Página precedente Indice Página siguiente


Métodos y maquinaria utilizados en es viveros norteamericanos

ROLAND ROTTY

Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

Con objeto de que este Manual resulte útil para viveros de muy diversas condiciones, se incluyen en él datos relativos a métodos y maquinaria aplicables a diferentes grados de mecanización. Por ejemplo, cuando es posible, se describe el equipo apropiado para los mayores viveros, para los de extensión media y para los que carecen de maquinaria automotriz. Se presentan a menudo métodos optativos para lograr el mismo [n en condiciones diversas. Es de esperar que este modo de exposición permita a los lectores de este Manual elegir los procedimientos que mejor se ajusten a su caso particular y decidir qué operaciones ha de mecanizar y cuáles ha de seguir efectuando por métodos manuales acreditados por la experiencia. El autor agradece la colaboración prestada por muchos administradores de viveros y por sus colegas de Estados Unidos y el Canadá Gran parte del material utilizado se ha tomado de artículos preparados por estos colegas y publicados en varios números de Tree Planters Notes, revista del Servicio Forestal de la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos. También se ha recurrido con frecuencia a las obras Planting the Southern Pines de Philip C. Wakeley, Agriculture Monograph N° 18 (1954), y Forest Nurser y Practice in the Lake States de J. H. Stoecker y G. W. Jones, Agricultural Handbook N° 110 (19.57), publicadas ambas por el Servicio Forestal de la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos.

Elección del terreno

NINGUNA fase de la repoblación artificial requiere más atención que la elección del emplazamiento de un vivero permanente. Los terrenos apropiados para vivero deberán ser tierras agrícolas de calidad superior y por tanto caras. La experiencia ha demostrado que la adquisición de un buen terreno puede resultar mucho menos costosa que el corregir las condiciones inapropiadas de un emplazamiento malo.

EMPLAZAMIENTO

Un emplazamiento central en la zona servida por el vivero reduce los gastos de almacenamiento y transporte, y son consideraciones importantes el acceso a las carreteras principales, los medios de transporte, los servicios de agua y teléfono, la mano de obra, la energía eléctrica y las instalaciones de almacenamiento en frío. Son asimismo importantes la asistencia médica, las escuelas y otros servicios análogos para el personal del vivero.

Deberán evitarse las localidades en que los insectos y las enfermedades constituyan un grave peligro, e incluso los lugares infestados por hongos del suelo o nematodos nocivos. La determinación de la infestación por insectos, hongos o nematodos suele requerir no sólo reconocimientos de campo, sino también ensayos de laboratorio e invernadero y un estudio a fondo de la historia biológica del lugar. Deberá comprobarse que no existen medidas de cuarentena que impidan o dificulten la libre circulación del material de plantación.

SUPERFICIE NECESARIA

La extensión necesaria dependerá de la edad y especie de los árboles que se vayan a cultivar, lo que a su vez depende del clima del área que se piense repoblar. En las regiones de período vegetativo prolongado, casi todas las especies utilizadas para la repoblación forestal alcanzan el tamaño adecuado para la plantación de asiento en un solo período vegetativo, pero en las regiones con período vegetativo más corto y cuando se trata de especies de crecimiento más lento, se precisan de 2 a 5 años para obtener un satisfactorio material de plantación de asiento.
La superficie de vivero necesaria para satisfacer una determinada cuota de producción anual es, por lo tanto, un problema matemático en el que entran la especie, la estación y la debida consideración al hecho de que hay que disponer de terreno suficiente para poder establecer rotaciones de árboles y de cultivos forrajeros.

Según se ve en el Cuadro 1, puede producirse aproximadamente un millón de pies de semilla de coníferas en un acre con densidades de semillero de 30 plantas por pie cuadrado. En el criadero las coníferas trasplantadas con una separación de hilera de 6 pulgadas dan aproximadamente 400.000 plantitas por acre. Las frondosas repicadas en líneas producen 150.000 plantas útiles por acre.

CUADRO 1. - SUPERFICIE ¹ NECESARIA PARA UN MILLÓN DE BRINZALES DE CONÍFERAS A DIFERENTES COMBINACIONES DE ANCHURA DE ERA Y SENDA Y DE DENSIDAD DEL PLANTEL

Plantitas por pie cuadrado

Era de 3 pies

Era de 4 pies

Era de 5 pies

Sendas de 2 pies

Sendas de 1,5 pies

Sendas de 2 pies

Sendas de 1.5 pies

Sendas de 2 pies

Sendas de 1,5, pies

Acres

20

1,91

1,72

1,72

1,58

1,61

1,49

25

1,53

1,38

1,38

1,26

1,29

1,19

²30

1,28

1,15

1,15

1,05

1,07

0,99

35

1,09

0,98

0,98

0,90

0,92

0,85

40

0,96

0,86

0,86

0,79

0,80

0,75

45

0,85

0,77

0,77

0,70

0,71

0,66

50

0,77

0,69

0,69 1

0,63

0,64

0,60

¹ Incluídas las eras y las sendas que las separan, pero no los caminos, as encrucijadas o las fajas de terreno añadidas a las sendas a lo largo de las tuberías de riego.

² Densidad media practicable en la mayoría de los suelos de vivero.

FIGURA 1. - Un tipo de sistema aspersor horizontal con tubería elevadora y oscilador. Fotografía: Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos.

Para precaverse contra las pérdidas imprevistas, la superficie total de eras y sendas calculada para un número determinado de plantitas debe ser alrededor de un 20 por ciento superior a la superficie neta que se necesita para una determinada densidad de plantel. Este total, a su vez, deberá duplicarse si se intercalan en rotación anual con los brinzales cultivos mejoradores del suelo.

Hay que dejar espacio para caminos y edificios y para extender la superficie de semillero en caso de que se amplíe el programa de plantación.

Agua

Un requisito primordial es contar con un abastecimiento de agua seguro, suficiente para proporcionar el equivalente de una lluvia mensual de 4 ó 5 pulgadas en toda zona que se pretenda utilizar para la producción de plantitas de coníferas. Es conveniente un gasto suficiente para aplicar media pulgada de agua en toda la extensión del semillero en 12 horas o menos. Una cantidad de 5 pulgadas de agua por acre (extensión mínima general para producir un millón de plantitas) requiere 136.000 galones. Las viviendas, los almacenes y el sistema de protección contra incendios precisan cantidades adicionales.

Un agua con un contenido de calcio de 500 partes por millón es probable que eleve el pH del suelo del vivero y aumente el peligro de peste de los semilleros, la podredumbre radical y la clorosis; lo mismo puede suceder con un agua con 100 partes de CaCO3 o 125 partes de bicarbonato cálcico por millón. El agua con un elevado contenido de limo o de partículas coloidales puede impermeabilizar la superficie del suelo, reducir la aireación de éste y predisponer a las plantitas a enfermedades; la propia agua puede arrastrar consigo organismos patógenos. Los sedimentos y las algas que lleve el agua, pueden obstruir las boquillas de los aspersores si no se filtra.

No debe establecerse ningún vivero hasta que por análisis se haya visto que el agua con que se cuenta está libre de sustancias y organismos nocivos o puede ser fácilmente liberada de ellos. Conviene también ensayar el agua, antes del establecimiento de un vivero, durante todo un período vegetativo, tanto para ver si por aplicaciones regulares aumenta el pH de la capa de suelo superior en una profundidad de 1/4 a 1/2 pulgada con relación a la capa subyacente de 3 pulgadas y a la capa arable de las parcelas no regadas, como para descubrir su efecto sobre las plantitas sembradas en parcelas o macetas.

Topografía y suelo

Los terrenos con drenaje y erosión superficiales excesivos deberán evitarse. Generalmente, la pendiente de la sección destinada a semillero no deberá exceder en ninguna parte de 2 ó 3 por ciento, pero el terreno no debe ser tampoco absolutamente llano para que el agua no se estanque después de las lluvias. El drenaje subterráneo es tan importante como el superficial. Las tierras sujetas a inundación son inútiles.

El suelo debe ser de profundidad, textura y pendiente uniformes. Los mejores suelos de vivero son los franco arenosos de textura fina a gruesa que descansan, a 18 pulgadas o más de profundidad, sobre un subsuelo más compacto pero todavía permeable. Un subsuelo compacto a menos de 12 pulgadas de la superficie no es nada conveniente.

Los suelos que contienen como mínimo 15 por ciento y como máximo 25 por ciento de partículas menores de 0,05 mm. de diámetro son recomendables. Estas partículas suelen quedar en suspensión en el agua cuando se mezcla el suelo con agua en un matraz parcialmente lleno, se agita bien 60 veces y se deja reposar durante 60 segundos. Las partículas de mayor tamaño se sedimentan en el fondo del matraz. No hay que decir que existen procedimientos y aparatos especiales más exactos para estas mediciones. Los suelos más ligeros se avenan mejor y se trabajan más fácilmente que los suelos compactos y permiten un mejor desarrollo de las raíces de las plantitas. Sin embargo, deben evitarse los suelos arenosos extremadamente ligeros, sueltos (pobres en materia orgánica y con mala capacidad de retención del agua y coeficiente de marchitamiento inferior a 4 por ciento). Los suelos que el viento o el agua erosionan fácilmente, que se encharcan, apelmazan o forman costras al secarse, o que contienen mucha piedra o grava deben evitarse igualmente.

El pH del suelo no debe ser superior a 6,5 ni inferior a 4,5. Si es superior a 6,5 las plantitas pueden sufrir de peste de los semilleros, podredumbre de la raíz y clorosis y si es menor de 4,5, puede que los elementos nutritivos minerales resulten inaprovechables para las plantitas.

El contenido de principios nutritivos minerales de los suelos de los viveros debe ser por lo menos tan elevado como el necesario para los cultivos agrícolas que crecen en antiguos pinares y debe ser capaz de un mantenimiento y un mejoramiento fáciles. La gran masa de tejido vegetal producido cuando las plantitas jóvenes se cultivan en densidades de semillero corrientes, unida a su remoción prácticamente completa durante el arrancamiento, hace que el agotamiento de nutrientes del suelo que ocasiona un plantel de arbolitos sea varias veces superior al que ocasionan el algodón o el maíz.

Se estima que el contenido orgánico de la capa arable de los viveros no debe ser inferior a 1,5 por ciento y preferiblemente a 2,5 por ciento.

La presencia en el suelo de abundantes hongos mico-rrizógenos parece conveniente.

Si puede elegirse entre varios emplazamientos, deberán evitarse las zonas con malas hierbas y especialmente aquéllas en que sea grande la abundancia de las mismas. Sin embargo, el desarrollo lujuriante de malas hierbas indica por lo general una fertilidad del suelo elevada y la escasez de malas hierbas, una fertilidad baja.

La evaluación del suelo es una de las cuestiones más difíciles que se presentan al elegir el emplazamiento de un vivero. Lo más seguro es recurrir a varios pequeños semilleros de ensayo durante un año y preferiblemente durante dos años, antes de elegir un emplazamiento. Por lo menos una de estas cosechas de ensayo se plantará de asiento en diversos lugares de condiciones medias a regulares para ver si las plantitas sobreviven el primer año.

