“No podemos fallar ante los efectos del cambio climático; el agua tiene que alcanzar y la tecnología tiene que distribuirse entre todos”, ha afirmado René Castro, Subdirector General del Departamento de Clima, Biodiversidad, Tierras y Aguas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en un evento organizado hoy por la Santa Sede y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Castro ha explicado que en la actualidad el 70% de las emisiones proceden de la agricultura y la deforestación. Pero, a pesar de ello, todavía es posible alcanzar los objetivos de la Agenda 2030.

“La naturaleza es rápida, mientras que los tomadores de decisión tienden a actuar más lento, por lo que el tiempo es un factor crucial”, ha puntualizado. Por eso, “o adoptamos ya las medidas necesarias, o vamos al colapso”.

Un caso de éxito es Costa Rica, donde la deforestación alcanzó su máximo valor en la década de 1980, se ha observado un aumento significativo del 54% de la superficie forestal gracias a prácticas agrícolas más sostenibles, la reversión de la deforestación y los estrictos controles legales implementados. También Brasil, donde se ha venido impulsado un consumo más eficiente de carne. L

a jornada “Agua, agricultura y alimentación: construyamos el mañana" ha reunido a una veintena de destacados investigadores, profesores y autoridades eclesiásticas. Entre ellos, Ignacio Trueba, Representante de la FAO en España, quien ha moderado la primera de las cuatro mesas de exposiciones. 

“Si no hay acceso al agua para todos, cualquier debate sobre derechos humanos es inútil”, han sido las palabras del Papa Francisco que se han escuchado en el encuentro, a través de un mensaje leído por Fernando Chica, Observador permanente de la Santa Sede ante la FAO. “El agua es tan vital como escasa, clave para el progreso de la sociedad”, ha agregado.

El Pontífice ha lamentado que en muchas regiones del planeta este recurso no se gestiona de forma sostenible. Así, ha apelado a eliminar injusticias e inequidades, a través de políticas previsoras y de largo alcance, medidas eficaces y coordinadas; además de educar a los niños y a los jóvenes “a nutrirse sanamente, no solamente a comer”. Esto permitirá que “a nadie le falte el pan cotidiano ni carezca de aquellos medios que son precisos para existir”, ha concluido.