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La FAO ante la energía atómica

por la SECRETARÍA DE LA FAO

Este estudio se preparo para la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre Utilización de la Energía Atómica con Fines Pacíficos, reproduciéndose en Unasylva a petición del Comité Permanente de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal. En el curso de su último periodo de sesiones celebrado en septiembre de 1955 en Estocolmo, los vocales de dicho Comité visitaron la estación experimental del Instituto Sueco de Investigaciones Forestales de Bogesund, y el Profesor Ake Gustafsson, del Departamento de Genética, explicó prácticamente el funcionamiento del centro (enclavado en las proximidades del instituto), de estudios sobre los efectos genéticos de la irradiación gamma aguda y crónica con radiocobalto60 sobre diferentes especies de plantas. La fuente de cobalto radiactivo está situada en el centro de un campo experimental de unos 100 metros de lado, rodeado de muros de tierra y altas vallas de acero con fines de protección y para impedir el paso franco a la zona objeto de radiación. Al entrar en servicio, la fuente radiactiva queda a 70 cm. del suelo. Está suspendida por un cable y alojada en un tubo de latón que tiene una prolongación de hierro que penetra en el suelo a una profundidad de unos 2 m. La fuente de radiactividad baja hasta entrar en la sección de hierro del tubo obedeciendo a mandos dispuestos en la compuerta de la valla, cuyo cierre está conectado al cable que le hace descender de modo que la entrada a la zona experimental es imposible hasta que la fuente radiactiva queda alojada bajo tierra en condiciones de seguridad.

LA actual población del mundo, que asciende a unos 2.600 millones, va aumentando en una proporción muy próxima al 1½ por ciento anual. Cada día se presentan en la mesa del desayuno cerca de 100.000 bocas hambrientas más, suponiéndose que dentro de veinticinco años los humanos sumaremos de 3.500 a 4.000 millones. Sin duda, uno de los muchos y grandes problemas con que nos enfrentamos, probablemente el de mayor trascendencia para el futuro bienestar de la humanidad, estriba en hallar la forma de proporcionar comida, vestido y vivienda a todos los pueblos del mundo al nivel cada vez más elevado a que con tanto derecho aspiran.

Los neomaltusianos creen que estamos empeñados en una batalla perdida y que los recursos mundiales no bastarán para atender a las necesidades. La FAO cree, por su parte, que técnicamente es posible conseguir los aumentos en la producción de alimentos y materias primas básicas que son necesarios para atender a las necesidades mundiales en un futuro no lejano, y ha recomendado a los gobiernos que traten de lograr aumentos en la producción superiores del 1 al 2 por ciento al crecimiento que se espera de sus respectivas poblaciones. Para muchos países, esto supondrá aumentos de producción del 3 al 4 por ciento anual. Se reconoce que esto sólo permitirá mantener el status quo pero aún así los problemas de orden social, político y administrativo que entraña revestirán enorme magnitud. Su solución, dejando por completo a un lado la otra necesidad urgente de lograr una verdadera elevación de los deficientes niveles de subsistencia que actualmente caracterizan a tantas partes del mundo, exigirá resolución y energía por parte de los gobiernos. Aunque la liberación de la penuria dependerá esencialmente de los esfuerzos desplegados por cada país en su esfera propia, la consecución de este objetivo es de interés tan general para todos los pueblos del mundo, que tales esfuerzos nacionales deben complementarse constituyendo un fondo internacional con los conocimientos y experiencias de todos los países en beneficio común. Al proceder a ello, es indispensable que se saque el máximo partido posible de la contribución que los adelantos científicos y técnicos logrados en otras esferas puedan aportar al aumento de la producción. Entre tales adelantos, la utilización de la energía atómica reviste gran trascendencia para la agricultura y las industrias afines forestales y pesqueras.

Desde el punto de vista técnico, la solución de los problemas que plantea el atender en mayor medida a las necesidades primarias de la vida puede lograrse principalmente de tres distintas maneras. El modo más fácil de aumentar los suministros estriba en adoptar las oportunas medidas para reducir las cuantiosas pérdidas que actualmente se registran en todos los sectores y fases de la producción, el almacenamiento y la distribución. En segundo lugar, la productividad de la tierra actualmente en cultivo podría aumentar mucho y el actual aprovechamiento de nuestros recursos pesqueros y forestales podría intensificarse perfeccionando los métodos técnicos. Por último, el abastecimiento podría mejorar con el fomento de nuevas zonas y recursos, pero éste constituye el procedimiento más difícil, toda vez que las zonas y recursos de más fácil fomento se aprovechan ya en la actualidad.

Estudiaremos los modos en que la energía atómica puede coadyuvar a la tarea de alimentar, vestir y albergar a la creciente población del mundo con relación a estas tres formas principales de aumentar la producción y aprovechar mejor nuestros recursos naturales.

Importancia de la energía atómica para la agricultura y la alimentación

No cabe duda de que cuando se disponga de un modo más general de energía relativamente económica generada por reactores nucleares, ésta ejercerá un efecto profundo en la agricultura, aunque sólo sea abaratando los costos de producción y distribución, mejorando las condiciones de trabajo y generalizando más en las comunidades rurales las comodidades y adelantos modernos. Esto se aplica sobre todo a las zonas en que escasean otras fuentes de energía. Sin embargo, éstos y otros adelantos que actualmente revisten mayor carácter especulativo habrán de esperar a que en la industria se generalice la aplicación de la energía nuclear, de cuyas posibles aportaciones nos ocuparemos luego más detenidamente. Por el momento, y en lo que respecta al futuro inmediato, revisten mayor importancia para la agricultura la radiación y los isótopos radiactivos de que ahora se dispone en forma de subproductos de las reacciones nucleares.

Hubo un tiempo en que se pensó que las radiaciones y los isótopos radiactivos podrían servir directamente para estimular el crecimiento de las plantas. Hasta la fecha, los únicos efectos estimulantes que en la generación objeto de radiaciones se han observado en extensas investigaciones realizadas en los Estados Unidos en el Reino Unido y en el Canadá han sido los asociados con daños inferidos a la planta, al modo que la podadera estimula, en cierto sentido el crecimiento, y se han frustrado por completo las primeras esperanzas de contar con un beneficioso estimulante del crecimiento.

