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La silvicultura y la educación fundamental

El experimento de Misora, India.

por JOHN BOWERS
Director del Programa de la UNESCO para la Capacitación de Grupos de Técnicos en Educación Fundamental

En las líneas que siguen se da a conocer el resultado de la combinación experimental de la educación con la silvicultura.

Antes de seguir, bueno será sentar los precedentes de este experimento. La Conferencia General de la UNESCO, en su Séptima Reunión celebrada en 1952, resolvió que «a fin de hacer frente a la grave escasez de especialistas... se organice, dentro de uno de los proyectos asociados de la UNESCO, un programa de capacitación en grupo para la formación de los futuros expertos en educación fundamental».

El concepto «educación fundamental» lo ha definido la UNESCO como:

«aquella clase de educación que se propone ayudar a los niños y a los adultos que hayan carecido de instrucción sistemática para hacerles comprender los problemas creados por el medio ambiente en que viven y sus derechos y deberes como ciudadanos e individuos, y participar con mayor eficacia en la evolución económica y social de su comunidad».

Se la podría describir también como la rama educativa del fomento social y económico que, en particular, se ocupa de aquellas regiones del mundo donde no existe en absoluto ningún sistema de educación, y en las cuales se observa un alto grado de analfabetismo unido generalmente a una pobreza y enfermedad endémica, es decir, las llamadas regiones insuficientemente desarrolladas.

En la Secretaría de la UNESCO ha existido durante los últimos siete años una dirección encargada de ayudar a los Estados Miembros a «ampliar y mejorar la educación fundamental en sus territorios». En gran número de países de cada continente, se han estudiado muchos proyectos y actividades funcionando algunos bajo la advocación de «educación fundamental» y otros con nombres distintos, tales como «educación comunal», «educación popular» y «educación social». Se han enviado expertos para que les presten su ayuda, habiéndose hecho esto en amplitud cada vez mayor, desde la creación del Programa Ampliado de Asistencia Técnica de las Naciones Unidas. Sin embargo, la experiencia así ganada nos revela que la educación fundamental ano se encuentra en una fase incipiente, que es necesario realizar todavía muchos trabajos de investigación práctica y que el personal debe capacitarse si se quiere que esta nueva y vital aplicación de las técnicas educativas dé sus mejores frutos.

Por ejemplo, en agricultura y en silvicultura todos los países, desde hace muchos años, poseen institutos de investigación, lo mismo que granjas y plantaciones experimentales, especialistas competentes en diversos campos tales como edafología, estudio de las plagas, escuelas de capacitación y facultades universitarias. Las técnicas de cultivo agrícola y silvícola se estudian y perfeccionan constantemente; sin embargo, las técnicas de «cultivar» la mente humana (esto es, de verter nuevos conocimientos y habilidades en los viejos moldes de ignorancia y analfabetismo) se encuentran todavía en un estado rudimentario.

Para hacer frente a esta situación, la UNESCO ha creado, o ha ayudado a los Gobiernos a crear, un cierto número de centros rurales de educación fundamental en los que se coordinan en un solo programa la investigación práctica la capacitación de los especialistas y la producción de modelos de materiales educativos. La FAO ha cooperado, y continúa cooperando, con la UNESCO en algunos de estos proyectos. Pero se necesitan especialistas en educación para dotar de personal a estos centros, por lo cual, el programa de que se ocupa este artículo se creó a invitación del Gobierno de la India y del Gobierno del Estado de Misora precisamente para capacitarlos.

La zona elegido es una típica comarca insuficientemente desarrollada. La localidad es seca, con una precipitación media de unos 500 mm. (20 pulgadas) al año y se encuentra al noroeste de la ciudad de Misora. Quizás debido a su clima es una de las «zonas deprimidas» en un Estado notable por sus políticas progresistas de fomento. La oficina central de este proyecto de la UNESCO es un antiguo caserón del siglo XVIII, el «Yelwal Bungalow» (Chalet de Yelwal), a 16 Km. (10 millas) de la citada ciudad de Misora. Además, en un radio de 8 Km. (5 millas) y sobre un paisaje onduloso de tierras baldías y pedregosas se encuentran más de 70 aldeas. Constituye una zona ideal para la instrucción práctica, porque presenta abundantes problemas que se relacionan con la educación fundamental: alto grado de analfabetismo, gran densidad de población, escasez y fragmentación de tierras, falta de tierras de pastoreo en una zona en que la tradición religiosa prohibe el sacrificio del ganado, erosión y paulatina esterilidad del suelo, existencia de pocos oficios lucrativos, y, finalmente, pobreza general de la población. Debido quizás al clima seco y frío - la altitud es de 760-900 m. (2.500-3.000 pies) sobre el nivel del mar - y al buen funcionamiento de los servicios sanitarios, la enfermedad no constituye un problema grave, no obstante la completa ausencia de la higiene y del alcantarillado en las aldeas. Se combate con éxito el paludismo, y las ocasionales epidemias de cólera o peste se contienen fácilmente.

Esta es, pues, la zona en que la UNESCO está llevando a la práctica al resolución adoptada en su Conferencia General en el sentido de capacitar «futuros expertos en educación fundamental».

Desde diciembre de 1953 hasta julio de 1954 se enviaron 17 personas procedentes de 10 países europeos y asiáticos para que asistiesen a un curso práctico de capacitación. Ahora sigue en marcha un segundo curso iniciado en septiembre de 1954 y que finalizará en mayo de 1955, al que han concurrido 15 personas procedentes de Asia y Australasia.

