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Prólogo

En pos de los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

Dentro de toda sociedad, rica o pobre, hay niños demasiado hambrientos para concentrarse en sus tareas escolares, madres con falta de peso que dan a luz a niños enfermizos, y adultos que padecen hambre crónica y carecen de energía para mantener a sus familias por encima del nivel de subsistencia.
El hambre generalizada constituye también un obstáculo fundamental para el desarrollo, ya que impide el crecimiento económico nacional y mantiene a millones de personas en la pobreza.

El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo se propone seguir los progresos hacia la eliminación de este enorme obstáculo a los derechos humanos, la calidad de la vida y la dignidad. Estimuló su publicación la Cumbre Mundial sobre la Alimentación celebrada en 1996 en Roma, en la que los dirigentes de 186 países prometieron reducir a la mitad, para el 2015, el número de personas que padecen hambre en el mundo.

En esta segunda edición, se presenta un nuevo instrumento para medir la gravedad de la miseria: la magnitud del hambre. Se trata de una medida del déficit de alimentos por persona de la población subnutrida dentro de cada país. Calculada en kilocalorías, trata de determinar lo que falta en el plato de esas personas cada día.

Las medidas de la magnitud del hambre demuestran que la subnutrición contribuye mucho más en algunos lugares que en otros al debilitamiento de las personas. En los países industrializados, las personas hambrientas tienen un déficit de 130 kilocalorías al día por término medio, mientras que en 5 de los países más pobres, ese déficit es tres veces mayor, 450 kilocalorías.

La mayor parte de los países donde la magnitud del hambre es más extrema (déficit de más de 300 kilocalorías por persona al día) se hallan en África, otros en el Cercano Oriente (Afganistán), el Caribe (Haití) y Asia (Bangladesh, República Popular Democrática de Corea y Mongolia). Muchos de estos países se enfrentan con obstáculos enormes como los conflictos o las catástrofes naturales recurrentes. Necesitan una atención especial para salir de su grave situación de pobreza e inseguridad alimentaria.

En El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2000 se actualiza también la estimación del número de personas subnutridas.
Y lamento tener que informar que no encontramos ningún cambio significativo durante el último período, 1996-98, en comparación con el de 1995-97 sobre el que se informó el año pasado.

Seguimos calculando que 792 millones de personas en 98 países en desarrollo no tienen comida suficiente para llevar una vida normal, sana y activa. Incluso en los países industrializados y en transición (los de Europa oriental y la ex URSS) el número de personas subnutridas sigue igual: 34 millones de niños, mujeres y hombres. En un mundo con una riqueza sin precedentes, estos niveles de necesidad son vergonzosos.

Para alcanzar el objetivo de la Cumbre, tenemos que conseguir dejen de padecer hambre, al menos, 20 millones de personas cada año desde ahora hasta el 2015. La tasa de reducción del hambre, de algo menos de 8 millones al año, que se registra desde comienzos de los años noventa, es lamentablemente insuficiente. No podemos sentarnos a esperar que el hambre disminuya sencillamente como subproducto del aumento de los ingresos y la reducción del crecimiento demográfico. Si se mantienen las cosas como hasta ahora no conseguiríamos reducir el hambre en el mundo no ya en la mitad, sino que ni siquiera en un tercio.

¿Podemos orientar nuestros esfuerzos de forma que nos pongamos «en camino» para reducir el hambre en un 50 por ciento? La meta de la Cumbre es alcanzable, lo mismo que el logro de otras metas que parecían imposibles, como erradicar la poliomielitis o llegar a la luna. Lo que necesitamos es adoptar rápidamente medidas más urgentes y selectivas.

Lo mismo que en la edición del año pasado, El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2000 destaca las medidas a plazos corto y largo, cuya combinación ofrece posibles soluciones al hambre:

La FAO y sus asociados continuarán vigilando los progresos hacia el objetivo de reducir a la mitad la subnutrición crónica para el 2015. En esta era de abundancia mundial, ¿cómo se puede seguir tolerando el hambre y la miseria de más de 800 millones de personas? Debemos de trabajar unidos, y rápidamente. Estoy convencido de que veremos el día en que la FAO deje de publicar un informe titulado El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, porque el mundo habrá llegado a cumplir su promesa de terminar con el hambre.

Jacques Diouf
Director General de la FAO

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