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Chozas y casas en los trópicos

Por JACOB L. CRANE

La habitación decente es una de las necesidades primordiales del hombre. La vivienda mala es incomoda y, además, ayuda a la propagación de las enfermedades; éstas reducen la capacidad de trabajo, lo que a su vez aminora la producción de alimentos, rebajando así el nivel de nutrición. De esta manera se establece un ciclo desastroso.

El mejoramiento de la habitación ayudaría a romper ese ciclo en beneficio de la salud, la producción agrícola, la nutrición y hasta, quizás, la conservación de la tierra. El perfeccionamiento le la vivienda, particularmente en las zonas rurales es, indirectamente, un eslabón en la extensa cadena de actividades de la FAO.

Además, algunos de los sistemas de edificación de casas caen dentro de la esfera de la FAO. Notables son, por ejemplo, la mayor y más diestra utilización de los productos forestales para materiales primarios de construcción y el desarrollo de métodos de educación y organización social por medio de los cuales puede resolverse el problema de la vivienda, especialmente en las regiones rurales.

El autor del siguiente artículo sugiere un medio práctico específicamente adaptado al problema, teniendo en cuenta la actual organización social de los países tropicales, la capacidad financiera de sus pueblos y gobiernos, y los materiales de construcción disponibles en las regiones tropicales.

Cerca de 1,000 millones de personas viven en las regiones tropicales y semitropicales del globo. Es tos hombres, mujeres y niños constituyen unos 200 millones de familias. De éstas, una pequeña parte vive en buenas casas; las otras, en cabañas de uno u otro tipo. La literatura de las zonas templadas está llena de romanticismo en torno de las chozas de paja de los trópicos. Aún cuando la guerra en el Asia, el Medio Oriente y el Africa le disipó en parte a muchos europeos y americanos esta ilusión, todavía persiste, sin embargo, en la imaginación de los nórdicos la leyenda de una vida lánguida y agradable bajo los techos de palma. Pero la verdad es que, consideradas sobre bases más humanas aunque menos románticas, las chozas tropicales son malas como habitaciones.

Sin duda tienen algunos aspectos buenos. Estos se han logrado gracias a una tradición y pruebas de miles de años. Las paredes de barro de múltiples variedades son relativamente frescas. Los techos de paja constituyen en efecto un toldo poroso que defiende del sol y la lluvia permitiendo la entrada del aire. Pero lo más importante es que la cabaña tropical puede ser construida, como lo es, por la familia misma, con materiales del lugar y sin más costo que el trabajo de recogerlos. Son éstas gran des virtudes, y sugieren la base de cualquier programa inteligente para mejorar la vivienda de los pueblos tropicales.

Un examen atento revela algunas de las razones por las cuales los que pueden tener casas no habitan chozas como las de los trópicos Casi todas las chozas y colonias carecen de la más elemental higiene y están, con frecuencia, amontonadas. El piso de tierra es sucio, las paredes y techos son criaderos de insectos, el humo llena el espacio interior y éste es demasiado estrecho y pésimo para la salud o la comodidad. Las viviendas de la mayoría de las familias tropicales están muy por debajo del nivel mínimo aceptable, juzgado desde cualquier concepto razonable.

Los escépticos dirán que a esta gente les gusta vivir así y que así deben continuar viviendo. Esto no es cierto, pues una vez convencidos de que las buenas viviendas pueden obtenerse sin perjuicio alguno para ellos, casi todos los habitantes de chozas y arrabales aprovecharán la ocasión para un cambio.

En la región semitropical del Sur de China hubo familias que creían que sus chozas construidas por ellas mismas eran mejores para la vida familiar que las nuevas y muy estrechas casas municipales. En Ceylán la gente no quiso mudarse de sus pequeñas y pobres habitaciones a las casas de la "compañía" por temor a la evicción en los malos tiempos. Algunas familias en Sud-América prefieren conservar sus chozas en terrenos usurpados antes de trasladarse a las nuevas casas donde tienen que pagar alquiler en efectivo.

Pero todo esto no es la realidad del problema. Como consecuencia de las demandas populares por el mejoramiento de la oda, ya comienza a tomar cuerpo un gran movimiento en pro del mejoramiento de la vivienda en el trópico.

En efecto, muchos gobiernos, individuos y organizaciones de esta parte del mundo tratan de descubrir fórmulas para que las masas de sus pueblos puedan salir de la etapa primitiva y antihigiénica que están viviendo.

El proyecto aquí esbozado es el producto de muchos años de intermitente observación y trabajo en el campo de la vivienda tropical. Se dedica particularmente a los gobiernos y dirigentes populares interesados en la vivienda tropical.

A causa de la variación de las relaciones económicas en las diferentes regiones tropicales, los ejemplos están simplificados con el uso de cifras para ilustrarlos, más bien que por estadísticas detalladas. Por estimarlo conveniente, los cálculos se hacen en dólares en lugar de rupias, pesos u otra cualquiera de entre las cincuenta y tantas unidades monetarias,

Costo de edificaciones

Cuando los oficiales del gobierno comiencen a calcular el costo de la construcción de casas decentes - el costo, digamos, para sustituir a las insalubres chozas tropicales con casas que reúnan siquiera las mínimas condiciones higiénicas - probablemente lo harán a base del uso de materiales comerciales y del empleo de "contratistas" en la construcción. En otras palabras, no entrarán en sus cálculos el trabajo y experiencia que puedan suministrar las personas que van a ocuparlas Este es el sistema moderno de construcción empleado extensamente en toda sociedad de organización avanzada.

Se prepara un plano; se elige un sitio; se hace un contrato con una compañía constructora; el contratista acopia materiales, equipos y consigue a los obreros. Una vez construida, la familia ocupa y comienza a pagar la casa que otros edificaron.

Hay muchas variantes y modificaciones en este pro pero esto constituye un extremo que, para la mayoría de las edificaciones en los trópicos, resulta demasiado cara. Demos un vistazo de estos gastos desde diferentes puntos de vista.

Primero, el punto de vista de la familia: Los ingresos efectivos de familia en las regiones tropical" pueden ascender en el año a 100 dólares con pocas probabilidades de aumento. Muchas familias tropicales ganan el equivalente local de más de esto, muchas ganan menos, No hay promedio seguro o una cifra media, pero 100 dólares pueden ser tomados como una suma típica de al menos algunas situaciones tropicales.

En tales regiones, una casa nueva tropical para una familia de cinco personas, proyectada dentro de los límites mínimos, irreducibles de los modelos y construida por contrato, costaría, al menos 1,000 dólares hoy en día. Pero las familias raramente cuentan con el equivalente de esta suma para pagar al contado por una casi. Además, bajo las actuales circunstancias, la perspectiva de ahorrar lo suficiente para este propósito a generalmente muy escaso, ano por un largo período de años. Aunque se les facilitara el pago de esos mil dólares a un plazo de veinte años y a bajo interés, los pagos demandarían todavía demasiada gran parte de los ingresos de la familia. En la mayoría de las sociedades tropicales tal como hay se encuentran organizadas, la deuda sería una piedra de molino atada al cuello de la familia.

Construcción prefabricada de madera para el auxilio a la propia ayuda.

Segundo, desde el punto de vista del gobierno: Permítasenos tomar el hipotético caso de una pequeña nación soberana del trópico que está procurando formular un programa practicable para dotar de viviendas a su pueblo. Las tres cuartas partes de la población, tal vez 600 mil familias, viven en chozas totalmente insalubres. Las nuevas casas higiénicas de un modelo que reúna condiciones absolutamente mínimas, si se fabricaran por contratitsas, costarían no menos de 1,000 dólares cada una. Un programa de edificaciones para tales casas distribuido en veinte años, tomando en cuenta el crecimiento de la población mientras tanto, implicaría un desembolso al contado de unos 40,000,000 de dólares al año. De sus actuales rentas públicas (suponiendo máxima tasación) el gobierno puede ser capaz de consagrar solamente 300,000 dólares al año para la vivienda popular por un período sostenido. El gobierno no puede conseguir suma semejante por cualquier fórmula financiera posible, para un programa de 40,000,000 de dólares al año. Los actuales recursos del país no le permiten manipular el mejoramiento de la edificación nacional por el método de hacer nuevas casas construidas enteramente por otros que las familias mismas.

