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Los ensayos de resistencia al fuego y los códigos de la construcción

Unasylva - Revista de Silvicultura y Productos Forestales

Los códigos de la construcción imponen limitaciones bastante rigurosas sobre el empleo de la madera para viviendas y construcciones. La madera de construcción y los productos derivados de la madera reaccionan ante el fuego de distintas maneras, no sólo según la especie forestal, sino también según el tamaño y forma del producto. Además, en la actualidad se emplean en escala comercial métodos de ignifugación que prestan a los productos de la madera una resistencia tal al fuego que no arden si no quedan sometidos directamente a la acción de una fuente externa de calor y dejan de arder cuando tal fuente se elimina. De aquí que en la actualidad se trabaje no poco en la revisión y refundición de los códigos de la construcción en lo que respecta a los peligros de incendio. Los códigos deben basarse en el comportamiento real de un determinado material y todo requisito de que un material tenga propiedades inherentes especiales queda desvirtuado por los métodos tecnológicos modernos para su tratamiento protector. Este es el parecer expresado por los expertos que asistieron a la Cuarta Conferencia de la FAO sobre Tecnología de la Madera celebrada en Madrid en abril del año actual.

La excepcional resistencia al fuego de las maderas pesadas es un hecho comprobado. Menos conocidas son las posibilidades que existen de aumentar la resistencia al fuego de las estructuras de madera mediante el conveniente diseño y proyecto. Dos ejemplos bastarán para ilustrar tales posibilidades. En el Canadá, las pérdidas sufridas por las compañías de seguros contra incendios a causa de las casas de armazón de madera son menores que las que corresponden a otros tipos de viviendas. Este hecho se debe al adecuado diseño de las casas de armazón de madera y ha sido reconocido procediéndose a la reducción de las tarifas de seguros que a ellas se aplican. El segundo ejemplo se reflere a la resistencia al fuego de las puertas de madera. Hace unos cuantos años, las puertas de madera fabricadas en los Países Bajos tenían una resistencia máxima al fuego de 10 minutos en un ensayo normal. En la actualidad, los fabricantes holandeses producen puertas de madera de una resistencia que oscila entre los 40 y los 60 minutos.

Se brindan, pues, considerables posibilidades para mejorar el comportamiento de la madera y sus productos ante el fuego. Para potenciar tal mejoramiento se impone desarrollar métodos de ensayo satisfactorios. Hace ya tiempo que se reconoce la creciente importancia de los métodos de investigación y ensayo sobre incendios. En la propagación de incendios propiamente dichos en edificios y estructuras influyen muchos facto res, y la dificultad de reproducirlos todos en un solo ensayo controlado constituye la principal razón a que obedece el hecho de que se empleen varios métodos distintos para obtener información sobre diversos aspectos concretos de la marcha de los incendios.

En la Conferencia sobre Tecnología de la Madera celebrada en Madrid se subrayó que todo método de ensayo de resistencia al fuego debe prestarse a la evaluación del comportamiento de todos los tipos de materiales en un incendio y que no hay necesidad de desarrollar métodos específicos para la madera y materiales derivados de ésta salvo quizá en los casos que exigen la realización de investigaciones para perfeccionar los tratamientos de ignifugación.

Se necesita con carácter urgente un ensayo que no exija un gran espacio y costoso equipo auxiliar. Pueden distinguirse tres procedimientos para el perfeccionamiento de equipo de ensayo:

a) Ensayos en túnel
b) Ensayos en cajas
c) Ensayos de radiación en tableros

No se concede preferencia a ninguno de estos métodos. Se reconoció que al evaluar los resultados de un ensayo no puede expresarse por un solo índice la reacción al fuego. Aunque las autoridades reguladoras de la construcción deseen recurrir a índices simplificados, a efectos de investigación, no basta con clasificar los materiales de tal modo. Se impone, pues, hacer constar todos los coeficientes pertinentes como combustibilidad, dispersión de la llama, penetración del fuego, calor generado por la combustión, intensidad del humo y otros.

Ello no excluye la diferenciación de materiales en clases, bien se efectúe tal clasificación calculando índices a base de determinadas mediciones, bien se lleve a cabo fijando límites dentro de los cuales deban caer las curvas de temperatura. Tal clasificación debe aplicarse a todos los tipos de material que constituyen el potencial de ignición de una habitación o edificio, es decir, muebles, cortinas, alfombras y otros objetos en él contenidos. El aparato de ensayo debe prestarse para ensayar también tales materiales.

La finalidad que en último término se persigue es reducir el número de ensayos a unos cuantos seleccionados a los que se pueda conceder validez internacional. Esto no es posible en la actualidad en opinión de la mayoría de los expertos, que recomiendan que se atienda más bien a que los métodos de ensayo se orienten a una evaluación realista de los peligros de incendio.

FIGURAS 1. - Mapas de China en los que respectivamente se indican las divisiones políticas del país y la erosión causada por el loess. Todas las ilustraciones que acompañan a este articulo fueron cortésmente facilitadas por el Ministerio de Conservación de Aguas de China.

FIGURAS 2. - Mapas de China en los que respectivamente se indican las divisiones políticas del país y la erosión causada por el loess. Todas las ilustraciones que acompañan a este articulo fueron cortésmente facilitadas por el Ministerio de Conservación de Aguas de China.

Este es el número 50 de Unasylva


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