Por tanto, ni la radiación ni los isótopos radiactivos pueden contribuir directamente a aumentar la producción en la forma en que la aplicación de fertilizantes mejora el rendimiento de los cultivos. Su contribución a la agricultura y la alimentación es indirecta, pero, con todo, entraña posibilidades inmensas. El valor de las radiaciones estriba, por una parte, en su capacidad de provocar cambios hereditarios en el plasma germinal y, por otra, en sus efectos esterilizadores sobre los tejidos biológicos. La capacidad de provocar mutaciones se aprovecha actualmente en programas de cultivo genético y de otras maneras, en tanto que los efectos esterilizadores prometen aplicaciones útiles en la conservación de alimentos y en la lucha contra las plagas. El valor de los isótopos radiactivos para la agricultura estriba en la facilidad y precisión con que se pueden identificar y medir en cantidades pequeñísimas, lo cual permite emplearlos como refinadísimos instrumentos de investigación en la llamada técnica de los elementos trazadores en una amplia gama de estudios sobre nutrición, metabolismo, desarrollo y patología de plantas, animales y hombres. De este modo aportan información que en el momento actual no podría obtenerse de otra manera o sólo con un gasto mucho mayor de dinero y tiempo. Así, al brindar la posibilidad de penetrar más profundamente en la naturaleza de procesos biológicos fundamentales envueltos hasta ahora en la oscuridad, la utilización de isótopos radiactivos en investigaciones con elementos trazadores va traduciéndose ya en una mayor eficiencia y economía en la producción y aprovechamiento de productos agrícolas. Teniendo en cuenta que ha sido solamente la investigación científica desinteresada y sin trabas de la naturaleza del átomo - el cultivo de la ciencia por la ciencia - lo que ha hecho posible que la humanidad disponga de la energía atómica, cabe afirmar que, de análoga manera, puede ser casi ilimitado el valor potencial de la contribución que la técnica de los elementos trazadores puede aportar al progreso de la agricultura y la alimentación.

Aplicaciones de los isótopos radiactivos en la agricultura y montes

Conservación y almacenamiento de alimentos

Los suministros de alimentos y otros productos agrícolas están sujetos a grandes pérdidas en todas las fases de producción, distribución y almacenamiento, por infección fúngica y bacteriana y por los estragos causados por plagas de insectos. La lucha contra éstos es lo que brinda la posibilidad de aumentar las existencias del modo más inmediato y espectacular. No es posible formular una estimación válida del volumen mundial de pérdidas, pero sin duda reviste enormes proporciones. Una evaluación muy prudente de las pérdidas registradas en granos almacenados, provocadas principalmente por devastaciones de gorgojos y otras plagas de insectos, las cifra en el 10 por ciento, pero indudablemente son mucho mayores en las zonas cálidas y húmedas; la proporción estimada de las pérdidas de cereales y leguminosas recolectados que se registran en América Central, que oscila entre el 25 y el 50 por ciento, se aplica probablemente con carácter general a la mayoría de los países menos adelantados de dichas zonas. Además, los alimentos putrescibles como frotas, verduras, carne y pescado, están particularmente expuestos a deteriorarse en las fases de distribución y almacenamiento. Análogamente, el deterioro producido por la infección fúngica y por los ataques de diversas plagas de insectos revisten gran trascendencia en el aprovechamiento de maderas.

Hay evidentemente un amplio margen para la adopción de medidas de lucha, las cuales pueden aplicarse con relativa facilidad a un coste que por lo general sólo constituye una pequeña fracción del valor de los beneficios que reportan. Las radiaciones y los isótopos radiactivos brindan ya la promesa de contribuciones importantes para implantar medidas perfeccionadas de lucha que mejorarían sensiblemente los suministros. Así, el poder destructor de la radiación se ha utilizado para eliminar infestaciones de insectos en granos y cereales a costes que no exceden los de los procedimientos más corrientes como la fumigación. Se ha logrado impedir la germinación de las patatas gracias a los efectos de la radiación sobre el sistema enzimático, lo que permite transportarlas en condiciones más asequibles y tenerlas almacenadas muchos meses. Actualmente se concede también mucha atención a la posibilidad de conservar productos alimenticios mediante la esterilización en frío por radiación a temperaturas normales. Aunque todavía no se ha conseguido un completo éxito, se han logrado importantes progresos en el mantenimiento de la calidad de la carne y de los productos cárnicos sin que se registren cambios de sabor o color producidos por reacciones secundarias perjudiciales. En algunos países, la triquinosis constituye un importante problema sanitario y se ha demostrado que sometiendo a radiación la carne de cerdo se pueden matar o esterilizar las triquinas, pudiéndose consumir sin peligro la carne infectada.

Es evidente que la radiación puede tener un utilísimo campo de aplicaciones en la elaboración y conservación de productos alimenticios, si bien es indispensable llevar a cabo una labor exploratoria mucho más extensa para evaluar todas las posibilidades que entraña.

Uno de los aspectos de mayor interés de tales aplicaciones estriba en el amplio margen que brindan para el aprovechamiento de los residuos radiactivos que en forma de subproductos derivan del funcionamiento de los reactores nucleares.

Reducción pérdidas en los cultivos en pie

Todos los años queda destruida una gran parte de la cosecha potencial por efecto de enfermedades y plagas que atacan a los cultivos durante su crecimiento. Se ha dicho que hasta en países tan adelantados como el Reino Unido se pierde anualmente el trabajo de más de 51.000 trabajadores agrícolas especializados y que en los Estados Unidos los daños provocados por insectos, malezas y enfermedades de las plantas implican pérdidas en el volumen de producción agrícola por valor de 13.000 millones de dólares al año. La mayoría de estas pérdidas podrían evitarse aplicando oportunamente medidas adecuadas y los isótopos radiactivos están resultando auxiliares de extraordinaria utilidad en estudios encaminados a la creación de materiales y métodos perfeccionados para proteger las cosechas. Por ejemplo, la lucha eficaz contra un insecto destructor suele exigir el cabal conocimiento de su ciclo biológico y hábitos y el marcar los insectos con isótopos radiactivos constituye un medio mucho más eficaz para determinar su radio de vuelo, rutas migratorias y hábitos de invernada que los métodos anteriormente utilizados como la tinción. En el Canadá se ha hecho uso del cobalto-60 para etiquetar gusanos de alambre, haciendo así posible seguir sus subterráneos serpenteos, y en este país y en los Estados Unidos se tienen en estudio, empleando técnicas análogas, los hábitos de vuelo e invernada de diversos insectos forestales. Estos estudios constituirán sin duda factores importantes del perfeccionamiento de los métodos para combatirlos.

Desde hace pocos años se dispone de insecticidas eficacísimos, pero uno de los problemas que su empleo continuo plantea estriba en que a voces los insectos se vuelven resistentes a tales venenos. Los estudios hechos con insecticidas marcados con un isótopo radiactivo permiten comparar el grado de absorción y metabolismo de insectos normales con el de aquellos que han desarrollado resistencia a los insecticidas. Esta labor puede constituir un paso para determinar la naturaleza de la resistencia a los tóxicos, sobre la cual se sabe tan poco hasta la fecha, salvo que los insectos resistentes absorten los venenos exactamente igual que los sensibles a ellos, pero no reaccionan de la misma manera.

Análogamente, las marcas radiactivas desempeñan un importante papel en la elaboración de fungicidas, insecticidas y herbicidas, para aplicación directa o como venenos sistémicos. Estos últimos son sustancias que se aplican por lo general a través del suelo y que la planta asimila sin sufrir daños, pero que son tóxicas para las plagas que de ella se alimentan. Importa saber que tales sustancias no se convierten al emplearlas en productos nocivos para el hombre o los animales. Por ejemplo, al emplearlo para matar malezas en un campo de judías, el herbicida 2-4-D es también absorbido rápidamente por la planta y se ha comprobado, recurriendo a material marcado, que se distribuye por toda la planta en unión al menos de dos productos adicionales derivados del 2-4-D. Ocioso es decir que en el caso de plantas comestibles importa poder seguir las huellas de tales compuestos y de sus productos metabólicos a causa de sus posibles efectos sobre el consumidor - animal u hombre - y el empleo de marcas radiactivas desempeña un importante papel en la elaboración de materiales y métodos seguros.

