Página precedente Indice Página siguiente


La Silvicultura y los Bosques en las Filipinas

POR FLORENCIO TAMESIS

Los bosques constituyen uno de los recursos naturales renovables de más valor en las Filipinas. Como fuente de materias primas e ingresos para el gobierno, pueden administrarse en forma tal que rindan por mucho tiempo más de lo que dan actualmente. La última estimación que se hizo sobre la extensión del suelo vegetativo de las Filipinas arrojó lo siguiente:


Superficie en hectáreas

Por ciento

Bosques para explotación comercial

13.198,406

44.5

Bosques no comerciales

4.296,786

14.4

Terrenos pantanosos:




De agua dulce

168,657




De agua salada

438,155




606,812

2.0

Tierra descubierta y de pastos.

5.203,620

17.5

Tierra cultivada

6.434,348

21.6

Total

29.739,972

100.0

El 97.5 por ciento de los bosques, aproximadamente, pertenece al gobierno y está administrado por la Oficina de Silvicultura. El 2.5 por ciento restante es de propia. dad privada.

Por lo general, los bosques se encuentran en forma de grandes concentraciones en las islas principales, como Luzón, Mindanao, Samar, Negros y Palawán. En su mayoría, los bosques son de la clase tropical que crece en climas lluviosos, y de composición compleja. Existen más de 3,000 especies de árboles que llegan a tener un diámetro de 30 cm (1 pie) o más; de éstas, sin embargo, menos de sesenta llegan al mercado. El 75 por ciento de la población forestal, lo componen las Dipterocárpeas, familia llamada vulgarmente "lauan", a la que pertenece la "Caoba Filipina".

Según una estimación hecha en forma conservadora, el total de árboles comerciales en pie asciende aproximadamente a 2,105.000,000 m3 ® (464,729.000,000 pies cuadrados de taller). Sobre la base de los impuestos forestales (impuestos del gobierno sobre el valor de árboles en pie) estos recursos tienen un valor de pesos 2,341.550,000.* Se estima que su valor comercial es actualmente de 58,092.434,000 pesos, a razón de un precio mínimo de aproximadamente 26.5 pesos por m3 ® (120 pesos por millar de pies cuadrados de taller) Dentro de una política de rendimiento continuo, estás agrupaciones forestales podrían resistir, por tiempo indefinido, un corte anual de 32 millones de m3 ® (siete mil millones de pies cuadrados de taller).

(* Un peso equivale a 0.50 de dólar de los Estados Unidos de América.)

Vista del Volcán Monte Mayon, situado en el Parque Nacional de su nombre, uno de los parques pintorescos de la República de las Filipinas. La Oficina de Silvicultura administra los parques y bosques nacionales.

Clases de bosques

Tomando como base la composición de los macizos forestales, los bosques de Filipinas pueden clasificarse en cinco grandes grupos, a saber:

Dipterocárpeas. Esta es la clase donde predomina la familia de las Dipterocárpeas como especie maderera. Se encuentra, en general, en la región donde las condiciones para el crecimiento son más favorables, desde los lechos húmedos de los ríos hasta lugares montañosos. El 75 por ciento de los recursos madereros lo componen miembros de la familia de las Dipterocárpeas, cuyas especies se destacan por su altura en los macizos más o menos puros. Las especies más bajas son variedades de arbustos y enredaderas, incluyendo rotenes que, por el momento, no tiene valor comercial. Desde el punto de vista del negociante en madera, los macizos forestales cuyo rendimiento por hectárea es de 100 a 200 m3, son suficientemente importantes para justificar el uso de métodos mecánicos modernos de extracción. Esta clase es la fuente principal de materias primas de la industria maderera. Cerca del 70 por ciento de la producción total de madera lo componen seis especies de la familia "lauan": el "lauan" blanco o Pentacme conforta, el "lauan" rojo o Shorea negrosensis, el "tangile" o Shorea polysperma, el "apiton" o Dipterocarpus grandiflorius, el "yacal" o Hopea sp., y el "guijo" o Shorea guiso.

Molaves. Esta clase es menos densa que la de las Dipterocárpeas. El volumen de madera que se obtiene por unidad es mucho menor, representando un promedio de 30 m3 por hectárea. Se encuentra en regiones de marcadas estaciones lluviosas y secas, que duran varios meses. Durante la temporada seca la vegetación carece casi por completo de hojas, pero éstas crecen en abundancia en la época de las lluvias. Bajo ciertas condiciones locales del suelo, hay lugares, durante la temporada seca, que adquieren caracteres muy similares a los del desierto. El molave, Vitex parviflora, predomina en las serranías de piedras calizas secas. De ahí que exista la "clase molave".

La mayor parte de las especies de este grupo producen maderas que se aprecian mucho, tanto por su belleza natural, como por su durabilidad. Entre las más importantes figuran el molave, el narra o Pterocarpus spp., el tíndalo o Pahudia rohomboidea, el ipil o Intsia bijuga, el acle o Albizzia acla, y el "banuyo" o Wallaceodendron celebicum.

Pinos. Los pinos se encuentran en las altas regiones montañosas, en el norte de Luzón y Mindoro. Por lo general, el bosque de pinos es abierto y poco poblado. Su rendimiento promedio es de 43 m3 por hectárea. El pino de Benguet, Pinus insularis, representa la especie principal. El "tapulau" o Pinus merkusii, se encuentra en las altas montañas de Zambales y Mindoro. La importancia comercial de esta última especie no es tan grande, sin embargo, como la de la anterior. Aunque los pinos se presentan en macizos prácticamente poros, en las áreas protegidas contra el fuego pueden mezclarse a ellos árboles de madera dura, especialmente en los barrancos de poca altura. La madera del pino de Benguet se utiliza en la Provincia Montañosa, para minas y para fines generales de construcción. Estas dos especies de pino suministran trementina y resina.

Mangle. Esta clase se encuentra en los pantanos, en la desembocadura de los riachuelos y en los bordes de las bahías resguardadas. Las especies que hay en estas regiones podrían usarse para fines de construcción si, por medio de tratamiento pudiese hacérselas más duraderas. El grupo se compone, principalmente, de unas siete especies de la familia de los Rhizophoraceae. El mangle constituye la fuente principal de leña, de corteza para curtir, de cachú, de madera para tinte, y de carbón vegetal.

En muchos de los canales que se encuentran en las zonas pantanosas crece una palma conocida como "nipa" o Nipa fruticans, cuyas hojas se utilizan para hacer bardas. Su savia se emplea en la producción de vinagre, alcohol, vino y azúcar.

Clase propia de las playas. Más allá de donde llega la marea alta, se encuentran playas arenosas en las que el carácter original de la vegetación no ha sufrido cambio alguno. Esta constituye una clase peculiar en que la capa exterior consiste, en general, de una enredada vegetación en la cual se destaca el pandaneo o Pandanus tectorius. Las especies principales son el "talisai" o Terminalia catappa, el "dapdap" o Erythrina varegata var. orientalis, el "botong" o Barringtonia asiatica, el palo maría o Calophyllum inophyllum, el "agoho" o Casuarina equisetifolia, el "bani" o Xylocarpus moluccensis, y el "tawailis" u Osbornia octodonta.