Copiamos del informe definitivo del primer curso:1

«Probablemente, la más valiosa característica del curso fué su naturaleza experimental. En rigor, constituyó un experimento en capacitación. Asimismo, la instrucción se impartió conforme a métodos experimentales... pudimos aprender y aprendimos tanto de los fracasos como de los éxitos... y, no constituye falsa modestia añadir que en realidad, el profesorado aprendió lo mismo que los estudiantes».

[1 Final Report on the First Course (Informe definitivo del primer curso) (GTS/FE/Re. 9): Noviembre 1953 - julio 1954. Mimeografiado. 29 págs. Puede solicitarse, en número limitado, del Director del Programa de la UNESCO para la Capacitación de Grupos de Técnicos en Educación Fundamental, Yelwal Bungalow, Misora (India). ]

En esta coyuntura el lector quizás se pregunte: «¿qué tiene que ver este programa de enseñanza práctica con la silvicultura?». La respuesta es: «muchísimo», ya que este proyecto, limitado como lo estuvo en tiempo y en alcance, hizo ver la posibilidad de una unión muy provechosa entre la silvicultura y la educación fundamental.

La silvicultura como tema de experimentos educativos

En el lenguaje corriente de la educación fundamental y del fomento del bienestar comunal es muy traído y llevado el principio de la necesidad sentida. Los que propugnan este principio manifiestan con razón que las gentes no tomarán parte activa en proyectos que les impongan otras personas extrañas, a menos que comprendan la necesidad de tales planes y vean claramente que del esfuerzo que hagan habrán de extraer un beneficio tangible. Ciertamente, éste es un principio firme, pero de seguirse incondicionalmente puede dar lugar, en comunidades conservadoras e inertes, a una inacción prolongada. En el proyecto de capacitación desarrollado en Misora adoptamos una actitud flexible a este respecto. Concedimos a la escuela que sigue el principio de la necesidad sentida que, en realidad, la educación fundamental y los trabajos de fomento en una comunidad deberían, en lo posible, iniciarse ayudando a las gentes a que alcancen el objetivo inmediato que consideren de mayor importancia, especialmente si esto permite ganar confianza y practicar la cooperación para que el pueblo pueda valerse a sí mismo. Por otra parte, consideramos también que podría ser función importante de la educación fundamental llamar la atención hacia aquellas necesidades reales de la comunidad, de las que no se tenía clara conciencia o que pasaban del todo inadvertidas.

Para probar la validez de esta actitud dirigimos nuestra atención a la silvicultura.

Nuestro informe de febrero, tercer mes del proyecto de capacitación de Misora, contiene las líneas siguientes bajo el título «Selección de temas»:

«Fuera de los límites de la plantación forestal del Gobierno, situada alrededor del chalet, pudimos apreciar vastas extensiones de cumbres estériles cubiertas de lantanas y hierbas secas. Más abajo, había zonas de tierra guijosa y pobre, y aquí y allá, árboles desmochados por los aldeanos para aprovechar las ramas como leña o como forraje para sus cabras. Evidentemente, el problema de la despoblación de bosques y la erosión era de gravedad en esta zona.

También recordamos que en las visitas que hicimos a los Departamentos del Gobierno en Bangalora en diciembre, el Jefe del Departamento de Conservación de Bosques, Sr. M. A. Muthanna, y sus subordinados, se habían interesado sinceramente por nuestro proyecto, dejando ver que presentían la amenaza de una despoblación forestal, y nos habían prometido su cooperación si alguna vez se emprendían trabajos en este sentido.

Pero nuestra preocupación principal fué descubrir si los propios aldeanos tenían conciencia del problema y en qué medida comprendían la complicada relación que existe entre los árboles, el clima y la fertilidad del suelo. Por consiguiente, algunos miembros de nuestro grupo trataron de esto con los aldeanos, encontrando que sólo algunos de ellos estaban interesados en tal problema. Evidentemente, la repoblación no era, en la terminología usual, una «necesidad sentida» de la zona. Pudimos darnos cuenta de que las dificultades para persuadir a los aldeanos a que abordasen este problema eran enormes, pero, sin embargo, argüimos que una de las funciones de... la educación fundamental era transformar las «necesidades reales» en «necesidades sentidas».

En consecuencia, visitamos de nuevo al Jefe de Conservación de Bosques, consiguiendo así más información sobre los problemas de la zona de Yelwal y la promesa de que dicho funcionario, junto con el Dr. M. N. Ramaswamy, su Oficial de Investigaciones, visitaría el chalet de Yelwal y discutiría estos problemas con la totalidad del grupo. De esta suerte, nos comprometimos a la plantación de árboles como primer objetivo de nuestras actividades educativas experimentales».

Estudio del problema en las aldeas

Este procedimiento no era todo lo sistemático que hubiésemos querido. De haber trabajado en un proyecto de fomento a largo plazo hubiéramos preferido ciertamente, antes de tomar ninguna decisión, haber desplegado con anterioridad nuestro equipo de sociólogos que se ocupaba de estudiar la aplicación de la antropología y de la psicología experimental a la educación fundamental. Nos hubiera agradado esperar los resultados de las encuestas de muestreo efectuadas en dos aldeas para descubrir, por ejemplo, por qué ocurría la desaparición de árboles y determinar su rapidez, cuáles eran las reclamaciones antagónicas respecto al limitado espacio de tierras, en qué medida la producción de alimentos, el pastoreo y la plantación de árboles competían entre sí, y muchos otros datos pertinentes sobre este mismo tema. En particular, nos hubiera agradado disponer que nuestra propia sección de psicología efectuase un «estudio sobre la actitud de las gentes» que permitiera descubrir, en forma más sistemática que con nuestras entrevistas esporádicas lo que pensaban los aldeanos acerca de los árboles y de su plantación, de la despoblación de bosques y la erosión, y de la influencia mutua entre los árboles y el clima, por una parte, y la fertilidad del suelo, por otra.