Establecimiento del vivero

SISTEMAS DE RIEGO

Cuando se da comienzo al planeamiento de un nuevo vivero, la primera decisión que hay que tomar se refiere a la naturaleza del sistema de riego que se va a utilizar. Esto hay que decidirlo de un modo definitivo antes de establecer todo plan de disposición, nivelación, etc.

El que el vivero se riegue mediante tuberías de aspersión, mangas de riego, canales o a manta dependerá de circunstancias locales. Cada sistema posee determinadas ventajas de conveniencia, coste y rendimiento. A continuación se trata de estos problemas.

TUBERÍAS HORIZONTALES CON OSCILADORES

Muchos viveristas prefieren un sistema de riego que utiliza una instalación fija de tuberías aspersoras, provistas de osciladores accionados hidráulicamente. Las líneas de tubos representadas en la Figura 1 se hallan colocadas a una altura de unos 3 pies. Para evitar el daño ocasionado por la congelación, esta instalación tiene una válvula de cierre con orificio de drenaje enterrada que permite la purga automática de la tubería elevadora. Si no se necesita una protección automática contra la congelación, una válvula corriente entre la tubería de elevación y el oscilador resultará más barata y conveniente. Un dispositivo apropiado también son los grifos de manguera instalados en determinadas tuberías de elevación (Figura 2).

FIGURA 2. - Detalle de la construcción de un sistema aspersor horizontal.

Diseño facilitado por el Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

A. Para evitar esfuerzos al oscilador y su funcionamiento defectuoso, utilícense dos codos de servicio en lugar de uno normal si la pendiente del terreno no permite que la tubería forme ángulo recto con la tubería elevadora.

B. Oscilador automático de tipo Skinner «C» o equivalente.

C. Tubería aspersora de acero galvanizado de dimensiones indicadas en el plano.

D. Válvula manual de inyección roscada para manguera de J. de pulgada.

E. Válvula de compuerta de latón.

F. Acoplamiento, rápidos.

G. Soporte de la tubería de rueda de rodillos de latón inoxidable.

H. Tubo en T de 2 × 2 × 3/4 de pulgada con grifo de manguera en tuberías elevadoras alternativas, colocado en tablares adyacentes.

I. Altura ajustada a la conveniencia personal.

J. Pilar de madera o tubo de hierro.

K. Camino.

L. Tubería elevadora, típica, galvanizada de 2 pulgadas. M. Nivel del cuelo.

N. Tubería que comunica con el otro lado del camino.

O. Pendiente.

P. Cruceta de hierro roscada si la tubería ha de alimentar tuberías elevadoras a ambos ladea del camino.

Q. Tubo acodado en ángulo recto de 2 pulgadas.

R. Tubería galvanizada de 2 pulgadas.

S. Conducción.

FIGURA 3. - Plano de un vivero con tuberías horizontales.

Diseño facilitado por el Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura, de los Estados Unidos

A. Tablar «A».
B. Tablar «B».
C. Tablar «C».
D. Caminos de 20 pies.
E. Setos.
F. Conducción enterrada de 6 pulgadas.
G. Tuberías y tuberías elevadoras de 2 pulgadas - tuberías elevadoras de 53 pies.
H. Tubería de 1 1/2 pulgadas.

FIGURA 4. - Sistema aspersor giratorio en funcionamiento. Fotografía: Comisión Forestal de Georgia

El diseño de redes de abastecimiento para una serie de tuberías de elevación, y la reducción del diámetro de las tuberías para mantener la presión en las tuberías altas a medida que aumenta la distancia entre éstas y las tuberías de elevación, es un problema de ingeniería. Por lo general, las compañías fabricantes de instalaciones de riego suelen revisar los planos del vivero para la instalación de tuberías horizontales indicando los cambios necesarios. En la Figura
3 se reproduce uno de estos planos.

Los osciladores automáticos, accionados hidráulicamente por la misma agua del riego, hacen girar lentamente las conducciones en un ángulo cualquiera comprendido entre 90° y 180°, si así se desea. Estas conducciones dan una capa uniforme de agua en una extensión de unos 50 pies de ancho y de longitud igual a la de las conducciones. El sistema tiene muchas ventajas:

1. Riega una gran extensión de manera análoga a una lluvia mansa que no inunda ni erosiona el terreno. Con él no es probable que obreros poco diestros o irresponsables ocasionen daños por lixiviación o inundación de ciertas zonas, con la consiguiente erosión.

2. La cantidad de agua aplicada se regula fácil y exactamente, porque la velocidad de aplicación se conoce o puede determinarse cómodamente colocando en la zona algunos recipientes a modo de pluviómetro.

3. El sistema requiere un mínimo de mano de obra. Una vez comenzado el riego, no hay nada que hacer hasta el momento de detenerlo.

4. Como funciona por sí sólo, el sistema puede trabajar de noche y en días festivos en que no es fácil encontrar mano de obra.

5. Algunos viveristas hacen funcionar estos sistemas ante la amenaza de heladas y protegen así sus semilleros contra las temperaturas inferiores a cero grados.

6. Aprovechando el agua de riego se pueden aplicar diversos fertilizantes y fumigantes conectando una línea o todo el sistema por la bomba, a un tanque que contenga el producto químico de que se trate, mediante una manguera y un tubo de Venturi.

FIGURA 6. - Detalle de un aspersor giratorio y una tubería elevadora. Fotografía: Servicio Forestal. Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

Sus inconvenientes son:

1. Coste de instalación.
2. Necesidad de una bomba o depósito elevado para producir una presión de 35 a 40 libras.
3. La velocidad de aplicación puede que sea más lenta de lo conveniente para algunos cultivos.

Si el abastecimiento de agua sólo es suficiente para el funcionamiento simultáneo de unas pocas tuberías, o si la mano de obra es barata, no es necesario disponer osciladores para cada posición. Por el contrario, las tuberías pueden unirse con acoplamientos rápidos especiales de forma que se puedan desunir y transportar a otro lugar fácilmente. Con esto se reduce la inversión en tuberías de aspersión y osciladores, pero, a la larga, esta economía queda anulada por el aumento del costo de la mano de obra y las molestias y el dono ocasionados por el constante traslado de las tuberías.

El agua necesaria para un sistema de esta naturaleza, que utilice un tipo de boquilla común en centros de 3 pies a 35 libras de presión, es aproximadamente 8 galones por minuto por 100 pies de longitud (1 pinta por boquilla y minuto).

INSTALACIONES DE ASPERSORES GIRATORIOS

En algunos viveros se riega con boquillas de aspersión giratorias en lugar de con tuberías horizontales (Figura 4). Los aspersores se montan en tuberías verticales a lo largo de toda la extensión que se va a regar, separados entre sí unos 40 pies (Figura 5). Son servidos por tuberías móviles o por una red subterránea fija, análoga a la que se usa en el sistema de tuberías horizontales. El sistema de aspersores giratorios tiene ventajas y desventajas semejantes a las del sistema de conducción horizontal, además de algunas peculiares. Algunos viveristas sostienen que estorba menos el empleo de maquinaria, porque las tuberías elevadoras separadas unos 40 pies permiten trabajar más fácilmente en el espacio libre que los soportes de las tuberías horizontales espaciados unos 52 × 12 pies. El sistema tiene también la ventaja de que permite aplicar el agua más rápidamente que con una línea horizontal. Esto puede tener su valor para el riego de cultivos de cobertera destinados a conservar la fertilidad del suelo.

Según el modelo de aspersor giratorio que se emplee, las gotas de agua aplicada serán grandes o pequeñas.

FIGURA 6. - Sistema de riego con tubería superficial móvil. Fotografía: Vivero del Estado en Dakota del Sur

FIGURA 7. - Plan de un vivero regado con un sistema giratorio.

Diseño facilitado por la Comisión Forestal del estado de Arkansas

A. Camino cubierto con grava.
B. Conducción central del camino ancho.
C. 14 aspersores a 40 pies = 520 pies.
D. 12 aspersores a 40 pies = 440 pies.

FIGURA 8. - Detalle de la construcción de un sistema aspersor giratorio.

Diseño facilitado por la Comisión Forestal del estado de Arkansas

A. Aspersor de movimiento semicircular.
B. Aspersor de movimiento circular.
C. Camino ancho.
D. Según se necesite.
E. Pendiente terminal.
F. Tubería elevadora galvanizada de 1 pulgada.
G. Caja de la válvula.
H. Tubo en T galvanizado.
I. Estrechamiento para la reducción del tamaño de las tuberías según se indica en el esquema.

FIGURA 9. - Proyecto de un filtro autolimpiador para un sistema de abastecimiento de agua por tuberías.

Diseño facilitado por el Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

A. Tabique separador.
B. Soportes situados bajo la tela de alambre.
C. El agua al rebasar el tabique separador cae sobre la tela filtrante.
D. Tela de alambre.
E. Placa para retener las materias extrañas.
F. Las materias extrañas se derraman.
G. Entrada.
H. Nivel del agua.
I. Escapes para el agua limpia sobrante.
J. Tubería de salida del agua limpia.
K. Cámara de amortiguación.
L. Orificio para limpieza y registro.
M. Cámara del agua limpia.

En el primer caso, se pueden ocasionar daños devastadores en los diseminados recién germinados. Por ello, deberán usarse boquillas que expulsen sólo 5 a 7 galones por minuto a 40 libras de presión. Más adelante, cuando las plantitas sean grandes o cuando el terreno tenga un cultivo de cobertera destinado a enriquecer el suelo, podrán emplearse boquillas más anchas de mayor velocidad de expulsión siempre que las circunstancias garanticen este gasto.

El coste inicial de un sistema de esta naturaleza se puede reducir utilizando tuberías ligeras, con acoplamientos rápidos, extendidas sobre el suelo a modo de ramales laterales (Figura 6). Estas tuberías tienen conexiones de unión corrediza lo que permite desmontarlas y cambiarlas de lugar fácilmente en caso necesario. Pueden ser servidas por una red enterrada. El coste del sistema se puede rebajar todavía más eliminando la red enterrada y utilizando laterales móviles en todo el recorrido desde la fuente de abastecimiento de agua hasta la cabeza giratoria.

Además de reducir el coste de instalación, el sistema móvil ofrece la ventaja de permitir sacar de la zona las tuberías elevadoras dejando así espacio libre para que los tractores trabajen y nivelen el terreno después de la recolección. En las Figuras 7 y 8, respectivamente, se representa un plano de un sistema giratorio de riego de viveros y los detalles de construcción de tal sistema.

Filtración de agua. Los aspersores giratorios funcionan aunque el agua arrastre pequeñas partículas sólidas, pero el agua para las tuberías horizontales de aspersión debe filtrarse para impedir la obturación de las boquillas. Un filtro autolimpiador del tipo representado en la Figura 9 ha funcionado satisfactoriamente durante años en los viveros en que se ha instalado.