El cultivo genético de variedades mejoradas

Aunque la lucha química contra plagas y enfermedades de cultivos puede resultar eficacísima, su empleo supone nuevos gastos y por lo general requiere considerable cuidado. Indudablemente, la mejor garantía, y de particular aplicación en las zonas insuficientemente desarrolladas, la constituye el cultivo de variedades resistentes a las plagas y enfermedades predominantes. Los fitotécnicos han venido tratando desde hace largo tiempo de conseguir tales variedades mediante métodos corrientes bien conocidos que implican la selección y la hibridación y han logrado notables éxitos, pero ello constituye una tarea inacabable, ya que las actuales variedades no satisfacen todas las necesidades y constantemente aparecen nuevas plagas y enfermedades o nuevas formas de las antiguas. En la tarea de lograr variedades resistentes a las enfermedades y plagas, así como otros tipos mejorados dotados de mejores características agronómicas y mayor productividad, el fitotécnico se ve ya auxiliado en gran medida por las nuevas y potentes fuentes de radiación de que desde fecha reciente se dispone, siendo probable que el aprovechamiento de ésta constituya una de las contribuciones más importantes de la energía atómica a la agricultura. Desde hace tiempo se sabe que las radiaciones provocan mutaciones hereditarias en plantas y animales. Con el advenimiento de la energía atómica se ha llegado a disponer fácilmente para fines experimentales de nuevas clases de radiaciones y de fuentes de energía más potentes y en muchos países se han iniciado recientemente extensos programas de mejora de cultivos mediante la radiación, con vistas a acelerar el ritmo normal de mutación y aumentar así la variabilidad con que el fitotécnico puede contar para su labor de selección.

Las radiaciones se aplican, bien en las primeras fases de floración con objeto de afectar a los gametos durante su desarrollo, o bien a semillas en que se provocan primeramente mutaciones somáticas y tales células afectadas pueden dar lugar luego a tejido germinativo en cuyo caso las mutaciones se transmiten a posteriores generaciones. Aunque la inmensa mayoría de las mutaciones espontáneas son nocivas, de vez en cuando surgen tipos convenientes en pequeña proporción los cuales han sido seleccionados en una gran variedad de cultivos. Entre los tipos mejorados obtenidos figuran estirpes de cereales y otros cultivos como cacahuete (maní), de mayor rendimiento o resistentes a las enfermedades, tipos de cereales de paja fuerte resistentes al encamado, tipos que se prestan mejor a la recolección mecánica a causa de determinadas características de tamaño o forma, tipos de período de madurez prolongado o reducido y otros de requisitos ecológicos modificados, por ejemplo con respecto a una mayor o menor pluviosidad, o fertilidad del suelo. Exponente de resultados particularmente importantes de trabajos de esta clase lo constituye el caso del Canadá, donde entre unos veinte mutantes de cebada producidos por radiación y actualmente objeto de ensayo sobre el terreno figuran algunos que maduran con la suficiente prontitud para extender la zona de cultivo de la cebada en dicho país.

Empleo de isótopos radiactivos en investigaciones forestales en la Estación de Experimentación Forestal de Petawawa Chalk River, Ontario, Sección de Montes del Departamento de Territorios del Norte y Recursos Nacionales del Canadá.

Plantas tales como algunas de huerta que por lo común se propagan vegetativamente son también objeto de tratamiento radiactivo para provocar mutaciones en las yemas. También se han provocado mutantes en las algas, habiéndose obtenido de este modo tipos adaptados a elevadas temperaturas y por ello más adecuados para el cultivo en masa. Tales tipos pueden convertirse un día en importante fuente de alimentos y de materias primas industriales. En silvicultura se hace cada vez más hincapié en el cultivo genético de tipos de crecimiento rápido y de variedades resistentes a plagas y enfermedades y es posible que la radiación desempeñe importante papel en la producción de tales razas mejoradas de árboles.

En cuanto se refiere a la lucha contra las enfermedades, la capacidad de las radiaciones para provocar mutaciones en el propio agente patógeno puede resultar también un auxiliar de extraordinario valor. Agentes patógenos tales como las royas que afectan al trigo y a la avena o el carbón que ataca al maíz experimentan mutaciones espontáneas de constitución a un ritmo lo bastante rápido para producir dificultades constantes al fitotécnico. Por ejemplo, si consigue un trigo resistente a la roya negra del tallo, puede ocurrir que la cabo de un período relativamente corto aparezca una nueva forma del agente causal de la roya frente a la cual ya no sea resistente su variedad como lo era frente a la forma primitiva. Trabajos recientes han puesto de manifiesto que la radiación puede producir nuevas razas de tales organismos patógenos dotadas de mayor virulencia. Generando artificialmente estas nuevas razas en condiciones dadas, el fitotécnico puede prever la resistencia de un determinado cultivo y lograr el grado necesario de la misma antes de que aparezcan en el campo nuevas razas de los agentes patógenos.

Aumento de la productividad mediante prácticas mejoradas

Sin excluir las adecuadas medidas para combatir enfermedades y plagas de plantas y animales y el empleo de variedades de cultivo de mayor rendimiento conseguidas por el fitotécnico, cabe aumentar la productividad de la tierra hoy en cultivo adoptando una amplia gama de métodos perfeccionados de levantamiento de cosechas y cría de animales. Mediante investigaciones con elementos trazadores, empleando isótopos radiactivos, la energía atómica también va aportando en esta esfera notables contribuciones a la elaboración de técnicas más eficaces mediante la extensión de los conocimientos fundamentales sobre la nutrición y fisiología de animales y plantas y haciendo posible una comprensión más profunda de las complejas relaciones que existen entre el animal, la planta, el suelo, el agua y la luz solar de que el hombre depende para subsistir. El estudio de sistema biológico tan dinámico suele entrañar especiales dificultades y la técnica de los elementos trazadores ha facilitado enormemente tales investigaciones. En muchos casos constituye la única posibilidad práctica de llegar a la solución del problema y sin ella hubiera resultado imposible lograr nuevos avances en ciertas esferas.

