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La agricultura migratoria

Llamamiento que hace la FAO a los Gobiernos, centros investigación, asociaciones y personas particulares que estén en condiciones de contribuir a la resolución de este problema

En los países húmedos del trópico la agricultura migratoria constituye el mayor obstáculo no sólo para un incremento inmediato de la producción agrícola, sino también para la conservación de la productividad potencial bajo la forma de suelos y montes. Esta afirmación ha sido hecha en varias conferencias de la FAO y confirmada en las comunicaciones de muchos de sus Estados Miembros.

En los últimos años, la Organización ha estudiado algunos casos particulares de agricultura migratoria, atendiendo sobre a los aspectos forestales del problema. Ahora se quiere complementar la publicación de estos estudios con análisis sobre las repercusiones de la agricultura migratoria en suelos y bosques, y proponiendo medidas para mejorar la situación. Para ello habrá que estudiar la cuestión bajo todos sus aspectos. A tal fin, la FAO se propone obtener la contribución de tantos hombres de ciencia como sea posible para empezar a resolver este problema en todos los países interesados.

Con objeto de facilitar una cabal apreciación del problema, tratamos en el presente artículo de definir la agricultura migratoria, evaluar sus dimensiones actuales, determinar sus causas probables, situarla en lo posible dentro de su ámbito geográfico y cultural y, finalmente, sentar las líneas fundamentales de acción para remediar sus inconvenientes.

Este primer paso tiende a estimular el interés de los expertos que, de una manera o de otra, se enfrentan directamente con tan vasto problema. Sólo con su asistencia - que la FAO espera obtener - se podrán coordinar los esfuerzos de manera más fructífera y sistemática. Emplearemos a este fin medios tales como: cuestionarios, publicaciones, reuniones, seminarios y conferencias, y una vez que las ideas hayan cristalizado lo suficiente podremos recomendar directrices concretas a los diversos gobiernos interesados.

La agricultura migratoria - Callejón sin salida del des arrollo cultural

Se llama agricultura migratoria a la costumbre de cultivar los claros dispersos en la reserva de vegetación natural (bosque o pradera arbolada) y de abandonarlos tan pronto como el suelo se agota. De acuerdo con este sistema las familias levantan los poblados y también emigran en busca de nuevas tierras fértiles.

Tales costrumbres nómadas tienen las siguientes consecuencias graves:

1. El barbecho, que sirve para restaurar la fertilidad del suelo, es idéntico a la vegetación natural, que permanece al margen de todo control humano, y sin posibilidades de mejora.

2. Por lo tanto, los recursos edáficos y forestales se van perdiendo por obra del fuego, la erosión y otros factores.

3. El hombre no tiene el menor estímulo para intensificar su agricultura, o emprender mejoras a largo plazo en su tierra.

4. La necesidad de cambiar periódicamente de lugar le impide la acumulación de bienes materiales permanentes.

5. La densidad de población no puede pasar de cierto limite crítico, puesto que, cuando dicho límite está a punto de alcanzarse, se degrada todo el suelo y el hambre dispersa la población.

6. Por lo mismo, no se pueden formar núcleos o aglomeraciones de población, y no hay urbanización posible, todo lo cual significa que los cultivadores tienen que permanecer, económicamente, en un nivel de subsistencia, sin la menor diferenciación profesional, ni intercambio o especialización, en una palabra, sin posibilidad de progreso

7. La experiencia enseña que, allí donde se han introducido cultivos comerciales, en el afán por elevar el nivel de vida de los cultivadores, sin, por otra parte, alterar los métodos de cultivo, los efectos destructivos de la agricultura migratoria se han intensificado.

La agricultura migratoria. Coordenadas - Tiempo y espacio

La agricultura migratoria no sólo es un tipo atrasado de práctica agrícola, sino que además representa una etapa primitiva de la cultura en general. Bajo todo punto de vista corresponde al período neolítico por el que pasó la humanidad entre los años 13.000 y 3.000 a. C., sin que el hecho de utilizar instrumentos de hierro en vez de piedra pulimentada haya cambiado sustancialmente la manera de vivir.