En su forma más sencilla este dispositivo filtrante consiste en una caja de hormigón o de madera cubierta con alambre de Fourdrinier. Este alambre no es ni más ni menos que la tela de alambre de cobre de cara plana, de 60 mallas (3.600 orificios por pulgada cuadrada) utilizada en las máquinas de fabricación de papel.

Para filtrar el agua, se coloca en la caja con el lado liso hacia arriba con una inclinación de 15 a 20 grados, mediante soportes apropiados que impiden que se comba. La malla es tan fina y la superficie tan suave que las materias extrañas raramente quedan retenidas en esta tela. La acción del agua la mantiene continuamente limpia, de forma que no se obtura. El polvo y el agua excedente pasan sobre ella, no atravesándola sino agua limpia.

El agua entra en la parte baja de la cámara de amortiguación por un orificio que hay en la parte posterior de la caja. La salida del agua limpia se hace por una tubería situada en la parte inferior de la pared delantera de la caja. El funcionamiento del filtro es independiente de la cantidad de agua que entre en la cámara de amortiguación y de la cantidad de agua que pase por la salida del agua limpia. Esta salida puede estar completamente abierta o completamente cerrada. Cuando está cerrada, todo el agua se derrama por la salida del agua sobrante. El polvo y las partículas sólidas que quedan sobre la superficie del filtro son eliminados continuamente por la manta de agua.

DISPOSICIÓN GENERAL DEL VIVERO

No es prudente comenzar los trabajos de establecimiento sin preparar previamente un plano del terreno cuidadosamente concebido, en el que se señalen la localización, la dirección y las dimensiones de las eras; los caminos; los rompevientos; las tuberías; los edificios; las zonas de estacionamiento; y las de almacenamiento tanto presentes como futuros. La realización de un reconocimiento exacto del emplazamiento y la preparación de un mapa básico topográfico son ineludibles para el establecimiento del citado plano.

Deberá tenerse el máximo cuidado al proyectar la localización y las direcciones de las eras, con objeto de asegurarse de que posteriormente no será necesario efectuar cambios para mejorar el drenaje y la lucha contra la erosión, o para reducir los gastos de explotación. Tales cambios pueden traducirse en gastos exorbitantes de reinstalación de tuberías y otras estructuras.

La regla general es una combinación de eras de 4 pies de ancho y sendas de 1,5 ó 2 pies. Casi toda la maquinaria corriente se adapta bien a esta combinación y la maquinaria más especializada se ha diseñado de forma que se adapte a tales dimensiones. Las sendas en que se coloquen las tuberías de aspersión deberán tener por lo menos 4 pies de ancho, para que la maquinaria pueda pasar sin tropezar con los aspersores.

Dentro de ciertos límites, cuanto más largas sean las eras más eficazmente podrán ser mecánicamente preparadas, sembradas, tratadas con pulverizaciones y extraídas las plantas. Si se elige el sistema de riego de tipo horizontal, la longitud de las eras dependerá de la longitud de tubería que un oscilador pueda hacer girar. Esta longitud suele ser de 400 a 500 pies si la línea principal de suministro de agua cruza los extremos de las eras, y de 800 a 1.000 pies si dicha línea atraviesa por el centro de las eras y se usan pares de osciladores.

El drenaje superficial y subterráneo, la erosionabilidad del suelo y la economía de la construcción de la tubería de aspersión determinan generalmente la dirección de las eras. En los terrenos en que tanto el drenaje subterráneo como el superficial son malos, las eras deberán adaptarse a las irregularidades del terreno. En los terrenos en pendiente, en los que el drenaje superficial es suficiente y hay una cierta tendencia a la erosión, las eras deberán ser paralelas a las líneas de nivel, en la medida de lo posible. Son preferibles las eras rectas y únicamente en casos extremos, para ajustarse a las líneas de nivel, deberán ser curvas. En los emplazamientos casi llanos, con buen drenaje del subsuelo y nada de erosión, las eras podrán establecerse en la dirección que exija menos longitud de tubería para las líneas de aspersión. Cuando el drenaje y otras condiciones lo permitan, será conveniente disponer las eras y las tuberías de aspersión perpendicularmente a la dirección de los vientos predominantes durante la época de germinación o durante la época más calurosa del verano. Esta disposición asegura una distribución óptima del agua de los aspersores y una pérdida mínima de agua en las eras.

Las tuberías de aspersión horixontales se establecen generalmente con una separación de 50 a 56 pies. La separación de 56 pies deja espacio para 9 eras de 4 pies y 8 sendas de 2 pies entre cada 2 tuberías y una senda de 4 pies bajo cada tubería. Esta disposición permite el empleo de las máquinas existentes en el comercio, como, por ejemplo, un equipo de riego provisto de un aguilón tipo de 16 pies.

Las eras se agrupan generalmente en tablares de magnitud conveniente desde el punto de vista de la accesibilidad para los camiones y del movimiento de la maquinaria. El vivero representado en el frontispicio está dividido en cuarteles de unos 5 acres por carreteras transversales y longitudinales. En otros viveros se considera conveniente una extensión de
10 acres.

Si el vivero debe establecerse en una ladera, puede que sea fundamental construir terrazas para prevenir la erosión. Estas terrazas deben situarse y construirse con todo esmero y conservarse en buen estado, pues de lo contrario puede que causen más perjuicio que beneficio. Las tuberías de aspersión y las eras rectas deben ser lo más paralelas posible a las terrazas. Cuando las eras son transversales a las terrazas se pierde generalmente una cierta extensión de plantación útil, aunque las terrazas adecuadamente conformadas rara vez tienen por qué estorbar las labores mecanizadas de siembra, pulverización o arranque (Figura 10).

En tanto lo permitan la pendiente, las zanjas de drenaje y las terrazas, conviene que las eras sean de magnitud uniforme. Las eras exactamente iguales simplifican mucho las labores de abonado, siembra y pulverización y el funcionamiento de las máquinas y, particularmente, simplifican el inventario del vivero y la contabilidad de los gastos.

FIGURA 10. - Este vivero tiene eras muy largas y bancales de poca altura que no obstaculizan la labor de las máquinas. Se halla en una localidad donde no es necesario el empleo de rompevientos interiores.

Fotografía: Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

FIGURA 11. - Vista de un vivero con protección exterior contra los vientos proporcionada por árboles naturales y rompevientos interiores plantados.

Fotografía: Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

ROMPEVIENTOS

En las regiones de fuertes vientos secantes, es fundamental establecer rompevientos alrededor y dentro del vivero si la superficie de éste es de por lo menos 20 acres.
En el plano general del vivero se tendrán en cuenta estos rompevientos lo mismo que los caminos, las zanjas. los edificios y otras estructuras. Como regla general, las fajas de árboles ofrecen cierta protección a distancias de 10 a 15 veces su altura. Estos rompevientos deberán estar situados en el lado del vivero de donde sople el viento y paralelos a las eras para obtener la máxima protección y, al mismo tiempo, no estorbar el trabajo en el vivero. En los viveros mecanizados es fundamental la existencia de eras o hileras largas que permitan el eficaz funcionamiento de la maquinaria. Por ello, las hileras o las eras no deben estar interrumpidas por setos o cercas transversales más que cuando ello sea absolutamente necesario.

Como los rompevientos recién plantados no dan una gran protección, puede que convenga conservar fajas de árboles naturales al desboscar un terreno para vivero (Figura 11).
Por ejemplo, podrían reservarse fajas de 20 ó 30 pies de ancho con una separación de unos 600 pies entre sí. (lomo estas fajas naturales experimentan una mortalidad generalmente elevada por exposición súbita, derribo de las reservas y descuajo, puede que sea necesario hacer posteriormente una plantación de refuerzo, a menos que dichas fajas sean lo bastante anchas para resistir la pérdida de algunos árboles sin menoscabo para su eficacia.

En algunos viveros se utilizan también setos interiores de coníferas podadas, a intervalos de unos 100 pies. Estos setos pueden sofocar la vegetación en las eras adyacentes, pero esto se puede reducir mucho pasando una excavadora de cuchilla, un arado o un disco circular paralelamente al seto y a varios pies de ella a intervalos de 3 años. En ciertos viveros se utilizan defensas de alambre (contra la nieve) en lugar de setos. En los viveros con tuberías de aspersión horizontales, éstas ofrecen un soporte conveniente para tales defensas.

CARRETERAS

Una red de caminos adecuada, cuidadosamente trazada y bien mantenida, es fundamental para el eficaz funcionamiento de un vivero. Las instalaciones importantes como depósitos, fosas estercolero y almacenes de piñas deben ser accesibles. Los caminos interiores serán lo suficientemente anchos para permitir el giro de la maquinaria arrastrada por tractores. Un ancho de 20 pies es el mínimo en un camino si ha de permitir la circulación, con todas las maniobras que ésta supone, de la mayoría de los tipos de maquinaria, recomendándose una anchura de 30 pies especialmente para los viveros grandes donde se proyecte la mecanización de las operaciones.

En los caminos principales conviene generalmente aplicar una capa de piedra machacada o de grava fina. El revestimiento debe limitarse en lo posible a una faja central de 10 a 12 pies. Hay que cuidar que el material de revestimiento no alcance las zonas de producción y se mezcle con el suelo del vivero. Esto es muy importante si dicho material de revestimiento contiene rocas calcáreas o materiales finos que puedan rebajar la acidez del suelo.

DESBOSQUE DEL TERRENO

Las zonas que han estado dedicadas a cultivos agrícolas o a pastizales no presentan problemas tan graves como aquellas que deben limpiarse de maleza, tocones y árboles. Para que la fertilidad sea uniforme, la superficial de suelo no debe alterarse más de lo necesario; por ello, no deberán usarse máquinas pesadas, tales como empujadoras, para el descuaje de árboles y arbustos. Antes bien, los árboles deberán cortarse y los tocones arrancarse o eliminarse con explosivos. De ser posible, los residuos y broza se sacarán de la zona, en lugar de amontonarlos y quemarlos sobre el terreno.

MOVIMIENTO DE TIERRAS

La magnitud de la nivelación necesaria dependerá de la topografía del terreno y de las labores que se vayan a efectuar en el vivero, y especialmente del método de riego. La nivelación deberá evitarse si es posible y si no, se reducirá al mínimo preciso, porque la remoción de la capa arable del suelo complica el mantenimiento de un suelo de vivero uniformemente fértil. Cuando sea necesario hacer una nivelación importante, se removerá el horizonte A dejándolo a un lado y luego se volverá a extender sobre la superficie una vez excavado el subsuelo. Esta operación se puede efectuar con una empujadora, una enrasadora de tierra o una máquina de conservación de carreteras.