Clase musgosa y de la parte media de la montaña. Los bosques de esta clase, que se encuentran en regiones montañosas elevadas y muy escabrosas, son esencialmente bosques protectores. Por lo general, en estas regiones las lluvias caen en abundancia y el grado de humedad es elevado. Expuestos a fuertes vientos, los árboles son en su mayoría enanos y comúnmente cubiertos de musgo, hepáticas, helechos membranosos y orquídeas epífitas. Entre las especies principales pueden citarse el Dacrydium spp., el Podocarpus spp., la Eugenia spp., el Decaspermum spp., el Quercus spp., la Myrica spp., el Symplocos spp., y la Tristania decorticata.

MADERA Y PRODUCTOS FORESTALES SECUNDARIOS

Los productos forestales filipinos se clasifican, por lo general, en dos grupos, a saber, (1) la madera y (2) los llamados productos forestales secundarios, los que incluyen toda clase de productos forestales que no sean madera.

Principales especies madereras. Desde un punto de vista comercial, las especies madereras principales pueden catalogarse en seis grandes clases: (1) los "lauans", (2) los "apitongs", (3) los guijos, (4) los yacals, (5) otras dipterocárpeas, y (6) las leguminosas.

Los "lauans" o "Caoba filipina", representan las variedades más blandas de la familia de las dipterocárpeas y están divididas en "lauan" rojo y "lauan" blanco. El primero incluye el "tangile", el "tiaong" o Shorea teysmanniana, y el verdadero "lauan" rojo que constituye la caoba filipina de color rojo obscuro. Por su parte, el "lauan" blanco comprende el verdadero "lauan" blanco, el "almon" o Shorea eximia, el "bagtikan" o Parashorea spp., el "manggasinoro" o Dacryodes incurvata, el "kaluntai" o Shorea kalunti, y el "mayapis" o Shorea palosapis, que es la caoba filipina de color rojo claro. Las especies de "lauan" rojas y blancas son moderadamente pesadas y duraderas para usos interiores, cuando se utilizan sin la albura. La madera de estos árboles no es apropiada para construcciones pesadas, ni para quedar expuesta a la intemperie, a no ser que la fabricación permita que el agua pueda escurrir, o bien que la estructura se haga en forma de "Rizal" o sea del tipo rústico. Para la construcción de casas, el "lauan" puede usarse en paredes maestras, medianeras y techos, y daría un magnífico resultado para parales, en la botadura de barcos pequeños.

Bosque dipterocárpeo típico de la isla de Luzón. (1) Lauan rojo, Shorea negrosensis; (2) Tangile, Shorea Polysperma; (3) Mayapie, Shorea kalunti; (4) Lauan blanco, Pentacme contorta.

El "apitóng" es el más abundante de las maderas pesadas y fuertes de la familia de las dipterocárpeas utilizadas para construcción y, cuando se emplea sin la albura y sin exponerla a la intemperie o no está en contacto con la tierra, dura muchísimo. El "apitóng" responde admirablemente a la desecación. Actualmente, es la madera que más se utiliza para armazón en construcciones de madera. Tratado debidamente, el "apitóng" puede durar tanto como el molave, el "dungón" o Tarrietia sylvática, el ipil y el yacal, en construcciones expuestas a la intemperie; y supera a cualquiera de estos para pilotaje en agua salada.

En muchos respectos, el guijo se asemeja al "apitóng", especialmente en su colorido. Los poros del "apitóng", sin embargo, son más abiertos y tiene la tendencia a ser más resinoso. La madera de guijo es fuerte, se trabaja con relativa facilidad, y sus cualidades de duración son buenas. Esta madera sirve particularmente para armazones interiores de vehículos, carrocería de automóviles y camiones, vigas y viguetas. Para suelos, atrae a los que gustan de los colores café rojizos. Lo mismo que el "apitóng", esta madera sufre alteraciones en la desecación, y, por lo tanto, deberá tratarse convenientemente si quiere obtenerse el mejor resultado. Una vez secas, sin embargo, las dos maderas conservarán su estado.

La especie más dura y resistente de la familia "lauan", es el yacal. Esta madera no se pudre, lo que la hace especialmente adecuada para las estructuras expuestas a la intemperie. Sufre casi tantas alteraciones como el guijo y, sólo secándola cuidadosamente antes de utilizarla, podrán obtenerse los mejores resultados. Es un excelente substituto del ipil para los postes que se emplean en la construcción de casas y para puentes. El vocal se recomienda dondequiera que se necesita fuerza y durabilidad.

Algunas de las especies menos abundantes de la familia "lauan" son el "palosapis" o Anisoptera Thurifera, y el mangachapuy u Hopea acuminata, este último conocido algunas veces con el nombre de "dalindingan". El verdadero mangachapuy es de textura fina, fibra recta, duro y pesado, blanco cuando está fresco, pero que toma un color amarillo rojizo obscuro cuando se expone al sol. Por otra parte, el "palosapis", con el que a menudo substituyen los comerciantes sin escrúpulos el mangachapuy, es de textura áspera, moderadamente duro y ligeramente pesado, asemejándose en este sentido a los "lauans". Su color es amarillento, frecuentemente con vetas color de rosa; el mangachapuy posee casi todas las propiedades del guijo y puede emplearse en su lugar, y viceversa. Los usos que pueden dársele al "palosapis", por otro lado, son semejantes a los de los "lauans".

El akle, narra, ipil y tíndalo pertenecen a la familia de las leguminosas, que suministran la mayoría de las maderas preciosas utilizadas en ebanistería. El akle es de color carmelita. Es una madera excelente para trabajos de ebanistería. Posee muchas de las cualidades del nogal, más la ventaja de resistir mejor el ataque del comején. El color del narra varia entre un amarillo rojizo y un rojo obscuro. La variedad amarilla es la más común y puede obtenerse más fácilmente que la roja. Para la fabricación de muebles y los trabajos de ebanistería, así como para marcos de puertas y ventanas, el narra es casi siempre el preferido, aunque no cabe duda que para aquellos que pueden sufragar el gasto, tendrán en el tíndalo una madera superior. Es una preciosa madera dura, de color rojo, que obscurece con el tiempo. El tíndalo conserva notablemente bien su forma y, al igual que la mayoría de las especies de la familia de las leguminosas, no solamente son sus fibras hermosas, sino que también es de gran duración. Entre las maderas más populares figura el ipil. Esta es la madera que se emplea ordinariamente para los pilotes de las casas, debido a su extraordinaria durabilidad y resistencia. Antes de que se extendiera la práctica de asegurar los pilotes de las casas con cimientos de cemento o piedra, el ipil era una de las pocas maderas que resistía tanto la putrición como los ataques del comején. Con el uso de cimientos de cemento, puede esperarse que, aun maderas de moderada durabilidad, duren muchos años.

El "dao" o Dracontomelum dao, de la familia de las Anacardeáceas es una madera preciosa para la cual existe actualmente una gran demanda en ebanistería y fabricación de muebles. Esta madera deberá secarse adecuadamente antes de ser empleada, pues, cuando esté verde, tiene una gran tendencia a doblarse.