Fertilidad del suelo

Los principales factores limitativos de la productividad de la tierra actualmente cultivada los constituyen el potencial de rendimiento inherente a los cultivos y a los ganados que mantienen y a la cuantía de nutrielementos disponibles para que tales plantas y animales alcancen toda su capacidad de producción. Contrariamente a la creencia general, algunos de los suelos más productivos del mundo tenían en un principio una fertilidad bastante escasa y han llegado a alcanzar su capacidad actual gracias a los atentos cuidados del hombre y a la formulación de diversos principios agrícolas racionales que han ido acrecentando la fertilidad del suelo a través de los siglos. Las posibilidades de aumentar la producción aplicando en mayor escala tales principios son muy grandes. Como ejemplo citaremos solamente el rendimiento de los arrozales del Japón, unas cuatro veces mayor que el de la India, que asciende a una tonelada por hectárea. Gran parte de este aumento de productividad - aunque, desde luego, no todo - se debe al empleo, mucho mayor en el Japón, de fertilizantes inorgánicos, y datos experimentales indican que con sólo un módico abono de 30 Kg. de nitrógeno por hectárea, unido en caso necesario a otros nutrientes de las plantas, la producción arrocera anual de la India, que suma unos 35 millones de toneladas, podría incrementarse en más de 10 millones, lo cual significaría mucho para el bienestar de la población y para la economía del país. Sin embargo, el limitado empleo de fertilizantes en tales países es cuestión de índole casi puramente económica, de modo que resulta indispensable que se aproveche al máximo la fertilidad natural del suelo y que los fertilizantes adicionales se empleen de modo que reporten el máximo beneficio. A este respecto, la técnica de los elementos trazadores con isótopos aplicada en muchos países va proporcionando gran acopio de datos fundamentales e indicaciones de orden práctico. Actualmente se dispone de isótopos radiactivos de la mayoría de los nutrientes importantes de las plantas, los cuales han abierto nuevas vías para abordar la solución de importantes problemas de fertilidad del suelo.

El hecho de que los suelos retengan en tan gran medida el fósforo en formas que no son fácilmente asimilables por las plantas es uno de los que más preocupan a los edafólogos. En el estudio de este problema se han logrado progresos mediante trabajos como los efectuados en los Estados Unidos con fósforo-32 y calcio-45 sobre los factores que influyen en la fijación del fósforo en suelos calcáreos. Investigadores canadienses que figuran entre los primeros que señalaron las ventajas de la técnica de los elementos trazadores para resolver problemas de fertilidad del suelo y de nutrición vegetal han demostrado que puede inducir a error el procedimiento normal seguido para valuar la aportación de un fertilizante fosfórico y que consiste en comparar la cantidad total de fósforo absorbida por la planta en una parcela fertilizada con la absorbida en otra no fertilizada. Antes de emplear material marcado se creía que la mayor cantidad absorbida en la parcela fertilizada procedía en su totalidad del fertilizante. Empleando fósforo radiactivo se ha comprobado que, cuando se aplica el fertilizante, la planta absorbe fósforo adicional del suelo mismo así como del nutriente que se le ha agregado.

El arroz, alimento básico de cerca de la mitad de la población mundial, se cultiva típicamente en régimen de regadío en suelos anegados. En el Japón se están empleando los isótopos radiactivos del fósforo, azufre y hierro en investigaciones preliminares sobre la química de tales suelos anegados, que es completamente distinta de la de los suelos corrientes, y es de esperar que se recojan valiosos datos sobre los factores que afectan a la absorción y desplazamiento de estos nutrientes por parte del arroz. En la India se encuentran en marcha trabajos análogos sobre la determinación del contenido en fósforo de los suelos tropicales y anegados. Otras investigaciones aportan datos sobre la fuente más económica de determinados nutrientes y sobre la colocación y momento de aplicación óptimos de fertilizantes adicionales, en particular con respecto al período vegetativo, en que mejor puede aprovecharlos la planta, y a su colocación con respecto a las principales zonas de nutrición de las raíces. A este respecto se están investigando con bastante amplitud los hábitos característicos de distintas plantas en la formación del sistema radicular empleando nutrientes marcados y esta posibilidad de delimitar las zonas de las que determinados cultivos extraen la mayor parte de sus nutrientes y atienden a sus necesidades de humedad, constituirá seguramente una valiosa contribución al perfeccionamiento de las prácticas agrícolas.

Problemas de humedad, avenamiento y riego del suelo

Con este nuevo auxiliar de la investigación cabe atacar otros muchos problemas edafológicos. Hace posible, por ejemplo, determinar rápidamente el contenido de humedad y la densidad de los suelos, cuestión que interesa por igual en agronomía, conservación de suelos e ingeniería. El contenido de humedad del suelo puede estimarse mediante un método que se basa en el grado de dispersión de los neutrones por parte de los átomos de hidrógeno contenidos en el agua del suelo. Para medir la densidad o grado de compacidad del suelo se hace uso de un método análogo en que se emplean rayos gamma en vez de neutrones. Una aplicación que de estos métodos se ha hecho en los Estados Unidos consiste en el estudio de los efectos que la maquinaria de labranza y recolección ejerce sobre el apelmazamiento del suelo.

Una aplicación distinta a los problemas edafológicos la constituye la adición de fósforo-32 o rubidio-86 a las aguas superficiales, como corrientes o estanques, para determinar la velocidad y dirección de la filtración, y a las aguas de riego para comprobar si llegan a los puntos extremos del campo así como a los más próximos, es decir, para evaluar la eficiencia de la distribución. También se hace uso de isótopos radiactivos, por ejemplo en el Japón, para localizar fugas en los embalses de riego y señalar la existencia de aguas subterráneas; el tritio podría tener aplicación particularmente valiosa en investigaciones hidrológicas en gran escala, por ejemplo en toda una cuenca colectara.

Nutrición y metabolismo de las plantas

LOS mecanismos fundamentales que la nutrición vegetal implica son la absorción de elementos nutrientes su transporte a través de las membranas celulares y su desplazamiento o movimiento subsiguiente por toda la planta. Ocioso es decir que estos mecanismos son también básicos en el caso de los animales. En muchos países están en curso investigaciones sobre estos mecanismos mediante el empleo de una gran variedad de clementes radiactivos. Un conocimiento más completo de los fenómenos que implican resulta esencial para comprender la nutrición y crecimiento de las plantas y actualmente se logran descubrimientos que hasta la fecha eran imposibles en esta esfera. Entre otros aspectos prácticos, el mecanismo del transporte desempeña importante papel en el aprovechamiento de sustancias que influyen en el crecimiento o lo regulan - las llamadas hormonas vegetales, que se emplean para regular el desarrollo de los cultivos, sobre todo en horticultura - y en el aprovechamiento de compuestos tales como el 2-4-D, antes mencionado, que se utilizan como herbicidas y los insecticidas sistémicos que se administran a la plaga a través de la planta huésped. Exponente interesante del lugar que a estos estudios sobre el desplazamiento de los elementos nutrientes corresponde con respecto a problemas prácticos lo constituyen los trabajos sobre el muérdago realizados en Australia, donde este parásito representa una grave amenaza para el eucalipto. En las actividades encaminadas a combatirlo se emplean los isótopos del cobalto hierro y cinc para obtener datos sobre el movimiento de los compuestos tóxicos desde el árbol huésped al parásito.

Muchas de las hormonas vegetales y de los herbicidas se emplean aplicándolos sobre las hojas y también cabe aplicar elementos nutrientes esenciales a partes aéreas de la planta, como asimismo a través del suelo. Así, pues, en determinadas condiciones, sobre todo tratándose de árboles, pueden registrarse deficiencias temporales de elementos vitales como el hierro y el cinc, deficiencias que con frecuencia pueden corregirse con máxima facilidad mediante pulverizaciones en la fase durmiente o después de la foliación. Los isótopos radiactivos han resultado utilísimos para demostrar que algunas plantas absorben eficazmente tales nutrientes a través del follaje y que los nutrientes así absorbidos se desplazan rápidamente por toda la planta. Este principio ya se aplica bastante extensamente en la práctica, empleándose, por ejemplo, la urea de un modo bastante general para la aspersión de las hojas por parte de fruticoltores y horticultores estadounidenses. Hace falta reunir más datos sobre la absorción y desplazamiento de tales sustancias, y mediante el empleo de urea etiquetada con carbono-14 se ha comprobado ya que los cultivos difieren marcadamente en su capacidad de aprovechamiento de este compuesto como fuente de hidrógeno, aprovechándolo los pepinos cuatro veces más rápidamente, por ejemplo, que las cerezas y las patatas. En el caso de las fresas, el calcio queda absorbido rápidamente, pero se ha visto que no se transmite a las plantas hijas, por lo que la alimentación foliar como aporte principal de calcio no es adecuada tratándose de esta planta.

En Puerto Rico se llevan a cabo estudios sobre la formación del caucho del Hevea en cultivos de tejidos, empleando posibles precursores químicos del caucho marcados con carbono-14. Tales investigaciones conducirán seguramente a un mejor conocimiento de las reacciones y mecanismos básicos que entran en juego en la secreción de gomas y resinas y a la larga contribuirán a una producción más eficiente de estos materiales de importancia económica.

Los isótopos radiactivos brindan un medio para determinar la velocidad del movimiento del agua en las plantas y pruebas bastante directas de la trayectoria estructural seguida. Los abedules de los bosques canadienses sufren de acronecrosis y en las actuales investigaciones sobre la enfermedad se han empleado fósforo y rubidio radiactivos. Estos isótopos han puesto de manifiesto que la trayectoria normal del movimiento de la solución, en forma de estrecha espiral acrópeta, se interrumpe en el árbol enfermo, quedando sustituída cerca de la región acronecrótica por una confusa estructura irregular. Aunque todavía no se considera próxima la solución del problema de la acronecrosis, cabe anticipar que las nuevas técnicas desempeñarán su parte en la resolución definitiva del mismo.

Entre las aportaciones de los isótopos radiactivos al enriquecimiento del caudal de conocimientos básicos sobre la nutrición y el metabolismo de las plantas, figuran muy en primer término los notables progresos logrados con su empleo en la elucidación del complejísimo mecanismo de la fotosíntesis, el proceso por el cual las plantas verdes aprovechan la energía solar para la formación, a base del aire y del agua, de compuestos indispensables para subsistir. Utilizando carbono radiactivo se han determinado las trayectorias principales seguidas primeramente por este elemento, investigándose actualmente las subsidiarias y las reacciones bioquímicas específicas que lleva consigo la síntesis de los hidratos de carbono.

La eficiencia de la conversión de energía por fotosíntesis es reducida; probablemente no se aprovecha efectivamente más que el 1 por ciento de la energía total asimilable en la luz solar que incide sobre una hoja verde. Lo reducido de este valor se debe, al menos en parte, al hecho de que el proceso está limitado de algún modo por la planta misma. Actualmente se encuentran en curso investigaciones encaminadas a identificar el compuesto o compuestos que limitan la reacción fotoquímica. Por ineficaz que sea, este proceso ha venido constituyendo hasta ahora en la historia de la tierra la fuente primaria de todos los alimentos utilizados por el hombre y los animales para subsistir y la fuente de todos nuestros combustibles, inclusive los de madera y fósiles, carbón, y petróleo, esos combustibles a los que ahora aludimos con el adjetivo de corrientes por contraposición a los combustibles nucleares de la era atómica.

Los notables adelantos que van lográndose en la comprensión del mecanismo de la fotosíntesis pueden muy bien concretarse en importantes métodos para aumentar la eficacia de esta conversión de energía del sol en compuestos químicos. La medida en que esto pueda contribuir a engrosar las existencias mundiales de alimentos constituye todavía cuestión no resuelta, pero los trabajos realizados hasta la fecha parecen muy prometedores.

Otra esfera de investigación de la mayor importancia atañe al papel desempeñado por las enzimas en los procesos biológicos. Se impone conocerlas más detalladamente si se quiere comprender con exactitud el metabolismo y la síntesis de los productos orgánicos. En este campo van rivalizando con anteriores trabajos británicos sobre metabolismo celular los estudios de investigadores canadienses sobre el papel de las enzimas en la síntesis de azúcares y aminoácidos en el organismo vivo; por otra parte, en los Estados Unidos se encuentran en curso investigaciones fundamentales sobre los mecanismos básicos y los factores que influyen en la velocidad de reacción y en los equilibrios dinámicos característicos de las células vivas.

Zootecnia

La técnica de los elementos trazadores va dando también mucho impulso a las investigaciones sobre problemas fundamentales de zootecnia. Como en el caso de las plantas, la comprensión de la acción enzimática y de otros procesos metabólicos reviste importancia primordial en los estudios sobre nutrición animal. Algunas de las investigaciones más fundamentales atañen a los aminoácidos, que se combinan de complejas maneras para formar las proteínas del organismo. Entre los aminoácidos esenciales en la alimentación animal figuran dos que contienen azufre: la metionina y la cistina. Sabido es que la cistina puede sustituir en parte a la metionina en el metabolismo animal. Las vacas, las ovejas, las cabras y otros rumiantes poseen la capacidad de efectuar la síntesis de estos aminoácidos a base del azufre inorgánico gracias a la acción de microorganismos situados en la panza o primer estómago. Se creía que los animales no rumiantes, que no tienen varios estómagos, no podían llevar a cabo este proceso en su organismo, pero recientes trabajos con sulfato inorgánico radiactivo sobre alimentación de las aves han demostrado, por la recuperación de cistina radiactiva, que los no rumiantes también pueden efectuar la síntesis de parte al menos de la cistina que necesitan, la que a su vez puede sustituir en parte a la metionina; de aquí que el sulfato inorgánico deba considerarse nutriente mineral importante para las aves y asimismo para el ganado porcino, vacuno y ovino.

Los estudios realizados sobre la bioquímica de la lactación constituyen otro ejemplo de la eficaz utilización de las técnicas de elementos trazadores en estudios sobre metabolismo. En los trabajos realizados en el Reino Unido se han empleado carbono radiactivo y tritio, isótopo del hidrógeno, para marcar los componentes alimentarios. El aislamiento de los constituyentes de la leche y la determinación de la radiactividad indican directamente qué componentes de la leche se derivan de la fuente marcada y permiten hacer deducciones sobre base sólida acerca de la ruta metabólica seguida. En un experimento típico se administró por vía intravenosa a una cabra lactante acetato de sodio marcado con carbono radiactivo. El análisis de los ácidos grasos de la leche indicó claramente que la síntesis de los ácidos a base del acetato se operó en la misma ubre y no antes. Tales estudios, en que se evalúan los componentes alimentarios y se ponen en claro las etapas por que pasan para entrar en los azúcares, grasas (lípidos), proteínas y otros componentes de la leche, tendrán seguramente por consecuencia una alimentación más eficiente y una mejor administración de la producción.