Una vez desboscado el terreno, se utilizará un arado pesado diseñado especialmente para roturar tierras nuevas. Este tipo de arado es de construcción sólida y soporta bien el trabajo en terrenos llenos de raíces, tocones pequeños y matas. Después de arada, se dará a la tierra una pasada con un rastra pesada de discos en tándem para despedazar el césped y acelerar la deterioración de las materias vegetales. Esta labor deberá repetirse y después de ella se efectuará otra de gradeo con una rastra de dientes elásticos hasta que la tierra quede labrada a fondo. Los trozos de tocones, las raíces, las ramas y las piedras deberán recogerse y sacarse de la zona. Las pequeñas depresiones del terreno, inapreciables de otro modo, pueden descubrirse fácilmente después de lluvias intensas.

Es importantísimo que el suelo del vivero esté bien trabajado y lo más limpio posible de malas hierbas, si se destina a la producción de plantitas de coníferas. Por ello, los pastizales o las zonas que han estado muy encespedas durante mucho tiempo, deben plantarse preferiblemente con un cultivo agrícola o dejarse en barbecho antes de utilizarlas para vivero.

Máquinas e instrumentos

No es posible dar una lista uniformada de instrumentos y maquinaria de aplicación universal para la producción de todo tipo de árboles, porque las condiciones y las exigencias difieren muchísimo de unos a otros viveros. Las labores que se realizan en los viveros son fundamentalmente de carácter agrícola. La maquinaria agrícola corriente, como tractores, arados, rastras, etc., se usa para labrar el suelo antes de efectuar la plantación de que se trate. Para las labores de vivero especializadas, como siembra, trasplante, poda de raíces y extracción de plantitas, se requieren máquinas especiales. Por lo general, éstas pueden montarse con piezas tipo o con piezas de máquinas comerciales modificadas en un taller local. En varias partes del presente trabajo se describe esta maquinaria especial. A continuación se presentan algunas instrucciones de carácter general destinadas a facilitar la elección de maquinaria.

MAQUINAS DE TRACCIÓN

El viverista, al elegir un tractor, deberá tener en cuenta las tareas que piensa realizar con él y la naturaleza del suelo en que piensa usarlo. Probablemente, la tarea más dura será el arrastre de la arrancadora por las eras a una profundidad de 8 a 10 pulgadas. Por consiguiente, donde sólo se disponga de un tractor, éste deberá ser de un tamaño adecuado para tal labor. Si el vivero es lo bastante extenso para justificar la existencia de dos tractores, lo mejor será que uno sea grande y otro pequeño.

Para las labores generales que se realizan en los viveros, son preferibles los tractores de ruedas a los de oruga, porque aquellos son más manejables y de funcionamiento más económico. Un tractor de 33 a 35 CV en la barra de tracción es satisfactorio para los trabajos fuertes como arada, gradeo con discos o arrastre de la arrancadora; para las labores ligeras, como arrastre de un remolque pequeño, de una sembradora mecánica, o de un distribuidor de abonos basta una potencia de 15 a 18 CV en la barra de tiro.

MÁQUINAS PARA LA PREPARACIÓN DEL TERRENO

Generalmente se necesita un arado y una rastra de discos de construcción sólida para romper las tierras nuevas o arar terrenos antiguos llenos de broza o muy encespados. Después de la preparación inicial, un arado de dos rejas de 16 pulgadas, o un arado de disco de 26 pulgadas con discos separados 10 ó 12 pulgadas, son instrumentos muy eficaces para voltear tierras con cultivos de mejoramiento del suelo y para efectuar las labores de labranza generales. Los arados de disco y las desfondadoras gozan del favor de algunos por estimar que impiden la formación de un piso de arado.

Donde las cabeceras de los surcos dificultan el mantenimiento de un semillero plano, es útil un arado de dos direcciones. Estos arados van provistos de dos rejas, una a la derecha y otra a la izquierda, y hacen siempre los surcos a un lado tanto si aran hacia adelante como si aran hacia atrás.

Las rastras de dientes rígidos facilitan mucho la rotura de terrones y se pueden utilizar eficazmente para nivelar el terreno. Se pueden obtener distintas profundidades de penetración ajustando el ángulo de los dientes de la rastra. La anchura de corte varía con la magnitud de la sección simple y con el número de secciones reunidas y arrastradas hacia adelante conjuntamente.

Las rastras de dientes elásticos son útiles para las labores poco profundas en la preparación final de los semilleros. Se pueden utilizar también para arrancar rizomas de gramíneas persistentes y malas hierbas nocivas y para rastrillar los restos a la superficie. La profundidad de penetración se regula variando la presión ejercida sobre los dientes. Estos instrumentos constan de diversas secciones y el ancho del corte depende del número de secciones reunidas.

Después de roturada o labrada, la tierra se puede nivelar generalmente con una «aplanadora» arrastrada por el terreno perpendicularmente a la dirección seguida anteriormente por la rastra. El viverista puede construir una «aplanadora» superponiendo por los bordes cuatro o cinco tablones de 10 ó 12 pulgadas (de 8 a 10 pies de largo), sujetándolos bien mediante pernos o clavos, y ensamblándolos por la parte de arriba para dar rigidez al conjunto. Unas cadenas cortas sujetas a 24 ó 30 pulgadas de los extremos del tablero frontal sirven de elemento de enganche. Se puede obtener un peso o presión adicional utilizando piedras o sacos de arena como lastre. (Véase además la rastra de discos alisadora representada en la Figura 15, página 27.)

FIGURA 12. - Detalle de la construcción de una enrasadora Bessey.

Diseño facilitado por el Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

I. Plano.
II. Sección transversal A-A.

1. Pasadores del carro.
2. Pasadores a través del trinquete.
3. las líneas de trazas indican el tope lateral de la palanca del trinquete.
4. Pasadores.
5. Fleje de hierro.
6. Barra de acoplamiento.
7. Tubo de acero.
8. Orificio de 3/4 de pulgada en cada extremo para enganchar el cable.
9. Arandela y chaveta de aletas en cada extremo.
10. Palanca del fleje.
11. Manivela del gaje.
12. Tirafondos.
13. Correderas para el fleje.
14. Plancha de acero de 1/4 de pulgada.
15. Paradores de 1/4 × 3 pulgadas con cabeza embutida
16. Plancha de acero de 1/4 de pulgada asegurada a la pieza transversal y a los costados.
17. Tornillos de 2 pulgadas separados 9 pulgadas en toda la longitud de la corredera.

FIGURA 13. - Cultivador rotativo.

Fotografía: Dirección de investigaciones de Ingeniería Agronómica, Seretaría de Agricultura de los Estados Unidos

Una enrasadora de tierra como la que se reproduce esquemáticamente en la Figura 12 es útil para rellenar depresiones de 4 ó 5 pulgadas de hondo y de varias yardas de ancho.

El cultivador rotatorio es un nuevo instrumento que hace en una sola operación las labores de arado, rastreo con discos y gradeo (Figura 13). Ha demostrado ser satisfactorio para preparar el terreno e incorporar al suelo composte y abonos verdes. Asimismo, este cultivador es ideal para la preparación de semilleros friables y muy sueltos en suelos arenosos ligeros. Sin embargo, tiene el inconveniente de que destruye la estructura migajosa por lo que el suelo queda más expuesto a la erosión eólica. La experiencia adquirida en algunos viveros enseña que el cultivador rotatorio es eficaz para destruir algunas larvas de insectos, tales como los gusanos blancos, que infestan el suelo y se nutren de las raíces de las plantitas.

Este instrumento de labranza tiene un rotor de gran velocidad provisto de púas que pulverizan y mezclan bien el suelo. Los modelos muy pequeños son unidades autopropulsadas en las que se ha aprovechado el espacio al máximo y las mayores, que tienen de 3 a 6 pies de ancho, son accionadas por una toma de fuerza o por un motor montado en la parte delantera de la misma máquina. La potencia se transmite al conjunto rotor por una unión universal doble y un engranaje cónico espiral. Una cubierta dispuesta sobre el rotor limita el suelo pulverizado a la zona que se labra. La profundidad de la labor se regula con exactitud mediante la palanca de levantamiento del rotor.

La sembradora de cereales empleada ordinariamente en las labores agrícolas se puede utilizar ventajosamente en los viveros para sembrar cultivos de cobertera y de abono verde. Estas máquinas se adaptan a la siembra de semillas de cereales, gramíneas y leguminosas y se pueden ajustar para sembrar a la densidad que se quiera. Como pueden obtenerse resultados ligeramente superiores si las semillas se comprimen bien, se recomiendan las sembradoras provistas de dispositivos compactadores para uso en suelos arenosos. La experiencia ha demostrado que una sembradora de 8 pies se adapta a las exigencias de los viveros mejor que las de dimensiones mayores o menores. Pueden adquirirse sembradoras de cereales con dispositivos para fertilizar los cultivos simultáneamente a la siembra.

Los remolques de dos ruedas con un ancho suficiente para pasar dejando la era entre ellas son inapreciables para colocar plantas de sombra, manejar coberteras orgánicas muertas, o efectuar otras labores directamente sobre las eras. El remolque representado en la Figura 14 es un ejemplo de remolque de este tipo. No existe modelo alguno porque estos remolques se construyen generalmente en los mismos viveros con camiones o chasis de autos viejos.

FIGURA 14. - Remolque de construcción casera para eras planas.

Fotografía Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

FIGURA 15. - Desterronadora de discos y alisadora.

Fotografía: Larchmont Engineering Company

Producción de brinzales

PREPARACIÓN DE LA SECCIÓN DE SEMILLERO Y DE LAS ERAS

En los viveros grandes toda o casi toda la labor de preparación y acabado de los semilleros o almácigas se efectúa con maquinaria agrícola normal y con instrumentos especiales para conformar las eras o platabandas, arrastrados generalmente por tractores. El trabajo manual se limita a los puntos difíciles, a los lugares donde las eras atraviesan terrazas y a determinadas labores de aplanamiento o refrescado de la superficie del vivero que pueden hacerse en ocasiones.

FIGURA 16. - Eras encuadradas con tablones que soportan las persianas utilizadas para el sombreado

FIGURA 17. - Diversos tipos de soportes parar los tablones del marco.

Diseño facilitado por el Servicio Forestal, Seretaría de Agricultura de los Estados Unidos

A. Anchara para que encaje el tablón que se utilice.
B. Fleje de 1/8 de pulgada.
C. Longitud acomodada a la textura del suelo.
D. Barra de hierro de 1/2 × 1/2 pulgada.
E. Soldadura de la barra al fleje.

Los viveros no deben labrarse cuando el suelo está muy seco y menos ano cuando está muy húmedo. Si está demasiado seco, cuesta romper los terrenos y alcanzar la profundidad deseada. Si está demasiado húmedo, se forman charcos y barro con el consiguiente perjuicio para las plantas y encarecimiento de las labores y escardas posteriores.

FIGURA 18. - Tablones para marco de semillero con clavijas- soportes de hierro.