Productos forestales secundarios. Todos los productos forestales que no sean madera, están incluidos en el término "productos forestales secundarios". Entre los más importantes se encuentran la leña, el carbón vegetal, los productos de la palma, el cachú y las cortezas para curtir, las fibras, las resinas, las gomas, los aceites, el caucho y la gutapercha, la cera de abejas, las plantas medicinales y productos similares.

El nuevo impuesto de reforestación de las Filipinas está destinado a establecer plantaciones de pino después que se han terminado las operaciones de corte y transporte de trozas, como la que se observa en esta fotografía de un Proyecto de Reforestación de la Isla Cebú.

Sistema de licencias. El principio básico de la administración de los bosques es la protección del interés público, la utilidad y seguridad de los bosques, así como su perpetuación en condiciones productivas, mediante el uso adecuado de los mismos. El privilegio de utilizar la madera y demás productos forestales para fines comerciales, se concede mediante un sistema de licencias. Existen convenios mediante los cuales se otorgan licencias a largo término para la explotación de maderas o productos forestales secundarios? que cubren un período de 5 a 10 anos, y licencias ordinarias para los mismos fines que solamente son válidas por un año o por un período de dos a cuatro años.

Cuando pueden concederse licencias para algunos bosques, el Director de Silvicultura debe anunciarlo públicamente, por medio de avisos escritos colocados en lugares públicos apropiados. En estos avisos se especifican las condiciones para el corte, recolección y traslado de los productos forestales, y se invita al público a que presente ofertas bajo sobre cerrado, de conformidad con tales avisos o anuncios. Sólo entonces pueden recibirse solicitudes ya que éstas no podrán tomarse en consideración sin la previa publicación de dichos avisos

Antes de que un bosque se declare abierto y se reciban solicitudes, un funcionario forestal inspecciona el área e informa al Director de Silvicultura sobre puntos como estos: extensión del área forestal; cantidad que hay de ciertos productos forestales, la máxima cantidad que puede cortarse cada año, y el método de desarrollo o explotación que puede aplicarse. En lo que respecta a los terrenos madereros de tipo permanente y a las reservas forestales establecidas, lo que se persigue es desarrollar el área sujeta a licencias sobre una base de rendimiento sostenido. Las licencias no son negociables ni transferibles. De no ser aprovechadas en un período de cuatro meses, durante su término de validez, podrán ser canceladas. Las licencias pueden ser renovadas una o más veces, siempre y cuando el número total de años de la licencia original y de sus prórrogas subsiguientes, no exceda de 50.

Transporte y apilamiento de trozas de lauan rojo, mediante tractores de oruga D-7 y D-8.

Los estudios que se han llevado a cabo sobre el crecimiento de los bosques filipinos muestran que el volumen anual del desarrollo representa un promedio aproximado de 1.5 por ciento. Por lo tanto, el corte anual que puede autorizarse es de 1.5 por ciento del volumen total del bosque disponible o comerciable. Sin embargo, se permite la tala, en general, en tierras agrícolas así como en áreas potencialmente cultivables.

Para asegurar la reproducción natural y como una medida para regular el corte en los bosques de tipo permanente, se ha adoptado un sistema basado en un diámetro límite: los árboles que no tengan todavía ese diámetro no podrán ser cortados. Se espera que el resto del crecimiento forestal se encargue de la regeneración natural de las áreas de donde ha sido extraída la madera.

Como se estipula en la licencia, el límite del diámetro para cortes es, de acuerdo con los diferentes grupos de especies, el que sigue: 60 cm., para las especies pertenecientes al primer grupo; 40 cm., para las que componen el segundo grupo y 50 cm., para todas las especies de Dipterocárpeas, tales como el "apitóng", el "lauan", el "tangil", etc., exceptuando el yacal y el guijo, que pertenecen al primer grupo.

Impuestos forestales. Existe una contribución dasocrática que cobra el gobierno por la madera cortada. Con este fin, han sido clasificadas todas las especies madereras en las Filipinas en cuatro grupos principales. El gobierno percibe 3.50 pesos por cada m3 de la madera del primer grupo, 2.00 pesos por la del segundo grupo, 1.25 por la del tercer grupo y 0.60 por la del cuarto grupo. Además de este impuesto el gobierno cobra una contribución de reforestación sobre toda la madera cortada, para usos comerciales, en los bosques públicos, y ésta es de 0.50 pesos por cada m3 de madera del primero y segundo grupos, y 0.40 pesos por la del tercero y cuarto grupos. Para el molave, camagón o Diospyros discolor, y el ébano o Diospyros ferrea, la contribución es especial, dependiendo ésta de si el tronco que se ha cortado comprende la albura o solamente el corazón.

Aprovechamiento libre. Bajo las leyes y regulaciones vigentes, se otorga gratuitamente una cantidad módica de madera para obras públicas e instituciones religiosas. También pueden las personas obtener madera para su uso personal. Si un individuo reside en una ciudad o municipio que tenga bosques comunales, la madera deberá obtenerse de éstos. De no existir bosques comunales, podrá concederse una licencia gratuita para cortar la madera en los bosques publicas.

LA INDUSTRIA MADERERA

Historia. Desde 1900, cuando fué organizada la Oficina de Silvicultura bajo el régimen americano, hasta 1941, la industria maderera (en tronco y aserrada) de las Filipinas registró un notable desarrollo y crecimiento. Durante la administración española de las islas el corte y transporte de trozas se efectuaba completamente a base de fuerza humana o animal, ambas lentas y antieconómicas. Solamente existían unos cuantos aserraderos pequeños con sierras múltiples, que funcionaban con fuerza hidráulica o vapor, y que estaban, en su mayoría, en la ciudad de Manila. Se disponía de una información sumamente limitada sobre los bosques filipinos, su extensión o posibilidades de explotación; y se desconocían las especies maderables de valor potencial para el comercio. De consiguiente, entre los primeros problemas que tuvo que abordar la Oficina de Silvicultura, figuraron el reconocimiento de las áreas forestales, la clasificación de las especies maderables y la determinación de su resistencia, durabilidad, y otras cualidades. Como resultado de la información básica que se compilo, se vieron atraídos por la industria mayores capitales. Se introdujo la fuerza mecánica para el corte y transporte de trozas y se instalaron aserraderos modernos con sierras circulares.

Hasta 1906 las Filipinas prácticamente no exportaron madera en trozas y aserrada. En 1907, se exportaron por primera vez 595 m3 (s) (252,000 pies cuadrados de taller) de madera aserrada, principalmente a los Estados Unidos de América. Por otra parte, durante ese mismo año se importaron, principalmente de los Estados Unidos, 38,500 m3 (s) (16.316,000 pies cuadrados de taller) de madera aserrada. Desde entonces, hasta que estalló la guerra en el Pacífico, las exportaciones de madera en trozas y aserrada aumentaron considerablemente y las importaciones de madera aserrada disminuyeron proporcionalmente. En 1941, se exportaron de las Filipinas 520,000 m3 ® (114.900,000 pies cuadrados de taller) de trozas y 175,000 m3 (s) (74.100,00 pies cuadrados de taller) de madera aserrada, o sea un total de 446,300 m3 (s) (189.000,000 pies cuadrados de taller) de madera aserrada, con un valor de 8.041,389.00 pesos. Durante el mismo año, se importaron 4,935 m3 (s) (el equivalente de 2.091,000 pies cuadrados de taller) de madera aserrada, valuados en 256,936.00 pesos. Las importaciones se componían principalmente de madera en trozas y aserrada, para fines especiales.