Los isótopos radiactivos se prestan en particular para estudiar la eficiencia de la utilización de los alimentos, ya que con esta técnica es posible determinar los valores más exactamente que con los métodos corrientes empleados en los estudios de balance alimentario, que sólo permiten determinar el volumen total de ingestión y de pérdida de nutrientes en el organismo. En los materiales hallados en las heces no ha sido posible todavía distinguir entre los que han pasado por el conducto intestinal sin ser absorbidos y los absorbidos y posteriormente expulsados. La utilización de nutrientes marcados permite identificar fácilmente la procedencia de los materiales excretados y en tales investigaciones sobre animales ha sido posible, por ejemplo, distinguir entre calcio y fósforo endógenos (somáticos) y exógenos (alimentarios).

A guisa de ejemplo, el valor de la alfalfa como fuente de fósforo para los corderos había venido considerándose desde hace largo tiempo del orden del 20 por ciento, a base de los procedimientos usuales de evaluación, esto es, que el organismo sólo aprovechaba la quinta parte del fósforo de la alfalfa. Con la técnica de los elementos trazadores se ha puesto de manifiesto que, en rigor, el fósforo de la alfalfa se absorte en medida muchísimo mayor, aprovechándose en un 90 por ciento. El bajo valor antes estimado se debía al hecho de que el fósforo entraba rápidamente en la química del organismo y la gran cantidad eliminada no era fósforo procedente del pienso, sino fósforo absorbido anteriormente, utilizado y devuelto al conducto intestinal. Los estudios de esta naturaleza sobre la utilización de los alimentos se han extendido al huevo, al foto y a la leche, permitiendo determinar la aportación relativa de la alimentación a cada uno de ellos.

Todo este nuevo caudal de conocimientos aportado por los trabajos sobre el metabolismo y nutrición de los animales mediante isótopos radiactivos reviste gran trascendencia para la solución del problema alimentario mundial, toda vez que al elevarse el nivel de vida se exige una proporción más elevada de proteínas animales en el régimen de alimentación.

Como en el caso de la producción de cultivos, los adelantos en la lucha contra las plagas y enfermedades de los animales y el logro de razas mejoradas constituyen también pasos importantes para aumentar la producción animal. Sin embargo, en el caso de los animales, la experimentación suele ser más costosa y prolongada que en el de las plantas, con la consecuencia de que, salvo excepciones importantes, el empleo de isótopos radiactivos y de la radiación no ha progresado tan rápidamente. Así, mientras la radiación para provocar mutaciones en las plantas se emplea extensamente en el mejoramiento de cultivos, no se ha utilizado aún en igual medida para el ganado ni ha dado resultados comparables. Se ha puesto también de manifiesto que la radiación provoca mutaciones en hongos que causan enfermedades en los cultivos, y tales mutantes se emplean en experimentos encaminados a desarrollar una mayor resistencia a tales enfermedades. Es de esperar que estas investigaciones sobre agentes de enfermedades animales tendrán también importantes aplicaciones prácticas. Así, es posible que las variantes de virulencia reducida generadas mediante radiaciones resulten valiosas para la fabricación de vacunas destinadas a inmunizar contra formas corrientes más virulentas del agente patógeno y la radiación puede servir también para producir vacunas polivalentes. Son éstas posibilidades que, si bien no han sido sometidas a prueba hasta el momento, pueden revestir gran importancia, ya que las vacunas constituyen al medio más eficaz para combatir las muchas y extendidas enfermedades animales que en todo el mundo causan la pérdida de millones de cabezas.

Dentro de una zona limitada se ha hecho uso un tanto distinto de la radiación, por lo menos en el caso de una plaga de insectos del ganado, la mosca gusanera (Caltitroga americana C. y P.), causante de daños a la industria ganadera estadounidense por valor de unos veinte millones de dólares anuales en forma de animales muertos o lisiados y de pieles deterioradas. La Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos ha llevado a cabo con éxito una demostración práctica de un ingenioso método de lucha, en cooperación con las autoridades holandesas, en la isla de Curaçao, en las Antillas Neerlandesas. Gran número de moscas machos se criaron en el laboratorio, se esterilizaron con radiaciones de cobalto radiactivo y se pusieron en libertad en número muy superior a la población normal de machos de la zona, de modo que era mucho más probable que las hembras encontraran un macho esterilizado que uno fecundo. La mosca hembra sólo se aparea una vez en su vida, por lo que no había posibilidad de que posteriormente produjera huevos fértiles. Esta empresa, única en su género, fué llevada a cabo una vez realizado un detenido estudio del ciclo biológico del insecto, determinadas la fase evolutiva sensible y las dosis necesarias y estimada cuidadosamente la población de moscas gusaneras de la zona. La posibilidad de erradicar otros insectos mediante la radicación merece, sin duda, atento estudio teniendo en cuenta los fecundos resultados obtenidos con la mosca gusanera.

El Profesor Gustafsson, del Instituto Sueco de Investigaciones Forestales, demuestra los resultados de un experimento de genética al Sr. Dag Hammarskjold. Secretario General de las Naciones Unidas, en una exposición especial organizada en Ginebra el verano pasado, durante la Conferencia Internacional sobre la utilización de la energía atómica con fines pacíficos.

Aplicaciones de los isótopos radiactivos en la pesca

Las pesquerías del mundo aportan actualmente más de 26 millones de toneladas de alimentos de alta calidad. Aunque esta cifra sólo representa una pequeña proporción del volumen de proteínas animales consumidas por el hombre, el pescado constituye un importante elemento del régimen alimentario de muchos pueblos, particularmente en algunos países de los trópicos en que, de faltar tal elemento, la alimentación puede carecer casi por completo de proteínas de origen animal. Sin embargo, hasta el momento presente sólo ha sido aprovechada en medida relativamente limitada la capacidad potencial de las aguas oceánicas y continentales como fuentes de alimentos, pero con la aplicación de los modernos progresos científicos y tecnológicos cabe prever adelantos revolucionarios en la explotación por mano del hombre de los recursos acuáticos del mundo.

Al igual que en la agricultura y en el sector forestal, los isótopos radiactivos pueden utilizarse de muchas formas en las investigaciones pesqueras y su empleo acelerará el término de ciertas investigaciones esenciales para la evaluación de los recursos pesqueros y para determinar cuáles son los recursos susceptibles de explotación eficaz. La aplicación más importante la constituye probablemente el empleo del carbono-14 para calcular la productividad de las aguas oceánicas. Se ha agregado acetato de sodio marcado con carbono a muestras de agua tomadas a diversas profundidades y se ha procedido a la incubación las muestras en condiciones sujetas a control. El crecimiento del fitoplancton o flora marina en tales condiciones permite estimar la productividad básica del agua de donde se recogieron las muestras. El empleo de este método va extendiéndose rápidamente y contribuirá en medida considerable a que se pueda conseguir una estimación realista de la productividad básica de todos los mares. La importancia de esta contribución se advertirá claramente teniendo en cuenta que la producción de la flora oceánica determina la cantidad de material orgánico en subsiguientes eslabones de las cadenas alimentarias y más particularmente en aquellos que suministran material de valor económico para el hambre.