Fotografía: Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

La fluidez del terreno debe llegar hasta por lo menos 8 ó 9 pulgadas de profundidad a fin de permitir el buen desarrollo de las raíces de las plantitas. La escarificación debe ser profunda y concienzuda por igual razón y para que la germinación de las semillas se haga en buenas condiciones. El suelo indicará normalmente cuáles son los instrumentos de labranza más apropiados. Esto se puede determinar generalmente observando qué tipos de instrumentos dan mejor rendimiento en los suelos similares vecinos. En la Figura 15 se representa un tipo de instrumento de labranza muy apropiado para romper terrones y dejar una superficie de terreno lisa.

Las eras deben estar libres de toda materia orgánica que por su grosor pueda desnivelar la superficie o impedir el buen establecimiento de las plantitas. Los cultivos de cobertera invernales de volumen moderado deben voltearse 4 a 6 semanas antes de la preparación final de las eras y los cultivos de gran volumen, mucho antes. Solamente el composte u otro abono orgánico bien descompuesto o finamente desmenuzado se pueden aplicar con seguridad inmediatamente antes de formar las platabandas.

La vegetación rala o moderada de malas hierbas anuales deberá destruirse mediante una labor de arada o de rastreo un poco antes de la formación de las eras. La vegetación abundante o excesiva de malas hierbas puede que exija una repetición de estas labores durante un período de tiempo considerable previamente a la siembra.

Los suelos y los subsuelos compactos con mal drenaje subterráneo y los terrenos muy llanos de mal drenaje superficial requieren platabandas más altas que las sendas del vivero. La elevación usual es de 3 a 4 pulgadas, pero en casos extremos se forman platabandas de hasta 6 pulgadas o más sobre el nivel de los senderos. En los suelos de fácil erosión, o en suelos muy arenosos o secos por otras razones, las eras deben ser bajas. La observación y la experiencia locales constituyen la guía mejor para determinar la elevación óptima, que puede diferir de unos a otros puntos en un mismo vivero.

Teóricamente, la superficie de las eras debe ser plana en los suelos ideales, ligeramente convexa en los suelos bien avenados y ligeramente cóncava en los suelos secos. Sin embargo, las eras cóncavas han demostrado tener poca superioridad práctica y en muchos viveros mecanizados las superficies de las eras se dejan planas, cualquiera que sea la naturaleza del suelo.

FIGURA 19. - Conformador de platabandas.

Fotografía: Larchmont Engineering Company

En algunos viveros es necesario encuadrar las eras con tablones que reducen la erosión eólica o pluvial y sirven de soporte para las pantallas protectoras (Figura 16). Dichos tablones se colocan después de preparada la superficie, pero antes de la siembra. Pueden ser de madera tosca, de baja calidad, pero deberán estar hechos con especies resistentes a la pudrición. Si los citados tablones se tratan con creosota para reducir la deterioración habrá que dejarlos a la intemperie por lo menos un año antes de su uso, porque la creosota podría quedar en libertad por lixiviación y matar las plantitas.

Los tablones pueden sostenerse de cualquier modo conveniente. En la Figura 17 se representan diversos modelos de soportes apropiados. En algunos viveros en que se utilizan grandes cantidades de tablones resulta más económico emplear soportes de hierro, de los que hay diversos tipos (Figura 18), a causa del elevado costo de la mano de obra que exigen los otros soportes.

La utilización de tablones para sostener los bordes de las eras deberá evitarse siempre que sea posible porque los gastos de adquisición, instalación y traslado de ellos y su deterioro con el uso pueden resultar muy considerables en los viveros grandes. Actualmente es práctica casi general añadir un talud, que no se siembra, a cada lado de las eras.
Una anchura de 3 pulgadas en estos taludes basta en la mayoría de los suelos, pero puede que se necesite una anchura de hasta 6 pulgadas cuando las platabandas están muy elevadas con relación a los caminos y el suelo es fácilmente erosionable. Como estos taludes están al mismo nivel que las platabandas, no obstaculizan el trabajo de las sembradoras mecánicas. Los taludes no sembrados, por la acción del agua y las pisadas, se desmoronan gradualmente sobre las sendas, hasta el punto de que en la época del arranque las eras se hallan reducidas casi exactamente a una anchura de 4 pies y las sendas se han ensanchado hasta alcanzar 2 pies. Esto en el supuesto de que en el vivero se utilicen eras de 4 pies sobre centros de 6 pies.

En los viveros grandes, las eras se forman mediante dispositivos adecuados enganchados a tractores agrícolas, o por conformadores especiales de platabandas. Los mejores dispositivos de este género espacian las eras con gran precisión sin necesidad de guías, excepción hecha de las estacas colocadas a ambos extremos. El conformador de platabandas representado en la Figura 19 tiene dos discos que revuelven el suelo y lo lanzan hacia el centro. Estos discos pueden subirse o bajarse y se les puede dar la orientación que se quiera según lo exijan las condiciones del suelo. Detrás de los discos hay dos rastras de nivelación en ángulo que amontonan el suelo hacia el centro donde una tercera rastra de nivelación, tan ancha como el bastidor, completa la labor de conformación. Más atrás hay dos hileras de pequeños discos que alisan y pulverizan el suelo. Esta máquina debe ser movida por un tractor que tenga una barra de enganche hidráulica de tres puntos. En muchos viveros se emplean modificaciones de esta máquina hechas localmente.

En algunos suelos puede que convenga dejar que las eras se asienten antes de la siembra. Las eras hechas a mano se asientan en ocasiones dejando que les caiga la lluvia varias veces renivelando y avivando la superficie inmediatamente antes de la siembra. Por lo general, es más rápido y tan eficaz pasar un rodillo por los semilleros antes o después de la siembra o antes y después. Los rodillos empleados serán de madera o metálicos, de 300 a 400 libras, preferiblemente de 4 ó 5 pies de diámetro. Cuando se utilizan conformadores de platabandas arrastrados por tractor y sembradoras mecánicas, el peso del conformador asienta en parte las eras, y los rodillos de la sembradora mecánica completan el proceso. Con estas máquinas, el asentamiento por la lluvia o por rodillos especiales es innecesario.

FIGURA 20. - Sembrando con una tolva de siembra Bateman.

Fotografía: Servicio Forestal, Secretaria de Agricultura de los Estados Unidos

FIGURA 21. - Sembradora de semillas arbóreas.

Fotografía: Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

La pulverización final de la superficie del semillero se puede hacer o mediante el conformador mecánico o con rastrillos de mano. Las superficies secadas por el sol o que por la acción de la lluvia se recubren de costras se remozan por rastreo o por rastrilleo a mano inmediatamente antes de la siembra a fin de que los rodillos introduzcan las semillas en un suelo moderadamente húmedo por lo menos.

FIGURA 22-A Bastidor para sembradora a voleo. Obsérvense loa? soportes verticales en que van los ejes de la sembradora, y la pestaña y los orificios en que encajan las guías del eje del rodillo.

FIGURA 22-B. Sembradora a voleo con el rodillo colocado en el bastidor. Se necesitó un bloque de madera de 2 pulgadas puesto entre el bastidor y la gula del rodillo para que las ruedas de la sembradora descansasen en el suelo cuando la desigualdad de la superficie del semillero levantaba el rodillo y el bastidor un poco más de lo normal.

Fotografía: Vivero del estado de New Hampshire

MÉTODOS DE SIEMBRA

Siembra a mano

Es perfectamente posible sembrar a mano de un modo uniforme, pero esta labor lleva mucho tiempo y exige gran cuidado. Para facilitar la obtención de esta uniformidad, cada era y la semilla a ella destinada deben dividirse en partes iguales y cada una de éstas sembrarse con unas tres cuartas partes de la semilla que le corresponda, después de lo cual la cuarta parte restante se puede distribuir por los sitios donde la siembra se ve que ha sido clara.

La siembra a mano, bien sea en líneas transversales al semillero, o bien a voleo, sigue siendo preferible a la siembra a máquina en los viveros muy pequeños y en ciertas parcelas de ensayo de los viveros grandes. Las líneas transversales, sembradas generalmente a 6 pulgadas de distancia, permiten extirpar las malas hierbas mejor que las orientadas en sentido longitudinal, especialmente en eras de 5 pies.

FIGURA 23. - Grupo de operarios con equipo de mano . No se re el tamiz para cribar la arena empleada a en el distribuidor

A. Conformadora de eras.
B. Sembradora.
C. Rodillo.
D. Distribuidor de arena.

Fotografía: Servicio Forestal, Secretaria de Agricultura de los Estados Unidos

FIGURA 24. - Conformadora manual de eras y vías para la misma. El obrero que tiene la pala pone o quita tierra delante de la conformadora para facilitar su funcionamiento. La conformadora trabaja mejor en suelos muy sueltos.

Fotografía: Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

FIGURA 25. - Distribuidor manual de arena.

Fotografía: Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

La tolva de siembra «Bateman» (Figura 20), que se abre para dejar caer la semilla, se cierra luego y se lleva por las eras mediante largos mangos, es un utensilio muy eficaz para sembrar líneas transversales a mano. Dos hombres con medidas adecuadas, que pueden ser simplemente cajas o latas pequeñas, pueden echar las semillas en la mitad de la tolva que queda a su lado. Pueden sembrar en línea unos 100 pies lineales de una era de 4 ó 5 pies de ancho, por hora.

Siembra a máquina

Es importante obtener un plantel uniforme de brinzales o de cultivo de cobertera. Aunque la siembra a mano pueden efectuarla bastante satisfactoriamente individuos adiestrados y experimentados, no puede hacerse con la uniformidad y la velocidad que se obtienen con las sembradoras mecánicas.

Con las máquinas, los semilleros se pueden sembrar o en líneas a lo largo de la era, o a voleo. Las líneas son fundamentales si las plantitas han de abonarse lateralmente con fertilizante seco o han de cultivarse durante el período vegetativo. Algunos viveristas estiman que las plantitas en línea pueden arrancarse de suelos compactos con menos dono para las raíces que las que se sembraron a voleo. Sin embargo, con los métodos actuales, especialmente los deshierbes con pulverizaciones químicas, no resultan más costosos la siembra o el deshierbe en un semillero sembrado a voleo que en uno sembrado en línea y es muy probable que en muchos viveros los semilleros sembrados a voleo terminen por reemplazar a los sembrados en línea. La siembra a voleo reduce algunas enfermedades, por ejemplo: la peste de los semilleros del pino longifolio en charcos arenosos, y teóricamente, permite un desarrollo de las plantitas superior al de la siembra en línea.

En los viveros donde se siembra en línea, se observa generalmente una separación de 6 pulgadas de centro a centro. En un semillero de 4 pies, esta disposición permite establecer 8 líneas entre los dos taludes protectores. Con objeto de disponer del máximo espacio para la maquinaria de cultivo y de fertilización, las líneas deberán estar lo más apretadas posible según lo considere el viverista apropiado para la especie que va a plantar. Para obtener esta anchura adicional entre líneas, algunos viveristas siembran sólo 6 ó 7 líneas en una era de 4 pies, pero incrementan el número de plantitas por pie lineal. Seis líneas es más o menos el mínimo que hace falta para no recargar excesivamente el número de plantitas por línea ni reducirlo por era.

