan es aproximadamente de 2.2 m3 ® por hectárea, pero parece posible suponer, sin optimismo excesivo, que se podrá aumentar a unos 3 m3 ® por hectárea.

Se ha dicho que el promedio de crecimiento de los bosques de la URSS es de 2 m3 ® por hectárea. En vista de la ubicación septentrional de muchos de los bosques de coníferas de dicho país, sería imprudente contar con un promedio más elevado para el porvenir.

El promedio de crecimiento de coníferas que se informa en los Estados Unidos, es 2.3 m3 ® por hectárea y se cree que en el Canadá la cifra correspondiente sea aproximadamente de 1 m3 ® por hectárea. Sin embargo, estas cifras son de naturaleza diferente de las europeas. se pueden cosechar al final de una rotación y no tienen en cuenta los productos intermedios que en Europa serían recogidos durante la vida de los árboles. La introducción de mejores sistemas de administración forestal debería permitir promedios de crecimiento de 4 m3 ® en los Estados Unidos y 2 m3 ® en el Canadá.

Para nuestros fines actuales, podemos admitir un promedio de 2 m3 ® por hectárea en los bosques de coníferas de otras partes del mundo, aunque se sabe que algunas plantaciones de coníferas exóticas de la zona templada del sur se desarrollan con ritmo cinco veces mayor.

De acuerdo con las hipótesis anteriores y concediendo un 10 por ciento de pérdida por causas naturales, se calcula que con arria administración razonablemente adecuada, los bosques accesibles de coníferas del mundo podrían producir unos 1,200 millones de m3 ® de madera anualmente, lo cual equivale a un promedio mundial de 2.2 m3 ® por hectárea de bosques de coníferas accesibles.

En conjunto, los bosques de coníferas ahora clasifica dos como inaccesibles ocupan localidades en las que las condiciones de desarrollo son probablemente algo menos favorables que en las zonas accesibles. Además, es posible que algunos sean de tan difícil acceso que no deban ser considerados como reservas potenciales para el porvenir. Por consiguiente, no sería prudente esperar una producción media superior a los dos tercios del promedio de las áreas accesibles. Sobre esta base, se calcula que los bosques de coníferas inaccesibles en la actualidad podrán proporcionar con el tiempo unos 600 millones de m3 ® anualmente.

Quizás se crea que los cálculos anteriores están basados en ritmos de producción demasiado conservadores, ya que muchos bosques de coníferas producen madera a ritmos mucho más elevados Pero las cifras utilizadas se basan en promedios en los que el crecimiento de los mejores bosques se promedia con el de los peores. Tal vez sea posible aumentar el ritmo de crecimiento de un bosque pequeño de una manera considerable en una sola generación, pero aumentar el promedio nacional exigirá grandes y concertados esfuerzos durante un plazo largo de tiempo.

El cuadro 9 indica que los países que informan, tomados en grupo, consideran que el ritmo medio de explotación de sus bosques accesibles de coníferas, durante los últimos diez años, ha excedido al ritmo con que van siendo reemplazados efectivamente pero con un margen no muy grande. Por otra parte, se ha calculado que los bosques de coníferas, accesibles e inaccesibles, podrían llegar a rendir con el tiempo cantidades anuales mucho mayores de las que se han extraído de ellos en el pasado. No estará de más insistir otra vez enérgicamente en que estos cálculos de posible futuro rendimiento se basan por completo en la hipótesis de que todos los bosques sean administrados en su oportunidad de acuerdo con los principios de la silvicultura y que se pondrá término a la devastación de los bosques. A menos que se cumplan estas condiciones, el mundo no podrá conseguir las cantidades de madera de coníferas que caen enteramente dentro de los límites de lo posible. Sin embargo, la introducción de mejores métodos de administración forestal en todo el mundo, necesitará tiempo y no hay que partir del supuesto de que se puede aumentar en la actualidad el ritmo de consumo mundial de madera de coníferas

Concediendo que existe la necesidad de mayores cantidades de madera de coníferas de la que hemos tenido a nuestra disposición en el pasado, todos los países tendrán que tomar decisiones con respecto al método o métodos que parezca más probable hayan de satisfacer sus necesidades particulares. Para los países que no tienen bosques de coníferas, la elección tendrá que limitarse a confiar en las importaciones, en la plantación de nuevos bosques, o en una combinación de ambos. Los países que posean grandes zonas de coníferas, aunque estarán en situación más afortunada, se enfrentarán a problemas mucho más complejos. ¿Se deberá dirigir el esfuerzo principal hacia el aumento del rendimiento de los bosques que se explotan ahora, hacia nuevas plantaciones, o a explotar bosques hasta ahora inaccesibles? Si se estima aconsejable una combinación de esos métodos, ¿en qué proporción se deberán repartir entre ellos los fondos disponibles? Estos son problemas de primera magnitud en el campo de la economía forestal.