La clasificación de la madera está tomando cada vez mayor importancia en el comercio de exportación de trozas y madera aserrada.

La cifra anual de productos de madera ascendió de 94,000 m3 (s) (40 millones de pies cuadrados de taller) de madera aserrada, en 1901, a más de 2.250,000 m3 (s) (mil millones de pies cuadrados de taller), en 1940. El constante aumento en la producción, sin embargo, se vió interrumpido por la segunda guerra mundial, durante la cual fueron destruidos la mayoría de los grandes aserraderos. Al principiar las hostilidades en el Pacífico, en diciembre de 1941, existían 163 aserraderos con una capacidad total diaria de 3,996 m3 (s) (1.693,000 pies cuadrados de taller), que representaban una inversión estimada en 46.000,000 de pesos y contaban con unos 70,000 obreros.

Situación de la industria en la postguerra. Después de la liberación, en 1945, tan sólo quedaban 38 de estos aserraderos con una capacidad diaria total de 687 m3 (s) (291,000 pies cuadrados de taller). Sin embargo, desde que finalizó la guerra, la rehabilitación de la industria de madera en trozas y aserrada en las Filipinas ha progresado rápidamente.

La inversión registrada de capital en la industria maderera, representa un total de 43.602,029 pesos. En aserraderos y en equipo para cortar y transportar trozas la inversión llega a 38.094,705 pesos. La diferencia de 11.547,324 pesos representa el capital invertido por pequeños industriales con licencias.

Durante el año económico 1940-1941, o sea antes de la guerra del Pacífico, estaban en vigor 19 licencias a largo término y 1,189 licencias ordinarias, lo que equivale a un total de 1,208 licencias con una producción total de 2.221,000 m3 (s), o sea 941.600,000 pies cuadrados de taller de trozas o madera aserrada. De esta cantidad, 348.800,000 pies cuadrados de taller eran de madera aserrada y el balance de 592.800,000 pies cuadrados de taller, de trozas.

Durante el año económico 1947-1948, estuvieron en vigor 22 licencias a largo término y 1,697 licencias ordinarias, lo que hace un total de 1,719 licencias que abarcaban un área forestal de 2.655,208 hectáreas, que permitía un corte anual de 7.500,000 m3 ®, o sea 1,650.000,000 pies cuadrados de taller. Estuvieron también en vigor 1,602 licencias para productos forestales secundarios. De estas licencias, 568 fueron para rotenes, 471 para leña y el resto para resina, nipa, enredaderas, etcétera.

Número de aserraderos. En junio 30 de 1948, existían 207 aserraderos con equipo mecánico complementario para corte y tiro, y 135 cuyas operaciones no comprendían el corte y el transporte, o sea un total de 372 aserraderos. La capacidad diaria de producción de estos aserraderos representa en cifras globales 5,220 m3 (s) (2.212,000 pies cuadrados de taller). Aunque el número de estos aserraderos es mayor que el que había antes de la guerra, son inferiores en tamaño.

Volumen de la producción. La producción de madera está alcanzando las cifras de la preguerra. Durante el año económico que finalizó el 30 de junio de 1948, la producción fué de 3.610,000 m3 ® (797.100,000 pies cuadrados de taller) mientras que la cifra de la preguerra (1940) era de 4.250,000 m3 ® (942 millones de pies cuadrados de taller). Con los nuevos aserraderos que están construyéndose y el progreso que se ha registrado en las operaciones de tala, transporte y sierra, se espera que el año entrante esta producción sea de más de 1,000 millones de pies cuadrados de taller.

La producción total de madera, para el año económico de 1947-1948, fué de 788,000 m3 (s) (334.000,000 pies cuadrados de taller).

Mano de obra. La obtención de mano de obra en la industria maderera no es un problema. Pueden conseguirse con facilidad obreros que puedan manipular los equipos de aserrar, de corte y de transporte, gracias a las aptitudes naturales que tienen para el manejo de maquinaria. Actualmente, se calcula que 50,000 personas trabajan en la industria maderera.

Mercado doméstico. Manila es el principal mercado en cuanto al consumo doméstico de madera aserrada y trozas. En 1947-1948 se enviaron a Manila 454,000 m3 (s) (192.500,000 pies cuadrados de taller) de madera aserrada, 11,800 m3 (s) (5.000,000 pies cuadrados de taller) de madera escuadrada y 36,500 m3 ® (8.050,000 pies cuadrados de taller) de trozas, con un valor comercial de 44.804,383 pesos.

Exportaciones. El comercio de exportación se hace por lo general desde los aserraderos situados en los puertos exteriores. En vista de la tremenda destrucción sufrida en las Filipinas y las enormes cantidades de madera requeridas para fines de reconstrucción, ha sido necesario imponer restricciones temporales sobre las exportaciones. Este embargo a la exportación de madera, que fué establecido después de inaugurarse la República, fué suspendido en parte el 15 de julio de 1947, al quedar exceptuados del mismo las trozas para enchape de los grados 1 y 2, y los costeros de 8 pulgadas o más de espesor. El 4 de diciembre de 1947 se autorizó la exportación de madera aserrada El 5 de junio de 1948, la cuota de exportación se aumentó del 20 al 50 por ciento de la producción. Las primeras exportaciones se hicieron principalmente a los Estados Unidos de América, China y Japón. Las exportaciones, hasta el 30 de junio de 1948, fueron de 45,000 m3 ® (10.000,000 de pies cuadrados de taller) de trozas y de 10,600 m3 (4.490,000 pies cuadrados de taller) de madera aserrada y costeros, con un valor total declarado de más de tres millones de pesos. Toda exportación de madera en trozas o aserrada está sujeta a la inspección del gobierno, que utiliza las reglas de clasificación filipinas o las de la Asociación Nacional de Maderas Duras de los Estados Unidos de América.

Importaciones. Aunque los negociantes en madera del país están reanudando las exportaciones de trozas, costeros y madera aserrada, a los antiguos mercados extranjeros, las Filipinas importaron en 1947 (enero a octubre, inclusive) 2,800 m3 ® (627,000 pies cuadrados de taller) de trozas (pino, tiemblo, pino colorado, alcanforero y guayaco) de los Estados Unidos, con un valor de 61,848 pesos; 385 m3 (s) (163,000 pies cuadrados de taller), en su mayoría cedro, de madera aserrada de los Estados Unidos, con un valor de 430,018 pesos; 324,000 metros cuadrados (3.492,000 pies cuadrados de taller) de madera multilaminar de los Estados Unidos de América y México, valuada en 1.207,082 pesos.