LAS FIGURAS 3, 4 Y 5 ILUSTRAN EL MÉTODO DE TRINCHERA Y MONTÍCULO PARA LA PLANTACIÓN DE SEMILLAS DE ÁRBOLES FORESTALES.

Figura 3. Plantación de semillas. Las semillas mezcladas se siembran en la cima de los montículos y en las trincheras.

Figura 4. Brinzales en su primer año.

Figura 5. Brinzales en su tercer año en la plantación del Departamento Forestal.

Con el tiempo de que disponíamos esto no era posible, pero a medida que ganaban terreno las investigaciones que realizaba en las aldeas nuestro equipo de sociología fuimos reuniendo un acervo creciente de datos sobre el problema en conjunto. Pudimos saber, por ejemplo, que 50 años atrás el total de nuestra zona de capacitación había estado cubierto por muy lozanos bosques y que en la actualidad la madera para la construcción de casas debía en general comprarse a 3 rupias la carreta, y que, para esto, era necesario hacer un viaje de 6 días hasta una zona forestal situada a 48 Km. (30 millas); que las 40 Ha. (100 acres) aproximadamente de colinas estériles que dominaban una de nuestras aldeas piloto, con su pobre cubierta vegetal de retorcidos arbustos y sus zanjas formadas por la erosión, servían de pastos a 12 aldeas circunvecinas y a un número desconocido de ganado vacuno raquítico y casi inútil. Supimos, asimismo, que una fábrica de abonos químicos compraba 1.000 toneladas de leña al año procedentes de los pocos bosquetes de madera en pie que habían quedado en nuestra zona; que un rico especulador de las cercanías alentaba a los aldeanos a que cortasen los árboles restantes y se los vendiesen a él, que actuaba como intermediario en el comercio de leña. Observamos igualmente los métodos antieconómicos del carpintero de la localidad, que labraba la madera con su hazuela primitiva. Comparamos las hermosas y rectas columnas talla das de las casas antiguas con los postes retorcidos, rajados y sin curar que sostenían las casas pobres o de más reciente construcción. Descubrimos que la madera que se usaba para construir las casas de mejor estilo y para la fabricación de carretas, la cual anteriormente podía encontrarse en el lugar, había que traerla ahora desde bosques situados a 50 ó 60 Km. Observamos un número cada vez mayor de mujeres que se ocupaban en hacer tortas de estiércol para usarlas como combustible a medida que las provisiones de leña disminuían o desaparecían. Escuchamos las quejas de los alfareros y de sus mujeres, que debían caminar unos cuantos kilómetros con objeto de encontrar leña para sus hornos. Contemplamos cómo algunos muchachos, provistos de cuchillos, desgajaban, encaramados en postes, las ramas de higueras y de margosas para alimentar sus voraces cabras. Vimos muchas plantaciones antiguas de higueras y de mango que se estaban deteriorando. Observamos que los árboles se cortaban y se quemaban, pero casi nunca vimos ningún ejemplar joven que hubiera sido plantado durante los últimos diez años.

Otro hecho interesante descubierto fué que no debíamos emplear la palabra «bosque» en ninguna discusión con los aldeanos o con los funcionarios locales. Este término, real o equivocadamente, se asociaba siempre en su pensamiento con el cultivo extensivo de madera para construcción en los bosques nacionales, de modo que para ellos significaba la exclusión de cualquier otro uso de la tierra de tales zonas. Así pues, proscribimos la palabra «bosque» de nuestro vocabulario y adoptamos el concepto de «plantación y protección de árboles» para describir el proceso que nos proponíamos difundir mediante actividades educativas en nuestra zona de capacitación.

Cooperación técnica con el departamento de silvicultura

Nuestro equipo de sociólogos investigó los métodos que habrían de aplicarse para estudiar y analizar la comunidad. (Es un principio de general aceptación que una «encuesta básica» deberá preceder a cualquier programa importante de educación o de fomento, a fin de que proporcione datos para el planeamiento y una base para la posterior evaluación de los resultados). Pero, como lo habíamos temido, nos encontramos con que tal encuesta exigía la cooperación de especialistas en otros campos relacionados con el fomento social y económico. Y ya que la «plantación de árboles» se había convertido en uno de nuestros intereses más inmediatos, nos dirigimos naturalmente y en primer lugar al Departamento de Silvicultura de Misora.

De esta suerte, en el informe de febrero se hace constar cómo obtuvimos la generosa cooperación del Jefe del Departamento de Conservación de Bosques de Misora y su promesa de que visitaría nuestro centro.

«En preparación de esta visita y con el fin de acrecentar nuestro conocimiento respecto a este complicado tema, redactamos un cuestionario 2... que enviamos al referido Jefe de Departamento y también a la Dirección de Silvicultura de la FAO, con una petición de que se nos proporcionase información sobre plantación de árboles en zonas áridas de otras partes del mundo. La FAO se interesó inmediatamente por el proyecto y prometió enviar documentos de utilidad». (Estos se recibieron posteriormente desde diversas partes del mundo).