Fijar los limites geográficos de la zona donde se practica la agricultura migratoria no es tarea sencilla, debido a los tipos culturales de transición que la rodean, pero su superficie se puede calcular muy aproximadamente en unos 36 millones de Km.² (14 millones de millas cuadradas,) habitadas por cerca de 200 millones de personas. La densidad media de sólo 6 personas por Km.² (o sea 14 por milla cuadrada) es tan baja, que un mundo en expansión como es el nuestro no soporta ese vacío relativo. Ello no significa que haya que llenar el vacío por medio de migraciones, pero sí que hay que poner a todos los países en condiciones de que puedan contribuir al bienestar de la humanidad con la parte de productos agropecuarios que les corresponda

Por otra parte, se observa el siguiente fenómeno: cuando la industrialización de los países menos desarrollados se anticipa a la estabilización y mejoramiento de la vida rural, aumentan «las distancias sociales» entre los estratos superiores e inferiores de la sociedad, lo que trae consigo un retroceso hacia formas autoritarias de estructura social ya superadas

Causas ecológicas de la agricultura migratoria

La zona de agricultura migratoria corresponde a los trópicos lluviosos, con la excepción de aquellas partes de éstos donde un suelo rico y estable permite el cultivo continuo, como, por ejemplo, en los suelos aluviales recientes, en los suelos volcánicos y a grandes altitudes. Parece indudable que el factor que mantiene a ciertos pueblos en el nivel de la agricultura migratoria es, ante todo, la rapidez con que los suelos tropicales pierden su fertilidad (es decir, su falta de capacidad retentiva de los nutrientes vegetales) y sufren cambios considerables en sus condiciones físicas.

Cuando el hambre tiene que luchar contra una rápida destrucción de la fertilidad del suelo en condiciones de denudación, para poder practicar cultivos anuales, y cuando para devolver al suelo su fertilidad no posee otros medios que el barbecho vivo natural, queda en una relación de excesiva dependencia con respecto al orden natural, sin que pueda hacer nada para dominarlo social y técnicamente.

Tipos de agricultura migratoria y fronteras culturales

En general, los tipos más primitivos de agricultura migratoria se encuentran en las zonas de bosque ecuatorial, donde el cultivo de los claros, desde un punto de vista económico, no es más que un pequeño recurso suplementario de la etapa cazadora y colectara, aún más primitiva. En los bordes de la zona tropical húmeda, es decir, en las sabanas, se encuentran sistemas de agricultura más complejos.

Cuando los poblados son pequeños, es decir, cuando se componen de pocos grupos familiares, la periodicidad del nomadismo es rápida. Cuando, por el contrario, las aldeas son grandes, su carácter nomádico es menos obvio y aparente.

La destrucción del suelo no provoca inmediatamente la migración. Lo que sucede es que los campos van quedando cada vez más lejos de las aldeas, hasta que se llega al punto en que una comunidad se ve amenazada por la catástrofe económica y acaba por tener que trasladarse a otra parte. Las regiones donde esto ocurre se deben considerar también como formando parte de las zonas de agricultura migratoria.

En el perímetro de los trópicos húmedos, donde las temporadas secas son prolongadas, en la mayoría de los casos la agricultura se practica simultáneamente con la ganadería. Se podría afirmar que el nomadismo pastoral se inicia cuando la principal razón para abandonar un lugar por otro es la búsqueda de pastos estacionales, mientras que la zona de agricultura migratoria abarca aquellos territorios donde el incentivo de las migraciones es agrícola.

En la proximidad de las zonas donde los suelos se enriquecen con depósitos fluviales, suele haber núcleos de población que practican un tipo sedentario de vida. Cuando esos territorios son lo bastante extensos como para vivir económicamente independientes, se deben considerar, como es lógico, fuera de la zona de agricultura migratoria. Sin embargo, también los lugares donde se cultiva una cierta cantidad de arroz en pantanos, por parte de pueblos que de otra manera practican la agricultura migratoria de secano, se deben incluir en la zona objeto de nuestro trabajo. El mismo criterio se aplica a los enclavados en comunidades arroceras, completamente sedentarias, siempre que se hallen diseminadas entre cultivadores migratorios.