FIGURA 26. - Detalle de la construcción de un distribuidor manual de arena.

Diseño facilitado por el Servicio Forestal, de Secretaría Agricultura de los Estados Unidos

I. Rodillo.
II. Rueda.
III. Cajón para la arena.

A. Vista frontal.
B. Vista lateral.
C. Vista interna.
D. Proyección vertical.
E. Aletas de acero de 1/4 × 1 1/4 de pulgada empotradas en el rodillo.
F. Eje de 1 pulgada de diámetro.
G. Trinquete clavado en el extremo del rodillo.
H. Muelle para mantener los fiadores en *u puesto.
I. Orificio de I pulgada.
J. Pasador de 1/2 × 3 1/2 pulgadas.
K. Posición del trinquete.
L. Tensores de 1/4 de pulgada.
M. Pasadores del carro de 1/2 pulgada.
N. Tirafondos.
O. Tira de caucho de 2 pulgadas.
P. Tira de cuero de 1 pulgada.

FIGURA 27. - Criba utilizada para cribar la arena que se emplea en el distribuidor. La criba va inmediatamente detrás riel distribuidor y la tierra, extraída de puntos inmediatos sin preparar, se echa en la criba a medida que se necesita.

Fotografía: Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

FIGURA 28. - Detalle de la construcción de una criba para arena (vista lateral).

Fotografía: Servicio Forestal, Seretaría de Agricultura de los Estados Unirlos

A. Pasador riel carro.
B. Refuerzo.
C. Mango.
D. Travesaño.
E. Conjunto de travesaños.
F. Plataforma para el cajón de la arena.
G. Eje de tubo de hierro galvanizado de 3/4 de pulgada.

La máquina representada en la Figura 21 es accionada por un tractor que tiene una barra de enganche hidráulica de tres puntos. Cada sembradora se monta por separado para permitir su movimiento independiente sobre los hoyos u obstáculos sin que afecte a las demás. Todas estas máquinas pueden ajustarse lateralmente a cualquier anchura de hilera o número de sembradoras que se desee hasta un máximo de 8, según se representa en la figura. Esta máquina puede convertirse de sembradora en líneas en sembradora a voleo quitando las piezas situadas debajo de los extremos de los tubos flexibles y colocando en lugar de ellas una chapa difusora contra la que golpean las semillas cuando caen al suelo.

Existen en el comercio diversos modelos de máquinas para la siembra de semillas arbóreas. Hay también varias máquinas para la siembra agrícola y hortícola que pueden utilizarse con poca o ninguna modificación para sembrar semillas de muchas especies de árboles.

Algunos viveristas prefieren construirse sus propias máquinas en las que combinan dispositivos tales como un rodillo y un distribuidor de arena con la sembradora. Los embudos y tubos que llevan las semillas desde la tolva al dispositivo sembrador pueden elegirse de entre muchos modelos de piezas de sembradoras agrícolas existentes en el comercio. Las partes del dispositivo de siembra, como son el azadón surcador ajustable, un enterrador o cubresurcos, y una rueda compresora montada en un bastidor, pueden ser las de las sembradoras comerciales de mano. Una persona inteligente, consultando un catálogo de piezas de máquinas de siembra, puede montar una máquina completamente satisfactoria si no puede o no quiere adquirir un modelo comercial.

Pueden diseñarse máquinas para la siembra de semillas de diversas coníferas a densidades distintas. Para las semillas mayores, la densidad de siembra se regula variando la relación de distribución y la magnitud de abertura del embudo del fondo de la tolva. Para las semillas muy menudas, se insertan reductores de alimentación. También pueden usarse sembradoras mecánicas para algunas especies frondosas, como son: serbal, abedul amarillo y falsa acacia negra. Las semillas de arce y de abedul, que son difíciles de desalar y las bellotas y nueces, conviene sembrarlas a mano en pequeños surcos abiertos.

FIGURA 29. - Distribuidor de arena para remolque de tractor.

Fotografía: Departamento Forestal, Universidad del estado de Michigán

En el vivero del estado de New Hampshire se ha ideado una sembradora a voleo de diseño sencillo y completamente satisfactoria para muchas especies de coníferas. Una máquina especial distribuidora de fertilizantes y sembradora, existente en el comercio, se combina con un rodillo apoyado en un sencillo bastidor de hierro suspendido de la barra de enganche hidráulica de tres puntos de un tractor (Figura 22). Las semillas, lanzadas a voleo sobre una superficie de semillero suelta y en suelos arenosos, quedan suficientemente cubiertas por la acción del rodillo que va detrás de la sembradora. El peso del rodillo puede variarse de acuerdo con la textura y la humedad del suelo llenando parcialmente el rodillo con agua para conseguir el grado de acción enterradora que se desee.

Si sólo se necesitan semilleros de una longitud de unos centenares de pies, puede que el equipo de mano para conformar las eras y colocar y cubrir las semillas sea más práctico que las máquinas tiradas por tractores. En las Figuras 23-28 se ven varios instrumentos que sirvieron muy bien para esto durante muchos años antes de la mecanización en un vivero del Servicio Forestal de los Estados Unidos en Nebraska. La capacidad anual de este vivero es de varios millones de plantas. Las vías del semillero consistían en sencillos listones de madera de 2 × 4 pulgadas puestos uno a continuación de otro y sujetos al suelo mediante hierros en U que atravesaban los listones por sus extremos. Una conformadora montada sobre ruedas con pestaña pasaba por las vías (Figura 24) cuando era necesario alisar la superficie antes de sembrar las semillas a mano o a máquina. Después de la siembra, se pasaba un rodillo liviano (Figura 23, C) sobre el semillero para que las semillas penetrasen en el suelo y luego el semillero se cubría con tierra cribada echada con un distribuidor de arena (Figura 25). Habrá que hacer ensayos para determinar si es necesario el paso del rodillo, porque en muchos viveros se considera posible omitir esta operación. En otros, utilizan el rodillo y omiten la cubrición y en otros aún efectúan las dos labores, es decir pasan el rodillo sobre las semillas y aplican la cobertera

COBERTURAS PARA SEMILLAS Y SEMILLEROS

Cubrimiento de semillas con tierra o serrín

El cubrimiento de semillas con tierra es una práctica que no puede prescribirse para todos los viveros. Algunos viveristas no hacen más que introducir la semilla en la superficie del semillero sin cubrirla después; otros aplican la cobertura, como parte de la labor de siembra, disponiendo en las sembradoras rodillos y rascadores debajo de los tubos por donde salen las semillas para cubrir éstas con tierra de semillero. Otros viveristas por el contrario, aplican una capa, de 1/4 de pulgada o más de arena, o tierra cribada o serrín, o una mezcla de éstos, sobre las semillas, bien desde una tolva colocada en la sembradora o bien desde un distribuidor de arena independiente que va detrás de la sembradora. Sólo experimentalmente se podrá determinar qué es lo más apropiado para un determinado vivero.

FIGURA 30. - Dos vistas del mecanismo accionador del distribuidor de arena.

Fotografía: Departamento Forestal, Universidad del estado de Michigán

FIGURA 31. -Método para descargar pinocha de cobertera.

Diseño facilitado por el Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

A. Colocación de la cuerda mientras se efectúa la carga.
B. Cuerda que queda en el fondo de la caja vacía del camión.
C. Abrazaderas a que se ata la cuerda.
D. Pinocha.
E. Cuerda.
F. Tractor.
G. Tracción.

FIGURA 32. - Camión basculante esparciendo serrín.

Fotografía: Comisión Forestal de Georgia

FIGURA 33. - A. Mecanismo agitador de un camión basculante. Fotografía: Comisión Forestal de Georgia

FIGURA 33. - B Vista lateral del mecanismo motor y detalle del mismo.

FIGURA 33. - B. Vista lateral del mecanismo motor y detalle del mismo.

En el vivero del Estado en Lansing, Michigán, se ha creado un tamizador colocado en un remolque, arrastrado por un tractor, para aplicar una cobertura de arena o de serrín. Consiste en un remolque para tractor con una caja en la que se transporta una cierta cantidad del material que se va a emplear como cobertura. En la parte delantera de esta caja se suspende un tamiz entre travesaños del bastidor del remolque mediante cuatro piezas de fleje de hierro de 8 pulgadas de largo. El bastidor del tamiz está formado por hierro angular de 1,5 pulgadas y tiene 14 pulgadas de ancho y 4 pies de largo. Dentro del bastidor, descansando sobre el hierro angular, hay un tamiz desmontable de tela metálica sujeto a un bastidor de madera. El tamizados lo llenan dos hombres que van en el remolque y distribuyen en él el serrín o la arena (Figura 29). Como el tamizador está suelto sobre el hierro en ángulo, puede quitarse para limpiarlo.

Este vivero dispone de tres tamizadores con bastidor de madera y tela metálica de malla distinta: 1/4 de pulgada para arena, 3/8 y 1/2 de pulgada para serrín. Ajustando el tamiz y la velocidad del tractor al material que se tamiza, se puede obtener fácilmente el espesor de cobertura que se desee.

Un eje con dos uniones universales transmite la fuerza del brazo de toma de fuerza del tractor al tamiz (Figura 30). Esto permite girar muy cerradamente para entrar en los semilleros sin tener que desconectar el eje motor. El eje universal empalma con un eje rígido corto de 2 pies y 6 pulgadas de largo montado en la parte delantera del bastidor del remolque. Una correa en V «Velos» transmite la fuerza del eje a una polea situada en el extremo de un cigüeñal. (Las correas «Velos» se pueden emplear sin tensor porque se pueden quitar o añadir eslabones a ellas.) El cigüeñal y la biela utilizados para comunicar movimiento oscilatorio al tamiz eran los de un viejo motor de gasolina de un cilindro.

La velocidad del tamizador con relación a la de la toma de fuerza se puede regular por la magnitud de las poleas empleadas. En dicho vivero, da buen resultado una polea de 4 pulgadas dispuesta en el eje del tamizador y otra de × pulgadas situada en el cigüeñal.

Véase también el distribuidor manual de arena representado en las Figuras 25 y 26 y el tipo para camión de las Figuras 32 y 33.

Cobertura de semilleros con telas o coberteras orgánicas muertas

En muchas zonas, los semilleros se cubren para proteger las semillas contra los pájaros y la acción demoledora de la lluvia y particularmente para mantener las semillas y el suelo continuamente húmedos. Esto se practica aun cuando exista un sistema de riego por aspersión para procurar agua al terreno. La cobertura debe permitir que el agua y posiblemente algo de luz lleguen a las semillas. No debe ser tóxica ni cara y debe ser de fácil y rápida aplicación y, en caso necesario, de fácil remoción. Una cobertera que no reúna condiciones puede reducir gravemente, o destruir por completo, todo un diseminado.