«La visita del Jefe del Departamento de Conservación de Bosques y del Dr. Ramaswamy constituyó una de las experiencias más estimulantes para nuestro grupo. Después de dos horas de discusiones basadas en el cuestionario, condujimos a nuestros visitantes a una zona típica de tierra baldía, situada a unos 3 Km. del chalet, y recibimos de ellos nuevos consejos prácticos respecto a la forma en que tal zona podría ser manejada por la población local, si se conseguía despertar en ésta el suficiente interés».

[2 Questions on Reforestation in the Yelwal Area (GTS/ FE/QU 4). Mimeografiado. 5 págs. ]

Este ejercicio permitió a nuestro grupo aprender cómo los expertos en educación fundamental deben recurrir a los conocimientos de otros especialistas en otros aspectos técnicos, conocimientos que, aunque traspasan la esfera de su competencia, constituyen, sin embargo, la substancia y el contenido esencial de un programa de educación.

Medios para la experimentación

Para esta fase del trabajo, planeábamos la producción de algunos materiales experimentales audiovisuales (películas, diapositivas, grabaciones para transmitir por radio, carteles, etc.), alrededor de nuestro tema elegido y el equipo de medios audiovisuales, integrado por fotógrafos, operadores cinematográficos, dibujantes y radiotécnicos de nuestro grupo, comenzó a actuar en el proyecto. En nuestro informe de marzo se lee lo siguiente:

«Como consecuencia de la decisión tomada en febrero en el sentido de que el centro de nuestras actividades productivas lo habría de constituir una campaña rural de plantación de árboles el equipo audiovisual, acompañado por un miembro del equipo de sociología, efectuó un viaje a Bangalora en la primera semana del mes para estudiar el asunto con mayor detenimiento y conseguir fotografías en colores y en blanco y negro para las cintas de diapositivas. El equipo celebró posteriores debates con el Jefe del Departamento de Conservación de Bosques y su Oficial de Investigaciones, visitó el Instituto de Investigaciones Forestales y se ocupó durante gran parte de los dos días que duró su visita en tomar fotografías, en las plantaciones del gobierno situadas a 16 Km. (10 millas) de la ciudad.

Se concedió especial atención al método de plantación de árboles llamado por trinchera y montículo, que permite cultivar muchas especies arbóreas en tierras baldías con una precipitación de 500 mm. (20 pulgadas), o incluso inferior. Como su nombre lo indica, este método consiste en excavar una serie de trincheras de unos 50 cm. (1 ½ pies) de profundidad y de anchura y 3,7 m. (12 pies) de longitud (siguiendo las líneas de nivel de una ladera) y apilando la tierra procedente de estas trincheras para formar morones o montículos sobre el lado de las trincheras que corresponde a la parte inferior de la pendiente. En la cima de los montículos y en el fondo de las trincheras, se siembra la semilla mezclada que sirve para captar y retener el agua de lluvia como una esponja, conservando la humedad, después de finalizar la estación lluviosa durante un período suficiente para que los jóvenes plantones lleguen a arraigar. Este método, completamente desconocido para los aldeanos de la zona de Yelwal resulta más fácil y más barato que el antiguo método de plantar pies individuales en hoyas aisladas. El equipo consiguió también una información detallada acerca de las diversas especies de árboles que habrían de cultivarse y de su aplicación.

Como resultado de esta visita, se redactó un estudio con el título de Tree-Planting in Dry Areas (Plantación de árboles en zonas áridas)».3

[3 Tree-Planting in Dry Areas (GTS/FE/5). Mimeografiado. 6 págs. ]

En esta etapa, el mencionado Jefe del Departamento, con gran generosidad, asignó a nuestro centro, en calidad de asesor técnico, al Sr. A. N. Sharman, oficial de campo de su dependencia, para que trabajara en forma regular.

Producción de cintas cinematográficas

Una de las finalidades de nuestro proyecto era instruir a una reducida sección cinematográfica, compuesta sólo de tres personas, sobre la producción de películas para aldeanos. Tenemos abundantes argumentos en favor de la producción de tales materiales. Habíamos examinado un creciente número de películas producidas por diversos países para la educación fundamental y otros trabajos de divulgación e incluso proyectamos algunas de éstas ante los aldeanos de nuestra zona de capacitación, y con la cooperación del departamento de psicología de la Universidad de Misora, nuestra sección de psicología evaluó la reacción de los aldeanos.4 El resultado confirmó nuestra creencia de que el empleo de películas extranjeras y de otras producidas en centros de mentalidad urbana, con escasa apreciación de la actitud, interés y nivel de comprensión de los adultos analfabetos, ejercen poca influencia sobre un público rural. Estábamos convencidos de que las películas para aldeanos habían de tomarse en las propias aldeas y, en la medida de lo posible, sirviéndose de actores rurales y de que los diálogos respectivos debían estar concebidos en forma que captaran el interés de los aldeanos y fueran inteligibles para ellos, aun a costa de sacrificar la calidad técnica de la cinta. La producción de estas películas es un trabajo especializado que exige la cooperación de técnicos cinematográficos, educadores y psicólogos prácticos, debiéndose contar, además, con especialistas técnicos en cualquiera de los temas que pudieran elegirse para una cinta.

[4 Report of Audience Reaction Evaluation Project (GTS/FE/9). Mimeografiado. 14 págs.

