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INTRODUCCIÓN DEL DIRECTOR GENERAL

Tengo el placer de presentar al Consejo, por conducto de los Comités del Programa y de Finanzas, el Plan a Plazo Medio propuesto para el período 2002-2007.

Al aprobar el Marco Estratégico 2000-2015 en su período de sesiones de noviembre de 1999, la Conferencia de la FAO también puso en marcha unas disposiciones para su ejecución en las que el Plan a Plazo Medio progresivo desempeña un papel fundamental. Se espera, en efecto, que el Plan constituya el necesario puente entre las Estrategias para toda la Organización contenidas en el Marco Estratégico y las propuestas bienales del Programa de Labores y Presupuesto para los ejercicios sucesivos.

Al elaborar el Plan también se ha prestado la mayor atención a los requisitos establecidos en el Marco Estratégico respecto de la aplicación del nuevo modelo de programación y su enfoque centrado en los resultados, y en relación con la vital importancia atribuida al principio de interdisciplinariedad.

Con respecto al contenido básico del Plan, sin duda ha tenido un peso determinante la consideración de que la lenta reducción del número de personas subnutridas en el mundo de ninguna manera permitirá alcanzar el objetivo fijado en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. En este contexto era indispensable fortalecer las distintas formas de asistencia directa que la FAO presta a sus Miembros para incrementar la producción de alimentos de manera sostenible y mejorar los medios de sustento de la población pobre. Sin embargo, no por ello la Organización debía cejar en su esfuerzo de ayudar a los Miembros a alcanzar las otras dos metas adoptadas por la Conferencia en el ámbito del Marco Estratégico, a saber, garantizar la contribución de la agricultura y el desarrollo rural sostenibles al progreso económico y social y garantizar la conservación, el mejoramiento y la utilización sostenible de los recursos naturales, con inclusión de la tierra, el agua, los bosques, las pesquerías y los recursos genéticos conexos.

No obstante, si verdaderamente deseamos responder a las razonables expectativas de los Miembros, especialmente los de países en desarrollo, es mi deber referirme a la dificultad crítica que se nos plantea: el nivel de los recursos.

Desempeñar las funciones de Director General es para mí un orgullo, pero lamentablemente me ha tocado hacerlo a lo largo de cuatro ejercicios presupuestarios consecutivos, que abarcan los ocho años comprendidos entre 1994 y 2001, en todos los cuales se aplicaron reducciones efectivas de los recursos. En términos reales tales reducciones han llegado a la extraordinaria cuantía de 95 millones de dólares EE.UU. por bienio. En otras palabras, si los Miembros hubieran acordado que la Organización debía limitarse a un crecimiento cero en términos reales, el presupuesto para 2000-2001 hubiera sido de 744 millones de dólares EE.UU. en lugar de los 650 millones de dólares EE.UU. aprobados.

Para aquéllos que no estén familiarizados con el proceso, tengo que reiterar que esto representa una reducción más severa que la experimentada por cualquier otro organismo equivalente de las Naciones Unidas durante el mismo período.

Pese a ello, creo que podemos estar orgullosos de la forma en que nos hemos manejado en una situación presupuestaria tan difícil, ya que hemos logrado simultáneamente reestructurar las oficinas centrales, descentralizar gran parte del trabajo operativo, y modernizar la gestión, y al mismo tiempo aumentar la eficiencia y reducir los costos. En el documento "La reforma de la FAO hacia el nuevo milenio" se explica de manera mucho más detallada cómo se han obtenido estos logros.

Sin embargo, cabe preguntarse cuáles son las ventajas de este proceso. Es verdad que la Organización ha adquirido una agilidad, una precisión y una capacidad de respuesta mayores, pero ¿qué ha ocurrido con las reducciones presupuestarias por valor de 95 millones de dólares EE.UU.? Se trata, en la práctica, de una reducción efectiva de las cuotas asignadas a los Miembros; significa que en igualdad de circunstancias, de aquí en adelante los Miembros pagarán, cada bienio, 95 millones de dólares EE.UU. menos para honrar sus compromisos financieros con esta Organización. Naturalmente, la

reducción de las cuotas constituye un objetivo deseable; lo que es discutible es si se trata de la meta más importante

en un momento en que existe una demanda tan grande de servicios de la FAO, tanto entre los países en desarrollo necesitados de asistencia como en los países desarrollados que esperan más productos normativos de la Organización.