Ejemplos de materiales utilizados para este fin son la arpillera u otro tejido basto, las agujas de pino o las astillas de madera. Tanto las telas como las agujas de pino han demostrado ser superiores a la paja de cereales, el papel, el serrín, la tierra y la arena en algunos viveros, pero no en todos.

La aplicación y la remoción de las agujas de pino requieren por lo general más trabajo que la de las telas: tales agujas protegen menos contra los pájaros, las arrastra el agua de lluvia si ésta inunda los semilleros y constituyen una fuente potencial de infecciones aciculares. Sin embargo, no necesitan pasadores de alambre, impiden que la lluvia apelmace el suelo y abundan en los viveros situados en zonas forestales. Las plantitas de todas las especies emergen a través de una capa de agujas de pino aplicada adecuadamente. Cuando se aplica una capa demasiado delgada o demasiado gruesa, se puede variar el grosor incluso en plena germinación. Las plantitas resultan menos gravemente aplastadas y menos rápidamente sofocadas por las agujas de pino que por las telas. Por esto, la remoción de las agujas de pino no es necesario efectuarla con tanta precisión en cuanto al tiempo como la de las telas, característica ésta especialmente ventajosa cuando se trate de semillas que germinen lenta e irregularmente. En los viveros sujetos a un calor, una sequedad o una erosión eólica excesivos, se puede dejar una parte de las agujas de pino sobre el terreno durante todo el verano, haciendo las veces de cobertera orgánica muerta. Esta práctica ha mejorado mucho en ciertos casos la calidad del material de plantación.

Las agujas de pino se pueden esparcir uniformemente sobre las eras, bien a mano o bien con horcas, pero en los viveros grandes da mejor resultado un distribuidor comercial de estiércol modificado para impedir que las agujas se derramen por los lados. El espesor correcto es 1/2 a I pulgada antes del establecimiento y menos de 1/2 pulgada después del mismo, o sea, justamente lo suficiente para cubrir la semilla. La cantidad de agujas de pino necesaria para un semillero de 4 por 400 pies oscila entre 2,5 y 5 yardas cúbicas. Un acre de eras de 4 pies con sendas de 2 pies requiere de 45 a 90 yardas cubicas de agujas de pino. Las agujas de pino son más fáciles de distribuir cuanto menos ramitas y conos contienen. El almacenamiento de las agujas de pino en montones durante un año antes de su uso ocasiona una cierta pudrición de las mismas y facilita su reparto uniforme con un distribuidor de estiércol. En la Figura 31 se representa un método sencillo de descarga de agujas de pino o de otra cobertera.

En algunos viveros se utiliza como cobertera y también como enmienda para el suelo con objeto de conservar la fertilidad de éste, serrín, viruta de madera, u otras materias orgánicas análogas reducidas a pequeñas partículas. (tuesta mucho trabajo distribuir este material uniformemente si hay que echarlo con palas directamente desde el camión o esparcirlo de montones formados previamente. La Comisión Forestal de Georgia ha creado un artefacto que se coloca en la parte trasera de la caja de un camión basculante, artefacto que ha dado buen resultado en los viveros de dicha Comisión (Figuras 32 y 33).

Si ese instrumento se va a utilizar para distribuir la cobertera directamente sobre la superficie de los semilleros, habrá que añadirle un cilindro tamizador horizontal que gire debajo del material que cae. Este cilindro deberá tener una longitud igual a la anchura de la caja del camión y unas 10 pulgadas de diámetro. Estará formado por tela de alambre de 1/4 a 1/2 pulgada de malla colocada sobre un eje horizontal sostenido por soportes fijados en el chasis del camión. Un mecanismo de distribución y una cadena unidos al eje trasero del camión (Figura 33) hacen que el cilindro gire cuando la cobertera cae sobre y a través de él. Esto produce una distribución bastante uniforme de la cobertera.

FIGURA 34. - Remolque para sujeción de arpilleras. Todas las conexiones están soldadas.

Diseño facilitado por el Servicio Forestal. Secretaría de Agricultura de los Esatdos Unidos

A. Fleje de 2 × 1/4 de pulgada.
B. Pasadores de tubo de 3/4 de pulgada, arandela plana de 1 pulgada, soldada al fondo para mantener el pasador en posición - longitud 18 pulgadas.
C. Bastidor de la capa de arpillera.
D. Asiento asequrado en su soporte.
E. Puntal de 2 1/2 × 6/16 de pulgada.
F. Apoyo para los pies.
G. Neumático (de tipo para carretilla).
H. Acero elástico.
I. Soporte oscilante.

Las coberturas de tela se pueden extender y quitar más rápidamente que las agujas de pino. Durante la germinación, protegen mejor contra los pájaros y las grandes lluvias. Sus inconvenientes principales son el elevado costo de la tela y los pasadores, la necesidad de regular con exactitud su remoción, la tendencia de ciertos suelos a endurecerse cuando están protegidos por telas, y la deterioración de éstas. Asimismo, las plantitas son especialmente sensibles al daño ocasionado por el granizo y las lluvias intensas durante las dos o tres primeras semanas que siguen a la remoción de la tela. Las dos telas preferidas para cobertura son la arpillera de yute y el algodón de Osnaburg u otro análogamente poroso. Es preferible la arpillera que pesa 9 ó 10 onzas por yarda cuadrada; la de 12 onzas es un poco espesa e innecesariamente cara, en tanto que la de 7 u 8 onzas es poco consistente, especialmente después de usada una temporada. Es preferible la arpillera de 9 onzas con 11 a 13 hebras por pulgada de urdimbre y 10 a 12 por pulgada de trama. Puede adquirirse arpillera nueva en rollos de 100 yardas del ancho que se desee. Para las eras de 48 pulgadas, se necesitará un ancho de 54 pulgadas. A veces pueden comprarse por menos dinero sacos usados que se cosen para formar largas tiras, pero estos sacos tienen el inconveniente de presentar diferencias de poso y duración, costuras que dificultan la colocación y molestan a la semilla cuando se quita la cobertura, y, frecuentemente, agujeros que dejan descubierta la semilla.

FIGURA 35. - Rodillo mecánico para la arpillera.

Diseño facilitado por el Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estarlos Unidos

1. Soporte de 4 × 4 pulgadas para el cepillo, 9 pulqadas en la base y 2 pulgadas en la parte de arriba.
2. Soporte riel rodillo de madera (2 × 6 × 28 1/2 pulga días) encajado en la parte alta del soporte.
3. Tubo de 2 pulgadas con cuello en el extremo interior, extremo grande de la mitad del rodillo hendido ajustado al tubo. El extremo exterior se reduce a un tubo de I pulgada de 6 pulgadas de largo para formar un mango.
4. Mitad soporte superior con gozne para poder quitar el rodillo.
5. Rodillo - de madera dura de 56 pulgadas de largo, 3/4 de pulgada de diámetro, hendido diagonalmente para facilitar la separación del rodillo de arpillera entero.
6. Bastidor de 1 × 4 × 60 pulgadas.
7. Tirante 1 1/2 × 7 pulgadas.
8. Tubo de 2 pulgadas con cuello en el extrema interior. El extremo grande de la segunda mitad del rodillo hendido se asegura al tubo, un reductor de 2 × 1 pulgada se fija en el lado externo riel tubo con un eje cuadrado de I pulgada, 3 1/2 pulgadas de largo soldado en el extremo de I pulgada del reductor
9. Eje hueco de I 1/2 pulgadas de cuadro, 3 pulgadas de largo, para empalme desmontable entre el rodillo y el eje del piñón.
10. Cojinete que sostiene el eje de 4 pulgadas de largo × 3/4 de pulgada.
11. Piñón, de hierro colarlo, ríe .9 pulgadas de diámetro, con 26 dientes unido a un eje de 3/4 de pulgada
12. Soporte con muesca para el cepillo, 1/8 × 4 × 10 pulgadas, con muesca de 3/8 de pulgada.
13. Rodillo, tubo de 1 1/4 ríe pulgada, de 55 pulgadas de largo que gira sobre un eje de tubo de 3/4 de pulgada y 58 pulgadas de largo.
14. Cepillo, de 59 pulgadas de largo, con las cerdas hacia arriba.
15. Cepillo, de 53 pulgadas de largo, con las cerdas hacia abajo.
16. Soporte con muesca para el rodillo (1/8 × 6 × 13 pulgadas) con muesca de 15/16 de pulgada.
17. Resorte, 3 pulgadas de diámetro, 8 1/2 pulgadas de largo, para tensar el cepillo.
18. Abrazadera de media pulgada ron pasador de 5 1/8 pulgadas de largo.
19. Abrazadera, de hierro plano (3/8 × 1 1/2 × 36 pulgadas), soldada en la parte de arriba, sujetada con pasador al bastidor del remolque en la de abajo.
20. Eje de acero, 3/4 de pulgada de diámetro con tubo de I pulgada, 3 pulgadas de largo, para el cojinete sujeto a se portea mediante pasadores en forma de U de 1/4 de pulgada de diámetro.
21. Rueda dentada de acero, 3 pulgadas de diámetro, 11 dientes, sujeta a dientes de 3/4 de pulgada.
22. Soportes de acero para sostener el cojinete del eje.
23. Placa de acero de 1/4 de pulgada sujeta a la espiga del remolque por dos pasadores en U de 5/8 de pulgada de diámetro.
24. Eje motor, de cuadro hueco de I pulgada, hembra.
25. Eje motor, de cuadro de 15/16 de pulgada, macho.
26. Junta universal.
27. Soporte de hierro plano, 1/2 × 4 pulgadas, doblado en ángulo recto para sostener el cojinete del eje.
28. Puntal de hierro en T (3/8 × 1 1/2 pulgadas), soltado en ambos extremos.
29. Cadena, diente cambiable, 8.2 eslabones.
30. Bloque de madera (3/4 × 4 × 1 pulgada).

Las cubiertas de tela pueden colocarse a mano o mediante entendedores mecánicos arrastrados detrás de la sembradora. En algunos viveros, se monta un carrete en la parte alta de la sembradora, de manera que la tela se desenrolle del carrete y pase por debajo del rodillo de la sembradora a medida que ésta avanza. De este (nodo, la tela queda inmediatamente colocada y comprimida sobre las semillas. Esto permite sembrar incluso cuando los semilleros están tan húmedos que el suelo y las semillas se pegarían al rodillo, si no fuese por la tela.

Después de colocada, la tela debe estirarse y sujetarse al suelo con pasadores clavados por sus bordes. Estos pasadores son generalmente de alambre rígido galvanizado y tienen un extremo encorvado en forma de gancho. Para facilitar el manejo, el orificio de este gancho debe ser de un diámetro un poco superior al de un dedo de persona. Colocados a intervalos de 3 pies para que el viento no levante la tela y dañe las plantitas, dichos pasadores exigen, para un semillero de 4 por 400 pies, unos 350 pies de alambre. Los pasadores necesarios para un acre de eras de 4 pies con sendas de 2 pies requieren alrededor de 6.000 pies de alambre.