Se convino que nuestra sección de cinematografía comenzara a elaborar una corta película en colores, de 16 mm. de diámetro, sobre un tema atrayente destinado a despertar el interés del público rural por la importancia de plantar y de mantener árboles en sus tierras. Se creyó conveniente que la labor de instrucción sobre métodos de plantación y de protección de arbolados se realizara sólo por medio de cintas de diapositivas y otros materiales similares.

Así, pues, la sección comenzó sus tareas con nuestro asesor forestal en una aldea situada a 8 Km. (5 millas) del chalet que habitábamos y en la cual nuestro equipo de sociología estaba realizando una encuesta piloto. La aldea lleva el nombre de Dadadakallahalli, y tenía dos ventajas: que poseía una extensa zona de tierra atacada por la erosión y baldía, pero adecuada para la repoblación, y que el jefe y los ancianos de la aldea habían manifestado su interés por la plantación de árboles.

Esperábamos conseguir que los aldeanos llevasen a cabo una campaña de plantación y que representasen para nosotros la dramática historia que habíamos escrito como guión de la cinta, sobre la cual ya habían expresado una opinión favorable. Carecemos aquí de espacio para describir los abundantes problemas y vicisitudes por que hubo de pasar este experimento, como, por ejemplo, la dificultad para conseguir aldeanos, y especialmente aldeanas, que actuasen con naturalidad ante la cámara, o la inercia general de los propios campesinos cuando llegaba el momento de poner en práctica sus buenas intenciones.

Uno de los peores problemas que inevitablemente surgen ante cualquier intento de persuadir a los agricultores a que planten árboles es el creado por el hecho de que las operaciones de plantación han de efectuarse durante la estación lluviosa, época en que todos y cada uno se hallan ocupados de sol a sol en sus campos de mijo. Baste decir que sólo gracias a un estimulo constante conseguimos persuadir a los aldeanos a que cambiasen completamente de ocupación durante un día y plantasen 150 brinzales a lo largo de la carretera que conduce a su aldea, consiguiendo así algunas escenas de masas para la película. Sin embargo, todos nuestros esfuerzos de pacífica persuasión no lograron inducirlos a que ensayasen el método de trinchera y montículo en sus tierras improductivas. Además, al llegar el momento culminante de nuestra película, el actor principal abandonó la aldea para hacer un largo viaje.

Por cuanto en aquellos momentos progresaba rápidamente nuestra segunda película experimental, decidimos abandonar la batalla de Dadadakallahalli y dirigir por entero la sección de cinematografía a terminar la segunda cinta. Esta era de tema hortícola (A Garden Comes to Life), y en ella nuestros problemas eran mucho más leves. El propietario del huerto era un actor nato y el huerto, verdaderamente, nació ante nuestros ojos, tema ideal para fotografiarlo en colores.

Después de seis meses, por consiguiente, hemos de manifestar que nuestro intento de hacer una película espectacular y documental sobre la plantación de árboles no ha tenido éxito hasta la fecha. Perseveraremos durante el segundo curso que acaba de iniciarse en el chalet de Yelwal. Sin embargo, como ejercicio de capacitación, el experimento fué altamente valioso, revelando, en manifiesto contraste con la otra película de tema hortícola, los más arduos problemas que emergen al producir cintas cinematográficas para aldeanos en las propias aldeas y con actores indígenas, y la gran dificultad que entraña el despertar un entusiasmo por una necesidad no sentida: la plantación de árboles.

Sección de cintas de diapositivas y exposiciones

Se reconoce sin reservas que mientras una película cinematográfica constituye un medio excelente para despertar el interés y el entusiasmo, la tira de diapositivas - sucesor moderno de la antigua linterna mágica - es generalmente un medio más adecuado y, en realidad, mucho más barato, para la instrucción. Actuando sobre tal premisa, produjimos dos cintas de diapositivas, una en colores y otra en blanco y negro, en las cuales se ilustraba el método de trinchera y montículo para efectuar plantaciones en zonas áridas.

Pero, de todos los proyectos emprendidos por nuestro equipo audiovisual, quizás el más interesante fuera la construcción de una sección experimental de exposiciones sobre plantación de árboles.

En este proyecto nos servimos de una técnica de capacitación que habla resultado útil en otros aspectos de nuestro curso. En febrero preparamos el primer borrador de un manual con el titulo Cómo crear una sección museo-exposición con fines educativos. En él se trazaban, un poco teóricamente, nuestros planes para la exposición, que después intentamos llevar a la práctica durante los cinco meses siguientes.

Nuestros artistas trabajaron con todo ahinco, dibujando carteles y gráficos, construyendo dispositivos varios, y ensayando toda clase de substancias obtenibles en el lugar, tales como goma crepé, cartón en pasta, arcilla, gasa y masilla de aceite para construir maquetas. Se contrató un carpintero de la localidad. Además, los sopladores de vidrio del Instituto de Investigaciones Tecnológicas sobre Alimentos de Misora ayudaron a fabricar una maqueta seccionada de un árbol que absorbía agua desde el subsuelo a través de sus raíces y la emitía como vapor en el aire. Después, una nube de vidrio que aparecía en la misma maqueta producía con verosimilitud una tormenta.