Rehabilitación de la industria maderera. Para poder hacer frente al problema actual de rehabilitación, la industria maderera de las Filipinas debería, tan pronto como fuera posible, elevar su producción anual por lo menos a 4.7 millones de m3 (dos mil millones de pies cuadrados). Esta cantidad sería suficiente para los fines de reconstrucción en el país y para las exportaciones. Un corte de esta magnitud aún sería sumamente conservador, ya que seguiría siendo considerablemente más bajo que el crecimiento anual estimado de los bosques maderables en existencia. Sin embargo, las reducidas posibilidades financieras y el equipo inadecuado necesitan mejorarse si se quiere que la madera filipina ayude a satisfacer las demandas mundiales. Se estima que para alcanzar este nivel de producción, sería preciso que se efectuara una inversión por lo menos de 22 millones de pesos adicionales para el establecimiento de nuevos aserraderos; de 4 millones para talleres de acabado, de 2 millones para talleres de multilaminar; de un millón y medio para hornos de secar; de 2 millones para el tratamiento de preservación de la madera, y de otro millón para la manufactura de cajas y barriles, o sea un total de 32.5 millones de pesos.

De los 342 aserraderos que existían en 30 de junio de 1948, hay 312 en funcionamiento. Se sabe de sólo dos que tengan una capacidad diaria de producción de 59 m3 (25,000 pies cuadrados de taller). La mayoría de estos aserraderos son del tipo usado por el Ejército y no debe esperarse que duren mucho. Lo que hace falta es aumentar y mejorar el número de aserraderos y de equipos para el corte y transporte de trozas, para que no sólo se aumente la producción, sino que también se mejore la calidad de los productos.

ADMINISTRACIÓN DE LOS BOSQUES FILIPINOS

Política administrativa básica. El principio básico que ha regido la administración forestal desde 1863, ha sido la administración adecuada, demarcación, conservación y aprovechamiento inteligente de la madera y tierras madereras. De acuerdo con una Real Orden del gobierno español, de 1863, se aprobaron leyes y reglamentos constructivos y se dió comienzo a investigaciones, echándose los cimientos para el trabajo forestal en este país A pesar de las dificultades y falta de medios con que los organizadores tropezaban en esos tiempos, pudo compilarse una cantidad considerable de datos, especialmente en los campos de la botánica, la historia natural y el aprovechamiento. Sin embargo, el incendio de Manila, en 1897, destruyó la colección de datos sobre historia natural, haciéndose necesario reunir de nuevo esta información cuando los Estados Unidos intervinieron en 1900. Las leyes españolas comprendían preceptos de gran alcance y transcendencia en lo que se relaciona con la conservación y preservación de los bosques, contra la destrucción humana y aprovechamiento irresponsable.

En principio, estas leyes fueron mantenidas por el nuevo Servicio Forestal creado en 1900, bajo el régimen americano, y fueron ratificadas en 1902 por una ley del Congreso de los Estados Unidos que define las atribuciones y jurisdicción de la Oficina de Silvicultura, en lo que respecta a las tierras madereras públicas. Esta misma ley fué adoptada con pequeñas modificaciones, por el "Commonwealth" y más tarde por la República. Por mandato legal la Oficina de Silvicultura es la que determina qué parte del dominio público de las Filipinas debe dedicarse a uso forestal, y segregarse de las tierras que se declaren para uso agrícola o mineral, según sea el caso. De acuerdo con la Constitución de la República de las Filipinas, la propiedad de los recursos naturales, incluyendo los bosques, es del Estado.

Organización. Las leyes y reglamentos en vigor proveen para la organización y operación de la Oficina de Silvicultura del Departamento de Silvicultura y Recursos Forestales. Las atribuciones, derecho y obligaciones otorgados o impuestos a la División de Silvicultura por la ley y los reglamentos se llevan a cabo bajo el control directo, la supervisión y la responsabilidad del Director de Silvicultura, y se ejercen a través de las unidades administrativas que a continuación se señalan:

Director

I Personal asesor
II Servicio de inspección
III Direcciones :

(a) Administrativa

1. Relaciones públicas
2. Servicio general
3. Archivos
4. Material y bienes
5. Legal
6. Estenógrafas y mecanógrafas
7. Contaduría

(b) Investigación forestal

1. Silvicultura
2. Productos forestales
3. Preservación forestal

(c) Administración forestal

1. Proyectos de trabajo
2. Demandas y registro forestal
3. Usos especiales
4. Caza y otras especies no domesticadas del reino animal

(d) Ingeniería forestal

1. Reconocimiento forestal y clasificación de tierras
2. Estudios forestales y levantamiento de planos
3. Mejoramiento forestal
4. Estadísticas forestales

(e) Mejoramiento y reforestación

1. Plantaciones y reforestaciones
2. Plantaciones cooperativas

(f) Concesiones forestales

1. Sección de licencias
2. Permisos para uso especial

(g) Aserraderos y aprovechamiento

1. Inspección y clasificación de maderas
2. Aserraderos y "scaling"

IV Servicios Externos

(a) Distritos provinciales de bosques
(b) Estaciones forestales

Oficina del Director. El personal asesor, compuesto por todos los jefes de direcciones y altos funcionarios de esta División, asesora al Director de Silvicultura en la formulación de la política administrativa y de gobierno.

En las Filipinas todavía se practica el aserrado de la madera a mano, especialmente cuando se cortan maderas costosas como la narra.

El servicio de inspección está a cargo de inspectores de Dirección, designados de tiempo en tiempo por el Director, para supervisar las actividades externas de la Oficina y para que lleven a cabo trabajos de investigación administrativa y técnica que puedan requerir una atención inmediata o especial.

La Dirección Administrativa se encarga de las cuestiones administrativas, incluyendo el personal, proyectos de presupuestos, asignación, contaduría, recaudación y desembolsos, archivos, biblioteca y material y equipo. También figuran entre las actividades de la Dirección, la preparación de reglamentos y de proyectos de legislación, así como la evacuación de las consultas legales que solicitan los miembros de la Dirección u otras personas.

La Dirección de Investigación Forestal está a cargo del trabajo de investigación en la Oficina, lo que incluye la administración y los viveros y plantaciones forestales de experimentación, introducción de plantas, y la dirección técnica de la Revista Filipina de Silvicultura. El trabajo de investigación está dedicado principalmente a la silvicultura, a la medición del crecimiento y volumen de los árboles y áreas de unidad, al establecimiento de áreas experimentales, al estudio de la influencia de los bosques sobre el suelo, a las aguas y a la erosión; a la identificación y clasificación de árboles y maderas; al estudio de las propiedades químicas, físicas y mecánicas de la madera y a estudios sobre otros productos forestales. Respecto a la preservación, están efectuándose estudios sobre los diversos agentes destructivos de los viveros forestales, plantaciones, árboles forestales y productos forestales, así como también sobre los métodos necesarios para evitarlos o combatirlos. El personal técnico de esta Dirección forma también parte del Claustro de la Escuela de Silvicultura de la Universidad de Filipinas.

La Dirección de Administración Forestal está a cargo de la preparación de programas forestales de trabajo para la administración de todos los bosques públicos. A esta Dirección también se han confiado todas las cuestiones relativas al estado legal de las tierras forestales, incluyendo las reclamaciones y registro, todas las formas de tenencia y uso de las tierras forestales públicas, todo lo relativo a pastos, administración y conservación de la caza y otras especies no domesticadas del reino animal. Se ocupa también de la administración de las reservas forestales, de los parques nacionales, de los bosques comunales, de los pastos comunales y de otros bosques especiales.

