Las cadenas agroalimentarias abarcan la cadena de producción agroalimentaria desde la producción agrícola hasta el consumo de alimentos. En cada etapa de la cadena se consume energía.

A nivel mundial, alrededor de un tercio del total de emisiones de GEI proceden de los sistemas agroalimentarios, que dependen en gran medida de los combustibles fósiles.

Datos recientes muestran que la tendencia va en aumento, con un incremento del 15% de las emisiones derivadas del uso de energía (electricidad, calor y combustibles) en el sector de la agricultura en comparación con 1990, con incrementos hasta del 50% en regiones en desarrollo de África, América Latina y Asia.

Encontrar soluciones viables con energías renovables que respalden las cadenas de valor de los alimentos en países en desarrollo puede representar una de las estrategias más efectivas para detener esta tendencia y hacer frente al cambio climático, junto con la reducción de la pobreza, la agricultura sostenible y la creación de empleo.

Las energías renovables también pueden contribuir a los esfuerzos para reducir las pérdidas de alimentos mientras se minimizan las emisiones GEI. Mundialmente, alrededor del 14 por ciento de los alimentos producidos se pierden entre las etapas de producción agrícola y la venta al por menor en la cadena de valor de los alimentos. En los países en desarrollo, la falta de acceso a la energía para la infraestructura de procesamiento y almacenamiento es un reto importante. Por ejemplo, se estima que si los países en desarrollo tuvieran la misma capacidad de almacenamiento en frio que los países desarrollados, se podrían ahorrar más de 200 millones de toneladas de alimentos al año. Esto requiere energía, y en las zonas donde el acceso a la energía puede ser limitado, inexistente o poco estable, las soluciones con energías renovables pueden ofrecer una opción viable y eficiente.
Cada solución depende del país, el contexto y la opción de energía renovable disponible. La FAO ayuda a los países para comprender cuál es la mejor manera de utilizar la energía a lo largo de las cadenas agroalimentarias y, cuáles opciones de energía son convenientes y están disponibles.

Si bien tanto las ganancias en eficiencia energética como el uso de energías renovables pueden contribuir a lograr cadenas alimentarias netas cero, es esencial garantizar que esto no conduzca a una reducción en la producción y la calidad de los alimentos.