Estábamos convencidos de que, para un público de analfabetos, la impresión seria mucho más profunda si nuestras maquetas y otros elementos visuales podían dotarse de sonido, a fin de que excitasen a la vez la vista y el oído. Así, pues, nuestro radiotécnico trabajó con un constructor de maquetas y juntos produjeron una caja visora, con teléfono conectado a nuestro reproductor magnetofónico. El efecto de este dispositivo fué espectacular. El observador miraba a través de una ventanilla y vela una maqueta de diorama, alumbrada brillantemente, que representaba un paisaje típico con la figura de un hombre cortando un árbol y de algunos muchachos desgajando ramones para las cabras. Pasaba después a otra ventanilla, a través de la cual podía ver los lamentables resultados de la indiscriminada destrucción de árboles, que quería representar el mismo paisaje cincuenta años después, y que constituía una escena semidesértica con unos cuantos árboles muertos y un ganado raquítico buscando pasto en un estanque desecado, todo ello iluminado por un ocaso de sol cárdeno, situado en la parte posterior de la caja. A la vez que el observador miraba, una voz procedente de nuestra cinta magnetofónica le explicaba en tono suave y en su sencilla lengua kanarés:

«Hace cincuenta años tu tierra era rica, verde y sombreada. Los árboles crecían alrededor de tus campos. Estos árboles proporcionaban a tus padres leña y madera y enriquecían el suelo con e; mantillo que formaban las hojas caídas.

Ahora, tú contemplas la misma tierra en el estado en que hoy se encuentra. Tú cortas tus árboles y desgajas las ramas para alimentar tus cabras. Sin embargo, nunca repones los árboles que cortas. En esta forma, tu tierra se hace más estéril y tus cosechas rinden menos cada año. Tú destruyes los árboles que dan humedad al aire y protegen la tierra contra el calor del sol y contra las fuerzas desencadenadas del viento y de la lluvia. Tú estás privando a tu tierra del rico mantillo que forman las hojas.

Ahora, mira por la segunda ventanilla y en ella verás cuál es el aspecto que tendrá tu tierra si continúas destruyendo tus árboles. Más tarde te enseñaremos cómo puedes prevenir esta devastación de tu propia tierra».

En nuestra exposición incluimos también tres estereovisores, en los que podían contemplarse varias series de diapositivas en colores, hechas por nuestro fotógrafo para ilustrar los métodos de plantación de árboles. La especial atracción de estos aparatos nos hizo creer que la fotografía tridimensional cuenta con un gran futuro en la educación fundamental.

Mediante una serie de lupas de distina potencia, se inició a los aldeanos en el extraño fenómeno de la ampliación de imágenes y en las bellezas de las semillas de árboles en germinación. Toda esta labor se ilustraba también con gráficos en que se explicaba a los observadores lo que iban viendo.

La exposición se organizó finalmente en la sala central del chalet con motivo de nuestra función de despedida el 19 de julio. La reacción que aquélla produjo en nuestros visitantes, unos 500 aldeanos de la zona de capacitación, fué muy satisfactoria para quienes hablan trabajado mucho tiempo y con ahinco en su preparación.

En este punto, preparamos un segundo borrador corregido de nuestro manual5, ilustrándolo con gráficos y fotografías de la exposición real. En el próximo curso, si pueden encontrarse fondos adecuados, nos proponemos organizar una exposición completamente móvil que pueda desplazarse de una aldea a otra sobre una carreta de bueyes especialmente construida. Esto exigirá nuevos experimentos con instalaciones acústicas más baratas y menos complicadas. Por último, planeamos editar un tercer borrador definitivo y completo de nuestro manual sobre las Secciones de las exposiciones para educación fundamental.

[5 How to construct an Educational Museum-Exhibition Unit (GTS/FE/20). Mimeografiado. 17 págs. ]

Radio

Nuestro estudiante por radio se ocupó también, como tema central, de la plantación y protección de árboles. Se prepararon los programas para seis transmisiones radiofónicas rurales, que comprendían una serie de charlas y una ópera compuesta por Sri K. A. Karanth, conocido escritor kanarés, en la que llevaba a la escena el problema de la denudación forestal en las aldeas.

Las transmisiones fueron grabadas en nuestro propio aparato magnetofónico, reproduciéndose en aldeas y de nuevo ante un público numeroso en una función de despedida. Su efecto en el público rural se ensayará de forma más sistemática durante el segundo curso.

La radio aún no ha asumido en nuestra zona el papel de medio de educación rural y de divulgación, pero el experimento con nuestro propio material registrador nos indicó en qué forma debe abordarse este tema en cualquier zona en que puedan instalarse y conservarse receptores de radio para sintonizar las transmisiones rurales.

Instrucción básica para adultos

Un equipo de seis personas de nuestro grupo se especializó en la enseñanza de las primeras letras a los adultos. Nuestro punto de partida fué la convicción de que tal instrucción no es fin en sí misma ni constituye forzosamente un requisito previo de la educación fundamental, pero que, dondequiera que la instrucción de adultos constituye una política aceptada, aquélla debe efectuarse en forma real y eficaz. El mundo está inundado con los residuos de fracasadas campañas contra el analfabetismo. En muchos países se gastan elevadas sumas para enseñar a leer y escribir a los adultos por métodos académicos o anticuados y sólo en el grado estrictamente necesario para que puedan leer un pasaje determinado y conseguir así su certificado de instrucción, pero no hasta la etapa que a veces se llama «instrucción funcional». Así, pues, la finalidad de nuestro proyecto era capacitar un grupo de futuros especialistas en métodos racionales y modernos para enseñar a leer y escribir a los adultos, formando maestros y organizando clases. Esta labor exigía la preparación de una completa serie de cartillas nuevas y otros materiales pedagógicos en lengua kanarés, y el ensayo de tales en tres clases experimentales. Nuestra opinión fué siempre que la enseñanza de las primeras letras debería incorporarse a otros aspectos de la educación fundamental y del desarrollo de las comunidades, por lo cual incluimos la silvicultura en nuestro programa.