Por consiguiente, me resulta difícil aceptar que unas economías tan sustanciales durante los últimos cuatro bienios redunden en un beneficio tan limitado para la mayor parte de los Miembros de esta Organización. De la reducción de 95 millones de dólares EE.UU. en las cuotas, alrededor de 87 millones de dólares EE.UU. beneficiarán al grupo de países de la OCDE y no a los más necesitados.

Por estos motivos me siento obligado a invitar a los Miembros a rectificar la situación, y he propuesto que durante el período de planificación del Plan a Plazo Medio - que comprende los próximos tres bienios, de 2002 a 2007 - consideren la posibilidad de elevar los recursos a disposición de la FAO hasta el nivel que habrían alcanzado ahora si se hubiera mantenido un presupuesto de crecimiento real cero.

En todo el documento que aquí se presenta los Miembros encontrarán indicaciones claras de las ventajas que ofrecería dicho nivel presupuestario. Sin embargo, deseo señalar a la atención algunos elementos esenciales:

Aunque no es mi deseo condicionar la respuesta de los Comités y del Consejo, espero que el fruto de las profundas reflexiones que precedieron en toda la FAO a la formulación de las propuestas contenidas en este documento se considere como una indicación generalmente aceptable de las orientaciones que debe seguir la Organización a plazo medio. De hecho las consultas con los Miembros no se agotarán allí, ya que en los períodos de sesiones de los Comités de Agricultura, Pesca y Montes que han de celebrarse a principios de 2001 se solicitará la opinión de los mismos sobre las actividades propuestas en el ámbito de sus respectivos mandatos.

Sin embargo, el calendario de ejecución incluido en el Marco Estratégico estipula, con razón, la necesidad de que el Consejo apruebe el Plan en su período de sesiones de noviembre de 2000 para que sirva de guía a la Secretaría en la preparación del Programa de Labores y Presupuesto (PLP) 2002-2003.

Por consiguiente, una vez que haya considerado los resultados del examen de los Comités del Programa y de Finanzas, el Consejo quizás desee hacer constar que aprueba en principio el Plan a Plazo Medio 2002-07, a reserva de que sus conclusiones al respecto se tomen plenamente en cuenta en el proceso de preparación del PLP.

De esta manera se respondería en modo efectivo a la expectativa de elaboración de una "familia" articulada de documentos que van del Marco Estratégico al Programa de Labores y Presupuesto para los distintos ejercicios, pasando por el Plan a Plazo Medio progresivo.

Vale la pena recordar que los distintos experimentos intentados en el pasado nos han hecho comprender que las proyecciones de los recursos, tal como aparecen en los documentos de planificación de la FAO a largo o medio plazo, deben considerarse indicativas y no vinculantes para los Miembros, a diferencia de lo que ocurre cuando éstos aprueban las consignaciones presupuestarias relativas a un cierto bienio. El presente documento no contradice tal interpretación.

En todo caso, deseo exhortar a los Miembros a que consideren seriamente la necesidad de abandonar una política que quizás se justificara en un contexto de déficit públicos crecientes e inflación elevada pero que resulta difícil aceptar en estos años, cuando la economía vuelve a crecer rápidamente, las finanzas públicas se encuentran bajo control e incluso registran a veces saludables superávit, y aumenta la riqueza en muchas partes del mundo, mientras que en otros sitios un número extraordinario de personas no consigue salir de la más vil pobreza ni tiene acceso a alimentos suficientes.

Deseo concluir esta introducción señalando la intención de base de las propuestas contenidas en el presente Plan a Plazo Medio, que es dar certeza a los Miembros sobre tres aspectos:

A la luz de estas consideraciones, confío en que este documento suscitará un debate fructífero en los Comités y en el Consejo.

Jacques Diouf

Director-General

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