En estudios de aguas dulces se han hecho aplicaciones análogas. Se ha empleado el fósforo radiactivo en diversas investigaciones efectuadas en lagos de agua dulce para estudiar la eficacia de la mezcla, o la distribución del fósforo en toda el agua o entre la flora y la fauna. Recientes experimentos hechos en el Canadá indican que el volumen de producción de fósforo en los lagos es mucho más rápido de lo calculado anteriormente y además que la rápida producción en condiciones naturales parece deberse principalmente a bacterias. Esto indica de un modo claro la necesidad de seguir investigando ya que hasta la fecha no se creía que las bacterias planctónicas desempeñaran un papel activo en el ciclo del fósforo. Por el contrario, se consideraba que los organismos primarios que entraban en juego eran las algas, sumamente importantes en el ciclo alimentario de los peces. Se desconoce, pues, la contribución de las bacterias a la productividad de estas aguas, de adoptar alguna, siendo posible que su elevado consumo de fósforo influya negativamente en el crecimiento de las algas. La importancia de los isótopos radiactivos a este respecto estriba en que aceleran el análisis de los sistemas ecológicos de las aguas continentales y aumentan la precisión de los métodos de que se dispone. Debe subrayarse que esta circunstancia es particularmente importante en las aguas continentales, donde las posibilidades de la intervención del hombre para modificar los sistemas ecológicos son mucho mayores que en los sistemas marinos.

Se han empleado asimismo marcas radiactivas en investigaciones pesqueras para seguir la pista y medir los movimientos más voluminosos de material. Por ejemplo, se han empleado en estudios acerca del movimiento y densidad de las poblaciones de peces en los cuales ofrecen algunas ventajas sobre los métodos de marcado usuales. Existe asimismo la posibilidad de emplear marcas radiactivas para seguir los movimientos de las corrientes oceánicas y medir el transporte de agua en los sistemas marinos. Es evidente que en el aumento de productividad de nuestros recursos pesqueros, los isótopos radiactivos pueden desempeñar un papel tan importante como en los sectores agrícola y forestal.

Aplicaciones de los isótopos radiactivos en la nutrición humana

Hemos aludido ya al particular valor de los isótopos radiactivos cuando se trata de analizar los movimientos de determinados nutrientes en un sistema biológico dinámico y a la importante función que tales elementos trazadores pueden desempeñar en la elucidación de problemas de nutrición y metabolismo animal. Gran parte de los conocimientos sobre nutrición y metabolismo humanos se obtienen mediante estudios sobre animales, por lo que muchas de las anteriores consideraciones acerca de la nutrición animal se aplican igualmente a la esfera de la nutrición humana. Así, los trabajos en curso sobre el metabolismo de los aminoácidos y proteínas en los mamíferos revisten particular importancia con respecto a ciertas enfermedades carenciales del hombre, como el kwashiorkor. Entre los estudios que actualmente se realizan figuran también trabajos sobre la absorción y excreción de grasas y colesterol, que se consideran factores importantes en la arteriosclerosis, una forma de endurecimiento de las arterias.

El empleo de la técnica de elementos trazadores en seres humanos es bastante limitado a causa de la comprensible resistencia a someterlos a exposición interna crónica a la radiación; pero tales estudios se efectúan actualmente en la Gran Bretaña, los Estados Unidos y Francia sobre el metabolismo de las grasas y del colesterol en condiciones normales y anormales. También se han realizado en medida limitada trabajos con seres humanos en el campo del metabolismo de los aminoácidos y proteínas, empleando carbono-14 e isótopos radiactivos de azufre y yodo. Con relación a la nutrición mineral, en los Estados Unidos se han efectuado estudios sobre el metabolismo del calcio en niños varones de corta edad.

Exponente magnífico de cooperación internacional en el estudio de un importante problema sanitario lo constituyó uno que exigió el empleo de la técnica de trazadores en una investigación sobre el metabolismo del yodo en zonas de la Argentina donde el bocio es endémico; sirviéndose de yodo radiactivo, médicos argentinos y estadounidenses efectuaron un estudio completo sobre la absorción y metabolismo en condiciones de suministro mínimo de yodo. Aunque los trabajos no se tradujeron en descubrimientos sensacionales, fué posible observar las estructuras del metabolismo del yodo, los cambios impuestos por la carencia y la adaptación del organismo a ésta. Además, tal investigación aportó nuevos conocimientos sobre la dinámica de la transmisión del yodo dentro del organismo.

Es evidente que la técnica de los elementos trazadores puede aportar una valiosa contribución al mejor conocimiento de la fisiología de la nutrición humana. Esto, a su vez, afectará al régimen de aprovechamiento de las existencias de alimentos disponibles y coadyuvará a establecer regímenes alimentarios equilibrados suficientes que tan importantes son para el mantenimiento de la salud y la eficiencia.

Perspectivas

Investigaciones

De las anteriores consideraciones sobre trabajos pasados y presentes resulta evidente que las radiaciones y los isótopos radiactivos desempeñarán un papel cada vez más importante en la investigación y desarrollo de la agricultura y sectores afines. En rigor, apenas se ha rozado el vasto campo de posibilidades de las aplicaciones pacíficas de la energía atómica y puede decirse que las aplicaciones de los isótopos radiactivos y de la radiación a problemas que afectan a la agricultura no tienen más límites que la capacidad de imaginación e ingenio de los investigadores.

La adaptabilidad de los isótopos radiactivos a tan amplio campo de investigación se debe al hecho de poder determinarse cuantitativamente en cantidades tan pequeñas hemos hecho notar, esta circunstancia permite introducir un componente identificable en un sistema complejo como el suelo, una planta o un animal y seguir su trayectoria para comprobar la suerte que corre dentro del sistema dinámico. Sin embargo, las técnicas que envuelve requieren personal sólidamente preparado y una considerable inversión en instalaciones e instrumental de laboratorio. Debido a estas limitaciones, convendría, al menos en el futuro inmediato, limitar en general el empleo de este auxiliar de la investigación a los problemas en que constituye el único método aplicable o a aquellos casos en que los datos que se buscan pueden obtenerse empleando técnicas de isótopos con gran economía de tiempo y trabajo o.

En general, el suministro de los isótopos radiactivos más importantes basta ahora para las necesidades actuales y el ritmo de adelanto en las investigaciones en el futuro inmediato quedará determinado en gran parte por el número de investigadores dotados de la preparación e instalaciones experimentales necesarias. Por esto será menester adoptar lo antes posible las medidas oportunas para la formación de investigadores capaces de manipular los materiales radiactivos y las técnicas de investigación que suponen. Los gobiernos de los países que tienen experiencia en el campo de la energía atómica brindan ya generosamente sus instalaciones o servicios de capacitación a los ciudadanos de otros países y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, como otros organismos internacionales, está dispuesta a coadyuvar en la tarea de facilitar acuerdos, previa petición de las partes interesadas, y confía en poder conceder de vez en cuando becas para ampliar estudios sobre la materia e investigar acerca de las aplicaciones de los isótopos radiactivos a problemas de agricultura y materias afines. Para sacar el máximo partido posible de los conocimientos, técnicas e instalaciones de que se dispone puede ser conveniente organizar programas cooperativos de investigación sobre los problemas más importantes de interés general. Muchas de las investigaciones fundamentales en que se emplean isótopos radiactivos pueden realizarse en cualquier centro dotado de instalaciones suficientes, con independencia del punto en que radiquen, pero los estudios sobre la posibilidad de aplicación de los resultados en determinadas regiones han de emprenderse a veces en el plano local, siendo también probable que la marcha de tales estudios se acelere mediante la cooperación entre países vecinos.

El fomento de investigaciones prometedoras, pero que requieren un período largo podría constituir función propia del proyectado Organismo de Energía Atómica en consulta con los organismos especializados competentes de las Naciones Unidas, los cuales tienen gran experiencia en el fomento de investigaciones cooperativas internacionales cuando tal procedimiento puede conducir a un aprovechamiento más eficaz de recursos relativamente limitados en personal capacitado e instalaciones.

Producción de energía

Hasta aquí sólo hemos hecho breves alusiones a los beneficios potenciales que puede reportar a la agricultura e industrias afines la mayor abundancia de energía eléctrica más económica que los adelantos en el campo de la energía atómica tendrán por consecuencia, salvo para indicar a grandes rasgos la retaja general de los costes de producción y distribución y el mejoramiento de las condiciones de trabajo y de las comodidades domésticas de las poblaciones rurales que tendría por consecuencia. Con la reserva de que tales beneficios habrán de esperar sin duda a que se extienda la aplicación de la energía nuclear en la industria, justo es mencionar algunos de los adelantos, si bien, por supuesto, todavía hipotéticos, que podrían lograrse en los sectores agrícola, forestal y pesquero. Aunque en la actualidad puede parecer pura fantasía hablar de tales posibilidades, resulta plenamente justificado hacerlo en medida razonable, a la vista de los espectaculares adelantos técnicos logrados en los últimos decenios que han revolucionado la vida humana en menos de una generación. Actualmente existe ya un submarino atómico y hay quienes dicen que sólo es cuestión de unos años la construcción de locomotoras y aviones de propulsión atómica. Por tanto, mucho de lo que hoy parece fantástico puede ser mañana una cosa corriente.

Hemos señalado ya que si bien la reducción de pérdidas provocadas por enfermedades, plagas y deterioro y la adopción de diversas técnicas perfeccionadas que se traducen en una explotación más eficiente de las zonas ya cultivadas constituyen los medios para aumentar la producción que pueden rendir frutos más inmediatos, debe asimismo atenderse a los beneficios que podría reportar la puesta en cultivo de nuevas zonas, aunque se trata de una empresa más difícil y costosa. Probablemente la mayor aportación en este sentido se lograría dotando de instalaciones de riego sobre todo a las zonas desérticas y semidesérticas del mundo. Existen muchas zonas adecuadas para ello en América del Norte y del Sur, Africa, Asia Central y China del Norte, para citar solamente algunas. Existen asimismo zonas en que con el avenamiento de pantanos y deltas, especialmente en los trópicos, podría hacerse a la tierra apta para el cultivo, si bien para esta clase de trabajos hay menos oportunidades que para el riego. La disponibilidad de energía más abundante y barata procedente de reactores nucleares quizá permitiera la realización de tales proyectos de riego y avenamiento. Además, actualmente están en marcha trabajos acerca de la eliminación parcial de la sal del agua del mar y la disponibilidad de energía abundante y económica haría posible tal cosa en escala suficiente para el riego. Tales aplicaciones revestirían particular importancia para los países insuficientemente desarrollados, sobre todo donde son escasos los recursos de energía corriente.

Como en el caso de la agricultura, la mayor abundancia y baratura de la fuerza motriz ejercería efectos trascendentales en la industria forestal. No sólo afectaría a las industrias forestales rurales primarias, con frecuencia pequeñas, y a las industrias mayores, como la de fabricación de pasta y papel, sino también a la política forestal y a la ordenación de montes en general. Por ejemplo, en la actualidad se destina a combustible una mitad de la cosecha mundial de madera, cosa que constituye una fuente de energía de particular importancia en las zonas rurales. La experiencia ha demostrado que cuando se dispone de una fuente de energía más conveniente, y a veces más eficaz, se reduce muy rápidamente el empleo de la madera como combustible. Esto puede ser ventajoso o desfavorable para una buena ordenación forestal, según las circunstancias. En zonas en que la madera es escasa y se explotan abusivamente los bosques mediante un aprovechamiento destructor para atender a las necesidades de la población, ocurre en algunos países mediterráneos y asiáticos, la sustitución de la madera por otra fuente de energía facilitaría en gran medida la tan necesaria reconstitución de una cubierta forestal adecuada. En cambio, en otras regiones, el aprovechamiento de madera como combustible constituye con frecuencia un factor importante de la silvicultura racional, brindando el único o uno de los contados mercados para colocar madera pequeña y basta que de otro modo no podría venderse. Esto pone de manifiesto la complejidad de los problemas que se plantean y, en vista, sobre todo, del tiempo que se necesita para planear y llevar a cabo cambios en las políticas y prácticas de ordenación de montes, explica el extraordinario interés de los silvicultores por los cambios que puedan producirse a la larga en las fuentes y en los costes de la energía a causa de la evolución que se opere en el campo de la energía atómica.

La disponibilidad de energía más barata haría también posible la explotación más eficiente de grandes zonas forestales e influiría de modo muy particular en la posibilidad de establecer industrias de la madera integradas y con una base económica sólida en las zonas remotas y menos desarrolladas del mundo.

Pensando en un futuro más remoto todavía, podría desempeñar un papel importantísimo en la tarea de abrir a la explotación algunos de los últimos recursos forestales intactos de las zonas tropicales del mundo, sobre todo en América del Sur y Africa.

Análogamente, la energía atómica podría revestir considerable importancia para la industria pesquera, pues la construcción de generadores de energía nuclear de tamaño adecuado para su instalación en barcos permitiría su empleo en buques nodrizas y buques fábricas de las flotas de pesca corriente y ballenera que pasan largo tiempo operando a gran distancia de la base, sobre todo en el Antártico, con lo que podría lograrse una reducción muy considerable de los gastos de funcionamiento.

Este estudio de las posibles repercusiones de la disponibilidad de energía más económica y abundante en los sectores agrícola, forestal y pesquero no pretende en modo alguno ser exhaustivo, sino dar en líneas generales una idea de lo que podrían significar para tales industrias los adelantos en el campo de la energía atómica.

La agricultura es tal vez la más conservadora de nuestras artes, pero cuando se comparan con los primitivos sistemas nómadas y pastorales de producción de alimentos los métodos modernos de cultivo y la multitud de servicios sumamente técnicos que un ministerio de agricultura moderno presta, resulta evidente que el agricultor está siempre dispuesto a adoptar métodos perfeccionados que aumenten la eficacia de su aprovechamiento de la tierra, el agua, el capital y el trabajo. Es, pues, tranquilizador saber que el más nuevo de nuestros adelantos científicos, la energía atómica, puede contribuir de tantas maneras al fomento de la industria humana más antigua y así abrir el camino hacia el perfeccionamiento de métodos para alimentar, vestir y alojar a la cada día más numerosa población mundial.


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