A medida que aumenta la altitud, los suelos pierden gradualmente su defecto de la fertilidad transitoria y en las mesetas tropicales no es raro encontrar poblaciones sedentarias que practican el cultivo continuo, aunque culturalmente se encuentren casi en el mismo nivel que los cultivadores migratorios. En todo estudio sobre la agricultura migratoria, estas zonas tienen interés como puntos de comparación.

Por último, en aquellos países ecológicamente pertenecientes a la zona de la agricultura migratoria, que durante largo tiempo han estado en contacto con antiguas civilizaciones, se han formado varios niveles transitorios de cultura, que tienen una importancia sobresaliente en el estudio de los medios aplicables para superar la fase de agricultura migratoria.

Medios de acción

A primera vista, el problema se puede afrontar por tres lados. El primero se refiere al principal factor limitante, de carácter ecológico, es decir, la rápida pérdida de fertilidad del suelo. El segundo consiste en la adaptación de todos los inventos modernos capaces de contribuir a sacar a los agricultores migratorios de su callejón sin salida, aun cuando los primeros esfuerzos en ese sentido no den sino escasos resultados. La tercera línea de ataque requiere el empleo de métodos adecuados para producir en forma ordenada y sistemática los profundos cambios sociales que supone el paso del nomadismo a la vida sedentaria y la civilización. De todas maneras, la introducción de este cambio social es inevitable, ya sea que para ello se tome como base el mejoramiento de las condiciones del suelo o la implantación de varios perfeccionamientos agrícolas y tecnológicos, o ambas cosas a la vez.

Investigaciones edafológicas

La FAO agradecería muy particularmente todas las sugestiones relativas a investigaciones en materia de ciencia de los suelos, que tengan como fin resolver el problema que nos ocupa. En primer término, se podría aumentar la productividad general de los suelos tropicales mediante métodos apropiados de ordenación, y, sobre todo, intensificando y mejorando el efecto regenerativo de los barbechos. Esto se obtiene, primeramente, protegiendo el barbecho. Por otra parte, aún cabe mejorarlo más reemplazando los barbechos naturales de matorral y hierba, con barbechos plantados de arbustos y gramíneas, y, finalmente, fertilizando estos últimos. Se podrían sugerir además otros medios, como, por ejemplo, buscar el modo de hacer que el efecto de los fertilizantes dure más tiempo, e incluso alterar la estructura del suelo. Por ahora, no quisiéramos limitar las posibilidades de elección entre diversas sugestiones o modalidades de acción, pues consideramos que ano queda mucho que podría haber escapado a nuestra atención. Mucho agradeceríamos el envío de relaciones sobre la experiencia adquirida hasta ahora en trabajos experimentales, especialmente aquéllos que se acercan al sistema de corredor practicado en el Congo Belga.

Se necesita con especial urgencia una evaluación crítica de los beneficios que los barbechos naturales pueden aportar a los suelos tropicales. Tal evaluación puede abrir la puerta a mejoras revolucionarias en la ordenación de estos suelos, sentando así la base para un mejoramiento radical del nivel de vida de las poblaciones en la zona de la agricultura migratoria.

Adaptaciones agrícolas y técnicas

Muchos países han intentado fijar la población nómada mediante el sistema del reasentamiento. Sus esfuerzos se han visto positivamente recompensados únicamente allí donde se ha conseguido introducir en las prácticas locales una rotación de cultivos adecuada. Para lograrlo, hay que modificar tanto los sistemas de tenencia de la tierra como la propia estructura social. Tan pronto como se adoptó esta fundamental medida de introducir la rotación de cultivos, o en otras palabras, tan pronto como se crearon las bases técnicas y jurídicas necesarias para el ejercicio de un cierto control sobre el barbecho, fué posible poner en práctica otras medidas, en primer término, como se ha dicho antes, la intensificación del barbecho mediante la protección, la plantación y el abonado del mismo, lo que a su vez crea la posibilidad del cultivo mecánico. La apertura de caminos y senderos permanentes acortó las distancias al permitir la mecanización del transporte, lo cual, a su vez, facilitó la introducción de instrumentos que economizan tiempo, como, por ejemplo, bombas y molinos de propiedad colectiva. Al adoptar el sistema de vida sedentaria, una parte del esfuerzo que se dedicaba a la producción de alimentos, se ha invertido en la plantación permanente de árboles, que conservan el suelo mejor que los cultivos de plantas anuales, mientras que otra parte se concentraba en la creación y mantenimiento de estanques piscícolas. Por último, todo esto conduce a la posibilidad de aumentar la producción mediante el intercambio y la especialización, inclusive la diferenciación ocupacional entre artesanía, cría de ganado, agricultura y silvicultura.