La siembra y la colocación y sujeción de las arpille ras pueden hacerse en una sola operación por dos hombres desde un remolque bajo que marche detrás de la sembradora. En las operaciones en gran escala, está justificado el gasto de construcción de tal equipo. Este no se encuentra en el comercio sino que hay que construirlo en talleres locales. El representado en la Figura 34 ha dado buenos resultados.

Las cubiertas de tela deben quitarse antes de que un porcentaje apreciable de plantitas se asfixie o atraviese el tejido, pero no antes de la germinación de las semillas. Una regla práctica general es quitar las cubiertas de tela cuando la germinación en los semilleros equivalga a los dos tercios o tres cuartos de la germinación en el laboratorio. Es necesario tener mucho cuidado y efectuar la remoción en el momento oportuno, a fin de impedir la destrucción de las plantitas que acaban de enraizar. Si las cubiertas de tela no pueden limpiarse y guardarse adecuadamente, habrá que comprar otras nuevas cada año. Estas telas deben limpiarse por lavado. Es corriente dejarlas sobre la hierba sometidas a la acción de la lluvia. También se limpian golpeándolas. Después hay que secarlas bien. El almacenamiento de telas húmedas puede originar incendios por combustión espontánea. En la Figura 35 se representa un dispositivo accionado por un tractor que facilita el cepillado y enrollado de las arpilleras una vez secas.

FIGURA 36. - Persiana tipo rodillo para sombreo de planteles.

Diseño facilitado por el Servicio Forestal, Secretaria de Agricultura de los Estados Unidos

A. Alambre de hierro galvanizado de calibre 9.
B. Espacio para la persiana enrollada.
C. Travesaños (1 × 2 × 48 pulgadas).
D. Estacas.

Las telas no sometidas a tratamiento duran poco, quizás sólo una temporada. En el comercio se hallan telas tratadas para resistir la deterioración. Este tratamiento se puede aplicar también en el mismo vivero impregnando las telas con una solución de determinadas sales de cobre. A continuación se da una fórmula que ha dado buenos resultados en muchos viveros:


Libras

Tanto por ciento en peso

Solución de naftenato de cobre al 8 por ciento

9,7

8,3

Resina alquídica, clara, o su equivalente

15,4

13,3

Esencia mineral

31,6 (5 gal.)

27,1

Verde de cromo (Cr2 O3), pulverizado mejor que triturado en aceite

1,5

1,3

Agua

58 (6,96 gal.)

50

TOTAL

116,2

100

La solución de naftenato de cobre al 8 por ciento se encuentra en el comercio. También se encuentran soluciones de otras concentraciones. La fórmula anterior sirve sólo para una solución al 8 por ciento; si se usa una solución más débil, habrá que aumentar la cantidad de solución y disminuir la de agua para tener igual cantidad de cobre metálico. El verde de cromo se puede adquirir en las fábricas de pinturas. Es mucho más fácil de emplear pulverizado que triturado en aceite.

FIGURA 37. - Podadora de raíces de cuchilla oblicua empleada en Nisqually.

Fotografía: Industrial Forestry Association

FIGURA 38. - Vista frontal y lateral de una podadera vertical de ralees en funcionamiento.

Fotografía: Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

FIGURA 39 - Poda de copas.

Fotografía: Servicio Forestal. Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

La cantidad que se da en la fórmula se refiere a la forma pulverizada.

La fórmula anterior se recomienda porque tanto el naftenato de cobre concentrado como la arpillera son sensibles a la luz. La adición de verde de cromo como pigmento impide la producción de pérdidas apreciables de cobre metálico y también la deterioración de la fibra de la arpillera. La resina alquídica sirve de emulsionante y de aglutinante para mantener el pigmento en la fibra.

Para preparar la solución, disolver primero el naftenato de cobre al 8 por ciento en esencia mineral. Esta operación se facilita mucho colocando el recipiente de los aceites en agua caliente (130° F.), pero es posible también a temperaturas inferiores si se deja transcurrir tiempo suficiente y se agita la mezcla con una paleta. Hay que tener mucho cuidado de no utilizar una llama libre para este fin.

Luego, una vez completamente disuelto el naftenato de cobre, añadir la resina alquídica y mezclar a fondo agitando constantemente a gran velocidad. Esta operación se puede efectuar en el tanque de un pulverizador mecánico que tenga agitador. La temperatura es indiferente. Añadir después la cantidad indicada de agua, agitando siempre en las condiciones anteriores. Por último, añadir el pigmento, gradualmente, y sin dejar de agitar a gran velocidad.

Conviene que la arpillera tratada contenga 0,5 por ciento de cobre, en peso. Este porcentaje se obtiene empapando bien la arpillera con la solución preparada, pasando después la tela tratada extendida entre dos rodillos para quitarle el sobrante de solución. Por razones de eficacia y economía a la vez, la cantidad absorbida después del empapado y el escurrido deberá ser el 75 por ciento del peso, en seco, de la arpillera. Esta se secará luego a fondo, antes de guardarla o de usarla. Durante el secado debe estar extendida para impedir el desplazamiento de la solución por el tejido que ocasionaría desigualdad o ineficacia de tratamiento.

La arpillera tratada debe dejarse a la intemperie durante tres meses o más antes de usarla en semilleros, porque la germinación bajo arpillera recién tratada es 10 a 30 por ciento inferior a la que se produce bajo arpillera sin tratar. La arpillera recién tratada puede «meteorizarse» a la intemperie exponiéndola a la luz solar y a la lluvia, pero sin contacto con el suelo. Sin embargo, ensayos efectuados por segundo año con arpillera «meteorizada» indican la ausencia de efectos adversos debidos al tratamiento con naftenato de cobre. Este tratamiento ha costado unos 5 centavos de dólar la yarda en algunos viveros. La arpillera tratarla dura 5 a 10 veces más que la sin tratar.

Cubiertas de polietileno

El cubrimiento de los semilleros con láminas de polietileno crea unas condiciones de invernadero convenientes para ciertas especies. Por ejemplo, el problema de la largamente demorada y errática germinación de las semillas de Juniperus en los viveros del estado de Oklahoma se resolvió por el empleo de dichas láminas. La técnica fue la siguiente:

A principios de otoño se sembraron semillas de enebro limpias, secas y sin tratar, en semilleros corrientes. Luego se esparció una ligera cubierta, de 1/8 a 1/4 de pulgada de espesor, de serrín sobre el semillero, después de lo cual se le regó bien y luego se cubrió con una lámina de polietileno. El polietileno utilizado era claro? de 53 pulgadas de ancho para que cubriese bien las 48 pulgadas del semillero, y de 2 milésimas de pulgada de espesor, y pesaba alrededor de una libra los 100 pies cuadrados. Se colocó una arpillera sobre el polietileno para impedir que el viento se lo llevase. No fue necesario regar mientras estuvo colocado el polietileno, porque debajo de éste se condensa el vapor de agua que de otro modo habría escapado a la atmósfera y así vuelve al suelo. La cubierta se quitó el 15 de marzo cuando la germinación era casi completa.

SOMBRA

En algunas localidades ciertas especies prosperan mejor si se sombrean parcialmente durante determinadas fases de su desarrollo. Es necesario efectuar experimentos para establecer la conveniencia de esta práctica en un determinado vivero.

Frecuentemente se utilizan para dar sombra tablillas de madera clavadas a bastidores de poco peso y de tamaño conveniente para que puedan manejarlos dos hombres, pero un método más sencillo consiste en emplear persianas sostenidas por dos o tres alambres paralelos que se extienden a lo largo del semillero. Estos alambres se mantienen a la distancia deseada del suelo mediante piquetes verticales de madera o de hierro.

Actualmente existe en el comercio un tejido de hilos de plástico gruesos en diversas formas de fajas o cuadros, apropiados para dar un grado de sombreo determinado de antemano. Este material tiene muchas ventajas como, por ejemplo, facilidad de manejo, ligereza y pequeño volumen en comparación con los sistemas de sombreo que emplean rodillos de tablilla o paneles rígidos.

Estos sistemas de sombreo son un estorbo y deben quitarse cuando hay que desherbar y rociar los semilleros. Su colocación y manejo a lo largo de la temporada representan un gasto más que hay que añadir a su coste. Por ello, conviene evitar su empleo a no ser que las ventajas superen a estos gastos adicionales.

PODA DE RAÍCES Y COPAS

En circunstancias favorables, la poda de las raíces de las plantitas de coníferas en los semilleros puede hacer que aquellas se transformen en una planta mejor equilibrada con un sistema radical compacto, más fibroso, y una copa menor. En algunos casos el mejoramiento basta para eliminar la necesidad del repicado. En tales casos los resultados mejores se han obtenido podando las raíces a una profundidad de 3 a 5 pulgadas en la primavera del segundo año.

Varias de las arrancadoras utilizadas para el arrancamiento de árboles sirven también de podadoras de raíces horizontales. En el vivero de la Industrial Forestry Association de Nisqually, Wáshington, se ha creado una podadera especial con una cuchilla oblicua que, para este fin, es mejor que una arrancadora (Figura 37).

Inmediatamente después de la poda radical, los semilleros deben regarse bien para que el suelo se asiente y se reduzca el marchitamiento de los árboles. Las plantitas de coníferas con raíces podadas pueden presentar una deficiencia nutricional, n causa de la pérdida de un 50 por ciento o más de su sistema radical. La aplicación de un fertilizante líquido completo en la proporción de unas 300 libras por acre de fertilizante 15-30-15, o su equivalente aproximado, a la semana o a las dos semanas de la poda de las raíces, contribuirá a mantener el color normal, de follaje sano, y a conseguir una mejor supervivencia en el terreno de asiento.

La poda vertical es también conveniente en muchos casos (Figura 38). Deberá efectuarse especialmente a lo largo de los bordes de cada semillero, porque las plantitas situadas en ellos tienden a echar raíces laterales que se extienden algo más de lo necesario e invaden los caminos. Para el material cultivado en surcos. el mejor modo de efectuar la poda vertical es mediante agudas cuchillas rotatorias montadas en un eje y equidistantes de las hileras. La cuchilla rotatoria es menos probable que se atasque con los restos y las raíces de los árboles que las cuchillas verticales aisladas, aun cuando éstas se inclinen adelante y atrás.

La poda de copas para eliminar el crecimiento apical inconveniente se practica también con éxito en algunos lugares (Figura 39). Para este fin puede utilizarse una simple segadora de heno.

Los diagramas que aparecen en este artículo, si bien han sido reproducidos con el mayor esmero posible, no pueden considerarse definitivos. Los lectores que deseen planos exactos deben solicitarlos al autor. Este Manual concluirá en el próximo número de Unasylva y posteriormente podrá obtenerse como separata.

NOTA: 1 pulgada = 2,54 cm.; 1 pie = 30,48 cm.; 1 pie cuadrado = 0,0929 m.²; 1 acre = 0,4 Ha.; 1 galón = 4,54 l.; 1 libra = 0,46 Kg.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente