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Los bosques comunales de Bassins

En ocasión de la celebración del segundo período de sesiones de la Comisión Europea de Silvicultura y Productos Forestales, los delegados que asistieron a dicha reunión visitaron los bosques de la pequeña ciudad de Bassins, situada en la región del, Jura Vaudois en Suiza. Los delegados fueron recibidos por el Alcalde de Bassins, quien habló acerca del sistema de propiedad comunal, su origen e influencia sobre los habitantes de las montañas del Jura. A continuación ofrecemos la versión del discurso pronunciado por el Sr. Alcalde, el que contiene datos interesantes acerca de este sistema de propiedad comunal, peculiar de la región del Jura Vaudois.

En primer lugar, me gustaría señalar que los terrenos de propiedad comunal han ido aumentando gradualmente a través de los años mediante la compra sucesiva de parcelas adicionales. Estas tierras no fueron adquiridas como mercedes o por medio de confiscaciones, sino que su existencia se debe a medidas previsoras por parte de nuestros antepasados. Tanto en los documentos originales que se guardan en nuestros archivos como en las actas de las reuniones del Consejo celebradas en aquella época, existen pruebas evidentes del deseo por parte de nuestros predecesores de asegurar el futuro de la comunidad.

Investigando sobre este asunto hemos encontrado que el sistema de propiedad comunal de estos terrenos data de los siglos diecisiete y dieciocho, principalmente del último, y su creación fué el resultado del desmembramiento de los estados del dominio señorial, división de la propiedad y decaimiento de fortunas. Como un habitante de nuestra aldea, al igual que ocurría en otras partes, jamás disponía de los medios para comprar estas propiedades, por lo general de gran extensión, éstas eran adquiridas por la comunidad como es lógico suponer, y así se ha ido aumentando gradualmente su patrimonio. Bajo este sistema están comprendidas actualmente 1,063 hectáreas de bosque y 480 hectáreas de pastizales, lo que hace un total de 1,543 hectáreas. A esto debemos añadir 32 hectáreas de praderas, cuya producción de heno se vende anualmente en pública subasta. El sistema de caminos que ha sido necesario construir para comunicar esta propiedad abarca una longitud de 20 kilómetros de caminos pavimentados, que se comunican con numerosos ramales de acceso, lo cual permite que todo el transporte de los productos forestales se haga por camión.

La propiedad comunal se encuentra situada a alturas que varían entre 540 y 1,400 metros sobre el nivel del mar, formando una serie de terrazas cortadas por cárcavas. Abarca desde el límite superior de la zona de viñedos hasta las cumbres del Alto Jura. Se extiende sin interrupción en las laderas superiores, arriba de los 850 metros; más hacia abajo, anchas fajas de bosque y pradera se encuentran intercaladas con terrenos de propiedad privada. Este vasto dominio está bajo el control directo del municipio, el que es responsable de la administración dasocrática del bosque y venta de los productos, así como del cuidado general de toda la propiedad, tanto los terrenos de bosque como los pastizales. El inspector de bosques del distrito, que actúa como representante del Estado, es la autoridad encargada de ejercer las funciones de supervisión y control. Tiene bajo sus órdenes directas algunos guardabosques competentes.

Ya nos hemos referido anteriormente a la sabia previsión de quienes pacientemente formaron este magnífico patrimonio a través de los años. La posesión de esta propiedad está estrechamente ligada con la propia vida de la comunidad, cuya subsistencia la asegura directamente al proporcionar productos agrícolas y forestales y oportunidades de empleo para sus habitantes. También es digno de mencionarse el sistema de distribución de las ganancias comunales. Esta práctica de distribución de los ingresos obtenidos de la propiedad entre los habitantes de la localidad se remonta al establecimiento de dicha propiedad comunal en los comienzos del siglo diecisiete. Al principio, estas distribuciones, conocidas también con el nombre de "derechos", se hacían en especie. Se obtenían de lo que la propiedad producía? es decir: madera de los bosques, queso y mantequilla de los pastizales. Anualmente se distribuían cantidades determinadas de leña y de madera para uso doméstico o industrial entre las personas con derecho a ello. La proporción que tocaba a cada individuo variaba de acuerdo con el número de beneficiarios. En los casos que era necesario, el Consejo también distribuía la madera que se requería para la construcción o reparación de casas. El mencionado Consejo se ocupaba de vigilar el uso de esta madera y castigar los abusos. Los arrendatarios de los pastizales suministraban el queso y la mantequilla de acuerdo con las estipulaciones del contrato, el cual fijaba las cantidades que se debían cubrir anualmente.

La razón principal para que se implantara este sistema de distribución, fué la necesidad de proporcionar alguna ayuda económica a los habitantes cuya vida era difícil y sus recursos limitados. Esta práctica surgió de una necesidad y fué la consecuencia lógica del sistema. La propiedad comunal era adquirida como resultado del esfuerzo conjunto y su conservación resultaba vital para la existencia misma de las comunidades. Es interesante notar que estos "derechos" originalmente estaban basados o se concedían por "fogata", o en otras palabras, por familia. Este derecho sólo podían reclamarlo aquellos que estaban en posición de probar que eran responsables del sostén de una familia. Es evidente por lo tanto la intención que había de ayudar a la familia y estimular el establecimiento de hogares.

Posteriormente se abandonó este principio básico Y con el tiempo el único criterio que prevaleció fué el individuo y la igualdad general, lo mismo hombres que mujeres, sin tomar en cuenta relaciones familiares. Con el transcurso de los años ocurrieron cambios profundos en el sistema de distribución de las ganancias comunales. Los productos del bosque y los pastizales destinados a ser distribuidos eran vendidos en subasta pública y las sumas obtenidas eran repartidas entre las personas con derecho. Hacia fines del siglo diecinueve, a consecuencia del aumento en los impuestos públicos, las comunidades una por una fueron suprimiendo el sistema de distribución, siendo Bassins una de las últimas que lo hizo, en 1933.

Actualmente esta práctica es cosa del pasado, de aquel pasado venturoso en que las comunidades estaban libres de los elevados impuestos que existen hoy en día. Originalmente, la administración comunal proporcionaba ayuda para el pobre, pero esa ayuda resultaba menos onerosa que el actual sistema de asistencia pública. El mantenimiento de caminos y veredas se reducía a su forma más sencilla debido a la limitada extensión, por no decir deficiencia, de dicho sistema y las rudimentarias exigencias de los medios de transporte que se usaban. Aún la construcción de edificios comunales requería sólo una pequeña parte del presupuesto. La madera, piedra y cal, por lo general se obtenían localmente y tanto la mano de obra como los materiales resultaban baratos. Los gastos de administración eran casi insignificantes, ya que las obras públicas en aquel tiempo eran más bien un asunto de conciencia cívica y obligación, que de interés egoísta.

La evolución de las costumbres y las exigencias de la vida y civilización modernas han transformado profundamente las relaciones humanas. Pero para nosotros hay una cosa que permanece intacta, y ella es nuestra experiencia adquirida a través de muchos años de lo que es la vida en comunidad, en la que cada uno contribuye libre y voluntariamente a la administración y conservación de la propiedad comunal. De esta propiedad, el hombre obtiene lo necesario para su subsistencia y la de su familia y se beneficia con la asignación de las rentas totales que produce la propiedad para satisfacer las necesidades públicas. Asimismo debe observarse que la individualidad de cada hombre se respeta completamente y no se le impone restricción alguna fuera de la obligación de observar las leyes y disposiciones que rigen las relaciones entre los individuos y protegen los derechos de todos.

Consideremos ahora más detenidamente la influencia que el bosque ejerce en la población local. El papel social que el bosque desempeña, al igual que su función como fuerza reguladora en lo que se refiere a oportunidades de empleo, es innegable. La mayor parte de los habitantes de nuestras aldeas dedican su tiempo a las labores agrícolas, generalmente en granjas pequeñas, las que frecuentemente no pueden proporcionar lo suficiente para vivir. Por consiguiente, el bosque ofrece una oportunidad para obtener los ingresos adicionales necesarios, especialmente en tiempo muerto y entre los períodos de intensa labor agrícola. Los trabajadores se encargan de labrar la madera, por cuenta de la comunidad, la que entrega el producto directamente al mercado o a través de la Asociación Forestal de Vaudois, a la que está afiliada. A la vez, la comunidad vende en subasta pública, lotes de leña y madera para uso doméstico a aquellas personas que la usan para su propio consumo o para revenderla.

Los pastizales y praderas, enclavados entre la zona forestal, suministran pasto para el ganado durante el verano y cantidades adicionales de forraje para el invierno y por consiguiente esto permite a los agricultores, especialmente a los pequeños propietarios, compensar las deficiencias de sus granjas y alimentar un número mayor de animales. La comunidad proporciona además a un sindicato local pastizales para el ganado joven.

El bosque es esencial para el hombre ya que le permite vivir en regiones cuyo clima modera. No sólo le proporciona la madera que necesita para combustible y para construir su vivienda, sino que forma su carácter, fortaleciéndolo mediante la influencia de las fuerzas vivientes que el bosque alimenta. El bosque atrae al hombre en la misma forma que el mar al marinero. Lo protege y algunas veces lo extermina De desaparecer el bosque desaparecería también el hombre. Por consiguiente debería tratar de conservarlo, crearlo y fomentarlo para asegurar la subsistencia de su raza.

Con estas breves palabras he tratado de explicar a ustedes nuestro sistema de propiedad y administración colectiva. Esta práctica data ya de varios siglos y seguramente nos sobrevivirá. Gracias a ella se han mantenido generaciones sucesivas en el campo y en las aldeas, ofreciendo a sus habitantes una razón para permanecer en ellas. Ésta fué la herencia que nos legaron aquellos que fueron lo suficientemente sabios para crear un sistema de esta índole. Nosotros somos simplemente los depositarios, encargados de traspasarla intacta, a nuestra vez, a la generación futura.

Señores, vuestra responsabilidad es infinitamente mayor que la nuestra. Vuestra misión estriba en coordinar los esfuerzos de diversos pueblos de razas y costumbres diferentes. Nos sentiremos muy orgullosos y satisfechos si en la experiencia adquirida en una pequeña comunidad pueden encontrar ustedes alguna inspiración, algo de utilidad para fomentar la armonía entre los hombres. Concluyo con estas palabras, y espero que conservarán un grato recuerdo de vuestra breve estancia en Bassins.


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