Sería muy conveniente preparar un inventario de las aplicaciones que se hagan de éstas y otras medidas interdependientes, poniendo en relación los resultados conseguidos con las condiciones demográficas (mínimos y máximos críticos de las densidades de población), las condiciones de la nutrición y la economía (medidas mejor que por renta numeraria por unidades de esfuerzo en lo que respecta a la producción y en calorías y unidades de proteínas en lo que se refiere al consumo), y las condiciones sociales y culturales, es decir, con el bienestar de la población y el grado con que ésta acepta el progreso y participa en él.

El problema de dirigir los cambios sociales

Es indudable que para hacer que 200 millones de personas alcancen en una o dos generaciones un grado de evolución cultural que normalmente se ha tardado 5.000 años en conseguir, y lograr esto con suavidad y sin destruir ni las fuerzas de cohesión de la sociedad ni su adhesión al ambiente natural, hay que elaborar métodos nuevos y más eficaces de educación y administración.

En vista de la enorme desigualdad cultural que existe entre el nivel de una determinada población y los hombres de ciencia encargados de iniciar las reformas, es indispensable crear nuevas estructuras a través de las cuales el pueblo pueda participar en la dirección de los cambios sociales.

Por otra parte, habría que revisar también los métodos de reconocimiento y encuesta que se emplean para el estudio de las condiciones ecológicas (suelo, fitosociología, ecoclima) y las condiciones culturales (estructuras sociales, tenencia de la tierra y sistemas consuetudinarios de agricultura) que juntos constituyen el punto de partida de todo cambio social. Hasta ahora, las encuestas han producido informaciones muy escasas sobre la conexión lógica que existe entre medio ambiente y cultura.

Más aún, todavía no tenemos criterios suficientemente definidos para juzgar el progreso conseguido en la realización de un cambio social, de modo que sea posible reajustar las reformas en la medida y con la orientación necesarias.

Sería de suma utilidad reunir toda la documentación posible acerca de la experiencia adquirida en los últimos tiempos en cuanto a los métodos apropiados de planificación regional.

Llamamiento de la FAO

Para que la labor rinda resultados positivos hay que coordinar los esfuerzos de los diversos especialistas. El nivel donde esta coordinación tiene la máxima importancia es, quizás, el de las pequeñas zonas críticas donde se establece efectivamente el contacto entre los encargados de poner en marcha las reformas y las poblaciones que van a beneficiarse con ellas.

Pero también es importante centralizar en un nivel internacional toda la documentación disponible sobre el problema y coordinar la labor teórica sobre los medios con que se puede superar el cultivo migratorio. Esto último, es, precisamente, lo que la FAO se propone realizar.

La FAO insta a todas las personas que tengan experiencia en las diversas ramas del problema, para que contribuyan enviando sugestiones y observaciones e indicando las fuentes bibliográficas de que disponen. El próximo paso consistirá en remitir cuestionarios sistemáticos adaptados a las diversas disciplinas pertinentes.

Por lo que se refiere a las universidades, la FAO agradecería el envío de sugestiones sobre los métodos más eficaces para la capacitación de grupos de especialistas y coordinadores de las diversas disciplinas que harán falta en la campaña contra la agricultura migratoria.

NOTA: Invitamos a todas las personas que deseen mantener relaciones con la FAO sobre el problema da la agricultura migratoria, para que escriban al Director de la Dirección de Agricultura o al de la Dirección de Montes, sede central de la FAO, Roma.


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