Tercero, el problema mundial es todavía más abrumador. Construir casas nuevas de modelo mínimo en el trópico a un promedio de diez millones por año (con la esperanza de suplir la necesidad en unos 25 ó 30 años) costaría no menos de 10 mil millones al año, si se hiciera por contratista. Ahora, la comunidad mundial podría, probablemente aportar tal desembolso si el relativamente rico subvencionara al relativamente pobre, tal como se hace en cierto grado para la edificación de viviendas baratas para la gente de bajo ingreso en la mayor parte de los países más avanzados. Pero esto no parece todavía posible aún cuando puede ser considerado un eventual objetivo internacional.

Casas de piedra y madera del Auxilio a la Propia Ayuda.

Alguno afirmará en esta ocasión que el progreso económico, la industrialización y la mayor producción podrán hacer posible finalmente que las familias y las naciones proporcionarán para toda familia tropical al menos la casa de 1,000 dólares construida por medio de contratistas. Esta es una meta básica a conseguir tan pronto como todas las circunstancias lo permitan. Pero mientras tanto, las familias, los líderes populares, los gobiernos y las organizaciones internacionales encaran el asunto de lo que hay que hacer ahora durante el intervalo de un relativamente largo período. Para este tiempo no se ha encontrado todavía la manera de proveer de tales casas mínimas en grandes cantidades para los millones de personas que viven en chozas.

Esta no es una crítica a la construcción de casas por contratistas de uno u otro tipo. Donde las familias o comunidades puedan producirlas por este método, éste es probablemente el mejor que se haya ideado. De hecho y en casi todas las situaciones el uso de contratista en cierto grado es más económico. Este es un caso muy determinado para exponer los principios y la proposición que es sometida con esto,

Abundancia de mano de obra y materiales

En contraste con el panorama descorazonador esbozado, hagamos un avalúo de los recursos que son fácilmente aprovechables ahora, y los cuales pueden ser movilizados para enfrentarnos con el problema de la edificación popular en los trópicos.

El mayor recurso es la mano de obra de las familias mismas. La mayoría de las familias tropicales han construído siempre sus propias chozas. Haciéndolo así, ellos han desarrollado cierto conocimiento, ciertas tradiciones y ciertas habilidades. Desamparados y atados en cierto grado a la rutina, ellos no pueden construir nada mejor que las pobres chozas en que viven. Pero con algún adiestramiento y alguna asistencia de técnica y capital, este recurso en mano de obra es potencialmente enorme.

Si dos miembros de cada familia en el pequeño país tropical citado antes dedican un día por semana al trabajo de mejoramiento del hogar durante un año, y si se le diera un valor monetario de sólo medio dólar por día de trabajo de un hombre, las 600 mil familias proporcionarían un valor anual de propia ayuda de 30,000,000 de dólares. Si durante un año cualquiera, solamente una familia entre diez tomara parte en el programa sobre esta base, el valor total sería de 3,000,000 de dólares. Contrasta esto con los insignificantes 300,000 dólares que representa la suma que para el gobierno es factible desembolsar en efectivo cada año para la vivienda popular.

El mayor e inmediato recurso para contribuir en el más amplio mejoramiento de la habitación existente en los trópicos es, por lo tanto, el de la propia ayuda.

El principio de la propia ayuda no se limita a ser usado en las regiones tropicales. Es un principio prevaleciente para la edificación rural en gran parte del mundo; y constituye un gran factor para la edificación urbana en Suecia y otros países. Pero probablemente su uso sería mejor adaptado a los trópicos.

El valor monetario de la propia ayuda es grande, pero no es el valor más grande. Cuando la familia y los vecinos jueguen un papel mayor para edificar mejores hogares, su satisfacción y orgullo de crearlos y perfeccionarlos, puede constituir una de las más importantes cosas de sus vidas. Los verdaderos hogares deben ser construidos con amor, y solamente la familia que ayuda a hacer su propio hogar puede construirlos con amor. Además, hacerlo por el principio de la propia ayuda, facilitará a la familia el constituirse en propietarios permanentes de la casa. Esto tiene el gran mérito de alimentarles un sentido de seguridad al eliminarles el miedo y el peligro de la evicción. Además, el ser ocupante de su misma propiedad permite, por la propia ayuda, el mantenimiento y el mejoramiento sin necesidad de cualquier erogación al contado, relativamente grande.

En el avalúo de los recursos para la edificación de la vivienda tropical se debe dar consideración a la abundancia de materiales de construcción que se encuentran a mano en casi toda localidad. La mayoría de las familias en los trópicos raramente compran los materiales básicos. No están en condiciones de hacerlo y no tienen que hacerlo. En la tradicional construcción por la propia ayuda, se toma tierra para paredes, varas y ramas para entrelazar armazones, hojas de palma para techos, y así en amplia variación.

La presencia de materiales locales es un enorme recurso para la edificación y mejoramiento de los hogares. Pero estas potencialidades no se han explotado suficientemente todavía. Algunos métodos industriales y semi-industriales se están aplicando ahora a los vastos recursos madereros de los trópicos, que hacen mucho más aprovechables las maderas durables, para armazones, paredes, divisiones y otros propósitos de habitación. Los procesos industriales pueden producir materiales que son mucho mejores y que cuestan menos en las horas de trabajo humano dedicadas a la extracción y preparación. Con máquinas sencillas se pueden hacer buenos ladrillos en vez de bloques de tierra desmigajada; los techos pueden ser fabricados de los materiales ahora usados en los techos de paja que crían insectos; el cemento puede ser producido de piedra caliza ordinaria; usar tubos en lugar de canales y fabricarlos de asbestos o arcilla.

Por supuesto, ano el mínimo mejoramiento de hogares en los trópicos puede requerir algún equipo que no es factible producir localmente - artículos de metal para usos sanitarios, tal vez ferretería para puertas y cerraduras, alambre eléctrico y cañerías, para nombrar unos pocos ejemplos posibles.

Los recursos básicos en materiales, desde luego, son casi siempre obtenibles en la vecindad.

Formula de auxilio a la propia ayuda

No existe una fórmula única aplicable en todas las situaciones tropicales, pero con infinitas variaciones y modificaciones pueden adaptarse ampliamente ciertos principios a los problemas de la vivienda en el trópico. Estos principios son útiles para países o regiones donde la comunidad decida mejorar la vivienda actual del conjunto de sus habitantes hasta donde mejor sea posible y dentro de los límites de sus recursos disponibles, pero no en aquellos donde se haya resuelto esperar una o dos generaciones hasta haber realizado un avance relativamente grande en toda la economía, o donde se decida movilizar sus recursos para edificar unos pocos centenares o unos pocos miles de casas excelentes.

Sobre estos dos puntos se han cometido muchos errores una y otra vez. Muchos gobiernos, virtualmente paralizados por la enorme dimensión y complejidad de la tarea, se han desesperado, en efecto, por el tiempo que se lleva, y han decidido hacer casi nada con respecto a la vivienda popular. A ellos no les gusta tomar esta posición negativa o derrotista, pero sienten desamparo cuando no son capaces de encontrar una fórmala practicable.

Chozas y barracas más o menos típicas de las 200,000,000 ocupadas por familias en las regiones tropicales y semitropicales.

O, recíprocamente, obligados por la necesidad de iniciar un comienzo, dedican los recursos que el gobierno mismo puede juntar a la construcción de nuevas casas para sólo el uno por ciento de las familias que las necesitan, o quizás para un décimo por ciento. Por ejemplo, si el gobierno del pequeño país tropical citado antes para ilustración, dedicara sus 300,000 dólares por año para proporcionar 300 casas de mil dólares, éstas serían mucho mejor que las chozas, pero no harían casi impresión en el problema. Algunas (600,000) chozas insalubres que ahora existen, y nuevas familias y nuevas chozas insalubres se están creando quizás al promedio de 10 mil por ano. Un programa de 300 casas cada ano eliminaría las 600 mil chozas en 2 mil anos; y mientras tanto - bueno, esto se vuelve absurdo.

Chozas y barracas más o menos típicas de las 200,000,000 ocupadas por familias en las regiones tropicales y semitropicales.

De esta manera, la fórmula de Auxilio a la Propia Ayuda ha sido propuesta con el fin de realizar lo mejor posible durante los 10 ó 20 ó 30 anos venideros para la transición de chozas a casas para las 200,000,000 de familias tropicales que ahora viven en condiciones que son deploradas por cuantos las hayan visto. Y esas condiciones son extremadamente duras: lodo, suciedad, insectos, seria superpoblación y sombra.

Elementos de un programa de auxilio a la propia ayuda

El auxilio a la propia ayuda en la escala propuesta no puede efectuarse de una vez en todo lo que puede ser deseable. Puede solamente procurar una mejor vivienda en el más decisivo respecto.

Estos asuntos deben ser considerados cuando vaya a ser aplicado el principio de auxilio a la propia ayuda: Qué elementos de vivienda en los trópicos son más importantes? A qué aspectos se les daría prioridad en la utilización de los recursos limitados?

Desde luego que se le daría prioridad a la solución de los problemas de tierra y sanidad. La naturaleza de la habitación tropical en sí misma no es quizás lo más crítico en la vida del trópico. El asunto de la tierra es de los primeros. Para ejecutar cualquier marcado mejoramiento en el ambiente de vida, debe haber tierra suficiente, con segura tenencia, y una conveniente localización. En la actualidad éste no es un caso muy frecuente.

Salud, limpieza y la comodidad requerida antes, más agua potable segura para beber y cocinar, y conveniente para lavar. Ordinariamente sólo la propia ayuda no puede encontrar este elemento. Un método sanitario para depositar desechos es también necesario, pero esto puede ser proporcionado por cloacas modernas o por excusados sanitarios de cualquier tipo

Para la vivienda en sí misma, el mejoramiento de mayor necesidad es el de pisos duros y limpios; mejores tipos de techos, y más grande y mejor distribución del espacio interior.

Surgen ahora los elementos que han de ser objeto de la ayuda. La comunidad, por medio del gobierno o de otra manera, puede ayudar a las familias con los problemas de tierra, sanidad, materiales, máquinas, organización, técnicas y adiestramiento. En este sentido la fórmula se convertiría en estímulo a la propia ayuda, o a la propia ayuda auxiliada.

Esto puede ser ilustrado por un ejemplo específico. Este es el mismo hipotético ejemplo, pero abarcado en los hechos esenciales en algunas situaciones típicas determinadas. Supongamos 600 mil familias viviendo en chozas primitivas. Supongamos un incremento de 10 mil cada año en el número de familias pobres y de chozas miserables. Supongamos un programa dirigido al mejoramiento de 20 mil hogares cada año. Supongamos ingresos efectivos a un promedio de 100 dólares por familia en el año; y supongamos que estas familias pueden, y pagarán al contado, 1.00 dólar por mes para el mejoramiento de sus casas.

Tal programa sería organizado así:

Tierra y Servicios de Utilidad Pública. - En este ejemplo el gobierno proporcionará las tierras para las casas, instalará los servicios de utilidad pública tal como puedan ser suministrados y suplirá los servicios de la comunidad. Para esta aplicación de la fórmula se propone que la familia pague un alquiler mensual de medio dólar para reembolsar de sus gastos al gobierno en la etapa de la operación de tierra y servicio de utilidad pública.

El elemento tierra comprende selección de locales y, desde luego, la planificación del pueblo y del campo, y también del sitio. Estos son problemas muy complejos y requieren la mayor habilidad y destreza, y también en vista de la ínfima suma en efectivo disponible por familia para cubrir los gastos de tierra, servicios de utilidad pública y servicios de la comunidad. Para mayor economía en el desarrollo del sitio e ideal aplicación del principio de propia ayuda en la construcción, estas casas estarían agrupadas y no esparcidas ampliamente o amontonadas en llanuras. Esto quiere decir villas en los campos y colonias para pueblos y ciudades, en los alrededores de éstos.

Los servicios de utilidad pública incluyen tales como abastecimiento de agua, drenaje sanitario y electricidad tanto como sea posible proporcionarlos por unos cincuenta centavos mensuales. Aquí está un campo para la investigación técnica de la mayor importancia tanto por agencias nacionales como internacionales. La organización de servicios de utilidad pública, actualmente comunes en las zonas templadas, deben ser enteramente reamoldadas para las mínimas condiciones en los trópicos.

Los servicios de la comunidad incluyen lo mejor que pueda ser proyectado a muy poco costo en el sentido de facilidades de recreación, protección del fuego, asco público, mantenimiento de carreteras (si hay alguna), e instituciones como salas para cuido de la infancia y clínicas. Una parte o todo el gasto en efectivo de tales servicios es generalmente cubierto con fondos dentro de los de mejoramiento de viviendas. La cooperación del vecindario puede y debe reducir el costo efectivo estrictamente local a muy bajas cifras.

Materiales. - Se están haciendo grandes progresos en todo el mundo en el desarrollo de nuevos tipos de materiales y en los procesos industriales para producir los materiales. La investigación en este campo ofrece también grandes oportunidades para la cooperación internacional. En el ejemplo que estamos revisando aquí, el gobierno nacional hará un estudio completo del problema de los materiales. Procederá entonces, como parece más prudente, de año a ano, a fomentar el uso de materiales que las familias mismas pueden recoger; fomentar o desarrollar directamente las industrias de materiales; y, donde fuera económico, continuar o facilitar la importación de ciertos materiales y equipo. El gobierno puede iniciar también un plan para el almacenamiento y distribución de los materiales. El desarrollo de la industria de materiales puede ser parte de un programa de industrialización de beneficio general; y puede comprender crédito internacional y asistencia técnica.

Al final de dos anos este gobierno particular puede estar fomentando el uso de tierra de la localidad, más cemento para los pisos y paredes de las actuales chozas; y para este propósito puede haber establecido en pequeña escala una nueva industria doméstica de cemento. Puede haber realizado la producción semi-industrial de maderas para armazón de techos y también proyectado un método doméstico de hacer puertas y postigos de maderas indígenas. Puede haber introducido un plano y un techo de láminas de fibras inmune a los insectos, el cual ofrece completo aislamiento y ventilación. La lámina de fibra será probablemente de poca duración relativamente, pero muy barata. De la experiencia de algún otro país, puede haberse encontrado un método para perforar pozos y bombear, almacenar y distribuir la provisión de agua doméstica, con gastos de solamente una fracción tanto como en los métodos tradicionales de las zonas templadas.

El gobierno ha hecho concesiones, y todavía encara muchos problemas; pero por el momento, ha racionalizado la provisión de materiales para la edificación por la propia ayuda; y ha hecho posible mucho mejores casas de tipo mínimo que las que fueran posibles antes.

Construcción. - Las familias hacen ellas mismas la mayor parte del trabajo de la construcción y mejoramiento. Los vecinos ayudan; y la labor de expertos es suministrada solamente cuando se necesite. El gobierno suministra planos sencillos y asistencia técnica. Igualmente importante es la inauguración por el gobierno de un programa de adiestratamiento en métodos de construcción y mantenimiento. Si la otra etapa del comienzo es operada bien, la efectiva construcción es fácil.

Para los tipos de pequeñas casas ahora recomendadas, es necesario para la familia gastar 70 dólares en materiales y equipos - cemento, lámina de fibra, una pequeña tubería, alambre eléctrico elemental y un retrete químico. La familia tiene que alquilar también por dos semanas, del gobierno o de cualquiera otro, una máquina manual para hacer bloques de tierra y cemento, a un costo de 10 dólares. Y 20 dólares deben ser gestados en el trabajo de los artesanos. A fin de pagar estas partidas durante el relativamente corto período de construcción, el gobierno acuerda un préstamo de 100 dólares para la familia y, en un plazo de 20 años, para cancelarlos con los otros cincuenta centavos por mes que la familia puede pagar al contado hasta el mejoramiento de las condiciones de su casa.

La escogencia para los gobiernos

Es claro ahora que la fórmula consiste de Auxilio a la Propia Ayuda; y que el auxilio es en la forma de asistencia gubernamental dentro de los recursos e ingenio aprovechables. Es claro que, donde esta fórmula pueda ser aplicada, puede mejorarse gran número de casas, las cuales son superiores a las chozas tradicionales. El gobierno tiene que hacer una escogencia: no hacer nada ahora; edificar unas muy pocas casas excelentes con lo cual actualmente casi nada logrará como medida contra el problema; o comenzar un programa de auxilio a la propia ayuda.

En verdad, las familias tienen que interesarse. Una campana de propaganda y la oferta de la fórmula probara si puede adoptarse y popularizarse o si puede modificarse para los fines indicados. Quizás solamente cien familias se juntarán el primer año. Y si esto resulta bien, ya sea como se organizaron originalmente o readaptados, mil se suscribirán el segundo año y diez mil el tercero.

Aún para un programa elemental, el gobierno tiene mucho que hacer. Tiene que nombrarse o establecerse un ministerio o departamento o agencia. Gente competente tiene que ser designada o encargada. Los problemas tienen que ser catalogados, valorados y analizados. Tiene que formularse un programa. La materia fundamental de tierra y servicios de utilidad pública tienen que tratarse. La investigación tiene que ser comenzada. La asistencia y experiencia internacional tiene que ser solicitada. La provisión de materiales tiene que ser racionalizada. Los pequeños préstamos tienen que ser convenidos y efectuados. La educación y adiestramiento tienen que ser instituidos.

¿Formidable? Particularmente para los pequeños gobiernos con poca experiencia en esta clase de asuntos, o para los gobiernos con muchos millones de familias que tienen necesidad de casitas en lugar de pobres chozas. Pero ¿para qué son los gobiernos sino para atacar los grandes problemas que sus pueblos no pueden resolver sin ayuda? ¿Por qué desarrollar la agricultura y la industria y el comercio, la educación, la salud pública y el bienestar, a menos que concurrentemente los hogares del pueblo, la culminación de la vida nacional y familiar, sean adelantados tan rápidamente como los recursos útiles y la habilidad lo hagan posible?

La fórmula de auxilio a la propia ayuda no es nueva, y ésta no es la última palabra. Esto es "vivienda popular en transición". Mediante el análisis, planificación y organización en el programa de auxilio a la propia ayuda, muchas comunidades locales, nacionales e internacionales pueden contribuir hacia una solución de los problemas básicos de la vivienda para 200 millones de familias tropicales.

Ilustraciones proporcionadas por el autor.

Villa característica del Asia semitropical. Romántica para verla, pero con pisos de tierra, escasa luz, insalubridad y una terrible aglomeración.


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