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El barrenillo de los brotes de las meliáceas

ARTÍCULO PREPARADO POR EL PERSONAL DE LA FAO

Se agradecerá todo comentario a estas notas, y se invita a los lectores que envíen a la Dirección, de Montes de la FAO breves comunicados, de extensión no superior a mil palabras, acerca de la presencia de insectos y enfermedades de importancia internacional, daños que causan y medidas de combate.

En todos los países tropicales es común el ataque de barrenillos de los brotes sobre meliáceas tales como Swietenia, Khaya, Lovoa, Cedrela, Carapa y Entandrophragma. Las plantaciones de esos países y regiones sufren daños de intensidad variable, pero siempre considerable. El insecto ataca principalmente a las plantas jóvenes de más de dos años, pero en los últimos tiempos también han sufrido con frecuencia daños árboles de entre 10 y 20 años de edad. El insecto es un pequeño lepidóptero pirálido del género Hypsipyla, del que existen tres especies dignas de mención: Hypsipyla grandella en América, Hypsipyla robusta en Africa y Asia, e Hypsipyla albipartalis en Uganda. En general, deposita su puesta sobre vástagos jóvenes en la base de los pecíolos foliares; en el norte de la India se encuentra sobre los frutos de Cedrela toona. Las larvas, que penetran inmediatamente en los tejidos, sólo son sensibles a los insecticidas durante un tiempo muy corto, que probablemente no excede de algunas horas. El insecto abre galerías en el vástago tierno en longitudes de hasta 60 cm., y puede incluso atacar varios brotes. El ciclo biológico dura de 4 a 10 semanas, empezando en la temporada lluviosa, con un mínimo de dos generaciones por año. No obstante, durante todo el año pueden, ocurrir ataques aunque menos graves.

Los daños son sumamente importantes y las pérdidas a que han conducido limitan la plantación de meliáceas en gran escala en los países tropicales. En la América Latina, los daños parecen ser mayores sobre Cedrela que sobre Swietenia en las plantaciones de Indonesia mayores sobre Swietenia macrophylla que sobre Swietenia mahogani. Tales daños consisten en la muerte de las sumidades vegetativas tiernas, un notable retraso del desarrollo y la formación de abundantes vástagos secundarios que dan por resultado árboles retorcidos y poco vigorosos. Sin embargo, esta plaga no causa la muerte de todo el árbol. Pueden citarse las cifras siguientes: en Puerto Rico, desde 1935 hasta 1943, resultaron dañados un millón de árboles de Cedrela y 835.000 de Swietenia; durante el mismo período, en Tingo María (Perú) sufrieron ataques un 60 por ciento de los Cedrela y un 10 por ciento de los Swietenia.

El combate de esta plaga es especialmente difícil dada la corla duración de la vida externa de las larvas. La lucha química, hasta el presente, sólo es posible en los viveros forestales. En Perú se ha utilizado una solución de DDT al 0,5 por ciento o una pasta de arseniato de plomo, y en la Federación Malaya se han aplicado soluciones de DDT. En las plantaciones sólo se han empleado medidas silvícolas contra esta plaga. El problema es muy complejo y si bien se han recomendado muchos métodos de lucha, ninguno ha resultado satisfactorio hasta ahora. Estos métodos suelen consistir en evitar los espaciados estrechos y las plantaciones puras, y en elegir condiciones ecológicas favorables que permitan al árbol atravesar rápidamente la fase en que los ataques son más probables. Debe mantenerse un cierto grado de cubierta, ya que la luz favorece el desarrollo del insecto. Sin embargo, a este respecto, es difícil fijar limitaciones, ya que las meliáceas exigen suficiente luz para su desarrollo. El malogro de muchas plantaciones se ha achacado a una sombra excesiva.

En Puerto Rico, se ha mencionado la existencia de un icneumónido parásito (Calliephialtes); en la India se han descubierto once parásitos naturales, de los cuales el más importante (Trichogramma minutum) se alimenta de los huevecillos de Hypsipyla robusta. Sin embargo, hasta el presente no se ha estudiado lo suficiente la lucha biológica contra Hypsipyla.

Cedrela en la América Latina

Las plantaciones de Cedrela mexicana, C. odorata, C. fissilis, C. lilloyi, y C. tubiflora sufrieron ataques de Hypsipyla grandella, sobre todo las tan conocidas dos primeras especies mencionadas. Esta plaga está asociada con un deficiente avenamiento del suelo o con la quemadura de la corteza del cuello, que convierten a la planta en susceptible al ataque de un bupréstido. En la mayor parte de las plantaciones cabe prever frecuentes y abundantes malogros que pueden inducir a limitar las plantaciones a terrenos excepcionalmente favorables, como en Trinidad, o incluso en algunos casos, a prescindir totalmente de la plantación de estas especies.

Para combatir ir esta desastrosa situación, Holdridge (1943) aconseja para la zona del Caribe la plantación de un máximo de 60 árboles por hectárea en lugares cuidadosamente elegidos. Observa que Hypsipyla grandella no tolera la sombra, pero ya que puede reducir el desarrollo de Cedrela, opina que es mejor plantar a plena luz con la esperanza de que las plantas jóvenes y ampliamente espaciadas en estaciones especialmente favorables puedan resistir el ataque del insecto, atravesando rápidamente la fase de susceptibilidad.

Cater (1945) en Trinidad, considera que es mejor contar con un 50 por ciento de cubierta, y que las plantaciones de Cedrela deberían hacerse en suelos profundos y bien drenados. Las arcillas calcáreas son los suelos que al parecer dan mejor resultado. Por otra parte, la cubierta impide el crecimiento de malezas. Propone plantar en montículos, con una densidad de 100 árboles por hectárea.

En los países en que se ha introducido la Cedrela Latinoamericana, ésta ha resultado también atacada. Así ocurre en Ghana. Sin embargo, en Nyasalandia parece haber sufrido menos el ataque de este insecto.

Cedrela toona y C. toona var. australis

Estas especies, originarias de Asia y de Australia, son susceptibles al ataque de Hypsipyla robusta en todos los países en que se han plantado. En Ceilán y en la India se recomienda que Cedrela toona no se plante en estaciones en que Hypsipyla se haya registrado sobre otras meliáceas. Esta precaución, considerada incluso más importante que las condiciones climáticas y edáficas, limita las posibilidades de ataque. Se recomienda asimismo una plantación espesa con sombra cenital continua, o una plantación clara con sombra lateral. Se ha observado que los depredadores de Hypsipyla se encuentran en los árboles de sombra y otros tipos de vegetación, con la consiguiente competición para el insecto. En el sur de la India y en Ceilán, el barrenillo no existe sobre Cedrela toona o Swietenia en altitudes superiores a los 1.600 metros. En Australia, las investigaciones efectuadas sobre Cedrela toona var. australis indican que esta raza parece ser más resistente a Hypsipyla. Ya se han obtenido éxitos con injertos de esta variedad de Cedrela toona.

Swietenia, macrophylla, S. mahogani y otras meliáceas americanas

Si bien el barrenillo suele causar daños, las Filipinas informan que sus plantaciones se hallan todavía libres de ataques. Asimismo, en la Federación Malaya, los perjuicios son insignificantes. En las Antillas francesas Huguet y Marie (1951) comunican que los ataques van asociados con un suelo pobre, un sol excesivo y viento. Sugieren la protección de las plantas dejando que crezcan matorrales entre los árboles plantados para obtener un abrigo lateral y producir una plantación mixta en terrenos fértiles y bien protegidos. En Martinica, Hypsipyla ataca también a Carapa procera, Cedrela odorata, Khaya senegalensis y Guarea trichiloides. En opinión de los autores, la presencia de Carapa permite el desarrollo y difusión de Hypsipyla a Surinam y a Trinidad.

Según informes, en Trinidad los ataques son de menor intensidad que sobre Cedrela, y se recomiendan las plantaciones mixtas al igual que en Puerto Rico. La influencia de la sombra queda confirmada en un informe de la Estación Experimental de Silvicultura Tropical de Puerto Rico, en el que se manifiesta que la sombra deberá llegar a un 50 por ciento.

Las plantaciones de Swietenia fuera de su país nativo resultan igualmente atacadas, como sucede, por ejemplo, en la India. En Java se planta mezclada con otras especies. S. macrophylla es más resistente que S. mahogani.

En Brasil, el barrenillo suele atacar también a otra meliácea, Carapa guianensis.

Khaya y otras meliáceas africanas

También en este caso son comunes los daños. Aubréville (1947) señala en particular ataques sobre Khaya ivorensis, Entandrophragma cylindricum y E. angolense en la Costa de Marfil. Sugiere que se favorezca el máximo desarrollo de las plantas para ponerlas a salvo del barrenillo tan rápidamente como sea posible. En Nigeria, Butler (1952) manifiesta que se reduce el ataque cuando las plantas reciben protección lateral. Este último investigador descubrió que existe otro barrenillo, probablemente un cerambícido, que en Ghana ataca los tallos jóvenes de los árboles aislados. Es aconsejable utilizar Sarcocephalus diderichii como especie nodriza.

En el Congo Belga, el barrenillo de los brotes ataca ligeramente a Khaya anthoteca.

BIBLIOGRAFIA

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