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Los montes de eucaliptos en Australia¹

(1 En el mes de octubre, una Conferencia Mundial del Eucalipto, que se celebrará en Roma, examinará la situación del eucalipto en la silvicultura mundial desde el punto de vista de su valor, los problemas básicos de plantación establecimiento, ordenación y protección, su empleo para la estabilización de los suelos, así como en barreras de abrigo, y todos los aspectos relativos a su aprovecha miento. En este artículo sobre los factores que influyen en la presencia y tratamiento de los bosques de eucaliptos en Australia, se aborda uno de los temas importantes que deben ser objeto de debute en la Conferencia Mundial del Eucalipto. El autor publicó recientemente una obra titulada Growth Habits of the Eucalypts (Hábitos de crecimiento del eucalipto)' que es un libro de texto fundamental.)

Factores fundamentales que influyen en su presencia y tratamiento

por R. M. JACOBS
Rector y profesor de Silvicultura de la Escuela de
Montes, Oficina de Silvicultura y de la Madera, Australia

ANTES de la colonización europea, una importante proporción de la superficie del continente australiano estaba cubierta de sabanas arboladas o de monte alto, donde el eucalipto era la especie dominante.

Aunque la altura de los árboles variaba según el régimen pluviotermométrico, era, en general, magnífica dadas las condiciones mesológicas. En zonas con menos de 37 cm. (15 pulgadas) de precipitación anual llegaban a alcanzar de 1,8 a 9 m. (6 a 30 pies). La zona mejor de sabana recibía en su mayor parte de 37 a 74 cm. (15 a 30 pulgadas) de lluvia al año, en la zona templada fría, y de 74 a 148 cm. (30 a 60 pulgadas) en los trópicos, y se caracterizaba por resalvos solariegos, de 18 a 30 m. (60 a 100 pies) de altura. En las formaciones esclerófilas de monte alto húmedo, la altura de los resalvos solariegos dominantes era de unos 45 m. (150 pies) en una vasta extensión latitudinal, con precipitaciones anuales comprendidas entre los 100 cm. (40 pulgadas), o más, en las partes de clima templado frío, y 177 cm. (70 pulgadas), o más, en los trópicos. En las mejores estaciones del sur de Australia con 125 cm. (60 pulgadas) de precipitación anual, o incluso más, crecían eucaliptos que en un área de varios centenares de miles de acres, llegaban a alcanzar de 46 a 76 cm. (160-260 pies) de altura, y de 76 a 90 m. (260-300 pies) en áreas limitadas.

Aun cuando la acción recíproca de la lluvia y la temperatura fuera el principal factor regulador de la albura de los árboles, intervenían también otras influencias. Lógica. mente, en los suelos ricos crecían mejores montes que en los suelos pobres. Igualmente importante resultaba ser la exposición a los vendavales. Los eucaliptos verdaderamente altos crecían en zonas donde los vientos huracanados eran raros.

Sucesión natural

Efectos del fuego y el pastoreo antes de la colonización europea

Pastoreo y fuego han sido factores trascendentales para los montes de eucaliptos, aunque con distintos efectos según la naturaleza característica del tipo de formación.

Los animales indígenas que pacían en Australia eran los marsupiales, cuyo diente no corta la hierba a ras del suelo, como ocurre con la oveja o el conejo. Esto fué un factor favorable para el monte de eucaliptos. Casi todas las especies de sabana desarrollan tubérculos leñosos, y estas estructuras pudieron establecerse en un buen año y más tarde dieron árboles en épocas favorables. Las gramíneas indígenas propenden a formar manchones con pequeños calveros entremedias, en vez de constituir césped, lo cual facilita también la reproducción del eucalipto. Cabe señalar, sin embargo, que, en ausencia de pastoreo e incendios el eucalipto, si hay abundante fructificación, se puede reproducir sobre un denso tapiz herbáceo en unos cuantos años.

Es probable que los montes de eucaliptos sufrieran incendios periódicamente antes de que hiciera su aparición el hombre. La presencia general de especies de subpiso pirófilas confirman esta hipótesis.

Los primeros pobladores conocidos de Australia quemaban el monte. Los aborígenes fueron cazadores de la edad de piedra que se asentaban allí donde la caza era más abundante, como ocurría en las sabanas. El monte alto esclerófilo húmedo y las zonas muy áridas eran relativamente pobres en fauna, por lo que eran pocos los hombres que en ellos podían sustentarse.

El cazador aborigen perseguía la caza sirviéndose del fuego. Le perjudicaba el provocar grandes incendios. Conocía el peligro que entrañaban; pero, como no disponía de medios eficaces para sofocar las llamas cuando éstas adquirían magnitud, era inevitable que de tiempo en tiempo no pudiera dominar el fuego. La consecuencia de estos incendios fué que, en casi toda la sabana, la masa arbórea se hizo sumamente clara, en beneficio de los eucaliptos lignotuberosos y en detrimento de otros géneros acaso más tolerantes, pero menos resistentes al fuego.

En Australia, la mayor parte de los bosques de eucaliptos de mejor clase terminaban en sabanas sometidas regularmente a quemas por el cazador aborigen. Cuando no se podían dominar los incendios venatorios, se propagaban al bosque bueno en una extensión variable, según las condiciones meteorológicas. A veces el fuego avanzaba cortas distancias, como incendio del suelo ocasionando escaso daño, pero en años muy calientes y ventosos se convertían en importantes incendios de copa que algunas veces devastaban extensas zonas. Por efecto de estos incendios en el monte alto, unas especies quedaban restringidas y otras se extendían.

El fuego es el factor que ha permitido el establecimiento y mantenimiento de masas de eucaliptos en muchas estaciones de calidad de la Australia Meridional. De no haberse repetido allí vastos incendios de tiempo en tiempo, el eucalipto hubiera sido reemplazado por géneros más tolerantes. Los intervalos entre estos incendios pueden haber sido hasta de 300 años en algunos lugares.

La presencia de algunas valiosas especies de eucaliptos se ha visto limitada por el fuego. La corteza de algunas de ellas es muy sensible al fuego y, precisamente por ello, escasean, pese a su excelente vigor natural.

Quemas y pastoreo después de la colonización

Así pues, el cazador aborigen quemaba deliberadamente el bosque sabanero para procurarse el sustento, lo que no hacía en absoluto en el monte alto por no haber mucha caza en él.

Los primitivos colonizadores europeos dependían de las sabanas para mantener a sus rebaños, y los incendios venatorios de los indígenas les perjudicaban. Destruído el pasto a principios del verano, nada quedaba para los nuevos tipos de ganado introducidos por los europeos. El fuego podía ser también un peligro para los mismos animales. En consecuencia, el aborigen pronto desapareció de la sabana y, en este tipo de tierras, con el advenimiento del europeo, la frecuencia de los incendios disminuyó en muchos lugares. Por desgracia, en los mejores bosques ocurría lo contrario. Aunque el cazador indígena apenas se beneficiara de la quema de un monte alto, el europeo conseguía provechosos pastos para su ganado en los suculentos rebrotes que seguían a la destrucción de árboles y matorrales y al aclareo de las masas. El europeo incrementó considerablemente las quemas en lo mejor del bosque, con fatales resultados para los árboles adultos. El daño producido se compensaba en parte por el hecho de que la apertura de la cubierta de copas por el fuego permitía el establecimiento del repoblado. Este repoblado es el que permite al forestal australiano de nuestros días restablecer un monte sano y vigoroso gracias a una protección adecuada y a un tratamiento ligero.

La sucesión en ausencia de incendios y pastoreo

Casi todos los montes de eucaliptos australianos deben su naturaleza al fuego y al pastoreo que se practicaban antes de que el forestal se hiciera cargo de ellos. El primer resultado de la protección contra los incendios y el pastoreo se traduce, en todos ellos, al cabo de dos o tres decenios, en una espesura y densidad de masa mucho mayor. Las existencias de eucaliptos en formación crecen rápidamente y las especies de subpiso se multiplican. Si durante largo tiempo se practicara la protección del monte sin explotarlo, el resultado variaría según su naturaleza. Los grandes eucaliptos de 45 a 90 m. de altura (150-300 pies) serían reemplazados por géneros más tolerantes. Las formaciones esclerófilas de monte alto xerofítico y el mejor bosque sabanero de las tierras bajas, podrían resultar invadidos en alguna extensión por géneros tolerantes, aunque es probable que prevalecieran como montes más o menos abiertos, con predominio de eucaliptos. El bosque de alta montaña puede permanecer estable, a modo de monte abierto de eucaliptos, tipo parque, con árboles grandes y un piso herbáceo de gramíneas.

Por lo anteriormente indicado se tendrá una idea del pronunciado efecto del fuego y el pastoreo en las masas naturales de eucaliptos y de las menores consecuencias del suelo y las tormentas. En la regeneración artificial de estas masas el hambre debe suplir con su propio esfuerzo los efectos del fuego. El forestal que, fuera de Australia, quiera plantar eucaliptos, debe considerar también estos efectos en aquel continente. Acaso le compense hacer experimentos sobre una variedad de estaciones más amplia que en el propio habitat.

Efectos de la explotación

El aborigen apenas explotaba los bosques de eucaliptos. Muchos millones de hectáreas fueron destruidas por el europeo para establecer granjas y explotaciones pastorales, y actualmente intenta implantar la ordenación forestal en una extensión que quizás cubra más de 8.000.000 de hectáreas (20.000.000 de acres).

Efectos de la explotación en el bosque sabanero

En el sur de Australia las mejores sabanas han pasado casi totalmente a la explotación agrícola o pastoral. Algunos árboles fueron apeados y su madera aprovechada para fines agrícolas, traviesas de ferrocarril, etc., pero en su mayoría, fueron simplemente anclados. Estos últimos han proporcionado leña de excelente calidad a tres generaciones de australianos, y cuando desaparezcan, como tendrá que ocurrir, se echarán muchísimo de menos. En algunas comarcas se han arrancado demasiados árboles vivos, y la escasez de ellos para abrigo o fines agrícolas se deja ya sentir. La situación está siendo agravada por el hecho de que entre los peores enemigos del eucalipto de sabana se cuentan los escarabajos, cuyas larvas se alimentan de raíces de gramíneas, y los adultos, de las hojas de eucalipto. El aumento en la proporción de prados a costa del árbol, como consecuencia de la colonización, está dando lugar a que los ejemplares restantes sufran ataques cada vez más intensos de los escarabajos adultos. Como única solución habrá que obtener variedades de eucaliptos inapetecibles para los insectos o plantar árboles de otros géneros a los que no atacan.

Efectos de la explotación en las mejores masas, cuando la altura de los pies adultos es inferior a 45 m.

La mayor parte del monte de eucaliptos con árboles adultos de altura inferior a 45 m. (150 pies) se compone de especies resistentes al fuego. Las masas vírgenes eran irregulares, con preponderancia de árboles viejos. La acción combinada del viento y el fuego, derribaba a veces estos árboles y como los claros subsiguientes se regeneraban naturalmente, con el transcurso del tiempo había gran variedad de edad, clases y tamaños. Al explotar por primera vez el europeo esta clase de montes, los mejores árboles fueron aprovechados industrialmente. Seguidamente, el Servicio Forestal impuso un diámetro mínimo de contabilidad, en una fecha relativamente temprana, con el fin de poder controlar de algún modo el aprovechamiento. Consecuencia inevitable de esta medida es que el aprovechamiento se hiciera mediante cortas por entresaca. La regeneración de los claros se hacía por grupos, a la vez que se estimulaba el crecimiento de los pies vecinos más viejos. Estos árboles estimulados proporcionarán las trozas de aserrío en un ciclo de cortas posterior, quedando así establecido el material para ulteriores entresacas.

