FAO en El Salvador

Recurso hídrico: componente vital para garantizar la Seguridad Alimentaria y Nutricional

22/03/2018

El 22 de marzo celebramos el Día Mundial del Agua bajo el lema “Naturaleza para el Agua”. En la actualidad el acceso al agua de buena calidad para uso doméstico, agrícola e industrial se ha convertido en un desafío, transitando hacia una crisis de alcance planetario.

El agua es el componente vital de la naturaleza y principal constituyente de nuestro mundo, las comunidades rurales para sustentar sus necesidades hídricas requieren diariamente per cápita entre 50 litros (mínimo) y 100 litros (máximo) en lugares donde el acceso es severamente limitado por factores que inciden en la obtención del recurso.

El agua dulce disponible en el planeta es alrededor del 2.5%; y de ésta, solamente el 0.8% se usa para actividades domésticas y productivas; sin embargo, su uso inapropiado, la contaminación y el deterioro de los recursos naturales elementales indican que transitamos hacia una crisis hídrica de escala global.

Según datos de UN Water, a nivel mundial 2.1 billones de personas no tienen acceso a agua de calidad, 80% de las aguas contaminadas son vertidas sin ningún tratamiento hacia los ríos y océanos; y 1.9 billones de personas viven en zonas donde el agua es escaza. Centroamérica y El Salvador no son la excepción, siendo la zona del Corredor Seco la que representa los más grandes desafíos, en la última década esta situación se ha agravado debido principalmente a prácticas de manejo inadecuados y al deterioro de los recursos naturales, en especial de los bosques, los cuales tienen un rol fundamental en el ciclo del agua.

Cada año, el consumo de agua en las comunidades rurales aumenta considerablemente; y debido a que la disponibilidad va en disminución a causa de la carencia de agua potabilizada para consumo y uso doméstico, recurrentemente surgen problemas por enfermedades gastrointestinales que afectan principalmente a poblaciones vulnerables (niñas, niños y ancianos) y con bajos ingresos económicos.

En respuesta a esta situación, el Gobierno de El Salvador y las municipalidades de Candelaria de la Frontera y Metapán, con el acompañamiento de la FAO y el financiamiento del Fondo Mundial del Medio Ambiente (GEF), implementamos el Proyecto “Adaptación al Cambio Climático para reducir la degradación de la tierra en microcuencas frágiles” sobre la base de la problemática antes descrita, la cual en nuestro país se manifiesta en estos territorios afectados por el Corredor Seco.

Mediante un fuerte componente de Gestión de Recursos Hídricos, esta iniciativa conjunta desarrolla acciones de adaptación ante el Cambio Climático para los sectores más vulnerables en 4 microcuencas de esta zona, enfocándose en fortalecer los medios de vida de estas poblaciones y aumentando la disponibilidad y el acceso al agua para fines domésticos y productivos.

Entre las acciones más relevantes, se ha trabajado en la protección de 10 fuentes que corresponden a más 4,500 m3 de agua para consumo humano y uso doméstico. Asimismo, en partes altas de los territorios intervenidos, en donde es crítica la disponibilidad de agua en meses de época seca, se han establecido 35 sistemas familiares de captura y almacenamiento de agua lluvia, lo que ha permitido disponer de 1,290 m3 para consumo (con uso de filtro) y doméstico.

En una de las zonas más secas y con menos índices de lluvia del municipio de Metapán, se ha puesto a disponibilidad de agricultores y ganaderos 8 reservorios de agua lluvia, con capacidad de 500 m3 cada uno, almacenando al momento 4,000 m3 de agua para las diferentes actividades productivas. Siempre en esta misma zona, en coordinación con la municipalidad y con el apoyo de la comunidad, se construyó un tanque de captación y distribución de agua potable para una comunidad completa de 103 familias, quienes ahora disponen de agua para diferentes actividades durante la mayor parte del día.   

En términos generales, a través de estas acciones, se ha fortalecido los medios de vida de más de 500 familias, que residen en zonas de baja intensidad pluvial; esto ha contribuido a generar mayor estabilidad en los territorios, evitando consecuentemente la migración interna de zonas rurales a urbanas, ocasionadas por escases o falta de agua.

Cada una de estas acciones ha contribuido a que el 90% de las familias participantes de esta iniciativa puedan diversificar sus medios de vida y garantizar para ellas condiciones de Seguridad Alimentaria y Nutricional.