Dirección de Ingeniería Forestal. Las funciones principales de esta Dirección son la clasificación y demarcación de los bosques públicos para separarlos de las tierras agrícolas que serán entregadas a la Oficina de Tierras para que las venda o arriende, como heredades, de acuerdo con la Ley Pública de Tierras. Esta Dirección se ocupa igualmente del trabajo general de reconocimiento de los bosques, así como también de toda clase de estudios forestales y preparación de mapas forestales que necesite la Oficina. Entre los trabajos importantes de la Dirección, también figura la compilación y preparación de datos estadísticos para fines de información y guía en el establecimiento de políticas apropiadas para la administración de los bosques públicos.

Dirección de Mejoramiento y Reforestación. Se ocupa de la reforestación y plantación de tierras al descubierto o de pastos, así como también de las áreas denudadas o taladas que, una vez clasificadas, resultan ser más adecuadas para bosques que para la agricultura y para pasto. También se encarga del mejoramiento de los terrenos pantanosos, dunas de arena, y otras tierras incultas. Los estudios sobre plantación se llevan a cabo, especialmente, en áreas hostiles, tales como vertientes por donde corra agua y fuentes de agua. Esta Dirección, que tiene directamente a su cargo la administración y gobierno de la Plantación de Cinchona en la Provincia de Bukidnon, se ocupa de la organización de viveros y plantaciones forestales, y de su administración y preservación. Una de las funciones importantes de esta Dirección es la de cooperar con los gobiernos municipales, provinciales y los de ciudades, así como también con particulares y otras entidades interesados en el crecimiento de árboles forestales ornamentales, en medidas tendientes a mejorar el ornato público.

Dirección de Concesiones Forestales. Esta Dirección supervisa la expedición de licencias ordinarias y gratuitas; la tala, recolecta y remoción de madera y productos forestales secundarios de los bosques públicos, así como también la concesión de permisos para el arrendamiento de tierras forestales con fines especiales, tales como aserraderos, depósitos de madera, hoteles, establecimientos de baño, residencias o campamentos, pastos y otros fines legales, y la concesión de permisos para cortar orquídeas y otras plantas silvestres. La compilación de datos sobre inversiones de capital, sobre la cantidad de productos forestales obtenidos y sobre áreas concedidas, así como la evacuación de las consultas que se formulen sobre la ubicación y ocupación de los bosques públicos y la manera de obtener licencias, también caen bajo la jurisdicción de esta división.

Dirección de Aserraderos y Aprovechamiento. A esta Dirección se ha confiado la administración de todos los convenios sobre licencias relacionadas con la madera la clasificación de la madera del estado para el cobro de los impuestos forestales; cualquier trabajo de clasificación solicitado por intereses privados, la clasificación e inspección de la madera aserrada, trozas, durmientes de ferrocarril y otras clases de maderas; el estudio sobre los métodos seguidos en los aserraderos, en la tala y transporte de trozas, y la compilación de datos sobre equipo y maquinaria utilizados en la explotación de los bosques. También acopia datos sobre las importaciones y exportaciones de madera y trozas y lleva una relación de los precios al detalle y al por mayor de la madera en trozas y aserrada. Además, aplica las disposiciones de la Orden Ejecutiva, relativa a la exportación de madera en trozas y aserrada.

Los Servicios Externos. Comprenden 44 distritos forestales de provincias, cada uno de los cuales está dirigido por un Silvicultor Provincial con preparación técnica. El número de estaciones forestales en cada distrito varía de una a doce, según sea la magnitud de las actividades forestales en la provincia. En total, hay 144 estaciones forestales en la República de Filipinas, todas están dirigidas por un guardabosques competente, graduado del curso de Guardabosques de la Escuela de Silvicultura.

ACTIVIDADES PRINCIPALES

Entre las actividades más importantes de la Oficina de Silvicultura figuran las siguientes:

Clasificación de Tierras. Las tierras públicas se clasifican como: (a) enajenables y disponibles, (b) maderables y (c) minerales. De acuerdo con la ley, el gobierno no puede disponer de ninguna tierra del dominio público, a menos que el Director de Silvicultura la clasifique y certifique como no necesaria para fines forestales. La Oficina de Silvicultura, por lo tanto, clasifica las tierras públicas con el objeto de separar las tierras enajenables de las forestales.

La clasificación de tierras se lleva a cabo de acuerdo con la Sección 18 de la Ley del Congreso de los Estados Unidos de América de fecha 1° de julio de 1902, cuyo texto dice, en parte, lo que sigue: "...ninguna tierra maderable perteneciente al dominio público se venderá, arrendará o penetrará hasta que el gobierno de dichas Islas, con vista a la certificación de la Oficina de Silvicultura, de que dichas tierras son de más valor para uso agrícola que forestal, declare estas tierras que así fueron certificadas, de carácter agrícola..." Esta política también aparece en la Sección 1827 de la Ley N° 2711, conocida como el "Código Administrativo Revisado." A principios de la ocupación americana, la clasificación de tierras se limitaba a la inspección individual de las áreas solicitadas como heredades mediante venta o arrendamiento, de acuerdo con la Ley de Tierras Públicas. Sin embargo, en 1919, se estableció el sistema de clasificación de proyectos, debiendo ser éstos de 250 hectáreas por lo menos. No obstante, continuó la clasificación de áreas más pequeñas, que se lleva a cabo simultáneamente con la clasificación de proyectos. Mientras tanto, la clasificación de tierras ha sido impulsada.

La superficie terrestre total de las Islas Filipinas es de 29.714,000 hectáreas, de las cuales, 11.871,000 hectáreas, o sea el 31 por ciento, ya estaban clasificadas en junio 30 de 1948. De la tierra clasificada, 9.957,000 hectáreas son tierras enajenables y disponibles, certificadas al Director de Tierras como no necesarias para fines forestales, conforme a la Ley de Tierras Públicas; aun cuando 1.788,000 hectáreas se consideran como tierras maderables, a los efectos protectores y administrativos de la Oficina de Silvicultura, quedan todavía por clasificar 17.870,000 hectáreas, o sea el 61 por ciento de la tierra. Se estima que, aproximadamente, 11.500,000 hectáreas serán segregadas como áreas forestales permanentes, para protección forestal, producción de madera, y otros usos de las tierras forestales.

La clasificación de tierras progresa tan rápidamente como lo permiten los fondos disponibles, para proporcionar a los pobladores tierras agrícolas, acelerándose de esta forma la rehabilitación económica de las Filipinas en general.

Administración de los Parques Nacionales. De acuerdo con las disposiciones del Decreto N° 9315, del 1° de febrero de 1932, 33 parques en las Filipinas han sido declarados nacionales, representando éstos un área total de 226,142 hectáreas. El Parque Nacional de Mokiling, que fué el primer parque declarado como tal en febrero 23 de 1933, tiene una superficie de 5,909 hectáreas. El último, el Parque Nacional de Battan, que fué declarado como tal el 1° de diciembre de 1945 y que comprende los campos de batalla de Battan, tiene aproximadamente 31,000 hectáreas. Se está estudiando la creación de 60 parques nacionales.

Reservas Forestales. De acuerdo con la recomendación del Director de Silvicultura, refrendada por el Jefe de la Secretaría, las reservas forestales se establecen por decreto presidencial y "una vez establecidas, no se permitirá que en ellas se penetre, que se vendan o se disponga de ellas en alguna otra forma, sino que permanecerán como tales para usos forestales, y serán administradas de la misma manera que los bosques públicos." Actualmente existen 101 reservas forestales en las Islas, las cuales representan un área total de 1.150,935 hectáreas. Hay 68 reservas forestales propuestas que están pendientes de establecimiento.

Bosques y Pastos Comunales. Los bosques comunales son partes de bosques públicos segregados para el uso exclusivo de los residentes de la municipalidad y de los cuales éstos pueden cortar, recolectar y remover, gratuitamente, productos forestales para su uso personal. Los pastos comunales son parcelas de tierras públicas de pastoreo, que pueden usarse exclusivamente, y también con carácter gratuito, para el pasto del ganado criado o mantenido con fines domésticos por los residentes de la municipalidad para los que estos pastos comunales han sido establecidos. Hay 2,096 parcelas de bosques comunales y 94 parcelas para pasto comunal, con una superficie aproximada de 284,800 hectáreas y 19,300 hectáreas, respectivamente, para uso de los residentes de 77 municipalidades y distritos municipales.

Tierra de pasto. Hay una superficie de más de cinco millones de hectáreas de tierras al descubierto y de pasto. Algunas de éstas son tierras agrícolas, mientras que el resto se compone de tierras forestales. Aproximadamente 1.300,000 hectáreas pueden dedicarse a pasto. Anteriormente era la Oficina de Tierras la que arrendaba las tierras de pasto situadas en áreas enajenables y disponibles, y la Oficina de Silvicultura la que arrendaba las áreas forestales. De acuerdo con las leyes subsiguientes, todas las tierras públicas que se usen para pasto han sido colocadas bajo la jurisdicción del Departamento de Silvicultura. En 1941 existían 1,471 permisos para pasto, que cubrían una superficie de 119,000 hectáreas. Debido a la pérdida de la mayoría del ganado sufrida durante la guerra, muchos ganaderos no han renovado sus permisos. Actualmente existen solamente 685 permisos para pasto, que cubren un área de 66,293 hectáreas, pero hay presentadas 959 solicitudes, que cubren unas 331.092 hectáreas y que están en espera de la inspección dé las áreas solicitadas.

Caza y otras especies no domesticadas del reino animal. La Ley de Protección de la Caza (Ley N° 2590) fué aprobada el 4 de febrero de 1916, y en 1932, el Director de Silvicultura fué nombrado Guardián Insular de Caza, para que aplicara la Ley de Caza y Pesca.

En 1939, la caza y las demás especies no domesticadas del reino animal quedaron a cargo de la Dirección de Pastos y Especies no domesticadas del Reino Animal, de la Oficina de Silvicultura. La pesca está a cargo de la Oficina de Pesquerías, que acaba de crearse. Antes de que estallara la guerra se habían concedido 3,688 licencias ordinarias para cazar y 22 permisos especiales. Durante el año económico 1947-48, se otorgaron 1,283 licencias ordinarias y 9 permisos especiales para cazar.

Reforestación. Uno de los problemas principales de la silvicultura filipina es cómo aprovechar unos 5.270,000 hectáreas de tierra inculta, de las cuales una gran parte está cubierta de cogón o Imperata exaltada, llamado localmente "kaigón." La última guerra aumentó la destrucción de los bosques considerablemente. Durante la ocupación japonesa el pueblo se refugió en los bosques y fué haciendo claros para poder producir alimentos. Además, extensas áreas de bosques vírgenes quedaron destruidas durante las operaciones militares. Aún no ha sido posible definir exactamente el grado a que llegó la destrucción forestal causada por la guerra. Mucho antes de esto, el gobierno había llegado a la conclusión de que el fomento de bosques nuevos era un medio para resolver el problema de tierras incultas. No obstante, debido a consideraciones de carácter financiero, el trabajo no llegó más allá de la fase experimental hasta 1938, cuando se concedieron créditos considerables. Este hecho permitió a la Oficina abrir y mantener 35 proyectos que tuvieron que abandonarse y fueron destruidos durante la guerra en el Pacífico. La rehabilitación de estos proyectos constituyó un serio problema para el gobierno, debido a la pérdida de su fuente de ingresos, los cuales, anteriormente, se obtenían con el impuesto al consumo. Recientemente, sin embargo, la legislatura, comprendiendo la urgente necesidad de plantaciones nuevas, aprobó una Ley Especial de Impuesto que crea un Fondo para Reforestación que se nutrirá con un aumento del impuesto sobre la tala por cada metro cúbico de madera cortada en los bosques públicos, con fines comerciales. Esta recaudación especial asegurará la prosecución del trabajo de reforestación y plantación.

Una de las actividades importantes en este respecto, es el mantenimiento de la Plantación de Quinos en Bukidnon, Mindanao. En 1941 había 358 hectáreas plantadas con 1.200,000 quinos que variaban entre unos cuantos meses y cinco años. El 75 por ciento de los árboles eran Cinchona ledgeriana y el 25 por ciento restante, Cinchona succirrubra, Cinchona officinalis, Cinchona calisava y una especie (híbrida) de quino. Hasta entonces se había invertido un capital de 257.000 pesos. y el valor estimado de la plantación excedía de 720,000 pesos. Durante la guerra, los edificios y caminos fueron destruídos en proporción considerable, y se perdieron por completo los expedientes de los estudios llevados a cabo. La plantación por sí sola desempeñó un papel muy importante en la lucha contra los japoneses. Suministró más de 40,000 kilogramos de quina a las guerrillas y al Comando del Sureste del Pacífico, en Australia. Aproximadamente 40 litros de semillas fueron enviados de esta plantación a América, vía Australia, para iniciar la producción americana de quina en Costa Rica, la cual había progresado bastante cuando finalizó la guerra. Antes de 1941 se habían recogido más de 23 toneladas de quina, que fueron entregadas a la Oficina de Ciencias del Gobierno Filipino para la manufactura de totaquina. El trabajo en la plantación ha sido reanudado y ya se han cosechado más de 80 toneladas.

LA ESCUELA FORESTAL

Uno de los problemas principales que tuvo que afrontar la Oficina de Silvicultura después de quedar organizada, fué la falta de expertos técnicos competentes. Prominentes silvicultores americanos, tales como Gifford Pinchot y Henry S. Graves, quienes visitaron las Islas, recomendaron la creación de una escuela de silvicultura para la preparación de técnicos en el servicio forestal. Esto se llevó a cabo en 1910, con la creación de la Escuela Forestal como parte de la Escuela de Silvicultura de la Universidad de las Filipinas. Originalmente fué una escuela preparatoria para guardabosques, quienes tomaban un curso de dos años, a cargo del gobierno. En 1916 se convirtió en una unidad independiente de la Universidad de Filipinas, nombrándose Decano, ex oficio, al Director de Silvicultura. Este curso para guardabosques se suprimió en 1933 y se sustituyó por un curso escolar de 4 años conducente al grado de Bachiller en Silvicultura.