Estas entresacas han conducido a un tratamiento silvícola, conocido hoy por «tratamiento australiano de cortas de entresaca por bosquetes», cuyo ejemplo teórico típico era, en el pasado, el ofrecido por un monte irregular compuesto de grupos de árboles coetáneos que regeneraban en los pequeños rasos resultantes de las cortas sucesivas. Las edades tienen que ser múltiplos del ciclo de corta planeado para un determinado tramo. Es probable que el ejemplo típico del futuro consista en un monte irregular en que algunos árboles se extraigan, con fines industriales, de áreas de corta elegidos previamente por su conveniencia, beneficiándose los pies dominantes que queden en todas las secciones de la sucesión de clases de tamaños del estímulo consiguiente. Se podrán mantener las masas de eucalipto ayudándolas principalmente con cortas comerciales y sin recurrir al fuego. La remoción del suelo por efecto del arrastre de las trozas y el aclareo de la masa por los apeos permitirán que se produzca una suficiente regeneración de los eucaliptos. El futuro monte mejorará considerablemente de calidad con otras intervenciones aparte de las cortas comerciales, tal como liberando de plantas competidoras y trepadoras a los brinzales, practicando alguna clara en los estados de latizal y, cuando sea necesario, recurriendo a una ligera plantación para enriquecer la masa.

Aprovechamiento y regeneración de las mejores masas, cuando la altura de los pies adultos es superior a 45 m.

Existe un límite de madurez del árbol, en la proximidad de los 45 m. (150 pies), que representa la altura a que conviene, en un monte de eucaliptos, substituir las cortas por entresaca por cortas rasas. Las masas de alturas inferiores a los 45 m. (150 pies) pueden ser tratadas indefinidamente por entresacas. Si los pies del monte son más altos, las cortas por entresaca resultan difíciles de ejecutar eficazmente, aunque no imposibles, y las relaciones de luz en los claros resultantes no son suficientes para que tenga éxito la regeneración de los eucaliptos. La barrera arbórea circundante es demasiado alta para el radio del claro y cabe la posibilidad de que los géneros tolerantes se impongan. Además, muchos de los montes de eucaliptos de mucha altura son masas regulares de una especie sensible al fuego que han regenerado después de un incendio. Conviene mantener este tipo de monte regular. Si el aclareo de los rodales con fines comerciales resultara realizable, el rendimiento aumentaría considerablemente.

Futuras posibilidades en Australia

Mejora de la densidad de masa en los valles

En muchas partes de los mejores montes de eucaliptos de Australia, los suelos más satisfactorios se encuentran en los valles y están muy poco poblados de árboles útiles. Dos son los motivos. Primero, que, en el pasado, los incendios eran más violentos en las laderas y cumbres, y favorecían a los eucaliptos; en los valles, las plantas adventicias tolerantes eran más vigorosas y las trepadoras ocasionaban frecuentemente la muerte, sofocándolos, de los eucaliptos aislados. Segundo, que la vía tradicional de acceso a una gran parte del monte de eucalipto era la carretera de montaña, porque se podía transitar en todo tiempo. Las carreteras de los valles, que facilitaban la explotación de los mejores suelos, no gozaban de popularidad porque su utilización se limitaba a las estaciones más secas. Los caminos de los valles tendrán mucho mayor empleo en lo futuro. Sirviéndose de ellos, los mejores suelos podrán aprovecharse eficazmente, y la producción forestal mejorará.

Organización de cuarteles de corta

Hace muchos años que las cortas se vienen practicando en Australia de manera organizada y actualmente se ha emprendido una campaña para mejorar su control y el señalamiento de los aprovechamientos. Ello permitirá a los Servicios Forestales atenerse a planes de explotación, proteger los montes contra el viento y facilitar la regeneración con una representación de clases de edad bien concebida.

Cordones de portagranos

Es cosa probada que el tipo corriente de árbol padre que se deja en las cortas a hecho no se presta para sus propios fines. Al igual que en todos los montes, los mejores eucaliptos portagranos son los dominantes, pero hacen falta para la industria. Para vencer esta dificultad, las cortas deben disponerse dejando un cordón de portagranos para obtener la regeneración por reproducción diseminatoria lateral, en vez de por diseminación directa bajo cubierta de árboles padres.

Los insectos y la regeneración del eucalipto

La semilla sobrante de la mayoría de los tipos forestales sirve de alimento a muchas clases de animales. Como la del eucalipto es pequeña, se alimentan de ella principalmente las hormigas y otros insectos pequeños, los cuales llegan a sustraer la mayor parte de la semilla producida por cordón de portagranos y a ser importante factor minorativo del volumen de regeneración. Modernos insecticidas tales como el clordano y el dieldrin han resultado eficaces contra los insectos depredadores, aplicados a escala experimental. Su empleo es económico y, en mayor escala, pueden resultar útiles en ciertos casos en que interese la completa regeneración de los montes de excelente calidad.

Siembra a voleo

Por lo regular, en montes de eucaliptos con pies adultos de altura inferior a 45 m. (150 pies) la fructificación es lo suficientemente abundante para regenerar zonas aún sin colonizar por el repoblado siempre que las unidades principales o cuarteles de corta no sean demasiado anchos. Por el contrario, la fructificación puede ser escasa en los montes regulares de excelente calidad con pies más viejos y de altura superior a los 45 m. (150 pies). Estos montes tienen un gran volumen maderable y su aprovechamiento por cortas rasas suele dejar un área con el suelo bien removido, pero cubierto de una masa compacta de leños rotos. Las superficies no son extensas, pero sí difíciles de plantar a mano. Resultan casi ideales para la siembra desde un helicóptero si se encuentran medios de revestir las semillas para que posen más. Un pequeño helicóptero puede ser transportado hasta las cercanías del área de siembra. Al material que se emplea para revestir las semillas puede agregársele una substancia repelente adecuada.

Plantaciones enriquecedoras de la masa

Hace un par de decenios el eucalipto tenía escaso valor económico en Australia, y no podía pensarse en plantaciones de enriquecimiento. Pero hoy no ocurre así. Dado el valor actual de la madera en rollo de eucalipto, y el que probablemente tendrá en el futuro, es esencial conseguir rodales perfectamente poblados en los mejores montes. La experiencia enseña que la favorable tendencia a la desramazón o poda natural del género permite que, tratándose de masas irregulares de un diseminado claro salgan árboles de forma excelente, mientras con el mismo espaciamiento, en las zonas tratadas con cortas rasas las formas son defectuosas. Esta excelencia de formas en la regeneración espaciada en los montes sometidos a cortas por entresaca, permite completar la población de muchos rodales mediante la plantación de un número de plantas relativamente reducido. También por el mismo procedimiento pueden introducirse árboles selectos en un rodal.

Esta clase de plantación se efectúa en los montes australianos de eucaliptos con los pies en tubos individuales y no por grupos en recipientes más pesados. La razón para ello estriba en que con unos cuantos tubos pueden salvarse los residuos de corta y las leñas inútiles que cubren el suelo, pero recipientes más posados, no.

Calidad de los rasos y claros

Los rasos de los montes de eucaliptos en proceso de regeneración constituyen unidades biológicas que pueden aprovecharse en los problemas de regeneración. La iluminación de los rasos depende de la naturaleza de la barrera vegetal circundante, forma del raso y relación entre la altura de dicha barrera y el ancho del mismo. Regulando todos estos factores puede controlarse algunas veces la naturaleza de la regeneración en las masas mezcladas.

Rendimiento y comportamiento de las diferentes especies

En los rodales mixtos de eucaliptos, cada una de las especies que los componen varía en cuanto a tolerancia, reacción al fuego, porte de copa, sistema raigal y promedio de crecimiento. Antiguamente se creía que los árboles de crecimiento más rápido eran los de mayor producción maderera. Hoy parece admitirse que el futuro demostrará, como se ha visto ya en todas partes, que el mejor rendimiento por hectárea y año, y, en última instancia, el mejor monte, será el resultante del cultivo de las especies más tolerantes con un turno más largo.

Labor en pro de una mayor o menor irregularidad en los tramos

En las masas irregulares tratadas por entresacas por bosquetes cabe la posibilidad de aumentar o disminuir la variedad de tamaños que contiene cada tramo organizando cortas continuas, de suerte que con ellas se puedan crear más grupos, o bien ampliar los antiguos. Aún no está bien claro cuál de los dos procedimientos es mejor. Un aumento en la irregularidad de los tramos puede dar lugar a una mejor unidad biológica. Por el contrario, se pueden conseguir, a expensas de la irregularidad, tramos bien poblados de pies de segunda clase natural de edad y ano mayores. En el caso de las especies resistentes al fuego, se pueden tratar los tramos con quemas regularizadas sin grave daño para los árboles, lo que puede ser muy útil en los linderos del bosque.

Aplicación de la experiencia australiana ex otros lugares

El empleo de especies de sabana

Las especies sabaneras no tendrán mucha importancia en el comercio maderero australiano del futuro, pero pueden ser de gran interés en otros lugares, fuera de Australia, donde el eucalipto sea utilizado para repoblar zonas difíciles. Estas especies han evolucionado a pesar de los repetidos incendios, adquiriendo gran rusticidad. Muchas de ellas no dan árboles de aserrío en asociaciones cerradas, pero otras podrían dar lugar a un monte muy útil. Los árboles que ofrecen posibilidades de formar un buen monte poseen algunas de las características normales de tolerancia, tales como un grado de ramificación mayor de lo general para este género. Los forestales extranjeros harán muy bien en estudiar las características de copa de los ejemplares de que dispongan en los arboretos locales, antes de elegir especies para una labor intensiva.

Empleo de especies de masas muy altas

Los eucaliptos procedentes de montes poblados de árboles muy altos quizá ofrezcan menos interés en el extranjero que las especies sabaneras. El eucalipto ocupa el monte de gran calidad como consecuencia del fuego, y para estas zonas pueden encontrarse géneros más eficaces. La estructura de las copas de eucaliptos es ideal para el rápido crecimiento de cada árbol, pero, en cambio, no se presta tanto para la producción de un gran volumen de madera de aserrío en rollo de primera calidad por unidad de superficie.

Crecimiento y cualidades madereras del árbol en ausencia de insectos filófagos

En estaciones adecuadas, el eucalipto crece mucho más de prisa fuera que dentro de Australia, siempre que los insectos filófagos que se han desarrollado con el género en Australia no se introduzcan también. El crecimiento más rápido del árbol en el extranjero puede ir acompañado de peores cualidades madereras que las conseguidas en Australia, porque el esfuerzo causado por el crecimiento no ha tenido tiempo de reajustarse. Esta circunstancia puede corregirse alargando los turnos.

Selección de variedades

Los forestales extranjeros deben poner tanta atención a la estirpe de la especie procedente de Australia como a la especie misma. Muchas especies son muy variables, singularmente las que se dan en una vasta extensión latitudinal. Algunas estirpes pueden producir excelentes árboles forestales, y viceversa. Es probable que un considerable desembolso en la elección de estirpes y la recolección de semilla de árboles selectos, dentro de la estirpe, constituya una óptima inversión.

Diferencia entre las condiciones del mercado australiano y el extranjero

En la mayor parte de Australia es imposible colocar una considerable proporción del material leñoso producido en los montes de eucaliptos. Las mejores trozas son aprovechadas y el resto queda abandonado en el suelo, dificultando el acceso al tramo. Los países extranjeros mayormente interesados en el eucalipto suelen escasear en toda clase de productos madereros. En tales países, las plantaciones de eucaliptos se han establecido en terrenos bien preparados y perfectamente desmontados. Hasta las trozas más pequeñas son vendibles. Las diferentes condiciones del mercado pueden dar lugar a tratamientos silvícolas completamente opuestos, cada uno de ellos muy indicado para la localidad de que se trate. Tanto el forestal australiano como el extranjero deberán tener bien presente este extremo.


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