Dos importantes principios, aparte de otras consideraciones, sirvieron de base para la preparación de nuestras cartillas, a saber:

1. deberían ser atrayentes e interesantes para los adultos;

2. no tratar de enseñar ideas nuevas o asuntos complicados, simultáneamente, con los procedimentos básicos para aprender a leer y a escribir.

Por consiguiente, no intentamos enseñar la plantación de árboles. El tema de las cartillas, escrito por K. S. Karanth, y las ilustraciones hechas expresamente para nosotros por un famoso artista indio, R. K. Hebbar, eran de carácter religioso, que siempre resulta atractivo para los aldeanos indios, pero al través del texto se presentaba realmente la idea de que una tierra sin árboles es una tierra pobre. Por ejemplo, en el punto culminante de la historia, un yoga mendicante ofrece un puñado de semillas al jefe de una aldea pobre a la vez que pronuncia estas palabras: «He aquí la bendición; ve y planta esto».

Y al marcharse de la aldea estéril promete: «Cuando los árboles hayan crecido y den ya sombra, volveré».

Diez años después (al final del segundo libro) el yoga regresa para encontrarse con que lo que una vez fué aldea estéril se halla ahora agradablemente sombreada por árboles, y posee campos y huertos fértiles y bien cultivados.

En un segundo curso quizás iniciemos la producción de los llamados materiales de lectura progresiva, en un lenguaje simple y sobre la relación entre los árboles, el clima y la fertilidad del suelo o sobre el método de plantación por trincheras y montículos.

Capacitación de los trabajadores de campo

Ya que con frecuencia la misión de un especialista en educación fundamental puede ser capacitar trabajadores de campo y maestros rurales y preparar manuales sencillos que les sirvan de guía, tenemos tal actividad en estudio y como parte de nuestras investigaciones hemos redactado un borrador de manual para los trabajadores que actúan en las aldeas rurales y que trata de la plantación de árboles en comarcas áridas 6.

[6 Manual for Village Level Workers in Fundamental Education: Tree Planting in Dry Areas, (GTS/FE/18). Mimeografiado 14 págs. ]

Este borrador fué presentado a la FAO y ya se está revisando con el propósito principal de poner de relieve la dificultad e importancia de proteger los brinzales contra el ramoneo de cabras y vacas. Su objetivo es indicar, en un lenguaje muy simple, la forma en que un maestro rural o un funcionario de divulgación puede persuadir a los aldeanos a plantar arbolados y a protegerlos. Mediante diálogos imaginarios va trayendo las objeciones que los aldeanos podrían presentar junto con las respuestas que pueden darse. Incluye, en términos prácticos, el asesoramiento que nos ha prestado la Dirección de Silvicultura. Describe cómo pueden plantarse árboles en tierras improductivas siguiendo el método de trincheras y montículos, sin excluir por ello el pastoreo del ganado. Indica qué especies pueden plantarse en ciertos límites de cultivos y cómo pueden utilizarse convertidas en mantillo para enriquecer el suelo. Hace notar, en términos llanos, la vital influencia de los árboles sobre el clima y sobre el suministro de aguas y ofrece una lista de especies adaptadas a la comarca, con notas respecto a su uso y a la forma correcta de plantarlas.

Como todos nuestros materiales, éste no es sino el producto de un proyecto de capacitación y no debe, por consiguiente, ser juzgado a base de normas aplicables a un centro de educación fundamental ya establecido. Sin embargo, opinamos que con algunas correcciones posteriores puede constituir un folleto muy útil para los trabajadores de campo de esta región.

Conclusión

Quizás la combinación experimental que hemos intentado con la educación fundamental y la silvicultura, no puede citarse todavía como un éxito definitivo por cuanto aún no hemos logrado (o mejor dicho, intentado) desarrollar una amplia campaña de plantación de árboles ni dejar ninguna huella profunda en el viejo espíritu conservador y en la inercia de los aldeanos. En dos aspectos solamente creemos que ha sido de gran valor: primero, como ejercicio de capacitación: y segundo, como experimento piloto.

Consideremos ahora brevemente estos dos aspectos del proyecto.

De este experimento se han beneficiado dieciséis personas jóvenes procedentes de diez países de Europa y de Asia. Todos ellos son, en potencia, expertos en educación experimental; cuatro ya han ocupado cargos secundarios en proyectos y centros de la UNESCO sobre educación fundamental en Camboja, Tailandia y Bolivia. Uno ha regresado para asumir otras tareas en la campaña birmana de instrucción popular y seis más se dedicarán a trabajos de educación y de fomento en la India.

Todos ellos han aprendido mucho sobre la compleja relación que existe entre los árboles, el clima y la fertilidad del suelo. Han adquirido clara conciencia de la amenaza que representan la despoblación de bosques y la erosión. Además, han aprendido, con algún detalle, cómo ellos mismos, en su carácter de especialistas en la producción de libros, transmisiones radiofónicas, películas y otros medios visuales de carácter educativo, o como maestros de primeras letras, sociólogos y psicólogos, pueden trabajar con especialistas en otros aspectos técnicos para producir materiales pedagógicos sobre otros temas distintos. Pero, sobre todo, gracias a un intenso, si bien inconcluso experimento, han aprendido que la educación experimental puede y debe incorporarse a un programa rural más amplio, no como fin en sí misma, sino como la rama educativa del fomento comunal. Se han dado cuenta, asimismo, que sus servicios como especialistas en educación fundamental pueden encontrar lugar en un programa a largo plazo de política forestal, en zonas en que la silvicultura extensiva, comercial o nacional, no es una actividad económica.