Hasta 1948, se habían graduado 638 individuos en el curso de guardabosques y 182 en el de bachiller. Casi todos los técnicos de la Oficina, que representa aproximadamente el 80 por ciento del personal empleado actualmente, son graduados de la Escuela de Silvicultura. Veintitrés de éstos han seguido cursos avanzados de silvicultura en los Estados Unidos y ocupan hoy importantes posiciones en la Oficina y en la industria maderera. A esta escuela han asistido y se han graduado estudiantes de Guam, de la India, de Siam, de China y de Borneo. La Oficina de Silvicultura coopera con la Universidad en el mantenimiento de la escuela, destinando parte de su personal para integrar la junta de profesores, y poniendo a disposición de la escuela las facilidades de la División de Investigación Forestal. Como laboratorio practico utiliza los viveros y las plantaciones forestales de la Oficina de Silvicultura y el Parque Nacional de Makiling, que tiene aproximadamente 5,000 hectáreas.

Aun cuando el Servicio Forestal filipino es todavía muy joven en comparación con organizaciones semejantes en los países vecinos, su sistema de administración forestal ha llamado la atención de los silvicultores en el mundo entero. Las Indias Orientales Holandesas, China, Siam, India, así como otros países, han enviado silvicultores para que observen el funcionamiento de este servicio. Graduados filipinos de la Escuela Forestal han sido empleados en Borneo, y se han recibido solicitudes de países vecinos para obtener los servicios de dichos graduados.

INVESTIGACIÓN FORESTAL

A principios de la ocupación americana se dió comienzo a diversos tipos de trabajos de investigación, los cuales fueron realizados por miembros de la Oficina de Silvicultura, en algunos casos en cooperación con la Oficina de Ciencias y otras agencias. En 1902 se estableció un laboratorio para clasificar la madera y un taller para trabajarla. En 1906 se instituyó una División de Productos Forestales independiente, con la tarea de investigar la cantidad, características, valor y usos de los productos forestales filipinos, y para poner esta información en conocimiento de los mercados filipinos y extranjeros. El trabajo consistía, principalmente, en preparar la publicación de los datos compilados; en clasificar y ordenar los informes disponibles, en recoger muestras de productos forestales para musco; en llevar a cabo pruebas de durabilidad e investigaciones forestales. En vista del aumento del trabajo y de su alcance, se sustituyó, el siguiente año, el nombre de la División de Productos Forestales por el de División de Investigación. Las oficinas centrales de la División fueron trasladadas, en 1910, de Manila a Los Baños. Esto coincidió con la creación de la Escuela Forestal, ya que la parte principal del trabajo de instrucción en la Escuela Forestal estaba a cargo del personal de la División, como lo sigue estando.

Gran cantidad de trabajo de investigación ha sido llevado a cabo en la Oficina desde que quedó organizada en varios ramos relacionados con la silvicultura y productos forestales, especialmente botánica y dendrografía (ecológica y sistemática); silvicultura (en todos sus aspectos); administración forestal (incluyendo agrimensura. organización y programas de trabajo): preservación forestal; explotación y aprovechamiento de los bosques, y tecnología de la madera.

PROBLEMAS PRINCIPALES

El trabajo de administración forestal ha sufrido un gran retroceso a causa de la guerra. La destrucción de los laboratorios, archivos, bibliotecas, equipo, ejemplares de madera y de las colecciones de productos forestales y botánicos, ha constituido uno de los problemas más importantes para la administración. En más de 40 años el Servicio Forestal había organizado un Museo de Productos Forestales, reconocido como uno de los mejores en el Oriente. Este fué destruido, con excepción, afortunadamente, de la colección original de ejemplares de madera, en la cual se habían basado las descripciones de las clases y subclases. Los ejemplares botánicos correspondientes, sin embargo, fueron destruidos. La reconstrucción de todo esto requerirá tiempo, gastos y esfuerzos.

Durante la guerra, aproximadamente el 50 por ciento del personal experto de esta organización sirvió en las Fuerzas Armadas, muchos de ellos sacrificando su vida por su país. Las bajas ocurridas en los servicios forestales no han podido aún ser cubiertas y la falta de personal, así como la insuficiencia de fondos para gastos de viaje, constituyen obstáculos serios para la administración.

El regreso de la gente al campo, especialmente el de los guerrilleros, ha creado una demanda por más tierra de cultivo. Esta situación ha venido a constituir un problema, porque el gobierno no está en condiciones de proporcionar inmediatamente tierras. La propiedad pública debe ser primero clasificada y certificada por el Departamento de Silvicultura como no necesaria para fines forestales, antes de que pueda ser legalmente ocupada por y dedicada a heredades, mediante venta o arrendamiento. También en este aspecto la falta de personal y de créditos para llevar a cabo una intensa clasificación de tierras impide la elaboración de planes de des arrollo. Con frecuencia se encuentran tierras ocupadas sin autorización, lo que crea un serio problema para la conservación de los bosques.

La destrucción forestal aumentó después de la liberación. Los claros ilegales que se hicieron para aliviar la escasez destruyeron bosques valiosos. Debido a la enorme demanda de madera aumentaron los cortes ilícitos y el contrabando de madera. La gran cantidad de armas de fuego sin licencia que se abandonaron durante la guerra de guerrillas, dificulta la ejecución de la ley, especialmente en las regiones más distantes.

La rehabilitación de la industria maderera necesita una ayuda financiera adecuada y sistemáticamente organizada. Aun cuando esta industria es una de las que han avanzado más en lo que respecta a su autorrehabilitación, requiere una organización más constructiva, si se quiere que contribuya realmente a la reconstrucción del país y ayude a abastecer el resto del mundo con madera y productos forestales. Apoyo financiero y verdadero conocimiento son dos de las necesidades importantes que tiene la industria.

Las facilidades de investigación del Servicio Forestal han sufrido daños considerables. Las pérdidas de equipo y de los archivos hace necesario que se empiece de nuevo en lo que respecta a algunos de los proyectos principales. La Escuela de Silvicultura deberá ampliarse en forma tal que puedan preparase los individuos que se necesitan para llevar a cabo el trabajo de conservación forestal en sus diversos aspectos y puedan ser sustituídos los que fueron los "pioneros" de la silvicultura, muchos de los cuales han servido sin interrupción durante 30 años y que, debido a la edad o a mala salud, pronto tendrán que retirarse. Se necesitan urgentemente técnicos y facilidades adecuadas de laboratorios para que se investigue el aprovechamiento de los productos forestales, especialmente el uso de los desperdicios que se originan en el corte y transporte y en la explotación en general, y también para que se investiguen usos nuevos para las maderas que actualmente no tienen salida comercial.

* * *

Ya han sido enviados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, y por los Estados Unidos de América, cierto número de expertos para que ayuden en los trabajos de rehabilitación, especialmente en lo que respecta a los recursos pesqueros del país. Se espera que puedan hacerse arreglos similares en relación con los problemas forestales. Como complemento, podrían enviarse jóvenes capacitados del servicio forestal filipino al extranjero para que adquieran los conocimientos mas avanzados que existen en todas las ramas de la silvicultura y, especialmente, en materia de aprovechamiento de los productos forestales. Esto sería, sin duda alguna, una inversión sensata y provechosa.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente