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Desarrollo del programa del punto cuatro

Por el Excelentísimo Señor B. R. SEN, Embajador de la India en Italia y Yugoeslavia

Hace ya casi dos años que el Presidente Truman habló sobre la necesidad de realizar un "programa nuevo y audaz" que tuviera por finalidad lograr el mejoramiento y el progreso de los países insuficientemente desarrollados. Durante estos dos años ningún otro problema en el campo de la economía internacional ha atraído tanto la atención y el interés público como el problema de las regiones insuficientemente desarrolladas. Cuando el Punto Cuatro del discurso del Presidente Truman se presentó por vez primera a la consideración de las Naciones Unidas, me correspondió, en mi carácter de delegado de la India al Octavo Período de Sesiones del Consejo Económico y Social, el honor de analizar el problema y las actividades propuestas. Es interesante para olí el tener esta oportunidad de tratar otra vez este asunto, después de conocer los resultados de las discusiones que se han verificado desde entonces.

Es bien sabido que en el desarrollo de la historia el hecho que más ha originado la rivalidad internacional ha sido siempre el deseo de adquirir el dominio económico de los países insuficientemente desarrollados. Basta recordar las rivalidades que desde el siglo dieciséis existieron entre las potencias europeas por la posesión de colonias, para comprobar este hecho. El origen de las dos guerras mundiales puede también atribuirse al mismo motivo, aunque se haya tratado de revestirlo con otros nombres. Este hecho ha quedado reconocido internacionalmente, si bien en forma indirecta, en los Artículos 22 y 23 del pacto fundamental de la Sociedad de las Naciones, los cuales se refieren a los territorios sujetos al mandato, y admitido plena e inequívocamente en los Artículos IX y de la Carta de las Naciones Unidas.

Debe observarse que tanto en la Carta de las Naciones Unidas como en el discurso del Presidente Truman se hace especial hincapié en la necesidad de establecer una cooperación internacional para el progreso de las regiones insuficientemente desarrolladas, como un medio de asegurar la paz internacional. El objetivo del plan de cooperación económica y social, en escala internacional, queda expuesto en el Artículo 5.5 de la Carta de las Naciones Unidas que dice: "Con el propósito de crear las condiciones de estabilidad y bienestar necesarias para las relaciones pacíficas y amistosas entre las naciones, basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, la Organización promoverá..." El Presidente Truman califica el Punto Cuatro como una de las "cuatro normas de conducta principales de este programa para la paz y la libertad en los próximos años". Las otras tres normas principales son (1) inquebrantable apoyo a las naciones Unidas y organismos afiliados, (2) continuación del programa para el restablecimiento de la economía mundial, y (3) fortalecimiento de las naciones amantes de la libertad contra los peligros de la agresión.

La importancia de la declaración del Presidente Truman estriba, no en la originalidad de su concepto, sino en la dirección definida de la acción propuesta, la cual, al ser propugnada por el mandatario de un país que más que ningún otro está en condiciones de poner en práctica tal política en gran escala, ha adquirido un carácter de urgencia y de realización práctica del que hasta ahora habían carecido las discusiones internacionales encaminadas a dar cumplimiento a las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas. El Presidente Truman presentó los fundamentos del problema en una perspectiva mucho más real de lo que hasta este momento se había hecho. Señaló que el problema contenía dos partes integrantes: (a) flujo internacional de conocimientos técnicos y (b) flujo internacional de capitales.

Problemas que Confronta el Programa

Desde que el Presidente Truman hizo su declaración, se han observado dos tendencias - la de disminuir la importancia de la inversión de capitales como parte integrante del proyecto, y la de abandonar el procedimiento para obtener la paz internacional señalado en la Carta de las Naciones Unidas y en el discurso del Presidente Truman. También se ha observado una tercera tendencia, que es la de apoyar el suministro de asistencia técnica sólo para la producción primaria, a fin de no promover una desviación substancial en las normas actuales de la economía nacional de los diferentes países, y excluir la ayuda para otros proyectos de fomento, aunque éstos puedan ser considerados por el país respectivo como necesarios o convenientes para el mejoramiento general de su economía.

La tendencia que existe en algunos países adelantados de restar importancia a la necesidad de efectuar inversiones internacionales se ha notado desde el anuncio del programa. Desde luego, hay varias dificultades de carácter práctico. Aunque parte del capital extranjero que se necesita puede obtenerse mediante préstamos o donaciones otorgados por los gobiernos que estén en situación más ventajosa, la mayor proporción deberá provenir de inversiones particulares. Pero las actuales condiciones de inestabilidad política, las dificultades experimentadas por las balanzas de pago que han limitado la capacidad de transferir utilidades y capitales, el temor de perder propiedades sin recibir compensación y las restricciones impuestas por los gobiernos a las operaciones de las empresas extranjeras, han impedido seriamente el movimiento de capitales particulares al exterior.

No obstante, como estas dificultades no son insuperables, hay que hacerles frente en alguna forma. La recompensa - el mantenimiento de la paz y de la libertad en el mundo - es muy alta. Necesitamos hombres de visión y de ideales para afrontar este problema - hombres que no se dejen vencer fácilmente por las dificultades de orden práctico. Últimamente ha ocurrido un suceso alentador. En mayo de este año se reunió en Sydney, Australia, el Comité Consultivo de los Países de la Comunidad Británica (excepto Sudáfrica) para planear el desarrollo económico del sur y del sudeste de Asia, regiones en las cuales las miserables condiciones de vida son una amenaza creciente para la paz y la libertad no sólo del Asia sino del mundo entero. Las recomendaciones principales formuladas por el Comité fueron: (1) la preparación de un plan sexenal de fomento para la región, y (2) el establecimiento de un Proyecto de Asistencia Técnica de la Comunidad Británica, el cual comprende una inversión de ocho millones de libras esterlinas durante un período de tres años. El comité se ha reunido nuevamente en Londres para preparar la ejecución de las recomendaciones propuestas. Los países de la región que no forman parte de la Comunidad Británica han sido también invitados a la reunión.

El referido Comité Consultivo parece que ha procedido de acuerdo con los siguientes principios: (a) para estimular la inversión internacional es preciso preparar previamente un proyecto completo de fomento que abarque todos los aspectos de la economía de los países interesados; (b) como la mayor parte de las inversiones de capital para dicho proyecto deberá provenir de fuentes nacionales, será necesario tratar de avaluar esos recursos con la mayor precisión posible; (c) una vez que se hayan formulado los planes definitivos de conformidad con los puntos (a) y (b), el Comité Consultivo decidirá la proporción en que los países de la Comunidad Británica pueden suministrar ayuda y qué clase de asistencia se deberá solicitar de otros países, en particular, de los Estados Unidos de América; (d) el Comité Consultivo discutirá también las medidas que deberán adoptar los países interesados para inspirar confianza y crear condiciones que atraigan la inversión de capitales extranjeros. Este plan parece ser el paso más acertado y práctico que se ha dado en este campo, desde que el Presidente Truman anunció el Programa del Punto Cuatro. La aprobación oficial de los proyectos de fomento de un país, otorgada por un organismo de la categoría y autoridad del Comité de la Comunidad Británica, debería contribuir a crear la confianza de los inversionistas extranjeros, la cual, hasta cierto punto, no existe en la actualidad.

Desarrollo Industrial

Otra de las sugestiones hechas por personas a quienes preocupan demasiado las dificultades materiales inmediatas es la de que el capital internacional dentro del programa del Punto Cuatro debería proporcionarse sólo para el fomento de la producción primaria. En el Asia y en la América Latina hay varios países en los cuales el desarrollo industrial promovido por inversiones extranjeras podría traer consigo una modificación total de los métodos de producción, que no sólo beneficiaría a las industrias manufactureras sino también a las primarias, como la agricultura, minería, etc. El punto esencial es que, mediante la adopción de métodos científicos de producción, concomitantes del proceso de industrialización, se podría reducir considerablemente el período de aprendizaje por el que tuvo que atravesar un país que, como el Reino Unido, llevó la delantera en la industrialización. Lo que se necesita es una actitud progresista hacia la industrialización y un adelanto general en todos los frentes. Se espera que en la Conferencia de los países de la Comunidad Británica se discutirá el problema del desarrollo económico de los países del sudeste de Asia sobre esta base.

La tendencia a abandonar el contenido de paz internacional mencionado, ha sido particularmente notoria no sólo en las discusiones generales de los organismos especializados de las Naciones Unidas sino también en las que se efectúan con respecto a los problemas que existen en ciertas regiones, como, por ejemplo, Europa. Los organismos especializados se han inclinado a considerar las actividades comprendidas en el programa del Punto Cuatro como una mera ampliación de sus programas normales. La necesidad de fomentar el progreso de ciertas regiones con el fin de satisfacer el suministro de materias primas esenciales para los países altamente industrializados ha tendido a introducirse como parte del programa del Punto Cuatro. Las consideraciones que impone la paz internacional parecen haber sido relegadas a un segundo plano. Como es evidente que los recursos disponibles para realizar el programa del Punto Cuatro no serán muy grandes, es necesario, al efectuar la distribución de éstos, considerar primeramente aquellas regiones que ofrecen posibilidades de rendir los mayores y más efectivos resultados en el mantenimiento y el desarrollo de la paz internacional.

Dicho de otra manera, se deberá crear un sistema de prioridad regional que comprenda especialmente el objetivo fundamental de asegurar la paz internacional. Para ilustrar este punto, deseo mencionar la región del sudeste de Asia, en la cual han surgido nuevas naciones independientes, después de varios siglos de dominio extranjero, y en donde las condiciones actuales constituirán un peligro incesante para la paz internacional, si no se adoptan medidas inmediatas para mejorar los niveles de vida.

Uno de los indicios más alentadores, en la época actual, ha sido el reconocimientos cada vez más ex tendido, de la verdad que ha inspirado el programa del Punto Cuatro. Sería una tragedia el que nos desalentásemos por dificultades materiales inmediatas o nos dejáramos llevar por lemas políticos que sólo pueden conducir a un nuevo desastre.


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