América Latina y el Caribe constituye un amplio muestrario de casos exitosos y lecciones aprendidas en tal sentido, y es que ha sabido introducir una visión integradora en su determinación por concebir a la agricultura familiar como un ente transformador y no como un sujeto de beneficencia.

En los últimos años se ha hablado mucho sobre el extraordinario potencial de la agricultura familiar ante el reto de erradicar el hambre y la pobreza sin comprometer los recursos del planeta.

Pero una agricultura familiar potenciada no implica solamente mayor disponibilidad de alimentos. Se han presentado múltiples evidencias sobre el poder transformador de las familias rurales que planifican su trabajo, que se organizan, que se vinculan con su entorno y se reconocen como protagonistas en los procesos de desarrollo de sus comunidades.

En esta edición del boletín, el lector podrá revisar:

ENTREVISTA: Implementación de las DVGT