Es evidente que las decisiones relativas al desarrollo futuro de los bosques de cada país serán tomadas por los gobiernos correspondientes. Es igualmente obvio, en lo que respecta a los problemas de abastecimiento de todo un continente en que los bosques y las industrias forestales de los diferentes países se complementen mutuamente, que no puede esperarse que la acción unilateral por parte de los gobiernos nacionales permita conseguir las mejores soluciones posibles. Por el contrario, será necesario, en interés común, que los gobiernos celebren consultas en mayor o menor grado. En Europa ya existe un mecanismo para facilitar esas consultas en la recién creada Comisión de Silvicultura y Productos Forestales. Se planea una organización análoga para la América Latina y probablemente más se harán necesarias en otras regiones.

Bosques de especies de hoja ancha

Aproximadamente el 64 por ciento del total de la superficie de bosques productivos del mundo está constituído por especies de hoja ancha. De esa proporción, las llamadas maderas duras templadas integran el 14 por ciento, quedando el 50 por ciento restante constituido por maderas duras tropicales. La situación general con respecto a esos dos grupos es muy diferente.

El promedio de crecimiento de los bosques de hoja ancha templados de Europa es, según muestra el cuadro 10, de 2.0 m3 ® por hectárea, es decir, aproximada. mente igual al de coníferas. En Norteamérica existe una semejanza análoga. En Europa hay indicios de un grado moderado de sobreexplotación y es bien sabido que los bosques de hoja ancha de la zona mediterránea han sido explotados en exceso en años recientes, en un esfuerzo para hacer frente a la escasez extrema de combustible. Los bosques templados de hoja ancha de Norteamérica, por el contrario, no se aprovechan del todo. Aunque hay escasez local de maderas de hoja ancha en la zona templada, parece seguro que esos bosques podrían proporcionar cantidades de madera mucho mayores de las que se están extrayendo actualmente.

La situación en los bosques tropicales de hoja ancha es completamente diferente. En la mayoría de las zonas que están siendo explotadas, tan sólo unas cuantas de las muchas especies existentes encuentran salida en el mercado mundial y como consecuencia las operaciones de corte son muy selectivas. En general, el porcentaje de utilización de los bosques tropicales es bajo, aunque indudablemente ha existido sobreexplotación de determinadas especies. La principal amenaza y la mayor fuente de daños no está en la sobreexplotación de los productos forestales, sino en la costumbre de alternar los cultivos con la vegetación forestal y en el uso inmoderado del fuego para limpiar las tierras para el cultivo y para mejorar los pastos. Esas fuentes de destrucción no se pueden medir en función de productos forestales, pero han sido y siguen siendo la causa de enormes devastaciones. Una eminente autoridad ha declarado recientemente que "parece razonable decir que hoy día en Africa tropical la superficie de bosques es aproximadamente sólo una tercera parte de lo que habría podido ser sin las devasta clones del fuego y sin las prácticas destructivas de los agricultores". 1

( 1 H. L. Shantz, UNASYLVA, Volumen II, Núm. 2, pág., 67. )

Se han recibido cálculos que muestran promedios anuales de crecimiento total en las selvas ecuatoriales que ascienden hasta 7 m3 ® por hectárea y por año, con promedios inferiores para los tipos húmedo y seco de hoja caduca. Esos cálculos están basados en el crecimiento total de todas las especies sin tener en cuenta la demanda comercial que tengan en la actualidad. Otro, cálculos, limitados a especies hoy día comerciales, muestran promedios anuales de crecimiento comprendidos entre 0.3 y 1.5 m3 ® por hectárea En las circunstancias actuales es prácticamente imposible hacer cálculos racionales de la posible productividad futura de los bosques tropicales. Antes de poderlo hacer hay que encontrar usos prácticos para otras muchas especies tropicales y, lo que es más importante, hay que reducir el ritmo de destrucción de los bosques a proporciones susceptibles de control.

OFERTA Y DEMANDA

El cálculo de consumo mundial del total de los productos forestales, durante la década que precedió a la segunda guerra mundial, indicó un promedio anual de unos 1,500 millones de m3 ®. Cálculos recientes hechos por la FAO para el año 1946 indican una cifra inferior en un 6 por ciento aproximadamente, pero para los fines de este estudio se puede aceptar la cantidad citada como representando un consumo más o menos normal. La información sobre cortes, obtenido a partir de la investigación para el inventario forestal, dista mucho de ser completa, pero en el Anuario Estadístico de Productos Forestales, 1947, de la FAO, hay valiosos datos adicionales. Partiendo de esas fuentes y de otras, se puede llegar a determinadas conclusiones generales.