Sin embargo, dada precisamente su categoría de experimento piloto, nuestro proyecto quizás resulte del mayor interés para nuestra organización gemela, la FAO, y para los lectores de esta revista.

Nuestro proyecto fué de corta duración y sólo tendía a capacitar especialistas en técnicas educativas, pero en los nueve meses de nuestro primer curso tuvimos oportunidad de adquirir una idea bastante aproximada de cómo un centro de educación fundamental con carácter más permanente puede desarrollar las tres funciones de la investigación sobre métodos educativos, producción de materiales de enseñanza y capacitación de especialistas y funcionarios de divulgación sobre la forma de emplearlos y, asimismo, cómo los servicios de esta clase pueden ponerse a disposición de un programa de fomento rural, el cual exige también la enunciación de una política forestal que estimule a las gentes a que planten y protejan los árboles.

En zonas en que la ignorancia y las exigencias económicas han causado la destrucción extensiva de los arbolados, una política forestal debe conquistar el apoyo popular si se quiere que produzca un resultado eficaz y amplio. Creemos que esto exige igualmente el desarrollo de una intensa educación fundamental que logre servirse sistemáticamente de todos los medios disponibles de propaganda y de comunicación con las masas. Basándonos en un experimento piloto creemos que un centro de educación fundamental podría producir tales materiales en el transcurso de un año, contando con la ayuda de un especialista en silvicultura que posea cierta iniciativa. Dichos materiales deberán producirse para una sola región climática y cultural, pero esto no quiere decir que no puedan llevarse a otras zonas o a otros países, y adaptarse y utilizarse con buen resultado. Pensamos, sin embargo, que el material importado constituye un sustitutivo pobre de cualquier otro material hecho a la medida de las necesidades locales.

Proponemos que un centro de educación fundamental emprenda la producción de tales materiales, lo cual exigirá además el ensayo respectivo y la evaluación de la reacción y comprensión del público como parte del proceso de producción (el conocimiento del consumidor tiene la misma importancia al vender ideas como al vender zapatos, cacerolas o cigarrillos). Durante nuestro curso, subrayamos constantemente que el educador no debe transponer los limites de su competencia y pretender ser un agrónomo o un silvicultor. De modo análogo, estos últimos no deberán arrogarse el papel de especialistas en educación. La producción de carteles, diapositivas, libros y folletos educativos para los adultos que recientemente hayan aprendido a leer y escribir, constituye un trabajo tan técnico como el de lograr que los árboles medren en una tierra desértica. Deberá, pues, ser efectuado por centros que cuenten con el personal y los materiales adecuados para este fin y no por reducidas secciones de propaganda que actúen independientemente en los diversos departamentos del Gobierno.

De esta forma, suponiendo que un centro esté dotado del personal competente y de los materiales necesarios, consideremos, a base de nuestros experimentos en la India, el costo de producción para una campaña regional de plantación de árboles. (Véase Cuadro 1).

CUADRO 1. - COSTO DEL EQUIPO PARA UNA CAMPAÑA REGIONAL DE PLANTACIÓN DE ÁRBOLES EN INDIA

Equipo

Rupias

Dólares

Un cartel a doble color (1.000 ejemplares)

100/-

21,00

Una película documental - 2 copias (20 minutos, blanco y negro con comentarios)

2 500/-

530,00

Tres tiras de diapositivas (50 copias)

300/-

63 00

Seis transmisiones radiofónicas
(en el supuesto de que exista una red transmisora y receptora)

300/-

63,00

Una exposición movible con material audiovisual (ésta puede construirse sobre un furgón destinado a cinematógrafo móvil a un coste mucho menor)

5 000/- a 15 000/-

1 060,00 a 3 180,00

Seis libros, folletos e historietas ilustradas, para adultos que hayan aprendido a leer y escribir (250 ejemplares de cada uno)

3 000/-

630,00

Un manual de capacitación para maestros y especialistas en divulgación (50 ejemplares)

300/-

63,00

TOTAL

11 500

2 430,00

Todo este equipo supone que en la zona existan maestros, asesores y otros funcionarios de educación fundamental, así como oficiales forestales y especialistas en divulgación, algunos de ellos dotados de proyectores, que sepan ya servirse de estos materiales o puedan aprender a usarlos rápidamente. Esta capacitación sería por sí misma una función propia de un centro de educación fundamental.

Por supuesto, no es esencial que todos estos instrumentos de educación fundamental concurran en una determinada campaña, pero aun suponiendo la máxima intensidad de la propaganda y un costo de producción de 15.000 rupias (3.180 dólares) ¿no quedaría tal proyecto justificado en comparación con el costo de la continua devastación causada por la despoblación de bosques, la erosión y la pérdida de fertilidad del suelo?

En nuestro modesto experimento de Misora hemos tratado de fundir entre si la silvicultura y la educación fundamental. Si pudiera asignarse un experto en silvicultura a uno de los ya establecidos centros de educación fundamental de la UNESCO se conseguiría con ello una unión más permanente que mostraría al mundo lo que puede lograrse mediante tal asociación para detener la destrucción de sus vitales recursos naturales7.

(7 Véase también «La silvicultura para todos», UNASYLVA Vol. VIII. N° 2, 1954. )


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