Se calcula que algo menos del 50 por ciento del consumo mundial de madera se utiliza para la construcción y fines industriales y algo más del 50 por ciento para combustible. Además, el consumo total se divide casi por igual entre coníferas y especies de hoja ancha. De la madera de coníferas, un poco más del 70 por ciento se emplea para la construcción y la industria y cerca del 30 por ciento para quemarla. Para las especies de hoja ancha, esas proporciones quedan invertidas casi exactamente.

Ya hemos visto que con una administración forestal razonablemente eficaz, los bosques accesibles de coníferas del mundo deben ser capaces de rendir unos 1,200 millones de m3 ® de madera anualmente y que las coníferas inaccesibles pueden llegar a rendir con el tiempo otros 600 millones de m3 ®. Dicho de otro modo, debería ser posible aumentar la producción de las coníferas a dos veces y media su volumen actual. Con respecto a las especies de hoja ancha, las posibilidades son aún mayores, aunque su realización depende de grandes progresos tecnológicos y de cambios ano mayores en los métodos agrícolas empleados en los trópicos.

Los cálculos para el periodo anterior a la guerra indican que el consumo medio anual de madera, por habitante, en Norteamérica, era de 2.7 m3 ® mientras que en Europa era ligeramente inferior a 1.0 m3 ®. Esas cifras indican la variación que puede existir en tiempos normales entre los promedios de consumo de regiones muy industrializadas que estén en la misma zona climatológica general. Para el habitante de la densamente poblada Asia, sólo se disponía de 0.3 m3 ® como promedio. Por consiguiente, es muy difícil determinar el promedio de consumo necesario para un nivel de vida razonable. Quizás, en principio, haya que basar la orientación en la experiencia relativamente estabilizada de la Europa de antes de la guerra, es decir, aproximadamente 1.0 m3 ® de madera por persona. Parece evidente que los bosques del mundo pueden llegar a producir esa cantidad de madera perpetuamente para cada persona, aun cuando la población del mundo llegue a ser mayor que la actual.

PROBLEMAS REGIONALES

La discusión anterior muestra que, desde un punto de vista global, los bosques productivos del mundo tienen la capacidad inherente de rendir cantidades razonables de productos forestales suficientes para satisfacer las necesidades del mundo. Sin embargo, hay que vencer grandes obstáculos de los cuales uno de los mayores es el de las diferencias que existen entre la distribución de las poblaciones y la de los bosques.

En su estado natural la madera es material muy voluminoso y en comparación con otros artículos de primera necesidad su valor por unidad de volumen es bajo. Esas peculiaridades limitan material y económicamente las distancias a las cuales se pueden transportar grandes cantidades de madera. La leña, que es el producto forestal más barato, por lo general se ha de obtener cerca del punto de consumo final. Las trozas y la madera para pulpa, que han de ser transformadas por las industrias forestales, se transportan con frecuencia a través de las fronteras de países contiguos, pero las cantidades que se pueden enviar de un continente a otro están limitadas por consideraciones de costo tanto como por las disponibilidades. El transporte a grandes distancias, de madera aserrada que es más valiosa que las trozas, puede ser costeable y aparentemente el papel para periódico se puede transportar a cualquier distancia.

De lo anterior resulta evidente que aunque un continente puede recurrir a los otros para obtener una parte de la madera aserrada que consume y aun toda la pulpa y los abastecimientos de papel, necesita obtener de sus propios recursos la leña y la mayor parte de la madera que requiere para usos industriales. Por tanto, la industrialización en gran escala de Sudamérica, donde hay pocos bosques de coníferas, implicará probablemente la adaptación de algunas especies tropicales de hoja ancha a usos que en la zona templada del norte han sido servidos por las coníferas.

CONCLUSIÓN

Este estudio se inicia con la interrogación de si el hombre se verá o no obligado en el porvenir a conformarse con una escasez perpetua de productos forestales. La contestación es un "no" rotundo. Se ha puesto de manifiesto que los bosques del mundo pueden proporcionar cantidades razonablemente adecuadas de sus productos a una población mayor que la actual, pero para ello se necesitará tratar a todos los bosques productivos como recursos renovables, poner en explotación bosques hay inaccesibles y que cese la tan general devastación de los bosques que todavía continúa en el siglo XX.

EQUIVALENTES, ABREVIATURAS Y SIGNOS

Como acostumbra hacer la FAO, los cuadros que figuran en este informe han sido presentados en unidades del sistema métrico decimal. Para comodidad del lector que esté más acostumbrado a las medidas inglesas, damos a continuación varios equivalentes. También se explican las abreviaturas y los símbolos utilizados en los cuadros.

1 hectárea = 2,471 acres.
1 milla cuadrada = 259 hectáreas.
1 metro cúbico = 35.31 pies cúbicos.
1 metro cúbico por hectárea = 14.29 pies cúbicos por acre.
m3 ® = metros cúbicos de madera rolliza sin corteza.
_ = nada o insignificante.
... = no se dispone de datos.


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